1-Primeros días en Nevermore

Punto de vista de Tn


La adaptación estaba yendo muy bien, por suerte para mí, me había juntado con un grupo de personas que no desconfiaban de mí por ser un normie. Todos excepto la fría y distante Miércoles quien muchas veces me miraba como si fuera a atacarme. Además, mucha gente conocía ya mis gustos pues la página de Enid mostraba una entrevista que le había concedido, como si fuera un famoso. Esa mañana estaba aburrido así que decidí hacer algo.

—Hola Enid—salude a la chica—¿qué tal todo?.

—Tratando de no aburrirme en clase—respondió con esa sonrisa tan suya—¿y tú?.

—Algo preocupado, pero he tomado una decisión—comenté serio.

—¿Qué decisión?—dejó de examinar su teléfono para mirarme mientras alzaba una ceja.

—Debo contarte que tengo novia—dije rascándome la mejilla—resulta que va a venir aquí a Jerichó.

Enid dio un grito de emoción y me hizo un montón de preguntas, no me daría tiempo a responder a todas así que la tome de los hombros para calmarla. Le dije que escribiera si quería la noticia pero que esperase a que le enviase un vídeo con ella. Que ya lo había preparado todo, le iba a dar la primicia a ella. Nunca había visto a una persona con tanta energía por algo tan simple, con razón la llamaban la reina de los chismes de Nevermore y Jerichó.

La joven lobo se fue a su habitación a escribir lo que según era ella, el chisme de la semana. Se la veía tan emocionada que provocaba ternura. Yo permanecía sentado en uno de los bancos del exterior, teníamos un buen tiempo hoy. En ese momento recibí un mensaje de ella.

—Ya lo tengo todo, envía ese vídeo—me escribió al teléfono.

—Ok—respondí mientras le mandaba lo pedido.

Miércoles apareció por la puerta cercana al jardín exterior, la salude y ella se acercó.

—¿Qué es lo que quieres?—preguntó con esa mirada tan fija en mí.

—Aguarda un segundo—contesté mirando mi teléfono con una sonrisa.

Punto de vista de Enid.

Estaba super ansiosa por la noticia, ¡Tn tenía novia!, ¿por qué no me lo había dicho antes?, ¿tal vez era para hacerse el interesante?, igualmente iba a ser la noticia de la semana, necesitaba ver el vídeo. Me había pasado un buen rato escribiendo en la página para que quedase todo perfecto, dejando un espacio para una foto de ellos dos.

—¡Ya está el vídeo!—grité eufórica—¡cosa, que ganas de ver las reacciones de la gente!—le dí click y comenzó a reproducirse.

En la pantalla veía a Tn rascándose el brazo nervioso, lo había grabado en su habitación y este empezó a hablar.

—Bueno, tengo que deciros que he ocultado algo por vergüenza, y eso es que...tengo novia. Pero ha llegado el momento de presentarla—hizo un chasquido con los dedos haciendo que la pantalla se pusiera negra y de pronto inició un vídeo.

Yo apreté los dientes muy fuerte cuando vi aparecer en la pantalla de mi ordenador a Rick Astley cantando la canción de Never Gonna Give You Up. Solté un gran rugido, luego salí a la ventana y chillé con todas mis fuerzas.

—¡TN!—alargue todo lo que pude su nombre.

Apagué el portátil y me marché de la habitación dando un portazo. Estaba furiosa por como él había jugado conmigo. Era una broma, pero como reina de los chismes me había ilusionado mucho con este en concreto. Lo encontré justamente donde lo había dejado, estaba acompañado de mi compañera de habitación.

Al verme, no hizo intento alguno de escapar. Mejor, iba a decirle las cosas claras.

Punto de vista de Tn.

—Eso esperaba—dije cuando ambos escuchamos que alguien gritaba mi nombre.

—¿Qué le has hecho a Enid?—preguntó mirándome y acercándose. Al contarle, ella miró al suelo y suspiró—ella y sus malditos cotilleos.

La vimos aparecer al cabo de poco, tenía cara de pocos amigos y yo mantenía una sonrisa tratando de aguantarme las ganas de reírme. Ella se plantó delante mía, sacando los colmillos y las garras que hasta ahora no había podido ver como se alargaban.

—¿Cómo te atreves a engañarme?—preguntó a escasos centímetros mía.

