4. Cameron - Sólo vamos a bailar
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la aplicación ahora para visualizarlo.]
La canción de arriba (la he puesto en la cabecera también) os aconsejo que la pongáis cuando veáis que aparecen las notas musicales en el capítulo. Es una canción que sonará para los protagonistas en ese momento del capítulo, os servirá para poneros en situación y tendrá cierta importancia en la historia más adelante. (nEXt - Sevyn Streeter)
Llegamos a The Club y como siempre, el sitio está a reventar de personas esparcidas por todo el aparcamiento, esperando a pasar al interior del local y practicando algunos bailes o socializando mientras tanto. El ambiente es alegre y hay mucha gente con sus coches aparcados frente a la puerta principal, bailando la música que sale de sus vehículos estacionados en batería. Definitivamente adoro este sitio porque no se parece en nada a cualquier otro sitio en el que haya podido estar antes. Es único, genuino y el baile aquí es el rey. Es la fuerza invisible y motora que nos une y nos concentra en este lugar. The Club, es precisamente un local para gente que está metida en el mundo del baile, gente que disfruta moviendo el cuerpo y expresándose a través de la danza, mostrando sus habilidades y a la espera una buena oportunidad profesional. Pero evidentemente no todo aquí es bonito; también existen ciertas rivalidades entre grupos. Los bailarines de Night Affair, a los que nos conocen como "los Affair" estamos fuertemente enemistados con los bailarines de The Ponch Bar, otro local de strip show en la ciudad. Rivalizamos porque ambos somos grupos de baile parecidos y muy buenos, y los dos competimos por conseguir prestigio y clientela hacia nuestro local.
Como ya es costumbre, todos los años se celebran unas competiciones por parejas muy famosas en The Club, y los tres primer puestos reciben un importante premio en metálico. Este año me presentaré por primera vez con Yanira y si ganamos, invertiré el dinero en tener un respaldo económico con el fin de subsistir en Londres o costear los gastos de la escuela, porque si algo tengo claro, es que yo voy a conseguir una plaza en la Escuela Brent Street de Londres, cueste lo que cueste.
Quedan seis meses para la competición y el concurso se llama "The Club Dual Competition" aunque todos lo abreviamos llamándolo sencillamente "Dual".
Aparco la moto donde siempre y veo que están todos mis colegas del Night Affair, como es habitual, bebiendo cerveza junto al coche de mi amigo Cody, cuyo maletero permanece abierto y la música saliendo a todo volumen de su interior, o mejor dicho de los bafles que se instaló hace poco. Instintivamente algunos se giran cuando me ven llegar y me lanzan miradas bastante indiscretas, entre codazos y cuchicheos.Todo se debe a ella, claro. Es la primera vez que me ven traer a una chica en moto a este lugar, ya que eso no ha sucedido jamás en el tiempo que llevo viniendo aquí y debe tenerlos a todos muy sorprendidos.
Cuando apago el motor, veo que una de esas miradas me está literalmente taladrando con los ojos desde el otro lado del aparcamiento, y mi garganta se cierra de golpe, cuando compruebo que la dueña de esos ojos incendiados se cruza de brazos, a la vez que apoya todo el peso de su cuerpo sobre un pie.
¡Mierda! ¡La pelirroja! ¿Cómo se llamaba? ¿Sally? ¿Sandy? Nada, no me acuerdo de su nombre. Probablemente sea porque para lo que hicimos la semana pasada no me hizo falta recordarlo.
¿Por qué me mira como si me fuese a saltar a la yugular en cualquier momento? Piensa Cameron, piensa... ¿Qué has hecho o qué no has hecho?
¡Alto! ¿Esta no es la que me dejó su número de teléfono para que la llamase, pero luego no la llamé? Debe ser ella, sí... o no. ¡Espera! ¡Ya me acuerdo! Esta es la que me mandó como diez mensajes que parecían la biblia cada uno de ellos, pero no le contesté ninguno... sí, es esa seguro. Muy pesada ella. ¿Sammy? ¿Sadie? Joder, vaya memoria de pez que tengo.
