12

—Dígame, señor Min, ¿no le gustaría trabajar para mí fijamente?

Dejo de escribir al momento de que la señorita YeEun dice eso, incluso empiezo a toser de forma dramática. Ella me ofrece un poco de agua, pero yo me rehuso a tomar el vaso, pues tengo miedo de ahogarme más. Después de que dejo de toser, la señorita Kim me pregunta si estoy bien. ¿Cómo mierda no me iba a ahogar? Esta mujer me está pidiendo trabajar fijamente para ella, ¿está loca? Con esfuerzo me adapte a su manera de trabajar, capaz que se controló porque no es totalmente su empresa y aún no es la jefa, estoy seguro que debe ser peor en su área.

—Señorita Kim, no quiero ser...

—Piénselo, creo que le convendría trabajar para mí. Estas semanas que han pasado me he sentido muy cómoda con su manera de llevar acabo cada tarea que te doy. —Asiente repetidas veces con si cabeza—. Personalmente creo que crecería mucho en mi empresa.

Bueno, han pasado tres semanas desde que los hijos del señor Kim tomaron rienda de la empresa mientras él se recuperaba. He intentado adaptarme a su manera de trabajar de cada uno, aunque es muy difícil, ambos son tan diferentes al momento de hacer algo: el joven Kim suele analizar a detalle cada situación y saca al menos siete soluciones a un solo problema, ve los pro y los contra para al final tomar la mejor decisión; la señorita Kim es de tomar decisión en el momento, siempre está de un lado para otro, no puede enfocarse en una sola cosa. Creo que hacen un buen equipo para esta empresa, han subido muy bien la productividad. Es seguro que en sus empresas estas técnicas funcionan muy bien, pero yo estoy acostumbrado al ritmo del señor Kim. Incluso los días que Kookie estuvo aquí en la empresa, se agoto con rapidez, no estaba acostumbrado a ir de un lado a otro como nos estaba llevando la señorita Kim, incluso se quedo dormido antes de llegar a casa.

—¿Si recuerda que soy empleado de su padre? Cuando regrese quiero estar con él. —La miro fijamente—. Ese hombre fue el primero que me dio la mano cuando más lo necesite, no sabe la cantidad de veces que solicité un trabajo en alguna corporación y se me fue negado. El señor Kim no dudo en contratarme. —Suelto un suspiro antes de ver los documentos que estaba revisando—. Supo de inmediato que necesitaba este trabajo al ver mi manera de cuidar a mi hijo. Le dije que dejaría este empleo si encontraba algo mejor, pero fue una mentira.

Realmente mentí, me di cuenta de eso cuando paso la primera semana. Yo estaba escribiendo en la computadora mientras cargaba a Jungkook con uno de mis brazos, el señor Kim me vio y no dudo dos segundos en tomar a mi hijo entre sus brazos y decir "deja que cargue un rato a mi nieto", ¿qué otro jefe hubiera hecho eso? ¿Quién hubiese dicho aquello a un niño que apenas conoce? Estoy seguro que nadie en su sano juicio lo haría. Ese día estuve a nada de llorar porque el señor Kim se comportó más como el abuelo de Kookie que mi propia madre. Ese hombre fue al hospital cuando le dije que tenía que faltar al trabajo porque mi dulce bebé de un año tuvo una fuerte infección y tuvieron que internarlo en el área de pediatría; me recrimine una y otra vez por mi descuido, pero el me calmó diciendo que a un mal padre no le hubiera importado que su hijo estuviera enfermo.

—En verdad no tiene idea de cuanto le debo al señor Kim. —Regreso mi atención a ella—. No solo lo he tratado como mi jefe, ese hombre es como mi papá, mejor que él. No saben la fortuna que tienen, usted y su hermano, al tener un padre como el señor Kim. Ese señor, terco y testarudo, tiene mi completa lealtad.

—Entiendo, señor Min. —Ella baja un momento la mirada antes de volver a posarla en mí—. En verdad deseaba que quisiera trabajar para mí, creo que tiene mucho potencial para dirigir y crecería mucho. La oferta seguirá en pie en todo momento.

—Se lo agradezco, señorita Kim, pero por ahora estoy bien aquí. Es el mejor trabajo que pude encontrar.


Se suponía que SeungHee me traería a mi pulga para que me la llevara a comprar las cosas que necesitamos para la casa, pero aquí estamos, en el auto de la señorita Kim, rumbo al hospital. Tal parece que el señor Kim quiere vernos muy seguido, a lo que entendí, no soporta estar en el hospital y dejar su rutina de lado, en la cual estamos incluidos Kookie y yo.

