Capítulo 14

Disfruten su lectura UwU.

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-Creo que la razón principal por la cual Finn y yo dejamos que Astrid entrara al patinaje, fue porque era su sueño desde pequeña; no éramos nadie para cortar sus alas de decidir a que debía dedicarse en la vida- comentó Gylda con simpatía.

-Además, se debió a que en realidad ellos son mis tíos- intervino la rubia con cuidado- mis padres fueron quienes comenzaron a apoyarme en la decisión de entrar al patinaje, pero ambos partieron al Valhalla hace muchos años. Así que en el instante en que se fueron, mis tíos no han hecho más que apoyarme en todo lo que he necesitado; lo que los convierte técnicamente en mis segundos padres.

La familia Haddock se quedó muda ante la explicación de Astrid, menos Hipo. El chico simplemente le ofreció una sonrisa apenas terminó de hablar, la cual la rubia le devolvió discretamente.

-Lo siento mucho Astrid, no debí hacer esa pregunta- aseguró Valka sintiéndose avergonzada, pero la mencionada le aseguró que no había ningún problema; que todo estaba bien y que no era necesaria su disculpa.

Al término de la cena, Valka y Estoico invitaron unos tragos al matrimonio Hofferson para seguir con su conversación en la sala mientras que los chicos optaron por ir al segundo piso. Toothless seguía sorprendido por la revelación de Astrid durante la cena, ya que hasta ese momento comprendió por completo porqué Storm se refirió a la rubia como su prima y no hermana cuando la conoció. Siendo honesto, no le había dado mucha importancia a aquel detalle, pues simplemente dedujo que si una de las dos chicas estaba viviendo bajo el techo de sus tíos, era porque sus padres estaban en un viaje de negocios; nada fuera de lo normal. E inevitablemente empezó a cuestionarse si su hermano sabía la historia de Astrid a fondo, pues fue el único que no se sorprendió con la noticia, sin embargo, su curiosidad se extinguió en el momento que escuchó la dulce y melodiosa voz de la Hofferson menor.

-Perdonen, ¿podría usar su baño?

-Claro Storm, pasa; es allí- indicó Hipo señalando la puerta del fondo.

-Gracias.

- ¿No pensabas hablarle? -susurró el castaño a su hermano una vez que la rubia de mechones azules se fue.

-Hipo, aquí no- pidió el pelinegro avergonzado, pues Astrid estaba prácticamente al lado de ambos.

-Toothless, no tienes porqué intentar ocultar lo que sientes por Storm, lo sé- comentó la rubia con una sonrisa de lado ante el asombro de este, a quién de repente se le heló la sangre- y no tienes porqué avergonzarte. No te preocupes, me mantendré en silencio; después de todo, no fue necesario que Hipo me contara tu situación, yo misma me di cuenta.

- ¿De verdad es tan obvio? -preguntó el Haddock menor con la cabeza gacha.

-Un poquito, pero, aunque no lo creas, para ella no; Storm no se jacta por ser tan observadora con su entorno. De hecho, ella cree que no fue de tu agrado por no volverle a hablar.

- ¿Qué? pero eso es una locura, es solo que...- intentó contar apresurado, sin embargo, su hermano le interrumpió.

-Escucha hermanito, solo espérala aquí mientras nosotros vamos por unas cartas para pasar el rato; aprovecha la oportunidad de arreglar las cosas y tomar riesgos, ¿te parece?

-De acuerdo, muchas gracias a ambos- dijo en un suspiro, ahora que su mente se había aclarado un poco más.

-Venga, tú puedes- aseguró Hipo a la vez que conducía a Astrid a otra habitación de la casa, sin embargo, antes de que esta lo siguiera, le guiñó un ojo a Toothless para darle ánimos.

Y una vez que desaparecieron de la vista del pelinegro, el castaño abrió la puerta de un pequeño armario para buscar entre varias cajas las cartas con las que podrían jugar por un par de horas.

-Oye Astrid, muchas gracias por ayudarme con Toothless. Como verás, no mentí cuando te dije que era bastante tímido.

-Me di cuenta, en toda la cena no dejaron de temblarle las manos; apenas y probó bocado- mencionó la rubia con una risa discreta.

-Espero y todo salga bien.

-Confía, de cualquier forma, Storm iba a hablar con él- reveló acercándose al armario para ayudarle con la búsqueda de las cartas.

- ¿Sobre qué? 