Una ceja rubia a mi lado se eleva en mi dirección. No me había dado cuenta de que Olivia ya se ha bajado de la moto, se ha quitado el casco y ahora está observando la misma escena que yo; la de la pelirroja asesinándome con la mirada.
—¡Oh, por Dios! No me digas que tienes novia —pregunta poniendo los ojos en blanco y frotando su frente con los dedos.
Me bajo de la moto, me deshago del casco y niego con la cabeza mientras se me escapa una carcajada incontrolada.
¿NOVIA? ¿NOVIA YO? Sólo de pensarlo me pica el cuerpo enterito. No, en mi vida no hay lugar para novias. Nunca he tenido una ni pienso tenerla, por ahora. Entre la academia de baile, el gimnasio, el Taekwondo, mi trabajo y mi preparación para la audición, no tengo tiempo para nada que no sea exactamente aquello en lo que ya ocupo toda mi vida. Eso no quita que aprovecho al máximo el poco tiempo libre que me queda, para disfrutar de los pequeños placeres de la vida, y el sexo es sin duda uno de esos placeres, por supuesto, siempre que sea sexo sin compromiso.
—Yo no tengo novias. Tengo muchas amigas con derecho a...
—¡Ya! —me interrumpe ella sin dejar que termine la frase y deja su casco sobre la moto—. Pues vete y explícaselo a esa, porque creo que por las caras que pone, está exigiendo una aclaración urgentemente.
De repente, oigo unas risas acercándose hasta nosotros y, al girarme, veo a mis amigos, Alan y Cody, que se aproximan hasta nuestra posición muertos de la risa y cada uno de ellos con un botellín de cerveza entre sus manos.
—¡Hey, pollito! —grita Alan tratando de contener la risa—. Mira a ver, que creo que Shelby ha venido con la hoja de reclamaciones bajo el brazo.
¡Shelby! ¡Eso es! Pues no iba tan desencaminado con el nombre, entonces.
Cody se descojona a mi lado y empieza a reírse tan fuerte que por poco se le cae el botellín de cerveza de las manos, mientras le propina pequeños codazos a Alan, su aliado entre risas.
¡Vaya par! Son tan cabrones que aprovechan la más mínima ocasión para burlarse de cualquier desgracia. Son mis amigos, mis compañeros de trabajo, pero también me toca soportarlos en casa, porque también son mis compañeros de piso.
—¡Oh, Dios mío! ¡Viene hacia aquí! —exclama Alan cortando la broma de cuajo—. ¡Monten filas!
Alan se pone firme y Cody se coloca rápidamente a su lado, llevándose una mano a la frente como si estuviésemos en el ejército.
Mis dos amigos guardan silencio, mientras que Shendy o Saidy o como demonios se llame, viene rabiosa a mi encuentro.
—¡Tú! —grita señalándome con un dedo a la vez que sigue acercándose a paso firme y moviendo el pelo rojizo como si fuese una nube de fuego sobre su cabeza—. ¡Serás cabrón! —Me empuja colocando sus manos en mi pecho, pero ni me inmuto—. ¡Llevo una semana entera esperando a que me llames, hasta estaba preocupada por ti, y ahora apareces por aquí tan tranquilo con esta...! —Analiza a Olivia de arriba a abajo, arrugando el entrecejo y despachándole una mirada llena de desdén hasta que sus ojos se clavan en sus zapatos de tacón rosa—. ¡Esta zorra barata!
—¿A quién llamas tú zorra barata? —inquiere Olivia con asombro e indignación.
—¡Pues a ti! Solo hay que ver los zapatos de putón que llevas puestos para darse cuenta de que lo eres. ¿Qué pasa? ¿Te recogió de alguna rotonda porque le dabas lástima?
Olivia no se lo piensa dos veces y reacciona casi de forma automática ante esas palabras. Se quita uno de los zapatos de tacón y se lo arroja con todas sus fuerzas a Sammy, Sally o como demonios sea, y el zapato impacta directamente en la pequeña y pecosa nariz de la chica, que empieza a chillar llevándose las dos manos al centro de la cara.
