Capítulo 44

Ya saben que significa cuando aparece este simbolito (🔥), ustedes deciden si leen esa parte de la actualización o no, aunque, es casi obvia la respuesta; disfruten su lectura.

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Astrid miró a Hipo con tristeza, pero como sabía que no podía evitarle el sufrimiento, se le acercó para restregar su nariz contra la suya en un intento por consolarlo.

-Recuerdo como si hubiera sido ayer cuando Johan se nos acercó a Tooth y a mí en el cementerio... de tan miserable que me sentía, jamás noté si nos miraba de alguna manera en especial- comentó afligido- creo que se acercó después de que Bocón leyera tu discurso, porque una vez que intercambiaste unas palabras conmigo, te alejaste para que la gente me diera el pésame; entre ellos, él.

≈Flashback≈

El castaño vio desaparecer a su novia entre la multitud, y debido a que estaba distraído de su entorno, reparó algo tarde en la presencia de Johan, pues este lo saludó dándole un efusivo abrazo.

- ¡Oh, muchachos!, de verdad lamento mucho la partida de su padre, Estoico era un gran hombre- expresó ahora abrazando al menor de los Haddock.

-Gracias por venir Johan, papá te consideraba un buen amigo; además, siempre estuvo contento con tu trabajo- atinó a decir Hipo con amabilidad.

-Sí, gracias por todo el apoyo que le diste- secundó Toothless con una tenue sonrisa.

- ¡Pues claro que lo hice! su familia ha hecho tanto por mí estos años que, tenía que pagárselos de alguna manera; pertenecer a la empresa Haddock siempre será un honor, joven Hipo, joven Tannlos. Y no se preocupen, seguiré brindándoles mis servicios; sé que su padre estará viéndolos con orgullo desde el Valhalla sobre lo que hagan en la organización a partir de ahora.

-Gracias, y perdónanos por no decirte algo más, pero en este momento nos sentimos muy fuera de lugar.

-Descuiden, los entiendo. ¡Ay, Estoico! ojalá ya estés ocupando el lugar que te corresponde en la mesa de los reyes. Pronto todo mejorará muchachos, ya lo verán; además, él no va a dejarlos solos; en vida jamás dejó a ningún hombre atrás. Recuerdo como hace años, cuando empezaba a florecer la empresa, su padre...

-Johan, Johan, perdona que te corte tu historia, pero tenemos que agradecerle a toda esta gente por haber venido- interrumpió el apenado Hipo.

-No hay problema, después les cuento anécdotas de su padre, nos vemos- dijo a modo de despedida para ir con Valka a darle de igual manera el pésame por su gran pérdida.

≈Fin del flashback≈

-Y eso fue todo, por eso te digo que sí lo viste de lejos- musitó sintiendo como las lágrimas amenazaban con brotar de sus ojos.

-Me gustaría decirte algo que compensara todo lo que estás sintiendo, pero sería como ponerle un curita a una herida abierta- susurró acunando tiernamente sus mejillas.

-No es necesario, con tu sola presencia estoy mejor- confesó agachando la mirada para evitar que las lágrimas aparecieran- lo extraño tanto, Astrid... no puedo con esto.

-Sabes... acabo de acordarme que tu papá nos confesó a Storm y a mí algo sobre ustedes hace tiempo que, da bastante ternura- comentó tratando de subirle el ánimo cambiando el giro de la conversación.

- ¿Qué?

-Nos habló de la cara de tontos que ponían las primeras semanas que formalizaron su relación con nosotras.

-Thor, no me digas eso- exclamó avergonzado.

-Lo siento, es la verdad, también nos enseñó sus fotos de bebés.

- ¡Dioses, no! eso es traición. Por favor dime que al menos no eran las fotos donde salgo con disfraces ridículos de la celebración de Samhain.

-No, de hecho, eran unas donde sales desnudo. Ahora sí te puedo confirmar que, desde entonces, tenías unas nalguitas preciosas- comentó estallando en risa.

-¡¡Astrid!! -gritó completamente sonrojado antes de cubrirse el rostro con la almohada, pues la tierra no se lo tragaba por más que lo deseaba.

-Bueno, ya me callo. Mi intención con decirte esto no era hacerte sonrojar, sino que te dieras cuenta que podías recordar a tu padre con buenas memorias. Sé que la forma en la que partió al Valhalla fue terrible, y se me hace un nudo en el estómago cada que lo recuerdo, pero no quiero que lo primero que se te venga a la cabeza cuando te hablen de él, sea su muerte. Sé cuánto lo extrañas, pero ya no llores por él de esta manera- pidió mirándolo con empatía.

-Suena a algo muy difícil, aunque...

- ¿Qué?, dime de que te acordaste- solicitó amablemente al ver que de repente agitó la cabeza para salir de sus pensamientos.

