9. Cameron - El contrato... claro

No entiendo lo que me está pasando con ella. Yo no actúo así, joder. Yo jamás actúo así con ninguna chica. Tampoco es que haya estado con una legión entera de mujeres como por ejemplo lo hace mi amigo Alan, pero mis pequeñas historias y encuentros he tenido. Yo soy el que controla siempre la situación, el que domina todas las circunstancias, el que decide cómo, cuándo, dónde y hasta dónde, y sin embargo, ahí estaba yo... dolido, afligido y desolado por ese momento tenso donde se destapaban cosas que ya creía que formaban parte del pasado y pidiéndole un abrazo a ella, como si fuese un niño pequeño otra vez. Un niño pequeño que necesitaba ser consolado. No esperaba que me lo fuese a dar, de hecho, me sorprendió hasta mi propia voz cuando se lo pedí, pero ella me dio el abrazo sin preguntar, sin dudar... y me desarmó cuando sentí su cuerpo pegado al mío y sus brazos rodeándome.

¡Joder, me encantó! Sí, me encantó. Me gustó más que una cerveza fría en un caluroso día de verano, más que las famosas tartas de tres chocolates, galletas y flan de mi abuela y mucho más que explotar las burbujas del papel de embalaje. Sí, a todo el mundo le gusta explotar esa mierda y que nadie se atreva a negármelo ahora.

El tema es que su abrazo me agradó. Me hizo sentirme profundamente cómodo. Tampoco es que yo sea un tipo frío o distante con las chicas con las que he estado, pero por lo general, no suelo mostrarme muy afectivo o cariñoso, y mucho menos me muestro vulnerable, pero en ese instante con ella me sentí más vulnerable que nunca, de una forma que no puedo ni explicar. Sentí que la necesitaba y cuando me abrazó, sentí como si fuese el abrazo que llevaba toda una vida esperando. Como la pieza de puzzle que al fin logran encajar. Me hizo sentir bien, me hizo sentir nuevo y por primera vez en mucho, muchísimo tiempo, me hizo sentir seguro.

Lo que todavía no logro entender es porqué estuve a punto de besarla... ¿en qué demonios estaba pensando? ¿Por qué actué así? Me moría literalmente de ganas y eso me asustó, porque yo nunca me he sentido tentado a besar a una chica de esa manera. Sí, me gusta besar a las chicas, pero me sé controlar. Generalmente, en mi vida suelen ser ellas las que se lanzan a besarme, pero con ella era yo el que estaba impaciente por hacerlo, y eso está jodidamente mal. Muy mal. Una cosa fue besarla hace cinco años atrás, cuando tenía trece años y sólo era un maldito niño sin saber absolutamente nada de la vida, del amor o de las relaciones chico/chica, y otra cosa muy distinta es querer besarla ahora.

Con trece años, un beso no es un problema, no trasciende a nada, y menos el beso que yo le di aquel día cuando la acompañé a su casa en bicicleta. Creo que ese fue el primer y único beso inocente que he dado en mi vida, porque todos los demás ya no fueron tan puros como aquel. Pero con dieciocho años, darse un beso ya no es algo tan simple o sencillo y según tengo entendido, cuanto más mayores nos hacemos las personas, más complicado se va volviendo todo.

—¡Hey, pollito! ¿Por qué estás tan pensativo? —pregunta Cody sentándose a mi lado y palmeando mi hombro.

No me había dado cuenta de que llevo un buen rato sentado en uno de los bancos del vestuario masculino del Night Affair, con la mirada clavada en el suelo y jugando con un botellín de cerveza entre mis manos. Desde que me largué de aquel despacho hace cuatro días no he dejado de pensar en ella y en todo el tema del trato que tenemos con el baile y la firma del dichoso contrato para la campaña de relojes. Creo que todo esto no ha sido una buena idea, porque ni ella sabe bailar, ni yo quiero que mi padre se implique en nada que tenga que ver con mi vida o mi entorno.

—Hola, Cody. ¿Qué pasa? —respondo con la voz monótona.

—Nada, aquí esperando a que nos toque salir al escenario. ¿Y tú? Tienes cara de perrillo abandonado. No te habrás enamorado, ¿no? —pregunta Cody bromeando, rodeándome el cuello con un brazo y frotándome el pelo con fuerza.

