Capítulo 23

Nueva actualización.

.

Mientras Toothless conducía hacia el elegante restaurante en el que había hecho reservación, Storm se aseguró de retocarse el maquillaje, pues debido a que habían jugado en el parque, se le arruinó levemente.

-Storm, no hay diferencia si te pones o no maquillaje.

- ¿Quieres decir que me veo igual? -preguntó la mencionada con una ceja alzada.

-Supongo que sí- respondió el pelinegro con torpeza.

- ¿¡Entonces me veo igual de fea!?

- ¿¡Qué!?, ¡No! yo me refería a que te ves igual de bonita- corrigió en un sonrojo, y haciendo que, a su vez, la chica desviara la mirada avergonzada.

- ¿Lo crees? -cuestionó tímidamente.

- ¿Bromeas? -devolvió cuando aparcó el auto, para luego salir a abrir la puerta del copiloto y ofrecerle su mano.

-No... yo lo pregunto en serio- soltó aceptando su gesto de caballerosidad, y empezando a caminar hacia el restaurante- es que, estoy acostumbrada a que la bonita de la familia es Astrid, no yo. Me refiero a un sentido más natural, ella no necesita de mucho para dejar asombrada a la gente con su belleza.

-Eres muy bonita Storm, de la manera en que sea...- aseguró mirándola con ternura, pues nunca la había visto en esa faceta- te lo juro- agregó agachándose para poder susurrarle al oído.

-Muchas gracias- sinceró sujetándose de su brazo con cariño y recargando la cabeza en su hombro.

Al entrar al restaurante, la rubia de mechones azules se quedó atónita, el lugar era extraordinario. Una vez que Toothless pidió la mesa de su reservación, el mesero a cargo los condujo a sus asientos, para luego retirarse en lo que pensaban que ordenar.

-Toothless, este lugar es increíble.

-Y es solo el comienzo- respondió sonriéndole con seguridad- quiero que este día sea especial, te mereces esto y mucho más.

-Créeme que ya lo es, ningún chico había hecho algo así por mí antes.

.

-Hipo...- atinó a decir Astrid tras analizar por tercera vez la pintura que tenía frente a ella.

Se trataba del bonito paisaje nocturno donde alguna vez hablaron. La luna reflejaba su luz sobre el lago con elegancia y, los árboles que se asomaban de fondo, creaban la armonía perfecta de lo que significaba la tranquilidad. En la orilla, había una mujer rubia sentada en una banca, teniendo un brazo apoyado en el respaldo de esta, la mirada fija en el agua y el cabello en movimiento gracias al viento. Pero claro, eso no era lo que la tenía en shock, sino que la mujer de la pintura fuese ella.

-Antes de que me digas cualquier cosa, déjame hablar primero, por favor- suplicó el mencionado sin atreverse a mirarla a los ojos.

-Adelante.

-Sé que tienes muchas preguntas, especialmente la razón del porqué fuiste el modelo de mi pintura- soltó con pesadez sentándose en la silla de su escritorio al sentir como le temblaban las piernas y que la rubia no le quitara la mirada de encima- Astrid...muchas cosas han cambiado desde que nos conocimos. Primeramente, te agradezco por siempre haberme brindado tu apoyo y confianza desde el inicio; y sobre todo, el que habláramos aquella noche en el lago para recobrar mis fuerzas de luchar por lo que amo. No sabes cuanto te admiro por todo lo que has afrontado, así que solo espero algún día tener el valor que posees para seguir enfrentando la vida; es una promesa, así como también te prometo que, hoy, mañana y siempre estaré a tu lado. A lo que voy con todo esto es que... contigo puedo ser yo mismo, el tiempo se detiene cuando estoy a tu lado; por todos los dioses, estoy perdidamente enamorado de ti. Créeme que las palabras no alcanzan para describir lo que siento por ti, estás presente en mi cabeza todos los días y a todas horas, por eso fuiste mi inspiración para crear la pintura. No me odies por esto, ¡por favor! -añadió cubriéndose los ojos y agachando la cabeza.

-Hipo, yo...- intentó decir, pero este la interrumpió.

-No tienes que responderme nada, solo quería decirte la verdad, porque ya no podía soportar estar en silencio por el dolor que significaba. Es más, olvida lo que te he dicho, no quiero perderte por mis tonterías... -suplicó antes de sentir que la voz se le podría quebrar en cualquier momento.

-Hipo, mírame por favor- pidió apresuradamente llegando a su lado, e hincándose para poder hablarle mejor.

Sin embargo, Haddock le negó con la cabeza. Especialmente porque había empezado a sollozar en silencio, y si la veía directamente a los ojos, sabía que lágrimas traicioneras rodarían por sus mejillas al estar tan aterrado de perder a su mejor amiga.

