Capítulo 33
Hola de nuevo, en esta actualización habrá Hiccstrid Lemon. Así que, cuando este comience, aparecerá este simbolito (🔥) así como cuando termine, por si alguno no quiere leerlo. Disfruten su lectura.
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-Nos están buscando, al parecer iremos a cenar a un restaurante- le susurró la rubia a su novio una vez miró el mensaje que le envió su tía tras ver la declaración de Toothless.
-Raro hubiera sido si no festejábamos tu trabajo como es debido, así que antes de irnos, ¿ya podemos ir a molestarlos? -devolvió el castaño con la emoción de un niño pequeño.
-Después de ti- concedió sonriente.
Cuando Hipo estaba dispuesto a abandonar su escondite, la chica lo miró de pies a cabeza con una sonrisa traviesa, y sin poder resistirse, en un rápido movimiento le dio una nalgada, causando que este se frenara en seco y se diera la vuelta para encararla. Astrid permaneció mirándolo con picardía, esperando que se sonrojara, no obstante, fue todo lo contrario, la acorraló contra el tronco del árbol, además de cargarla sosteniéndola por los glúteos.
- ¿Acaso estás jugando con fuego, Hofferson?
- ¿Qué pasó con tu sonrojo? -cuestionó enredando las piernas en su cadera para tener mejor agarre.
-Probablemente no aparezca en un tiempo- musitó cerca de su oído antes de atacar sus labios.
-Quizá juegue con fuego en otra ocasión, porque por ahora, estoy satisfecha y acepto mi derrota, Haddock- externó al separarse y bajándose de su cadera.
Con aquel comentario, el chico sonrió triunfante. La abrazó por la cintura y, cuando esta lo imitó, se encaminaron hacia Toothless y Storm, quiénes estaban inmersos en su burbuja de amor, pues no habían dejado de abrazarse en todo ese tiempo.
- ¡Hey Romeo, Julieta! dejen los cariñitos para después- gritó el Haddock mayor, haciendo que los mencionados se separaran rojos de la vergüenza.
-Storm, yo te sugiero que le quites tu labial de la boca a Toothless, a menos que quieras que tu padre lo mate apenas lo vea- agregó la rubia con una sonrisa burlona.
- ¿Qué no tienen algo más que hacer? -atinó a preguntar la rubia de mechones azules avergonzada, una vez se dio cuenta de que su novio efectivamente tenía toda la boca manchada de labial rojo.
-No, solo veníamos a decirles que nos están esperando; vamos a ir a cenar- dijo el castaño alzándose de hombros, satisfecho de su venganza, para luego irse abrazado de Astrid rumbo al estacionamiento.
- ¡Dioses! esos dos me las van a pagar -prometió el pelinegro queriendo que la tierra se lo tragara.
-Tranquilo, nos vengaremos después, pero ahora, solo me quiero enfocar en una cosa.
- ¿En qué?
-Ven- pidió cariñosamente tomándolo del rostro, para con un pañuelito que sacó de su bolsa, quitarle su labial- As tenía razón, te manché de rojo, lo siento- añadió entrelazando su mano con la de él para dirigirse al estacionamiento.
-Descuida -soltó agachándose para besarla tímidamente en la mejilla.
Pero antes de que se enderezara, esta lo detuvo acunando su rostro, para jalarlo hacia ella y besarlo, a lo que Toothless, con una sonrisa, se dejó consentir mientras con timidez la abrazaba por la cintura. Al separarse, siguieron andando tomados de la mano, pero al acercarse a sus familias, optaron por soltarse y actuar con normalidad, ya que, por ahora, no harían pública su relación.
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El tiempo comenzó a avanzar, y con ello, llegó la festividad de Snoggletog. Los hermanos Haddock invitaron a sus novias a comer en una cita doble antes de ir a la cena familiar, la cual se llevaría a cabo en la casa Hofferson. Los cuatro se la pasaron entre risas, bromas e historias hasta que, se tocó un tema que puso nerviosa a la nueva pareja.
-Y entonces, ¿para cuándo planean decirles a sus padres que están juntos? -preguntó la rubia con una ceja alzada.
- ¿Por qué es tan urgente que sepan? -inquirió Storm acurrucándose junto a Toothless, quién enseguida la abrazó dulcemente.