—¡Strike! —grita Alan por encima de las lamentaciones y quejas de la pelirroja y Cody le ríe la broma.
De inmediato golpeo el hombro de mi amigo para que se calle y le lanzó una mirada seria a Cody. Alan es un buen amigo, pero siempre está con sus bromas pesadas y no parece respetar ni al muerto en el velatorio.
—¡Mi nariz! —chilla la pelirroja, y cuando se aparta las manos de la cara, vemos que las tiene un poco manchadas de sangre—. ¡Casi me rompe la nariz!
—Ya sabía yo que estos zancos tan espantosos tenían que tener alguna otra utilidad —suelta Olivia caminando hacia donde cayó el zapato y se lo vuelve a calzar tambaleándose ligeramente.
¡Joder! ¡Tiene agallas la rubia! Tengo que reconocer que eso me gusta, aunque lo que acaba de hacer no está nada bien.
—Cody, llévate a Olivia adentro antes de que empeore la cosa y lleguen las dos a las manos —le pido a mi amigo—. Ahora entraré yo.
Mi colega obedece y se aleja con Alan y Olivia, dejándome solo con la pelirroja.
—A ver, déjame ver Shessy —le ordeno a la chica mientras sujeto sus muñecas con la mayor suavidad que me es posible, para que me deje ver el pequeño desastre en su cara.
La chica se quita las manos de la nariz y me empuja con rabia.
—¡Me llamo Shelby, imbécil!
—Shelby, es lo que dije —me justifico—. Creo que deberíamos buscarte algo de hielo antes de que se hinche más.
¡Oh, Dios! Tiene la nariz como un pimiento rojo. Qué lástima... lo más bonito de su cara es precisamente su nariz pequeña y pecosilla, y ahora se ha convertido en un vegetal maduro.
—¿Quién era esa y por qué la has traído aquí, Cameron? —me pregunta entrecerrando los ojos con cierta desconfianza y cambiando de tema de manera abrupta.
¡Joder, qué directa! Trago saliva con mucha dificultad. Por estas cosas es por las que no quiero tener novia. Si ya es difícil cuando no la tienes, no quiero ni imaginarme lo que debe ser cuando la tienes y se mezclan los putos sentimientos, los celos, la desconfianza, etc. ¡Un desastre!
Noto como sus ojos claros me miran con insistencia y están ligeramente entornados en una acusación silenciosa.
Mi primer pensamiento es: "Mierda, ¿ahora qué le digo?".
¡Rápido! Piensa algo para salir del paso, Cameron.
¡No, joder! ¡Piensa en algo que no sea sexo, payaso!
Ok...
¿La ex de mi hermano? Demasiado retorcido... creo. ¿Llegaron a ser novios? Bueno, no viene al caso ahora.
¿Una vieja amiga? Suena a mentira descarada... pero que muy descarada, vaya.
¿Una chica a la que acabo de conocer? Va a parecer que me la he traído aquí sólo con el firme propósito de follármela esta noche y, además, es justamente lo que ella está sospechando...
¿Una prima? Meh... podría colar, aunque es la típica excusa... sí, mi prima la del pueblo que casualmente está buenísima. ¡Un momento! ¿Acabo de referirme a Olivia como tía que está buenísima?
¡Te he dicho que dejes de pensar en el sexo!
—¿Y bien? —insiste ella sacándose un pañuelo del bolso y colocándoselo en la nariz para cortar el sangrado.
Me paso la mano por el pelo varias veces antes de abrir la boca.
—Ella es... esto... —Abre los ojos azules con atención, esperando mi aclaración—. Olivia es mi pareja para el Dual —suelto inconscientemente y me arrepiento al segundo de mis palabras.
¡Mierda, Cameron! ¿Eso es lo mejor que se te ha ocurrido decirle?
