Capítulo 2
Disfruten su lectura UwU.
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El silencio se había hecho eterno una vez que los adultos desaparecieron de su vista, así que, para evitar perder los nervios, Toothless se dirigió a su hermano.
-Amm, voy a jugar un rato al cuarto, ¿vienes?
-Claro, vamos- accedió Hipo de inmediato por preferir ignorar las palabras de su padre y distraerse con otra cosa.
Así que una vez que llegaron a la segunda planta, fueron a la habitación del menor que era donde tenían su consola y la mayoría de sus videojuegos favoritos. Se sentaron en el suelo y, tras tomar los controles, solo se concentraron en las partidas.
-Oye Hipo- llamó débilmente el pelinegro un rato después.
- ¿Sí? -preguntó este mirándolo con extrañeza por el tono de voz que usó.
- ¿Tú crees que algo de lo que dijo papá fue cierto? es decir, nunca nos hemos enamorado y... ahjj no lo sé, olvídalo.
-Oye, calma, sé que quieres decir y, solo puedo aconsejarte que dejes que las cosas fluyan por sí solas.
-Debes pensar que soy un tonto por insistir tanto en este tema y no hacer mucho realmente. Pero si te soy sincero, de verdad quisiera tener algo como lo que tienen papá y mamá- expresó con ligera vergüenza.
-No lo es, también me lo he planteado un par de veces. Claro que me gustaría estar con alguien con quien compartir todo. Pero, tiempo al tiempo, Tooth. Porque, no tiene caso que te esfuerces por buscar una relación si las cosas son forzadas o hechas bajo presión- aseguró con una sonrisa que lo tranquilizó.
-Gracias, supongo que tienes razón- dijo devolviéndole el gesto.
El castaño en respuesta, le dio una palmadita cariñosa en la espalda antes de seguir jugando, mientras pensaba cuanto detestaba ver a su inocente hermanito sufrir por cuestiones relacionadas al amor de pareja, pero en el fondo, sabía que no podía hacer nada más que brindarle su apoyo para lo que necesitara.
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Sin duda el día anterior había sido agotador, especialmente para los Hofferson, quiénes habían logrado instalar las camas y acomodar la mayoría de los muebles. Así que cuando Astrid se despertó al día siguiente, lo hizo sintiéndose más tranquila al saber que no le faltaban muchos pendientes.
Al dejar la cama, caminó hasta el ventanal que la había enamorado de su habitación, para poder apreciar el inicio del amanecer con una sonrisa, el cual estaba siendo acompañado por el canto de algunos pájaros. Y, al desviar la mirada a la casa vecina, vio salir a los hermanos Haddock.
- ¡¿Qué haces espiando Astrid?! -gritó de repente Storm a sus espaldas tan fuerte que la asustó, haciendo que la golpeara en el costado por acto de reflejo.
- ¡Por Thor Storm! casi me das un infarto, ¿estás bien? -cuestionó preocupada dándose la vuelta.
-Sí, no te preocupes, fue mi culpa- respondió esta recuperándose del golpe- volviendo al punto inicial, buenos días, ¿a quién estabas espiando? -agregó con diversión.
-A nadie en especial, sabes que me gusta ver salir el sol.
-Lo sé, solo te estaba molestando. Hoy tenemos un amanecer bastante bonito- aseguró entregándole una taza de chocolate que había dejado en el suelo un segundo atrás para asustarla.
-Mmmm, que delicia. Muchas gracias- dijo tras saborear el primer sorbo.
-De nada, oye ¿no son nuestros vecinos los Haddock? -cuestionó señalándolos con discreción mientras se sentaba en un sillón que su prima había pegado al ventanal.
-Lo son, no tiene mucho que salieron de su casa.
-Que interesante, ven, siéntate para que disfrutemos del amanecer un ratito. Sirve que los saludamos desde la distancia, si es que voltean.
-Si insistes- aseguró con una sonrisa sentándose en el sillón, pues ya sabía que a Storm le gustaba mucho socializar con las personas.
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Los hermanos Haddock habían acordado salir temprano a conseguir lo que les hacía falta para la Universidad, debido a que más tarde, habría mucha gente en las plazas comerciales y no podrían elegir sus cosas con calma.
-Vamos Hipo, ¿cuándo será el día en que te despertarás por ti mismo en la mañana? -preguntó el risueño Toothless al verlo bostezar y tallarse los ojos con pereza.
-No lo sé, ¿cuándo aprenderás a atarte bien las agujetas? -atinó a decir el castaño antes de que ambos estallaran en risa.
-Bueno, ya vi que sí te hace falta dormir. No estás diciendo cosas con sentido, pero eso no es excusa para el día de hoy, vámonos que más tarde habrá tráfico- pidió estando a punto de subirse al auto, sin embargo, sintió una mirada sobre él.
Y, al fijarse en su hermano, pareció estar pensando exactamente lo mismo que él, puesto que, de manera simultánea, dirigieron la mirada al ventanal de la casa vecina. Pero el hacerlo implicó que casi les diera un infarto al ver a las Hofferson, quiénes tranquilamente les veían con curiosidad. Storm siendo más extrovertida, les agitó la mano enérgicamente en un saludo mientras que Astrid siendo un poco más reservada, los saludó muy apenas, junto a una pequeña sonrisa.
