Capítulo Diecisiete
Choi Soobin, sin saberlo, había tenido una crianza muy parecida a la de Jungkook. Con una madre alfa extremadamente estricta, que lo llevó a esforzarse y trabajar arduamente por conseguir sus objetivos. La diferencia eso sí, entre ambos omegas, era que en el caso de Jungkook, esa disciplina y exigencia, de parte de su padre alfa, había estado acompañada de amor y cuidado por parte de sus dos progenitores.
Soobin no. Sus madres, habían estado demasiado ocupadas con sus propias vidas, para llenar de afecto a su hijo. Ese ambiente, lo había llevado a convertirse en una persona fría y con cero empatía. El doctor Choi no sabía demostrar sus afectos, porque en el fondo nadie le había enseñado. Sus relaciones siempre habían estado basadas en un plano estrictamente de conveniencia. Sus amigos, todos de su misma clase social, lo usaban y él los usaba para ascender todavía más socialmente. Lo mismo había sucedido con sus parejas. Relaciones basadas en el sexo y un poco de compañía mutua. Pero eso cambió cuando conoció al doctor Kim. Por primera vez, se sintió genuinamente enamorado y aunque el alfa había sido claro, que su relación sólo sería de amistad y ayudarse mutuamente en los celos, su tonto corazón había sucumbido ante el encanto de Seokjin. Por eso, le había dolido tanto, cuando el alfa cortó toda relación, pues Soobin mantenía la esperanza de conquistar el corazón del esquivo alfa. Ellos nunca hablaron de su pasado, por lo que desconocía completamente la historia de Jin y su omega destinado. El tampoco nunca le habló de su crianza sin amor. Y ahora, había estado furioso cuando se enteró que Seokjin salía con un omega que era su paciente, quien resultó ser el odioso Jeon Jungkook. Era increíble, como ese omega, volvía aparecer en su vida después de tanto tiempo, para arruinar sus planes.
Jungkook estaba ahora en la oficina de Yoongi, terminando una nueva sesión de terapia. Habían estado hablando del próximo celo del alfa, que llegaría en unos días. Terminada su sesión, fue de inmediato a buscar a Seokjin a quien quería ver antes de que se fuera a la universidad.
Al llegar al piso, se encontró con su secretaria, que ya se disponía a irse a casa.
—¡Jungkook-ah, llegaste! El doctor Kim fue a ver unos pacientes a la sala de maternidad, pero me dijo que lo esperaras. No tardará mucho.
—Gracias noona, no te preocupes lo esperaré en su oficina.
—Nos vemos entonces, pasado mañana. Estaré ansiosa por saber cómo va tu embarazo.
—Yo estoy ansioso por saber si subí mucho de peso. Ni siquiera he querido pesarme en casa. He tratado de no comer tantos dulces...
—Jungkook-ah, no te preocupes. Es normal sentir esos deseos...yo hace cinco años tuve gemelos y subí 20 kilos. Imagina, cómo estaba.
Jungkook se imaginó a si mismo con veinte kilos y rechazó de inmediato la imagen mental. Él debía cuidarse, se lo había prometió a su doctor.
Después de despedirse de la secretaria, Jungkook entró a la oficina de Jin, para esperarlo.
Soobin había estado observando desde la puerta semi abierta de su oficina. Luego de su berrinche de unos días atrás, Hoseok había intentado hablar con él, pero el omega era muy cerrado. Había pedido disculpas y el alfa las había aceptado. Primero, porque necesitaba y quería tener a Soobin en su clínica y segundo, porque Yoongi se lo había solicitado. Su omega, siempre había captado una cierta incomodidad en el carácter del doctor Choi y a pesar que varias veces había intentado acercarse, la barrera que éste le ponía se lo había impedido. Aun así, para el psicólogo, su instinto omega, un tanto sobreprotector y paternal, le daba indicios que el joven doctor omega, tal vez necesitaba un poco de atención y afecto. Por lo tanto, Hoseok había aceptado sus disculpas, con el compromiso que no se repetiría una escena así.
Sin embargo, el omega había olvidado rápidamente su compromiso, al ver a Jungkook conversando con la secretaria de Seokjin y sonriendo, según él, cínicamente. Esperó a que la mujer se fuera, para ir hasta la oficina del alfa.