-Oh...- dijo con una pequeña sonrisa al ver que hasta conocía las expresiones que ponía cuando echaba a volar su imaginación- de un recuerdo de mi infancia. Una vez que estábamos en el jardín, yo había tenido la loca idea de hacer mi propio caballete para armar toda una exposición de arte, y debido a mi entusiasmo, papá se dispuso a ayudarme a construirlo.

- ¿No que no le gustaba que hicieras nada relacionado a las artes?

-Antes sí me dejaba, después de todo, era un niño. Me acuerdo que ese día trabajamos sin parar, y después de dos horas, lo terminamos. Al mostrárselo a mamá, se emocionó tanto que, me dijo que le hiciera un dibujo; y como acepté hacerlo, subí corriendo a mi cuarto. Toothless en todo el tiempo que hice la pintura, permaneció a mi lado, pero solo porque quería saber para que servía un caballete, pues pensaba que era para montar, ya que, según su lógica, caballete se asimilaba a caballo.

-Toothless era tan adorable de niño, ¿supongo que tenía como 7 años?

-Sí, más o menos.

- ¿Y qué dibujaste?

-Espera, creo que aún tengo ese dibujo- mencionó poniéndose de pie para dirigirse a su escritorio de trabajo, del cual sacó un folder que estaba en uno de sus cajones; al abrirlo, tomó una hoja, y se la entregó a su lady.

- ¡Por todos los dioses! si así dibujabas a los 8 años, no me imagino cuando llegues a los 30. Está increíble- sinceró con emoción observando que el dibujo era un retrato de la familia Haddock posando frente a un arbolito de Snoggletog- ¿y qué te dijo tu papá cuando lo vio?

-Le gustó mucho, esa fue la primera vez que lo vi sonreírme por hacer un dibujo- relató con melancolía.

-Él siempre estuvo orgulloso de ti; jamás lo olvides.

-Sabes, hablar así de él, ha hecho que vea las cosas desde la perspectiva que mencionaste antes, muchas gracias.

-De nada- dijo con calidez antes de que ambos se recostaran de nuevo en la cama- ya tenemos que dormir, es más de media noche, si no, más tarde no te vas a poder levantar.

- ¿Por qué solo te refieres a mí? -preguntó risueño.

-Porque yo siempre puedo despertarme temprano, tú no; aprecias tu sueño de belleza- respondió con gracia besándolo en los labios.

-Está bien, no discutiré eso; buenas noches Mi lady.

-Buenas noches Babe.

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Horas más tarde, la rubia despertó pasando las 8 am, y tal y como había predicho, su novio no consiguió imitarla. Sonrió enternecida al escucharlo roncar antes de besarlo en la frente y abandonar la cama. Se quitó su pijama para ponerse un top deportivo y short, tomó sus audífonos vía bluetooth de su mochila y tras asegurarse de que Hipo seguía dormido, bajó las escaleras.

Una vez llegó a la sala, se colocó los audífonos, puso en su reproductor de música su playlist favorita, y finalmente, se ató el cabello en una coleta para que no le estorbara. Fergus le había mandado un mensaje la noche anterior diciéndole que ya podía retomar la rutina diaria de ejercicio que implementaba para mantenerse en forma, ya que apenas recibiera el alta médica definitiva, podría regresar a entrenar; por ello había despertado con muchísima energía.

- ¿Ya no aguantabas estar un día más sin ejercitarte, verdad cariño? -preguntó Gylda a la sonriente Astrid al pie de las escaleras.

-Ah, tía, buenos días. No, la verdad es que era algo que ya anhelaba desde hace mucho.

-Lo imaginé, bueno, sigue con tu rutina en lo que tu tío y yo preparamos el desayuno para todos. Ya cuando baje Storm, le ayudas a poner la mesa, ¿de acuerdo?

-Seguro- afirmó guiñándole un ojo antes de continuar ejercitándose por un rato hasta que, decidió que era hora de repasar por encima la coreografía del Campeonato Mundial; Suitcase.

La composición todavía no estaba concluida, debido a su accidente, pero no era mayor problema, pues repasaría hasta cansarse la parte que ya estaba montada.

-Hey rubia, buenos días- saludó la rubia de mechones azules de repente bajando las escaleras, pero de tan inmersa que estaba Astrid en su mundo, no la escuchó. Así que tuvo que aclararse la garganta y agitar las manos para llamar su atención.

-Hola Tormentita; disculpa, no te escuché bajar, ¿cómo estás? -cuestionó sonriente y quitándose los audífonos.

-Bien... había extrañado verte bailar- sinceró yendo a abrazarla.

-Yo también, ni te imaginas cuanto- dijo correspondiéndole el gesto.

