Capítulo 55

Hemos llegado al final. Y, después de tanto tiempo, cuando vean este símbolo (♪♫) por fin podrán ambientarse con la canción "Suitcase- Sia"; disfrútenlo.

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Ver ondear la bandera de Noruega mientras ponían en la pantalla su fotografía, hizo que Astrid se enorgulleciera de todo lo que había logrado. Tras llegar a la orilla de la pista teniendo cientos de aplausos de fondo, se retiró los protectores para dárselos a Fergus, quién no se había despegado de ella ni un minuto.

-Recuerda, no des ningún paso en falso, déjate guiar por tu instinto y todo saldrá bien- indicó el hombre tomándola por los hombros, a lo que esta le asintió rápidamente.

-Te lo prometo- clamó antes de entrar al hielo con la respiración acelerada y el estómago revuelto.

Al estar en el centro, se colocó en la posición inicial de la coreografía, la cual era poniendo un pie en punta hacia atrás, el otro hacia enfrente, y los brazos estirados hacia arriba.

-Lista...- soltó al aire para sí misma.

-Recordemos que Astrid Hofferson de 22 años, ha sido campeona tres años consecutivos de la medalla de plata en el Campeonato Europeo; obtuvo la medalla de oro dos ocasiones en la Competencia de Estado, un bronce en la rama junior y es la actual ganadora para representar a Noruega en este Campeonato Mundial. ¡Así que veamos lo que nos ofrecerá el día de hoy! -anunció el presentador mientras preparaban la melodía.

-Oye, ¿desde cuándo Astrid ha ganado tantas medallas? -preguntó el impresionado Toothless a su hermano a la vez que ondeaban una bandera de Noruega.

-Desde antes que la conociéramos- respondió el castaño con una sonrisa orgullosa.

-Pero ¿por qué jamás lo mencionó?

-No le gusta presumir sus logros, a menos que le preguntes por ellos.

-Oh, entiendo- dijo con cierta ternura antes de que las bocinas empezaran a reproducir Suitcase.

(♪♫) Esbozando una sonrisa, la rubia comenzó a patinar hacia atrás moviendo los brazos de arriba a abajo y de izquierda a derecha. Al rodear media pista, inmediatamente ejecutó un salto Salchow, un Triple Loop y un Doble Lutz. Llegado el coro, dio sutiles giros Pirouette, pero conforme incrementó la potencia de voz de la melodía, los hizo más rápidos. Cuando llegó la nota más alta, realizó un Triple Flip antes de volver a rodear la pista y dar un giro en diagonal, continuo de un deslizamiento arqueando la espalda hacia atrás, dónde su cabeza quedó a milímetros del suelo. Una vez se enderezó, tomó impulso y preparándose para dar un salto más suave, realizó un Grand Jeté.

Al darle una mirada rápida a las gradas, se dio cuenta de que Storm había maquillado a los suyos con una banderita de Noruega en la mejilla; algo que causó que sonriera enternecida. Pero en fin, enfocándose de nuevo al frente, hizo movimientos de danza contemporánea, para posteriormente impulsarse y hacer el famoso Triple Axel que alguna vez la envió al hospital. Al aterrizar, giró sobre su mismo eje, levantando un brazo y la pierna derecha horizontalmente con respecto a la pista.

Entrando a la última parte, imitó algunos pasos más de ballet mientras se preparaba para ejecutar el salto final, un Doble Toe Loop, el cual hizo a la perfección, sin embargo, lo que jamás se esperó fue que, con este, la invadiera un horrible dolor en la rodilla izquierda al aterrizar. Pero, como la guerrera que era, ignoró su malestar para girar una vez más antes de dejarse caer de rodillas mirando hacia arriba. (♫♪)

Los aplausos estallaron apenas se puso en pie y, tras hacer una reverencia como despedida, le comenzaron a arrojar rosas rojas y peluches. La Hofferson se acercó a recoger algunos presentes sin recargarse en la pierna izquierda y, por supuesto, la rosa azul que le lanzó su novio, a quién le guiñó el ojo discretamente como agradecimiento. Al patinar a la orilla de la pista y ver a Fergus, se abrazó a él con fuerza.

- ¡Lo lograste! -exclamó el hombre con orgullo devolviéndole el gesto.

-Sí, pero no todo está bien- siseó con dificultad.

- ¿Qué pasó? -preguntó separándose de ella y dándole los protectores de patines.

La chica le entregó sus rosas para ponerse los protectores y salir del hielo mientras observaba a las niñas que les ayudaban a los competidores a tomar los obsequios del público, recoger los suyos. Cuando los recibió, les dio las gracias antes de mirar a su entrenador con una mueca.

-Ahora sí me jodí la rodilla, me duele como si estuviera en el mismismo Helheim, y de no ser porqué tengo las cámaras encima, ya me habría soltado a llorar.

- ¿Fue en el último salto, verdad? -cuestionó preocupado tomando todos sus regalos para que ella únicamente caminara hacia los vestidores.

-Sí, ¿se notó mucho?

-No te preocupes por eso. Yo lo noté por ser tu entrenador, a ojos de los demás, todo fue perfecto.

-Que alivio- exclamó dejándose caer al piso una vez estuvo lejos del público.

- ¡Astrid! -gritó intentando ponerla de pie y llevarla al área médica, pero la rubia ya no tenía fuerzas para ayudarlo. Afortunadamente, su hijo llegó al rescate, pues durante toda la competencia, no se había alejado de dónde se encontraba él- dioses, Magnus, ayúdame a levantarla.

-Calma, la tengo- le aseguró este tomándola en brazos.

Llegando al consultorio, una enfermera le quitó los patines y medias antes de que la médica en turno entrara junto a los angustiados Hansen. La mujer actuó de inmediato y tras una revisión rápida, obtuvo un diagnóstico.

-Astrid, tu rodilla se dislocó. Es increíble que soportaras mantenerte en pie; no puedo determinar la gravedad de esto hasta que te hagan una radiografía, pero no te puedo dejar así, ¿lo entiendes? debo regresar el hueso a su lugar.

