Capítulo Cuatro

Hoseok miraba a Yoongi, que continuaba tecleando tranquilamente un informe sobre un paciente que atendía en su consulta particular. Había preferido terminarlo en casa, pues los trillizos llegarían temprano a casa, luego que su clase de futbol se suspendiera. Su alfa, había llegado sólo unos minutos antes y luego de dejar agotados a los tres cachorros tras un intenso partido de fútbol... en la PS5, había ido a relajarse junto al aroma a jazmín de su precioso omega.

Yoongi levantó la vista y se quedó mirándolo. Lo conocía tan bien, que estaba seguro que algo le preocupaba.

—Entonces, me dirás de una vez que es lo que te preocupa. Tienes esa cara seria, que no es propia de mi alfa siempre sonriente.

—Creo que Seokjin discutió con Soobin y rompieron—. Soltó al fin Hoseok.

—¿Seokjin te lo dijo? ¿O es un rumor de pasillo? —. Yoongi sabía que el personal de la clínica continuamente intercambiaba "conocimientos" acerca de la nada convencional pareja que parecían formar el doctor Kim y el doctor Choi y siempre estaban en boca de algunos que se preguntaban cuándo se haría oficial.

—Rumor de pasillo. Seokjin está demasiado ocupado en su doctorado para darme cinco minutos de su tiempo. Pero basta con verle la cara a Soobin. Su aroma no es el más dulce en estos días, además.

—Si es verdad, no sabes cuánto me alegro. Ese omega no es para Seokjin. Y si sólo se usaban para calmar los celos, hay otras formas...

—Yoongi..., tal vez Soobin no sea el típico omega dulce y cariñoso..., pero es un buen chico y estoy seguro que está genuinamente interesado en Jin. Tenía esperanzas puestas allí.

—Hoseok...cariño..., Soobin es todo lo contrario a Jin. No tiene empatía, y no está interesado en lo más mínimo en hacer vida social, fuera de su pequeño y exclusivo círculo. ¿Sabes cuantas veces lo invité a almorzar y me rechazó una y otra vez? Sé que tampoco soy el omega más sociable y tierno del mundo, pero..., él exagera.

—Yo creo que eres el omega más dulce y amoroso del todo el universo—. Le contestó con ojos enamorados Hoseok, provocando una risita tímida en Yoongi—. Pero aun así..., Seokjin necesita liberarse del fantasma de Jae-Hwan y de su familia

Hoseok se refería básicamente a la relación un poco extraña que Seokjin aún mantenía con la familia de su fallecido omega destinado.

Seokjin había crecido con Lee Jae Hwan. Criados en el mismo vecindario, habían nacido con meses de diferencia y pronto se convirtieron en inseparables. Sin embargo, Jae-Hwan había nacido con una enfermedad congénita que afectaba su corazón, heredada de su madre beta. Esta limitación no había impedido que Seokjin y él fueran amigos inseparables y entrañables. Crecieron bajo la mirada de sus familias, que soñaban con que ambos fueran destinados. Cuando llegó el año que cumplirían quince años y la presentación mostraría su casta, todos mantenían su esperanza que Jae Hwan mejoraría. En abril, Jae Hwan se mostró como un lindo omega, debilitado por su enfermedad.

Pero no fue hasta diciembre, cuando Seokjin cumplió sus quince años y se presentó como un hermoso alfa, que el sueño de todos se hizo realidad. Cuando se vieron, los lobos de ambos reaccionaron de inmediato. El destino y diosa luna, los había unido. Esa tarde ambos salieron de la mano hacia un pequeño bosque que existía detrás de su vecindario. Caminaron lento, pues la enfermedad de Jae Hwan parecía consumirlo cada día más. No había una cura y tarde o temprano lo inevitable llegaría. Por eso, cuando ambos supieron que eran el uno para el otro, hicieron la promesa de mantenerse juntos hasta que diosa luna lo permitiera. Se besaron bajo la luz de la luna, en un primer beso tímido y lleno de sorpresa para ambos. Jin se prometió cuidar y amar a su omega, todo el tiempo que fuera posible...sin embargo, tres meses después el corazón de Jae Hwan no volvió a latir y dejó este mundo, dejando a su familia y a Seokjin devastados.

—Le he dicho a Seokjin que ese pseudo compromiso que siente hacia la familia Lee es absurdo, pero ya sabes cómo es...—Yoongi había sacado a Hobi del recuerdo de esa triste historia, que Seokjin les había contado luego de un año de convivencia en el dormitorio de la universidad.

