19. Jess - La lengua desatada
Una hora antes de la cita de Olivia con Leonard.
Hortensias. Me encantan las hortensias en tonos claros. Las azules son preciosas y alegres, las lilas me parecen muy románticas y sensuales y las rosas dan vida y luz. Igual no es la mejor flor para una boda, pero definitivamente es la flor con la que quiero decorar la iglesia para darle el sí quiero a Bre.
¡Ay mi rico bizcochito!
Hojeo algunas páginas más del catálogo que me entregaron en la floristería. Seguramente no sea el mejor plan para una noche tan magnifica como esta, pero cada vez queda menos para mi boda con Brendan, y con eso de que él siempre está viajando o trabajando, pues me toca encargarme prácticamente de todo yo solita.
El salón está oscuro y únicamente se ilumina con los parpadeos de luz tras los cambios de escena y planos de la televisión encendida y puesta en un programa donde destripan al personaje invitado, dejándolo en paños menores con respecto a su vida personal.
Al rato, escucho mi teléfono sonar sobre la mesita del salón. La melodía del móvil me hace dar un pequeño brinco y me saca de mi ensimismamiento televisivo. Me levanto del sofá y veo que es una llamada de Cameron.
Qué raro. Tomó el teléfono entre mis manos y deslizó el dedo por la pantalla táctil para descolgar.
Jess: —¿Qué sucede, Cam? —digo, y dejo la revista sobre la mesita para centrar mi atención en la llamada.
Cameron: —Hola, Jess. Oye, necesito que me averigües dónde está esta noche la rubia.
Su petición me sorprende y no puedo evitar abrir mucho los ojos.
Jess: —¿Dónde está quién? ¿Olivia? —repito como si no hubiese entendido bien la pregunta, pero sé perfectamente a quién se refiere cuando dice "la rubia".
Cameron: —Sí, ¿dónde está?
Me siento en el sofá y cruzo las piernas, pensando detenidamente en la respuesta, pero entonces me invade la preocupación.
Jess: —¿Por qué? ¿Qué sucede?
Cameron: —Nada. —Cameron permanece unos segundos en silencio antes de continuar—. La he llamado por teléfono unas cuantas veces y no me contesta.
¡Ah bueno! Eso también me lo hace a mí. Ya me estaba empezando a preocupar seriamente.
Jess: —Estará ocupada. Déjale un mensaje para que te devuelva la llamada cuando pueda.
Cameron: —Ya, bueno. Pero igualmente me podrías decir dónde está —insiste.
Me quedo callada otro momento. Creo que ya entiendo lo que está pasando aquí. Sí, puede que no sea la persona más lista del mundo, pero tengo cierta intuición para estas cosas.
Jess: —¿Y por qué quieres saberlo? —pregunto enarcando una ceja, aunque él no pueda verme.
Cameron: —Sólo dímelo.
Su repentina exigencia me molesta. ¿Éste que se ha creído que soy?
Jess: —Oye guapo, sí no vas a decirme para qué lo quieres saber, entonces búscate a otra que te ayude con eso.
Cameron: —¡Joder, Jess! Necesito que me lo digas, ¿vale?
Frunzo el ceño y me quito unas cuantas pelusas del pantalón de pijama que llevo puesto. Creo que Cam todavía no ha entendido que la información es poder y que ahora mismo esa información está en MI poder.
Jess: —Adiós, Cam.
Cameron: —¡Esta bien! ¡Espera! —ruega—. La estoy llamando porque habíamos quedado hoy a las ocho y no consigo localizarla.
¡Oh! Esto se está poniendo cada vez más interesante. ¿Olivia lo ha dejado tirado?
Jess: —¿Quedado para qué?
Definitivamente esto es mucho mejor que elegir flores para una boda. Es justo el chisme que necesito para una noche aburrida y sin mi bizcochito.
Cameron: —Para bailar, Jess, para bailar —afirma con cierto retintín.
Jess: —Ya. Pues oye, creo que no va a ir a bailar. Tiene otros planes para esta noche —digo con desdén.
Cameron: —¡Joder! ¡Si es que lo sabía! Dime dónde está —exige con la voz nerviosa.