Tras romper el abrazo, cumplieron la indicación de Gylda, ya que seguramente Valka no tardaría en acompañarlos, caso opuesto de los chicos, pues Toothless a veces resultaba ser igual que su hermano en cuanto a querer dormir hasta tarde haciendo burbujitas de baba. Pero, en fin, una vez la mesa estuvo lista, Astrid continuó practicando su rutina en lo que esperaban a los Haddock para desayunar, aunque tan solo veinte minutos después, la castaña bajó las escaleras sintiéndose sumamente apenada, pues siendo la dueña de la casa, expresó que era su responsabilidad atenderlos al ser sus invitados, y no al revés. No obstante, Gylda le hizo saber que no era así, que, al contrario, haber preparado el desayuno era su forma de agradecerle por recibirla a ella y a toda su familia.

Sin embargo, la rubia en ese punto, se había absorto de todo para enfocarse únicamente en la ejecución de la coreografía que mezclaba el ballet con el patinaje, pues dado que la canción era el tema principal de una película donde la protagonista luchaba por ser una bailarina profesional de ballet, Fergus había pensado que era buena idea combinar ambas disciplinas en un baile. Al empezar a hacer giros Pirouette, tomó una bocanada de aire, puesto que, en el ballet, se debía tener una pierna flexionada de tal manera que el pie se apoyara en la rodilla al girar, pero debido a la cuchilla de sus patines, tuvo que mantener una distancia considerable de la rodilla para evitar sufrir un corte.

Los hermanos Haddock por su lado, no tardaron mucho en bajar las escaleras después de eso. Aunque, no se pudo negar que Hipo estaba más dormido que despierto, puesto que apenas llegó a la planta baja, se dirigió a la sala a recostarse de nuevo; y solo de no ser porqué se maravilló viendo a su novia, se habría vuelto a unir a Morfeo.

-Buenos días dormilón- saludó la rubia acercándose al sillón con la intención de besarlo en los labios en lo que nuevamente se quitaba los audífonos.

-Buenos días- dijo el castaño con la voz ronca y correspondiéndole torpemente, antes de que esta lo jalara para que se pusiera de pie y fueran al comedor.

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Al concluir el desayuno, Astrid les hizo saber a sus tíos que necesitaba ir al hospital a su cita médica, mientras que Storm por los materiales de una tarea, por lo que, debido a que solo se les había asignado a cuatro hombres de seguridad, resultó evidente que saldrían juntas. No obstante, para la tranquilidad del matrimonio Hofferson, Hipo y Toothless se unieron al plan, dónde al salir de casa, se subieron en un solo auto para mayor comodidad de todos, teniendo a Hipo como conductor, Astrid siendo el copiloto, y a la parejita más joven en el asiento trasero.

- ¿A dónde vamos a ir primero? -preguntó el pelinegro.

-Pues, ¿qué clase de material necesitas Storm? -cuestionó la rubia mirándola por el retrovisor.

-Tela, muchas telas, es para mi proyecto final.

-Que oportuno, porque hasta ahorita me acordé que yo también necesito comprar tela- intervino el castaño con nerviosismo.

- ¿Tú? ¿Para qué quieres tela Hipo? -curioseó su hermano con extrañeza.

-Para algo que tengo que hacer.

- ¿Es para el restaurante?

-No, no es para eso- insistió sin quitar la mirada del frente.

-Bueno amor, ya deja al señor misterio con su proyecto secreto, después te dirá que es- habló la Hofferson menor con gracia para alivio del chico- entonces, tomando en cuenta que Hipo y yo nos vamos a tardar buscando las telas que necesitamos, vamos primero al hospital.

-Me parece bien.

Pasando no más de diez minutos, arribaron al estacionamiento del hospital de Berk, dónde antes de atreverse a pisar el lugar, los hombres de seguridad les aseguraron que custodiarían la entrada en todo momento.

-Oigan ¿les importaría irse adelantando? -mencionó Storm con una sonrisa nerviosa.

- ¿Pasa algo? -preguntó Astrid mirándola con una ceja alzada.

-Es que quiero ir al baño y por el consultorio de Howard no hay.

-Váyanse ustedes, yo acompaño a Siri al sanitario, y ahorita nos vemos afuera del consultorio- opinó Toothless mientras tomaba la mano de su inquieta novia que había comenzado a bailar en su lugar para olvidarse de las ganas que tenía de ir al baño.

-De acuerdo, con cuidado- atinó a decir la rubia antes de verlos echar a correr- sabes que no me gustan las sorpresas y los secretos, ¿para qué quieres tela? -agregó con curiosidad hacia Hipo una vez retomaron el camino al consultorio de Howard.

- ¿Recuerdas que te dije en el restaurante que había tenido una gran idea?

- ¿Ajá?, continúa.

-Es que, quería hacer otra pintura de ti- dijo sin atreverse a mirarla a los ojos.

-Oh, claro. Yo encantada, pero ¿entonces la tela es para el fondo?

-Mmmm no, es para que lo uses.

- ¿Algo así como una estola?

-No, es que, mi idea es que sea una tela transparente- comentó sintiendo como las manos le sudaban.