—Y entonces la niña lloró, pero no le di mi juguete, ella rompe todo. —Jungkook niega con la cabeza—. Es mala, papi, mordió a Jihoon.

—¿Le dijiste a la maestra?

—¡Sí! Pero no hizo nada.

—Quizás a la niña le guste tu amigo —interviene la señorita Kim—. ¿No lo han pensado?

—A mi me gustan las papas.

La señorita YeEun está por explicarle a lo que se refería, pero la detengo, eso es mi responsabilidad, sin mencionar que posiblemente no lo explique tan bien para que mi niño entienda todo. Ella me hace una señal que entendió y empieza a decirle a Jungkook que a ella también le gustan las papas. Mi bebé ya no se siente tímido ante ella, no después de que la señorita YeEun le diera una leche de platano, al parecer el señor Kim le dijo que eso le encanta a Kookie. Por el trayecto al hospital empiezo hacer una lista mental de lo que debo comprar y también lo que se supone me pidieron llevar al preescolar de mi pequeño. Entiendo que quieran que convivan entre ellos, pero ¿es necesario pedir cincuenta galletas? Es demasiado para niños que no deben comer tanta azúcar. Ahora debo ser cuidadoso porque hay dos niños alérgicos a las nueces y otros que son alérgicos al chocolate, será un reto para mí. No tardamos mucho en llegar al hospital, cuando llegamos a la habitación del señor Kim lo encontramos hablando de forma animada con su hijo; sin embargo, se ven interrumpidos cuando mi niño corre hasta la cama donde se encuentra el señor Kim. El joven Kim me mira y lo único que hago es darle un saludo con la cabeza.

—¡Abuelito!

—¡Mi nieto! —El señor Kim toma la mano de Jungkook y sonríe con alegría—. Tenía tantas ganas de verte, tu padre es un malvado, no deja que me vengas a visitar.

—Este anciano. —Me acerco hasta la cama—. Si no lo traigo es porque a cada rato se quiere mover y eso no es bueno para su espalda. Si me hubiera hecho caso no estaría así.

—Y aparte de malvado, es un grosero.

—Tiene suerte de estar convaleciente o ya lo hubiera pateado. —Me cruzo de brazos—. Siga haciéndome enojar, no le traeré pastel de chocolate y de paso haré que las enfermeras lo alimenten solo con agua y avena.

El señor Kim empieza a quejarse y a reprochar por lo que dije, pero tan solo saco mi celular y empiezo a ignorarlo. Escucho que la señorita YeEun le pregunta el por qué no me lanza un libro para llamar mi atención, a lo cual el señor Kim le responde "¿no estás viendo que no me traerá pastel? ¿Quieres que cumpla su palabra de hacerme comer avena y agua?". Tan solo puedo reírme al ver como el señor Kim empieza a decirle a Kookie que debe convencerme para que le haga un pastel, mi niño está por venir a mí cuando le hago una señal con la mano para que no siga avanzando.

—Chinche, si tu abuelo no se porta bien, tú te quedas sin ver la televisión.

—No puede ser. —Jungkook abre demasiado los ojos antes de regresar con su abuelo—. No, abuelito, debes obedecer a mi papi, por eso te duelen los huesitos.

—Amenazas a un niño, eso es muy bajo de tu parte. —Toma la mano de mi pequeño—. Eso no es muy ético de tu parte.

—Así es la vida, jefe. —Le sonrío, pero mi sonrisa titubea al darme cuenta de algo—. Dejando de lado eso, me alegra ver que ya está mejor. Espero que se recupere pronto, lo extrañamos en la empresa.

—Vamos, niño, no me hagas llorar. —Hace un gesto con la mano—. Porque no se verá muy bien esto frente a mis hijos.

Quería decir algo más, pero no puedo. Me acerco más a la cama y tomo su mano, la misma que tiene sujeta la de mi hijo. En verdad que tenía miedo que le hubiera pasado algo malo al señor Kim. Ese hombre que me pregunta constantemente si ya comí, si he dormido bien o si necesito unas vacaciones para cuidar de mi y mi hijo; este señor que se preocupa por mí como si fuera su hijo.

—Bueno, se darán cuenta que si tiene sentimientos —susurro—. Por favor, siga cuidándose, no me gustaría que... yo...

—Lo sé, niño, no te preocupes, tendrás a este anciano por mucho tiempo. —Sonríe—. Debo estar atento de ti y mi nieto. También para darte problemas a más no poder, esos que no te da Kookie.

—Es la mejor amenaza que me pueden hacer. —Me río un poco—. Vendremos a cuidarlo el fin de semana, si sus hijos me lo permiten.

