Capítulo 52

Perdón por la tardanza, disfruten la actualización.

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-Arruiné todo- lamentó Storm con los ojos hinchados de tanto llorar- y solo me sigue mandando al buzón de voz- agregó al marcar al celular de su prima por quinta vez.

-Calma, Hipo está con ella- mencionó Toothless limpiándole las lágrimas que brotaban de sus bonitos ojos color ámbar.

- ¿Estás seguro?

-Sí, de lo contrario, ya me habría llamado para notificarme que no regresaría a casa hasta encontrarla.

La pareja en ese punto, se encontraba a solas en el hogar Hofferson, puesto que Finn y Gylda todavía seguían trabajando, y porque después de la pelea la chica no había querido hacer nada más que sentirse miserable envuelta en la mantita de su habitación.

-También me porté muy mal con tu hermano; dije cosas horribles sobre él.

-No te apures Siri, él no es rencoroso; estoy seguro de que sabe que no lo hiciste con intención de atacarlo. Por favor, no seas tan dura contigo misma; todos cometemos errores, lo que importa es saber cómo remediarlos- susurró besándola en la frente.

-Debí hacerte caso desde un principio- soltó arrepentida recordando lo que pasó a inicios de semana.

≈Flashback≈

-Corazón, ¿no has notado que Astrid está extraña? -le preguntó la rubia de mechones azules un día en el que estaban viendo una película de acción.

- ¿Rara en qué sentido?, porque solo la veo estresada- respondió el pelinegro mientras se llevaba un puñado de palomitas a la boca.

-Siento que está lastimada, pero como siempre, prefiere no decirme nada- contestó algo molesta.

-Sabes que no le gusta hablar de esas cosas, pero ¿has intentado preguntarle?

-No, quisiera que me lo dijera por cuenta propia.

- ¿Y si no lo hace?

-No lo sé, solo quiero cuidarla como ella cuida de mí, pese a saber qué puede hacer las cosas sola.

-Amor, ¿qué crees que le pasa?

-Tiene algo en la rodilla izquierda porque después de entrenar, no se quita la rodillera, y estoy casi segura de que Hipo sabe de esto.

- ¿Cómo lo intuyes?

-Porque tu hermano se vuelve loco cuando las palabras "peligro" y "Astrid" están en la misma oración; algo que no ha pasado en estas semanas.

- ¿Y qué quieres hacer?

-La he visto salir sospechosamente en la mañana algunas veces, me gustaría seguirla.

-Wow, wow, ¿espiarla? no sé Storm, siento que no es correcto invadir así su privacidad. Lo mejor sería esperar y hablarlo de frente para resolver las cosas; no quisiera que algo se saliera de control si llegas de improvisto- opinó con nerviosismo ante la determinación que mostraba.

-Ella no dirá nada si la confronto de esa manera. No quiero que se arriesgue de más por llegar al Campeonato. Tooth, sé que puede, pero se ha lastimado tanto el cuerpo estos años que, no sé si lo soporte, ¿comprendes? Si se exige de más, puede incluso requerir una operación- informó con pesar.

-Bueno, aún pienso que lo podrían hablar de otra forma, pero la conoces mejor que yo y, si crees que siguiéndola conseguirás una respuesta, te acompaño- aceptó tomándola de la mano con cariño.

-Muchísimas gracias, te prometo que todo saldrá bien- contestó con una sonrisa.

-Eso espero también- dijo devolviéndole el gesto.

≈Fin del flashback≈

-Fui tonta por creer que mi idea era buena.

-Tranquila, deja le marco a Hipo para saber dónde están- pidió acariciándole la mejilla al ver que quería volver a echar a llorar y sacando su celular del bolsillo de su pantalón.

- ¿Tooth, estás bien?

-Hipo, qué bueno que me respondes- mencionó aliviado- yo estoy perfecto, más bien, ¿todo en orden contigo? -agregó con cuidado para no mencionar directamente la pelea de las chicas.

-Astrid está conmigo si esa es la pregunta de Storm. Pero no puedo decir más, ella me pidió que no lo hiciera.

-Lo entiendo, pero ¿volverán más tarde?

-No tengo idea, tengo que preguntarle a ella.

-De acuerdo; por favor mantenme al tanto de tu decisión, y cuídate porque mamá te matará si te pasa algo- advirtió con un ligero toque de burla.

-A la orden jefe- respondió en el mismo tono- te marco al rato; dale un beso a mamá de mi parte.

-Seguro, yo la pongo al tanto de la situación, nos vemos- prometió antes de colgar la llamada.

-Al menos confirmamos que sí está con Hipo- mencionó la Hofferson menor abrazándose a él.

-Te lo dije, calma, estará bien- prometió estrujándola contra su pecho a fin de seguir consolándola.

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Momentos antes

-Astrid, no podemos simplemente salir así, dime a donde vamos- pidió el castaño deteniendo el auto a la orilla de la carretera para intentar tomarla de la mano, sin embargo, la mencionada le apartó el brazo.

La ahora silenciosa rubia, puso en su celular la ruta que debían seguir y, al entregarle el aparato, recargó la cabeza en la ventana. En consecuencia, el chico suspiró con pesadez, pero entendiendo que no quería hablar, condujo sin hacerle otro comentario. Al cabo de un rato, llegaron a un pequeño hotel que le hizo cuestionarse el porque estaban allí, pero en cuanto se estacionó a fin de preguntárselo, esta se bajó rápidamente para luego encaminarse a la entrada, dejándolo con las palabras en la boca. Ante eso, solo le quedó tomar sus cosas y alcanzarla en la recepción.

-Aquí tiene señorita Hofferson, una habitación para dos.

-Muchas gracias, buen día- le respondió la patinadora con la mejor cara que pudo mostrar en ese momento a la recepcionista antes de ir a la habitación que rentó.

