04

Mientras acomodo la ropa de Jungkook, empiezo a organizar mentalmente lo que se supone tengo que hacer el lunes con la niña mimada. Si pudiera renunciaría, pero este empleo es el mejor que me ha podido tocar, solo rezo para que mi jefe se recupere antes y pueda volver a la oficina.

—Vamos, renacuajo. —Paso mis dedos por su cabello—. Te ves muy guapo, seguro a tu abuelo le dará mucho gusto que vayas a verlo.

Quizás ver a mi bebé lo calme, mi jefe parecerá un hombre duro, pero estoy seguro de que está algo nervioso. Yo lo estoy y eso que no me van a operar a mí. Bajo de la cama a Kookie y hago que vaya a la sala a esperar mientras termino de arreglarme. Una vez que estoy solo me miro en el espejo, debería acomodar mejor los mechones largos de mi cabello, solo están en mi nuca, pero deben de estar bien peinados. Tomo algo de crema para el cabello y empiezo aplicarla por todos mis mechones. Aun recuerdo que fue hace unos meses que Kookie me pidió pintarme esos mechones de rosa, él también me había pedido que me hiciera un corte mullet. Y aquí estoy, con el cabello largo por la parte de atrás y aparte teñido de rosa. Aunque, no se ve mal, solo algo informal para los casos de oficina, pero es irrelevante, a mi jefe le da igual así que no hay problema. Empiezo acomodar los rizos de mi cabello y una vez que me cercioro que esta todo en orden, termino de acomodar mi ropa. Estaba ya medio arreglado cuando empece a cambiar a Kookie. Yo podré verme mal, pero mi niño jamás, él debe estar siempre arreglado y oliendo a perfume para bebé. Cuando termino de ponerme mis tenis, salgo hacia la sala y ahí veo a Kookie acomodando en su pequeña mochila una libreta para estudiar en casa y su lapicera. Después de ir al hospital lo llevaré a la biblioteca, iré de poco a poco para enseñarle a leer. Debo aprovechar muy bien este último día de descanso, estoy seguro de que una vez que YeEun tome el mando de la compañía se acabarán mis fines de semana libre. Y debo ver si me dejara tener a Kookie en la oficina, podría quedarse en la guardería, pero ni a él le gusta estar ahí, dice que todos los niños son groseros y le pegan a los encargados.

—¿Listo?, ¿no quieres ir al baño?

—¡Pipí!

Sale corriendo mientras me grita que no me vaya sin él. No podría hacerlo, jamás dejaría solo aquí a mi pequeño. En espera de que termine el de ir al baño me siento en el sofá y tomo su mochilita. Y pensar que hace unos años estaba batallando para que él no se chupara los dedos, ahora solo estoy ayudándolo a aprender mas cosas. Mi dulce pequeño, no sé qué haría sin él.

Una vez que estamos en la recepción, doy mi nombre y el de la persona. La enfermera me dice que no pueden pasar los niños; sin embargo, después de revisar bien sus anotaciones se da cuenta de que mi jefe dejo encargado que me dejaran entrar con mi hijo. Estoy seguro de que mi jefe destruiría este hospital sino dejaran entrar a mi bebé a verlo.

—Lo siento, ya pueden pasar. —Sonríe apenada—. Oh, el señor Kim tiene visitas, les aviso para...

—Sí, gracias —tomo la mano de mi pequeño.

Creo que piensa que vamos a incomodar a la hija de mi jefe, pero estoy seguro de que él no dejara que esa chica le diga algo malo a mi niño, quiere demasiado a Kookie como para dejar que le pase algo. Aunque, yo tampoco voy a dejar que le diga algo a mi hijo, no me importa perder mi trabajo, perdería un millón de cosas con tal de cuidar a mi niño. Volvería a ser mesero solo para tener algo de dinero para que él coma. Además, tengo dinero ahorrado por si algo así llega a suceder, en un inicio ese dinero estaba siendo ahorrado para que Kookie entrará a una escuela privada, pero después me di cuenta que esas cosas son simplemente innecesarias. Él puede aprender perfectamente en una escuela publica, ese dinero puede servir para un caso de emergencia. Cuando llegamos a la habitación tocó tres veces antes de adentrarme en ella, dejó que Kookie entre primero y escucho como llama a mi jefe de forma delicada. Le explique que no puede estar gritando en un hospital, que es de mala educación y que debe respetar porque hay personas enfermas.

