Capítulo 11

Siguiente actualización después de unos días, disfrútenla.

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Hipo había llamado a Toothless cuando estuvo en la biblioteca diciéndole que podía adelantarse a casa, ya que él traía el auto, sin embargo, el pelinegro prefirió esperarlo e ir a recogerlo a su Universidad; por ello llegaron una hora y media después.

-De verdad Hipo, para la próxima avísame que saldrás tarde; mi hora de comida ya se pasó- solicitó el menor rodando los ojos, pese a también haberle sonreído de lado, pues jamás le hubiera dejado regresar en transporte.

-Te lo prometo hermanito- aseguró este abriendo la puerta antes de mirar con sorpresa a Astrid y su madre, quiénes parecían haberlos estado esperando.

- ¡Mamá!, ¿Estás bien? -preguntó Toothless con inquietud al ver el vendaje de su brazo.

-Sí, estoy bien; no te preocupes- respondió Valka poniéndose de pie para acercárseles.

- ¿Segura?, ¿Y ese vendaje? -externó el castaño angustiado.

-Tranquilos, estoy bien. Tuve un pequeño accidente, pero Astrid me ayudó mucho.

- ¿Qué pasó?

-Resbalé y se me cayó uno de los jarrones del estante. Astrid acababa de llegar, así que vino a ayudarme enseguida a sanar esta pequeña herida que me generé.

-Muchísimas gracias Astrid, no sé qué hubiera pasado si mamá se encontraba sola; fuiste nuestra salvación- expresó el pelinegro soltando un suspiro de alivio.

-No agradezcas, lo hice con gusto- comentó la mencionada sonriéndole tenuemente- bueno chicos, me disculpo, pero tengo que irme, nada más estaba esperando a que llegaran para no dejar sola a su madre- añadió levantándose y tomando su mochila.

-Yo te acompaño a la puerta querida. De nuevo, muchas gracias por tu ayuda, ¿sí te vemos el fin de semana junto a tu familia, verdad? -cuestionó Valka dándole un cariñoso abrazo.

-No hay de qué- atinó a responder torpemente mientras le correspondía el gesto- y claro, nos vemos el fin de semana. Adiós.

Al salir de la casa Haddock agitando la mano como despedida, Hipo salió del trance en el que ni siquiera fue consciente haber entrado para correr y alcanzarla. Valka alzó una ceja sin entender la acción de su hijo mayor hasta que miró a Toothless, quién le hizo una señal con la cabeza para que se acercara a la ventana y resolviera sus dudas.

- ¡Astrid, espera! -gritó el castaño con fuerza.

- ¿Hipo? -nombró la chica con extrañeza dándose la vuelta.

-Lo siento, solo quería disculparme por no haberte agradecido que ayudaras a mamá cuando estabas en mi casa. No sé, creo que no esperaba llegar y verla de ese modo, así que solo me perdí en mis pensamientos- explicó avergonzado.

-No te preocupes, entiendo que estabas preocupado por ella. Y como ya te lo había dicho, tu mirada dice más que las palabras.

- ¿Y que viste?

-Miedo- señaló con seguridad, haciendo que el chico desviara la mirada, por lo que, le tomó de la mano para atraer su atención nuevamente- no puedes dejar que el miedo domine tu vida. Siempre van a ocurrir cosas que estén fuera de tu control, así que es tu elección el camino a seguir: luchar contra tus miedos y estar en una batalla constante, o enfrentarlos y vivir la vida en libertad.

- ¿De dónde sacas todas esas cosas? -cuestionó apretando el agarre de sus manos.

-Algún día te lo diré- prometió guiñándole un ojo- oye, sabes que me gustaría quedarme a charlar contigo, pero, tengo que seguir avanzando con mi proyecto. ¿Te parece que hablemos por la noche?

-Sí, lo siento por entretenerte, solo quería darte las gracias por ayudar a mamá, aunque, en realidad es darte las gracias por todo- insistió rascándose la nuca con nerviosismo tras haber liberado el agarre de sus manos.

-Fue un gusto haberla ayudado- mencionó sonriente, para luego retomar el camino a su hogar.

Pero el castaño no pudo responderle, solo se quedó de pie mirándola con una sonrisa hasta verla entrar a su casa. Posteriormente, dio media vuelta para hacer lo mismo, donde al ingresar, su madre y hermano le lanzaron una mirada divertida.

- ¿Qué? -preguntó desconcertado y borrando la sonrisa de su rostro.