Al entrar, soltó su bolsa y sin más, se dejó caer en la cama, dándole la espalda a su acompañante que la había seguido en silencio. Una vez Hipo acomodó las cosas que ambos habían traído, se recostó detrás de ella, sin embargo, en cuanto quiso abrazarla, fue rechazado nuevamente, dejándolo con una pequeña punzada de dolor en el pecho ante su acción, pese a que internamente sabía que Astrid no estaba actuando así por estar enojada con él, sino que por tratar de controlar sus emociones.

-Te lo dije- soltó ella de repente con frialdad.

- ¿Qué cosa? -preguntó con cautela.

-Cuando mi vida parece ir bien, algo la derrumba brutalmente.

-Sé que lo que pasó fue difícil, pero no es el final; no te des por vencida.

- ¡No! las personas con las que supuestamente contaba, no confían en mí, el cuerpo no me responde como quiero, la gente no deja de criticarme; solo me quedan el patinaje y tú. Pero a este paso, no me sorprendería que te vayas por haber encontrado a una chica con menos problemas que yo, y que termine abandonando el patinaje porque ya no pude más- sinceró sollozando por lo bajo.

- ¡No digas eso! no te voy a dejar- negó de inmediato abrazándose a su espalda.

- ¡¡Suéltame!!, ¡¡Siri tenía razón, vas a terminar abandonándome como todos, no hagas que me duela más dejarte ir!! -exclamó intentando separarse de su lado.

- ¿¡¡Qué estupidez estás diciendo!!?, ¡¡Ya te dije que no te voy a abandonar!! -gritó aferrándose más a ella, aún y cuando esta trataba de zafarse dándole manotazos y patadas.

-¡¡Pues deberías, soy un completo desastre!!, ¡¡Realiza tu vida con alguien estable!! no quiero verte infeliz cuando finalmente me derrumbe- confesó sintiendo como se rompía por dentro al decirle aquellas palabras.

-¡¡Astrid, cállate maldita sea!!, ¡¡No te atrevas a decir más; entiende que eres mi vida entera!!

-No mereces estar conmigo después de lo que pasaste.

-¡¡Que te calles!!, ¿¡¡Qué no entiendes que quiero casarme contigo!!?, jamás voy a dejarte sola.

-Ya no puedo Hipo -admitió en un doloroso susurro y dejando de ejercer fuerza para liberarse- ya no quiero sufrir más...

-Ven aquí- le mencionó dulcemente al oído, lo que hizo que se diera la vuelta, se abrazara a él y llorara con fuerza sobre su pecho, o al menos hasta que empezó a inhalar aire con dificultad.

-Creo que voy a vomitar- reveló en un jadeo- y la cabeza no deja de darme vueltas.

Con esa respuesta, el castaño saltó de la cama y la ayudó a llegar al baño, dónde a pesar de que la vio hacer arcadas, no pasó a más. Así que, una vez la volvió a recostar y le diera su medicamento, esperó a que su respiración se regulara para poder recostarse a su lado.

- ¿Es Siri? -preguntó un rato después sin molestarse en abrir los ojos al escuchar como cientos de llamadas entraban a su celular.

-Sí, ¿qué quieres que haga? -respondió al ver el remitente en la pantalla.

-No contestes, es más, apaga mi celular. Solo contesta el tuyo y si preguntan por mí, únicamente di que estoy contigo- pidió arrastrando las palabras debido a que de repente se sintió muy fatigada.

-Lo haré- aseguró besándole la frente- por mientras tú duérmete un ratito, prometo que estaré aquí cuando despiertes.

Una vez Hipo la vio quedarse dormida, recibió la llamada de Toothless. Al colgar con él, desvió la mirada al techo mientras le acariciaba a su rubia distraídamente el cabello hasta que, el gruñir de su estómago lo hizo abandonar el cuarto, pero no sin antes escribirle una notita por si despertaba en su ausencia.

-Papá, ¿qué puedo hacer para que vuelva a sonreír? -susurró al aire, deseando que de algún modo el hombre pudiera bajar a ayudarle, a sabiendas de que eso era imposible.

Cerró los ojos con frustración, pero al sentir una brisa cálida golpearle el rostro, miró hacia un punto en el horizonte con entusiasmo; ya tenía un plan. Tras conseguir algo de comida, regresó con más seguridad a la habitación, aunque, antes de poder entrar, su celular volvió a sonar.

-Hola mamá; perdón, sé que tengo el auto y si lo necesitas, te lo llevo y me regreso con Astrid- informó rápidamente con nerviosismo apenas contestó.

-Relájate cariño- mencionó Valka en una pequeña risa- no te preocupes por el auto, solo me importa que estés bien, al igual que Astrid... Tannlos me contó lo que pasó en el hospital.

-Gracias, no sé qué decida hacer Astrid, pero quiero quedarme con ella, ¿hay algún problema con eso?

-Ninguno, solo te pido que me mandes mensaje avisándome dónde estarás.

-Claro, gracias mamá; te amo.

-Te amo hijo, nos vemos.

Al ahora sí abrir la puerta, vio que su novia no solo se había levantado, sino que incluso había tomado una ducha, pues estaba envuelta en una toalla y con el cabello escurriéndole mientras se observaba al espejo.

-As, ¿tienes hambre? Lo siento, sé que dije que estaría contigo cuando despertaras, pero fui a comprar lo que querías hace rato- explicó con cariño entregándole un botecito de helado y una cuchara.

-Gracias- le respondió avergonzada por cómo se había comportado momentos antes, pero sabiendo que no la juzgaría, se animó a sonreírle a medias- Hipo, tengo que hablar contigo- agregó agachando la mirada.

-Dime- solicitó con cierto temor, pues el tono que estaba usando no era el usual.