La pelirroja arque una ceja, poniéndolo en duda. Vale, igual lo de mentir no sé me da demasiado bien, pero no se me ocurrió otra excusa que explicase el por qué he traído a una chica a The Club. Tampoco es que a ella le deba muchas explicaciones, sólo nos hemos liado un par de veces, pero parece que Shandy ha empezado a querer más de mí y yo no estoy dispuesto a dar nada que no sea una noche de sexo puro y duro. En cuanto veo que las chicas quieren elevar el encuentro a otro nivel, cuando veo que quieren un mensaje, una llamada, una confesión afectiva o quieren volver a quedar conmigo en los próximos siete días, salgo corriendo por patas.
—¿La competición? ¿Ella es tu bailarina para la competición? —replica con sorpresa.
Ya, no me mires así, sé que es la peor mentira del mundo...
—Sí —contesto, tratando de sonar lo más convincente posible y sonrío de forma forzosa.
Hace una mueca con la boca de manera sospechosa y se quita el pañuelo de la nariz. Por lo menos ha dejado de sangrarle, aunque tiene los orificios manchados de rojo.
—Cameron, esa chica, Olivia, no tiene en absoluto pinta de ser bailarina. Sólo hay que verla andar para darse cuenta de que no coordina una mierda.
—¡Lo es! De hecho, te sorprendería. Es muy buena —le aseguro hundiéndome cada vez más en el lodo—. Lo que pasa es que esta noche se ha pasado con el alcohol y no podía dejarla sola. Sherry, no deberías haberla llamado zorra barata, te has pasado bastante con ese comentario.
—¡Shelby!
—Eso dije.
Su rostro se contrae y también contrae los músculos de su cara en un gesto doloroso, a cuenta de la inflamación que tiene ahora mismo en la nariz.
—Está bien. Si tú lo dices te creeré. Dile que siento haberla confundido con una zorra barata. Ahora, si me perdonas, voy a ir un momentito al baño a lavarme la nariz y a ponerme algo de hielo. Te veo en un rato, pollito. No te escapes, ¿Eh? Llevo demasiado tiempo queriendo repetir lo de la última vez —murmura mordiéndose el labio inferior y se aleja guiñándome un ojo de forma seductora, pero yo sólo puedo ver el pimiento maduro que acaba de florecer en medio de su cara. No, no pienso acostarme con una verdura con patas. No podría mirar otra parte de su cuerpo mientras me la tiro.
Cuando ya se ha marchado, guardo los cascos en el compartimiento que hay bajo el sillín de mi moto y de pronto mi móvil empieza a sonar. Lo saco del bolsillo de mi vaquero y compruebo que es una llamada de mi madre.
¡Joder! ¿Qué hace llamándome a estas horas? Descuelgo y me llevo el teléfono hasta la oreja.
Cameron: —Dime, mamá. Me pillas bastante ocupado en este momento, la verdad.
Leonor Franklin: —¡Cameron! ¡Al fin te dignas en contestar a mis llamadas! ¿Se puede saber por qué nunca respondes cuando te llamo?
Cameron: —Mamá, acabo de contestar a tu llamada...
El fastidio es más que notable en mi tono de voz.
Leonor Franklin: —¡Sí claro! Después de dos semanas llamándote mañana, tarde y noche. Me vas a matar de un disgusto y soy demasiado joven para eso. Camy, me tienes muy preocupada, hijo. ¿Se puede saber dónde estás?
Cameron: —Oye, mamá, ahora no tengo tiempo para esto. ¿Por qué no me llamas mejor mañana?
Leonor Franklin:—¿Mañana? Mañana volverás a no responder a mis llamadas, que ya nos conocemos.
Cameron: —Pues ahora no puedo.
Trato de sonar rotundo, pero mi madre se lo pasa por el forro de la camisa.
Leonor Franklin: —Escúchame, Camy, seré muy breve. Quiero que sepas que tu padre no quería decir lo que dijo en la última cena a la que viniste. Ya sabes que a veces cuando se enfada dice muchas cosas que no piensa y luego...
¡Joder! Ya sabía yo que me llamaba para esto.
Cameron: —¡No, mamá! El problema es que precisamente él sí piensa las cosas que dice. El sí cree que soy una vergüenza para la familia y, ¿sabes qué? No voy a dejar que siga humillándome de esa manera, ya no. He dejado que lo hiciese durante demasiados años y ya no voy a darle opción a que lo repita ni una sola vez más, eso se acabó. ¿Entiendes?