-Anda, ya dime que quieres hacer- pidió frenándolo en seco- ¿desde cuándo te pones nervioso por contarme algo?, te ves igual a cuando me pediste ser tu novia. Porque incluso ese día en el restaurante, estuviste muy tranquilo cuando hablaste sobre tu idea- agregó frunciendo el ceño.

-Lo que ocurre es que en ese momento me dejé llevar por lo que había pasado entre nosotros... ¡ay no!, mejor olvídalo Mi lady- solicitó en una risa nerviosa, sin embargo, la rubia en respuesta, le arrugó la nariz, además de golpearlo en el hombro- ¡auch, Astrid! -exclamó adolorido.

-Dime lo que quieres, o te juro por Odín que volveré a golpearte.

-Ya oí, es que me daba pena decírtelo- expuso dejando escapar un suspiro y agachándose para hablarle al oído- es que quería pintarte simplemente acompañada de una tela que resaltara tu belleza natural.

- ¿Me quieres pintar desnuda? -preguntó viéndolo a los ojos para confirmar su mensaje, y al recibir un apenado asentimiento, sonrió enternecida- ¿sería solo para ti? -añadió coquetamente sobre sus labios.

-Desde luego. A pesar de que las pinturas de la anatomía humana tomaron mucha fuerza desde el Renacimiento, no quiero que el mundo te vea de esa manera- explicó rascándose la nuca.

-De acuerdo señor artista, ¿cuándo quieres pintarme?

-Espera, ¿aceptas?

-Claro, ¿por qué no lo haría?

-Ay dioses, muchas gracias. Ehh, ¿puede ser hoy?

-Claro que sí, tienes suerte de que mi periodo no iniciara ayer, y que solo hubieran sido cólicos- dijo guiñándole un ojo a la vez que tocaba la puerta del consultorio.

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Una vez Howard revisó las últimas tomografías que se había hecho la Hofferson, hizo un par de anotaciones antes de mirar a la pareja con una sonrisa.

-Bien Astrid, todo se ve muy bien, ya no presentas inflamación en el cerebro y no veo ninguna secuela por el golpe. Solo tengo una pregunta, ¿has padecido de los dolores de cabeza que te mencioné?

-Sí, uno ligerito hace unos días, nada grave- informó la mencionada alzándose de hombros, pero el hombre en respuesta, le entrecerró los ojos.

-Sé que Astrid me está mintiendo, ¿qué tan ligerito fue ese dolor de cabeza? -preguntó ahora dirigiéndose a Hipo ante la atónita mirada de la chica.

-No fue nada ligerito. Se mareó al grado que terminó desmayándose, pero fue por tener una riña con alguien, no porque le diera espontáneamente- reveló el castaño viendo por el rabillo del ojo como su novia le lanzaba un puchero con fastidio.

- ¿Por cuánto tiempo estuvo inconsciente?

-No mucho, logré hacerla reaccionar rápido.

- ¿Se golpeó la cabeza?

-No, yo la sostuve cuando se desvaneció.

- ¿Hiciste lo que te recomendé?

- ¡Alto!, ¿De qué están hablando? -intervino Astrid con ligera molestia al sentirse ignorada.

-Sí, al pie de la letra- respondió Haddock con una sonrisa sin hacerle caso a su lady.

Cuando la chica estuvo hospitalizada, Howard se encargó de hablar con Hipo en privado para darle algunas recomendaciones de los cuidados que esta requeriría en su recuperación, debido a que ahora él era el más cercano a ella. Principalmente, le explicó que podría padecer cosas sencillas como dolores de cabeza o episodios de fatiga, los cuales aminorarían con medicamento, y otras más fuertes como mareos y desvanecimientos. Esa había sido la razón por la cual el castaño supo actuar cuando se suscitó la pelea con Carlson; había recibido entrenamiento previo para saber qué hacer.

- ¡Oigan, sigo aquí! -exclamó la rubia cruzándose de brazos.

-Sí, lo sabemos- mencionó Howard con calidez- muy bien, ya puedo darte el alta médica, aunque, el que regreses a patinar definitivamente, ya depende de tu entrenador.

- ¡Gracias, muchas gracias! -expresó mientras le brillaban los ojitos con emoción.

-Solo procura no mentirme con respecto a tu salud la siguiente vez, tengo suerte de que Hipo sepa todo lo que te pasa- indicó con diversión entregándole el documento de su alta médica.

-Ay, pero no te miento, solo omito ciertos detallitos- explicó sonriente- bueno ya, prometo cambiar- agregó ante su mirada incrédula.

-Gracias, cuídense y espero no vengas por otra lesión- pidió acompañándolos a la puerta.

- ¡Claro!, prometo solo venir de visita y no como paciente- aseguró por último antes de darle un abrazo y abandonar el consultorio junto al castaño.

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Al salir del hospital y llegar al local dónde Hipo y Storm conseguirían las telas para sus proyectos, decidieron dividirse en parejas a modo de terminar rápido con las compras, y regresar a casa.