-Porque nos han estado preguntando a Astrid y a mí sobre ustedes desde hace varios días, los ven actuar diferente, y solo quieren saber que les pasa- explicó el castaño dejando que la rubia se entretuviera jugando con un hilito de su abrigo.
-Y aunque sabemos que ustedes no nos presionaron cuando Hipo y yo comenzamos nuestra relación, están siendo más evidentes, tanto que ahora están en el ojo público, después de todo, son parte del clan Hofferson y Haddock.
- ¿De qué hablas? -cuestionó el pelinegro, a lo que su hermano como respuesta, le entregó su celular con una nota que había salido el día de ayer.
"Ciudadanos de Berk, es grato informarles que el noviazgo entre la famosa patinadora Astrid Hofferson y el joven pintor Hipo Haddock, sigue a flor de piel. Cuando los vemos, no podemos dejar de envidiarlos; pues recuerden que hace tan solo unos meses anunciaron oficialmente su romance, y sin duda su amor es incondicional. Sin embargo, ahora nos hemos enterado de otro hecho relacionado a ellos, nuestras cámaras han captado al hermano menor de Hipo; Tannlos Haddock, estando junto a la prima de Astrid; Siri Hofferson de una manera particular, ¿será posible el surgimiento de una nueva pareja entre estas dos familias? tendremos que descubrirlo, estaremos pendientes de ellos para conocer el estado de su relación":
-No puede ser- se lamentó Toothless al terminar de leer la nota.
- ¿Entienden nuestro punto?, lo que no queremos es que nuestras familias se enteren de lo suyo por la prensa, en vez de por su propia voz; creemos que es un momento que les pertenece y que deberían ser solo ustedes quienes lo comunicaran.
-Sí, ya entendí. Lo haremos mañana, después de la fiesta de Snoggletog- aseguró Storm en un suspiro.
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Al día siguiente, cuando Toothless se dirigió a la cocina para encontrarse con sus padres y decirles sobre su relación con Storm, estos se lo tomaron muy bien, especialmente Estoico, quién prometió hacerles un altar a los dioses al haber escuchado la mayor de sus plegarias, además de estrujar a su hijo menor en un fuerte abrazo que le sacó el aire. Mientras que Valka, tras escuchar la noticia, se le acercó para darle un cariñoso abrazo.
- ¿Ves que no fue tan difícil decirle que la querías? estoy tan contenta por ti. Ahora, cuida mucho tu relación, disfrútala y deja de temer pensando que las cosas no van a resultar.
-Lo prometo mamá, me esforzaré por dejar de temer a las cosas que están fuera de mi zona de confort. Gracias por haberme apoyado- comentó con una enorme sonrisa.
-Es mi trabajo hacerlo; no me agradezcas- devolvió acariciándole la mejilla.
Al mismo tiempo, en la casa vecina, Storm estaba paseándose por la sala con nerviosismo, ya que estaba esperando a que sus padres bajaran las escaleras para contarles la verdad, sin embargo, estos se estaban tardando mucho tiempo.
-Calma, no tienes de qué preocuparte, ellos te van a apoyar, al igual que yo- tranquilizó Astrid llegando a su lado, para tomarla de las manos.
- ¿Estarás conmigo cuando se los diga?
-Sabes que sí.
- ¿Qué tenías que decirnos Siri? -preguntó Gylda llegando a la sala junto a su esposo.
-Estoy saliendo con Tannlos desde hace tiempo- soltó esta sin rodeos, ante sus miradas de asombro.
-Oh, cariño, no sabes el gusto que me da escuchar eso, con razón te estabas comportando tan extraña- comentó la mujer yendo a abrazarla- Toothless es un buen chico, al igual que su hermano, así que, por mi parte no hay ningún problema con que esté contigo, ¿te hace muy feliz, no? -añadió, a lo que la chica le sonrió enormemente como respuesta.
- ¿Papá, qué opinas tú? -interrogó ansiosa, pues sabía que el hombre era muy receloso.
-Eres muy joven como para salir con él, no digo que sea un mal chico, pero siento que puedes descuidar tus deberes, porque estos días que te vimos rara, fue por estar siempre en las nubes. Ahora entiendo que se debió a él- externó Finn con seriedad.
- ¿¡Qué clase de respuesta es esa!? soy lo suficientemente responsable como para seguir haciendo mis cosas, no he descuidado nada. El que esté sonriendo todo el día, no es sinónimo de estar distraída- exclamó molesta.
