2. Él - Esa noche

Llego con mi moto al Night Affair, un local nocturno y muy famoso, que para algunos puede ser un templo para el vicio y la lujuria, pero que aun siendo así, se llena hasta los topes cada fin de semana con espectáculos en directo y mucho strip show. En contra de lo que algunos piensan, aquí no hay sexo ni cosas raras, únicamente se hacen bailes eróticos y sensuales o espectáculos en directo; es un sitio donde la gente viene a entretenerse y evadirse. Tengo suerte de tener este trabajo y además, pertenece a un buen amigo mío, Lex.

Aquí trabajo los viernes y sábados por la noche, haciendo unos números de baile. Es la forma que tengo de ganar algo de dinero, el suficiente como para pagar mi alquiler, algún capricho y los estudios de baile que estoy cursando. Este trabajo, lo bueno que tiene, es que me permite formarme en lo que más me gusta hacer, sin tener que pedirles el dinero a mis padres. Ellos no entienden esta vocación, no la apoyan y ya me dejaron claro hace mucho tiempo que no iban a financiar "semejante disparate". Con vocación no me refiero al baile erótico porque eso no es a lo que me quieres dedicar, sino al baile profesional.

Sí, ahora mismo me gano la vida haciendo baile erótico y ese se paga muy bien, por cierto, pero lo hago con el fin de llegar mucho más lejos. Esto es solo algo temporal, porque mi intención es llegar a conseguir una audición para la Escuela Brent Street en Londres e ingresar así en una de las mejores academias de baile del mundo entero e impulsarme así profesionalmente. Todo en mi vida ahora mismo gira entorno a esa audición para la que me llevo preparando hace más de un año y medio.

De lunes a viernes acudo por las tardes a una academia de baile en la ciudad, donde entreno y recibimos clases de todo tipo de bailes. Las mañanas las empleo entrenando duro en el gimnasio para activar mi cuerpo y mantenerme en forma porque para el baile es necesario cuidarse físicamente, al menos sí de verdad quieres dedicarte a ello. También acudo dos veces por semana a clases de taekwondo y los fines de semana trabajo en esto, el baile erótico o strip show, con el que gano mucho más dinero que si estuviese trabajando de lunes a viernes sirviendo hamburguesas o perritos calientes detrás de un mostrador.

Cuando aparco la moto en la parte trasera del local, donde sólo hay contenedores repletos de basura, humo saliendo de las alcantarillas, algunos coches mal aparcados y gatos callejeros buscando restos de comida, me quedo sentado encima de mí moto un rato y me enciendo un cigarro para fumármelo tranquilamente, cosa que hago siempre antes de entrar, porque este es mi momento de relax. No soy fumador, pero en este momento me encanta encenderme un cigarro y disfrutar de la soledad, del silencio antes de los gritos y la euforia que reina dentro del local. Es como vivir dos tiempos diferentes. Fuera reina la paz, el silencio, la tranquilidad, y dentro todo se mueve a gran velocidad entre vítores, aplausos y música a altos decibelios. Me encanta disfrutar de este contraste.

La puerta trasera del Night Affair se abre de golpe, interrumpiendo mi momento de armonía, y sale Nancy con dos enormes bolsas de basura negras, una en cada mano.

—¡Eh, pollito! Mi chico no te paga por sentarte aquí fuera a fumar, así que mueve el puto culo hasta el escenario que los demás ya hace rato que están esperándote.

Nancy es la novia de Lex, mi colega y dueño del local. La chica es despampanante, pero para mi gusto le falta educación y le sobra silicona en los labios. Siempre lleva el pelo negro y liso, recogido en una coleta alta y también siempre mastica chicle con muy poca discreción.

—¡Ya voy, joder! —me quejo—. Es que ya ni fumar tranquilo se puede —protesto, dándole una última calada al cigarro y lanzando la colilla sobre el suelo de cemento.

Nancy suelta una carcajada molesta y tira las bolsas de basura dentro de uno de los contenedores negros junto a la puerta. Después se me queda mirando mientras infla el chicle que mastica en una enorme pompa que acaba estallando entre sus labios de forma sonora.