-Ya toqué fondo; no me queda mucho de lo que era el año pasado y lo odio. Inseguridad, fracaso, miedo, frustración, dolor, es lo único que veo en el espejo y eso está fatal. No voy a rendirme; ya te lo había dicho, voy a ir al Campeonato y si mi cuerpo se rinde después de eso, lo aceptaré con una sonrisa. Pero, no daré tregua a nadie que quiera joderme la vida un solo minuto más; si tengo que luchar sola, que así sea.

-Pero no lo estarás- se apresuró a decir entrelazando su mano con la suya.

-Lo sé, sé que te tengo a ti- respondió dulcemente- pero, lo que quiero decirte es que necesito unos días fuera de Berk para aprender a respirar de nuevo y despejar mis pensamientos.

-Y en ese plan, no estoy incluido, ¿verdad? -preguntó con cierta tristeza en la voz.

-No puedo pedirte que dejes a tu familia sin avisar, pero si lo deseas, puedes quedarte conmigo; yo estaría más que feliz con eso. Discúlpame también por lo que te dije hace rato, sé que no me abandonarías...- agregó apenada, pero antes de poder seguir hablando, fue callada por sus labios.

-No digas más, contigo iría hasta el fin del mundo. 

-Entonces está hecho, nos depara un viajecito especial a ti y a mí.

-Hablando de eso, me gustaría llevarte a un lugar, está muy cerca de aquí, volveríamos antes del anochecer, ¿quieres ir?

-Claro, porque no- aceptó mientras degustaba su helado, sin embargo, a los pocos minutos escuchó como el celular de su novio empezó a sonar- ¿quién es?

-Tu tío, ¿quieres contestarle? -cuestionó, pero al recibir una negación, le sonrió tenuemente- no te apures, lo hago yo.

-Gracias.

-Buenas tardes señor Hofferson- saludó teniendo el altavoz para que su lady también escuchara.

-Hipo, ¿dónde está Astrid?

-Conmigo.

-Sé lo que pasó en el hospital, así que te pido que la traigas a casa para hablar sobre ello.

-Señor Hofferson, lo estimo en serio, pero no lo haré; no voy a obligarla a hacer algo que no quiere.

-Hipo, entra en razón, la lesión que tiene es grave.

- ¿Cree que no lo sé? yo he ido a cada una de sus consultas, le he dado rehabilitación y he visto sus recaídas y mejoras; sé los riesgos que corre y ella también, pero no seré egoísta impidiéndole cumplir sus sueños. Astrid puede valerse por sí misma y si dice que puede, yo creo en ella.

- ¿Te has intentado poner en su lugar? -soltó con brusquedad.

-La entiendo mejor que nadie... ¿sabía que uso una prótesis en la pierna izquierda? -reveló con cierta dificultad- sé lo que se siente pasar por cirugía, el que la gente dude de tu capacidad, sé cómo se siente vivir con frustración. Finn, no tengo intención de dañar a su sobrina, solo quiero darle esperanza en que la vida sí puede darte lo que mereces después de haber sufrido tanto.

-De acuerdo- aceptó tras haberse quedado en silencio unos segundos- ¿ella está escuchándonos?

-Posiblemente.

-Astrid, quisiera escucharte, ¿cuándo planeas regresar a casa?

-En tres días; no te preocupes por mí, estaré bien. Solo necesito respirar de todo, y por favor, deja de verme como alguien herida; si ya no puedo patinar después del Campeonato, habrá sido por mis acciones -le explicó la rubia en un suspiro.

-Está bien, cuídate, aquí estaremos esperándote.

-Lo haré, nos vemos.

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Una vez se arreglaron y dejaron el hotel, Hipo condujo con una sonrisa en el rostro por un par de minutos. Al estacionar el auto, la rubia, quién iba con los ojos vendados, tanteó con la mano hasta encontrar la suya para entrelazarla.

- ¿Ya me puedo quitar esto? -preguntó ella con cierta impaciencia.

-Claro.

Cuando Astrid se retiró la venda, se quedó boquiabierta, ya que tenía una hermosa vista al mar por delante. Sin poder creérselo todavía, se giró a mirarlo estupefacta.

-Anda, entra al agua, aprovecha que el clima es cálido en esta ciudad.

-Pero... no traigo traje de baño- le recordó confundida.

-Yo te compré uno de camino acá- dijo mostrándole un bonito bikini blanco.

-No puedo creerlo, gracias- sinceró tomándolo deprisa para cambiarse ante su atenta mirada- ¿de dónde conoces este lugar?, pensé que no salías mucho de Berk.

-Eso no quita que conozca las ciudades vecinas- contestó risueño- Bog Burglar siempre ha sido pintoresco. A papá le gustaba mucho traer a mamá aquí, de hecho, le pidió matrimonio en esta playa y, desde ese momento, este lugar adquirió un significado especial. Siempre que veníamos de vacaciones, me llenaba de tranquilidad, así que pensé que también te la traería a ti- terminó de contar apreciando su cuerpo semidesnudo ahora que ya traía el bikini.

-El bikini es perfecto, gracias. No sé qué más decir, a veces pienso que me conoces más de lo que me conozco a mí misma. El mar me hace bien, no suelo venir con frecuencia a la playa desde que viajaba con mis padres, pero estar aquí contigo es algo que no sabía que necesitaba- explicó tomándolo de la mano nuevamente- ¿sabes que te estás ganando con todas estas atenciones para conmigo? -agregó acercándose a su rostro.

- ¿Qué cosa? -cuestionó acariciándole los labios con el pulgar de forma distraída.

-Hacer el amor toda la noche.

-Me muero porque llegue ese momento- dijo con diversión mordiéndole el labio inferior ligeramente- pero antes de que pierda el control y te tome aquí mismo, vete al mar.

-De acuerdo- dijo esbozando una sonrisa antes de borrarla con rapidez- uy... te iba a decir que si querías entrar conmigo, pero ya me acordé que tu prótesis no está adaptada para el agua, y el oleaje está muy fuerte en este momento como para que te sostengas en una pierna- completó con desilusión.