-Haga lo que tenga que hacer- pidió la chica en un hilo de voz.

-Espere, ¿no le va a dar analgésico? -interrumpió Fergus al ver que la médica estaba por acomodar la rodilla de su ahijada.

-Es mejor así, porque si una vez que acomode el hueso, sigue con mucho dolor, deberá ser trasladada a emergencias; de ponerle anestesia, no sabré sus síntomas hasta pasadas unas horas- informó volviendo a fijar la mirada en la patinadora- esto te va a doler, lo siento.

Astrid apenas y pudo asentirle cuando esta sujetó su pierna para acomodarle el hueso en un movimiento rápido, provocando que finalmente soltara un grito ahogado y que algunas lágrimas resbalaran por sus mejillas. Mientras la enfermera le inmovilizaba la rodilla con una férula, Magnus se acercó a consolarla acariciándole el cabello con cariño.

-Sé que estás esperando los resultados de la competencia Astrid, pero apenas salgan, voy a llamar a emergencias para que te trasladen al hospital, ¿de acuerdo?, no quiero que tu estado de salud empeore- le comentó la médica dándole una sonrisa empática.

-Lo entiendo- devolvió la mencionada mirándola con gratitud.

- ¿Alguna recomendación mientras esperamos a la ambulancia? -cuestionó Fergus al ver que las mujeres estaban por retirarse del consultorio.

-Solo que no se mueva. Tranquilos, está estable.

-Gracias.

- ¿Cómo te sientes rubia? -preguntó el Hansen menor cuando estuvieron solos- ¿quieres que les digamos a tus tíos que pasó? ¿o a Hipo?

-No, quiero esperar a los resultados. Además, todos están disfrutando de la competencia como para preocuparlos por mi rodilla.

-De acuerdo, como tú digas.

Los tres se quedaron en el consultorio observando la competencia por televisión y, después de que el resto de competidoras pasaran y que los jueces puntuaran sus desempeños, el momento más crítico llegó; revelar quien se llevaba las medallas a casa.

-Después de presenciar esta legendaria competencia, en tercer lugar tenemos a ¡¡Amaya Suzuki de Japón, con puntuación de 9.35!! -anunció el presentador, a lo que el lugar estalló en aplausos- en segundo lugar a ¡¡Marina Vega de México, con puntuación de 9.36!! -agregó, obteniendo la misma ovación por el público, no obstante, Astrid se preocupó, ya que ella jamás había obtenido esos puntajes, así que pensó, ¿qué le garantizaba que podría ganar? -y en primer lugar tenemos a... ¡¡Astrid Hofferson de Noruega, con puntuación de 9.37!!

Al escuchar su nombre, la chica se quedó en shock, para luego atinar a abrazarse a su entrenador mientras lloraba sobre su hombro sin poder creerse lo ocurrido, pero apenas este celebró con ella, supo que todo era real. Y, una vez Magnus también la felicitó, los organizadores del evento se dispusieron a acomodar el podio donde se realizaría la entrega de medallas. Ante ello, Astrid rápidamente se arregló el maquillaje, ya que no tardarían en llamarla, sin embargo, al ver su férula, hizo una mueca de decepción, puesto que pensó que quizá eso se robaría más la atención de las cámaras que otra cosa.

-No te preocupes rubia, es cierto que notarán el malestar de tu pierna, pero ¿qué más da?, ¡ganaste el oro! -le animó el Hansen menor meneándola por los hombros.

-Además, sabes que es un sacrificio que volverías a tomar para llegar al mismo resultado, porque lo que siempre importó fue no rendirse- secundó Fergus ayudándola a sentarse para que su hijo la tomara de nuevo en brazos.

-Tienen razón, gracias por estar ambos para mí.

-No agradezcas, somos familia. 

Tras ser expuestos ante las cámaras, los gritos ahogados no se hicieron esperar, pero no dejándose llevar por su nerviosismo, la Hofferson se mantuvo con la mirada firme hasta un poco antes de llegar al podio, pues le pidió al Hansen menor que la bajara.

- ¿Estás segura de que no quieres que te suba?

-No, yo puedo- negó sonriente- gracias por todo, hermanito- agregó besándolo en la mejilla.

-De nada- devolvió este con cariño soltando su mano.

A tropiezos, Astrid logró posicionarse en el escalón del 1° lugar con bastante dolor, pero no el suficiente como para opacar su sonrisa. Las otras ganadoras le mostraron su respeto y, tras agradecer su gesto, percibió que la multitud la observaba con admiración, a diferencia de lo que su paranoia había imaginado hacia un momento. Cuando la ovación del público aumentó, la ceremonia empezó, siendo dirigida por una de las atletas más respetables del patinaje artístico.

-He visto cosas increíbles a lo largo de mi trayectoria profesional, pero nada como lo tuyo, Astrid Hofferson. Eres una atleta que entrega su corazón y alma en la pista; así que, muchas felicidades por lo que hiciste hoy. Ten por seguro que tu familia está orgullosa de ti; recupérate y espero verte pronto competir de nuevo- le comentó la mujer colocándole su medalla de oro.

-Es un honor portar esto, y gracias por sus palabras; lo aprecio mucho- sinceró la mencionada, para luego posar junto a ella ante las cámaras.

Posteriormente, tomó de las manos a sus colegas a fin de que las alzaran en señal de victoria y de que los fotógrafos capturaran su momento de gloria. Al querer lanzarle una última sonrisa a su familia, la desvaneció de golpe debido a que a un costado de la arena vio a un matrimonio que juraría eran el retrato viviente de sus padres. Agitó la cabeza y cerró momentáneamente los ojos creyendo que todo era una mala broma de su cabeza, no obstante, tras volver a enfocar la mirada, los vio; Erick y Bertha sonriéndole con orgullo, aunque, apenas parpadeó, se esfumaron. Ante ello, sonrió con melancolía, pues pese a los años transcurridos y que ya no se encontraran en el mismo plano terrenal, estos seguían sin romper su promesa más sagrada; estar presentes en su vida.