Jungkook sintió como alguien abría con violencia la puerta y un olor dulce, pero volviéndose agrio lo envolvió. Frente a él, había un omega, alto, muy alto que lo miraba como si estuviera lleno de odio. No llevaba delantal, por lo que no adivinó en ese momento de quien se trataba.
—Buenas tardes—Jungkook trató de ser cortés—¿está buscando al doctor Kim?
—No realmente, te buscaba a ti—. La expresión y el olor del omega, inquietaron a Jungkook.
—Y usted es...
—Soy el doctor Choi Soobin. Yo era el novio de Seokjin, hasta que apareciste para arruinarlo todo.
Jungkook recién comprendió. Era el doctor omega, con quien Seokjin había estado pasando sus celos el último año y quien aparentemente se había tomado demasiado en serio aquello. Jin le había contado largamente acerca de su relación con Soobin, por lo que sabía que el omega estaba mintiendo, o al menos exagerando la verdad.
—Lo siento, hasta donde sé, nunca fueron novios y, en cualquier caso, yo aparecí en la vida de Seokjin, después que él terminó su relación con usted. La cual básicamente consistía en joder cuando estaban en celo ¿o me equivoco doctor Choi?
—¿Eso fue lo que te dijo? ¡Por supuesto que iba a mentirte! ¡Éramos mucho más que eso!, pero tú como siempre, creyéndote un super omega, te inmiscuiste. Siempre has sido igual, Jungkook.
Esa última frase extrañó a Kook. ¿El doctor Choi lo conocía? ¿Y qué imagen tenía de él?
—Yo no recuerdo haberte conocido antes... ¿Soobin es tu nombre no?
—Doctor Choi, para ti mocoso atrevido y por supuesto que te conocía del Instituto. Todos hablaban de ti. Del omega que se enfrentaba a los alfas, siempre mostrándote superior a todos.
Eso ya era suficiente para Jungkook. El doctor estaba hablando cosas sin sentido y Jungkook comenzaba a hartarse.
—No voy a ser respetuoso si tú no lo eres conmigo. En todo caso, si quieres que te llame "doctor", empieza por llamarme señor Jeon. Y no sé de qué mierda estás hablando. Ni siquiera sabía que habíamos ido al mismo instituto. ¿Eres mayor que yo no? Y sigo sin entender que fue lo qué te hice.
Soobin, casi no escuchaba al omega. Tenía tanta ira acumulada, tal vez por años de sentirse solo, incapaz también él, de expresar sentimientos positivos hacia las personas. Ahora toda esa ira, se acumulaba y se lanzaba al que consideraba el culpable de todas sus desgracias.
—En el Instituto, todos hablaban del omega Jeon. De cómo te enfrentabas con los alfas, de lo grandioso que eras. Parecía que eras el único omega que existía. ¿Y sabes que sucedía con eso? Los alfas se desquitaban con el resto de nosotros. Los insultos y faltas de respeto..., mientras tú lo único que hacías era pavonearte en frente de todos, sintiéndote grandioso y poderoso...mi último año fue horrible, gracias a ti...
Jungkook estaba completamente sorprendido. Nunca supo de aquello. De hecho, él se relacionaba con poca gente en el instituto. Su amigo era Jimin, que iba un par de cursos más arriba que él. Pero tampoco supo de aquello. ¿Es que el alfa supo algo de eso y nunca se lo dijo? Sabía que Jimin siempre había sido extremadamente protector con él. Nunca fue su intención tampoco tener esa fama. Él lo único que hacía era defenderse y marcar su propio territorio. Tal como su padre le había enseñado. Pero no lo hacía para mostrarse como alguien superior frente a otros...de ninguna manera. A pesar de todo, era un omega tímido y más bien encerrado en sí mismo. Miró a Choi Soobin, que tenía los puños apretados y con su aroma, aun agrio. Intuía que esa ira la llevaba acumulando por mucho tiempo y que ahora, coincidentemente fuera el omega del alfa del cual estaba enamorado...
—Mira...lo siento...yo no tenía idea. Pero, te das cuenta que esto pasó hace ¿casi ocho años? Ahora somos adultos..., ¿cómo es posible que te hayas quedado con eso todo este tiempo? Además, estás equivocado.