-Descuida, la comodidad de hacer lo que quiera sin preocuparme de nada, es algo que ya acepté que cambió. De todas formas, yo era un asco al nadar, prefiero verte desde lejos junto a la libreta de dibujo que me regalaste.

-Aun así, veré la manera de que entres- advirtió dándole un beso corto en los labios antes de salir del auto.

Cuando Hipo la imitó, se fue a sentar en la arena teniendo sus lápices de grafito consigo, a fin de dibujar el hermoso mar que tenía delante mientras su lady se zambullía en las olas. Sonrió al verla otra vez desbordando alegría, y también por sí mismo; la brisa del mar abierto le traía tanta paz que, se asombró de que ningún pensamiento negativo cruzara por su cabeza. Se concentró en terminar su dibujo y al firmarlo, se recostó y se puso a admirar el cielo despejado. Al cerrar los ojos escuchando el oleaje que empezó a arrullarlo, mezclado con la risa de la chica, suspiró aliviado.

-Es magnífico, ¿no lo crees?

- ¿Papá? -soltó abriendo los ojos de golpe e incorporándose al haber escuchado su voz muy cerca de él- ¿qué es esta nueva manía tuya de aparecer de la nada?

-No sé, no es algo que controle- mencionó el pelirrojo alzándose de hombros- ¿qué tal la vida, hijo?

-Bastante dura diría yo, este año ha sido caótico y venir aquí me hizo...

- ¿Recordar los viejos tiempos? -preguntó interrumpiéndolo con sutileza.

-Sí, antes todo era más fácil, es como si esos recuerdos se volvieran mágicos por no creer que fueron reales alguna vez. O quizá mamá y tú nos lo hacían ver así.

-Siempre hay altas y bajas. En este momento estás experimentando lo más complicado, pero sabes luchar, esto está por terminar muy pronto.

- ¿Cómo estás tan seguro?

-Porque soy tu padre, y si algo aprendí es a siempre haberle hecho frente a la adversidad.

-Mmmm... bueno papá, para ti fue sencillo, como diría mamá "siempre fuiste muy Estoico, Estoico", eso te ayudó mucho- sinceró echándose a reír- es algo que jamás tendré.

-Oh vamos, tú ganas, pero eres más fuerte que yo; tu fuerza está aquí- le aseguró llevándose la mano al pecho, al lugar dónde se encontraba su corazón.

-Gracias- dijo con una sutil sonrisa antes de darse cuenta de que el hombre ya no estaba a su lado- ¡papá!, ¿a dónde vas?

-Tengo que irme hijo, estás por despertar.

- ¿Despertar? -preguntó azorado.

-Te dormiste cuando empezaste a hablar conmigo- explicó con obviedad.

-Entonces esto es solo mi imaginación- soltó desilusionado para sí mismo.

-No lo veas así- pidió al haberlo escuchado- quién sabe, ¿qué tal que realmente podemos comunicarnos con gente que ya no vive en el mismo mundo a través de los sueños?

-Tendré que creer en eso, adiós, papá.

-Adiós Hipo.

Tras escuchar la última oración, sintió como los rayos de sol le estaban dando de lleno en la cara, así que abrió los ojos con molestia, para luego enderezarse. Al principio, se desconcertó de su ambiente, pero al ver a Astrid y no a su padre, supo que ese era el mundo real. O no, pues cuando la chica se le acercó, no pudo evitar mirar embelesado su cuerpo que era adornado por pequeñas gotas de agua y que la hacían ver más perfecta de lo que ya era.

-Buenos días bello durmiente- saludó sentándose a su lado.

- ¿De verdad me dormí? -preguntó rascándose la nuca avergonzado.

-Sí, me di cuenta en una ocasión que vine por agua.

-Ah, lo siento. Ni cuenta me di, es que...

- ¿Es que qué? -incitó tomándolo por el mentón al verlo callar- Hipo, también quiero que este viaje te sirva a ti para desahogarte de todo. No importa que te vengas abajo, aquí estoy- agregó tocándole tiernamente las trencitas de su cabello.

-He estado soñando a papá. Es raro verlo sereno, porque casi nunca fue así, sino un gruñón; solo saltaba de alegría cuando le hablaba de ti- comentó con media sonrisa- pero, su comportamiento en los sueños es lo que me hace recordar al despertar que no es él; sé que no ha hablado conmigo, solo es mi cabeza dándome lo que quiero. Sigo arrepentido de no haber convivido más tiempo sin pelear, sé que teníamos diferencias casi todo el tiempo, pero era mi padre- dijo sintiendo un nudo en la garganta- tenías razón; él me amó y me enseñó cómo afrontar el mundo a su manera y aunque a veces no estuviera de acuerdo, fue un buen padre y yo... jamás se lo dije. Creo que todo esto se resume a que lo extraño. Trato de ser fuerte por mamá, porque a veces todavía la escucho llorar en su cuarto y por Toothless, porque quiero protegerlo del dolor. Pero a veces simplemente no puedo. Ya lo dejé ir, sin embargo, aún me es abrupto recordar que su mundo y el mío ya no son el mismo.

Tras desahogarse, se avergonzó por haberse venido abajo tan rápido a pesar de que Astrid se lo pidió. Él estaba allí principalmente para ahora ser su soporte, pero al verla sentarse a horcajadas sobre él y abrazarlo, se olvidó de ese pensamiento y le devolvió el gesto mientras regulaba su respiración.

-Yo también sueño y extraño a mis padres; es normal que tú lo hagas. Siempre te dolerá su ausencia, pero es parte del ciclo de la vida decirle adiós al pasado, a fin de comenzar a vivir el futuro lo mejor posible.

-Hablando del futuro, ¿puedes creer que la idea de trabajar en la empresa Haddock con el rango que papá quería que ocupara, llegó a mi cabeza?

- ¿De verdad? que yo sepa ese no es tu lugar, pero si quieres ir por ese camino, sabes que te apoyo- mencionó ligeramente confundida.