¡Odio su maldita fuerza bruta!

—¡Cody! ¡Para! Me he peinado ya para la función, idiota —protesto tratando de zafarme de su agarre.

Mi amigo me suelta y me empuja del hombro mientras se ríe a carcajadas.

—¿Peinarte tú? Pero si ese pelo de escoba que tienes no ha conocido un peine o cepillo en su vida. Tienes la puta suerte de que encima luces bien con ese pelo peinado a petardazos, cabronazo.

Tino pasa corriendo por nuestro lado con una brocha y evaporizando perfume en el ambiente.

—¡Deja tranquilo al muchachito! Tiene mal de amores, ¿es que acaso no lo ves? —comenta el maquillador fugazmente antes de volver a alejarse para ir en busca de algún stripper que necesita urgentemente retocar su maquillaje abdominal.

—¿Mal de qué? —pregunta Ken, un stripper veterano que está a nuestro lado, mientras mastica chicle y se gira hacia nosotros para poner su atención a este lado del vestuario.

Esto es el colmo. Al final todo el mundo va a creer de verdad que estoy enamorado o algo parecido. Aquí parece que cuando el diablo se aburre, con el rabo mata moscas.

—¡Joder! —protesto poniéndome en pie y lanzando a un lado la toalla que tengo sobre el hombro—. Amigos, que yo ni estoy enamorado, ni tengo mal de amores ni nada que se le parezca —explico tratando de no perder la calma.

El idiota de Cody sigue riéndose y eso me saca de mis casillas. Ahora mismo me parece una idea estupenda meterle un calcetín sudado en esa boca abierta que tiene y que se le llena de carcajadas a mi costa.

—Oh, colega... —Más risas estúpidas por parte de Cody—. Dime, ¿es por la rubia esa a la que enseñas a bailar? Te van las estiradas con carácter fuerte, ¿eh?

Y ese maldito comentario hace que estalle.

—¡Pues no! —grito tan alto que todos los bailarines que están en el vestuario se quedan en silencio y se vuelven a mirarnos. Aquí suele haber siempre mucho barullo, pero ahora mismo todos están tan callados que incluso se pueden escuchar nuestras respiraciones.

Al fin Cody deja de reírse y me mira con atención, como si estuviese tratando de comprender algo. La mayoría de las personas con las que me he topado en mi vida hablan mucho, se precipitan, comentan y tienen opiniones para todo o para todos, pero no saben escuchar y Cody es precisamente una de esas personas que te oyen, pero no te escuchan. Espero que mi amigo ahora entienda que no estoy para bromas y que prefiero que deje el maldito tema ya.

En silencio, dejo el botellín de cerveza en el suelo, me quito la sudadera y me pongo una camisa a cuadros, pues hoy salimos vestidos de vaqueros y todo el mundo en el vestuario, poco a poco, vuelve a la normalidad tras mi grito; todo el mundo menos Cody, que sigue sentado en el banco, mirándome de forma directa.

—Joder, tío. —Baja la voz casi en un susurro para que nadie pueda escucharle excepto yo, y se inclina hacia adelante, apoyando sus antebrazos sobre sus muslos—. ¿Esa chica te gusta de verdad? ¿Es eso?

—¿Qué? ¡Pues claro que no! —le suelto en un gruñido.

Nada, Cody no entiende el mensaje de "Cállate de una puta vez", ni aunque sé lo diga con un panel luminoso y le vaya deletreando la frase letra por letra.

Quizás hubiese sido más inteligente directamente ignorar a mi amigo, pero ya es tarde y he contestado antes de poder morderme la lengua. Las cejas de Cody se hunden para formar una expresión confusa en su rostro.

—¿Por qué me mientes, hermano? —Me mira como si me regañase—. A mí me puedes contar la verdad, para algo somos amigos.

Pongo los ojos en blanco, me abrocho el cinturón y me doy la vuelta para darle la espalda mientras que sigo vistiéndome.
Pero no, Cody no lo deja ahí y se levanta del banco para rodearme y apoyarse en las taquillas que tengo a un lado, con los brazos cruzados sobre su pecho. El metal cruje con el peso de su cuerpo.