Jamás he sido así. Si te hubieras acercado al menos...lo habrías sabido.
—No te creo. Todos decían lo altivo que siempre parecías. Además, tu amante alfa...siempre estaba detrás de ti.
Jungkook se rio sin querer. ¿amante alfa? Se refería seguro a Jimin. Si su amigo lo escuchara hora probablemente hubiera caído al suelo riéndose.
—Jimin no era mi amante. Era y es mi mejor amigo. Como un hermano y sí era protector, pero no es que no hubieras podido acercarte a mí.
Oye..., ¿no crees que esta conversación es absurda? El pasado es eso... y sobre Seokjin, si tienes algo que decir al respecto, debes hablarlo con él no conmigo.
—¡Tienes que dejarlo! Viniste aquí a comprar a esos cachorros, pero no perdiste la oportunidad para embaucar a Jin y convencer de paso a Hoseok y Yoongi...Eres un hijo...
—¡Basta! —Jungkook ya había perdido la paciencia. Había tratado de escuchar al omega y entenderlo, pero no iba a aceptar insultos de su parte—¡Con mis hijos no te metes Omega! Si hay algo en lo que tienes razón es que sí me enfrenté y me he enfrentado a alfas. Y que una vez incluso noqueé a uno. Así es que, si sigues molestándome, conocerás a ese omega.
Jungkook se había puesto de pie y si bien era unos centímetros más bajo que Soobin, su cuerpo se veía mucho más grande. Se acercó al omega, dispuesto a darle un par de golpes. Lo único que lo retenía eran sus cachorros. Ya estaba muy alterado.
—No me enfrentaré a golpes frente a un omega embarazado. No soy así...
—Entonces deja de decir mierda, de mí, de mis hijos y de Seokjin. Déjanos en paz y sigue con tu vida. O si no, me obligarás a hablar con él y con Hoseok. Y no, no me importa lo que opines al respecto. Lo haré Soobin, aunque te tengan que sacar a patadas de aquí.
Soobin iba a replicar, cuando sintió pasos y risas. Seokjin y Hoseok, quienes, sin golpear, entraron a la oficina, notando de inmediato la mezcla acida de aromas y los rostros rojos de ambos omegas. Seokjin fue de inmediato a situarse al lado de JungKook de un modo protector.
—¿Estás bien? —miró a Jungkook con ojos inquisidores. Tenía la respiración agitada—. Jungkook...
—Estoy bien Jinnie. El doctor Choi y yo estábamos recordando viejos tiempos...quien iba a pensarlo fuimos al mismo instituto.
Hoseok miraba a Soobin, quien todavía mantenía los puños apretados, pero no fue capaz de decir nada. Jungkook no lo había delatado...
—¿Soobin? —preguntó finalmente Hoseok—¿Es verdad lo que dice Kookie? O nos están ocultando algo...
—No pasa nada doctor Jung. El señor Jeon tiene razón. Sólo recordábamos viejos tiempos...lo siento, debo irme. Nos vemos mañana.
Sin mirar a nadie, Soobin salió y fue a su oficina, donde simplemente tomó sus cosas y salió huyendo. Quería estar solo...cómo siempre lo estaba.
Mientras, Seokjin y Hoseok seguían mirando a Jungkook. No se tragaban esa calma aparente. Algo había sucedido entre los omegas.
—¿Me vas a decir que ocurrió aquí Jungkook? Si Soobin de alguna manera te faltó el respeto voy a desped...
—No hyung, por favor..., no quiero sentirme culpable por algo así. Ya me siento mal. Aparentemente, en secundaria, fui odiado por muchos omegas sin saberlo. Me veían como un rival o algo así. Soobin fue uno de ellos. Los alfas se desquitaban con omegas más débiles, cuando yo los enfrentaba. Luego aparezco aquí, como el omega de Jin y fue demasiado para él. No quiero sentirme culpable. Nada pasó.
Seokjin lo abrazó y dejó que Jungkook lo oliera y restregara su rostro en su cuello. Su respiración que antes se veía agitada, ahora estaba más tranquila.
—Eres muy generoso Jungkook. Pero Soobin no puede seguir comportándose así. Le pediré a Yoongi que hable con él. Pero esta vez como un profesional. Muchas veces ha intentado acercase a él, pero ha sido rechazado una y otra vez. Pero no puedo tener un médico trabajando aquí con crisis de este tipo.