Leonor Franklin: —Hijo, de verdad que no te considera una vergüenza...
Resoplo con dramatismo. ¡Mi madre y su afán pacifista!
Cameron: —¡Déjalo ya, mamá! ¡Deja de sacar la cara por él! Si de verdad no cree que lo avergüenzo como hijo, ¿por qué no me está llamando él? ¿Eh? ¿Por qué me estás llamando tú en lugar de hacerlo él?
Mi madre guarda silencio durante un breve instante.
Leonor Franklin: —Camy...
Cameron: —No, nada de Camy. Ya no soy un niño tonto y manipulable, que no sabe ni atarse los cordones de los zapatos. No voy a volver a casa, mamá. No voy a estudiar ninguna carrera inútil que no tenga nada que ver conmigo o con lo que yo quiero hacer en la vida, ni voy a terminar trabajando en vuestra estúpida agencia de modelos. Si lo que papá quiere es inflar su estúpido ego y orgullo familiar ya tiene al tonto Neal dispuesto a hacer todo lo que se le diga.
Leonor Franklin: —¡No hables así de tu hermano!
Aprieto los dientes inconscientemente.
Cameron: —¿A caso estoy mintiendo? Si fuese un hermano de verdad, uno como Dios manda, se habría comportado como el hermano mayor que es y me habría defendido frente a las duras palabras de papá durante todos estos años, pero no. Siempre se ha callado como la cagona, lame culos que es.
Leonor Franklin: —¡Cameron!
Sí, mi madre se escandaliza cuando le digo las verdades sin ningún tipo de filtro.
Cierro los ojos con fuerza. No me gusta hablarle así, porque ella no tiene la culpa de todo, pero tampoco es completamente inocente. Como madre, creo que podría haber mediado mejor entre mi padre, mi hermano y yo.
Cameron: —Lo siento, mamá. Ya sabes que cuando hablo no tengo pelos en la lengua y es lo que pienso. Siento que estés en medio de todo esto, pero no soy un títere, ya no. Tengo aspiraciones en la vida y no pararé hasta alcanzar mis objetivos, con o sin vuestra ayuda.
Leonor Franklin: —Estas muy alterado, hijo. Regresa a casa y lo hablamos en un ambiente más tranquilo.
Que diga eso colma por completo mi paciencia.
Cameron: —¿No me estás escuchando? No voy a volver a casa. Espero que os hagáis a la idea porque no pienso regresar. Estoy muy bien así y además soy autosuficiente.
Leonor Franklin: —Solo tienes dieciocho años, hijo, y me consta que te mueves por ambientes no apropiados para chicos de tu edad.
Cameron: —Sé defenderme, por eso no te preocupes.
Leonor Franklin: —¿Estas utilizando algún método anticonceptivo? Ya sabes que puedes contarme lo que...
Abro la boca sorprendido, y por un momento, creo que el labio inferior me llega a rozar el suelo que piso. ¿Me lo está diciendo en serio?
Cameron: —¡Joder, mamá! ¡No me preguntes por esas cosas!
Justo en ese momento sale Cody del interior del local y parece algo nervioso por como gesticula de forma exagerada y me apremia a que lo escuche.
—¡Pollito! ¡Tío, oye! —dice haciéndome señas hacia la puerta—. Shelby acaba de liar una muy gorda ahí dentro.
—¿Qué? —pregunto apartando el teléfono de mi oreja un momento, mientras sigo escuchando la voz de mi madre hablando sin parar al otro lado de la línea. Seguramente está explicándome que los hijos son fruto del amor y no de una noche loca o cosas así.
—La pelirroja, le ha dicho a Mason, el organizador de The Club Dual Competition, que la chica rubia será tu pareja de baile —explica despacio—, acaban de inscribirte en la competición con ella.
—¡MIERDA! ¿Qué?
Aprieto los labios y suelto un gruñido áspero. Es tal el impacto que me llevo, que por poco se me cae el teléfono de las manos.