—No te quejes tanto —comenta volviendo a masticar el chicle—, tienes ahí dentro a quinientas mujeres esperando para ver tu precioso culo esta noche, así que ya lo estás moviendo y haciéndonos ganar dinero a todos, que aquí se viene a trabajar.

«Eso haré», me digo silenciosamente mientras me bajo de la moto, me recoloco la chaqueta de cuero y me peino algunos mechones de pelo con los dedos, revisándome en el espejo retrovisor de mi moto, pero de igual modo lo llevo hecho un desastre. Me tengo que cortar esta melena. ¿Por qué me crece tan rápido el pelo? No es posible que ya esté así de largo... si me lo corté hace poco.

Sigo a Nancy hasta el interior del local y recorro los largos pasillos que conducen hasta los camerinos de los chicos. La música del escenario resuena en todas partes y retumba en las paredes cubiertas por una pintura grisácea descolorida.

De pronto, la música se para y se escuchan aplausos a lo lejos. Avanzo hasta alcanzar la zona de los camerinos y me cruzo con las cinco bailarinas más sexy's del Night Affair, todas ellas embutidas en minúsculos y sugerentes vestidos de lentejuelas doradas, que dejan muy poco a la imaginación. Keira, Nicki, Blondie, Yanira y María Fernanda me saludan eufóricas y alegres al verme. Hay muchas más bailarinas en el Night Affair porque en total somos más de cincuenta bailarines, pero ellas son de mi grupo de actuación y Yanira en concreto, es mi pareja de baile, pues todos aquí tienen su pareja dentro del show. No es casualidad que nos hayan puesto juntos, pues somos los más jóvenes de todos los bailarines que actúan en este local, de ahí que me llamen pollito.

—¡Hola, preciosas! —digo sonriendo mientras paso junto a ellas por el estrecho pasillo y levanto las manos a la altura de mis hombros para no tocar nada indebido; al menos no fuera de la actuación, claro.

Todas me saludan, me besan y Yanira me da una fuerte palmada en el culo con todo el descaro del mundo. Entre ella y yo hay cierta química que va más allá de lo profesional, pese a que en el Night Affair se supone que están prohibidas las relaciones personales entre compañeros de trabajo. Digo eso de que "se supone", porque aquí hay más follamigos o parejas clandestinas que solteros, empezando por mí amigo Lex y Nancy, pero claro, él es el dueño y evidentemente puede hacer lo que le dé la gana. De hecho, a Nancy la conoció porque era una de sus bailarinas de pole dances, y el muy idiota se acabó enamorando perdidamente de ella.

Yanira, mi compañera de baile, es alta, morena y con el pelo muy rizado y largo, dándole ese aspecto salvaje que me encanta de ella. Sus ojos negros son grandes y rasgados, y su piel morena la hace parecer una Diosa exótica.

—¡Eh! Sin tocar, monada —le ordeno cuando me levanta la camiseta hasta el pecho para dejar expuesto mi abdomen—. Esta noche, este cuerpo —señalo frotándome los abdominales con los dedos—, tiene como dueño a un público femenino que me está esperando en este preciso instante.

Todas me abuchean al unísono y Blondie mete la mano por debajo de mi camiseta para pellizcar mis pectorales y emitir un silbidito sexy.

—Pensaba que yo era una privilegiada —dice Yanira haciendo un pequeño puchero—. Pronto serás sólo mío, pollito.

Todas las demás sueltan exclamaciones de sorpresa ante sus palabras, pero todas saben de sobra que entre nosotros dos hay algo más, pues los coqueteos son incesantes y cada vez van a más. El baile influye bastante en eso y más, el tipo de baile que hacemos aquí. El roce hace el cariño, o eso dicen, y ella y yo nos rozamos bastante.

—Puede —digo, y a continuación me giro para sonreírle a la Diosa exótica—. Depende de cómo te portes esta temporada, igual sí te daré ese privilegio de ser solo tuyo.

Todas las chicas se echan a reír y Yanira me guiña un ojo con coquetería.

Sí, está loquita por mí. Se acerca a mi oído y roza con sus labios carnosos y suaves el lóbulo de mi oreja.

