3-Visiones

—¡Miércoles!—escuchó decir haciendo que saliera de su mundo.

—¿Qué ha pasado?—preguntó mirando a todos lados.

—Te ha dado una visión—comentó Enid—estabas pegada a la ventana cuando te dio.

Entonces vio el autobús detenerse, todo había sido una visión.

—Espero que los clientes sepan apreciar mi dulce personalidad—dijo mientras se levantaba—ah, mucha suerte con Tn—susurró antes de ir con Yoko y compañía.

La joven bajó lentamente del vehículo. Camino en dirección a la pastelería. Todo había sido una visión. Desde hace poco sus visiones iban siendo más poderosas o como decía su madre, veía cosas que no eran horribles...aunque para ella el amor si lo era, sobretodo por Tyler, la única experiencia cercana al amor y había sido horrible.

Entró y vio a la madre de Tn, con esa sonrisa, tenía la misma que su hijo.

—Ah, hola, ¿qué se te ofrece?—preguntó limpiándose las manos en su delantal—¿eres la que viene a trabajar?.

Ella asintió y le dijo que le acompañase dentro. Antes de eso, le dio un delantal que se puso para no mancharse la ropa.

—Tn cariño, ya ha llegado la trabajadora—dijo.

—Vale.

Al entrar, vio a Tn estar en el mismo sitio de su visión. Enseguida la escena del beso le vino a la mente así que tuvo que centrarse.

—Hola—saludó este con esa sonrisa.

—Bueno, os dejo, debo atender la clientela—dijo antes de salir.

—¿Alguna vez has hecho esto?—ella negó con la cabeza—ven, te enseño.

Entonces se puso a hacer la masa y todo lo que recordaba ante el asombro de este.

—Vaya...se te da genial—felicitó el chico—bien, tenemos que hacer bastante, los pedidos y este negocio no se hacen solos—soltó una pequeña risita.

Miércoles y Tn terminaron todo y lo metieron al horno.

—Me pregunto cuanto tardaría en quemar a una persona en uno de estos—pensó la joven examinando su interior.

—Ahora vamos a lavarnos las manos—se echaron el agua para quitarse la harina de encima—si quieres puedes descansar, yo tengo que terminar unas cosas.

—Entiendo.

Ella se quedó mirando al joven, trabajaba duro y sentía un pequeño calor en su corazón. Su madre le dijo que las visiones estaban cambiando arreglo a lo que hacia ella, también por su poder latente. Según Morticia, podía ser un cuervo o una paloma.

—Toma, seguro que tanto trabajar te ha dado hambre—le dijo este.

—Gracias—tomó el bollo.

—¿Sabes que Nevermore encarga mucho de estos?—preguntó sonriente—sois nuestra principal fuente de ingresos...creo—se echó a reír.

La gótica mordió un poco del bollo, estaba bueno.

—Tn—su madre entró—si ya has terminado, ¿puedes echarme una mano con esto?.

—Ah, voy, ahora vuelvo—le dijo a la joven que solamente se limitó a asentir.

Miércoles se quedó mirando el lugar, el calor, el olor a harina y bollería...pensaba en la visión. Si las cosas seguían así se volvería loca...no le gustaba tanto como pensaba. Entre bocado y bocado suspiraba, no sabía muy bien como afrontar esa situación. No era un asesino en serie o un monstruo al que poder elaborar un plan. Y recordaba lo que decía su madre.

Tn tardó un rato en regresar. Al verla pensativa le preguntó si todo iba bien.

—Si, es solamente que estoy pensando en unas cosas—dijo levantándose.

Ambos se sentaron a comer, la joven recordó la escena pero en está ocasión no ocurrió lo de su visión. Al terminar, este le dio una caja con bollos para Enid.

—Seguro que tarda unos minutos en devorar esto—comentó—va a morir por comer tanto.

—¿Te lo has pasado bien?, se que trabajar aquí es...duro...

—No ha estado mal, ha sido una buena experiencia. Prefiero esto a tener que aguantar a gente ordenar cosas. Probablemente los habría matado.

Este la miró sorprendido por la respuesta.

—¿Tanto odias a las personas?

—Si...bueno...según el día.

Ambos se despidieron y al llegar al autobús vio a Enid con una gran sonrisa y un fajo de billetes, eran las propias. Al parecer trabajó en un lugar lleno de ancianos que fueron todos muy simpáticos por el trato recibido.

—Ay dios...dime que son bollos para mi—comentó emocionada.

—Si—Enid fue a tomar la caja cuando recibió un manotazo—¡auch!.

—Comerás uno al día, no quiero tener que aguantarte tus ruidos al masticar.

Esa noche mientras estaba tumbada, escuchando algunos pequeños ronquidos de la loba, debatiendo si asfixiarla por semejantes ruidos o no, pensaba en sus poderes. Suspiró largamente mientras contemplaba la luna tras el cristal.

—¿No puedes dormir?—preguntó Cosa en lenguaje de signos.

—No, aún pienso en mi visión...

—Tu madre dijo...

—Ya sé lo que dijo, pero no puedo admitir el haberme enamorado...no de nuevo

—Te has ablandado al pasar tanto tiempo aquí

—Lo sé...me he vuelto una Enid en versión oscura

—Lo has dicho tú no yo.

Ella se dio la vuelta y trató de dormir.

Mientras tanto, Tn estaba en su cama, agotado por el duro día de trabajo. Pensaba en Miércoles, era una chica fría, pero que en el fondo no era así, tal  vez sufrió demasiado. Apenas sabía cosas de ella, quería conocerla mejor, saber que le gustaba...

—Miércoles Addams...hasta su nombre suena oscuro...—esbozó una pequeña sonrisa al recordar como pateaba el trasero de todos ellos.

Al día siguiente acudió con su madre a Nevermore, se ve que había una reunión de padres e hijos así que tenían que llevar un montón de pasteles y bollería.

—Vaya...hay mucha gente—comentó este.

Vio un coche negro junto a Miércoles y estaba con una mujer, un hombre y un chico más pequeño que ella.

—Miércoles—ella se dio la vuelta y lo miró sorprendida levemente.

—¿Qué haces aquí?—preguntó aún con la sorpresa en el cuerpo.

—Traigo todo el tema de pasteles y eso para el día de padres. Ah, soy Tn—dijo presentándose—un placer.

—Oh, así que eres Tn, mi pequeña tormenta me ha hablado de ti—al decir eso Miércoles sintió el verdadero terror.

—Le contaba a mi madre como salvé a un normie patético y débil de unos matones.

—No me ofende, me han dicho cosas peores—se encogió de hombros—bueno, debo trabajar, nos vemos Miércoles, familia Addams.

Al estar lejos junto a su madre, Morticia miró a su hija.

—Tienes buen gusto hija, parece un chico muy prometedor—dijo con esa sonrisa.

—Alguien a quien podrás torturar toda la vida—añadió su padre.

—Los lobos de la mansión se relamerían al verlo—comentó Pugsley.

Miércoles les dijo que no siguieran con el tema y entraron al patio a servirse la comida. Ya sentados, la joven no perdía ojo al chico que iba de un lado a otro llevando un montón de cajas y también vio saludar a Enid quien se ofreció a llevar algo. 

—Espera al menos a que este en la mesa—le dijo divertido Tn a la loba.

Morticia no le quitaba ojo a su hija, sabía que eran los síntomas del amor. Y esperaba a estar a solas con ella para poder conversar sobre el tema en persona.

Continuará...

Espero que les haya gustado, está historia tratará un poco más sobre sus visiones jeje.

Un saludo.


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