—Por ellos no te preocupes, solo agenda muchas citas ese día y no nos molestaran.

Ambos empiezan a reprochar, incluso se acercan hasta donde estamos para decirle a su padre que no puede estar hablando en serio. Mientras ellos discuten aprovecho a tomar a Jungkook en brazos y me siento en la cama junto al señor Kim. Mi hijo y yo, vemos como los hermanos se cruzan de brazos y hacen una especie de rabieta. Incluso Jungkook los mira mal, a él no le gusta ver los berrinches que hacen los niños en el supermercado y justamente los hermanos Kim están haciendo eso.

—¡Ya! —Jungkook los mira molesto y ellos se callan en el acto—. No le griten al abuelo, está enfermito y le duelen sus huesitos. Papi, no les des pastel.

—No les daré pastel —digo con una pequeña risa—. Luego hablamos de eso, tenemos que irnos, debes hacer tarea y yo tengo que comprar las cosas para la casa y la comida de mañana.

Usualmente regañaria a Jungkook por ser un imprudente, pero debo admitir que hasta yo empece a estresarme al ver como seguían discutiendo. Joder, hasta los "berrinches" de mi garrapata desaparecen en cuestión de segundos. No puedo creer que mi niño pueda ser más maduro en ese aspecto.

—Señor Kim, debemos irnos. Sé que nos quedamos poco tiempo, pero Kookie tiene tarea y yo tengo cosas que comprar. —Pongo mi mano nuevamente sobre la suya—. Vendremos pasado mañana y le traeré pastel, también me quedaré un buen rato. Sirve que sus hijos descansan o ven sus pendientes de sus propias empresas.

—Chico, no sé que haría sin ti.

—Ya le dije, seguiría con la señora Jang y seguramente estaría aquí, pero por un paro cardíaco. —Me separo de él y me levanto de la cama—. Despídete de tu abuelo, Kookie.

Hago que mi pequeño piojo se acerque al señor Kim y le de un pequeño abrazo. Yo me despido con la mano, reiterandole que se cuide. También nos despedimos de los hermanos Kim, ambos lucen apenados al ver como un niño los mando a callar, así que solo susurran una especie de despedida. Justamente cuando estoy por salir de la habitación, con Jungkook en mis brazos, alguien me detiene por el brazo. Estaba por dar un golpe, pero me detengo en el acto al ver que se trata del joven Kim.

—Debe dejar de hacer eso —reprocho—, la próxima vez no me detendré.

—Lo siento, no quería asustarte. —Me suelta—. Quería decirte que yo también estoy por irme, tengo una reunión, si quieres te puedo dejar en...

—No. Nos vemos mañana en la oficina.

Escucho la característica risa del señor Kim; sin embargo, eso no me detiene para continuar mi camino fuera de la habitación. Mientras camino me despido de las enfermeras que son las encargadas del señor Kim. Cuando estoy en la entrada del hospital, bajo a Kookie de mis brazos y hago que camine tomado de mi mano. Comienzo a contarle lo que debemos comprar y si tiene ganas de ir a comer algo fuera de casa, la verdad es que no tengo ganas de hacer la comida, suficiente tengo con hacer las galletas para los compañeros de Kookie.

—¡Yoongi! ¡Espera!

Quiero gritar, en verdad que deseo hacerlo, mas no lo hago. Dejo de caminar y cierro un momento los ojos para poder calmarme. Este hombre quiere que lo mate a patadas o quizás desea que le ponga veneno en el café. No pasa mucho hasta que escucho que se detiene frente a mí, decido abrir los ojos y lo encuentro poniendo unas llaves frente a mí.

—Podemos irnos en el auto de mi hermana.

—No, además no tiene que dejar esperando a su chofer. —Lo miro mal—. Ese hombre también...

—Ya no trabaja para mí, al menos no desde...

—¡¿Lo despidió?!

—¡No! No, no, el renunció, por eso he estado conduciendo. Vamos, deja que te muestre que no soy tan malo.

—Lo siento, pero no, no voy a exponer a mi hijo a...

—¿A que no los lleve ningún taxi porque olvidaste tu portafolio y la mochila de Jungkook en el auto de mi hermana? —Me mira interrogante haciendo que me sonroje de golpe.

Mierda, olvide mis cosas en ese maldito auto. Me giro un momento para ver a Jungkook y este se encuentra de lo más tranquilo viendo a los autos que pasan, olvidando por completo que dejo su mochila. Bueno, tan solo me queda ir hasta ese auto con este hombre y recoger mis cosas, pero no puedo ser tan malo. El joven Kim al menos tuvo las ganas de venir hasta acá para decirme lo de mis cosas y de paso se está ofreciendo a llevarnos. Hay que ser empaticos.

