Capítulo 51
¡Hola de nuevo! disfruten la actualización.
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- ¿Nos vamos para que Astrid descanse? -preguntó Toothless en un susurro.
-Es lo mejor, pediremos el postre para llevar- mencionó Storm levantando la mano a fin de llamar la atención del mesero.
-Bueno, pero déjenme ir al baño antes de irnos- exclamó echando a correr a los sanitarios.
-Storm, en lo que el raro de tu novio regresa, ¿me ayudas a abrigar a Astrid? es que no quiero despertarla- pidió Hipo moviendo a la durmiente rubia de su pecho.
-Claro, aunque ni te preocupes, ella no se inmutará- aseguró la mencionada poniéndose de pie- esto me recuerda a la vez que quedó dopada por el cansancio al dormir cuatro horas en tres días por una competencia.
- ¿Estás de broma, verdad?
-No Hipo, Astrid tiende a descuidarse mucho cuando está estresada, ¿por qué crees que te di las gracias por velar por ella?
-No lo sé, no es como que siempre me haga caso sobre que debe descansar- señaló ruborizado.
- ¿Cómo no? -preguntó divertida- nada más le pones tu carita bonita y ya cae redondita.
- ¡Storm! -gritó avergonzado antes de cubrirse la boca al haber hablado tan alto y por pensar que eso despertaría a su lady, sin embargo, no fue así.
- ¿Ves?, está dopada- le insistió esbozando una sonrisa mientras abrochaba el abrigo de la chica, así como le colocaba su gorrito- listo, ya quedó.
-Te lo agradezco.
-Volví- mencionó Toothless al reunirse de nuevo en la mesa- adelántense, yo voy a pagar y a recoger nuestro postre.
-Gracias hermanito- respondió el castaño con Astrid en brazos, a lo que este le lanzó un guiño en respuesta a la vez que se dirigía a la caja.
-Vamos Hipo, que hace frío- indicó Storm abriendo la puerta del restaurante para cederle el paso.
-Muy amable de tu parte. Dioses, que horrible clima el de hoy- soltó tras sentir el viento helado golpear sus mejillas.
-Ni que lo digas, las bajas temperaturas en Berk cada vez están peor- dijo frotándose las manos tratando de calentarse- ¡¡Thor, no!! -añadió en un chillido.
- ¿Qué pasa? -exclamó frenándose en seco.
-La prensa está allá, ¡esconde a Astrid!
- ¿Cómo quieres que la esconda?, ¡No es tan pequeña como para cubrirla con mi abrigo!
- ¡Corre al auto!
- ¡Tengo la prótesis!, si corro lo más probable es que me resbale- explicó alarmado.
- ¡Que corras dije! -soltó arrastrándolo hacia el estacionamiento y justo cuando la prensa notó la presencia de la patinadora, logró abrir la puerta trasera del auto- no voy a dejar que la despierten para que la abrumen con preguntas- añadió empujándolo con fuerza al interior del vehículo.
Haddock cayó en el asiento escandalosamente con la rubia en brazos, pero antes de siquiera poder quejarse por tal acción, Storm le cerró la puerta en la cara.
-Ay, poderoso Odín, has que este golpe no me duela mañana- pidió adolorido, pues su cadera fue la que recibió el mayor impacto- As, ¿estás bien? -le cuestionó agachando la mirada, ya que había caído encima de ella, sin embargo, se llevó la sorpresa de que seguía dormida- debes estar bromeando- añadió enderezándose y colocándola sobre su regazo, lo que la hizo gruñir levemente, para posteriormente abrir los ojos- hola Mi lady.
- ¿Qué hora es? -preguntó débilmente tratando de enfocar su rostro, pero los ojos le pesaban mucho.
-Las cinco de la tarde, ¿por qué?
-Tenía que llevarte a mi cama para comerte- balbuceó antes de nuevamente caer dormida teniendo de fondo su suave risa debido a su comentario.
-Perdóname Hipo- intervino Storm una vez subió al asiento del copiloto- no quería aventarlos, pero no encontré la forma de salir de esta.
-No te apures, igual yo fui lento moviéndome. Oye, ¿sí querían entrevistarla?
-Sí, querían saber si Camicazi tomaría su lugar, que si saldría de la competencia fingiendo una lesión o que si ganó otra vez su plaza- informó con molestia rodando los ojos.
-Yo digo que en lugar de que estén hablando de cómo evitaron a la prensa, alguno de los dos debería limpiarle la boca a Astrid- dijo Toothless con gracia recargado en la puerta del auto- pobrecita ¿qué no ven que está escurriendo hilitos de baba, además de que se está torciendo el cuello por no tener punto de apoyo para su cabeza?
- ¿¡Quién trae papel!? -exclamó la rubia de mechones azules apresurada al percatarse de la situación y mientras Hipo acomodaba mejor a su novia sobre su pecho.
-Qué malos son- bromeó el pelinegro entregándole al castaño el papel que necesitaba, ganándose así, miradas de reproche por parte de ambos- hermanito, sé buen novio y atiende a tu lady que hasta se mojó el cabello.
-Ya lo sé. Por cierto, ¿en qué momento llegaste?
-No tiene mucho- dijo subiéndose al asiento del conductor y viendo por el retrovisor como tras limpiarle el cabello y mejilla a su cuñada, su hermano le cerraba con delicadeza la boca para que no siguiera babeando- ¿no vas a tirar eso? -preguntó arrugando la nariz al ver que había guardado el papel que utilizó en el bolsillo de su abrigo.
- ¿Dónde quieres que lo tire?, ¿En la calle?, ¿En el auto? -devolvió con una ceja levantada.
-Pues no sé, ¿no te da cosita traerlo?
-Ay Toothless- comentó soltando una carcajada- como me va a dar asco si cada que beso a Astrid, literalmente pruebo su baba- agregó con obviedad- o dime, ¿acaso a ti te da asco la baba de Storm?
-No, ¡claro que no! -respondió en un sonrojo y sintiendo la mirada de su novia sobre él- perdón, a veces soy tonto y no capto rápido las cosas- justificó avergonzado antes de darle un rápido beso de piquito a la Hofferson menor.
-Mejor conduce si no quieres ser también malo como nosotros- opinó Storm riéndose de él y haciendo que Hipo la secundara.
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Una vez en la casa Hofferson, Toothless fue a la cocina por cubiertos mientras el castaño subía las escaleras con Astrid en brazos y con Storm detrás de él.