Jess: —Cam, si te lo digo te vas a enfadar.
Puede que a veces se me desate la lengua, pero no soy idiota. Me hundo en el sofá para estar más a gusto.
Cameron: —Créeme, ya estoy enfadado —asegura—. ¿Dónde la puedo encontrar? —vuelve a insistir.
Chasqueo la lengua y me miro las uñas, disfrutando de este maravilloso momento en el que tengo la sartén por el mango.
Jess: —No sé si decírtelo. Pareces muy alterado.
Cameron: —Va a ser peor si no me lo dices —masculla entre dientes.
Jess: —Ya... Oye Cam, del uno al diez, ¿cuánto te gusta Oli? —Cambio de tema radicalmente.
Cameron: —¿Qué? —pregunta sorprendido y yo hago rodar mis ojos con hastío porque, a parte de ser guapo, parece estar algo sordo.
Jess: —Te he preguntado que del uno al diez cuánto...
Cameron: —¡Te he escuchado la primera vez! —responde cortándome bruscamente—. ¿A qué viene esa estúpida pregunta ahora?
Suspiro y, al hacerlo, parece que me hundo todavía más en el sofá.
Jess: —Pues a que pareces estar realmente desesperado por ella y ya sabes a lo que me refiero.
Cameron: —No estoy desesperado —se defiende tratando de soñar determinante—. Es sólo que ella... ella... —Sus palabras titubeantes me hacen esbozar una sonrisa victoriosa y vuelvo a enderezarme sobre el sofá.
¡Así te quería agarrar, puerco!
Hay un dicho que dice que sabe más el diablo por viejo que por diablo.
Jess: —Ella te gusta más que comer con los dedos, ¿eh? —salto en un tono de burla.
Cameron: —¡Eso no es verdad! —protesta de inmediato.
Jess: —¡Venga ya, Cam! No hay nada malo en reconocerlo —lo provoco—. Vamos, repite conmigo, Oli me gusta más que comer con los dedos, que mojar pan en las salsas y que un día lluvioso y frío en casita, con una taza de chocolate caliente entre las manos.
Cameron: —No voy a repetir nada —responde como un niño enfadado.
Me echo a reír. Es un Atractivo Cabrón adorable. Un poco testarudo, pero definitivamente adorable.
Jess: —Qué arisco eres, Cameron. Así no vas a conquistar a la rubia —lo reprendo negando con la cabeza.
Cameron: —¿Qué? —pregunta con una nota de fastidio—. Ay, oye... no tengo tiempo para tus juegos. ¿Me vas a decir dónde la puedo encontrar o no? —Se desespera.
Ahora me miro las uñas de los pies pintadas de rojo velvet, mientras muevo los dedos. Me encanta sentir que tengo toda la atención.
Hago un mohín pensativo antes de hablar:
Jess: —Depende. —Me encojo de hombros.
Cameron: —¿De qué?
Jess: —De que me digas del uno al diez cuánto te gusta ella, claro.
Un silencio absoluto cae entre los dos y por un segundo, creo que ha colgado o se ha cortado la llamada, hasta que oigo su voz al otro lado de la línea.
Cameron: —Me gusta un diez, ¿vale? ¡Un puto diez! ¿Contenta? —gruñe alterado.
Jess: —¡Sí! ¡Lo sabía! —exclamo demasiado eufórica y levantando un puño en el aire, para después llevarme esa misma mano al pecho—. Ay qué tierno me parece todo. Tú perdidamente enamorado de ella desde que eras niño y ella que entonces estaba con Tyler, pero luego él la dejó, quedó destrozada y ahora tú has aparecido en su vida y...
Cameron: —¡JESS! ¡Dime dónde está! —grita con impaciencia y pegó un pequeño respingo incontrolado al escuchar su alarido.
Jess: —Te lo diría, Cam, pero creo que te vas a enfadar y mucho.
Cameron: —¿Qué? ¿Por qué?
Jess: —Pues porque ha salido a una cita con un chico.
Lo oigo resoplar al otro lado del teléfono.
Cameron: —Una cita... —repite, arrastrando la última palabra.
Jess: —Sí, pero no te pongas celoso porque ella ni siquiera quería ir a esa cita —le aclaro rápidamente.