—Estoy seguro que hay algo más profundo que ese odio de secundaria. O que esté o haya estado enamorado de Seokjin.
—Él no está enamorado...
—Jinnie...tal vez lo esté. No es tu culpa. O tal vez si lo es por no haberte dado cuenta y haberlo frenado antes. Pero estoy seguro, por lo que ustedes me han dicho de él, que su problema es más profundo.
Los alfas estuvieron de acuerdo con Jungkook. Después de todo, los omegas eran más sensibles entre sí, que ellos, que eran mucho más racionales. Hoseok se despidió de ellos, con el compromiso de hablar sobre la situación con Yoongi.
Cuando quedaron solos, Seokjin volvió a buscar la mirada de JungKook e inevitablemente llevó sus manos a su vientre. Su instinto, su lobo quería asegurarse que su omega y los cachorros estuvieran bien. Fue un gesto hermoso, que hizo que el corazón de JungKook saltara de alegría. El lobo blanco también se sintió satisfecho que su hermoso lobo negro, estuviera cuidando de ellos.
—¿Estás seguro que estás bien? No tienes que mentirme, ahora que Hoseok no está.
—Estoy bien. Es sólo que me sorprendió lo que me dijo. No sabía que mi actitud hacia los alfas, podía haber herido a alguien más. A veces nuestras acciones tienen consecuencias en otros que ni siquiera alcanzamos a dimensionar.
—A veces herimos a las personas sin querer Kookie, pero eso no te convierte en una mala persona. Soobin está herido y quiso traspasar ese dolor a ti. Me asusté. No quiero que nadie te haga daño, o a los cachorritos. Ustedes son mi vida...—Lo abrazó muy fuerte, quería sentirlo en sus brazos, bajo la protección de su lobo, era verdad...ellos, su omega y los bebés eran toda la vida de Seokjin y él cuidaría de ellos, siempre.
—Ahora estoy bien...todo está bien—murmuró Jungkook, sintiendo el aroma a café y chocolate que lo hacía sentir flotando en un mundo donde nada ni nadie podía alcanzarlo.
Dos días después, Seokjin revisaba a su omega, en su control mensual. Apenas se había topado con Soobin y a petición de Jungkook no le había dicho nada. Sabía que Yoongi lo había citado a hablar con él y que el omega al principio se había negado, pero finalmente aceptó hablar con el psicólogo.
Seokjin sonrió satisfecho y ayudó a Jungkook a bajar de la pesa. Su omega había subido apenas unos cuantos gramos y completaba su cuarto mes en forma muy saludable.
—Lo has hecho muy bien. Todo está perfecto. Te haré las órdenes para los exámenes para el próximo mes. Haremos una ecografía. Tal vez podamos saber el sexo de los cachorros, si es que quieres saberlo.
Jungkook estaba un poco distraído. Seokjin olía extraordinariamente bien y un poco de lujuria invadía en esos momentos sus fosas nasales.
—¿Kookie?, ¿me estás poniendo atención? —. El alfa pudo notar la mirada cargada de deseo que le estaba dando Jungkook y eso le dio indicio de lo que pasaba. Su celo estaba a punto de llegar. Todavía le intrigaba como era que podía sentirlo, si había tomado supresores para aminorarlo.
—Lo siento, estoy distraído..., es sólo que hoy tu aroma está particularmente fuerte. Creo que tu celo ha comenzado... ¿no deberíamos ir a casa ya?
El alfa asintió. Si bien con los supresores el celo disminuía, no significaba que desapareciera completamente, por lo que lo mejor, era suspender las citas del día siguiente e ir a casa.
Mientras conducía hacia su departamento, Jin había llamado una vez más a su hermano. Quería que Jungkook escuchara directamente de su hermano lo que podría esperar de este celo y tomara la decisión de realmente quedarse a su lado.
A pesar del entusiasmo de Jungkook, Seokjin estaba un poco preocupado. Días antes, había hablado con Namjoon y Taehyung, respecto a la conveniencia de pasar su celo con el omega, en su estado.