- ¿Astrid?

La chica se giró con extrañeza al creer haber escuchado la voz de su novio, y vaya que no se había equivocado; Haddock estaba prácticamente a unos metros de ella sonriéndole con cariño. Al ser evidente que jamás hubiera logrado completar su sueño sin él, no dudó ni un minuto en bajarse del podio y refugiarse en sus brazos.

-Estoy tan feliz por ti- le susurró orgulloso- estoy tan emocionado porque eres la campeona mundial que, estoy dejando pasar la férula- agregó con ligero humor entregándole su rosita azul, ya que Fergus se la había dado cuando se escabulló hasta donde estaban.

-Gracias- soltó besándolo en la mejilla- pero en serio debo ir al hospital, ya no soporto más.

Antes de que alguno pudiera decir más, la prensa los abordó, pero dado a que Astrid ya no tenía energía para huir, el castaño la tomó en brazos para alejarla en lo que los Hansen le ayudaban a despejar el camino. Sin embargo, una vez lo logró, la médica que había estado atendiendo a la Hofferson, apareció junto a unos paramédicos, quiénes llevaban consigo la camilla en la cual la trasladarían al hospital.

Como a Hipo no le quedó de otra más que recostar a su novia en la camilla, al menos se aseguró de no perderla de vista en lo que se abrían paso entre la multitud y mucho menos cuando llegaron a la ambulancia, ya que los paramédicos no perdieron tiempo en subirla y estar dispuestos a marcharse.

-Chico, lo siento, pero solo pueden acompañarla familiares- le detuvo el paramédico al verlo con la intención de ingresar al vehículo.

-Soy su esposo- soltó sin pensar en las consecuencias que eso podría traerle más adelante.

-Señorita, ¿eso es cierto? -preguntó el hombre dirigiéndose a la patinadora.

-Lo es, por favor, déjelo pasar- pidió la rubia con alivio de no tener que ir al hospital sola.

-No creas que iba a dejarte a tu suerte- le comentó el castaño una vez se sentó a su lado mientras le sonreía con complicidad al volver a emplear la carta de que eran un matrimonio para tener ciertos beneficios.

-Lo sé, gracias- devolvió esta en el mismo modo.

-En una escala del uno al diez, ¿cómo califica su dolor, señorita? -cuestionó el paramédico interviniendo en la conversación.

-Ocho, ¿cree que sea posible canalizarme?, por favor, ya no aguanto el dolor- suplicó en un hilo de voz.

-Se puede, solo respire hondo y no se mueva.

Hipo frunció el ceño por desconocimiento del procedimiento al que iban a someter a su lady, pero confiando en que ella sabía lo suficiente como para estar tranquila, se enfocó en únicamente ser su fuente de apoyo emocional. No obstante, le fue imposible no ver por el rabillo del ojo como le inyectaban analgésico en la zona cercana a su rodilla con el fin de adormecerle el músculo.

La vio quejarse cuando la aguja entró a su cuerpo, pero apenas hizo efecto la anestesia, se relajó tanto que, empezó a dormitar, dejándole a él como única tarea acariciarle la mejilla para hacerle saber que seguía con ella. No obstante, a medio camino, su celular empezó a sonar; al ver la pantalla, se percató de que era su hermano.

- ¡Hipo!, ¿¡Dónde carajo te metiste!?

-No me grites Tannlos, estoy con Astrid en la ambulancia.

- ¿Cómo terminaste ahí?

-No lo sé, pero agradezco haberlo hecho.

- ¿A qué hospital van? todos estábamos vueltos locos preguntando a donde los habían llevado.

-Ehh, no tengo idea, dame un segundo- mencionó poniendo en espera la llamada- disculpe, ¿a qué hospital nos dirigimos? la familia de mi esposa está preocupada- agregó mirando al paramédico.

-Al hospital general Rose; está en el centro de la ciudad. Es fácil encontrarlo, es de los más famosos.

-Gracias- dijo sin mucha seguridad, ya que se quedó en las mismas -Tooth, vamos al hospital general Rose, me dicen que está al centro de la ciudad- informó una vez regresó a la llamada.

-De acuerdo, ¿no tienes otra referencia? porque...

Como Haddock ya no escuchó nada después de esa pauta, despegó el aparato de su oreja, dándose cuenta de que la batería de su celular había muerto, lo que se traducía en que de ahora en adelante estarían solos hasta que los hallaran, pero para él no sería un problema, después de todo, estaba con quien más le importaba; su rubia.

Llegando al hospital, bajaron la camilla, pero como el malestar de la patinadora no era una emergencia que necesitara una cirugía de vida o muerte, la dejaron en una sala dónde primero le harían una evaluación más exhaustiva de su estado de salud.

-Muy bien Astrid Hofferson, me han dicho que sufriste una dislocación en la rodilla izquierda al haber aterrizado de un salto, ¿es correcto? -dijo a modo de saludo un médico entrando al cuarto.

-Podría decirse que sí; desde antes traía la molestia, pero ese salto fue lo que detonó todo.

-De acuerdo, necesito que te quites el traje y te pongas esta bata para hacerte una radiografía, así descartaremos una fractura.

-Claro.

-Bien... y usted caballero, me dijeron que era su esposo, así que necesito que venga conmigo a checar las cosas de su seguro médico.

-Lo siento mucho, aún no estamos casados- se apuró a decir el avergonzado castaño- es decir, sí soy su novio, pero tuve que mentir para que me dejaran ir con ella en la ambulancia. No somos de este país y no quería que estuviera sola en lo que llegaban sus tíos.

-Descuide, entiendo. Entonces solo le pido que me ayude a ponerle la bata y que en cuanto lleguen sus tíos, me notifique- pidió el médico con una sonrisa amable.

-Sí, gracias.

-Regreso en un momento- dijo dándose la vuelta y cerrando la cortina para darles privacidad.

-Hipo, ten- comentó la rubia quitándose su medalla para colgársela a él- cuídala con tu vida que, pude haberme roto un hueso por conseguirla- añadió risueña mientras también le entregaba su rosita azul.