—Por eso creí que Soobin sería una buena salida. Pero al parecer, Seokjin definitivamente rompió con él. Eso me dijo Jisoo, que escuchó a Soobin decírselo por teléfono a alguno de sus amigos...

—¡Maldita sea Hoseok! No puedes usar al personal de la clínica para husmear la vida privada de tus médicos, menos aún la de tu mejor amigo.

—¡No me hables así, omega insolente! —contestó ofendido Hoseok—, casualmente Jisoo iba pasando por ahí... y escuchó la conversación.

—Y luego casualmente te lo contó a ti..., no puedo creer que un alfa maduro de treinta y dos años con trillizos, director de la clínica, ande con rumores de pasillo con ¡su enfermera!

Hoseok frunció el ceño y se levantó indignado. Había esperado todo el día para comentarle esto a su omega y éste sólo lo había regañado.

Cuando Yoongi se dio cuenta que su alfa estaba sentido y molesto, dejó de teclear, se levantó de su silla y soltó todas sus dulces feromonas para calmar a su alfa.

—Hobi..., no te pongas así..., sé que lo haces con la mejor intención y sé cuánto te importa Seokjin, pero, es su vida y él decide cómo vivirla. Aun cuando no estemos de acuerdo. Podemos aconsejarlo y darle nuestra opinión, pero es él quien definitivamente decide que hacer.

El alfa asintió. Sabía que Yoongi tenía razón, pero ver a Seokjin atrapado en ese círculo de amargura en que los Lee lo mantenían envuelto, no le gustaba. ¡Habían pasado quince años! Ya era hora de soltar todo aquello.

El mismo pensamiento parecía tener Kim Namjoon, quien llevaba quince minutos tratando de convencer a su hermano de acompañarlo a tomar unas copas, en lugar de ir a visitar una vez más a la familia Lee.

—Sabes que los miércoles voy a cenar con ellos—. Fue la lacónica respuesta que Seokjin le dio a su hermano mayor. No entendía por qué seguía insistiendo, si era algo que venía haciendo los últimos quince años.

—No me importaría si fueran sólo los miércoles. Pero te pasas con ellos varios días de la semana e incluso algunos sábados y domingo. Eso no está bien Jin y lo sabes. No tienes ninguna obligación con ellos. Puedes llamarlos y mantener un contacto, pero no tienes que reemplazar a su hijo muerto.

Esto último tal vez sonó un poco duro, y Namjoon se arrepintió de decirlo, pero sabía que en el fondo tenía razón. Su lobo inmediatamente reaccionó y buscó al de su hermano menor que se había replegado un poco.

—No pretendo reemplazar a Jae-Hwan. Pero era su único hijo y ellos están mayores..., siento que debo cuidarlos. Si nos hubiésemos enlazado, serían mi responsabilidad...

—Pero él murió Jin. Así de cruel, pero es la verdad. Y está bien, al principio era correcto que los acompañaras, pero ¿no crees que después de tantos años, deberías buscar a alguien para formar tu propia familia? ¿Qué hay de Soobin?

Seokjin estaba incómodo. Sus feromonas estaban alteradas y el aroma que percibió Nam, fue de un lobo molesto e irritado. Odiaba que tanto su hermano como sus amigos, intentaran a toda costa encontrarle una pareja. Él no quería ni necesitaba una. Estaba bien así. Su trabajo en la clínica y el doctorado, ocupaban la mayor cantidad de su tiempo. Y de vez en cuando tenía encuentros casuales con omegas y betas, para calmar sus instintos. Nunca se había enamorado. Ni siquiera estaba seguro haberlo estado de Jae-Hwan, era demasiado joven para entender sentimientos tan profundos, que fueran más allá de la atracción que sus lobos tenían por ser destinados.

—Mi relación con Soobin terminó. No merecía estar en algo que no conducía a nada. Se lo dije y no se lo tomó muy bien, pero no hay nada que hacer al respecto. Además, no estoy interesado en conocer a nadie ahora.

Seokjin estaba siendo sincero. Bueno, excepto por un pequeño detalle. Desde hace varios días no dejaba de pensar en aquel paciente de Hoseok. El omega solitario que quería ser padre. Jungkook. Ni siquiera había olvidado su nombre. No podía negar que lo había encontrado muy atractivo y que su suave aroma a flores de cerezo todavía parecía impregnado en su gama de aromas favoritos. Tampoco podía negar que su gran lobo negro, se había emocionado, las pocas veces que se habían encontrado y que el pequeño lobo blanco había sido "amistoso" con él. Era la primera vez, en quince años, que sentía algo así por un omega o un beta. Sin embargo, intentó no darle demasiada importancia.