—Pero ¿si tiene su licencia de conducir?

—Por supuesto, vamos.

Sin más vamos los tres de camino al auto de la señorita YeEun. Una vez ahí me apresuro a ponerle el cinturón de seguridad a Jungkook y hago que tome sus cosas, no quiero que se nos olvide nada. Ya que estoy en el asiento del copiloto, me giro a ver al hijo de mi jefe, quien batalla en poner el asiento más atrás hasta estar cómodo. Cuando lo consigue se gira a verme.

—¿Dónde los dejo?

—Vamos al supermercado que está cerca del lugar donde casi nos mata, ¿si sabe dónde es? —Pregunto con una sonrisa.

—Tampoco hay que se tan sarcásticos. —Enciende el auto—. Vamos, sé que no es fácil de olvidar, pero estoy intentando remediar esto.

—Lo sé, solo que me costará trabajo olvidar esto. —Me acomodo correctamente en mi asiento—. Ese día tuve tanto miedo por Kookie... si hubiera ido solo no hubiese pasado más de un susto, pero llevaba a mi pequeño.

—En verdad lo lamento, cuando iba a bajarme para ver si estaban bien, simplemente te fuiste. —Pone en marcha el auto para salir del estacionamiento—. Yoongi, no quiero que me veas como alguien malo, mucho menos quiero que Jungkook me vea así...

—¡El joven Kim no es tan malo! —Interviene Jungkook—. Te compró helado de fresa, papi.

Me río un poco al escuchar a mi renacuajo, ese helado se lo acabó él. No fue un regalo para mí, pero eso fue lo que me gusto, que pudo hacer feliz a mi niño un supuesto regalo que era para animarme; aunque si me ánimo, ver el rostro lleno de helado de Jungkook fue lo mejor que pude tener ese día. Me giro un poco para ver a mi hijo y le hago una señal de que tiene razón, eso lo hace sonreir en grande y aplaude un par de veces.

—Haré un esfuerzo. —Regreso mi atención al hombre junto a mí—. Joven Kim, le prometo que ya no lo trataré tan mal.

—Por favor, dejemos lo de joven Kim.

—No —lo miro burlon.

—Hiciste que Jungkook me dijera así, ten piedad de mí —dice sin mirarme.

—Oh, ¿ya viste, amor? Al joven Kim le gusta que le digas así.

Jungkook se ríe un poco y comienza aplaudir un par de veces antes de empezar hablar sobre lo divertido que es decirle "joven Kim". El hijo de mi jefe me da una mirada rápida, pero no se queja, al contrario, solo sonríe.

—Llegamos. —El auto se detiene en el supermercado—. ¿Llevaran mucho? Puedo esperarlos si quieren.

—Solo llevaremos lo normal, descuide. —Me encojo de hombros y comienzo a quitarme el cinturón de seguridad—. Gracias por traernos, joven Kim.

—No fue nada, además es divertido hablar con Jungkook. —Se ríe antes de girarse a ver a mi hijo—. Espero verte mañana, quizás podamos comer otra hamburguesa.

Escucho que Jungkook le empieza a decir que eso le gustaría, como veo que siguen charlando, aprovecho para salir del auto y tomo mis cosas. Una vez afuera escucho que mi celular empieza a sonar, pero no es cualquier sonido, es el tono que le puse a mi madre. No quiero ponerme de mal humor en estos momentos, será mejor que ignore la llamada. Me apresuro a ir a la parte trasera del auto y ayudo a Jungkook a salir, me aseguro que tiene todas sus cosas y cierro la puerta antes de regresar al lado del copiloto para hablar con el hijo de mi jefe.

—De nuevo, muchas gracias por traernos. Nos vemos mañana en la oficina, no se olvide que iremos a una agencia de modelos para...

—¿No iba a ir YeEun?

—La señorita Kim dijo que lo viera con usted porque conoce a las personas de esa agencia. —Lo miro con el ceño fruncido—. Creí que ya le había dicho.

—No... bueno sí, pero Yoongi, no quiero.

—Lo siento, necesito que venga usted. Nos vemos, Jungkook despídete.

—¡Adiós, joven Kim! Espero el resto de su día sea bonito.

Antes de que pueda reprocharme algo, cierro la puerta del auto y me apresuro a ir hacia las puertas del supermercado. En verdad que no entiendo cómo es que el joven Kim odia la idea de ir a la agencia, ¿serán muy malos los recuerdos que tiene de ese lugar?

Estoy a nada de darme de baja de mi carrera :"v

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