-Entonces escúchame hasta el final. No sé porque has pensado que sería capaz de alejarte de mi vida; eso jamás, eres muy importante para mí. Antes que nada, gracias por tus palabras; fueron hermosas y, de verdad aprecio que te tomaras el tiempo de incluirme en tu pintura; te quedó increíble- aseguró con una sonrisa, pese a que este no la miró- Hipo, estoy más que de acuerdo contigo en que han cambiado las cosas desde que nos conocimos, por ejemplo, me hiciste recordar que siempre se debe sonreír, me ayudaste a encontrar la paz que había perdido tiempo atrás, y en general, me hiciste ver que contigo todo es más fácil. Y al igual que tú, sostengo la promesa de que hoy, mañana y siempre, estaré a tu lado, te apoyaré en cada decisión que tomes y en cada paso que des... en resumen, lo que quiero decir es que también estoy enamorada de ti- reveló entrelazando sus manos entre las suyas.

- ¿Qué?, ¿En serio? -preguntó incrédulo.

- ¡Claro que sí! ¿Por qué mentiría?

-Ay, es que Astrid, te mereces a alguien mejor que yo- confesó alzando por fin la mirada, pero viéndola con tristeza- a alguien que esté completo.

- ¡Hipo Haddock! no arruines el momento. Tú estás completo para mí y eres más que perfecto, no digas tonterías; en todo caso, yo no soy suficiente para ti- devolvió estirando las manos para limpiarle tiernamente las pequeñas lagrimas que terminaron por brotar de sus ojos con ayuda de sus pulgares.

- ¡No!, ¡Tú eres más que perfecta para mí!

Ante ello, Astrid sonrió con tranquilidad antes de ponerse de pie, para después jalarlo de las manos y, pese a que al castaño le temblaban las piernas, le imitó.

-Ven aquí- susurró abrazándolo por el cuello cariñosamente.

Este inmediatamente le correspondió el gesto cerrando los ojos, recargando la cabeza en la suya y abrazándola por la espalda con timidez, no obstante, no tardó mucho en sentir como la Hofferson le empujaba las manos hacia su cintura. 

-Abrázame bien- musitó con cariño, haciéndolo sonreír ampliamente antes de rodearle la cintura y pegarla a su cuerpo con un rubor en las mejillas.

-Hipo.

-Mmmm...

- ¿No crees que hace falta una pregunta para formalizar esto? -incitó risueña.

-Oh, es cierto- soltó separándose un poco para verla a los ojos- ¡dioses!, la verdad es que esto no lo tenía planeado, no pensé que llegaría tan lejos- explicó con nerviosismo al mismo tiempo que se rascaba la nuca, provocando que ella le negara con una sonrisa divertida- pero... Astrid Hofferson, ¿te gustaría que-que tú y yo... que nosotros seamos... ¡ahjj!, te gustaría ser mi novia? -añadió con torpeza.

-Eso estuvo bien- atinó a decir tratando de no reírse.

-Oh sí, claro. Se notó que ensayé esta parte- comentó con sarcasmo.

Astrid rio por lo bajo mientras decidía dar el siguiente paso para sellar su relación, si Hipo se había animado a declararse; ella podría hacer lo que seguía. Acercó la mano para acariciarle con delicadeza la mejilla, lo miró a los ojos y enseguida, desvió la mirada a sus labios. Se puso de puntitas, y sin más, unió sus labios a los de él. El beso en primera instancia fue suave y torpe, al menos hasta que el castaño lo profundizó pegándola de nuevo a su cuerpo abrazándola por la cintura y cuando esta lo volvió a rodear por el cuello. Se quedaron en esa posición hasta que la falta de aire se hizo presente.

-Sí- respondió al apenas separarse, pero dado a que él parecía confundido con su comentario, añadió- que sí acepto ser tu novia.

-Oh...- atinó a decir mostrándole una sonrisa tonta de enamorado- oye, ¿puedo besarte otra vez? -completó con timidez.

-Puedes besarme cuando quieras, no me tienes que preguntar.

Al tener su consentimiento, el chico se le acercó feliz, y con extrema delicadeza, le acarició los labios con su pulgar, se agachó hasta estar a su altura, para luego tomarla del mentón, y finalmente besarla.

.

Pasando un rato, la nueva pareja estaba en la sala disfrutando de la compañía del otro dándose muestras de afecto, hasta que Hipo sintió un dolor punzante en el brazo que le hizo separarse de la Hofferson.

- ¡Auch!, Astrid- chilló sobándose el hombro, lugar donde había recibido un golpe por parte de esta.

-Eso fue por decir que no eras suficiente para mí. Sé perfectamente que no me lo decías por quién eres, sino por tu pierna- reveló molesta.

-Lo siento.

-Y esto, es por todo lo demás- dijo dándole un pequeño beso en los labios que fue correspondido de inmediato.

-Prefiero la segunda parte Mi lady- respondió sonriente, y haciendo que esta le rodara los ojos con diversión, además de sentir maripositas en el estómago al escuchar su nuevo sobrenombre.

-Pues dependerá de ti el que obtengas más la segunda opción que la primera- informó alzándose de hombros.

- ¿No podemos hacer una especie de tregua para siempre brincarnos la primera parte?

-Eso no está a discusión Babe- devolvió con una sonrisa victoriosa al verlo ruborizarse por su reciente apodo, el cual a este le fascinó, tanto que hizo que su corazón se acelerara.