-De acuerdo Hipo, deja acomodo la cama para que la rubia duerma calientita, tú quítale lo que consideres pertinente a fin de que descanse, ¿te parece?
-Claro Storm- respondió dándole un asentimiento, pero al recostar a su novia en la cama, la menor lo miró con los ojos entrecerrados- ¿qué?
- ¿Le quitaste el sujetador, verdad?
-Mmmm no, ¿debía hacerlo? -preguntó con inocencia- solo le quité los tenis, el gorrito y abrigo.
-Sí, quítaselo, no te imaginas lo incómodo que es dormir con esa cosa.
- ¿Y por qué no me ayudas? -le cuestionó al ver que ya estaba en el umbral de la puerta.
-Porque estoy segura de que tú se lo puedes quitar más rápido que yo- dijo mirándolo con cara pícara, causando que se sonrojara a más no poder.
Al ver como la rubia de mechones azules se había echado a reír, esperó con la cabeza gacha a que lo dejara a solas con su lady para no cohibirse más. Una vez se cerró la puerta, metió las manos por debajo de la blusa de esta y en un hábil movimiento, le quitó el sujetador. La cubrió con las mantas y tras darle un dulce beso en la frente, salió del cuarto, dónde al descender las escaleras vio que su hermano ya había empezado a degustar del postre.
- ¡Hey, que desesperado! -exclamó acercándose con rapidez con el fin de también alcanzar algo del pastelito que compraron.
-Lo siento Hipo, pero sabes que solo soy débil ante la comida y Siri- sinceró Toothless con gracia antes de que esta lo tomara por las mejillas y le plantara un beso en agradecimiento a su coqueteo; algo que el castaño aprovechó para tomar una porción grande del pastelito.
-Oigan ¿me ayudarían a algo aprovechando que Astrid está dormida? -pidió la chica tras romper el beso con su novio.
-Claro amor, ¿a qué? -aceptó el enamorado Toothless sin dudarlo.
-Necesito opiniones finales sobre su traje, únicamente me faltan los detalles del cuello y mangas, pero ya cambié tres veces de diseño y no logro decidirme.
-Claro, te ayudamos- secundó el sonriente Hipo.
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-Oye amor, cuando me ofrecí a ayudarte con el traje de Astrid, no me refería a esto- soltó Toothless frunciendo el ceño, debido a que lo estaba usando de modelo mientras ella armaba piezas con la máquina de coser y su hermano hacía bocetos a lápiz combinando los diseños que esta le describió.
-Tannlos, acuérdate de que mi maniquí está roto, por eso eres el modelo.
- ¿Pero estás diciendo que tengo complexión de mujer? -preguntó sintiendo como su corazoncito se apachurraba.
- ¡No corazón! -soltó apresurada acercándose a él- es más que nada para que sostengas las telas, no porque piense que tienes complexión de chica. Eso jamás, tienes un bonito y sexy cuerpo varonil- agregó susurrándole al oído.
- ¿Ahh s-sí? -balbuceó con nerviosismo.
-Obvio, de hecho, me dan ganas de que no traigas nada puesto para que hagamos lo que en Berserker. Vamos a apurarnos con esto y lo hacemos, ¿te parece?
-Eres increíblemente sexy.
-Tomaré eso como un sí- dijo guiñándole un ojo.
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Cerca de las diez de la noche, Astrid se despertó gracias a que su estómago estaba demandándole ingerir alimento, aún se sentía demasiado cansada como para dejar la cama, pero el hambre esta vez pudo más. Perezosamente se enderezó y tras bostezar, se puso de pie, pero al hacerlo, sintió un horrible dolor en la rodilla izquierda que la hizo querer pegar un grito. Se cubrió la boca para reprimirlo; más sin en cambio, retrocedió y se sentó de nuevo en la cama.
-Maldita sea- se quejó por lo bajo descubriéndose la pierna y viendo que su rodilla estaba inflamada; inevitablemente bufó molesta al recordar cómo terminó así.
≈Flashback≈
-Cuando quiera comenzar señorita Hofferson- mencionó seriamente uno de los jueces que la evaluaría- le recordamos que su puntaje anterior fue de 9.01 y que, si baja, aunque sea una décima, Camicazi Carlson tomará su lugar, ¿entendido?
-Me queda más que claro- respondió apretando los puños con fuerza, pese a estarle mostrando una sonrisa- pero no será necesario que Carlson tome mi lugar.
-Eso lo determinaremos nosotros, señorita Hofferson- indicó otra jueza- puede empezar.
Astrid quería arrancarles la cabeza de un golpe, pues la estaban tratando bastante brusco, pero sabiendo que era un pensamiento estúpido, los ignoró para ir con Fergus.
-Respira, tú puedes. Ciérrales la boca y enséñales de que está hecha Astrid Hofferson- le susurró su entrenador dándole un abrazo.
-Lo haré, te sentirás orgulloso de mí- prometió con cariño, para después dirigirse al centro de la pista.
Respiró profundamente por última vez, y en cuanto la música invadió sus oídos, dejó fluir los movimientos de su cuerpo. Por suerte, la coreografía que había realizado en las clasificatorias no era de alta dificultad; la pieza se caracterizaba más por usar una técnica limpia y delicada, acompañada de expresiones corporales al ser de temática melancólica. Posteriormente, tomó impulso para ejecutar un Doble Axel, del cual aterrizó con una increíble precisión, pero sintiendo una leve molestia en la rodilla izquierda que le hizo quejarse por lo bajo, pero no lo suficiente como para detenerse a ejecutar un Toe Loop; el salto final.
-Buen trabajo y desempeño señorita Hofferson, sin duda es una patinadora de excelencia. Noruega estará orgulloso de seguirla teniendo como su representante; puntaje final, 9.15.
-Muchísimas gracias- atinó a responder con emoción y sintiendo como le temblaban las manos, pues no solo había conservado su plaza, si no que, subido su puntaje, algo que le ayudaría bastante en el Campeonato.
-La veremos en la competencia, buen día.
-¡¡Lo logré!! -gritó Astrid yendo a abrazar a Fergus, quién emocionado le regresó el gesto cuando los jueces se retiraron.
-Sabía que lo lograrías, ahora ve a descansar- pidió dándole un beso en la frente, a lo que esta le asintió antes de ir hacia las gradas.
No obstante, tras cada paso, el dolor en su rodilla fue en aumento. Quizá solo necesitaría descansar y estaría bien para la tarde, pensó haciendo una mueca justo al ver que a lo lejos se acercaban los curiosos Hipo, Storm y Toothless.