- ¿Qué estás buscando amor? -preguntó el pelinegro mientras seguía de cerca a su novia que iba de un lado a otro inspeccionando lo que había en los estantes.

-Tela que se asemeje a la que se llevaba en la época Victoriana. Mi proyecto consiste en hacer el vestuario que ocupaba el hombre, lo cual agradezco a los dioses, pues de haber hecho el de la mujer, me daba un tiro- contó la rubia de mechones azules tocando la textura de las telas para saber cuál era de mejor calidad.

-Vaya ¿y cómo piensas hacerlo?

-Ya tengo el boceto, solo tengo que pensar cómo voy a trabajar, porque mi maniquí se quebró.

- ¿Te acomodarías trabajando conmigo? -preguntó dulcemente tomándola del mentón al ver que se había puesto ligeramente nerviosa ante la última oración.

-La verdad sí, serías el modelo perfecto, pero no quiero entretenerte con mi tarea. Ayer pasaste por mucho como para que hoy te tenga de pie por varias horas.

- ¿Recuerdas qué me pediste hacer anoche?

-Que le escribieras una carta a tu papá, ¿pero eso qué tiene que ver? -cuestionó extrañada.

- ¿Y qué más me sugeriste hacer?

-Recordarlo con buenos momentos. Te dije que era mejor mantener un cálido recuerdo en el corazón para extrañarlo, en vez de cosas malas.

- ¿Y después de eso?

-Te dije que nunca estarías solo. Si tú peleas, yo peleo, si te das por vencido, yo también lo hago, y si decides ir hacia lo desconocido, iré contigo.

-Exactamente, si estamos juntos, todo estará bien sin importar qué- expresó con ternura- ayer me sentía fatal, no voy a negarlo, pero con tan solo ver tu sonrisa y escuchar tu voz, fue suficiente para mejorar. Por eso mismo, sería un honor ayudarte con tu proyecto, y en todo lo que necesites.

- ¿De verdad?

-Sí, además, siempre he querido saber cómo me vería vestido con ropa antigua- agregó con diversión.

-Te seguirías viendo muy guapo- alabó abrazándolo por el cuello- gracias Tannlos; gracias por haber entrado a mi vida, te amo.

-Yo también te amo Siri, y agradezco todos los días tenerte a mi lado- susurró sobre sus labios antes de inclinarse para besarla, dónde una vez fue correspondido, se separó lentamente- de acuerdo, así que, ¿qué color se me vería mejor? -indagó tomando una de las telas para envolverse en ella.

-Ay amor- respondió risueña- ven, creo que las telas del fondo tienen colores más vibrantes, estos están muy apagados para el vestuario.

-Adelante, guíame, yo sigo a mi diseñadora- contestó con una sonrisa cuando lo jaló de la mano con la intención de dirigirse al otro extremo del local.

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-Entonces, ¿qué tan transparente quieres que sea la tela? -preguntó la sonriente Astrid.

-Lo suficiente para que te veas más tú- explicó Hipo tocándole la nariz tiernamente- además, necesito que sea blanca porque quiero que lleves unos detalles en dorado.

- ¿Y cómo los harías?

-Con pintura y, también me gustaría que usaras un adorno en la cabeza.

-De acuerdo, me gusta, ¿dónde conseguimos los materiales para eso?

-Aquí mismo, cuando entramos, vi las piezas por separado. Mi plan es hacer una tiara con alas a los costados.

- ¿Algo así como las que usan las valkirias?

-Exactamente, y justo así se llamará la pintura; la valkiria.

La chica rio dulcemente al escucharlo, pues tras recordar que siempre se refería a ella como su valkiria, se le hizo un acto tan cursi y bonito hacer un cuadro con esa temática que, no sería capaz de decirle que no lo realizara. Tras ayudarle a conseguir lo que necesitaba, fueron a pagar a la caja antes de reunirse con la otra pareja. Y, una vez estuvieron de regreso en el hogar Haddock, fueron a una bodeguita que se encontraba en el patio trasero a tomar los materiales restantes que utilizarían en la elaboración de la pintura, mientras que Storm y Toothless decidieron irse al cuarto de él para trabajar sin interrupciones.

- ¿No te falta algo para trabajar, amor? -preguntó el pelinegro al cerrar la puerta.

-No, ya tengo todo; es hora de tomarte las medidas- respondió la rubia de mechones azules con ilusión.

-Perfecto, pero antes de... ¿sabes dónde se metieron los soldaditos del amor?

-Están en el patio de atrás, supongo que fueron a dar una vuelta.

-Más bien, Hipo fue a darle la vuelta a Astrid en la bodeguita que hay por ahí- respondió con picardía.

-¡¡Tannlos!! -gritó soltando una enorme carcajada- no creo que lo hagan allí, es más seguro que sea en la habitación de tu hermano.

-Bueno, era una opción- dijo con diversión alzándose de hombros.