-Quiere una razón de porqué no le ha mandado mensaje, como dije, ella es demasiado extrovertida y directa con su círculo social.

- ¡Oh, pobrecito, se va a morir de vergüenza! -opinó antes de estallar en risa.

-Que los dioses lo amparen... oye Hipo.

- ¿Sí? -preguntó levantando la mirada.

- ¿Por qué no le dijiste a tu familia sobre mis tíos?

-Porque fue un secreto que me confiaste, y si ellos se enteraban de la verdad, tenía que ser por ti, no por mí- aseguró sujetando su mano con suavidad.

-Gracias, lo aprecio mucho...- atinó a decir apretando el agarre de sus manos.

Después de eso, ninguno fue consciente del momento en que volvieron a perderse en los ojos del otro, ni mucho menos de cuando se acercaron lo suficiente como para sentir su respiración, solo hasta que unas cajas se vinieron abajo, lo que provocó que se sobresaltaran y teniendo un rubor en las mejillas, se soltaran de las manos.

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Toothless se estaba preparando mentalmente sobre qué le diría a Storm, cuando escuchó la puerta del baño abrirse. Así que, inhaló profundamente una última vez antes de girarse hacia la chica con una sonrisa.

- ¿Dónde están Hipo y Astrid? -preguntó acercándose a él.

-Ahh, fueron a buscar las cartas.

-Oh bueno, gracias por esperarme- dijo con una sonrisa que este correspondió- oye Toothless, ¿puedo preguntarte algo?

-Claro, lo que quieras, ¿qué pasa?

- ¿No te agrado mucho o por qué no has querido tener contacto conmigo? esperaba que fuéramos buenos amigos.

- ¡No Storm! nada de eso, me agradaste muchísimo; eres genial. Disculpa que me haya comportado como un tonto, es que soy demasiado tímido para dar el primer paso en una conversación- explicó con nerviosismo.

- ¿Pensaste qué no iba a responder tu mensaje?

-Algo así, de verdad lo siento; tiendo a sobre pensar las cosas.

-Está bien, pero me deberás una- respondió guiñándole un ojo y mirándolo con diversión.

- ¿Qué-é te parece si-si en la semana vamos por-por un helado? -cuestionó con torpeza.

-Me encantaría. Tienes mi número, háblame en la semana y nos ponemos de acuerdo.

- ¡Claro que sí, es un trato!

Pero antes de que alguno pudiera decir algo más, Hipo y Astrid aparecieron en el pasillo mostrándoles que habían encontrado las cartas. Así que Storm miró a Toothless con una sonrisa para invitarlo a seguirla, a lo que este sintiéndose en las nubes, le asintió.

- ¿Jugamos algunas partidas de póker? -preguntó el castaño rápidamente para ocultar el leve sonrojo que sabía que aún tenía en el rostro por lo pasado con la rubia en el armario.

- ¡Adelante! -respondió la emocionada rubia de mechones azules.

El resto de la noche se la pasaron entre risas y apuestas; sin tenciones y con un pelinegro bastante feliz que pudo disfrutar de la compañía de la Hofferson menor. Al despedirse, Toothless le prometió a Storm mandarle un mensaje cuanto antes para continuar con su conversación, e Hipo sencillamente se armó de valor para agacharse y darle a Astrid un besito en la mejilla, sin importarle que sus familiares los estuvieran observando; lo único que le importó fue recibir su radiante sonrisa como respuesta.

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- ¡Vaya noche! deberíamos invitar a los Hofferson más seguido- comentó Estoico con una sonrisa satisfecha.

-Lo mismo pienso querido- secundó Valka- Hipo...

- ¿Sí, mamá?

- ¿Tú sabías sobre lo de los padres de Astrid?

-Siendo honesto, sí- sinceró rascándose la nuca y sin verla a los ojos.

- ¿Y por qué no me lo dijiste para haber evitado hacerle esa pregunta a Gylda?

-Lo siento mamá, pero fue algo que me confió Astrid, y no creí que fuera correcto andar contándolo por ahí. Pero quizá sí pude haberte dicho alguna pista de su situación para evitar que te sintieras incómoda con la señora Hofferson- aseguró avergonzado.

-Tranquilo Hipo, no te disculpes, lo entiendo.

-Gracias- dijo en un suspiro de alivio antes de caminar hacia su padre, quién le había llamado para conversar en privado un minuto- ¿qué pasa?