—Escucha, pollito. No hay nada de malo con que te pilles por una chica... —Hace una pausa como si estuviese reflexionando algo mientras se rasca la barbilla—. Puede que esa rubia estirada no sea la más indicada para ti, pero claro, eso nos ha pasado a todos. Lo que quiero decir es que a todos nos ha pasado eso de pillarnos por las tías que menos nos convienen o las que más difícil nos lo ponen.

Sacudo la cabeza y le contesto rápidamente:

—¡Tío, que yo no me he pillado por nadie!

—¿Entonces a qué viene esa cara de perro? —inquiere señalándome con la barbilla.

—Movidas con mi padre. —Me sale casi como un refunfuño.

—¿Tu padre? ¿Pero no decías que ya no os hablabais?

Exhalo con fuerza y le miro cansado. Es un tema que me cansa y que me produce un profundo hastío. Hace unos meses que me largué de mi casa para no regresar jamás y tengo la firme intención de enterrar a mi padre en el pasado para siempre y dejar todo lo que tenga que ver con la familia justamente allí, en el pasado.

—Y no le hablo, pero casualmente me lo encontré cuando fui a visitar a Olivia a su despacho esta semana —le informo un tanto azorado.

A Cody se le escapa una risa muy poco sutil.

—¡Uhhhhh! Con que fuiste a visitar a esa rubia al trabajo, ¿eh? —bromea propinándome algunos codazos—. Así que vas a hacer horas extra allí para ganártela. Que calladito te lo tenías, mamón.

—¡Joder, no! —exclamo frunciendo el ceño—. ¡No! Vamos a ver Cody, te lo voy a explicar para tontos y espero que me prestes atención porque no lo pienso repetir más veces. No trato de ganarme puntos con ella, no estoy pillado por ella, ni tampoco estoy enamorado, ni es mi novia, ni nada de nada, ¿ok? Sólo es una chica a la que le estoy enseñado a bailar y ya ni eso, porque mi padre acaba de meter las narices en el asunto y esa rata humana no quiero que tenga nada que ver conmigo. Con lo cual renunció al Dual.

—¿De quién no estas enamorado? —pregunta Alan apareciendo de repente nuestro lado, mientras que abre su taquilla para depositar algunos objetos personales dentro.

Abro la boca para contestarle, pero Cody se me adelanta.

—Olivia, la rubia a la que le está enseñado a bailar.

—¡Oh! ¡Esa rubia! —se sorprende Alan arqueando las cejas—. Me la acabo de cruzar por el pasillo. Está preguntando por ti.

Esa información me pilla tan desprevenido que sin querer tropiezo con el botellín de cerveza que he dejado antes en el suelo y termino derramando un poco del líquido amarillo por el suelo.

—¡¿Qué?! ¿Olivia está aquí? —Es imposible ocultar la sorpresa y el nerviosismo en mi voz.

Cody chasque la lengua a mi lado en señal de desaprobación.

—¡Oh, juraría que pareces emocionado! Pero claro, tú no estás pillado por esa chica, ni enamorado ni nada de toda esa mierda... —comenta con sarcasmo mientras sacude una mano en el aire como si le estuviese restando importancia.

Lo miro mal, pero no me detengo a contestarle y salgo a trompicones hacia el pasillo. Desde que me fui de aquel despacho a principios de semana y sin despedirme de ella, no he vuelto a hablar con Olivia. Ahora ella está aquí y eso me ha puesto nervioso de la hostia.

¿A qué habrá venido? ¿A pedirme una explicación del por qué me fui de su despacho sin decirle nada? ¡Oh, espera! Igual viene a reclamarme por el casi beso que le di... pero sabiendo donde vivo no creo que haya esperado hasta hoy para venir a buscarme a mi trabajo sólo para eso.

Recorro el pasillo mirando en todas las direcciones. A esta hora hay mucha gente transitando por aquí, porque las funciones en el escenario siguen su curso y todo es un auténtico caos. Me pongo de puntillas y miro por encima de las cabezas hasta que la veo al fondo, junto a una chica morena que reconozco de inmediato como la amiga de aquel primer día que Olivia y yo nos conocimos. No puedo evitar sonreír al recordarlo, creo las primeras palabras que le dije cuando llamó a la puerta de mi casa, fueron unas que hacían alusión a mi pene. Sí, creo que ella me llamó pequeño y yo le dije algo así cómo, "si te enseño lo que tengo entre las piernas vas a volver a llamarme pequeño". ¡Dios! No puedo evitar reírme al recordar su cara de horror profundo.