Hipo en ese momento, pensó que jamás había visto a una chica tan hermosa como Astrid, tanto que, con los rayos de sol que la estaban iluminando sutilmente, solo la hacían verse más bonita. Así que, ante esa imagen, torpemente alzó la mano para intentar formar un saludo. Toothless por su parte, no reaccionó mejor viendo a una Storm tan segura de sí misma; por lo que a cómo pudo, agitó la mano para saludarla, pero por haberse distraído de lo que estaba haciendo, no se fijó que estaba parado en el borde de la banqueta, así que al dar un paso al frente, perdió el equilibrio y se estrelló en la puerta del auto.
- ¡Por todos los dioses!, ¿Estará bien? -gritó alarmada Storm al ver lo que le pasó al pelinegro.
-No lo sé, esperemos que sí. Hay que esperar un poco- soltó Astrid sin perder de vista lo que hacían los hermanos para saber si necesitaban ayuda.
- ¿Toothless, estás bien? -preguntó su hermano mayor yendo a socorrerlo.
- ¡Maldición!, sí, gracias Hipo- expresó el mencionado avergonzado, levantándose de prisa por haber mostrado lo torpe que podía ser.
-Él está bien Storm- le aseguró la rubia con una sonrisa burlona al observar que quería verificar que el chico no se hubiera lastimado.
Pero antes de que esta pudiera dar una respuesta de vuelta, el llamado de su madre la interrumpió.
- ¡Storm, ven a ayudarme, por favor!
-Bueno, mamá me llama, ahorita te veo para desayunar rubia- dijo la chica de mechones azules antes de ponerse de pie y salir de la habitación.
Toothless no podía sentirse más tonto, pues una vez que se levantó y miró hacia el ventanal, descubrió que Storm ya se había marchado, así que bajó la cabeza y se subió al auto en el asiento del copiloto sin decir una palabra.
Hipo se extrañó de su reacción, pero en cuanto dirigió la mirada hacia donde estaban las chicas, entendió; Storm ya no estaba, únicamente Astrid. Esta última al verlo a los ojos, le mostró una sonrisa más amplia antes de despedirse agitando la mano; así que él en respuesta, fue capaz de regresarle el gesto, para luego soltar un suspiro soñador tras verla alejarse del ventanal.
-Por lo visto, sí te gusta la rubia- le dijo Toothless con una pequeña sonrisa en cuanto entró al auto.
-No puedo mentirte. Admito que es muy bonita; la mujer más bella que jamás había visto; pero tengo que conocerla antes de siquiera sentir algo por ella, lo sabes.
-Sí, sí, lo sé; no eres de los que arriesga todo por un simple impulso.
-Así es, pero vamos, anímate, ya que bien que se te notó que a ti te gustó la rubia de mechones azules.
-Quizá, es altamente probable. Pero, ya vio lo torpe que soy, tú no arruinaste tu oportunidad como yo.
- ¿Oportunidad? nada de eso, no has arruinado nada. Se ve que es muy tranquila, estoy seguro que no se burlará de ti por lo que pasó, aunque admitámoslo, fue gracioso- atinó a decir al último antes de reír, haciendo que este le imitara.
-Anda, mejor ya vámonos. Que no soy tu payaso personal.
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Cuando llegaron a la plaza, Toothless seguía sintiendo mucha vergüenza por lo que había pasado en la mañana, pues, nunca se había considerado bueno con las chicas debido a su timidez. Es decir, Hipo también lo era, pero de una forma diferente, ya que la mayoría de las cosas le salían mucho mejor que a él. El punto importante era que, quería conocer mejor a Storm, pero después de lo acontecido, se sentía incapaz de siquiera mirarla a los ojos.
Antes de ir a comprar todo lo que necesitaban para la Universidad, pasaron a una tienda por un encargo de su madre; pues al parecer, se le había dado por decorar la casa al saber que tendrían invitados en un par de días. Así que una vez que guardaron las decoraciones en la cajuela, fueron a comprar sus cosas, donde perdieron la noción del tiempo hasta que, Toothless abrió los ojos con sorpresa al mirar el pasillo de reojo.
- ¡Por todos los dioses! Hipo, vámonos de aquí.
- ¿Qué?, ¿Por qué? -preguntó este sin entender su actitud.
-Es que ahí están las Hofferson- susurró escondiéndose detrás de él para evitar pasar otra vergüenza y señalándole a las chicas que estaban del otro lado del pasillo, inversas en sus compras.
Hipo miró hacia el frente y por un momento, el pelinegro pensó que aprovecharía la oportunidad para burlarse de él, sin embargo, solo sintió que lo tomaba por el brazo para alejarlo con discreción del lugar.
- ¿Por qué no te acercaste a saludar a la rubia? tú no tienes nada que te detenga.
-No es tan simple, recuerda que soy muy tímido para iniciar una conversación- sinceró con una sonrisa nerviosa- además, también lo hice por ti. No hubieras querido que nos acercáramos al estar la otra chica.