Ellos habían recomendado que tomara supresores, para aminorarlo. Si bien el lobo de Jin al parecer había aceptado a los cachorros como propios, por lo tanto, no rechazaría al omega, todavía podría querer marcarlo y no sabían cómo reaccionaría el lobo de JungKook ante aquello. Podía existir un precioso y fuerte hilo dorado, pero todavía había algunos cabos sueltos en este "nuevo destino" por lo que ninguno de los dos psiquiatras estaba seguro que podría suceder. El celo era probablemente el estado más puro en que la parte salvaje y animal prevalecía sobre cualquier racionamiento.
Cuando su hermano contestó, le pidió que le explicara a Jungkook lo mismo que le había dicho a él.
—Jungkook..., ¿estás bien? ¿Cómo van dotoli y Kong?
—Estamos perfectamente hyung. Y lo mejor, mi obstetra este mes no me regañó, pues apenas subí unos gramos. Ahora vamos a casa, porque el celo de Jin está llegando.
—Sobre eso...sé que Jin te explicó que podría ser un poco complicado. Él tomó supresores, por lo tanto, pueden darse dos situaciones, tres días de celo suave o un día y medio de celo muy intenso. Espero sinceramente que sea la primera situación. No estamos seguros cómo actuará el alfa frente a tu embarazo, ni tampoco cómo reaccionará tu omega. El que no estén enlazados, complica un poco la situación. En parejas enlazadas o con hijos en común, un embarazo no representa ningún problema.
—Hyung ya sé todo eso. Pero estoy seguro que los supresores han hecho su labor y no dejaré a Seokjin en medio de su dolor y sufrimiento. Mi omega ya lo aceptó como su alfa y además siento que está muy orgulloso que quiera hacerse cargo de los cachorros. No creo que tengamos problemas.
—De todas formas, si Seokjin se pone demasiado...intenso, no dudes en llamarme o a Tae. Podemos enviar un par de beta rápidamente a sacarte de ahí.
Seokjin miró a Jungkook. Esperaba no tener que llegar a esa situación. Sin decirle a nadie, en la mañana había tomado un tercer supresor, aun cuando se le había recomendado tomar sólo dos.
—Gracias hyung, sé que estaremos bien. No quiero que ninguno de ustedes se preocupe. Los llamaré en cuanto podamos...
—Está bien. Seokjin..., sé que no es fácil estando en medio del celo, pero sé que puedes en cierta forma manejar a tu lobo. Si nos necesitan, no duden en llamar y enviaremos ayuda.
Luego de despedirse de su hermano, colgó y miró a Jungkook. Olía delicioso y sentía como el calor comenzaba a llegar. Sabía que Jungkook ya había tomado la decisión de quedarse y esperaba que todo saliera bien.
Al llegar a casa, Jungkook lo besó apasionadamente y Jin sintió como su cuerpo respondía de inmediato. Sin embargo, aún mantenía el control, por lo que fue hasta la cocina y calentó comida. Sabía que luego no tendrían tiempo para comer, y su omega no podía saltarse comidas.
Luego tomaron una ducha por separado y al terminar, Seokjin fue hasta la cocina para guardar los platos y así calmarse un poco, todavía con las palabras de Namjoon dando vueltas en su cabeza.
Mientras Jin seguía divagando en esas últimas conversaciones, sintió cómo el calor comenzaba a llegar a su cuerpo. Y sabía la razón.
Jungkook había salido del baño y ahora estaba en su habitación desnudo, secándose con una toalla. Los movimientos del omega, habían exacerbado sus aromas y el alfa sintió como su pene se llenaba de sangre, igual que sus ojos, que comenzaban a brillar y donde se asomaban el gran lobo negro, jadeando. Llegó al dormitorio, y al verlo Jungkook lo supo. El celo estaba ahí.
El alfa fue directa al omega. Seokjin intentó tomar el control, pero su gran lobo estaba ansioso. El omega olía perfectamente y su instinto le decía que le pertenecía y que debía tomarlo. Olió a los cachorros en el aroma de Jungkook, pero no lo detendrían de ninguna manera.
Seokjin lo llevó a la cama y comenzó a besarlo. A pesar que Jungkook no estaba en celo, el aroma intensificado del alfa hizo que su cuerpo reaccionara con un calor que se extendía por todo su ser. La lubricación comenzaba a fluir por su entrada, preparándose para recibir al alfa.