-Solo lo pensé un segundo, pero tienes razón. No sería feliz ahí, aunque a papá le habría gustado mucho... ahjj, los planes del futuro son tan complicados y frustrantes.

-Dímelo a mí. Yo por ahora solo sé que el patinaje quedará atrás en algún momento para que la fisioterapia sea mi foco central. Aunque antes tengo otro plan.

- ¿Cuál?

-Me voy a casar con el amor de mi vida- le susurró juguetonamente al oído.

- ¿Qu-ué? ¿Con-nmigo-go? -cuestionó en un tartamudeo.

-Sí tontito- confirmó risueña- no ahora, pero no estamos tan lejos de esa vida.

-Claro, no hay prisa; primero hay que independizarnos junto a todo lo que implica- aseguró recobrando su tono de voz normal- oye, ya que estamos hablando de estas cosas... ¿has pensado tener hijos? -agregó jugando tiernamente con el tirante de su bikini.

- ¿Tener un bebé Hiccstrid que todo el medio del espectáculo adoraría? -soltó con una risa divertida- sí, quiero un pequeño Hipo.

-Pero yo quiero una bebé Astrid, ¿cómo le hacemos?

-Podemos tener ambos- afirmó con emoción interna, ya que, aunque jamás lo admitiría en voz alta, desde que lo conoció, abrió las posibilidades a hacer muchas cosas que consideraba que no eran lo suyo, entre ellas, ser madre.

-Claro, para que yo me estrese y preocupe por ti en los partos- mencionó tomándola de las mejillas y dándole un beso de piquito.

-Así son las leyes de la vida. En fin, los bebés Hiccstrid no llegarán hoy, pero sí que nos vamos a meter al mar, porque ningún pedazo de metal me va a impedir mi cometido ahora que el oleaje bajó- señaló desabrochándole la prótesis, para luego ponerse de pie, y aprovechando su distracción por no entender que hacía, tomarlo en brazos.

- ¡Astrid, ¿qué haces?! te puedes lastimar -gritó ruborizado al ser cargado igual que una damisela en apuros.

-Relájate, además, cuando Hipito borracho decidió hacer acto de presencia, ¿cómo crees que te bajé del auto? -contestó divertida a la vez que se adentraba al mar.

- ¿Qué no me llevó Toothless?

-No, pero vamos, no te avergüences de esto- pidió cuando el agua les llegó hasta los hombros.

El castaño al sentirse más liviano, bajó las piernas y tras encontrar equilibrio aferrando su pie en la arena, hizo que Astrid enredara las piernas en su cadera. Esta rodó los ojos con diversión, pero aceptó su gesto, además de rodearle el cuello con ternura.

-Gracias por haberme traído hasta aquí, pero me siento más cómodo cargándote; sé que eres más fuerte que yo, pero no quiero que te lastimes la rodilla- confesó sobre sus labios, los cuales tenían un ligero sabor salado por el agua.

-Está bien, aunque vas a tener que aceptar que para salir te volveré a cargar.

-Supongo que no tengo opción- aceptó esbozando una sonrisa antes de unir sus labios con los suyos.

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Cuando los tres días fuera de Berk se cumplieron, la pareja se despertó temprano para llegar a casa con la luz del día y tener oportunidad de arreglar los pendientes que dejaron a la deriva con su pequeño viaje exprés.

- ¿Segura que quieres entrar sola a confrontar a tu familia? -le preguntó Hipo al estacionar el auto frente a su hogar.

-Sí, me siento más fuerte que nunca. Sea lo que sea que pase hoy, estaré tranquila- aseguró Astrid sonriéndole con confianza.

-Amo verte sonreír así, ¿sabías que tu sonrisa fue de lo primero que me enamoré?

-Lo supuse- dijo con humor- gracias por haberte quedado conmigo.

-Cuando quieras.

-Recuerda darle sus regalos a tu mamá y Toothless.

-Sí Mi lady, yo se los doy, pero te dije que no era necesario comprarles algo por haberme tenido fuera de la ciudad tres días- le recordó risueño.

- ¡Tú solo dáselos! -demandó golpeándolo suavemente en la nariz con su dedo- ya ve con tu familia, te marco en la noche.

-Tus deseos son órdenes- respondió viéndola bajar del auto, pero no sin antes estamparle un rápido beso en los labios.

Al abrir la puerta de su casa, la Hofferson buscó con la mirada a sus tíos y, tras adentrarse un poco, los visualizó en la cocina.

- ¡Cariño! -saludó la emocionada Gylda corriendo a abrazarla apenas reparó en ella.

-Hola tía, te eché de menos- susurró regresándole el gesto, para enseguida separarse y saludar a Finn- ¿Y Siri? -añadió con extrañeza al notar la ausencia de la menor.

-Toothless la llevó a dar una vuelta a la plaza- informó el hombre alzándose de hombros.

-Ya veo, bueno, de todas formas, necesitaba hablar primero con ustedes, ¿podemos ir a la sala?

-Dime que no es nada malo- pidió sentándose en uno de los sillones mientras tomaba la mano de su esposa con preocupación.

-Depende de cómo lo tomen.

- ¿¡Estás embarazada!?, porque si es así, ahorita mismo voy por Haddock- soltó abruptamente dispuesto a ir a acabar con la vida del pobre Hipo.

- ¿¡Qué?! no tío, no es eso- exclamó rápidamente la chica para salvarlo- Hipo y yo nos cuidamos.

- ¿Entonces?

-Tomé una decisión y espero poder contar con su ayuda.

- ¿De qué se trata?

La rubia chasqueó la lengua antes de expresar su decisión sin titubear un segundo, ni siquiera cuando sus tíos abrieron los ojos con sorpresa a mitad del relato, pero agradeció enormemente que no la interrumpieran. Por lo que, una vez terminó, se quedó callada en la espera de que procesaran la información y le dieran una respuesta.