-Gracias hermanito, eres el mejor por ayudarme a conservar mi poca dignidad.
-No hay de qué Tooth.
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Una vez que los Haddock se dieron a la fuga, el pasillo quedó totalmente libre para las chicas, quiénes mantenían una conversación fluida mientras tomaban los materiales que utilizarían.
-Oye Astrid, ¿y siempre cuándo regresas a entrenar?
-Fergus dice que hasta la próxima semana para que tenga tiempo de desempacar.
- ¿Ya hablaron acerca de la pieza que vas a bailar? no es por apresurarte ni nada, pero sabes que me gusta confeccionar tu traje anticipadamente.
Storm le dijo aquellas palabras debido a que estudiaba diseño de modas, por lo que, hacer los trajes de patinaje para su prima, eran un proyecto que disfrutaba muchísimo y, sobre todo, que la hacía sentir bien consigo misma al apoyarla con algo especial.
-De hecho, ya tengo mi pieza, no te lo había dicho, pues se atravesó todo esto de la mudanza- sinceró Astrid en una risa nerviosa.
- ¡Vaya, que bueno!, ¿Qué canción es? para escucharla, hacer mis bocetos y mostrárselos a Fergusito- pidió con emoción.
-Sabes que detesta que lo llames así- le recordó con gracia mientras le negaba con la cabeza.
-Vamos, Fergus sabe que se lo digo con cariño- insistió divertida- pero no me dejes con la intriga, ¿qué melodía elegiste?
-Suitcase.
- ¿Y de qué trata?
-Tendrás que descubrirlo por ti misma- declaró con voz cantarina antes de caminar hacia el otro pasillo.
-Oye, no es justo ¡Astrid! -exclamó "indignada" persiguiéndola por toda la tienda.
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Una vez llegaron a casa, Storm se dio cuenta de que Hipo y Toothless no habían regresado, pues no había rastro del auto, así que, cuando se giró hacia su prima, la vio mirándola con picardía.
-Sí que te gustó el pelinegro, ¿no es así?
- ¿¡Qué!? no, solo-solo... se me hace agradable, tú entiendes- respondió con ligero nerviosismo.
-Claro, sí tú lo dices- comentó sin creer en sus palabras.
-No solo me molestes a mí con que estoy negando las cosas, ¿qué hay del castaño? Te gustó, ¿no?
-Storm, se ve muy amigable y admito que es muy guapo, pero sabes que no soy de las que se enamoran fácilmente. Tendrían que pasar muchas cosas antes para siquiera planteármelo.
-Sí, sí; ya sé. Rayos, no puedo molestarte con eso- sinceró rodando los ojos con frustración.
-Ya pensarás en otra cosa- aseguró guiñándole un ojo.
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El fin de semana pasó bastante rápido, Fergus había ido a visitar a los Hofferson para saber cómo iban con la mudanza y, aprovecharon el tiempo libre que les quedó para salir a comer. Mientras que la familia Haddock también estuvo ocupada al tener la visita de Bocón, el mejor amigo de Estoico, quién les deseó un buen inicio de semestre a los chicos.
Así que, siendo lunes por la mañana, Astrid despertó bastante temprano para hacer algo de calentamiento físico en lo que retomaba sus entrenamientos, puesto que no quería perder condición. Enseguida, se metió a bañar y cuando terminó de vestirse, consideró prudente despertar a Storm para que se arreglara y pudiera llevarla a su Universidad que estaba muy cerca de la suya.
Y un rato después, cuando la rubia llegó a su salón de clases, se entretuvo tomando un chocolate caliente en lo que esperaba a que llegara su profesor. A decir verdad, le gustaba más tomar café, pero, por todo el entrenamiento que llevaba, no era sano consumir tanta cafeína, aun así, estaba disfrutando mucho de la mañana.
Por otra parte, a Hipo y Toothless se les había hecho bastante tarde por quedarse el día anterior a jugar algunas partidas más de videojuegos. De ahí la razón por la cual salieron faltando solo veinte minutos para que iniciaran las clases, donde Hipo logró dejar a su hermano a tiempo en su Universidad, sin embargo, aunque se apresurara pisando el acelerador al máximo, sabía que él no llegaría a tiempo a la suya.
-Buenos días chicos, disculpen la demora- anunció una mujer esbelta entrando al salón de clases donde estaba la rubia.
Y cuando la profesora estaba por cerrar la puerta, un Hipo bastante cansado por correr desde el estacionamiento, se apareció de golpe, provocando que Astrid se atragantara con su bebida por verlo en el mismo salón. Pues, con esto quedaba claro que ambos asistían a la misma Universidad desde hacía dos años, pero jamás se habían visto, ni siquiera en los pasillos o en la salida. También era seguro que no estudiaban la misma carrera, pero no hubiera sido extraño verse en alguna materia de tronco común anteriormente, por lo tanto, toda la situación se volvió muchísimo más impactante.
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No tengo mucho que decir en estos primeros capítulos xd, así que solo espero estén disfrutando de la reedición.
Nos vemos pronto :)
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