—¡Mi pequeño! Entra, entra, debo...

—¿Cómo que nieto?

Cuando entro veo que no esta solo la hija de mi jefe, otro hombre esta adentro. Un tipo rubio alto y con la piel ligeramente bronceada; sin embargo,  mi atención no va a él, esta a mi pequeño que mira con atención al hombre frente a la cama de mi jefe. Mierda, quizás sea el segundo hijo y nosotros interrumpiendo. Ni si quiera miro el rostro del tipo, solo voy con rapidez hacia Kookie y lo tomo de los hombros, me giro hacia mí jefe.

—Perdone, pensé que solo estaría con su hija, debí llamar.

—Tonterías, muchacho, ven aquí y deja que mi nieto se suba conmigo a la cama. —Hace un gesto con la mano, así que subo a Kookie para que se siente junto a él—. Esto era lo que necesitaba, a mí pequeño. Por cierto, te presento formalmente a...

—¡Oh! Eres tú.

No reconozco esa voz, así que no sé a quién le dice "Eres tú". Dirijo mi atención hacia el hombre detrás de mí y él ne esta mirando con algo de asombro y al mismo tiempo con recelo. No lo conozco, en verdad que no. Y ni para que me diga que es el papá de Kookie porque es muy diferente al tipo que me di en aquel bar, aquel era peli-negro, de ahí el hermoso cabello de mi hijo. Me encojo de hombros al ver que no dice nada más, vuelvo a ver a mi jefe y le digo que solo nos quedaremos unos minutos, pues no queremos interrumpir. Necesita pasar tiempo con sus hijos, mas, lo vendré a ver cuando este más despierto después de la operación.

—Oye, tú fuiste él que pateo mi auto hace un tiempo.

—¿Nani? —Lo miro desconcertado—. No he pateado nada, se esta confundiendo. Kookie, amor, ¿Pateé a alguien esta semana?

—Eh, no, no. —Kookie toma mi mano—. Papi se porta bien.

—Gracias, Ángel mío. —Miro un segundo a mi hijo antes de regresar la mirada al hombre frente a mí—. Debe ser hijo de mi...

—Usted, hace dos semanas pateó mi auto porque mi chófer simplemente lo asustó.

—¿Su auto me asustó? —Lo miro desconcertado un segundo antes de que todo cobre sentido. Era su auto el que casi nos mata a mí y a Kookie, el hombre que salió seguramente es su chófer— ¡Ya lo recuerdo! ¡Su auto casi nos arrolla!

—Necesitaba llegar a una junta.

—¡Iban en sentido contrario, pedazo de mierda! —Me acerco a él y lo empujo— ¡Me cago en tus putas muertos! ¡Pudiste lastimar a mi hijo! ¡Sí mi hijo hubiera salido herido, tú estarías muerto!

—¿Fuiste tú? ¿Tú fuiste quien casi los arrolla? —La voz de mi jefe suena alterado.

—Bueno, teóricamente fue mi chófer y...

—¡Tenía que ser un hijito de papi! ¡No presento cargos en tu contra por respeto a mi jefe! —Lo vuelvo a empujar haciendo que este casi caiga al suelo— ¡Vete a la mierda!

Veo como se levanta de nuevo e intenta acercarse a mí, antes de que pueda decir algo, me doy la vuelta para tomar a Kookie en mis brazos, pero este se baja rápidamente y se acerca hasta el hijo de mi jefe. Ni si quiera soy capaz de procesar lo que esta ocurriendo. En un momento, mi bebé está poniéndose en posición de combate y, antes de que pueda decir algo, él suelta un grito y lanza un golpe en la entrepierna del tipo haciendo que este caiga nuevamente al suelo.

—¡Hisciste enojar a papi! —Cambia de posición—. Eres malo.

—Vámonos, Kookie. —Tomo su mano—. Lo siento, señor Kim, pero no puedo estar más en este lugar. Le daré mi renuncia mañana.