-Ese es un mal chiste en este momento Astrid, pero, sabes que lo haré- aseguró con media sonrisa ayudándola a desvestirse y ponerse la bata- te prometo que después de que salgas de aquí, iremos a celebrar como es debido tu victoria.

-Gracias, eres el mejor- afirmó jalándolo del cuello para plantarle un beso antes de que se la llevaran a hacer la radiografía.

Hipo la vio marcharse sintiéndose ligeramente nervioso, pues a pesar de que su novia tenía una radiante sonrisa por haber ganado, sabía que decaería si le decían que tendría que retirarse del patinaje definitivamente debido a su lesión. Por ello, se encomendó a los dioses para que solo necesitara ausentarse algunos meses.

Tras esperar un buen rato en medio del silencio, vio a los camilleros y enfermeras llevarla de nuevo al cuarto, pero dado a que ninguno le dijo nada, enfocó la mirada en Astrid en búsqueda de alguna respuesta.

-Estaré bien. No sufrí de una fractura y no requiero cirugía, solamente van a inmovilizarme la rodilla por dos meses antes de tener que tomar rehabilitación, lo de siempre.

-Gracias a Thor... pero ¿entonces por qué estás tan pensativa?

-Es solo que, me esforcé tanto por ganar que, no quiero que los medios hablen solo de mi lesión.

-No lo harán- aseguró sentándose en la orilla de la cama, para luego devolverle su medalla y rosita.

- ¿Qué vas a hacer?, ¿Y cómo es que tiene batería tu celular? -curioseó al verlo sacar el aparato del bolsillo de su pantalón.

-Quiero una foto, y tengo batería porque una recepcionista me prestó su cargador.

-Está bien, has lo que tengas que hacer- concedió, a lo que este se acercó a darle un beso en la frente, a la vez que tomaba la fotografía.

-Es perfecta- susurró antes de besarla en los labios y volver a oprimir el botón de la cámara.

- ¿Ahora que haces? -preguntó al verlo teclear un mensaje.

-Un minuto- pidió acariciándole la mejilla- y... listo- agregó pasándole su celular, haciendo que esta llena de curiosidad, se dispusiera a leer la publicación que acababa de subir a sus redes sociales.

"Muchas gracias a todos los que han estado preguntando por el estado de salud de Astrid, pero está bien. Les pido de corazón que, si van a hablar de ella, no sea únicamente por la lesión que sufrió en la competencia; sino que también de su trayectoria como patinadora y el sueño que cumplió hoy. Ella tiene mucha ilusión de disfrutar de su victoria y, no somos nadie para arrebatársela con cosas secundarias. En cuanto pueda, hablará con los medios sobre esta experiencia que vivió, pero de momento, solo va a descansar y estar con su familia".

Al admirar las fotografías que acompañaban la publicación, sonrió, ya que una era la que recién se tomaron, donde él la besaba en la frente, y la otra de ella entrando a la pista.

-Gracias- sinceró jalándolo del cuello para abrazarle.

-No fue nada; mereces ser feliz hoy.

- ¿Y por qué no subiste la foto donde me comías a besos? -interrogó con diversión.

-Porque esa es para mí, así como las que te tomo cuando estás dormida desnuda en mis brazos- le susurró de manera traviesa.

-Eres un tonto- confesó echándose a reír por sus ocurrencias.

-Yo también te amo.

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- ¡Por Odín! -gritó de golpe la aliviada Storm cuando los encontró entre todas las habitaciones del hospital- hasta que por fin di con ustedes, ¿estás bien rubia? -añadió acercándose a su prima.

-Lo estoy Tormentita- respondió la adormilada Astrid.

- ¿Ella está bien? no puede ni enfocar la mirada en mí- le cuestionó con preocupación a Hipo.

-Tranquila, lo está. Solo que como le dieron muchos medicamentos y le pusieron anestesia, está prácticamente sedada- aseguró este regalándole una sonrisa- ¿dónde están los demás?

-Mis padres dando los datos de su seguro médico, Tooth distrayendo a los enfermeros para que me dejaran pasar sin identificación, y tu madre venía con los Hansen en otro taxi, así que no tardarán en llegar.

-Perfecto, porque me dijeron que solo necesitamos que se le pase la anestesia para poder irnos.

- ¡Genial!, porque tenemos que ir a celebrar, ¿verdad Astrid? -soltó en un chillido emocionado mientras la abrazaba- por cierto, casi lo olvidaba... ¡¡felicidades!!, no sabes lo orgullosa que estoy de ti.

-Jamás lo habría hecho sin tu ayuda- aseguró la mencionada con gratitud- ¿festejar? supongo que podemos hacerlo.

-Heather habló algo acerca de ir a tomar alcohol- le recordó risueña.

-Ok, vamos- siseó con lentitud y una sonrisa tonta.

-As, Storm solo está jugando; no vamos a celebrar tu victoria con alcohol- intervino el castaño con diversión al ver la actitud que tomaba estando bajo los efectos del medicamento.

- ¿Ah, no?, ¿Por qué? -interrogó con curiosidad.

-Odias tomar.

-Oh... que aburrida soy estando en mis cinco sentidos- dijo en un puchero, haciendo que los chicos se echaran a reír.

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Tras regresar a Noruega, la rubia solo pudo descansar unos días, pues casi enseguida las televisoras le rogaron por una entrevista. Al principio se había negado para pasar más tiempo con los suyos, pero al final terminó cediendo; era por ello que en ese momento se estaba terminando de arreglar frente al espejo.

- ¿Qué dibuja, señor Haddock? -le preguntó a su novio viéndolo por el espejo, ya que este estaba esperándola para llevarla a la entrevista.

-Estoy pensando cómo lograr el acabado final para la pintura del museo. Mañana debo terminarla, pues ahora que empezaron las vacaciones de invierno, ya quieren abrir las puertas en esa sección.

-No puedo esperar por ver como quedó esa gran obra tuya.

-Pronto. Por cierto, ¿crees que me puedas acompañar a un lugar hoy? -pidió ligeramente avergonzado.