Cameron: —¿Una cita con quién? —inquiere ignorando mi explicación.
Jess: —No sé. El hermano de una compañera de trabajo de Oli, pero no lo conozco.
Cameron: —Está bien. ¿Sabes a dónde iban?
Jess: —A cenar a un restaurante que se llama Big Blue —me limito a contestar y de inmediato me arrepiento.
¡Mierda! Ya desaté la lengua.
Cameron: —Gracias, Jess. Te debo una.
Jess: —Ya, pero oye, Cam.., no irás a hacer ninguna tontería, ¿verdad?
Creo que acabo de meter la pata hasta el fondo dándole tantos detalles a Cam de Oli con su cita.
Cameron: —No. Sólo pienso dejar claros algunos puntos.
Me remuevo sobre el sofá.
Jess: —¡Ay, Dios! No me digas eso. ¿Qué puntos? No hagas que me arrepienta por habértelo contado, ¿eh? Si Oli se entera de que he hablado con el Atractivo cabrón y le he contado...
Cameron: —¿Atractivo qué? —me interrumpe.
¿Por qué tengo la sensación de que cada segundo de esta conversación me va a costar más y más cara?
Jess: —Atractivo cabrón; así es como te llama ella. Bueno, en realidad es como las dos llamamos a los tipos de cierto perfil —rectifico.
Cameron: —¿Perfil? ¿Qué perfil?
Jess: —No sé, así guapos, creídos, mujeriegos y malotes, ya sabes —expreso, alzando un hombro.
Cameron: —¿Eso es lo que pensáis de mí? —replica en un tono pesado.
Yo noto como el calor se instala en mis mejillas y agradezco que no me pueda ver.
Jess: —Ya, bueno, yo es que tampoco te conozco tanto.
Cameron: —En fin, tengo que colgar —concluye.
El pánico invade mi cuerpo a la velocidad de la luz.
Jess: —¡Espera! —le grito—. Oye, Cam, no hagas ninguna tontería, te lo pido por favor, que la juventud de hoy en día sois muy impulsivos.
Cameron escupe una repentina y áspera carcajada.
Cameron: —Ya, lo que sucede es que hay un problema con eso.
Me trago el pequeño y repentino nudo que tengo en la garganta.
Jess: —¿Qué problema? —pregunto con mil dudas revoloteando por mi cabeza, porque temo que toda la información que le he dado esta noche se vuelva en mi contra.
Cameron: —La paciencia no es mi virtud y no tiene nada que ver con que sea joven.
Sus palabras resuenan en mi cabeza. ¿Qué coño ha querido decir con eso?
Jess: —¿Qué? ¿A qué te refieres? ¿Cam? ¿Cameron? —Pero ya ha colgado.
Me quedo inmóvil y mirando el teléfono móvil durante una eternidad.
¡Ay, señor! Oli me va a matar. Me va a descuartizar en trocitos pequeños para no dejar rastro y después me va a convertir en comida para peces.
¿Por qué no me estaré calladita? Si estoy mucho más guapa cuando cierro el pico.
Una hora y media después de esta conversación.
Estoy dando cabezazos en el sofá y luchando para no quedarme dormida, mientras veo el final del programa de televisión donde el invitado ha acabado llorando como una esponja.
La melodía de mi móvil me hace sobresaltarme. Es una llamada de Olivia y automáticamente lucho por intentar ignorar el pánico que trepa por mi garganta y me hace esforzarme en encontrar mi propia voz antes de hablar.
Jess: —¿Oli? ¿Qué sucede?
Olivia: — ¡Jess! ¡Jess, por Dios! —Mi amiga está prácticamente gritando—. ¡Estoy en un problema!
¡Mierda! Espero que Cameron no tenga nada que ver con el problema, pero algo me dice que él es justamente el problema y yo la causa raíz.
Pues claro que es el problema, Jess. ¡Espabila!
Jess: —¿Problema? —repito con inseguridad.
Olivia: —Tienes que venir a ayudarme, Jess —balbucea mi amiga en una súplica y su voz se quiebra por el llanto.
Mi cuerpo se tensa esperando lo peor.