-Mejor iniciemos con mi proyecto.

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Cuando el castaño llevó a la rubia a su habitación, se aseguró de cerrar la puerta con seguro, cubrir las ventanas, encender el aire acondicionado, y pedirle que eligiera la música que tendrían de fondo durante las siguientes horas, sin embargo, ella se negó, argumentando que él lo hiciera por ser el artista que iba a dejar fluir su imaginación; así que, teniendo la vía libre, puso música clásica.

-Bueno Mi lady, en lo que yo hago la tiara, puedes retocarte el maquillaje si quieres, cepillarte el cabello, o simplemente esperarme al verte tan bonita como siempre.

-Ay, no es cierto Babe, luzco horrible. Voy a arreglarme, por cierto, ¿te molesta que me delinee los ojos con lápiz dorado?

-No, al contrario, creo que eso quedaría muy bien- mencionó entusiasta.

La Hofferson al tener su aprobación para el maquillaje que tenía pensado crear, se dispuso a trabajar en silencio hasta que, pasando treinta minutos, se vio al espejo con una sonrisa satisfecha.

-Listo, ya también me acomodé el cabello.

Al instante en que Hipo alzó la mirada, se quedó boquiabierto. Astrid había soltado su cabello de tal forma que le cayera por el hombro izquierdo, puesto rubor, rímel, lápiz dorado como delineador, hecho contouring, pintado los labios de rojo, y resaltado los pómulos y nariz con iluminador.

-Tomaré tu cara de tonto como un "sí, me encanta cómo te ves Mi lady" -respondió divertida- ¿quieres que ya me vaya desvistiendo?

-Dioses, me estoy quedando sin aire en los pulmones; es posible que, al terminar el día, esté muerto- confesó embelesado- sí quieres. Ten, ya terminé la tiara- agregó pasándole el accesorio.

-Te quedó muy bonita. Bueno, en lo que termino de prepararme, tú arregla tu set de trabajo.

-A tus órdenes- aseguró yendo a ajustar la altura del caballete para colocar el lienzo y las pinturas que ocuparía.

Posteriormente, se dispuso a acomodar el lugar donde iba a posar su novia, el cual consistía en un sillón grande que cubrió con una tela de color vino, y que colocó al centro del cuarto por ser el ángulo perfecto para plasmarlo al lienzo.

-Ya estoy lista- llamó dulcemente una vez se colocó la tiara y teniendo solo una manta cubriéndole el cuerpo.

-Estás preciosa- halagó mirándola con una sonrisa antes de agitar la cabeza para concentrarse- bien, ahora necesito que te acerques porque voy a ponerte la pintura dorada- agregó tomando un pincel y tragando saliva pesadamente para relajarse del cosquilleo que empezó a invadirlo en su parte baja.

Sin embargo, Astrid no se la ponía fácil, pues apenas la tuvo a centímetros de distancia, la vio deshacerse el pequeño nudo que hacía que la manta no dejara a la vista su desnudez mientras le sonreía con picardía; estaba provocándolo, y lo peor era que, lo sabía perfectamente. Y dado a que estaba consciente de que en ese juego era un perdedor, se deleitó mirándola de arriba abajo con las pupilas dilatadas, para después acariciarle sus carnosos labios.

-De no ser porque en verdad quiero hacer esta pintura, ya te habría tomado aquí mismo...

-Bueno, no te detendré si quieres hacerlo una vez termines de pintarme- propuso coquetamente robándole un beso cerca de la comisura de los labios.

-Gracias- atinó a decir, pues estaba seguro que si seguía hablando, iba a terminar desmayándose.

Por lo tanto, con la intención de mantenerse cuerdo, metió el pincel a la pintura dorada y luego, lo dirigió a su piel para dibujarle frágiles líneas, puntos o espirales en forma de patrón hasta que, estuvo satisfecho.

-Me gusta, ahora, lo que sigue es que te acomodes en el sillón- pidió guiándola al set a la vez que le acomodaba la tela blanca que había comprado más temprano.

Después de probar varias posiciones, Astrid optó por recargarse en uno de los brazos del sillón, con la pierna izquierda flexionada levemente hacia arriba, la mano derecha reposando en el borde del sillón, e inclinando la cabeza hacia dónde se encontraba Hipo. Y, debido a la visión estética que iba a tener la pintura, se puso la tela como una estola, pero únicamente cubriéndole el pecho derecho y parte del vientre bajo.

-Bueno, voy a empezar con los trazos guía, pero si en algún punto te cansas o necesitas algo, me avisas- pidió tomando su lápiz de grafito.

-Sí, tranquilo, tú concéntrate.

Pasando cerca de una hora, el castaño dejó el lápiz a un lado para reemplazarlo por sus acrílicos y empezar a dar vida al rostro de su rubia; el trabajo ya estaba haciéndole estragos en el cuello, pero no desistiría.

- ¿Segura que estás cómoda?, ¿No quieres tomar un descanso?