—Te espero en el baño de los chicos cuando acabe el show, pollito. Veremos si no acabas siendo mío esta misma noche.

—¡Oye, tú! —Nos interrumpe la voz del jefe notablemente molesto—. ¡Mueve el puto culo al escenario y deja de ligar con las bailarinas! —grita Lex desde el otro lado del pasillo señalándome con un dedo—. ¡Ya!

Esta altamente nervioso porque hace algo más de diez minutos que mi función debería haber empezado, pero no, la puntualidad no es una de mis virtudes.

—¡Ya voy! Deja que me vista —respondo quitándome de encima todas las manos de las chicas, que recorren mi cuerpo sin vergüenza ni escrúpulo.

—¡Chicas, tengo que trabajar! Venga, no seáis traviesas... —Agito todo el cuerpo como un perro mojado para quitármelas de encima.

Automáticamente escucho las quejas y resoplidos de todas ellas, y cierro la puerta del camerino de los chicos, para cambiarme sin ser acosado por ellas. Dentro, están los bailarines de otros grupos preparándose para el espectáculo de esta noche y Ken se sorprende al verme llegar a estas horas.

—¡Hey, pollito! —dice con sorpresa al verme mientras me quito la chaqueta de cuero y la camiseta para cambiarme—. Los tuyos llevan rato ya detrás del escenario esperándote.

Giro la cabeza para mirarlo y me encojo de hombros.

—La culpa es de las bailarinas, que me acosan y me acorralan por los pasillos —respondo en un tono burlón.

Ken se carcajea ante mi comentario, menea la cabeza y me lanza una prenda que recojo al vuelo.

—¡Ten, rompecorazones! Los de tu grupo salen esta noche vestidos de militares. Date prisa que vas con retraso y ya sabes lo que eso significa... que todos los demás también saldremos más tarde en la función.

Me cambio en dos minutos y Tino, el maquillador, me asalta con su kit de maquillaje antes de que pueda salir por la puerta.

—¡Ven aquí, niñito! —me exige sacando un bote marrón de su maletín de maquillaje—. Tienes que pasar por chapa y puntuar primero para relucir cuál estrella en el cielo. —Esto último lo dice pasando la mano por el aire y mirando al techo como si estuviésemos bajo un cielo abierto.

Tino es un tipo muy gracioso, extrovertido, amigo de todo el mundo, al que le encanta vestir con ropa brillante o extravagante y creo que está liado con Giorgio, uno de los técnicos de sonido. Sí, es un gay simpaticón. Me embadurna de aceite con olor a coco para que mi piel brille y aplica una sombra oscura en mis pectorales y abdominales para hacerlos resaltar, es lo que hace con todos los bailarines antes de salir al escenario. Todos aquí tenemos buenos cuerpos y músculos definidos, pero Tino sabe potenciarlos al máximo nivel para que reluzcan en todo su esplendor bajo la luz de los focos del escenario.

—¿Ya? —digo mirando el reloj de pared porque me estoy retrasando demasiado y Lex se va a enfadar en serio conmigo como no salga ya mismo.

—¡Listo! Nadie pisa ese escenario sin pasar antes por las manos de Tino —asegura dándome con la brocha en la nariz—. Perfecto, pollito. Ahora ya puedes conquistar el mundo gracias al tío Tino.

—¡Gracias, Tino! ¡Eres el mejor!

—Lo sé —responde coqueto y se da media vuelta para seguir con su trabajo porque ante todo es un gran profesional.

Me río y salgo pitando de allí. Recorro el trascenio entre bailarines, camareros, organizadores y técnicos que se cruzan por mi camino a toda pastilla y en todas las direcciones, y me coloco detrás del telón saludando a Cody y Alan, otros dos bailarines con los que saldré esta noche en el show, entre otros. Las chicas ya están en el escenario, pues ellas hacen la introducción de nuestro espectáculo. Primero van ellas, después nosotros.

—¡Hey, tío! —me saluda Cody chocando su hombro conmigo.