El dialogo con su hermano fue interrumpido con dos golpes en la puerta de la oficina del psiquiatra. Un omega joven asomó su cabello castaño y sonrió.

—Lamento interrumpir Namjoon-Hyung, pero quería avisarle que ya me voy. Mañana debo atender algunos pacientes temprano.

—Pasa Taehyung, te voy a presentar a mi hermano. Seokjin, él es el doctor Kim Taehyung. Me está ayudando con mi investigación, además de trabajar en nuestra clínica universitaria.

—Kim Seokjin—se presentó el alfa. Su hermano ya le había dicho que había contratado un omega para realizar su investigación acerca de los lazos y otras tradiciones ya olvidadas de los hombres lobos, pero no imaginó que sería tan joven. Al verlo más de cerca, notó que llevaba la marca de su alfa en el cuello. Por eso su lobo no se había alterado en lo más mínimo al verlo. Ese omega tenía dueño.

—Seokjin es doctor también, pero obstetra—. Le explicó Namjoon a Tae que estaba un poco conmocionado con el alfa que tenía en frente.

Amaba y adoraba a su alfa. Jimin era hermoso, a pesar de no tener las típicas características físicas de los alfa. Pero no podía obviar que el alfa en frente suyo era realmente guapo. Bonito, más bien.

—¿Aun no tienes cachorros Taehyung? —. Seokjin interrumpió la observación del omega.

—Oh...no. Es decir, ambos queremos un cachorro. Mi alfa está tan ansioso como yo, pero llevo poco tiempo trabajando aquí y no me parecería adecuado.

—Tonterías Tae. Te he dicho que no me importaría. Incluso después que naciera el cachorro, podrías trabajar desde casa. Te aseguro que podrías organizarte.

—Bueno...si te decides, puedo atenderte. Trabajo en una clínica de fertilización asistida, pero también atendemos embarazos naturales—. Seokjin le extendió una tarjeta y al leerla, Tae se dio cuenta que era la misma a la que asistía Jungkook. Sin embargo, no dijo nada.

—Gracias. Lo tendré en cuenta. Ahora debo irme. Ha sido un placer—. Ambos alfas se despidieron del omega, quien salió de la oficina, para ir a casa.

Oportunidad que Seokjin aprovechó para levantarse y también retirarse, antes que su hermano continuara con la conversación que mantenían, hasta que el omega había entrado. No tenía ánimos de escuchar más consejos acerca de cómo llevar su relación con los Lee y menos aún con la idea de buscar una pareja. Namjoon tampoco quiso insistir con el tema. Después de todo, su hermano era ya un hombre con suficiente madurez, para tomar sus propias decisiones.

Era viernes y Jungkook se paseaba nervioso. Sus feromonas estaban un poco descontroladas. Su omega gemía un poco preocupado porque su parte humana no dejaba de pasearse por todo el departamento. Cuando el timbre de recepción sonó y el conserje le avisó que Jimin había llegado, tomó su pequeño bolso y salió hacia el estacionamiento.

—Eres mi mejor amigo y te amo, pero realmente apestas Jeon Jungkook—. Fue el cariñoso saludo que el alfa le ofreció. Taehyung bajó del auto y lo abrazó, llenándolo con su olor para calmarlo.

—No le hagas caso. Está alterado, porque su bebé, es decir tú, hará esto. Anoche casi no pegó un ojo por la preocupación. Mi alfa se toma muy en serio su rol de hermano mayor.

—Lo siento—. Respondió Jungkook, tratando además de controlar su aroma. Tae había hecho un buen trabajo, al envolverlo en su suave olor a duraznos. Al menos su omega se había tranquilizado y ya no gemía como hacía unos minutos atrás.

Era el gran día. Ese por el que había esperado por mucho tiempo. Sólo esperaba que el donante que había escogido tuviera espermios fuertes y con ganas de correr. Anhelaba tanto un cachorrito que su corazón parecía latir más y más a prisa.

Subieron al auto y Jimin condujo hacia la clínica. Iban los tres en silencio, sólo la música de BTS de fondo, tranquilizaba un poco a Jungkook.

—No te lo había comentado, pero hace unos días conocí al hermano de Namjoon-Hyung. Trabaja en la clínica, se llama Seokjin—. Tae comentó despreocupadamente, sin saber lo que había provocado en el otro omega, quien, al escuchar el nombre, no pudo evitar ruborizarse, sin poder entenderlo. Suerte que iba sentado atrás y sus amigos no pudieron notarlo.

—¿Entonces es hermano del doctor Kim? —. Trató que su voz sonara indiferente—. Lo he visto un par de veces con el doctor Jung. Se ve muy amable.

