02 | Cómo conocí a mi novio
SEVILLA, ESPAÑA 🇪🇸
DOMINGO 8 DE DICIEMBRE
Pablo había llegado quince minutos antes de la hora acordada, y revisaba su teléfono como excusa para no sentirse tan fuera de lugar mientras esperaba a Emilia. Aunque intentaba parecer despreocupado, el leve tamborileo de sus dedos contra la mesa y su mirada que se desviaba constantemente hacia la puerta delataban su impaciencia.
El sonido de unos pasos firmes resonó en el suelo, haciendo que levantara la vista de inmediato. Era ella. Llevaba un abrigo beige ceñido a la cintura y una bufanda roja que le daba un toque elegante y clásico, como si hubiera salido directamente de un escaparate navideño.
―¿Llevas mucho esperando? ―preguntó, quitándose el abrigo, mientras tomaba asiento frente a él.
―No, apenas llegué ―mintió, acomodándose en su silla.
Un silencio incómodo se instaló entre ellos por un momento, hasta que un camarero se acercó a tomar sus pedidos. La muchacha pidió un café con leche y un croissant, mientras el chico optó por un capuchino y unas tostadas.
―Bueno ―Emilia rompió el silencio una vez que el camarero se fue, ―supongo que deberíamos empezar por lo básico. Si vamos a fingir esto, necesitamos conocernos al menos lo suficiente para que parezca creíble.
―De acuerdo ―respondió, inclinándose ligeramente hacia adelante. ―Tú empiezas.
―Bien. Mi nombre completo es Emilia Victoria Cifuentes de la Vega. Es importante que recuerdes el segundo nombre porque mi abuela seguramente te lo preguntará en algún momento para ponerte a prueba. Estudio Derecho y Ciencias Políticas, como todos en mi familia. Soy alérgica a las nueces y tengo un cachorrito llamado Leo. Ahora tú.
―Vale... mi nombre completo es Pablo Martín Páez Gavira, pero todo el mundo me llama Gavi. Tengo 20 años, soy futbolista, y... eso es básicamente mi vida entera ―dijo con una sonrisa torcida.
―Sabes que voy a necesitar algo más que eso, ¿no? ―Emilia lo miró con una ceja levantada.
―¿Cómo qué?
―No sé, algo que no pueda encontrar en Google.
El muchacho se rió suavemente, rascándose la nuca.
―Está bien. A ver... detesto las aceitunas, siempre dejo los bordes de la pizza porque no me gustan, y tengo una superstición rara: nunca me pongo los tacos con el pie derecho primero.
―Vaya, un rebelde culinario y supersticioso. Qué interesante ―asintió sonriendo.
Él rió. ―¿Y tú? ¿Algún dato raro que no pueda encontrar en Wikipedia?
―Me encanta la navidad, pero no soy muy fan de las películas románticas de la época porque todas son iguales. Ya sabes, chico odia la Navidad, conoce a chica perfecto, y todo cambia por magia navideña.
―Te sorprendería, pero creo que acabo de entrar en una de esas tramas ―respondió Gavi, riéndose mientras señalaba la situación que los había reunido.
La conversación continuó pasando de anécdotas infantiles a pequeños detalles sobre sus familias. Emilia le habló de su hermana Cristina, a quien describió como su mejor amiga y cómplice. Gavi, por su parte, compartió cómo su abuela había sido un pilar fundamental en sus primeros años como futbolista, siempre alentándolo incluso en los momentos más difíciles.
Poco después, el camarero volvió para retirar sus platos vacíos y dejar la cuenta. Pablo la tomó antes de que Emilia pudiera reaccionar.
―Ni lo pienses, yo invito esta vez ―dijo ella, con un tono que no aceptaba objeciones.
―Tendremos que hablar de eso después.
―¿De qué?
―De quién paga. Si vamos a fingir ser pareja, al menos déjame ser caballeroso.
La morena rodó los ojos, pero no pudo evitar reírse.
―Entonces, ¿cómo conocí a mi novio? ―preguntó, retomando el papel ficticio mientras salían del restaurante.
―En una fiesta ―respondió con una sonrisa confiada.
―No lo van a creer. No voy a muchas fiestas.
―Bueno, yo tampoco ―se encogió de hombros.
Ambos rieron mientras caminaban, ajustando los detalles de su historia ficticia.
Finalmente, acordaron que se habían conocido en el estadio durante un partido. Llevaban tres meses como pareja, pero habían decidido mantenerlo en secreto hasta sentirse seguros de que la relación era sólida.
Con los principales detalles definidos, se detuvieron en una pequeña heladería. Emilia pidió un helado de chocolate belga y Pablo uno de amaretto.
―¿Esto también debería estar en nuestra historia? ―comentó, señalando sus elecciones de helado. ―Compartir helados exóticos, nuestra actividad favorita.