≈Fin del flashback≈
Se había equivocado, ya habían pasado unas horas y el dolor seguía allí. Tras masajearse la rodilla, no pudo evitar preocuparse, pues la competencia estaba a la esquina de la vuelta como para que se lastimara, así que, a manera de prevención, decidió que iría pronto con Howard a que la revisara; aunque a escondidas de todos para no preocuparlos, pero mientras tanto, se puso la rodillera con el propósito de tener mejor apoyo al caminar.
- ¿Hola?, ¿Me perdí de algo? -preguntó confundida al pie de la escalera al ver en la sala a su novio, Storm y Toothless sonreírle con nerviosismo.
- ¿Qué-é? no, nada- negó la rubia de mechones azules encogiéndose de hombros- ¡ah, bueno sí!, Hipo quiere darte algo.
- ¿En serio?
- ¿En serio? -le musitó el castaño discretamente a Storm, ya que eso era mentira.
-Solo bésala en lo que Tooth y yo sacamos su traje de aquí- ordenó empujándolo hacia su prima.
- ¿Dormiste bien? -le cuestionó Hipo con ternura a su novia para no verse tan sospechoso ahora que sabía el plan.
-Algo, tengo hambre y por eso bajé. Cenaré y luego iré a dormir otra vez- contestó apenada poniéndose un mechón detrás de la oreja.
-Yo haría lo mismo. Vamos, te preparo la cena- propuso acariciándole la mejilla.
-Muchas gracias, pero antes de... ¿qué querías darme?
Dicha la pregunta, el castaño vio por el rabillo del ojo como Storm le hacía señas exageradas y desesperadas de que ya besara a Astrid, así que una vez volvió a centrar toda su atención en ella, o más en concreto en su boca, sonrió.
-Esto- dijo tomándola por el mentón y uniendo sus labios a los suyos.
La rubia jadeó sorprendida por el contacto, pero instantáneamente cerró los ojos para disfrutar del sabor de sus labios. El chico se aseguró de introducir la lengua a su boca a fin de que no se despegara de él antes de tiempo, pero al sentirse observado, desvió la mirada dándose cuenta de que eran los curiosos Toothless y Storm. Hipo estuvo a nada de bufar por lo bajo, pero dado a que tenía que seguir el plan, les hizo señas de que se fueran a la de ya; cuando estos reaccionaron, corrieron escalera arriba, dándole así la oportunidad de cerrar los ojos, tomar a Astrid por la nuca y besarla como era debido, ya que esta le había dejado tomar el control.
-Quédate conmigo esta noche- susurró ella en un suspiro al separarse.
- ¿Estás segura? -preguntó acariciándole el labio inferior con ayuda de su pulgar.
-Sí, además, casi no te he visto y te extraño- sinceró melancólica- ¿tú no?
-Claro que sí, te he echado de menos toda la semana- reveló sonriéndole con tristeza.
-Entonces quédate conmigo- solicitó de nuevo abrazándolo por el cuello.
-No necesitabas pedírmelo dos veces. Ven, vamos por la cena y luego a la cama.
Mientras tanto, en la planta alta, Storm y Toothless al llegar al cuarto de esta para guardar el traje, se vieron con asombro por la forma en la que se besaron su prima y hermano respectivamente.
-Sé que sonará raro, pero quisiera que probáramos besarnos como ellos, ¿crees que estoy loca por pedirte eso?, es que no sé, no sabía que se podía besar con la lengua -le preguntó ella con vergüenza.
-No, a decir verdad, se nota que lo disfrutan mucho; supongo que así se besan cuando están solos, ¿quieres intentarlo? -devolvió el pelinegro con nerviosismo.
-Sí- aseguró abrazándolo por el cuello con el fin de terminar con la distancia entre ambos a la vez que este la rodeaba por la cintura.
Al principio, se besaron como comúnmente lo hacían hasta que, ella decidió introducir la lengua en su boca, Toothless la aceptó de inmediato y queriendo emparejar las cosas, imitó su acción. Storm jadeó ante ello, y al finalmente entender porqué Astrid cayó redondita con aquel beso, se aferró a su cuerpo mucho más.
-Wow, debemos probar esto más seguido- dijo él cuando se separaron por la falta de aire.
-Más te vale- advirtió en una sonrisa uniendo su frente a la suya.
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Llegado el cumpleaños de Astrid, en realidad se celebró con bastante tranquilidad, ya que todo empezó con ella levantándose hasta pasando las dos de la tarde por unos besos húmedos en el cuello provenientes de Hipo, quién estaba preocupado de que pasara tanto tiempo sin comer. Tras bajar las escaleras, se encontró con que su familia y los Haddock le habían organizado una comida, y pese a decirles que no se hubieran molestado con el detalle, disfrutó del día, aun y cuando el dolor de su rodilla seguía incomodándola; tanto que, una vez volvió a la cama, se recordó a sí misma ir al médico al día siguiente sin importar qué.
Por suerte para ella, los dioses la amaban a diferencia de a su novio, ya que Storm y él se habían ido desde temprano a la tienda donde vendían materiales de dibujo por unas ofertas que anunciaron la noche anterior, sus tíos a trabajar y Toothless no estaba en casa por haber acompañado a Valka a la empresa Haddock. Y para rematar, no tenía entrenamiento, ya que los Hansen se tomaron un pequeño descanso para ir a la casa en la playa de la familia de Brenda por motivo de celebración del compromiso de Magnus y esta. Así que, con el camino libre, Astrid apenas tomó su bolso, se fue directo al hospital, dónde al estar frente al consultorio de Howard, tocó a la puerta deseando que no estuviera ocupado.
-Adelante- respondió el hombre desde el otro lado antes de alzar la mirada y mostrarle una sonrisa a la rubia que le saludaba desde la puerta- ¡Astrid, que alegría verte!
- ¡También me alegra verte! -devolvió sentándose frente a él- pero, te he fallado, lo siento.
- ¿Por qué lo dices?
-Te había dicho que la siguiente vez, vendría como visita y no como paciente, pero no lo conseguí- mencionó mostrándole su rodilla envuelta en la rodillera.
- ¿Qué pasó? -preguntó abriendo los ojos con sorpresa y poniéndose de pie para examinar el daño. Y, tras escuchar detenidamente lo que ocurrió en la pista de patinaje, suspiró con pesadez- esto no es bueno, pero antes de continuar, ¿cómo vas con los dolores de cabeza?