Es otro de mis mejores amigos aquí dentro, junto con Lex. Tiene un cuerpo envidiable porque tiene una complexión corporal grande, el pelo castaño muy corto y los ojos azules más claros que haya visto en toda mi vida.

—¿Que pasa tío? —le respondo estirando los músculos de mis brazos para calentar antes de salir.

—¡Vamos, amigos! —grita Alan ajustándose la visera militar—. ¡Qué empiece el espectáculo!

El telón finalmente se abre y salgo yo junto a mis otros compañeros, en medio de una enorme nube de humo y haciendo que todas las mujeres de la sala empiecen a chillar como si hubiesen soltado a un león en el escenario. Sí, definitivamente esto se me da demasiado bien y resulta que... me encanta.

Al terminar la función, todos nos felicitamos en el backstage, pues justo después de cada actuación, esa zona suele ser un auténtico gallinero de bailarines y artistas que se felicitan mutuamente con abrazos, choque de manos y buenas palabras, mientras que al otro lado del telón se siguen escuchando los aplausos de un público entregado. Yo me apresuro a volver a abotonarme el pantalón que lleva una especie de corchetes laterales para que te lo puedas arrancar sin ningún problema en mitad de la función.

Lex aparece aplaudiendo con efusividad y animándonos a todos por el buen trabajo que hemos hecho.

—¡Bien, chicos! ¡Muy bien! ¡Lo habéis hecho todos genial! —exclama casi gritando—. ¡Pollito! —me llama colocando una mano en mi hombro desnudo—. ¿Esta noche te vienes a celebrarlo a The Club?

The Club es una discoteca donde acuden muchos bailarines profesionales de la cuidad y también es donde solemos ir los que trabajamos aquí cuando el Night Affair cierra sus puertas. Digamos que aquí bailamos por trabajo, y allí lo hacemos por placer, pues vemos a otros bailarines de otros locales o teatros de la ciudad y nos empapamos de nuevas tendencias en ritmos y géneros.

—¡Claro! Voy a cambiarme. Te veo en media hora —le digo al tiempo que termino de abotonarme el pantalón.

Lex asiente y se gira para seguir ovacionando el trabajo de su personal esta noche. Es un buen jefe. A veces es un poco gruñón, nervioso y malhablado, pero gracias a él y a la oportunidad que me ha brindado, estoy más cerca de cumplir mis sueños.

Cuando llego al final del pasillo me dirijo a los camerinos, vestido únicamente con el pantalón militar, ya que las camisetas con las que salimos al escenario, las rasgamos en mitad el show y quedan inservibles. Llego a la puerta de los camerinos masculinos, pero alguien me asalta por la espalda y se engancha a mis hombros con fuerza, clavándome los dedos en los músculos.

—¿Qué coño...? —Reconozco sus manos de inmediato y la sujeto por una de las muñecas para darle la vuelta—. Yanira, me has pegado un susto de muerte.

—Tú y yo tenemos una cita en el baño de los chicos, ¿recuerdas? —ruge como una leona a punto de saltar sobre su presa.

«¡Mi madre...!», grita mi subconsciente. Me había olvidado.

—Yo... no puedo, Yani. Lex me espera en media hora para ir a The Club esta noche.

Me rodea lentamente en una vuelta sigilosa, mientras desliza su dedo índice por mi clavícula, juguetea con mi tatuaje de una cruz sobre mi pecho y lo arrastra hasta mi espalda. Con la mirada llena de deseo, me lanza una sonrisa malévola y cuando vuelvo a tenerla delante de mí, engancha con su dedo índice la cadena de plata que cuelga de mi cuello y tira de ella hasta pegar sus labios gruesos y cálidos con los míos.

—Joder, Yanira —susurro contra su boca—. Nos van a descubrir.

Sin romper el beso, me empuja hacia el fondo del pasillo donde está el cuarto de baño de los chicos.

—Por eso vamos a ser discretos —dice mirándome fijamente con sus ojos oscuros y grandes—. Llevamos mucho tiempo jugando al gato y al ratón, y creo que esta noche el ratón se va a dejar atrapar.

La noche promete...