—Una pequeña broma, tenías que verte la cara Enid—ella soltó un pequeño gruñido. Quizás me había pasado un poco—escucha, puedes dejar la página para cuando me eché novia.

—¿Pero eso ocurrirá?, ¿alguien te va a querer?—preguntó Miércoles con su tono habitual.

—Quien sabe, igual te enamoras de mí—bromeé.

Ella sacó el cuchillo de su bota.

—Ya has cabreado a las dos chicas más peligrosas de Nevermore—tenía razón, y ambas mirándome con ganas de matarme.

Suspiré mientras levantaba las manos.

—Bien, paso a paso. Lo primero, Enid, te pido perdón por ello. Es por eso que te invitaré a esa tienda de helados de Jerichó que tanto te gusta—le cambió la cara por completo. Sabía que era su favorita y por el tiempo que había pasado con ella, llevaba mucho sin ir pues había que ir con cierta reserva algunos días y muchas veces se les acababan los helados.

Ella me hizo jurar que no se trataba de una broma así que abrí los brazos y le dije que se lo prometía. La joven lobo dudó unos segundos antes de aceptar. Ese día llevaba un perfume con olor a fresas, me preguntaba cuantas clases de perfume debía tener en su habitación pues cada día era uno distinto. Al separarnos, le mostré la reserva que había hecho en el teléfono haciendo que diera un grito de emoción. Me quedé viendo su semblante, sus ojos y su sonrisa por unos pequeños instantes. La rubia desplazó uno de sus mechones mientras dejaba ver sus dientes blancos.

—Ahora Miércoles—me di la vuelta, ella mantenía el cuchillo en alza, como esperando algo para lanzarse al ataque.

Ella también era muy guapa, con la misma estatura que Enid, cabello negro, ojos que hipnotizaban y coletas que resultaban atractivas. El problema era su personalidad, cualquiera intentaba algo con ella sin acabar con unos cuantos huesos rotos.

—Mi padre es policía, quizás te deje estar con el forense para ayudar a hacer alguna autopsia de vez en cuando, tengo entendido que te gustan ese tipo de cosas—ella me miró sorprendida durante unos segundos antes de regresar a ese semblante suyo.

—¿Podrías hacer eso?—preguntó bajando el arma.

—Yo creo que sí, lo hablaré con mi padre y trataré de convencerlo—expliqué—¿qué me dices?.

Ella asintió y se sentó como si nada hubiera pasado en el banco a leer un pesado libro sobre las clases de criaturas que existían en nuestro mundo.

Después de eso, llamaron a Enid para ir a tomar algo a la cafetería, yo le dije que fuera, que yo tenía ganas de disfrutar del día ahí fuera. Luego, me tumbé en el mismo banco que Miércoles pero apoyando la cabeza sobre su regazo. Ella bajó la mirada, preguntándome que estaba haciendo.

—Estoy algo cansado y tu regazo es mejor que la dura piedra—comenté mientras me acomodaba.

—¿Quieres que estampe tu cabeza contra la piedra?—preguntó seriamente y con tono asesino.

—Oye, ¿alguna vez puedes hablar sin amenazar?—ella asintió.

—Sí, pero no me lo pones nada fácil—respondió. Nuestras miradas se mantenían la una con la otra.

Yo esbocé una sonrisa, eso hizo que frunciera el ceño mucho más, incluso apretaba los dientes, me decía que no le gustaba nada el contacto social.

—¿No te fías de mí?—pregunté.

—Claro que no, el último normie me traicionó y era un asesino—sentenció ella.

—Eso no es correcto, si era un hyde no era un normie. Además, seguro que ya has investigado sobre mí—ella calló unos segundos—si fuera un excluído ya lo sabrías.

Parecía que la había calado.

—Enid me ha hablado de Nero—ella apretó los dientes—me contó tu historia, un escorpión como mascota realmente te pega. Lamento mucho que esos idiotas hicieran algo tan horrible.

—¿No te vas a burlar?, ¿ni hacer comentarios?—yo negué con la cabeza.

—¿Por qué me iba a burlar del sufrimiento ajeno?, tenías cariño a esa mascota, ¿no?—ella asintió—todos tenemos algo que nos hace cambiar.