―Definitivamente ―respondió él, tomando una cucharada del suyo.
―Puedo preguntar por qué aceptaste. Sé que básicamente no te di otra opción, pero pudiste decir que no.
El muchacho se quedó pensativo por un momento. La verdad era que cualquier otra persona probablemente habría recibido un "no" rotundo, pero algo en ella lo había intrigado. Quizá era su confianza, o tal vez el hecho de que ya estaba metido en el lío hasta el cuello.
―No lo sé. Creo que... me llamó la atención tu seguridad. Pareces alguien que sabe exactamente lo que quiere. Además, eres divertida, y esto podría ser interesante.
―¿Eso crees? ―preguntó ella, sonriendo con cierta incredulidad.
―Sí. Y también porque ya me habías metido en problemas.
La risa de Emilia resonó en el aire fresco del parque, iluminando el ambiente con su calidez. Gavi la observó de reojo mientras ella seguía caminando con el helado en la mano, el cabello ondeando ligeramente con la brisa.
Había algo en ella que lo hacía sentirse extrañamente cómodo, a pesar de lo surrealista de la situación.
―Bueno, si te sirve de consuelo, prometo que no te meteré en más problemas ―dijo, todavía sonriendo.
―Eso espero, aunque no sé si creerte. Eres bastante persuasiva.
―Es un talento innato ―respondió con falsa modestia, dándole un mordisco a su helado. Luego, cambió de tono, ligeramente más seria: ―Hablando en serio, gracias por aceptar. Sé que es una locura, pero... bueno, realmente necesito que esto salga bien.
Gavi asintió. Aunque todavía no entendía completamente por qué alguien como Emilia necesitaba fingir una relación, podía percibir que detrás de su actitud segura había una razón de peso.
―No te preocupes, lo haremos bien ―aseguró. ―Ahora solo falta perfeccionar algunos detalles.
―Como cuál es nuestra canción favorita, por ejemplo.
―¿Tenemos que tener una canción? ―frunció el ceño.
―Obviamente. Todas las parejas tienen una ―afirmó, como si fuera un hecho universal.
―Vale, entonces elijo life eternal, de ghost ―sugirió él sin pensarlo mucho.
―¿En serio? ―preguntó incrédula, ―esa canción está bien, pero no es precisamente romántica.
―Bueno, ¿qué propones tú?
―Algo más clásico. Quizá perfect, de Ed Sheeran.
―Demasiado predecible ―respondió él, sacudiendo la cabeza.
Ambos comenzaron a discutir sobre opciones, desde baladas románticas a hits de reguetón, hasta que Emilia levantó las manos en señal de rendición.
―Está bien, lo decidiremos luego. Solo prometo que no será life eternal.
―Ya veremos ―dijo él con una sonrisa traviesa.
De repente, la muchacha se detuvo y lo miró directamente.
―De verdad. Gracias. Sé que esto es raro, pero estoy segura de que funcionará.
―Oye, ya te dije que no hay problema. Además, si sobrevivo a la cena con tu familia, tal vez hasta me gane un premio.
Emilia rió.
―Mi madre será la más difícil de convencer. Pero si logras que mi hermano te acepte, entonces estás oficialmente aprobado.
―¿Qué pasa con tu hermano? ―enarcó una ceja.
―Digamos que tiene un radar infalible para detectar mentiras ―respondió, mientras volvía a caminar.
―Genial. Otra razón para no equivocarme.
La conversación se desvió a temas más ligeros mientras caminaban de regreso. Al despedirse, acordaron verse al día siguiente para ultimar detalles antes de la gran comida familiar.
Esa noche, Gavi revisó su teléfono antes de dormir. Había un mensaje de su "nueva novia".
Emilia Cifuentes
Sobre la canción... no me odies, pero life eternal no es tan mala idea.
Él sonrió, negando con la cabeza antes de responder.
Pablo G
Sabía que terminarías aceptando 😉
―kala's note:
No tiene nada que ver, pero el 8 de diciembre es el día de la madre en mi país. ¿Cuándo es el día de la madre en el de ustedes?
Debo decirlo, la dinámica entre Gavi y Emilia es algo que me divierte mucho escribir, especialmente porque sus personalidades chocan un poco. Este capítulo marca el inicio de su "misión imposible", donde tendrán que trabajar en equipo para que su actuación como pareja sea convincente.
¿Ustedes qué canción habrían elegido para ellos? ¿Life Eternal, Perfect, o tienen alguna otra sugerencia?
Eso sería todo por hoy, nos vemos en el próximo capítulo, donde las cosas comenzarán a ponerse mucho más interesantes. Sin más, me despido, no sin antes recordarles que dejen su estrellita, y si desean, un comentario, que igual a mí me encanta leerlos. Espero que les haya gustado el capítulo. Nos leemos pronto. Besitos ♥️♥️♥️
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