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Leo despertó en una habitación, se llevó la mano a la cabeza.
Miro la habitación, era blanca y en la cama en donde se encontraba era cómoda.
Su mente se invadió de preguntas..
¿Que sucedió?
¿Donde estoy?
Y la más importante
¿Quien me ayudo?
Se abrió la puerta de la habitación, Leonardo miro a quien estaba entrando.
Vio que estaba despierto y se acerca.
- Hola - dijo con voz dulce.
Era una chica.
Cabello castaño claro, su tono de piel clara morena, y su cabello tenía unos rizos preciosos y a lo que le llamo la atención fue sus ojos.
Uno de cada color.
Uno café claro y el otro azul.
- Hola - dijo aun sin quitarle la vista a los ojos de la chica.
- ¿Como te sientes? - preguntó ella.
- Adolorido. - dijo Leo. - ¿Que paso?
- Estabas cruzando la calle y no te diste cuenta que íbamos nosotros y no pudimos frenar a tiempo. Te desmayaste y te trajimos aquí.
- ¿Quien mas estaba en el auto?
- Unos amigos y yo.... Soy Micaela pero dime Mica... ¿Y tu?
- Leonardo - dijo Leo. - pero dime leo
- Leonardo - dijo Micaela - lindo nombre
- Gracias... Mica.
- Mira traje tu desayuno. - dijo Micaela.
- Ok - dijo Leo.
- Te acomodare - Dijo Mica y levanto a Leo ya que no podía levantarse ni moverse por el dolor.
- Huele delicioso - dijo Leo.
- Gracias - dijo Mica.
Le dio el primer bocado. Al terminar Mica le limpio la boca.
- Gracias por la comida - dijo Leo.
- Fue un placer - dijo Mica.
- Quiero preguntarte algo - empezó Leo.
- Claro, preguntame todo lo que quieras - dijo Mica.
- ¿No te parezco aterrador?
- ¿Porque me parecerías aterrador?
- Mirame, soy una tortuga de 2 metros que habla y camina como un humano y que tiene armas.
- ¿Y eso que tiene que ver? - preguntó Mica. - A mi no me pareces aterrador, me pareces sumamente lindo. Yo no soy de las que juzgan la apariencia de los demás.
Leo quedo sorprendido por lo que le dijo Micaela.
En su mente se quedo grabado únicamente que no le parecía aterrador si no lindo.
¿Cree que soy lindo? - pensó.
- Leo ¿crees poder levantarte?
- No lo sé - dijo intento mover los brazos y con un poco de dolor en ellos los pudo mover. Intento mover las piernas pero estas le dolían más y le era difícil. - Creo que no puedo mover las piernas.
- Iré por algo - dijo Mica y salió corriendo de la habitación para después llegar con una silla de ruedas. - Vamos a moverte a la silla.
- Esta bien.
- ¡Graham ven aquí necesitamos tu ayuda! - grito Mica
Se escucharon pasos acercarse y se abrió la puerta para dejar ver a un chico rubio con un toque verde en el feclo de su cabello, de tez clara y ojos grises.
- ¿En que te ayu.... - al ver a Leonardo cerro la boca. - Que bien que despertaste ¿como te sientes amigo?
- Adolorido. - contestó Leo.
- Ayudame a ponerlo en la silla.
- Claro - dijo Graham, Micaela y el cargaron a Leo con cuidado y lo pusieron en la silla.
- Vamos a llevarte con un amigo, te va revisar de que estén todos tus huesos en su lugar y sin ningún rasguño - dijo Graham
- Esta bien, gracias. - lo llevaron con su amigo
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