¡Soy el puto amo! Sólo a mí se me ocurriría decirle algo así a una chica a la que acabo de conocer.

—¡Olivia! —grito levantando mi mano para que me vea.

Ella se gira hacia mí y en cuanto me ve, camina en mi dirección seguida de su amiga, que no deja de mirar a todos los bailarines con los ojos desencajados. Me resulta gracioso ver lo expresiva que es, cada vez que sus ojos recaen en un bailarín con ropa sugerente, abre los ojos todavía más. Cuando llegan junto a mí, la amiga le señala a Olivia el baño y se aleja dejándonos solos.

—Cameron, necesito hablar contigo urgentemente —dice Olivia tratando de sacar unos papeles de su bolso.

Ni un "hola", ni un "me alegra volver a verte" ni nada que se parezca a un saludo. Ella me habla de papeles. Sospechoso...

Respiro fuerte y dejo pasar unos segundos mientras algunos bailarines y camareros pasan por nuestro lado hablando. Algunos se dirigen al escenario, mientras que otros regresan de allí completamente transpirados.

—Ya veo —respondo mientras observo cómo se le atasca el cierre de su bolso y lucha ferozmente por liberar los papeles que trata de sacar de su interior—. Debe ser muy urgente para que vengas hasta aquí a buscarme un sábado por la noche.

—Lo es —dice tendiéndome al fin las hojas impresas con letras minúsculas, casi ilegibles—. Léelo si necesitas hacerlo, pero tiene que ser esta noche, porque no me queda más tiempo.

—¿Qué es? —pregunto frunciendo el ceño.

De pronto su expresión facial se torna confusa.

—¿Pues qué va a ser? ¡El contrato! No puedo atrasarlo más, necesito que lo firmes esta misma noche.

Lucho contra una punzada de decepción.

El contrato... claro. ¿Y ha venido hasta aquí sólo para eso? A ver cómo le explico ahora que no voy a firmarlo, porque me niego a que mi padre se entrometa más en mi vida personal y/o profesional.

—Lo siento, rubia. Finalmente, no voy a hacerlo —anuncio tratando de ser breve y conciso para que el impacto sea rápido.

Su mandíbula se desencaja.

—¿Qué? No puedes estar hablando en serio. No puedes...

—Ya está decidido —comento interrumpiéndola—. Siento que hayas venido hasta aquí para nada.

En el fondo estoy algo molesto con ella, pero no acabo de determinar el motivo exacto. Bueno, en realidad sí que lo sé. Soy tan idiota que una minúscula parte de mí, albergaba la más mínima esperanza de que hubiese venido hasta aquí tan sólo para verme. Como ya he dicho antes, soy idiota.

Ella menea la cabeza. Me mira con la preocupación reflejada en sus ojos verdes mientras hunde sus dientes en el labio inferior.

—No puedes hacerme esto. Si no firmas este contrato mi padre me pondrá de patitas en la calle y la reputación de la empresa se verá afectada. Perderemos muchos millones de dólares —Traga saliva—. ¡Será el fin, Cameron!

Lex aparece por el fondo del pasillo, aplaudiendo fuerte y reclamando al grupo de mi función.

—¡Pollito! ¡Venga que ya os toca! ¡Todo el mundo al escenario!

Me giro para mirar a mi jefe y asentir con la cabeza en su dirección. Cuando vuelvo a darme la vuelta, Olivia me mira suplicante.

—No me mires así —le pido—. Me encantaría poder decirte otra cosa, pero ahora mismo el show me llama, lo siento —digo encogiéndome de hombros como si no pudiese hacer nada más por ella.

Echo andar entre los bailarines, pero Olivia me persigue y se pone a parlotear sobre el contrato y no sé cuántos dramas más, mientras me acompaña entre la multitud.

—¡No, Cameron! No puedes decirme ahora que no vas a firmar el contrato, porque además, me estoy esforzando mucho con el tema del baile y creo que me lo debes.