-Tomo el medicamento al primer síntoma de mareo, ya no los había tenido con tanta frecuencia hasta esta semana que me estresé y fatigué mucho.
- ¿Y le dijiste a alguien sobre esto? -indagó mirándola con seriedad.
-No como tal- admitió con pena- pero, Hipo me estuvo cuidando todo el tiempo.
-Sin embargo, como no lo veo aquí ni a nadie más, asumo que tampoco dijiste algo sobre qué vendrías hoy, ¿cierto? -comentó con el ceño fruncido.
-Tuve que hacerlo, todos se preocupan más de lo que deberían por mí.
-Recuéstate en la camilla- le pidió con sutileza mientras hacía unas anotaciones en su libreta- ¿te duele si hago esto? -agregó doblándole ligeramente la rodilla cuando acató su instrucción inicial.
-¡¡Dioses!! -exclamó con dolor y soltando un grito- sí, carajo, como dolió, ¿qué me pasa?
-Sufres de una tendinitis rotuliana, la cual te causaste al aterrizar de ese salto que me comentaste; esta lesión se ubica en el tejido que conecta la rótula con la tibia, es por eso que te duele flexionar la rodilla, por no olvidar mencionar la inflamación que se presenta de manera impresionante.
-Pero estaré bien en unos días, ¿verdad?
-Sabes que no me gusta mentirte Astrid. La lesión te puede durar unos días o irse agravando por toda la presión que le ejerces a la pierna cuando saltas.
-Pero la fisioterapia puede servir, haré sesiones que le ayuden a mi rodilla a liberar presión y me puedes recetar analgésico- apuntó sintiendo que se le acababa el aire de los pulmones.
-Sí, eso haré. Pero también quiero advertirte una cosa, además de que te comprometas a otra.
- ¿A qué?
-Medicamente estoy obligado a descansarte al menos unos días, pero sabiendo cuánto has peleado por tu competencia, no lo haré. El dolor que sientes se irá y regresará sin precisión alguna; todo dependerá de la resistencia de tu rodilla y del cuidado que le des. No obstante, si en estos cuatro meses la lesión empeora, tendré que descansarte de manera definida.
-Pero Howard, en cuatro meses apenas será octubre, mi competencia es en diciembre- exclamó mirándolo horrorizada.
-Lo sé y haré todo lo que esté en mis manos para que alcances a sanar y puedas ir a competir, pero para eso necesito que vengas a citas médicas y a recibir rehabilitación con frecuencia.
-La fisioterapia me la puedo dar yo sola, además....
-No, sé que estudias fisioterapia y que puedes adecuarte sesiones, pero no es lo mismo si las haces sola. Necesito que le digas a alguien de tu situación, además de a tu entrenador- mencionó interrumpiéndola sutilmente- elige a quien quieras, de lo contrario, me veré en la obligación de romper con la confidencialidad médico-paciente y decirle a toda tu familia sobre esto.
-¡¡No, por favor, no lo hagas!! -exclamó con desesperación.
-Astrid, ellos no son tus enemigos, juro que te van a entender.
-No, solo van a querer que abandone mi sueño- negó con amargura.
- ¿Qué hay de Hipo? -preguntó con extrañeza.
Al escucharlo, la rubia lo miró sorprendida, ya que, por estar tan estresada con el diagnóstico se le había olvidado por un segundo que su vida era diferente; ahora tenía a Hipo con ella.
-Es muy sobreprotector, pero tienes razón, él me ayudaría.
-Pues entonces dile que venga, tengo que hablar con él- pidió dándole una diminuta sonrisa.
-Está bien- exclamó tomando su bolsa y sacando de esta su celular. Tras marcar su número, esperó pacientemente a que le respondiera, pues eso le daba más tiempo de pensar las palabras que usaría.
- ¡Mi lady!, ¿Cómo estás?, pensé que estarías en casa, pero ya vi que tenías cosas que hacer- exclamó el castaño con alegría del otro lado de la línea.
-Babe... ¿estás ocupado? -preguntó en voz muy bajita.
-No, llegué hace un rato de la tienda y Storm volvió a salir a comprar quién sabe qué, ¿por qué?
-Amm, es que quería saber si podías venir a recogerme.
-Claro, pero ¿estás bien?, te escucho sin ánimos.
-No me preguntes eso ahorita, por favor. Solo ven conmigo, te necesito- pidió sintiendo como le dolía el pecho.
-Tranquila, voy para allá, ¿dónde estás?
-En el consultorio de Howard. Cuando llegues, solo toca y pasa.
-Llego en diez minutos.
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En el lapso de tiempo desde que habló con su novio, Astrid no había abandonado la camilla, es más, había preferido perderse de nuevo en sus pensamientos observando el techo con desinterés, ya que Howard había ido a visitar al resto de sus pacientes. Pero, al escuchar cómo le daban unos golpecitos a la puerta, giró la cabeza en la espera de que la abrieran. Al ocurrir, conectó la mirada con la de su preocupado castaño, quién enseguida se acercó para sujetarla de la mano, sin embargo, ella decidió refugiarse en su pecho.
- ¿Me dirás que pasa? -preguntó él sin querer sonar exigente.
La rubia suspiró con pesadez, pero sabiendo que no tenía de otra, rompió el abrazo y le relató todo lo que Howard le había comunicado. Este la escuchó sin hacer preguntas y solo cuando terminó de hablar, se apartó unos centímetros de ella para pensar en lo que acababa de pedirle.
-Déjame ver si entendí, ¿te ayudo a la rehabilitación, cubro tu lesión de prácticamente todos menos de Fergus y solo rezo a los dioses porque no te lastimes más?
-No quería que lo vieras así, pero sí.
-No lo sé Astrid, ¿es qué te das cuenta de lo que me estás pidiendo?, quieres que ponga tu salud en riesgo. ¿Qué pasa si requieres una operación y ya no puedes regresar a patinar?
-Sé lo que está en juego, pero prefiero decir que lo intenté a que, por temor al fracaso, no hice nada. ¿Puedo contar contigo sí o no? -soltó al borde de las lágrimas por sentirse de nuevo estúpida y vulnerable.
- ¿En verdad quieres esto? -cuestionó uniendo su frente a la suya a la vez que soltaba un suspiro.
-Más que nada- respondió con determinación.
-De acuerdo, te ayudaré, además, sé qué harías lo mismo por mí.
-Muchas gracias Hipo.