- ¿Por qué no me dijiste lo bonita que es Astrid? ya hasta estoy considerando que te gusta, hijo mío- exclamó Valka con emoción.

- ¡Mamá!, Astrid y yo solo somos amigos- respondió rápidamente sonrojado.

-Yo solo digo que pongas más atención; me encantaría que ella fuera mi nuera.

-Acabas de conocerla y yo-yo... -intentó defenderse, pero de lo nervioso que estaba, empezó a tartamudear.

-No necesito conocerla tanto para saber que es la chica perfecta para ti- insistió riendo de la situación.

-A mí tampoco me disgustaría que fuera parte de la familia; sería la cuñada ideal- dijo Toothless burlonamente, aprovechando el momento para molestarlo.

- ¡No!, ¡¿Tú también Tannlos?! -exclamó el castaño rojo de la vergüenza.

- ¡Sí, vamos! no seas aguafiestas.

- ¡No soy aguafiestas! solo somos amigos, además, ella jamás saldría con un minusváli... ahjj, olvídenlo- cortó tajantemente, pues pese a vivir su vida con normalidad, la ausencia de su extremidad izquierda seguía afectándolo en algunas ocasiones.

-Hipo...

-No importa, estaré en mi habitación; llámenme cuando llegue papá a comer- pidió dirigiéndose a las escaleras.

Valka al ver a su hijo mayor tan afligido, estaba dispuesta a seguirlo para reconfortarlo, pero Toothless la frenó sujetándola de la mano.

-Déjalo mamá, él debe entender que no importa la falta de su pierna izquierda para que alguien lo ame. De cualquier forma, estaremos aquí para cuando desee hablar.

-Tienes razón, Hipo lo entenderá tarde o temprano... por cierto Tooth, tengo una preguntita.

- ¿Sí mamá?

- ¿La otra hija de Finn es igual de bonita y amable que Astrid? -inquirió sonriéndole divertida.

-Sí, ¡espera!, ¿por-por qué quieres saber? -respondió ruborizado.

-Porque me gustaría que tuvieras a alguien a quien amar.

-Storm es increíble, pero no creo que se fije en alguien como yo. Además, no somos tan cercanos como Astrid y el cabeza hueca de mi hermano; nos conocemos por ellos y no nos hemos vuelto a hablar desde el sábado- contó con la cabeza gacha.

- ¿Te dio su número?

-Amm sí, ¿por qué?

- ¡Por Thor! los dos son idénticos a su padre. Hijo, si te dio su número, significa que le agradas, háblale e invítala a salir.

-Pero si ella...- trató de decir, no obstante, Valka lo interrumpió.

-Tannlos escúchame, me has dejado en claro que ella te gusta, así que no te rindas. Comienza siendo su amigo y ya verás como las cosas se darán por si solas... vamos, se más rápido que Hipo; da el siguiente paso.

Después de eso, la mujer se fue a la cocina, dejando a un pelinegro con el corazón en la mano, ¿debía arriesgarse y mandarle un mensaje?

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Hipo ya llevaba un rato en su habitación pensando que dibujar para el concurso, pero debido a que su cabeza estaba en otro lado, le era imposible concentrarse; las palabras de su madre seguían resonando con fuerza. ¿Astrid y él juntos? no, es decir, la estimaba muchísimo; más que a otras personas, pero de eso a que traspasaran la barrera de la amistad, era distinto.

Para distraerse, tomó asiento delante de su caballete antes de cubrir un bastidor con lienzo y comenzar a plasmar los primeros trazos de un posible boceto. A modo de aislar el ruido del exterior y los pensamientos de su cabeza, se colocó sus audífonos para dejar que la música fuera su guía. A primera vista, no tuvo ni la menor idea de lo que estaba haciendo, pero conforme a los minutos, se sonrojó al ver el resultado; solo había podido dibujar el lago donde conversó noches atrás con Astrid, pero eso no era todo, el paisaje tenía como acompañamiento a alguien muy especial; a ella. Se tocó el puente de la nariz con frustración mientras se quitaba con rudeza los audífonos y suspiraba con pesadez, pero antes de poder pensar algo más, tocaron a su puerta.

- ¡Hipo!, ya llegó papá... ¿puedo entrar? -cuestionó Toothless del otro lado.

-Dame un momento- pidió levantándose de golpe para ocultar el lienzo, pues quería evitar más burlas de su parte con respecto a la Hofferson- ya puedes pasar.

-Vaya, si nosotros enloquecimos cuando vimos a mamá con esa herida, debiste ver a papá.

- ¿Perdió la razón?