Jess: —¿Qué pasa, Oli? ¿Por qué lloras?
Olivia: —Me han hecho una putada y ahora... ahora... necesito que vengas urgentemente, Jess.
Jess: —Está bien, pero dime lo que pasa. —Trato de sonar tranquila, pero por dentro estoy hecha un flan.
Olivia: —Pasa que el cabrón de Cameron me ha esposada en el cuarto de baño del restaurante, eso pasa —bufa, sorbiéndose la nariz con muy poca delicadeza.
Me quedo congelada. ¿Ha dicho esposada? ¡Uy! Pues eso suena interesante. Muy interesante.
Jess: —¿Esposada? ¿Pero cómo esposada? —me limito a preguntar con la mandíbula desencajada por la sorpresa.
De pronto, me imagino juegos sucios y perversos entre Cam y Olivia, y tengo que sacudir la cabeza y cerrar la boca para deshacerme de esos pensamientos.
Olivia: —¡Esposada! ¡Esposada! Con unas esposas.
Jess: —¿Y tú te has dejado? —inquiero con un hilo de voz porque no salgo de mi asombro.
¡Vaya, Oli! Y yo pensando que eras un poco mojigata y resulta que te gusta montártelo a lo cincuenta sombras de grey con los jovenzuelos y en sitios públicos con la presencia de algún juguete erótico.
Baia, baia.
Olivia: —¿Qué? ¿Pero por quién me tomas? Pues claro que no, Jess —expresa mi amiga como si la pregunta le resultase incómoda, lo cual me hace sospechar aún más—. Me ha esposado sin que me diese cuenta.
Pues qué decepción... ya estaba pensando que de verdad había subestimado al pequeño Atractivo cabrón y a mi amiga con cara de monja.
Jess: —No sé, como juego sexual tiene su morbo —río.
Olivia: —¡JESS! —Y por poco me revienta el tímpano con el tremendo grito que pega.
Jess: —Sí, perdona —me disculpo—. Voy en seguida, no te muevas de ahí.
Olivia: —¿Qué?
Jess: —Ay, ya, que no te puedes mover, je, je. —Se me escapa otra risa nerviosa por mi estúpida ocurrencia y le digo a mi amiga que en quince minutos estaré ahí .
POV OLIVIA
Estoy temblorosa e histérica. El puto niño me la ha jugado, pero bien. Trago saliva y vuelvo a tragar, mientras intento asimilar la situación. Tengo a Leo esperándome en la mesa, y yo estoy aquí esposada y sin mi ropa interior, expuesta a qué en cualquier momento entre alguien y me descubra.
¡Genial, Oli! Esto te pasa por dejarte llevar por un Atractivo cabrón. ¿Qué coño esperabas? ¿Fuegos artificiales de purpurina? Si es que no aprendes y nunca escarmientas.
Me ayudo con la mano que tengo libre para teclear el número de teléfono de Cameron. Me va a oír. Este me va a oír. Vaya que si me va a oír.
Un tono...
Dos tonos...
Tres tonos...
Cameron: —¡Rubia! !Cuánto tiempo sin saber de ti! ¿Cómo te va la vida? ¿Está pasando mucho frío ese culito de Barbie?
Suelto una carcajada que más bien es un gruñido rabioso.
Olivia: —Eres un perro pulgoso, una rata de cloaca, de vertedero, un miserable, Cam. Eres lo peor que ha visto el mundo y te juro que....
Cameron: —¡Eh! ¡Oye! —me detiene con un tono de burla—. Pero si hace unos minutos hasta te estabas dejando hacer lo que fuese por este perro, rata de cloaca y miserable, pero... ¡Oh sí! Atractivo Cabrón. No lo niegues, te pongo cachonda perdida.
Su sarcasmo sólo sirve para que me enfurezca más, si es que eso es posible. Ahora mismo puedo sentir la burbujeante e hirviente sangre que recorre mis venas y que me quema bajo la piel como queriendo fundirme.
Olivia: —¡Serás hijo de pu...!
Cameron: —¡No, no, no, rubia! ¡Frena ahí! No digas algo que luego no vayas a poder explicarle a nuestros nietos el día de mañana. Te aseguro que contarles que la abuela llamó al abuelo "hijo de puta" no queda bonito.