—Y muy guapo—agregó Tae, quien sonrió ante el gruñido de su alfa, quien lo miró de reojo—. Mimi, no hay ningún alfa más bello que tú, pero no puedo negar, que el doctor es guapo ¿no es así Jungkook?

—En realidad no me he fijado—. Mintió descaradamente el omega. Claro que era guapo. Hermoso en realidad. Con esos labios bonitos, sus hombros anchos, su porte señorial...todo un alfa... Era absurdo mentir en algo así y ni siquiera sabía por qué lo hacía. No había nada de malo en reconocer un alfa guapo...

Sin embargo, Jimin no era ningún lobo tonto. Miró por el espejo retrovisor a Jungkook y pudo notar sus mejillas encendidas..."no me he fijado"...cuentos del omega. Pudo darse cuenta del nerviosismo de su amigo de toda la vida y no era precisamente porque iban a esa clínica. Se preguntó qué habría pasado en esos encuentros.

Cuando al fin llegaron a la clínica, subieron hasta la oficina de Hoseok, quien lo estaba esperando con una enorme sonrisa. Jungkook le presento a sus amigos y luego, acompañados por una enfermera bajaron hacia los pabellones, donde el doctor Jung le explicó, harían el procedimiento.

Jimin y Taehyung lo abrazaron con mucho cariño y le desearon suerte, antes de que la enfermera se lo llevara para prepararlo. Tendrían que esperar un par de horas, pero ambos estaban listos para aquello.

—En el primer piso hay una cafetería, ahí pueden tomar algo, para pasar el tiempo, mientras atendemos al señor Jeon—les dijo la enfermera—. Les avisaré cualquier cosa.

Ellos bajaron y luego de pedir café y galletas, se sentaron un rato. Grande fue la sorpresa de Taehyung, cuando sintió un aroma a chocolate y café. El doctor Kim alzó la vista y lo vio y venía directo a su mesa.

—¡Doctor Kim! Es toda una sorpresa encontrarlo aquí—. Seokjin saludó al omega y pudo notar de inmediato, como el alfa que estaba a su lado se ponía de pie y lo abrazaba en un gesto de protección instintivo. Su lobo también sintió como el otro alfa se ponía en una actitud de alerta. Lo miró y le sonrió. Estaba tan acostumbrado a esto, pasaba todo el tiempo con sus pacientes. Calmaba a su lobo y derramaba feromonas de "no deben temer, no le voy a hacer nada a tu omega".

—Doctor Kim..., permítame presentarle a mi alfa, Park Jimin—. Ambos alfas hicieron una reverencia. Jimin ya había captado de quien se trataba, era el hermano del jefe de su omega y el doctor por el cual Jungkook se había sonrojado. Y sí, era un alfa muy guapo—. En realidad, vinimos a acompañar a un amigo. Él va a hacerse una inseminación artificial.

Seokjin se sorprendió ante tal afirmación. Sabía perfectamente quien estaba programado hoy, pues discretamente había estado husmeando la agenda de procedimientos, buscando a cierto omega. No podía ser tanta coincidencia.

—Jeon Jungkook, ese el nombre de nuestro amigo—Complementó Jimin y pudo notar como el hombre tenía un leve cambio en toda su postura. Un pequeño rubor también asomó en su cara—. Vinimos a acompañarlo. Está solo en esto y por eso estamos aquí.

—¿Jungkook? Creo que lo he visto un par de veces con el doctor Jung. Me sorprendió en realidad que, siendo tan joven, quiera ser padre. Pero puedo asegurarles que está en las mejores manos...Hoseok, digo el doctor Jung es magnífico.

—¿Quiere acompañarnos? —preguntó Tae—. Jungkook entró a pabellón y estamos esperando.

Ante esa información, Seokjin se mordió el labio. Él podría ir allí y averiguar cómo iba todo. Si todo resultaba bien, Jungkook sería su paciente, según le había dicho Hoseok, por lo que técnicamente, era casi su paciente, por lo que técnicamente tenía el deber de saber cómo iba todo...

—Gracias, pero sólo vine por un café y debo volver a mi consulta. Pero seguramente nos veremos más tarde. Ha sido un placer conocerlo señor Park, forman una hermosa pareja.

—Jimin, doctor Kim, sólo Jimin.

—En ese caso, soy Seokjin, no es necesario tanta formalidad—. La voz de la omega que servía los café los interrumpió para llamarlo y avisarle que su orden estaba lista—. Ya debo irme. Seguro los veré luego.

Se despidieron, Seokjin tomó su café y fue hasta el piso donde estaban los pabellones. Todavía no se cuestionaba, porque este omega, llamaba tanto su atención.

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