-Pero, vas a aceptar todas las recomendaciones de Howard, ¿estamos?
-Está bien- susurró antes de que el médico volviera a entrar al consultorio.
-Bueno, cómo estás más tranquila, asumo que tu chico aceptó ayudarte- exclamó el hombre hacia Astrid, obteniendo un asentimiento en respuesta- hola Hipo, ¿te parece si te hablo de su lesión? -agregó mirando a Haddock que sostenía con cariño la mano de la patinadora intentando relajarla.
-Hola, sí, por favor, ¿cuánto debo saber?
-Astrid deberá venir a consulta cada semana a una revisión rutinaria y recibir fisioterapia dos veces por semana. Sé que no eres profesional en esto, pero estoy seguro de que ella podrá guiarte en cómo dársela.
-Claro, no habrá mayor problema, también entiendo algunas bases de rehabilitación; yo mismo recibí varias años atrás por una lesión en la pierna.
-Perfecto, pues ese es el plan en general. Ahora, si ves que su rodilla se inflama o que el dolor que padece es imposible de soportar, la traes enseguida. Yo haré lo posible porque pueda ir a competir, pero debes estar enterado de que existe una gran probabilidad de que al final, su cuerpo no resista más y tenga que descansarla, ¿qué dices?
Al decir cómo podría terminar su salud de nuevo, la Hofferson se sintió tan impotente que, cerró los ojos con fuerza, pues lo que más deseaba en ese instante era gritar hasta que la garganta se le irritara.
-Por mí está bien- dijo el castaño con una sonrisa para intentar animarla, no obstante, esta se había perdido de nueva cuenta en sus pensamientos.
Hipo hizo una mueca al verla así, pero al girarse hacia Howard, este le indicó que se acercara, y dado a que Astrid no le estaba poniendo atención, ni siquiera se inmutó cuando le soltó la mano.
-Sabes lo difícil que es esto para ella. Por favor, no la descuides por nada en el mundo; sé que no le gusta mostrarse vulnerable y prefiere cargar con todo el peso en los hombros. Pero, temo que, al hacerlo por tanto tiempo, un día sea demasiado, termine haciéndose daño y, por consiguiente, caiga en una tristeza profunda- externó en un susurro.
-Lo sé, pero descuida, estará bien conmigo. Conforme a los meses, aprendí a leer su comportamiento, no me puede ocultar las cosas por tanto tiempo; prometo que no la dejaré caer- le aseguró con una sonrisa.
-Gracias.
Posterior a esa pequeña charla, Astrid salió de su ensoñación pidiendo irse a casa, así que, al estar en la puerta, le dio un abrazo a Howard prometiéndole que la siguiente revisión iría más animada, y pese a que el hombre le aseguró que no había problema, ella insistió.
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Una vez en la habitación de la rubia, esta se quitó la rodillera para descansar la pierna mientras Hipo le ponía una compresa de agua caliente en la rodilla.
- ¿Mejor? -le preguntó mirándola a los ojos cuando le dio un pequeño masaje, recibiendo a cambio un sutil beso en los labios- sé que no quieres hablar del tema As y lo respeto. Pero tú lo dijiste una vez; soy tu novio, puedes confiar en mí- comentó separándose de sus labios- vamos, dime qué pasa.
-Lo sé, perdón, solo estaba pensando en lo cansado que es esto...- admitió en un suspiro.
- ¿El qué?
-El que la vida me dé un camino tan doloroso de atravesar. Cuando todo parece ir bien, algo tan insignificante lo hace venir abajo en un segundo; a veces me canso de pelear, Babe- confesó con pesar- estoy cansada de tener que ser fuerte; de decirme "ánimo, Astrid; no es el fin del mundo; tú puedes", porque antes de que me dé cuenta, tengo que enfrentarme a un nuevo desafío. Primero tuve que vivir en un mundo sin mis padres, luego a adaptarme a un nuevo entorno con mis tíos, me he enfrentado a la envidia de la gente, lesiones por el patinaje, a que me falten el respeto e intenten propasarse conmigo. Sin olvidar mencionar que superé un accidente que casi acabó con mi vida, y ahora, cuando estaba a nada de tocar la gloria, por una maldita rodilla, todo está por esfumarse.
-Tienes razón, también creo que la vida te ha dado un camino muy difícil de seguir- admitió tomándola de la mano- pero de igual modo pienso que eso te fortalece cada vez más. Mira, en realidad no me gusta contar mucho sobre la época de mi accidente, pero quiero compartirte una anécdota.
-No tienes que hacerlo.
-Pero quiero hacerlo- indicó sonriéndole débilmente- cuando fue mi primera sesión de fisioterapia, iba con la autoestima por los suelos. La pierna era lo que menos me dolía, era más mi vergüenza por verme incompleto; recuerdo que pensaba "¿qué hice para merecer esto?". Creo que jamás te lo dije, pero también me lesioné la mano en el accidente, por tanto, pasé casi toda la rehabilitación sin poder tomar mis cuadernos de dibujo. Créeme que, con el pasar de los días las cosas se iban complicando, me sentía muerto en vida, peleaba constantemente con mis padres porque ellos querían que retomara mis actividades con normalidad, y yo solo les decía "¿¡no me están viendo!?, jamás volveré a ser normal". Los problemas me siguieron hasta la escuela por mi falta de motivación y las burlas de mis compañeros al ver mi prótesis; supongo que de ahí nació el temor de que ninguna chica querría estar conmigo en una relación- admitió eso último con pena- Toothless me ayudó a sobrellevar las cosas quedándose hasta tarde jugando videojuegos; eso se convirtió en mi vía de escape, pero no del todo, muchas veces pensé en rendirme.
- ¿Qué te hizo cambiar de opinión?
-El saber que volvería a pintar, aceptar que no sería el mismo y que mi círculo social se reduciría. No quise vivir una mentira, pero tampoco dejar de lado mis sueños; me costó un par de años, pero al final lo logré, aunque claro, no lo hubiera hecho sin ti- explicó acariciándole la mejilla.
-No te demerites, yo solo creí en ti y te apoyé como la mujer que te ama- respondió sonrojándose.
-Fue más que eso; me enseñaste la otra cara de la moneda. Pero, lo más importante es que me hiciste sentir de nuevo como un hombre completo, nunca te lo había dicho, pero gracias por eso. No creas, cuando empezamos a salir, algunas veces pensaba "Astrid merece algo mejor que tú", pero me hacías tan feliz que, fui olvidando esos pensamientos negativos hasta darme cuenta de que podía ser el hombre perfecto para ti.