- ¿A dónde?

-Al cementerio. Se acerca Snoggletog y siento que....

-Babe, no me tienes que explicar nada; claro que te acompaño- le cortó mirándolo con ternura.

-Muchas gracias.

Dicho eso, la Hofferson se enfocó en terminar de arreglarse. Y, una vez estuvo lista, tomó sus muletas y bajó las escaleras con cuidado mientras Hipo la vigilaba desde atrás.

-Cuídate, y recuerda llamarnos si necesitas algo- pidió Gylda despidiéndose de ella y poniéndole una bufanda para evitar que se resfriara.

-Claro que sí tía, de todas formas, puedo arrojar mi muleta ante un comentario ofensivo- mencionó la chica con gracia.

- ¡Hipo, asegúrate que no use la muleta como arma, no quisiera una llamada tuya diciendo que la arrestaron y que necesitas dinero para la fianza! -le gritó Finn al castaño desde la cocina al escuchar a su sobrina.

- ¡Se lo prometo, señor Hofferson! -devolvió el mencionado soltando una risilla al ver la cara de indignación de su lady.

-Mejor vámonos ya- solicitó la rubia encaminándose al auto.

-Yo te sigo.

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-Y con ustedes, ¡la ganadora del Campeonato Mundial 2019, Astrid Hofferson! -anunció con emoción la presentadora del programa para darle la bienvenida a la patinadora.

-Hola, muchas gracias por invitarme- mencionó la chica apenas se sentó frente a ella mientras Hipo la veía con atención detrás de cámaras.

-Gracias a ti. Dinos ¿qué se sintió haber representado al país y que trajeras ese oro a casa?

-Mucha responsabilidad. No porqué no me creyera capaz de ganar, sino por saber que, si yo ponía todo de mí para hacerlo, el resto también lo haría.

- ¿Y eso no afectó a tu vida privada?

-Oh sí, volví loca a mi familia y novio. Solía despertarme a las 4 am para entrenar y ellos a cambio me decían que me relajara y los dejara dormir- contó con gracia, a lo que todos en el programa rieron.

-Podemos imaginarlo- dijo con simpatía- ¿qué sentiste cuando estaban nombrando a las ganadoras?

-Mi corazón estuvo a punto de salirse de mi pecho. Cuando empezaron a dar los resultados, yo ya estaba siendo atendida en el área médica, pero lo juro, al escuchar que había ganado, el dolor desapareció. Fue una sensación única; ese día pasó a ser de los mejores en mi vida.

-Que asombroso, y ¿sabes lo que la gente comentó cuando te vieron en la ceremonia de premiación?

-No, apenas me entregaron la medalla, me trasladaron a urgencias. Y después de que se me pasó el efecto de los medicamentos, disfruté el resto del día con mi familia. No tiene mucho que regresamos de Francia y apenas tuve tiempo de ver mis redes- confesó apenada.

-Te leeré algunos de ellos para que nos digas que opinas... "Astrid Hofferson es el claro ejemplo de lo que significa ser una atleta comprometida con su país", "sin duda entregó el corazón en la pista", "hoy no vi a una patinadora arrasar en la competencia, sino a una mujer luchar por sus sueños". Además de esto, al parecer ya tienes un nombre artístico oficial; Valkiria.

-Dioses, no sé qué decir...- sinceró enternecida- un "gracias por todo su apoyo" no es suficiente, pero es lo más que puedo ofrecerles- añadió mirando a una de las cámaras con una sonrisa hasta que, algo hizo clic en su cabeza- espera, ¿dijiste Valkiria?

-Puedes culpar de eso a tu novio. Él inició con el nombre en la publicación dónde informaba que estabas bien- explicó con cierta ternura, provocando que la rubia sacara su celular y buscara con rapidez aquella palabra que no recordaba haber leído.

-Ah, ya lo encontré- anunció rodando los ojos con diversión al ver que el nombre no estaba en el mensaje, sino que en un hashtag; era por ello que lo había pasado desapercibido- ya vi cuán atentos están a los detalles, pero está bien, él ya me había sugerido que me llamara así.

- ¿Y te gusta la idea?

-Sí, solo que admitirlo en voz alta me haría sentir ególatra. Compararme con la belleza de las mensajeras de los dioses no es cualquier cosa- explicó en una risa apenada.

-Pero no sería mentira. Si no lo sabrá tu novio, tan solo ve cómo te mira desde aquí- aseguró señalando al chico que inmediatamente se sonrojó y que provocó que la rubia se enterneciera al saber que la había estado mirando como tonto enamorado- pero ahora hablando en serio Astrid, ¿qué fue lo más difícil de todo este camino?

-El patinaje es mi vida, así que pensar que pude haberlo perdido por una lesión, me aterró más de lo que me gustaría admitir, pero supe seguir adelante gracias a la gente que quiero. Desde la partida de mis padres, mis tíos han sido un pilar fundamental en mi formación como persona, mi prima; Siri Hofferson es mi mayor confidente que con su alegría, me hace seguir sonriendo en cada competencia. A mi entrenador; el gran Fergus Hansen, quién jamás ha dejado de tener fe en mí desde que era una niña, al igual que "mis hermanos mayores", Magnus Hansen y Eret hijo de Eret. También podría hablar del gran apoyo que me han dado los Haddock desde que los conozco, de mis mejores amigos; los hermanos Berserker o aquellos que me alientan desde las redes sociales, sin embargo, si sigo hablando, jamás acabaría con la lista y mucho menos con los agradecimientos para cada uno.

-Lo entendemos perfectamente, muchísimas gracias por sincerarte con nosotros. Por desgracia se nos ha acabado el tiempo, pero nos gustaría invitarte nuevamente para indagar más sobre ti y tu trayectoria como atleta.

-Claro que sí, con mucho gusto asistiré.

-Oye Astrid, el público que está viendo la transmisión en vivo nos está pidiendo que si puedes responder una última pregunta antes de que te vayas.

-Sin problemas.

-Preguntan qué porque no hablas más de tu novio; tienen curiosidad de que tanto te apoyó.