Cuando estamos dentro, Yanira cierra la puerta con el pestillo y vuelve a besarme aún con mayor intensidad. Le pone tantas ganas que mi espalda choca con la pared de azulejos blancos que tengo detrás, mientras nuestras lenguas danzan frenéticamente como si fuese la primera vez que se encuentran, aunque eso no es así. Nunca hemos llegado tan lejos, pero ya nos hemos besado en ocasiones anteriores.

—Tómame —murmura desesperada y saltando sobre mí, rodeando mi cintura con sus piernas y provocando que mi excitación roce su entrepierna—. Quiero que me hagas tuya.

«¡Como no!», pienso tambaleándome con su cuerpo enganchado al mío y sus brazos rodeándome el cuello.

La sostengo con una mano y con la otra le recorro el cuerpo, de un modo bastante indecente y ella gime en mi boca con cada roce de mis dedos sobre su piel oscura. Me desplazo hasta el lavabo entre besos y lametones, y la deposito allí sobre el porcelánico para estar más cómodos, le separo las piernas y me coloco entre ellas para tener mejor acceso a su boca. Cuando sus manos descienden hasta rozar mi creciente erección por encima del pantalón, un ruido extraño detrás de mí nos sobresalta y nos corta el rollo en seco.

Me separo de ella, me recoloco mi región del paquete que ahora mismo me aprieta como un demonio dentro del bóxer, y me giro para ver qué ha sido ese ruido, pero lo que veo me deja completamente sorprendido.

—¡Mierda! —grita Yanira confusa y bajándose el vestido dorado de un tirón.

Es una chica, la que nos ha interrumpido es una chica que está de rodillas en el suelo, con las manos apoyadas sobre el pavimento y nos mira con la cara roja como un tomate. Empieza a hacer unos soniditos extraños, como si fuese a vomitar, y abre mucho la boca hasta que algo parecido a una canica sale disparada de su boca. Tardo unos segundos en darme cuenta de que se trata del hueso de una aceituna.

Pero... ¿cuánto tiempo lleva ahí detrás escondida?

La miro fijamente a los ojos verdosos y enrojecidos que no se despegan de los míos y de inmediato la reconozco.

No hay duda, es ella.

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos, pero sigue estando exactamente igual de preciosa. Tiene el pelo más corto quizás, esa es la única diferencia notable que le encuentro.

—¡Hay que joderse! —exclamo torciendo una sonrisa a un lado—. ¿Rubia?

Sí, yo la reconocí rápidamente. Jamás me habría podido olvidar de ella, a fin de cuentas, con ella tuve mi primer beso y ese nunca se olvida.

¡Hola personitas!

Siiiiiii el bailarín era Cameron jajajajajajaja. 🕺🏼🙈🕺🏼

No me digáis que el pollito no está 🐣🐥🔥🔥🔥🐥🐣 y eso que a mí los rubios no me van mucho, pero por este yo hago la gran excepción.
🕺🏼💣💥🔥❤️

Bueno, estoy super feliz porque la segunda parte ya está rodando y me he esmerado mucho en daros dos capítulos, dos narraciones distintas para un mismo momento.

EL REENCUENTRO

¿Os ha gustado? ¿Qué pasará ahora?
Os recuerdo que Olivia no regresará pronto a casa o eso dijo... yo ahí lo dejo.

Espero que os preparéis porque esta segunda parte va a ser bien movidita.

Quiero agradecer la cantidad de comentarios preciosos que estoy recibiendo, de verdad que no dejáis de sorprenderme. ¡Os adoro!

DEDICATORIA:
Este segundo capítulo se lo voy a dedicar a una lectora que lleva ya bastante tiempo leyéndome y siempre está ahí cuando actualizo, de las primeras 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻

Cambel_a

Muchísimas gracias, amiga. Agradezco que estés ahí como una lectora activa y participando de todo lo que va sucediendo entre los personajes.
Lectoras super especiales ❤️⭐️😘

Que sepáis que cada voto y cada comentario que me dejáis me alegran infinitamente el día porque los leo todos.

Pd: Las pijas también son felices, aunque a veces se sientan abochornadas 😳

¡Besos a todos!💋❤️
Nos vemos el próximo miércoles
Sarhanda

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