-Lo eres, no dudes de eso.
-Gracias, pero bueno, lo que quería con todo esto es que sepas que sí entiendo cómo te sientes, y por eso mismo, te pido que no te rindas.
-Agradezco tus palabras, sé que a veces no soy muy expresiva al querer resolver las cosas por mi cuenta, pero tengo claro que siempre estarás conmigo para sobrellevarlas; no me voy a rendir, te lo prometo. Y gracias por compartirme tu historia; sé cuán difícil fue esa época, y precisamente por eso, te admiro como a nadie; eres mi mayor motivación para seguir avanzando con este desastre de vida que tengo.
Tras terminar esa conversación con un dulce beso, el castaño inició la primera sesión de fisioterapia, la cual duró cerca de una hora y que sirvió de mucho para que la rubia pudiera flexionar la rodilla. Pero, debido a que la seguía viendo con un semblante triste, decidió consentirla pintándole las uñas con un esmalte color azul rey; algo que la hizo sonreír ligeramente.
- ¿Trabajo? -le preguntó con la ceja alzada un rato después al observar cómo veía de reojo las notificaciones de su celular, para enseguida ignorarlas.
-No es nada, no te preocupes- respondió silenciando el aparato.
No obstante, como la rubia no estaba conforme con esa respuesta, le retiró la mano que le estaba pintando para que la viera a los ojos y le contara la verdad.
-Es la hija de un famoso empresario que fue al restaurante de Throk, vio mi trabajo y le gustó. Me está pidiendo que le haga un retrato familiar- explicó chasqueando la lengua y alzándose de hombros.
- ¡Pero eso es genial!, ¿Por qué no le respondes?
-Ehh pues, porque no voy a aceptar el trabajo- admitió rascándose la nuca con nerviosismo.
- ¿Por qué no?
-No quería decírtelo de momento para no alterarte, pero sabes que no te guardo secretos- mencionó desbloqueando su celular- me habló desde la mañana y vaya que es insistente con su pedido, mira- agregó enseñándole la pantalla.
-No, no, es tu privacidad, no tienes que enseñarme nada, yo confío en tu palabra- negó apresurada.
-Prefiero que lo leas tú, a mí me incómoda hacerlo. Además, sabes que lo mío es tuyo.
Con esas palabras, Astrid tomó el celular soltando un suspiro por no estar muy convencida de su acción, pero apenas leyó el primer mensaje, abrió los ojos con sorpresa.
- ¿¡¡Qué esa hija de troll quiere qué!!?
-Por eso me quedé callado, ya le especifiqué tres veces que no recibo esa clase de pago.
- ¿¡Es que en serio!? ¿¡Pagarte con sexo?, ¿Qué edad tiene?
-Creo que 18 años.
-Pues es una niñata con mucho coraje como para meterse en mi territorio.
- ¿Soy tu territorio? -le preguntó con una sonrisa burlona.
- ¿Prefieres que diga juguete sexual? -devolvió de la misma forma.
-No, territorio está bien- aseguró risueño- pero ya dejando de lado la broma, no le contesté por esa razón.
-Entiendo- respondió intentando besarlo, pero una llamada entrante al celular de este se lo impidió.
-Esto ya es el colmo, voy a bloquear su número- externó al ver que quien le llamaba era la hija del empresario.
-No, cuando una mujer está decidida a algo, no se detendrá hasta obtenerlo. Tú me ayudaste a alejar a idiotas que quisieron propasarse conmigo, déjame devolverte el favor- indicó con seguridad aceptando la llamada y poniendo el altavoz.
-Buenas tardes, señor Haddock, espero que no le haya molestado que lo llamara a su celular, pero de verdad me urge el cuadro que le mencioné; es un regalo que quiero darle a mis padres por su aniversario- dijo una chica con voz chillona.
-Disculpe, pero el señor Haddock no está disponible por el momento- respondió la rubia secamente.
-Ohh ¿y tardará mucho en poder atenderme?
-No sabría decirle.
- ¿Usted es su secretaria? para que le pase mi mensaje. Dígale que necesito el cuadro en un lienzo de 195 x 130 y que no se preocupe por el pago, se lo daré completito el mismo día que venga a pintar, pero que si quiere un anticipo, lo cito hoy por la noche en un bar para entregárselo.
Astrid estaba a nada de explotar e insultarla de todas las formas que conocía, hacía tiempo que nadie le hablaba de esa forma; gracias a la reputación que había ganado, obtuvo el respeto de la mayoría de las personas y, por consiguiente, que respetaran a sus seres queridos, sin embargo, ante esta situación, estaba indignada.
- ¿De verdad te piensas que el señor Haddock acepta ese tipo de pago? -inquirió molesta.
-Ay bombón, lamento mucho que el señor Haddock no se metiera bajo tu falda. Sé que estás celosa y por eso me tratas mal; te perdono- soltó divertida- pero no lo culpo, seguramente pasas los 30 años y no le eres atractiva, a diferencia de mí que soy bastante joven.
-Eres una niña y él un hombre refinado, no veo donde encajas en su vida.
-Qué mal carácter tienes, no aguantas ni una broma. En fin, no perderé más tiempo hablando contigo, voy a reportarte con el señor Haddock para que te despida; eres una pésima secretaria.
- ¡No soy su secretaria, idiota, soy su esposa! -escupió ante la mirada de sorpresa de Hipo, quién de inmediato se ruborizó, además de escuchar el latido de su corazón retumbar con fuerza.
"¡Soy su esposa!", qué bonito se escuchaba esa oración, pensó el castaño sonriendo embobado a la vez que miraba a su lady que parecía que en cualquier momento mataría a alguien.
-Te lo dejaré en claro una vez, tus insinuaciones baratas son acoso directo a mi esposo. Si de verdad valoras su arte, págale de la forma correcta, y cuidadito con intentar difamarlo ante la prensa, porque te juro que te las verás conmigo; no tienes idea de quién soy. Y una última cosa, ¡respétate, quiérete un poco más y busca a un hombre soltero! -dijo con brusquedad antes de cortar la llamada y cubrirse el rostro con una almohada para liberar el grito que se había creado en su garganta.
- ¿Sabes lo adorable que te ves cuando te enojas? -soltó él de repente mirándola como si fuese la octava maravilla del mundo, a lo que esta en respuesta, le miró con cara de pocos amigos, además de lanzarle la almohada- oye, estás golpeando el rostro de tu amado "esposo", ten más cuidado.