-No hablé de él porque asumí que sabían que es mi todo- afirmó con obviedad- Hipo me conoce como la palma de su mano; siempre ha estado en cada lesión, cita médica, entrenamiento y en mis peores y mejores momentos. Estoy completamente enamorada de él y de lo que hace por mí.

-Gracias por tu respuesta. ¿Algo más que quieras decir antes de despedirnos?

-Sí, ya que preguntan por Hipo, vayan mañana al museo de Antropología a ver el mural que recreó; prometo que es precioso. Y, espero regresar pronto a la pista, ya que si alguno desea tomar una clase muestra pasando año nuevo, los estaremos esperando Eret, Magnus y yo para dárselas, adiós.

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-As, era tu momento de brillar, no tenías porqué promocionarme- dijo el apenado Hipo mientras conducía al cementerio.

-Estoy orgullosa de ti, así que, sí tenía que hacerlo. Además, tú siempre haces lo mismo por mí.

-A veces detesto que tengas razón.

-Yo también te amo- respondió con voz cantarina antes de que el auto parara.

Con cuidado caminaron entre las tumbas y, para cuando el castaño se aseguró de que su novia estaba a salvo frente a la lápida de sus padres, él se dirigió a la de Estoico.

-Hola papá, ya casi se cumple un año desde que te fuiste y, tu presencia hará mucha falta en Snoggletog, pero sé que de algún modo estarás con nosotros. No sé si es mucho pedir, pero quisiera que también estuvieras mañana, porque tengo un nuevo trabajo que entregar en el que demuestro en lo que me he convertido. A veces aún es raro despertar, ir a desayunar y no verte leyendo el periódico en la sala, por eso quería venir para sentirme más cerca de ti, pero te prometo que Tooth, mamá y yo estaremos bien- susurró con un nudo en la garganta.

Mientras Haddock se desahogaba, Astrid se dedicó a informarle a sus padres sobre su victoria en el Campeonato Mundial, que esperaba que estuvieran orgullosos de ella y, sobre todo, darles las gracias por seguir cumpliendo su promesa de acompañarla en cada etapa de su vida. Sin embargo, apenas les dijo todo lo que su corazón quería expresar, se despidió para ir con su castaño al verlo ligeramente triste.

- ¿Estás bien? -preguntó acariciándole la mejilla al conseguir llegar a la tumba de Estoico.

-Lo estoy- aseguró pegándola a su cuerpo- vamos a casa- añadió después de estar un rato en silencio.

-De acuerdo.

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Al día siguiente, estando en el museo esperando a la apertura de la sección dónde estaba la réplica de los equinos, la rubia le sonrió a su celular al ver su fondo de pantalla y última foto que le había tomado a Hipo, pues reflejaba lo feliz que era mientras pintaba. En ella, se observaba que portaba un overol viejo de cuero y lleno de pintura, el cual hacía armonía con sus mejillas y brazos igualmente cubiertos de acrílico, cabello desordenado, una capa de sudor corriéndole por la frente, y la gran sonrisa que le dedicó cuando le pidió que posara a la cámara.

No obstante, guardó el aparato al ver a los dueños del museo anunciar que ya podían ver el mural junto a su novio, quién no paraba de sonreír con nerviosismo por tener tantos ojos mirándole y el lente de una cámara apuntándole directamente. Tras deleitarse con la precisión de los trazos y de la enorme similitud de las obras, Hipo dio tiempo para tomarse fotos con su pequeño grupo de fans que empezó a expandirse desde que había ganado el concurso de arte.

-Está muy feliz, ¿no crees? -mencionó Toothless llegando donde ella en compañía de Storm.

-Sí, y eso me alegra, ya que hacía tiempo que no lo veo sonreír así- concedió la rubia antes de verlo ser abordado por un hombre de porte elegante.

-Buenas tardes, ¿Hipo Haddock?

-Sí, ¿en qué puedo ayudarlo? -preguntó el chico con desconcierto.

-Soy un turista y amante del arte, a quién le gustaría que usted aceptara hacerme un trabajo en el edificio donde laboro.

-Desde luego, ¿algo en particular?

-Los detalles los podemos ver más adelante, porque de momento solo vengo de rápido a Berk; debo dejar el país en unas horas- dijo entregándole una tarjeta donde venía su número telefónico.

-Claro que sí, yo me pongo en contacto con usted a lo largo de la semana.

-Sabe, no siempre fui un desconocido. Trabajé con su padre muchos años; desde antes que se casara con Valka y de que la empresa Haddock tomara fuerza. Sin embargo, por tener la gran oportunidad de mi vida, dejé el país y, como a los pocos años su abuelo falleció, Estoico tomó más responsabilidades, lo que nos hizo aminorar el contacto, pero créame que siempre que pudimos hablar, mencionaba lo orgulloso que estaba de usted; y veo que había razones para estarlo; muchas felicidades- le reveló, para luego retirarse ante su atónita mirada.

-Hipo, ¿quién era ese hombre? -lo interrogó su hermano apenas lo vio desocuparse.

-Creo que el mejor amigo de papá, ¿lo recuerdas? Alvin. Ese que conoció en la preparatoria y que sale en las fotos de la fundación de la empresa- explicó aún sin salir de su asombro.

-Sí, lo recuerdo, pero ¿qué hace por acá?

-No lo sé, pero quiere que le haga un trabajo- informó mientras guardaba la tarjeta de su número cuidadosamente en el bolsillo de su saco.

-Vaya, quien iba a decir que el pasado de papá regresaría.

-Sí... a veces la vida es realmente confusa. Hablemos de esto más tarde con mamá, ¿te parece? -incitó a la vez que se acercaban a las chicas, pues Astrid quería tomarse una foto con él delante del mural.

-Sabes que sí. Pero, primero lo primero, vamos a celebrar tu logro de hoy.

-Está bien, gracias hermanito.

Tras disfrutar de un banquete de celebración, se dispusieron a ver una película de terror, pese a la oposición inicial de Storm e Hipo. No obstante, el chico no tuvo mucha oportunidad de sentir miedo, ya que la mayor parte del tiempo se distrajo apropósito devorando los labios de su novia.