Ya sabía yo que esa excusa me iba a traer problemas.
Vuelvo a colocarme el teléfono en la oreja.
Leonor Franklin: —¿Camy? No me cuelgues. Por favor, podemos hablar las...
Cameron: —Oye, mamá, te tengo que colgar. Prometo llamarte esta semana, ¿vale?
Leonor Franklin: —¿Qué? ¡Camy, espera! No hablaremos más de los métodos anticonceptivos, te lo prometo.
¡Por Dios! ¿Por qué no deja el tema ya?
Cameron: —Te quiero, mamá. Dile a la abuela que la extraño demasiado y que pronto iré a visitarla. Adiós.
Dicho esto, cuelgo y apago el móvil porque con lo pesada que es, sé que me llamará como cien veces más esta noche y ahora tengo que atender un lío bien grande.
—¿Qué ha pasado? —le pregunto a mi amigo en un tono preocupado.
—No lo sé, Mason está haciendo las inscripciones para la competición y Shelby ha ido a decirle que la chica rubia haría pareja contigo. Lo peor de todo es que os ha apuntado en el tablón de los inscritos.
Entro corriendo al interior y busco la lista de inscritos que está colgada en la pared junto a una de las barras, situada al fondo del local. Las luce intermitentes y de colores iluminan el cartel colgado en la pared, reflejando sombras y flashes en movimiento sobre los nombres, hasta que encuentro el mío junto al de Olivia...
¡La madre que la parió! La pelirroja me acaba de joder, pero bien. Esto es lo que pasa cuando piensas más con la polla que con la cabeza.
Apoyo las manos en la pared, dejo caer la cabeza entre mis brazos estirados y cierro los ojos negando con fuerza, hasta que siento una mano en mi hombro. Levanto la cabeza hacia un lado y veo a Cody apoyado en la pared, mientras me ofrece de su cerveza. Sin dudarlo, tomo el botellín y le pego un buen trago, porque en este momento no sé si reírme o directamente echarme a llorar. Necesito ese trago tanto como el oxigeno para respirar.
—Menudo lío —rompe mi amigo nuestro silencio, señalando la cartel con el listado de las inscripciones—. ¿Crees que podrás pedirles que lo cambien?
—Podría, si no fuese porque Shervy es la hermana de Mason, el que organiza las competiciones este año. Además, es culpa mía.
—¿A que te refieres con que es culpa tuya? —pregunta mi amigo frunciendo el ceño.
—Yo le he dicho a Shendy que Olivia era mi pareja para el Dual. No sé me ocurrió otra mentira y ella quería saber por qué he traído a una chica aquí. Odio a las chicas celosas, de verdad.
—¿Shelby es la hermana de Mason y tú vas y le dices eso? ¿Cómo se te ocurre mezclar trabajo con placer, amigo?
Expulso todo el aire de mis pulmones de golpe.
—Ya... tampoco pensé que esto acabaría así. Además, me enteré de que eran hermanos cuando ya me había acostado con ella.
—Oye, mira —me indica Cody señalando con la barbilla hacia el centro del local.
Me giro y veo a Olivia bailando en medio de la pista de baile, entre un montón de gente que se mueve de puta madre, pero ella... ella no. Baila como una oruga paralítica, sin extremidades ni movimiento grácil.
¡Por Dios! Qué poco sentido de la coordinación tiene.
—Joder, tío, no es por desanimarte —dice Cody frotándose la nuca—, pero si esa va a ser tu pareja de baile en la competición, no es por nada, pero tienes un grandísimo problema.
Suspiro profundamente y asiento con cierto grado de abatimiento mientras hundo mis hombros hacia adelante. Mi amigo tiene razón. La competición es de baile sensual en pareja y ella ahora mismo, se ha dejado la sensualidad en casa. Con esto no quiero decir que no sea una chica hermosa y femenina, que lo es, pero bailando desde luego que no.
—Sí, tengo que conseguir que en seis meses se convierta en una experimentada bailarina. Necesito ganar uno de esos premios o estaré jodido de verdad —digo con sequedad.