- ¡No digo que no seas así! pero no creo que tener una relación, sea lo mejor para ti en este momento.
- ¿¡Cuál es tu problema, papá!?
- ¡Basta los dos, no sigan con esto! -intervino Gylda tratando de detener la pelea, aunque fuera inútil, pues su esposo e hija estaban furiosos.
- ¡Como odio cuando me haces sentir idiota y frágil! -escupió dolida antes de subir a su habitación y azotar la puerta.
Astrid, quién había estado callada todo ese tiempo, vio a Storm con tristeza, para luego girarse hacia su tío mostrándose decepcionada.
- ¿Era mucho pedir que aceptaras la relación de tu hija?, Tannlos no es malo para ella; lo sabes, él la quiere, ¿para qué arruinarle este momento que te lo contó con tanta emoción? estás consciente de que no hay nada malo, solo se trata de que no la quieres dejar crecer- se atrevió a decirle antes de correr escalera arriba, sin esperar una respuesta a cambio.
La rubia no tuvo que tocar a la puerta, sabía que Storm no le había puesto seguro, así que, al entrar, la encontró como muy pocas veces en la vida, llorando hecha un ovillo. Se sentó a la orilla de la cama para abrazarla, dónde esta después de refugiarse en sus brazos, sollozó con más fuerza. Astrid trató de reconfortarla acariciándole el cabello, pero sabía necesitaba de algo más para sentirse bien; necesitaba una disculpa de su padre.
Por fortuna, Finn tocó a la puerta no mucho después, mostrándose arrepentido por la discusión, y culpable por ver a Storm llorar. La rubia se puso de pie para dejarlos hablar en privado, no sin antes darle un besito en la frente a su prima, y para cuando estuvo en el pasillo, sonrió al escuchar como el hombre le pedía perdón por su comportamiento, además de asegurarle que aceptaba su relación con el menor de los Haddock. Ahora todo estaría bien.
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Bueno, salvo la vida del pelinegro, ya que fue evidente que Finn quiso hablar con él al día siguiente para escuchar de su propia voz que, cuidaría de su hija.
-Entiendo sus miedos y dudas con respecto a mí, señor Hofferson, pero Siri es realmente especial; jamás había conocido a nadie como ella. Me ha enseñado tantas cosas en tan poco tiempo que, estoy emocionado por lo que aprenderé en el futuro. No podría permitirme lastimarla, le juro que no fallaré a mi promesa; voy a cuidarla, jamás dejarla sola y, si usted me lo permite, hacerla feliz de la misma manera en que ella me hace ser a mí- confesó el pelinegro sin titubear cuando le preguntó sus intenciones con Storm.
-Está bien, Tannlos. Te has ganado el corazón de mi hija, y mi confianza; bienvenido a la familia- contestó Finn estrechando su mano.
Cuando el chico salió de la casa Hofferson a encontrarse con su novia, lo hizo dando saltitos de emoción, hasta llegar frente a ella para abrazarla con fuerza.
- ¿Y bien? -preguntó Hipo con curiosidad, quién al igual que Astrid, se encontraban junto a ellos.
-Ya soy parte de la familia, me ha aprobado- respondió sonriente, a lo que la rubia de mechones azules chilló de felicidad.
-Oigan, ahora que lo pienso, ustedes debieron ser interrogadas por nuestros padres para que este momento de sufrimiento, hubiera sido equitativo- soltó el castaño más en tono de broma, que en serio, a lo que Toothless lo secundó.
-Pues si quieren vamos a buscar ese interrogatorio con su padre, no tenemos problema- aseguró Astrid con burla encaminándose a la casa Haddock.
-Así es, además, no es como que vaya a hacernos preguntas incómodas, quizá nos revele secretos oscuros de un Hipo y Tannlos bebés- secundó Storm tomándola del brazo para acompañarla, pero mucho antes de que llegaran a la puerta, fueron detenidas.
-No, no, no, así estamos bien; no tienen porqué ir a hablar con nuestro padre, ya es evidente que las ama y acepta, así que con eso basta- dijo el castaño presurosamente.
- ¿Seguros? estamos dispuestas a ir, para que las cosas sean ecuánimes entre nosotros- comentó la risueña Astrid.