- ¡Hiccstrid, después se comen a besos!, ¡Necesitan escuchar la increíble idea de Tannlos!

-En realidad estaba siendo sarcástico, pero a Siri le gustó- sinceró el pelinegro con diversión- le dije que deberíamos ponernos suéteres feos de Snoggletog.

-Yo lo hago siempre y cuando Hipo tenga el de un reno- pidió la Hofferson mayor soltando una carcajada.

-Pues yo también estoy de acuerdo siempre que Astrid tenga el de un árbol con lucecitas- devolvió el castaño del mismo modo.

-Es un trato.

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No obstante, a la mañana siguiente, antes de acompañar a Storm por el material para hacer los suéteres, Hipo le pidió a Astrid verse en el lago de siempre para entregarle algo. Claro que no le reveló de que se trataba, pero apenas tuvo su confirmación, tomó la cajita que días atrás había observado para meterla al bolsillo de su pantalón.

-Bueno señor misterio, ya estamos aquí, ¿qué querías darme? -preguntó la rubia una vez se sentaron en una banquita.

-Tan impaciente como es de costumbre, ¿verdad? -externó con una sonrisa, la cual se ensanchó al tener un asentimiento de vuelta- sabes, me puse a reflexionar sobre muchas cosas, especialmente en el crecimiento que hemos tenido desde que nos conocimos. Ya que, en ese entonces temíamos no cumplir nuestros sueños, no sabíamos a lo que nos íbamos a enfrentar y que nos iba a golpear, pero... me alegro haber recorrido ese camino juntos.

-No puedo negarte nada de eso, pero ¿de dónde me saliste tan filosófico hoy? -preguntó tomándolo del mentón para darle un beso de piquito.

-Por la libreta de tu madre- confesó rascándose la nuca con nerviosismo- disculpa por leerla sin tu consentimiento.

-No me molesta, al contrario, si quieres te la presto para que la leas completa- le interrumpió plantándole ahora un besito en la nariz.

-Gra-gracias- soltó con torpeza.

- ¿Ya me dices porqué estás nervioso?, y no te atrevas a negarlo, pues de estar tranquilo, ya me habrías correspondido alguno de los besos.

-Lo sé, lo sé; soy muy obvio- aceptó con una sonrisa resignada- aunque sé que lo sabes, me gustaría repetírtelo. Eres el amor de mi vida, la musa que me inspira y motiva a ser mejor cada día; eres la única que ha estado en mi peor y mejor momento y, que me ama tal y como soy; de verdad no sé qué haría sin ti, Astrid. Te amo y jamás me cansaré de decírtelo- relató sacando con manos temblorosas la cajita, la cual apenas abrió, se reveló un precioso anillo que hizo a la rubia abrir los ojos con sorpresa- escucha, compré esto unos días después de nuestro aniversario, la prensa no se equivocó ese día que publicó mis fotos en sus revistas, pero, erraron en lo que representa. Claro que quiero una vida contigo y una familia, no obstante, como hemos dicho varias veces, no hay prisa. Este es un anillo de promesa, el cual cambiaré por el de compromiso cuando sea el momento, si así lo quieres.

- ¿Por qué tardaste tanto?, claro que acepto; eres lo que le da sentido a mi vida. Te amo como a nadie- exclamó eufórica antes de jalarlo hacia ella para atrapar sus labios con los suyos.

Hipo le correspondió gustoso y después de sentir adormecidas sus bocas, se separaron para que le colocara su anillo en el dedo anular, el cual era color plata con una piedra zafiro en el centro.

- ¡Me encanta, muchas gracias!

-A ti por aceptar- dijo abrazándola contra su pecho.

-Hubiera sido una tonta si te decía que no.

-Eso me consuela, gracias- aseguró divertido.

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En la noche de Snoggletog, los Haddock y Hofferson se juntaron para cenar y disfrutar de la programación navideña de la televisión, más unos cuantos villancicos que se escuchaban en algunas casas. Y, como ya era de costumbre, el frío había azotado con fuerza en Berk, por lo que usar los suéteres ridículos se convirtió en la mejor elección del año.

-Venga, ¿quién quiere escuchar una canción? -preguntó Bocón tomando un tarro de hidromiel cuando la cena acabó- prometo que será mejor que la del año pasado.

- ¡Empieza tú Bocón, que Hipo te hará el coro! -anunció Toothless aventando a su hermano al centro de la pista, de dónde el hombre lo estrujó con fuerza para que no se fuera.

-Corazón, ¿por qué hiciste eso? -le cuestionó Storm sin dejar de reír y más porque Astrid también estaba soltando una enorme carcajada mientras veía a su novio intentando inútilmente escapar de los brazos de su padrino.

-En un tablero de ajedrez, a veces debes sacrificar a tu mejor pieza para alcanzar tu objetivo- admitió en un susurro tomándola de la mano- y antes de que preguntes que es, voy a decírtelo. Necesitaba un distractor para que nadie nos viera subir a mi habitación- agregó jalándola hacia las escaleras.

-Ya dime que hacemos aquí, sabes que no soy paciente- pidió dando saltitos en su lugar.

-Feliz Snoggletog, amor- comentó entregándole una cajita que sacó de debajo de su almohada.

-No puedo creerlo, es precioso Tannlos, gracias- dijo enternecida al ver un dije en forma de corazón, el cual estaba sujeto a una cadena y que por dentro tenía una fotito de los dos.

-Me alegra que te gustara- devolvió sosteniéndola del mentón para besarla, sin embargo, esta se le adelantó a terminar con la distancia que había entre ambos.

-Te amo- musitó entre el beso- yo también tengo algo para ti- agregó sacando una caja que había escondido en el closet cuando llegó por la tarde al hogar Haddock- feliz Snoggletog.

-No puedo creerlo, es una GoPro, pero no puedo aceptarla, es muy cara.