—¡Buff! Creo que vas a necesitar un milagro. Mucha suerte, pollito —me desea mi amigo antes de entregarme su botellín de cerveza, darme algunas palmaditas en el hombro y volver a la pista de baile perdiéndose entre la multitud.
Yo sólo puedo quedarme observando a Olivia desde la distancia, mientras baila dando pequeños saltitos alegres y sonríe feliz, ignorando todo lo que acaba de pasar.
Ahora mismo me debe un favor y yo necesito uno bien grande de su parte, así que nuestro mundo va a cambiar, a partir de esta noche cambiará y nuestros destinos también lo harán. No pienso renunciar a la competición, así que no le voy a dar otra opción. Ese dinero tiene que ser mío, sea como sea. Necesito el dinero para mi irme a Londres y poder pagar los costes de la escuela allí. Ya contaba con él antes de esta noche y pienso seguir haciéndolo.
Antes solía decir que un Franklin nunca se rinde, pero ahora prefiero decir que Cameron nunca tira la toalla.
🎵 🎼 🎵🎼🎵🎼🎵🎼🎵
(Play a la música)
De fondo suena una canción de ritmo bastante sensual, concretamente "Next" de Sevyn Streeter, y casi todos la bailan en pareja entre roces y movimientos sensuales o eróticos, pecho con espalda, cadera con cintura, sudados concentrados y sincronizados, pero ella ni cuenta se ha dado de ese detalle y sigue moviéndose por la pista, saltando sobre un único pie y moviendo la cabeza como si fuese un palomo en busca de comida. Sólo le falta ponerse a aletear con los brazos como si esto fuese el baile del pollo pío.
—Veamos lo que sabes hacer, rubia —susurro tomando el último trago de la cerveza que me ha dejado mi amigo y depositando después la botella vacía sobre la barra—. No voy a parar hasta que sudes sensualidad por los cuatro costados mientras bailas.
Me acerco lentamente a la pista de baile y algunas chicas posan sus manos en mi pecho, en mis hombros o mueven sus caderas rozándolas contra mis muslos, incitándome a bailar con ellas, pero niego con la cabeza a todas ellas. No, otra noche quizás sí, pero esta noche no. Mi objetivo está a escasos metros de distancia y avanzo hacia él de forma sigilosa, sorteando a la gente, analizando a Olivia en todos y cada uno de sus movimientos ridículos, rodeándola, hasta que sus ojos verdes y brillantes se posan en los míos y su sonrisa pierde fuerza, mientras que la mía va ganando en intensidad. No negaré que estoy disfrutando enormemente de su estado de alerta ante mis pasos próximos a ella. Se detiene en seco y sus ojos recorren velozmente todo a su alrededor, para volver a clavar finalmente su mirada en la mía. Las luces vuelan sobre nuestras cabezas, y en este momento somos los únicos que no estamos bailando en la pista, pero eso será por poco tiempo, porque yo ya estoy al acecho, voy a por ella y la estoy avisando. Acabo de mandarle una invitación a través del pequeño espacio que separa nuestros cuerpos y no tiene escapatoria ni opción a rechazarla.
Sí, sonrío como un lobo feroz cuando se encuentra con su presa sola e indefensa; una presa fácil y temblorosa en medio de un prado vacío, solitario y sin árboles ni recovecos donde esconderse, esa es Olivia en este momento sobre la pista de baile, mi presa.
Puedo percibir la rigidez en su expresión, la tensión en su cuerpo y también puedo leer el temor en sus ojos a través de sus largas y claras pestañas cubiertas de rímel. Tengo que confesar que verla así de desconcertada me fascina. Me hace tener el control absoluto de la situación, porque ahora mismo ella está en mi mundo, se acaba de adentraren en mi terreno, el baile.