La rabia literalmente arde en mi interior como el mismísimo infierno.
Olivia: —¡Cam, te lo advierto! Deja de decir estupideces y regresa aquí ahora mismo para quítame las putas esposas.
A la mierda los modales y formalismos.
Cameron: —¡Qué desilusión! —se mofa—. Creí que ibas a pedirme que regresase para quitarte el resto de la ropa.
Me quedo a cuadros.
Olivia: —¡No estoy para tus jodidas bromas! ¿Entendido? —Me arde la cara—. Ten por seguro que esto no va a quedar así —le prometo.
Cameron: —De verdad, rubia, no entiendo por qué te estás tomando todo esto con tanto dramatismo. Relaja la cuca, amiga.
¡Será cabrón!
Olivia: —¿Te parece que estoy siendo dramática? Me has dejado esposada en un baño público. Perdona si no me causa tanta gracia como a ti —protesto.
Cameron: —¿Y por qué todavía sigues esposada cuando tú tienes la llave?
Me congelo en el acto.
Olivia: —¿De qué estás hablando? ¿Aquí no hay ninguna llave.
Cameron: —Te la he dejado en el bolso junto con una braguita de repuesto bien sexy.
Automáticamente suelto el teléfono para escarbar en el bolso con la única mano que tengo libre. Efectivamente, al meter la mano, encuentro una pequeña llave plateada con una chapita enumerada. Rápidamente me libero y sigo buscando en el interior del bolso la prenda interior de la que me ha hablado Cameron. Al sacarla, tengo que extenderla frente a mis ojos para cerciorarme de que lo que estoy viendo es real.
Olivia: —¿Qué coño es esto? —grito en voz alta.
De forma instantánea oigo las carcajadas de Cameron por el teléfono que sigue sobre el mueble del baño. Tomo el aparato y me lo llevo a la oreja.
Olivia: —¿Estas de broma? ¡Se podría cubrir la puta estatua de la libertad con esto!
Cameron estalla en más carcajadas histéricas.
Cameron: —De verdad... es que no valoras nada de lo que hago por ti. Es para que ese increíble trasero que tienes no pase frío esta noche, porque dudo que don perfecto sepa calentarlo como es debido.
Olivia: —¡Cállate, cretino! ¡Estúpido! ¡Idiota! —Cuelgo con furia, me coloco la gigantesca braga-faja color carne y me dirijo a la puerta de salida del cuarto de baño de mujeres.
Me apresuro a la mesa donde estabamos cenando Leo y yo, y compruebo que al verme, me mira bastante mal.
—¿Se puede saber dónde estabas? —inquiere, y se le marca una ligera arruga en el entrecejo.
—Lo siento Leo, pero creo que el vino me ha sentado un poco mal —miento.
—Ya... el vino. ¿Y cómo explicas esto? —Suena molesto.
Me pongo derecha y me quedo de piedra al ver que me muestra una caja pequeña sobre la mesa con mi tanga en su interior.
¡Hijo de Satanás! Voy a matar a Cameron. Lo voy a estrangular con mis propias manos. Es hombre muerto... ¡MUERTO!
—Es un tanga muy.... ¿pequeño? —me hago la despistada y frunzo el labio en una mueca circunstancial—. A mí me gustan más las bragas tipo faja o de compresión. De esas que aprietan las carnes para disimular la tripa y el trasero —añado tirando rápidamente del elástico de la braga a la altura de mi cintura y soltándolo de golpe para que haga ruido al chocar contra mi piel.
—¡Oh! —Es lo único que dice Leo, y lo veo observar la caja con cierta confusiónen su cara.
Quiero que le quede claro que esa minúscula prenda de la caja de madera no es mía, pero definitivamente Cameron me va a escuchar. ¿Quién se ha creido que es? ¿Cómo se le ocurre hacer algo así? ¿Cómo se le ocurre entregárselo a Leonard?
En ese momento, Jess aparca el coche frente al restaurante y la puedo ver a través de los enormes ventanales del restaurante.