-Mejor sígueme pintando las uñas- soltó arrugando la nariz y estirándole la mano.
-Gracias por habérmela quitado de encima, yo ya no hubiera sabido que más decirle para que me dejara en paz.
-De nada, solo cuido lo que es mío- dijo todavía con molestia, pues cuando se le enfadaba a un Hofferson, aminorar su furia, no era tarea sencilla.
-Ya no te enojes Mi lady, no quiero que te duela la cabeza- le pidió dulcemente restregando su nariz contra la suya- también tengo que cuidar lo que es mío.
-Está bien- accedió con resignación antes de ahora sí besarlo como había querido hacerlo desde que la niñata llamó.
.
- ¿Todo bien hijo? -preguntó Valka cuando vio a su primogénito entrar a la casa al caer el anochecer.
-Hola mamá, la verdad no- admitió con pesar- desde la tarde hay algo que me molesta, no sé si estoy haciendo lo correcto con respecto a una situación delicada.
- ¿Quieres hablar sobre ello?
- ¿Está Toothless en casa?
-No, Storm se lo llevó a cenar porque lo vio muy estresado cuando salió de la empresa.
-De acuerdo, entonces sí; necesito un consejo.
Dicho eso, le contó todo lo que su novia le pidió hacer por ella en la mañana, omitiendo ciertas partes por respeto a su privacidad. Pero, no hubo duda de que al soltar todo lo que tenía guardado en el pecho, se sintió mucho mejor, en especial porque sabía que su madre jamás hablaría de su confesión con alguien más.
-Mamá, créeme que ayudo a Astrid con gusto, pero no puedo evitar preocuparme por su salud.
- ¿La amas, cierto? -cuestionó mostrándole una sonrisa maternal.
-Claro que sí, ¿acaso no se nota?
-A lo que me refiero es que ya tomaste una decisión firme. Cuando ella te dijo que todo estaría bien, creíste en su palabra porque la amas, así que ahora solo te queda confiar en que su cuerpo resistirá. Sé que no es sencillo, pero sabes que tienes que hacerlo, de todas formas, siempre estarás cuidándola.
Con aquella charla, se fue a su cuarto con menos pensamientos paranoicos en la cabeza, pero, aun así, al acercarse a la ventana a admirar el cielo estrellado, soltó un fuerte resoplido.
-Papá, sé lo sobreprotector que eras con mamá y no sé, siento que... ahjj, quisiera que estuvieras aquí, te necesito más que nunca; tú eres el único que podría entender mi dilema- susurró por lo bajo antes de ir a su cama y dejarse vencer por el cansancio.
El sueño al que se había adentrado era muy diferente a los demás, estaba inmerso en una utopía preciosa, una dónde lo más importante para la gente era el arte desbordando por doquier. Hipo se sentía más vivo que nunca y, para cuando se adentró a la exposición de arte moderno por la llegada de la primavera, caminó por los pasillos tratando de apreciar cada una de las obras hasta que, sintió una presencia a su lado.
-Son obras interesantes, pero el arte abstracto nunca me ha gustado; sinceramente no le entiendo.
- ¿Papá? -preguntó girándose de golpe hacia la voz que había escuchado.
-Aquí estoy Hipo- saludó el pelirrojo rodeándolo en un abrazo.
-Te echo tanto de menos- lamentó con tristeza.
-Lo sé hijo, yo también a ustedes; no sabes cuánto. Pero nunca están solos; sigo cuidándolos desde arriba. Aunque, ya no me necesitas, ya eres un hombre.
-No me siento listo para afrontar la vida; todavía me acechan muchos temores por la noche.
-Irás aprendiendo conforme a la marcha; confía en mí; además, no estarás solo en este proceso- comentó con cariño- Hipo, ya me tengo que ir.
-No, por favor, es muy poco tiempo, o al menos dime si te volveré a ver.
-Todo es posible, no pierdas la fe- mencionó comenzando a alejarse de él- a propósito, ¿recuerdas mi lección sobre cómo funcionan las señales del amor?
-Claro. Escuchando a tu corazón, encontrarás la paz que necesitas. ¿Por qué?
-Creo que eso te ayuda a resolver tu dilema de esta noche, ¿no?
No obstante, cuando una luz comenzó a cegar al castaño, lo dejó imposibilitado de decirle una palabra más a su progenitor. Posteriormente, se sintió flotar en el aire antes de alejarse de ese mundo utópico y de que todo se oscureciera.
Se despertó un instante después y al verse en su habitación, contempló el nacimiento del amanecer por su ventana. Se sentó y tras pasarse la mano por el cabello tratando de asimilar lo que había pasado, sonrió con nostalgia por comprobar que a pesar de que Estoico ya no estaba físicamente, seguía a su lado ayudándolo cuando más lo necesitaba; solo debía escuchar a su corazón y todo estaría bien.
.
Al cabo de unos días, Toothless y Storm decidieron festejar sus cumpleaños al mismo tiempo, debido a que solo se llevaban una semana de diferencia. Al igual que en el cumpleaños de la rubia, se realizó una comida bastante sencilla en casa de los Haddock, y mientras los cumpleañeros bailaban en medio de la sala canciones románticas, Hipo se le quedó mirando a Astrid pensativamente, quién estaba entretenida bebiendo un ponche de frutas.
-Dime que sucede, que no es costumbre tuya mirarme por tanto tiempo- pidió ella con una sonrisa.
-Sí es costumbre mía- la corrigió con gracia- no pasa nada, solo quería saber cómo amaneciste hoy- añadió jugando tiernamente con su mano.
-No hay dolor, pero tampoco haré un sobreesfuerzo, por eso no te he dicho que bailemos.
-Está bien, recuerda que mañana tenemos que ir con Howard.
-Lo sé Babe, no pensaba evadir la cita- contestó besándolo juguetonamente en la nariz.
-Tengo que prevenir... ¿te espero donde siempre?
-Sí, Storm ya tiene sus sospechas de que algo me pasa, así que estoy esforzándome en cerrar los cabos sueltos que le hagan buscar respuestas.
-Está bien, pero ¿no has pensado que ya es momento de decirle la verdad?
-No, no todavía.
-De acuerdo, será como tú digas, Mi lady.
-Gracias.
.