A lo lejos diviso a Yanira junto al acceso al escenario, con los brazos cruzados sobre su pecho mientras me mira llena de odio. A estas alturas ya se debe haber enterado que no será mi pareja de baile en el Dual. La veo cómo avanza hacia mí con la furia por bandera y en ese mismo instante, no se me ocurre otra cosa que empujar a Olivia que sigue hablándome del contrato. La sujeto con fuerza de los brazos, la lanzo contra la pared en un hueco que hay tras una cortina junto a un perchero repleto de ropa, mientras suelta un pequeño grito y pego mi cuerpo al suyo todo lo que me es posible para que Yanira pase de largo por nuestro lado sin descubrirnos.

POV OLIVIA
Grito cuando siento que salgo volando despedida a un lado.

Siento como un pequeño dolor se instala en mi espalda debido al impacto contra la pared. Parpadeo tratando de entender lo ocurrido y quiero protestar, pero Cameron coloca rápidamente su dedo índice sobre mis labios para que guarde silencio y niega ligeramente con la cabeza.

Los focos pasan iluminándonos por encima de nuestras cabezas, y el momento parece detenerse justo ahí, cuando se escucha la voz imponente de un hombre sobre el escenario presentando la próxima función de vaqueros del oeste.

Cameron apoya sus manos en la pared y me captura contra ella sin posibilidad de escapar. ¿Qué demonios sucede? ¿Por qué se comporta así? ¿Por qué se arrima tanto a mí?

Mi respiración se vuelve irregular, agitándose un poco más cuando siento su cuerpo aprisionar el mío contra la pared en medio de esta marea de confusión y desconcierto. Estamos ocultos, cerca, tan cerca que puedo sentir el calor de su cuerpo traspasar mi ropa y penetrar en mi piel. Es un calor agradable, reconfortante.

De pronto, vuelvo a sentir todas esas emociones extrañas que sentí hace unos días en el despacho, cuando nos abrazamos tras el incidente con su padre. Sentir estas cosas me descoloca, me confunde y me deja hecha un auténtico lío; no acabo de entender si esta sensación me gusta o me disgustan, la verdad, pero sé que no debería.

Cuando le tengo tan cerca como ahora, me pongo muy nerviosa, con ganas de gritarle o recriminarle por esta invasión a la intimidad, pero también me siento deseosa de más. Es un sentimiento extraño, difícil de explicar. Quiero detenerle, pedirle que se aleje o directamente empujarle, pero a la vez deseo descubrir hasta dónde es capaz de llegar con su juego, quiero descubrir lo que es capaz de hacer y quiero conocer la reacción de mi cuerpo a su atrevimiento. Con él me siento como si fuese la primera vez que un chico se aproxima tanto a mí, eso es. Como cuando no sabes si va a ser bueno o malo para ti y la duda te impulsa, pero el miedo te frena... una cosa muy rara.

Las luces siguen parpadeando sobre nosotros y agradezco que donde estamos colocados nadie nos pueda ver. Cameron clava sus ojos marrones en los míos con una fijeza abrumadora. Analizo cada detalle de su rostro, su pelo desordenado, su frente lisa, sus tupidas cejas, su nariz perfecta, sus labios sexys... ¿What?! ¿He dicho sexy? Bofetada mental por eso. Mejor que sea un puñetazo, a ver si así espabilo.

Vale, voy a morir de incomodidad. No puedo mirarle a los ojos, no puedo. No entiendo qué tiene este chico en los ojos, pero es imposible para mi sostenerle la mirada.

Sus manos siguen colocadas a cada lado de mi cabeza, y la suya inicia un descenso lento acompañado de un destello de advertencia en su mirada.

No... ¡NO! ¡NOOOO!

Trago saliva con muchísima dificultad y cierro los ojos cuando siento que tengo su cara tan cerca de la mía, que ya me es imposible enfocarlo bien. Oigo su respiración tan acelerada como la mía y su aliento me provoca cosquillas en la nariz que empieza a picarme horrores. Nuevamente me llega ese olor a cahmpú de sandía.

¡Santa Virgen! ¡Me voy a desmayar!

Sólo puedo concentrarme en rogarle a Dios que le dé fuerzas a mis rodillas para sostener el peso de mi cuerpo y no desplomarme en este mismo instante. Pasan los segundos, casi de forma eterna, y no sucede absolutamente nada. Los labios me queman por la espera, hasta que me siento estúpida y decido entreabrir los ojos. Descubro que sus labios están a escasos milímetros de los míos y que me mira con mucha atención, como si fuese un bicho raro, una especie nueva, algo que merece ser analizado al detalle.