—Oye, Leo, lo siento mucho, ero no me voy a quedar a cenar —me disculpo—. He llamado a mi amiga Jess para que venga a por mí porque no me encuentro nada bien.
—¿Qué? Si te encuentras mal, yo mismo puedo llevarte a casa —dice poniéndose en pie y buscando su cartera mientras palpa los bolsillos de su americana.
¡Mierda!
—No, es que no.... no... no quiero vomitarte el magnifico y seguro que carísimo coche en el que hemos venido.
Es una excusa de mierda, pero parece funcionar porque lo veo dudar.
Me encojo de hombros.
—Bueno, tengo que irme porque mi amiga ya está aquí. Te llamo esta semana y quedamos otra tarde si te parece bien.
—¿Pero te vas a marchar así? —me suelta asombrado y mira los platos de caldereta que ya nos han servido en la mesa.
Dejo escapar un fuerte suspiro.
—Lo siento, pero no me encuentro bien para seguir con la cena. Ahora debo irme. Te llamaré.
Le doy un fugaz beso en la mejilla a Leo y me marcho de allí velozmente, antes de que pueda alargar las conversación porque ahora mismo tengo muuuuchas ganas de ir a un sitio en concreto. Al salir a la calle, veo que Jess está peleándose con un parquímetro, mientras se le caen algunas monedas al suelo y maldice.
—¡Jess! —la llamo y me acerco hasta su coche para abrir la puerta del copiloto, a lo que ella me mira sorprendida—. Necesito que me lleves a un sitio.
El cabreo todavía retumba en mi interior como una canción te música electrónica en una Rave.
—¿A dónde? —me pregunta, girando su cabeza hacia mí y guardadno la cartera en el enorme bolso shopper que lleva colgado del hombro.
—Empieza por Atractivo y termina por cabrón—suelto sin pensar, tipo: "Se va a cagar".
¡SE VA A CAGAR!
¡Hola personitas mías!
🎊🎊🎊🎊
¡ACTUALICÉ! ¡Aleluya!
👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
😅😅😅😅😅😅
🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻🙏🏻
Bueno, antes que nada quiero disculparme por haber tardado un poco en actualizar, pero es que a veces, de verdad que los astros no sea alinean y la cosa no sale como uno quiere.
Además, este capítulo al ser casi todo conversaciones telefónicas, me ha costado horrores escribirlo...
Bueno, hasta aquí, fin del drama de escritora 🙅🏼♀️
¿Cómo va todo?
Muchos pedisteis en Facebook que hubiese venganza por parte de Oli, pero... ¿habrá venganza o habrá mambo? 🤷🏼♀️🤷🏼♀️🤷🏼♀️ Igual habrá mambo vengativo o igual no hay nada de nada o todo de todo.
Os recuerdo que a partir de capítulo 20, Tyler puede aparecer en cualquier momento, amigas y amigos.
😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱😱
Así que a apretad bien los culitos porque en cualquier momento hace su entrada estelar. 😎 Oh yeah!
👉🏻Esta semana pasada "Fuera de mi camino" llegó a los 250k de visitas 🎉🎊
Gracias a todos porque cada día vamos creciendo en número de personas que siguen y se suman a esta saga ♥️
👉🏻También "Vuelve a mi camino" ha llegado casi a los 40k de visitas, que no está nada mal para ser una segunda parte de un libro 🍾🎉🎊
Estoy impresionada. Creí que muy pocos llegarían a leer la segunda parte, pero me equivoqué ♥️
DEDICATORIA:
El capítulo de esta semana se lo quiero dedicar a una de esas lectoras que te apoyan comentando mucho y votando 👏🏻👏🏻👏🏻👏🏻
¡Muchas gracias luzdelunanegra! Quiero agradecerte el apoyo que me brindas como lectora y la gran pasión que le pones a tus comentario #TeamCameron 🖤
Por muchas más lectoras como tú 😉
Pd: Las pijas también también son felices y cuando al fin escarmientan, lo son muuuucho más.
¡Besos enormes!
Nos vemos en la próxima actualización
😘😘😘
Sarhanda
♥️RECUERDA UNIRTE AL GRUPO DE FACEBOOK♥️
Ya no sé cómo decírtelo 😅
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