La mañana posterior, la rubia se alistó en silencio como lo había hecho durante las últimas semanas que acudía al médico para que, apenas su novio le enviara un mensaje, saliera de casa, caminara un par de cuadras cuesta abajo y se encontrara con él en su auto. Tras saludarlo y dirigirse al hospital, Howard modificó su rutina de ejercicios a fin de obtener mayor efectividad en la recuperación, además de exigirle el uso diario de la rodillera.
-Hipo, ¿vamos por un helado? -le preguntó a la salida, ya que estaba de buen humor debido a que Howard le aseguró que de momento su recuperación iba por excelente camino.
- ¿Justo ahora?, ¿Qué no tienes frío? -cuestionó él mirándola extrañado mientras rodeaba su cintura para ayudarla a caminar.
-Sí, se me antojó, y no, no tengo frío. Anda, vamos y a ti te compro un chocolatito caliente.
-De acuerdo, me convenciste- respondió sonriente y estando a punto de besarla, al menos hasta que el grito de una tercera voz a lo lejos lo frenó.
- ¿¡¡Qué en nombre de Thor pasa aquí!!? -demandó saber la furiosa Storm que iba acompañada del pobre Toothless que trataba de calmarla inútilmente.
-Storm- le llamó la rubia acercándosele despacio para tranquilizarla, sin embargo, al intentar tomarla de la mano, esta se apartó bruscamente.
- ¡No me toques!, ¿¡Qué demonios haces Astrid!? y más vale que sea la verdad, porque no soy tan tonta cómo te piensas.
- ¡Yo no pienso que seas tonta, Siri!
- ¡Claro que sí!, ¿Crees que no me di cuenta de que estás lastimada y que, por tu terquedad de seguir compitiendo, estás arriesgando tu salud? -escupió cada vez más molesta- pensé que tendrías el maldito valor de decirme lo que pasaba; ya tenía mis sospechas desde hace unos días, pero esperaba que lo dijeras por ti misma.
-No te dije nada porque no quería preocuparte, además, ya estoy sanando.
-Sea como sea, se supone que nos tratamos como hermanas ¡¡y preferiste decirle sobre esto a Hipo que lo conoces desde hace un año, que a mí que nos conocemos de toda la vida!!, siendo que él puede dejarte sola en cualquier momento si terminan; yo no, ¡¡yo siempre estaré aquí para ser tu pañuelo de lágrimas!! -encaró sintiéndose sumamente traicionada.
-¡¡Siri, por favor, vámonos, hay que tranquilizarnos!! -le suplicó el pelinegro, pues el silencio de su cuñada era el indicador de que la bomba estaba a punto de explotar.
- ¡No tienes derecho a reclamarme así! es mi vida y yo sé lo que hago. Si le dije a Hipo antes que a ti es asunto mío, pero ya que tanto quieres saber, se lo dije porqué él sabe exactamente cómo se siente el dolor; mi dolor de estar a punto de perder lo que le da sentido a mi vida- respondió de vuelta, tratando de no perder la calma, pero ya le había comenzado a alzar la voz.
- ¡Es de tu salud de lo que hablamos Astrid! no seas tonta.
- ¿Lo ves? no me entiendes; no comprendes lo que quiero, por eso no te dije nada. No fue por un asunto de traición o desconfianza cómo te estás creando en la cabeza.
- ¡Que terca eres! entiende que a veces los sueños no se hacen realidad.
- ¡No! si eso crees, lo respeto, pero no es mi caso. Yo tengo el campeonato en puerta y voy a ir cueste lo que cueste; no me importa lo que pase después.
-Es estúpido lo que haces. Deja esto ya por la paz; tienes que cuidarte, ¡¡porque cada vez es más evidente que este es el sueño de Camicazi y no el tuyo!! -gritó furiosa antes de darse cuenta de sus palabras por la expresión herida que le lanzó- Astrid, no, perdóname, no quise decir eso- lamentó tratando de acercársele, sin embargo, esta la hizo retroceder con un pequeño empujón.
-¡¡No tienes ni una maldita idea de lo que se siente ser yo!!, tú siempre lo has tenido todo en bandeja de plata, a diferencia de mí y, aun así, jamás te envidié. ¡¡Siempre te he apoyado, pero ya vi que no es recíproco!! la tonta soy yo por pensar que creías en mí- exclamó frenética- escúchame, no eres nadie para decirme de quien es el sueño de ir al campeonato, porque es solo mío. Ahora vete, no te quiero cerca, me has roto el corazón- agregó dando media vuelta para marcharse de allí sin importarle si su rodilla comenzaba a dolerle por echar a correr teniendo a Hipo detrás suyo.
El castaño sintió como los pulmones comenzaron a arderle al tratar de alcanzarla, por fortuna esta se detuvo en el estacionamiento. Al tomarla del brazo, descubrió que estaba inhalando aire demasiado agitada y que parecía estar mareada, por lo que rápidamente la tomó en brazos.
-Astrid, ¿qué tienes?, ¿qué quieres que haga?
-Sácame de aquí, no quiero ir a casa; no quiero estar en Berk.
Haddock ni siquiera fue consciente de cuando subieron al auto, y mucho menos cuando tomó la carretera que llevaba a las afueras de Berk teniendo de fondo los suaves sollozos de su rubia desde el asiento del copiloto. A pesar de que deseaba abrazarla como consuelo, esta se lo negó hasta que la sacara de la ciudad, por lo que, no teniendo opción, condujo sin saber a dónde Thor se dirigían.
Mientras tanto, Storm se quedó inmóvil apenas vio a su prima huir, pero en cuanto Toothless quiso abrazarla, las lágrimas rodaron por sus mejillas sin parar, por lo que trató de apartarlo, sin embargo, como estaba tan abatida para pelear con él, aceptó su gesto antes de romper en llanto.
- ¡Soy tan estúpida! -soltó con culpa a la vez que su novio la estrujaba más fuerte contra su pecho- Astrid no me va a perdonar jamás; soy un monstruo.
Verla de ese modo, le rompía el corazón al pelinegro, especialmente porque sabía que no podía hacer nada a fin de enmendar los daños; lo dicho, dicho estaba; su cuñada había sido herida y, no había indicio de que eso cambiara pronto.
.
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"Espíritu indomable" es el nombre del nuevo proyecto que estoy por comenzar, será un AU, pero no les diré en que época se sitúa ni la trama... ¿alguien tiene alguna idea? estaría emocionada por leer sus teorías. (Pd tras la reedición: que bello recuerdo del inicio de esta gran historia, dejémoslo :3).
Nos vemos pronto ;)
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