-Claro que sí cariño, nunca quisimos que pensaras lo contrario. No tienes porqué tomar esas medidas; te apoyamos por completo- afirmó la mujer abrazándola nuevamente.

-Muchas gracias tía, significa mucho.

-Siempre supimos que eras fuerte para afrontar cualquier cosa, así que, por eso mismo, te pedimos una disculpa si alguna vez pensaste que dudamos de tu capacidad- secundó Finn uniéndose al abrazo.

-Gracias, me he quitado un enorme peso de encima, ahora solo falta hablarlo con Storm.

- ¿Hablar sobre qué? -preguntó la mencionada estando en el umbral de la puerta- ¿Astrid? -añadió con emoción corriendo hacia ella, esperando no ser rechazada si la abrazaba; afortunadamente esta hasta le regresó el gesto- As, yo...

-Vamos arriba- pidió interrumpiéndola con sutileza.

-De acuerdo.

- ¿Cómo te la pasaste? -le cuestionó una vez estuvieron sentadas en el sillón pegado a su ventanal.

-Bien, Tannlos me llevó a lugares muy bonitos a fin de despejar mi cabeza- respondió frotándose las manos para no demostrarle que estaba nerviosa- ¿tú qué tal?

-El viaje me sirvió bastante, reflexioné sobre muchas cosas que detesto en mi vida y llegué a una conclusión- explicó sin verla a los ojos, ya que estaba apreciando el bonito cielo azul despejado de nubes.

-Astrid, perdóname. Creí que sería lo suficientemente madura como para hablar contigo estando de frente al problema, pero no; sigo siendo muy impulsiva y te hice daño. Me siento como la peor persona en el mundo, jamás fue mi intención decir esas cosas- sinceró derramando algunas lágrimas.

-Lo sé Siri. Sé cuáles eran tus intenciones, también me disculpo por haberte ocultado las cosas.

-Ay, es que de igual modo le debo una disculpa a Hipo; dije cosas muy horribles de él. Prácticamente te grité que en algún punto se cansaría de la relación y te dejaría, cuando sé que no es cierto; él te ama profundamente.

-También sé eso, pero tranquila, él no es rencoroso y sabe que no lo dijiste con la intención de atacarlo- mencionó viéndola finalmente a los ojos.

-Aun así, debo hacerlo, es lo correcto.

-De acuerdo... bueno, acepto tu disculpa- aseguró dándole una pequeña sonrisa- dejemos esto ya en el pasado, porque lo que quiero decirte ahora es importante; las cosas cambiarán a partir de hoy.

-Te escucho.

-La razón por la que me fui fue porque ya no me sentía yo misma; estaba muy vulnerable, algo que sabes que odio. Voy a seguir con el Campeonato, pese a que todo puede salir mal, pero no me importa; haré lo que quiera con el apoyo de ustedes o sin él. Les dije a mis tíos que perfectamente soy capaz de valerme por mí misma y que si no estaban dispuestos a aceptar mis términos, me iría de la casa. Tengo los ahorros de mis padres y los que he ganado yo gracias a mis patrocinadores; ya puedo sobrevivir bien sola. No quiero hacerlo ahora porque en verdad los extrañaría, pero tampoco estoy dispuesta a que quieran arrebatarme mi sueño, ¿comprendes?

-No te vayas- soltó abrazándose a ella- perdóname. No tienes que irte, somos tu familia, queremos lo mejor para ti; yo quiero lo mejor para ti. Respetaré tu decisión, lo juro, pero no me dejes.

-Está bien, Tormentita- dijo acariciándole el cabello tiernamente- gracias por comprenderlo.

-Solo prométeme que me dirás si en algún momento te sientes mal, por favor, es lo único que pido.

-Te lo prometo.

-Gracias, con esto, ya puedo estar tranquila.

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Por desgracia, nada duraba para siempre, especialmente las vacaciones; había llegado la hora de volver a la vida escolar. Las Hofferson como era de costumbre, estuvieron listas desde las 6:30 am para irse, sin embargo, al salir rumbo al auto, escucharon mucho ruido en la casa vecina antes de ver por la puerta que los hermanos Haddock salían apresurados y hechos un desastre. Pues, Hipo estaba corriendo mientras trataba de pasar un suéter por su cabeza y Toothless pisándole los talones intentando ponerse su calzado, pero por lo mismo de que corría de vez en cuando saltando en un pie, terminó tropezándose, lo que conllevó a empujarlo y que ambos cayeran sobre el pavimento.

-¡¡Tannlos, deja de ser tan torpe con los pies!! -pidió el adolorido Hipo.

-¡¡Perdón, no es algo que me guste hacer!! -exclamó el mencionado sobándose la cabeza.

- ¿Están bien? -preguntó Astrid al acercarse, para luego inclinarse en dirección a su novio- ¿Babe? -susurró quitándole el suéter del rostro.

-Estoy bien, gracias Mi lady- respondió levantándose con su ayuda.

-Es el primer día de clases, no voy a llegar tarde por ustedes dos- mencionó Storm mientras ayudaba a su adolorido novio a ponerse los tenis y posteriormente a levantarse.

- ¿Se quedaron a jugar ese estúpido videojuego que compraron ayer, verdad? -preguntó la rubia con una ceja alzada.

-No- soltó el pelinegro con "inocencia"- bueno sí, ¿qué esperaban? Acaba de ser liberado en el país y al menos teníamos que llegar a la mitad.

-Además, los gráficos son increíbles- concordó el castaño rascándose la nuca.

-Ush, mejor vámonos antes de que quiera batirlos a golpes por ver esas horribles ojeras que tienen- amenazó la rubia de mechones azules bufando por lo bajo y subiéndose al auto.

-Yo que ustedes lo hacía, porque si no la que los batirá a golpes soy yo, y hasta dónde sé, tengo más fuerza- les advirtió la Hofferson mayor al verlos estáticos en su lugar. 