Después de eso, Hipo la envolvió en un cálido abrazo al ahora sí poder demostrarle su cariño cada que quisiera. Y Astrid por su parte, se recostó sobre su pecho, además de acurrucarse en sus brazos.

-Oye, ¿quieres que les digamos a todos de lo nuestro?

-No, la verdad quiero que se quede en secreto, al menos por unos días. Mira, sé que es inevitable decirles a Storm y Toothless, pero al menos que el resto no se entere. No pienses que es porque no quiero que sepan que somos novios, es solo que, los rumores corren muy rápido, la prensa se enteraría y te atacaría con todo lo que tiene. Tan solo recuerda la nota de hace rato; aún no estábamos juntos y ya hasta tenían nuestro nombre de pareja -explicó con disgusto.

-Por mí está bien. Sé que se meterán en nuestra relación en ocasiones, pero no tenemos que dejar que eso nos afecte. Sin embargo, si mantener nuestra relación en secreto te hace estar más tranquila, yo también lo estaré; solo me importa estar contigo.

-Eres increíble, ¿ya te lo había dicho hoy? -cuestionó besándole la punta de la nariz.

-Mmmm no, creo que no- respondió en broma.

-Pues lo eres- aseguró besándolo ahora en la mejilla.

Cuando Haddock estuvo a punto de besarla en los labios, escucharon un auto estacionándose frente a la casa, lo que hizo que se rompiera su burbuja de amor.

- ¿Ya volvieron Storm y Toothless?, ¿O son tus padres? -preguntó Astrid con cautela.

-No creo que sean mis padres- informó Hipo con extrañeza- es muy temprano para eso.

- ¿Quieres pasar un rato, Storm? -le preguntó el pelinegro a la dulce rubia de mechones azules una vez que ambos descendieron del auto.

-Sí, gracias por la invitación- respondió la mencionada con alegría en su voz.

La pareja dentro de la casa, al tener la confirmación de que se trataba de los menores, se separaron para fingir que estaban viendo una película desde hacía rato. Pero, el rubor en sus mejillas les delataba, dando a entender que habían estado haciendo otra cosa.

- ¡Oh Astrid, Hipo! no sabíamos que estaban aquí- dijo Toothless con fingida inocencia.

-Sabías que estaríamos aquí- comentó su hermano tosiendo con ligero nerviosismo, pues el pelinegro le miró con burla, como diciéndole: lo sé, solo finjo que lo olvidé.

-Sí, sí, sí, vamos a lo importante, Hipo, ¿hay buenas noticias? -preguntó la esperanzada Storm, pues durante la cena, Toothless y ella hablaron sobre la posible declaración del Haddock mayor.

-Ehh yo... -intentó decir el mencionado, sin embargo, por su nerviosismo no fue capaz de hacerlo, pues claro que había entendido el sentido de su cuestionamiento.

Ante el silencio, la rubia tomó la iniciativa mirando al castaño, por lo que cuando este le devolvió el gesto, entrelazó su mano con la de él, para luego ver a los menores con una sonrisa. Como decía el dicho, al buen entendedor, pocas palabras.

- ¡Felicidades, que emoción!, me alegro mucho por ustedes- dijo Storm dando saltitos de felicidad; por fin Hipo se había convertido en su primo.

-Sí, felicitaciones, aunque, sinceramente no creí que Hipo haría su declaración, pensé que se iba a acobardar en el último segundo, para luego salir corriendo- sinceró Toothless con una sonrisa burlona.

-Gracias por el voto de confianza, hermanito- soltó el castaño sarcásticamente y sacándole la lengua.

Dada la situación, las chicas rieron con fuerza, al menos hasta que el celular de la rubia comenzó a sonar, el cual rápidamente tomó para responder, ya que se trataba de Fergus, algo inusual, pues jamás se comunicaba con ella por la noche, a menos que fuera a través de un mensaje de texto.

-Fergus, ¿qué pasó?, ¿todo está en orden? -preguntó confundida.

- ¡Astrid, tienes que venir a la pista ahora!

- ¿Por qué?

-Storm, ¿ocurre algo malo? -cuestionó Hipo al ver como su novia fruncía el ceño, clara señal de que estaba molesta.

-No tengo idea, Fergus jamás suele llamarla a esta hora. Debe ser algo urgente como para que esté así de alterada.

- ¿¡Qué!?, voy para allá, no te muevas. Pero te juro que, si esto no se resuelve, estaré tentada a renunciar- soltó antes de cortar la llamada.

-Astrid, ¿qué está pasando?, ¿Fergus está bien? -interrogó Storm acercándosele.

-Él está bien, pero lo siento, tengo que irme; no puedo dar más explicaciones- informó la rubia tomando sus cosas apresuradamente y estando dispuesta a marcharse en un silencio total.

.

.

Bueno, la declaración Hiccstrid llegó por fin :3, espero que la disfrutaran tanto como yo al escribirla.

Nos vemos pronto ;)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top