Escucho que grita mi nombre, incluso su hija lo hace, pero no hago caso. Simplemente obligó a Kookie a caminar más rápido para salir de aquel lugar. Sí, está mañana dije que no quería perder mi empleo, pero tampoco voy a estar cerca del hombre que casi nos arrolla. Ni siquiera se veía algo arrepentido, solo estaba preocupado por su maldito auto.

Mi pequeño empieza a memorizar el abecedario mientras yo empiezo a escribir en algunas hojas. Creo que lo mejor es ponerle palabras separadas por sílabas. Aun cuando estoy haciendo esto, mi mente va hacia mi jefe, ¿cómo estará? Solo rezo para que todo esté saliendo bien. No me gustaría que por le pasara nada. Ni siquiera fui capaz de ir a la biblioteca por mi ansiedad, tuvimos que regresar a la casa, pero esta bien, así podré enseñarle mejor a Kookie y de paso buscar otro empleo. Estoy por seguir escribiendo cuando siento como empieza a timbrar mi celular, al ver quien es suelto un bufido.

—Jackson, ¿qué necesitas? —pregunto cuando tomo la llamada.

pero que seriedad, ¿quién se murió para que me hables así?

—Mi empleo murió. —Suelto un suspiro—. Renuncié de la peor manera.

¡¿Qué?! ¡¿Por qué?! Yoongi, ¿estas consiente de que tienes un hijo que mantener? No puedes renunciar sin un gran motivo a ese gran empleo.

En eso tiene razón, no puedo renunciar como si nada. Tengo que pensar en mi hijo; sin embargo, no podía estar trabajando en ese lugar. Aunque tal vez exageré hace rato, pero estoy seguro de que mi jefe le dará prioridad a su hijo en vez de a mí. Yo también lo haría, aunque si yo veo que mi hijo hizo una estupidez en ese momento voy hacer que se haga responsable de sus actos. Le hago una señal a Kookie para que siga con lo suyo mientras yo voy hablar a otra habitación. Mi pequeño solo me sonríe y asiente con la cabeza. Camino rápidamente hacia mi habitación y cierro la puerta. Lo último que quiero es que mi hijo escuche mis quejas.

—El hijo de mi jefe fue quien casi nos atropella. No sabía que fue él hasta el día de hoy y él muy hijo de sus mil putas madres solo estaba preocupado por su lindo auto.

—¿Eh? No me jodas, Yoon, eso es una mierda.

—Y una grande —digo en voz baja—. No creo se vaya a poner de mi lado mi jefe. Así que le grite que mañana le daba mi renuncia.

—Entiendo, ¿Kookie estaba contigo cuando eso sucedió?

—Sí, pero en lugar de asustarse golpeó al hijo de mi jefe. —Hago un puchero—. Debí regañarlo, pero la verdad creo que estuvi bien.

—Mira, Yoon, entiendo que no quieras estar cerca de esas personas. Van a defender al idiota que casi los arrolla, pero debes entender que en estos tiempos es difícil encontrar un empleo así de bueno. ¿Qué harás? ¿Volver a ser mesero? No, necesitas un buen empleo para mantener a Kookie, mi sobrino se merece algo bueno.

—Odio cuando tienes la razón. —Me siento en la cama—. Entonces, ¿qué hago? ¿No doy mi renuncia?

En estos momentos es Jackson la mente sensata y razonable, lo que usualmente no es; joder, es Jackson, el tipo casi mete un pie en la licuadora. Aunque no voy a mentir, necesitaba hablar con alguien, pero no quiero agobiar a nadie con mis problemas. Digo, soy un padre, debo resolver estos problemas solo y tengo que ser yo quien se preocupe de ver todo pata mi bebé. Y aquí estoy, siendo regañado por mi amigo. Creo que sería peor si fuera Hobi quien me hubiera llamado.

—Mejor espera a ver que ocurre, si todo sale mal siempre puedes trabajar conmigo.

—No creo ser un buen tatuador.

—No te daré trabajo como tatuador, quizás como la mascota de la tienda.

—¿Sabes cuanto te odio?

—¿Sabes que ya estoy frente a tu departamento? Abreme la puerta, puta.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top