-Estoy bien Hipo, sigue pintando.

Un par de horas más tarde, acabó los trazos a su cuerpo, lo que hacía que únicamente le faltara pintar el sillón dónde estaba sentada y el fondo. Pero debido a que ya quería que descansara, despegó la vista del lienzo para mirarla con una sonrisa.

-Listo, ya puedes levantarte, solo me falta pintar unos detalles- comentó masajeándose la espalda, pues al llevar tantas horas encorvado, el cuerpo se le estaba quedando entumido.

- ¿No quieres descansar tantito? -preguntó una vez abandonó el sillón y que se volviera a cubrir con la manta.

-No, gracias, es que quiero acabar esto de una vez, me falta muy poco.

-Bueno, como desees. Por mientras, tu modelo va a ir a descansar a la cama y a jugar un rato en su celular.

-Está bien, adelante.

Al fin, al cabo de un rato más, Hipo soltó un grato suspiro al colocar su firma al costado del cuadro. El cuerpo le dolía muchísimo, tanto que cuando se puso de pie, se vio en la necesidad de recostarse en el suelo boca arriba, con la intención de que su espalda descansara, además de cerrar los ojos, pues de tanto que se forzó en enfocar detalles, no paraban de arderle.

- ¿Estás bien Babe?, ¿Quieres que te dé algo?, ¿Ya puedo ver la pintura?

-Estoy bien Mi lady; solo necesito descansar un minuto, pero si me pasas mi botella de agua, te lo agradecería mucho, y sí, ya puedes acercarte a ver el cuadro.

Astrid le entregó rápidamente la botella, y tras besarlo en la frente, corrió hacia el caballete para admirar la pintura. Debido a la impresión inicial que tuvo al verla, necesitó sentarse en el banco que antes había ocupado su novio, pues de no ser porque estuvo presente en su elaboración, habría jurado que se trataba de una fotografía. Sin poder creerlo, fue capaz de apreciar cada rasgo de su rostro, cada doblez de las telas, e incluso, al acercarse un poco más, notó que el chico hasta se había tomado la molestia en pintar los lunares que estaban regados por todo su cuerpo, resaltando especialmente uno que tenía en el pecho izquierdo. Sabía de sobra que aquel lunarcito era su favorito, pues cada que tenían sexo, se lo acariciaba con especial devoción, además de decirle tiernamente que le encantaba por estar muy redondito.

- ¿Y bien? -preguntó estando todavía en el suelo- ¿te gustó?

- ¡¡Lo amo!!, de verdad tienes un talento fenomenal; te quedó increíble- le aseguró mirándolo orgullosa.

-Gracias- respondió levemente ruborizado por el halago- y gracias por dejarme hacer esto.

-De nada, solo tengo una pregunta.

- ¿Qué cosa?

- ¿Así de pequeños son mis pechos? -preguntó quitándose la manta nuevamente para comparar sus pechos con los de la pintura una y otra vez.

-No son pequeños- aseguró risueño poniéndose de pie y caminando hasta estar detrás de ella.

-Sí lo son, y más porque hago mucho ejercicio.

-No es cierto, encajan a la perfección entre mis manos, además, con este lunarcito que es mi favorito, son más que bonitos.

-No sé cómo le haces para siempre ser tan dulce- atinó a responder jalándolo de la camisa para unir sus labios a los suyos- oye, más despacio, yo estoy en desventaja- añadió separándose, debido a que este había empezado a acariciarle la cintura y los glúteos.

-Es tu culpa, tú fuiste quién decidió eliminar la distancia entre nosotros- argumentó sonriéndole con burla- yo estaba dispuesto a primero estar en las mismas condiciones, pero la verdad ya tenía unas enormes ganas de comerte a besos desde que te estaba poniendo la pintura dorada.

-Vamos, deja que estemos igual, por favor- pidió en un suspiro, pues ya le estaba besando el cuello, sin dejar de acariciarle los glúteos.

-Bueno- concedió separándose para quitarse la mayor parte de sus prendas, dándole así la oportunidad a Astrid de correr a la cama.

(🔥) El castaño la siguió inmediatamente, dónde una vez se sentó en el borde, quiso quitarse la prótesis, no obstante, antes de conseguirlo, la rubia se colocó detrás de él con la intención de plantarle besos detrás de la oreja, mientras le acariciaba el pecho.

-Espera un minuto, la prótesis se atoró- pidió con voz ronca al sentir como sus manos estaban acercándose peligrosamente a su bóxer.

Sin embargo, la Hofferson hizo caso omiso a su pedido, al contrario, ese fue el motivante para que introdujera la mano por debajo de la tela y le acariciara su miembro, a la vez que le dejaba un rastro de besos húmedos en el cuello. Ante esa acción, lo escuchó gruñir, y como deseaba volver a oír ese sonido, sujetó con más firmeza su miembro para hacer rápidos movimientos hacia arriba y abajo. Y debido a que lo notó más enfocado en disfrutar del placer que le provocaban sus caricias, que devolverle la jugada, fue capaz de recostarlo boca arriba para sentarse a horcajadas sobre él y atacar sus labios con ayuda de su lengua.