- ¿Tú qué crees? -devolvió riendo por lo bajo y sentándose en la orilla de la cama.

-Ya me lo imagino entonces.

-Oye, ¿estás bien? hablo por lo de hace rato- preguntó angustiado.

-Supongo que sí.

- ¿Realmente te gusta Astrid?

-No sé...- sinceró alzándose de hombros tras unos segundos de haber estado en silencio.

-Sabes, mamá tiene razón- comentó acercándose a él- ella me dijo que somos muy lentos para ver y aceptar las cosas, y que deberíamos arriesgarnos.

-Oye, me dices eso y tú ni siquiera te has animado a mandarle un mensaje a Storm.

- ¡Hey! estábamos hablando de Astrid y de ti. No de Storm o de mí- externó dándole un suave golpe en el hombro- mamá también sugirió que debería hablarle.

-Te dije que no era mala idea- le recordó con diversión.

-Sí bueno, mientras lo pienso, vamos abajo- pidió caminando a la puerta, así que al castaño no le quedó más que seguirlo.

Al estar en la primera planta, los chicos vieron a su padre consentir a su madre dándole un besito en la frente. Resultaba ser que Estoico pese a ser un hombre bastante rudo y serio, siempre era cariñoso con Valka; como si fuera otra persona cuando estaba con ella.

- ¡Ah muchachos!, ¿Cómo están? -saludó el pelirrojo dándose cuenta de su presencia y, cuando estos le devolvieron el saludo, agregó- oigan, ¿entonces fue una de las hijas de Finn quién ayudó a su madre?

-Sí, fue Astrid; la hija mayor- contestó el castaño con cuidado, pues no sería quien revelaría que Astrid era la sobrina de Finn y Gylda y no su primogénita.

La rubia había confiado en él para guardar su secreto y no le fallaría.

-Pues el fin de semana me la presentas para agradecerle en persona, por favor, ya que si no mal recuerdo, ella es la amiga que va contigo en la Universidad, ¿no?

-Sí papá, es ella- atinó a decir antes de verlo sonreír con malicia.

A Hipo no le quedó de otra más que contar mentalmente hasta diez, pues aquella mirada significaba una sola cosa; Estoico estaba a punto de molestarlo como lo hizo el resto de su familia más temprano. Era hora de rezarle a los dioses por algo de piedad.

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Cuando el resto de los Hofferson llegaron a casa, Astrid rodó los ojos con diversión al ver a su tío con un montón de bolsas, pues sabía que Storm jamás escatimaba en gastos cuando salía de compras.

- ¿Pues qué tanto compraron?

-Todo el material que hacía falta para tu vestuario, algo de maquillaje, además de que, pasamos a comprar algo de comer- contó la simpática rubia de mechones azules.

- ¿Segura que necesitarás todo esto hija? -cuestionó el hombre con una ceja alzada.

-Segura papá, todo es esencial.

- ¿Todo bien As?, ¿Tuviste algún problema mientras no estuvimos? -preguntó Gylda saludando a su sobrina con un beso en la mejilla.

-Sí, todo bien, salvo un detalle...- sinceró de tal forma que atrajo la atención de su familia, por lo que les relató lo sucedido en la casa Haddock horas antes.

-Pero, ¿su madre está bien? -preguntó de nuevo la mujer una vez que terminó de escuchar la historia.

-Oh sí, estará bien; no fue una herida de gravedad, eso puedo asegurarlo.

-Muy bien Astrid, ayudaste a tu suegra- dijo inoportunamente Storm con una sonrisa malévola.

- ¿Qué? -soltó Astrid enrojecida, pues desde el día en que la menor supo lo bien que se llevaban Hipo y ella, no había dejado de molestarla con que tenía un interés en él.

- ¡Vamos! ya admite que te gusta Hipo- continuó la rubia de mechones azules estallando en risa, a lo que su prima empezó a imaginar las diversas formas en que podría matarla para vengarse.

-Hija, ya déjala en paz, dijo que solo es su amigo- intervino Finn sintiendo un tic en el ojo, pues desde la ausencia de su hermano, se había comportado como un padre sobreprotector con Astrid; algo que esta agradeció internamente en ese momento.

-No te preocupes Siri- comentó Gylda risueña- deja que lo conozca para darle el visto bueno de que puede ser mi sobrino.

- ¡Tía! por favor, no le des hilo a Storm- pidió la rubia avergonzada, sin embargo, eso solo provocó que las mujeres se rieran con fuerza por lo que restó de la tarde.

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Es todo, nos vemos pronto ;)

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