No fue necesario aclarar que después de tales amenazas, los chicos echaron a correr al auto. Al llegar a la Universidad, Hipo y Astrid se tomaron de la mano rumbo a la entrada del edificio de ella, pero en cuanto la rubia lo notó perdido en sus pensamientos, lo detuvo suavemente.

- ¿Qué pasa?

-Nada, es que me había acostumbrado a tenerte en al menos una clase, y ahora que ya no compartiremos ninguna, se siente raro- dijo riendo nerviosamente- sé que es tonto, porque ni siquiera es como que estemos lejos del otro, digo, estamos en la misma Universidad, solo que en distinto edificio. Voy a extrañar verte participar en clase o que te sientes a mi lado.

-No es tonto, yo también te voy a extrañar, pero nos veremos entre el cambio de clases o a la salida- susurró dulcemente besándolo en la mejilla.

-Lo sé, vamos, te llevo a tu salón- musitó con cariño volviendo a retomar el camino al edificio de Salud.

-Gracias.

No obstante a lo que acordaron, no pudieron verse entre clases, solo intercambiar mensajes de texto contándole al otro cómo iba su día. A la salida, Astrid decidió que sería ella quien caminaría al edificio de Artes para reencontrarse con él. Tras subir al segundo piso, lo buscó con la mirada hasta encontrarlo en una esquina apoyándose contra la pared; ante ello, de inmediato corrió a su lado, ya que lo notó ligeramente desorientado.

- ¿Qué tienes?, ¿Te sientes mal? -le preguntó angustiada tomándolo del rostro.

-Sí, pero fue mi culpa. Pintamos con óleo y dado a que olvidé la mascarilla en casa, inhalé demasiada trementina a la hora de limpiar los pinceles. Me mareé y por eso tengo ligeras ganas de vomitar- sinceró recargándose en ella para evitar caerse.

-Vamos al área verde a qué te dé el aire fresco- pidió llevándoselo casi a rastras a la salida del edificio, dónde apenas llegaron a su lugar de descanso de siempre, lo recostó sobre el césped.

Al sentarse a su lado, lo vigiló detenidamente hasta asegurarse de que estuviera bien. Una vez lo vio menos dopado por el olor que le provocó pintar con óleo, le regaló una sonrisa.

-Vaya manera de iniciar el ciclo escolar, Babe- soltó en una burla cariñosa.

- ¿Qué te digo Mi lady?, soy único en mi clase- respondió divertido mientras le pedía con la mirada que se agachara. Al conseguir que lo hiciera, la tomó por la mejilla y le plantó un beso.

.

Cuando llegó la fecha de su primer aniversario como novios, el castaño estaba hecho un manojo de nervios; sabía que era un día importante, pero también que estaba actuando como un tonto por sentirse igual a cuando se le declaró. Aun así, era inevitable, tanto que, por la mañana, llegó corriendo a la Universidad al haberse quedado despierto hasta tarde la noche anterior preparando todas las sorpresas que le regalaría a su rubia, lo que tuvo como consecuencia que no pudiera verla antes de clase; sin embargo, eso no lo desmotivó.

Si le preguntaban al chico que si puso atención a sus profesores ese día, diría que no mucha, puesto que unos preciosos ojos azules habían robado la mayoría de sus pensamientos. Por suerte para él, sus clases no fueron de teoría, sino de práctica, lo que le permitió perderse en su mundo escuchando música mientras trabajaba. Al llegar a su fin la última clase, se apresuró a correr al estacionamiento, lugar dónde quedó de verse con ella, sin embargo, antes de encontrarla, alguien le llegó por detrás y le cubrió los ojos con las manos.

-Astrid, sé que eres tú, reconozco tu perfume- soltó con confianza poniendo sus manos sobre las de ella.

-Sé qué sabes que soy yo, solo necesitaba que cerraras los ojos un momento para ponerme frente a ti- susurró la mencionada juguetonamente- listo.

En cuanto Hipo pudo observarla, se quedó anonadado. Su novia llevaba puesto un bonito vestido azul cielo de tirantes a la altura de las rodillas y con pedrería en la cintura. Llevaba el cabello en una trenza de lado, unos zapatos bajos, maquillaje que le resaltaba mayormente los pómulos y ojos, y un juego de joyería discreto.

- ¿Y?, ¿Qué tal me veo?

-Si así se ve el cielo, no veo la hora de llegar allá- logró articular embelesado.

-Me alegra oírlo- vociferó con una sonrisa triunfante- feliz aniversario Hipo.

-Feliz aniversario Astrid.

Conforme al itinerario planeado por Haddock, la primera parada de su cita sería en el restaurante de Throk, ya que se había asegurado de que la reservación estuviera lista desde hacía dos semanas. Por lo que, una vez el mesero les entregó la carta, Astrid se le quedó mirando con una sonrisa.

- ¿Qué? -preguntó con gracia sin despegar la mirada del menú al sentirse observado.

-Nada, solo estaba admirando lo sexy que eres y que me encanta verte vestido no tan formal, pero tampoco tan casual- halagó al ver una vez más su atuendo, el cual consistía en una camisa blanca de manga larga, pantalón de mezclilla, zapatos cafés y un saco de color verde oscuro.

-Gracias, pero seguramente dices eso porque no estoy cubierto de pintura- mencionó tomando un poco de agua.

-Al contrario, así te ves mejor, pero si me lo preguntas, prefiero verte desnudo- dijo sin vergüenza alguna, provocando que se atragantara al escucharla.

- ¡Astrid, por Thor!, no puedes decir esas cosas en público- chilló completamente sonrojado.

-Claro que puedo, es mejor que todos sepan que ya no estás disponible para nadie más.

-Te amo, pero a veces eres un caso- respondió risueño volviendo a ver el menú.