-No, no, mejor vámonos a algún otro lugar lejos de nuestra casa- pidió Toothless con una sonrisa nerviosa.
-Si ustedes insisten- mencionó Storm alzándose de hombros y mostrándoles una sonrisa burlona.
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El regreso a clases había iniciado, pero a Hipo le estaban estresando más otras cosas, la primera era que, en un mes aproximadamente, comenzaría a trabajar para un famoso restaurante de la ciudad haciendo un mural, como le habían prometido el día de la exposición de su pintura. Y, la segunda, era que ese fin de semana lo tendría ocupado al haberle planeado una sorpresa a Astrid, la cual iniciaría apenas esta terminara su entrenamiento.
-Buenas tardes Mi lady- la saludó una vez se subió al auto, ya que la había estado esperando en el estacionamiento de la pista.
-Hola Babe- respondió dándole un beso en los labios.
- ¿Lista?
-Más que nunca.
Haddock condujo lejos de la ciudad para que su novia viera un montón de lugares pintorescos; desde una colina donde se apreciaba el atardecer en su máximo esplendor, hasta un lago iluminado por cientos de luciérnagas, para terminar llegando a una cabañita de estilo rústico.
-Oye, quiero que esta noche sea especial, ¿me harías el honor de cenar conmigo? -invitó una vez estacionó el auto.
-Estaría encantada, pero no traigo algo lindo que ponerme para que sea memorable- indicó señalando su atuendo, que eran básicamente unos jeans y una blusa de manga corta.
-Por eso no te preocupes, ve al segundo piso, en la cama hay un regalo para ti- reveló antes de que esta se bajara del vehículo con una sonrisa.
Apenas entró, percibió un aire acogedor, además de romántico, así que, con una sonrisa más ancha, subió a la segunda planta, dónde se encontró con un hermoso vestido rojo de satín sin manga, junto a unos zapatos y una pequeña notita al lado.
"Espero te guste Mi lady, traté de comprar el vestido que más me recordaba a ti. Con amor, Hipo".
Mientras escuchaba a su corazón latir con fuerza, no perdió tiempo para ponérselo. El vestido le quedaba perfecto; su novio había acertado con la medida y, al verse al espejo, solo esperó que a él también le gustara; pero, para darle un aire todavía más bonito, se peinó y se retocó su maquillaje.
Cuando acabó, bajó las escaleras lentamente, dándose cuenta de que Hipo ya la estaba esperando portando un traje negro. Y detrás suyo, vio la mesa en la que cenarían, la cual estaba adornada con velas y un camino de pétalos rojos. A la Hofferson le estaban temblando las piernas, y mucho más por los zapatos de tacón que usaba, pero aun así, cuando caminó hasta tomarlo de la mano, se abrazó a él para aspirar el dulce aroma de su cabello.
- ¿Cómo preparaste todo tan rápido? -le preguntó ella una vez terminaron de cenar.
-Tengo mis secretos, ya sabes.
-Gracias, no pude haber pedido algo más perfecto. Tú y yo, y una cena a la luz de las velas.
-De nada, me alegra que lo veas así, porque si te hubieras enterado del trabajo que me costó organizar todo, lo verías imperfecto- aseguró risueño- sumándole al hecho de que pensé que tu tío iba a matarme al pedirle que me dejara sacarte de la ciudad.
- ¿Le pediste que fuera por casi todo el fin de semana, verdad? -preguntó emocionada ante la idea de dormir a su lado.
-Umm sí, le dije que manejar de noche no era conveniente y estuvo de acuerdo conmigo. De cualquier forma, para que no te sientas incómoda, dormirás en la cama y yo en el sillón- dijo con nerviosismo.
- ¿Entonces tu plan era dejarme solita en esa cama? -cuestionó con un puchero.
-Ehh ¡no!, bueno, quiero decir... -trató de explicar, sin embargo, los labios de la rubia no permitieron que siguiera hablando.
Conforme a los minutos, sus besos se fueron intensificando, al igual que las caricias, pues la curiosidad por tocar el cuerpo del otro, los había invadido. No obstante, en el momento en que al castaño comenzó a apretarle el pantalón, tuvo que separarse de ella.
-Perdón Astrid, pero si seguimos, no voy a poder detenerme- sinceró en un jadeo, dejándole en claro que estaba sintiéndose excitado por su cercanía.