-Astrid, detente, no voy a...- intentó decir sobre sus labios, pero como ella volvió a callarlo con un nuevo beso, ya no fue capaz de luchar contra la ola de placer que lo invadió.

Debido a que percibió que Hipo había comenzado a temblar de las piernas, intencionalmente movió las caderas para aumentar su excitación, hasta verlo cerrar los ojos, hacer la cabeza hacia atrás, y llevarlo al clímax. Sonrió complacida al escucharlo jadear e intentar regular su respiración, pero como deseaba seguir consintiéndolo, depositó besitos en la zona de su barbilla y cuello en lo que esperaba a que abriera los ojos, no obstante, lo que jamás se esperó fue que, en un rápido movimiento, rotara posiciones, quedando arriba de ella.

-Déjame devolverte el favor- le susurró al oído antes de besarla con desesperación.

Apenas y la había dejado reaccionar cuando su mano ya estaba acariciando su entrada, para enseguida introducir dos dedos en ella. La vio soltar un genuino jadeo, a la vez que sus piernas se estremecían, y con la intención de que no tomara de nuevo el control, llevó su mano libre a la zona de sus pechos. Los acarició con devoción y al instante, abandonó sus labios, para ir a por su cuello. De igual modo, se aseguró de dejarle un rastro de besos húmedos en la zona de la clavícula antes de aumentar el movimiento de su mano que se estaba encargando de brindarle placer.

Al momento de verla arquear la espalda, decidió atender a sus pechos con la boca, aunque no pudo ni rozarlos con la lengua, puesto que Astrid lo jaló para besarlo. Cuando nuevamente logró hacer que se estremeciera, la sintió apretar las piernas y hacer la cabeza hacia atrás, antes de soltar un fuerte gemido por haber llegado al clímax, pero como temió que Finn la escuchara, rápidamente ahogó sus gritos con un beso; pues estaba seguro de que la música que todavía estaba de fondo no sería suficiente para apaciguar lo que estaban haciendo. Pero claro, el temor a ser descubierto, no le impidió sacar los dedos de su entrada y dejarla respirar en lo que ahora sí atendía a sus pechos con la lengua. No mucho después, con movimientos torpes, la rubia abrió un cajón de la mesita de noche que había al lado de la cama para sacar un anticonceptivo.

-Anda, póntelo ya- ordenó en un jadeo por todavía tenerlo consintiendo a sus pechos.

Hipo dejó de besarla por un segundo para sentarse y tomar el anticonceptivo. Y mientras se quitaba el bóxer, Astrid se hizo hacia atrás el cabello, pues como su cuerpo ya tenía una ligera capa de sudor, se le había pegado al rostro. E inmediatamente al ver que estaba listo, se sentó a horcajadas sobre él enredando las piernas en su cadera, para luego tomar la iniciativa de guiar su miembro a su entrada; dónde al tocarse ambas partes, soltaron un gemido, y apenas se movieron sincronizadamente, otra ola de placer los inundó.

Mientras ella se encargaba de menear las caderas con fuerza, besarle y morderle el cuello, y acariciarle la zona de la entrepierna, él se enfocó en acariciarle los pechos y la espalda baja, además de besarla detrás de la oreja. Dejándose llevar aún más, comenzaron a rodar por la cama y rotar de posiciones sin parar las estocadas; dónde una vez él volvió a quedar arriba, la embistió con tanta fuerza que los dos se desplomaron al llegar de nuevo al clímax. Soltando un último jadeo, se dejó caer exhausto sobre ella en lo que recuperaban el aliento, e inútilmente trataron de darse un beso, pero solo consiguieron que sus alientos chocaran entre sí dada la energía que desgastaron (🔥).

Aunque, cuando el castaño consideró que ya había descansado un poco, tuvo la intención de hacerse a un lado para dejar respirar a la rubia y salir de ella, sin embargo, esta lo impidió abrazándolo por la cadera con ayuda de sus piernas.

-No, solo quédate así un minuto más, déjame disfrutarte.

-De acuerdo- respondió abrazándola por la cintura y escondiendo el rostro en su cuello- te amo.

-Yo también te amo.

-Sabes en que no pensamos- mencionó de repente levantando la cabeza para mirarla a los ojos.

- ¿En qué?

-En la manera de salir de aquí, e ir a ducharnos sin que nadie o preferentemente tu tío, se den cuenta de lo que hicimos- explicó en una risa nerviosa.

-Ups, estamos en serios problemas- admitió soltando una carcajada mucho más relajada.

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Creo que ahora no tengo nada más que decir jaja... si ustedes quieren preguntarme o decir algo, adelante xd.

Nos vemos pronto ;)

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