-Esto no es fácil de decir para mí Hipo, pero hablando con los Hofferson sobre cómo apoyan las carreras de Astrid y Storm, hizo darme cuenta de que no quiero ser egoísta en prohibirte realizar lo que deseas.

- ¿¡Qué!?

-Gylda y Finn hablaron de lo difícil que fue aceptar que sus chicas tomaran caminos distintos a los suyos, pero que fue necesario. Pues a pesar de que nosotros como padres deseemos otra cosa para su futuro, no tenemos derecho a quitarles nuestro apoyo. Hijo, lo que intento decirte es que, aunque todavía no me guste la idea, puedes entrar a ese concurso de arte; no interferiré en tu sueño.

- ¿Acaso estoy soñando? -preguntó estando en shock.

-No me hagas arrepentirme de mis palabras, entra a ese concurso, pero no descuides las demás responsabilidades que tienes, ¿entendido?

- ¡Gracias papá! -gritó abrazándolo con fuerza.

Estoico le sonrió discretamente mientras le correspondía el gesto. Y, cuando mandó al chico a ayudar a su hermano a recoger la mesa, se giró hacia su esposa, quién le estaba brindando una sonrisa orgullosa; con aquella acción, supo que había hecho lo correcto, quizá de esa manera dejaría de pelear tanto con su primogénito.

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Una vez en su habitación, Hipo miró su lienzo sin terminar sintiendo un sinfín de sensaciones. Pensó en lo hermosa que estaba Astrid esa noche, en lo mucho que trató de disimular su sonrojo apenas la vio; prácticamente en todo lo que había pasado desde que se conocieron, y por primera vez, se planteó si realmente sentía algo más que amistad por ella.

- ¿Hipo, puedo pasar? -preguntó Toothless tras tocar la puerta.

-Claro- respondió desganado sin ocultar el lienzo.

- ¿Ese es tu dibujo para el concurso?

-Es posible.

-Espera un minuto, ¿¡esa es Astrid!? -cuestionó con asombro señalando a la chica retratada en el cuadro, a lo que su hermano le asintió con simpleza- ¿estás bien?

-Sí, es solo que... creo que sí me gusta Astrid.

- ¿¡Qué tú qué!?

-Lo que oíste, pero no estoy completamente seguro.

-El inseguro aquí soy yo, no tú; vamos, ¿qué pasa? -comentó tratando de subirle el ánimo, pero este solo se alzó de hombros mientras le negaba con la cabeza gacha- oye, he visto cómo eres cuando estás con ella, te notas muy feliz, ¿qué te detiene?

-Tú sabes qué.

- ¿Ella lo sabe?

-Sí, es decir, no la ha visto, pero sabe de la existencia de mi prótesis.

- ¿Y qué te dijo?

-No hemos tenido tiempo para hablar a fondo sobre ese tipo de secretos, pero no pareció importarle en lo absoluto la prótesis; no me trató diferente- contó con una pequeña sonrisa.

- ¡Ahí está! yo no veo el problema; estoy seguro que aceptaría tu pasado; por todos los dioses, hasta estudia Fisioterapia, más que perfecta- respondió encogiéndose de hombros, pues estaba bastante confundido por el conflicto interno de su hermano.

-No es tan simple Tooth, además, no sé si realmente me gusta.

- ¡Oh, en serio! ¿Entonces por qué la dibujaste? -exclamó incrédulo.

- ¡No lo sé, no lo sé! solo deja aclarar mis ideas primero, por favor- contestó en un chillido cansado.

-Está bien, te dejaré pensar; pero no te tardes mucho.

-Gracias- soltó antes de quedarse de nueva cuenta solo.

El castaño había optado por irse a dormir para poner la mente en blanco, sin embargo, recibió un mensaje proveniente de Astrid, que lógicamente se dispuso a leer de inmediato.

-Hipo, hoy me divertí muchísimo; ya me hacía falta algo así, gracias por todo. ¡Te veo el lunes!

Sonrió al terminar de leer, además de sentir a su corazón latir con fuerza cuando le envió su respuesta.

-Gracias a ti Astrid, créeme que hoy fue una noche memorable. ¡Te veo en clase!, descansa.

Dejó su celular de lado una vez que se aseguró que su mensaje fue recibido, se recostó en la cama y mientras miraba al techo distraídamente, pensó en lo que conversó con su hermano hasta que el sueño lo venció. En cuanto se unió a Morfeo, lo hizo teniendo una sonrisa en el rostro al recordar la belleza de un par de ojos color azul. 

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Nos vemos pronto ;)

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