-Sé lo que estamos haciendo Hipo, pero no quiero parar, a menos que tú lo desees.
- ¿Estás segura?
-Completamente.
(🔥) Ante esa respuesta, corrieron escalera arriba, dónde Hipo se sentó a la orilla de la cama para que ella se pusiera a horcajadas sobre él. Y Astrid sabiendo que su novio estaba nervioso, tomó la iniciativa besándolo lentamente detrás de la oreja, lugar dónde tiempo atrás, descubrió que era su debilidad, ya que no tardó en escucharlo gruñir por lo bajo. Al dejarse llevar, este empezó a besarla en el cuello y la clavícula mientras sus manos recorrían su espalda semidesnuda, para después acariciarle los glúteos al escucharla jadear en su oído.
La chica anhelaba sentir su piel rozando contra la suya, así que, con agilidad, le quitó el saco, corbata y camisa, descubriendo que pese a ser delgado, tenía el abdomen tonificado, por lo que, sus ojitos brillaron con un toque de lujuria. E Hipo no queriendo quedarse atrás, le bajó la cremallera del vestido, a la vez que ella se quitaba los zapatos, y para cuando la prenda cayó con gracia por sus hombros, la contempló con una sonrisa antes de mirarla a los ojos para hacerle una petición, dónde al obtener su permiso, le quitó el sujetador que aún le cubrían los pechos. Inmediatamente quedó embelesado ante la imagen que tenía frente a él, así que, con cuidado, llevó la mano a uno de ellos para acariciárselo, obteniendo como consecuencia, un leve gemido.
Astrid cerró los ojos, deleitándose por sus caricias, además de comenzar a mover la cadera sobre su entrepierna a propósito para también escucharlo gemir. Y queriendo llenarse de más placer, jaló su cabeza con sutileza para que atendiera con la lengua a su otro pecho que había dejado de lado, dónde este tomó ventaja al jugar con su pezón, causando que soltara un gemido más fuerte. Por lo que, para tratar de igualar las cosas, enredó las piernas en su cadera, además de besarle el hombro y pasarle la mano por el abdomen hasta llegar al comienzo de su pantalón. Todo iba perfecto, ya había conseguido quitarle el cinturón, pero cuando estaba dispuesta a ir más lejos, Hipo le sostuvo las manos.
- ¿Qué pasa?
-Nada, es solo que...- intentó decir, pero únicamente atinó a apartar la mirada con frustración para evitarse la vergüenza de mirarla a los ojos.
- ¿Quieres qué paremos?
- ¡No!, es que... ¡ahjj!, perdóname por arruinarte el momento.
-No otra vez con el tema de la pierna, ya déjalo atrás, por favor- suplicó tomándolo del mentón para que la mirase- te amo Hipo Haddock, sin importar que un pedazo de metal sea parte de ti; te amo por quién eres, confía en mí; nada va a cambiar.
-Gracias... también te amo Astrid Hofferson- mencionó con una sonrisa tímida soltando sus manos, para que retomara su trabajo de quitarle la prenda, en lo que él atacaba de nuevo sus labios. Sin embargo, esta casi enseguida se separó con un rubor en las mejillas- ¿qué ocurre?
-Bueno, es que antes de poder quitarte el pantalón, sentí que tenías algo en el bolsillo. Mira lo que es.
Haddock tomó con curiosidad lo que a su lady la hizo sonrojar, pero apenas se dio cuenta de lo que era, quiso que la tierra se lo tragara, eran unos anticonceptivos acompañados de una nota de su padre.
"Hijo, quiero que disfrutes del fin de semana, pero hazlo con protección. Porque, aunque deseé nietos, no los quiero ahora, todavía son muy jóvenes; suerte".
- ¡Por todos los dioses!, sabía que no había sido buena idea pedirle ayuda a papá con tu sorpresa- chilló avergonzado.
-No importa, mejor aprovechemos su gentil ayuda- exclamó con diversión deshaciéndose por fin de su pantalón, provocando que Hipo la mirara aterrado al quedar su pierna al descubierto, pero antes de hablar nuevamente, también le quitó la prótesis- ¿ya ves?, no pasó nada, sigues siendo igual de guapo, y yo sigo enamorada de ti- agregó con cariño acariciándole la mejilla, para luego desviar la mirada a su muñón.