Paso por su lado, rozando su hombro a propósito, hasta colocarme detrás de ella y siento su cuerpo literalmente temblar contra mi pecho, mientras la música retumba bajo nuestros pies, haciendo que nuestros corazones vibren juntos por primera vez. Dejo que sienta mi respiración lenta y profunda a través de nuestro contacto, y parece ir relajando su cuerpo poco a poco. Su perfume ligero y afrutado llega a mis fosas nasales y me ayuda a concentrarme en lo que quiero hacer con ella en este momento. Dejo que la canción fluya por mis venas y se proyecte en cada músculo de mi cuerpo, mientras empiezo a mecerme al ritmo de la melodía y ella instintivamente lo hace también. Apoyo mi cara en su pelo suave y ondulado, próximo a su mejilla y percibo un estremecimiento que recorre todo su cuerpo cuando siente mi aliento rozar sutilmente su cara. Sí, su corazón late cada vez más fuerte. Acaricio lentamente su brazo desnudo, y su piel lisa, agradable y caliente, se eriza con mi tacto mientras desciendo poco a poco, hasta que llego a su mano increíblemente suave. Muy despacio, rozo sus dedos y me cuelo entre ellos, hasta entrelazar su mano con la mía, y de algún modo, ese gesto la pone un poco más nerviosa, pero tiene que aprender a confiar en mí.
Bailar con otra persona, es un acto de confianza y, hasta cierto punto, requiere mostrarse vulnerable con el otro, así que allá vamos.
—¿Q... qué haces? —pregunta tan asustada que no puedo evitar esbozar una pequeña sonrisa maliciosa cuando escucho su voz temblar.
—Tranquila, rubia —le susurro al oído, provocando que su pelo revolotee por su rostro—. De momento sólo vamos a bailar.
¡Hola personitas!
¿Qué tal va todo?
🔥🙈🔥🙈🔥🙈🔥🙈🔥🙈 🔥🙈🔥🙈
La cosa se va a poner muuuuy interesante. ¿A que nadie se esperaba esto?
Cameron va a tener que enseñarle baile bien sensualote (no apto para cardíacos) a nuestra pija preferida, Olivia 🙈 y la primera clase acaba de comenzar.
😱💃🏼🕺🏼🔥
Pobre Olivia, ella que sólo quería quedarse en casa tranquilamente viendo una película y comiendo sushi con su pijama puesto. ¡Pero bueno! Esto es mucho más interesante que ese plan, ¿no creéis?
👉🏻VENGA, A PRONUNCIARSE TODOS:
Lo iré preguntando más veces a lo largo de la historia, pero quiero conocer cómo van los marcadores antes de empezar, aunque intuyo que la victoria va a ser aplastante por el momento 💔 Ty
👉🏻 Aquí #TeamTyler ❤️ (Tylivia)
(Que se pronuncien mis corazones rojos)
👉🏻 Aquí #TeamCameron 🖤 (Camlivia)
(Que se pronuncien mis corazones negros)
Tengo un problema que quiero compartir con vosotros. Siempre he puesto gifs en mi historia y lo seguiré haciendo, pero con Cameron dudo muchísimo si hacerlo o no, porque casi que prefiero que cada uno se lo imagine a su manera. ¿Por qué? Muy fácil, pues porque para mi imaginación, él es jodidamente sexy y los gifs no le hacen justicia. ¿Qué os parece?
⭐️Si te gustó el capítulo y quieres más capitulitos interesantes, regálame un voto, pleeeeeeeease 🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻
⭐️No olvides dejarme tus comentarios, ya sabes que me encantan ❤️
⭐️Acuérdate de seguirme para enterarte de todas las actualizaciones.
⭐️Fuera de mi camino llegó a los 150k de visitas este sábado, el domingo ya estaba en 153k y hoy a 157k!!!! No me cabe la gratitud en el pecho, de lo feliz que me hacéis, de verdad ❤️❤️❤️😱 GRACIAS. ¡¡¡SOIS MI MEJOR RECOMPENSA!!!
DEDICATORIA:
Este capítulo se lo dedico a una lectora que le hacía ilusión que le dedicase un capítulo 😘 Especialmente dedicado a:
@daleth100212
Gracias por apoyar esta historia ❤️😘
Pd: Las pijas también son felices, incluso cuando ignoran que van a aprender a bailar como nunca antes lo habían hecho.
¡Besos enormes!
Nos vemos el próximo miércoles
Sarhanda
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top