Fue al notar la excitación de su omega, que el lobo negro quiso tomar el control. Seokjin dejó que asomara a sus ojos y Jungkook lo vio. Ahí estaba mirándolo con pasión y lujuria, pero también con un amor que podía ver a través de sus pupilas dilatadas.
El alfa siguió recorriendo el cuerpo del omega, besándolo y lamiendo. Podía sentir su sabor frutoso, mezclado con su olor natural. Fue directo a los pezones erectos y abultados del omega. Los chupó, pasó su lengua, provocando fuertes gemidos en Jungkook. El lubricante ahora corría por su ano, sus piernas se abrían con el calor que le provocaba el cuerpo del alfa sobre el suyo.
—Alfa, alfa...por favor...
Seokjin se sentía totalmente fuera de sí. Deseaba al omega, quería hacerlo suyo, marcarlo, hincar sus dientes en ese cuello blanco, en aquel lugar donde emanaba ese exquisito aroma. Sin embargo, Seokjin calmó al lobo. No era el momento. Ya habría oportunidad. Por ahora, se conformó con restregar su cuerpo contra el del omega y llevar su miembro a la boca de este. De inmediato Jungkook comenzó a lamer, a chupar y masturbar con su boca. Quería tragarse ese gran 'pene, quería hacer sentir bien a su alfa, llenarlo de placer.
Eran los gemidos del alfa los que ahora inundaban la habitación. Empujando su miembro en la boca del omega, que al mismo tiempo tocaba el suyo, ansioso por calmar el calor que lo embargaba.
No queriendo terminar, Seokjin se retiró de su boca y nuevamente lo besó, su lengua era ahora la que ocupaba toda la cavidad de Jungkook, saboreándose a sí mismo en esos labios. Besó su lunar bajo su labio inferior y cada uno de los precisos lunares que adornaban el cuerpo de su Kook.
—Te necesito dentro de mí...—Jungkook gimoteaba..., quería a su alfa...lo quería dentro de él.
Seokjin sentía como la sangre y el calor del celo, iban directo a su pene. Gritó de placer, cuando el omega abrió sus piernas y vio la entrada húmeda que lo anhelaba. Llevó su pene hasta ahí y se hundió. La explosión de placer que invadió a ambos fue...mágica. Mientras Seokjin lo embestía y Jungkook gemía y se abrazaba a su espalda, en un plano diferente se proyectaban las figuras de sus lobos, unidos por el hilo dorado, abrazados, lamiéndose, soportándose el uno en el otro.
La entrada de Jungkook se abría todavía más, él quería todo de su alfa, quien salió simplemente para arremeter con más fuerza, pensando eso sí, que había unos pequeños cachorros que cuidar en ese vientre. Aun así, sabía instintivamente cuánto podía dar y siguió embistiendo, besando al omega, quien al ver el destello de luz que parecía proyectar la imagen de los lobos, gritó de placer y soltó trazas blancas de semen. Fue un orgasmo devastadoramente placentero.
Seokjin siguió hundiéndose en el omega, para finalmente sentir como el mundo brillaba y sentir el orgasmo más caliente e intenso de toda su vida. Anudó a Jungkook y se recostó a su lado, besando su hombro envolviéndolo en sus brazos protectores.
—Eres mío y te amo...—Aquellas palabras nunca las había pronunciado, ni siquiera a su destinado. Pero Seokjin en ese instante supo y creyó firmemente que JungKook era su nuevo destino y que lo amaba profundamente.
Jungkook cerró sus ojos, todavía atolondrado por el placer inmenso de tener el nudo de Jin. Sabía que, durante el celo, se decían muchas cosas..., pero al escuchar aquellas palabras del alfa, sabían que eran reales, porque su lobo y él sintieron cómo sus corazones vibraban por la emoción de saberse...amados. Era un sentimiento tan profundo, nuevo, pero dulce y que lo hacía sentir lleno de euforia...
—Soy tuyo y te amo—respondió Jungkook y sintió como Jin se aferraba todavía más a su cuerpo y comenzaba a llorar de alegría.
Ambos, alfa y omega sin tener una marca visible, habían hecho una promesa, un testimonio de amor y de reconocimiento que sería indestructible.
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