-La aceptarás porqué me amas y porqué es la época del dar y recibir- le cortó de inmediato con una sonrisa traviesa- ¿o quieres que ponga en práctica la amenaza que le da Astrid a tu hermano?

-No serías capaz, ¿o sí Siri?

- ¿Dejarte sin sexo?, eso no es problema para mí- insistió cruzándose de brazos.

-No hay que llegar tan lejos. Gracias por tu regalo, me ha encantado, te amo- afirmó deprisa envolviéndola en un abrazo y robándole otro beso para evitar que en un futuro cercano pensara de nuevo en eso.

Mientras tanto, en el piso de abajo, tras acabarse la canción de Bocón, Hipo y Astrid fueron al patio a abrir la caja que contenía el regalo que se habían comprado en conjunto ese año, en vez de darse uno de sorpresa; unos gorritos invernales en forma de dragones, un Furia Nocturna para él y un Nadder Mortífero para ella. Resultó ser que tras haber hablado tanto de la mitología nórdica, terminaron siendo unos completos fanáticos de aquellas criaturas.

-Bueno, no podemos vernos más ridículos esta noche- dijo la rubia sacando su celular para que se tomaran una foto usando los gorritos.

-Pero bien que te gustó la idea- le recordó el castaño con diversión.

-Oh sí, yo no lo he negado- aseguró restregando su nariz contra la suya- oye, gracias por dejarme vivir un nuevo comienzo contigo.

-Siempre, tú y yo estábamos destinados a estar juntos y tener un comienzo diferente al del pasado- secundó besándola con suavidad, pero en cuanto quiso volver a hacerlo, una bola de nieve les cayó de lleno en la cara- ¡¡Tannlos!! -gritó irritado sabiendo quién era el responsable de tal travesura.

-Ups, no me fijé que estaban ahí- comentó descaradamente el risueño pelinegro que estaba en compañía de la también divertida Storm- además, vamos, hay que divertirnos, es invierno.

-Hoy no, pero te prometo que apenas me quite esta férula, cobraré mi venganza en la que te garantizo que amanecerás enterrado bajo la nieve- vociferó Astrid con una sonrisa maliciosa.

- ¿Pero no dejarás que tu cuñado favorito se muera congelado, verdad?

-Mmmm, no sé, depende del humor que tenga ese día. Andando, hace mucho frío, vamos por un chocolate caliente- pidió encaminándose a la puerta.

-Está jugando con mis sentimientos, ¿verdad? -le mencionó Toothless a su hermano y novia para que le dieran la tranquilidad que buscaba.

-Algo así, es obvio que no te dejaría morir- aseguró la rubia de mechones azules, para luego seguir a su prima dentro de la casa.

-Pero lo de ser enterrado bajo la nieve yo no me lo tomaría tan a la ligera- terminó de explicar el castaño dándole una palmadita en la espalda.

-Gracias, que reconfortante.

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-Oigan, qué tal si ahora que todos tenemos nuestro chocolate caliente, hacemos un brindis para ir cerrando correctamente el año- propuso Toothless con más calma una vez su cuñada ya no le miraba con ojos asesinos.

-Buena idea Romeo, ¿qué tal si inicias tú? -solicitó Hipo a la vez que le ponía bombones a su taza.

-Bueno, a ver, brindo por pasar más momentos como este junto a ustedes. Que, a partir de ahora, no temamos enfrentarnos a lo imposible y que tengamos el coraje para dar cara a los desafíos, porque siempre nos traerán grandes recompensas; lo que cada uno merece tener... a su salud.

-Brindo por seguir escuchándonos reír, que los momentos grises no apaguen la llama que hay dentro de nosotros, que las malas experiencias no permitan que olvidemos quienes somos y que la confianza en cada uno prevalezca en los peores y mejores momentos para afrontar lo que se nos ponga por delante- respondió Storm dando un saltito de emoción- ¡vas Hipo!

-De acuerdo, brindo por jamás detenernos a alcanzar nuestros sueños, ya sea por temor o porque alguien nos lo dice; la vida es muy corta como para detenernos a ser alguien que no somos. Si estamos aquí es porque vamos a disfrutar cumplir nuestro propósito en la vida.

-Está bien, yo cierro- dijo Astrid con aire pensativo por estar formulando en su cabeza las palabras correctas para el final perfecto- la vida solo puede ser entendida vista hacia atrás, pero debe ser vivida mirando hacia adelante. Brindo por aprender del pasado, por valorar más a los que siempre están con nosotros. Que pese a estar atravesando el peor camino de la vida, nunca estaremos solos para salir adelante; ha sido un honor haber coincidido con ustedes... ¡brindo por nosotros! -agregó alzando su taza.

- ¡Por nosotros! -exclamó el resto juntando sus tazas para hacerlas chocar entre sí antes de llevárselas a la boca y beberse el chocolate.

Así era como debía disfrutarse la vida. Pues, esta no se trataba de esperar a que la tormenta se terminara para empezar a gozarla, era aprender a bailar bajo la lluvia, aun y cuando fuese complicado o doloroso. Especialmente porque caerse es parte de la vida, y levantarse de vivir; es mejor sonreír ante los problemas, tomar fuerzas de la angustia y volverse valientes. Eso es lo que significaba vivir un nuevo comienzo, y los chicos lo sabían, se trataba de uno dónde aprendieran de la experiencia y lo atravesaran como lo que eran; un gran equipo.

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El fin...

De verdad muchísimas gracias a todos lo que me acompañaron mientras escribía esta historia que nació de una pequeña idea en mi cabeza; gracias por el apoyo en cada lectura y voto. 

Esto no es un adiós, pues como bien saben, tengo otras historias que sigo actualizando; quien quiera seguir mi trabajo, los veo allá y quién únicamente quiere llegar hasta aquí; le agradezco de corazón. Espero que la historia les haya sacado al menos una sonrisa.

Pd. No hay epilogo, ya que esta trama tendrá una secuela, la cual ya pueden encontrar los primeros capítulos en mi perfil; se llama "Viviendo mi nuevo comienzo".

Ahora sí, hasta siempre ;)

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