Con aquellas palabras, el castaño respiró con tranquilidad; eso fue lo que necesitó escuchar para volver a sentirse como un hombre completo después de tantos años rodeado de burlas y miradas de desprecio. Así que, mirando a su novia con amor, pensó que ya le había dado muchas pausas a la situación, por lo que, aprovechando que ella estaba distraída, decidió meter con delicadeza la mano a sus pantaletas para tocar su intimidad, haciéndola soltar un gemido por la sorpresa que le generó, pero Hipo no estando conforme con eso, empezó a pasar los dedos cerca de su entrada hasta, introducir un dedo en ella.
La rubia arqueó la espalda de placer y, para cuando lo sintió meter otro dedo, hizo la cabeza hacia atrás, además de temblar de las piernas. A lo que este aprovechándose nuevamente del momento, la besó en el cuello mientras sentía que su miembro rozaba contra su entrada, así que para cuando soltó un gemido debido a los movimientos de cadera de su excitada novia, se tumbó en la cama, dejándola debajo de él.
-Por favor, entra ya- suplicó en un jadeo.
- ¿Estás segura de continuar? -preguntó abriendo el anticonceptivo, en lo que ella se encargaba de deshacerse de las últimas prendas que ambos llevaban.
- ¡Por el amor a Thor!, no preguntes esas cosas cuando me tengas así, ¡hazlo ya! -regañó estando al borde del colapso.
-Solo decía, ya voy- comentó sonriente poniéndose el anticonceptivo y colocándose en su entrada mientras volvía a besarla.
Astrid abrió las piernas para recibirlo, así que, con mucho cuidado, Hipo fue introduciéndose en ella a la vez que esta se abrazaba a su cadera para tratar de hacerlo más fácil, pero al momento en que la última barrera se rompió, cerró los ojos con dolor, además de quedarse quieta, tratando de acostumbrarse a su tamaño.
- ¿Mi lady, estás bien? -preguntó con preocupación al sentirla tensarse.
-Lo estoy, solo no te muevas; dame un minuto para acostumbrarme a ti- pidió en un susurro tratando de regular su respiración.
Por ello, en lo que esperaba a que el tiempo pasara, el castaño se dedicó a acariciarle el cabello, y a darle pequeños besitos por toda la cara, esperando que se sintiera mejor.
-Babe, ya puedes moverte...
Así fue como dieron inicio a las embestidas; desde las más suaves, hasta las más salvajes. Rotaron de posiciones cientos de veces para disfrutar de distintas maneras el placer, en las que ella se encargó de girar sus caderas para estimularlo, y él de atender a cada uno de sus pechos. Con dicha dinámica, no mucho después terminaron llegando al clímax. (🔥)
Hipo cayó agotado sobre el cuerpo de su lady, y mientras regulaban su respiración, Astrid le acarició la espalda con cariño, pues al tener mejor condición física, se recuperó con mayor facilidad. Segundos después, el castaño se recostó del otro lado de la cama para dejarla respirar, no obstante, esta rápidamente se acurrucó en su pecho, haciéndolo sonreír; además de girarse para abrazarla por la cintura y darle un beso en la frente.
- ¿Segura que estás bien? -preguntó todavía preocupado por el dolor que le había causado anteriormente.
-Tranquilo, estoy bien- insistió con una sonrisa y levantando la cabeza para verlo a los ojos.
-Te amo- susurró acercándose a sus labios.
-Yo también te amo- devolvió terminando con el espacio entre ellos, para luego volver a recostarse en su pecho.
Se quedaron en esa posición un rato hasta que, el sueño venció a la Hofferson, ya que después de todo, había tenido entrenamiento por la mañana. Así que, cuando Haddock escuchó su respiración acompasada, sonrió como tonto enamorado antes de abrazarla con mucho cuidado, pues tuvo que enderezarse con ella en brazos para acomodar la cama, de tal forma que pudieran dormir bajo las mantas, debido a que, aunque en ese momento tuvieran calor, en la madrugada haría frío y, como ninguno dormiría con ropa, quería evitar que se enfermara.
Al nuevamente recostarse con su dormida rubia, quién ya tenía la cabeza recargada en el hueco entre su hombro y cuello, los cubrió con las mantas; para después acariciarle la mejilla con adoración, y acompañarla en su sueño profundo.
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Nos vemos pronto ;)
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