De pronto, aleja de golpe su cara de la mía y empieza a reírse, pero yo estoy tan en shock que sólo puedo parpadear como una estúpida.

—¿Esperabas un beso, rubia? —Tiene una ceja arqueada a modo de desafío mientras sigue riéndose como un imbécil.

Vale, Olivia... estas ante un atractivo cabrón, ¿qué coño esperabas? ¿Confetti y fuegos artificuales?

¡Reatziona!

Cuando la sangre vuelve a circular con normalidad por mis venas, le pego un empujón y lo alejo aún más de mí.

—Eres un... —Hago una pausa antes de decir algo que pueda lamentar.

Cameron sigue riéndose.

—No te lo tomes a mal, rubia, pero no me van las chicas tan mayores —declara, con una sonria que se le extiende hasta los ojos. Todo esto debe parecerle tremendamente divertido.

—No te creas especial, Cameron —repongo agitando una mano delante de su cara con desprecio—. A mi no me gustan los tipos como tú ni aunque tengan mi misma edad.

Su risa se corta de cuajo. Su labio inferior queda atrapado entre sus dientes, mientras me repasa con la mirada de arriba abajo.
La música empieza a sonar en ese momento en el escenario y el público comienza a aplaudir.

—Me encantaría seguir aquí discutiendo eso contigo, pero lamentablemente tengo que trabajar —anuncia.

Cameron se da la vuelta y empieza a caminar hacia el escenario.

—¡Cameron! —le llamo con mi espalda todavía pegada en la pared y las piernas temblorosas—. ¿Y el contrato?

Se gira y saca a relucir esa sonrisa de niño que tiene. Esa clase de sonrisa que ha aprendido a dominar a la perfección.

—Ven mañana a mi casa y lo discutimos... lo del contrato, me refiero —dice guiñándome un ojo.

No puedo dejar de admirar su culo mientras se aleja y desaparece tras el telón para salir al escenario.

¡Odio a los atractivos cabrones!

¡Los odio!

¡Hola personitas!
😜😜😜

¡Que nadie me mire así! Yo les he dicho a los dos que dejen las manos donde todos las podamos ver y que corra el aire, pero no me hacen caso 😫

Bueno, pues el siguiente capítulo sucederá lo siguiente... 🤫🤫🤫🤫
(habrá que esperar a descubrirlo).

Yo no quiero decir nada, pero creo que entre estos dos hay cierta tensión explosiva 💥 ¿Alguien más lo ha percibido o sólo soy yo? Ok...
🤷🏼‍♀️🤷🏼‍♀️🤷🏼‍♀️

⭐️Si te gustó el capítulo, dame una estrellita. Te regalo pizza con extra de piña, la preferida de Tyler 🍕

¡¡¡TYLER!!! 😭😭😭😭😭

⭐️Gracias por tus comentarios. Los que me conocen, saben que soy una escritora bien activa y que me encanta reaccionar. ♥️

⭐️No olvides añadir la historia a tu biblioteca, listas de lectura o seguirme.

⭐️Por último y más importante... ¿Todavía no estás en mi grupo de facebook? ¿Y entonces cómo esperas enterarte de los adelantos y curiosidades de la historia? Corre ahora mismo a pedir tu solicitud que se me acaban las solicitudes 🙄

Por cierto, Fuera de mi camino" llegó a los 195k de lecturas y muy prontito alcanzará los 200k. Esto es increíble y no tengo ya palabras para agradecerlo. ♥️♥️♥️

DEDICATORIA:
El capítulo de hoy se lo quiero dedicar a una lectora que se unió hace poco a la saga #Camino, pero que ha sido una lectora 10 y muy activa. Te lo debía por hacerte llorar en un cumpleaños con el fatídico final de Tyler & Olivia 💔

Jazz_Word

Eres maravillosa 😘💛 Muchísimas gracias por apoyarme y por ser de mi grupito de facebook... ah y recuerda:

Pd: Las pijas también son felices, pero lo serán mucho más cuando Cameron firme el maldito contrato.

¡Besos grandes y sonoros! 😘❤️
Nos vemos el próximo miércoles
Sarhanda

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top