Al salir del restaurante, Hipo condujo en dirección a un hotel en Berk. Y, en lo que él hablaba con la recepcionista, la Hofferson se permitió observar el lugar, dándose cuenta de que era bastante elegante y exclusivo; las reservaciones debían ser difíciles de conseguir, pensó con una sonrisa al ver cuan planeada tenía la cita su novio. Cuando se encaminaron en búsqueda de su habitación, este le pidió que no abriera los ojos hasta que él le indicara, por lo que, dejándose consentir, le hizo caso hasta escuchar que abría la puerta. Apenas vio el escenario delante suyo, se llevó las manos a la boca, puesto que en la cama había un enorme ramo de flores azules junto a una caja envuelta en papel de regalo.

-Son hermosas, muchas gracias- dijo refiriéndose a las rosas, a la vez que lo rodeaba en un abrazo.

-No fue nada, espero te guste tu otro regalo.

-Estoy segura de ello, aquí está el tuyo- respondió tomando su bolsa para sacar de allí su obsequio.

-Muchas gracias, veamos al final quien fue capaz de dar el mejor regalo de aniversario.

-Adelante- comentó en un tono competitivo- te voy a ganar. Abre el tuyo primero.

-Bien- concedió sintiéndose nervioso internamente por darse cuenta de que su obsequio pesaba mucho. Al quitar la envoltura, las manos comenzaron a temblarle de sobremanera, ya que se trataba de un pequeño maletín de madera- exageraste con esto, no tenías porqué comprarlo; es sumamente caro.

-Ni siquiera has abierto el maletín- negó risueña.

-Pero ya sé que es, dioses; estoy a punto de hiperventilar- reveló abriendo el broche del maletín, dejando en claro que era un estuche profesional de pintura, el cual contenía lápices de madera, gises pastel, acuarelas, óleos, acrílicos y pinceles.

Sin embargo, además de venir aquellos materiales de trabajo, se llevó la sorpresa de que había una caja más pequeña dentro, la cual guardaba un bonito reloj de mano plateado. Se había quedado sin palabras, pero al ver que Astrid nuevamente le había escrito una carta, fue el colapso para sentir que el aire se le había escapado de los pulmones.

"Hay gente que lo desea todo, pero todo no significa nada para mí si no te tengo a ti. Cuando dices que me amas, ten presente que yo te amo más; siempre que pruebo tus labios trato de demostrártelo. Te conocí, me enamoré y puse mi vida en tus manos sin titubear por un instante; y sin duda, no me equivoqué al hacerlo. Me importas más que a nadie en el mundo, y tu amor es lo único que necesito para ser feliz, eres todo lo que pido para continuar con esta batalla.

Te amo con toda mi alma Hipo, Atte. Tu lady"

-Ay Astrid, yo, gracias, no sé qué...- alcanzó a decir, pero un nudo en la garganta, le impidió seguir hablando.

-Me alegra que te gustara- respondió dulcemente besándolo en la mejilla.

-Abre tu regalo, que no es justo que yo sea el único llorón aquí- exclamó cubriéndose el rostro al darse cuenta de que un par de lágrimas traicioneras habían brotado de sus ojos.

En cuanto la rubia lo hizo, se quedó sin aliento, debido a que detrás del papel de envolver, había una cajita de terciopelo, una carta y un Kransen; como lo conocían en la cultura Nórdica de hacía siglos, el cual era de color dorado con detalles brillantes en forma de pico. Antes de emocionarse más, abrió la caja de terciopelo, revelando un collar de plata con un zafiro en el centro en forma de corazón. La pieza era sencillamente impresionante. Sabía que Hipo debió pagar mucho por él, así que antes de siquiera pensar en derramar una lágrima, decidió leer la carta.

"¿Sabías que te pertenece el lugar donde se esconden todos mis pensamientos?, nunca dejo de sonreír cada que recuerdo tu hermosa sonrisa; es una sensación tan única que jamás podrá irse de mi interior. No quiero conocer otro beso, no quiero otro nombre saliendo de mis labios, contigo soy más que feliz; sencillamente llegaste a iluminar mi vida. Te amo porque eres mi única verdad; eres todo lo que necesito para el resto de mi vida, glorioso el día en que me enamoré perdidamente de ti.

Te amo hasta la eternidad Astrid, Atte. Hipo Haddock"

-No puedo creer que compraras todo esto para mí, es...

-Agradezco que aceptes que gané yo- le interrumpió divertido atrayéndola a su cuerpo para rozar su nariz con la suya al ver que no era capaz de formar una oración completa.

-Gracias por tu obsequio, me ha encantado, pero jamás aceptaré que ganaste, porque estaría mintiéndote- negó con una sonrisa traviesa.

- ¿Qué dices?, te dejé sin habla.

-Sabía que me darías algo precioso, pero tengo un as bajo la manga.

- ¿Qué quieres decir con eso?

-Dame un minuto- exclamó con voz cantarina tomando su bolsa y dirigiéndose al baño.

El castaño la esperó pacientemente recostado en la cama, pero teniendo una mueca de extrañeza en el rostro, ¿qué cosa haría para que su regalo fuera mejor que el suyo?, se preguntó. No obstante, no tuvo mucho tiempo para meditarlo, puesto que al escuchar la puerta del baño abrirse, la vio caminar hacia él envuelta en una toalla.

-Este también es tu regalo de aniversario Haddock, yo que tú lo disfrutaba- le reveló con coquetería dejando caer la toalla al suelo, revelando que llevaba puesto un conjunto de lencería color negro bastante sexy, ceñido al cuerpo, y el cual no dejaba mucho a la imaginación.

Que alguien le trajera un paramédico, porque era seguro que se había ido y regresado del Valhalla con tan solo verla. Apenas un hormigueo le recorrió la espina dorsal, y posteriormente notaba como la sonrisa de la rubia se ensanchaba mientras movía la cadera provocativamente, supo que había perdido la batalla de dar el mejor regalo de aniversario.                                           

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Nos vemos pronto ;)

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