Nos quedamos en silencio, ella había dejado el libro a un lado y se acomodaba el pelo a la vez que me miraba, esos ojos negros, sentía que podía mirarlos durante largas horas, y nunca me cansaría de hacerlo. Pero recordé que tenía cosas que hacer así que me puse en pie.

—Tu regazo es muy cómodo, es una lastima que ese joven te traicionase—comenté—¿puedo decirte algo sin que me vayas a matar?—ella dijo que según lo que fuese—no intentes estar sola, conozco ese sentimiento, la soledad puede ser una buena compañera, pero para periódos cortos, a la larga...nos hace mucho daño. Yo también se que es la traición—antes de que me preguntase a que me refería me marche de allí, no tenía ganas de hablar del tema a pesar del tiempo.


Punto de vista de Lucas Walker.

Por fin había terminado todo el papeleo de mi trabajo. Trabajo en el ayuntamiento rellenando toda clase de formularios y atendiendo las peticiones de la gente. Era un trabajo duro, pero necesitaba trabajar por el bien del pueblo, justo como lo había hecho mi padre antes de morir. Su pérdida aún me dolía. La peor parte era la de entrar al ayuntamiento con la foto suya en un cuadro en la pared a pocos metros mía. Necesitaba pensar que estaba orgulloso de mí.

—Bueno, ya he terminado el papeleo—dije a la señorita Helen, una mujer mayor, pelo largo y canoso, con gafas de vaso que llevaba trabajando toda su vida allí. Era bajita y muy amable, a pesar de la edad, era de las pocas, por no decir la única de su edad que no odiaba a los excluidos. Yo habia aprendido a respetarlos, me había equivocado, y mi padre lo hizo ver. Ahora era otra persona, había dejado atrás las malas compañías e incluso salía con una, era Bianca, una sirena de la realeza que era muy guapa e inteligente. No había día que no aprendiese algo nuevo con ella.

Entré en la cafetería y ahí estaba ella, sentada en una de las mesas con dos cafés. Me senté después de darle un pequeño beso en los labios.

—¿El trabajo bien?—preguntó con una sonrisa perfecta, digna de sus estatus.

—Sí, mucho papeleo como siempre. Pero nada nuevo—respondí antes de dar un buen sorbo a mi café, lo necesitaba.

Hubo un silencio durante unos pocos segundos antes de continuar con la conversación.

—He escuchado que tu madre ha vuelto al trabajo—yo asentí—es bueno saberlo.

—Sí, ha estado un año con fuerte depresión pero parece que ya ha salido un poco al paso. Realmente necesita trabajar para seguir adelante—haber estado viendo a mi madre tanto tiempo en la sombra, haciendo tareas de casa y apenas saliendo, sentada viendo fotos de los tres era algo que resultaba muy doloroso. Para mi tampoco fue nada fácil, Bianca fue un pilar en el cual apoyarse y finalmente nos dimos cuenta de que sentíamos algo el uno por el otro, lo hablamos con algo de vergüenza y acabamos saliendo juntos.

—¿Qué tal le va al normie?—tenía cierta curiosidad.

—Es buen chico, no se mete en líos y forma parte de nuestro grupo. Estoy sorprendido por ver que se ha adaptado tan bien, otros sin duda desconfiarían mucho más de nosotros—contestó.

—Solamente espero que no le mate Miércoles—dije riendo.

—Oh, eso es lo mejor, es él quien le suele provocar—yo casi escupo el café—en serio, tenías que ver las veces que discuten los dos.

Me estuvo contando algunas anécdotas y charlas que tenían los dos, realmente el normie parecía que le gustaba jugar con la misma muerte. Me sorprendió mucho su forma de hablar sobre la relación que tenían Enid, Miércoles y el normie. Tras esto, saque un tema que llevaba tiempo queriendo hablar con ella, no podía esperar más.

—¿Sabes?, desde hace un tiempo...he tenido una sensación...extraña—dije haciendo que ella alzase la ceja—es un sentimiento como si algo malo fuera a ocurrir.

—¿Qué ocurre?—preguntó ella tomando mi mano.

—Es difícil de explicar, pero parece que toda está tranquilidad es sinónimo de que algo muy malo ocurrirá, algo como lo de Crackstone—dije con cierto temor—no sé si me estoy volviendo paranóico o qué, pero a veces me cuesta dormir.

—Oye, es normal. Te has hecho cargo de la casa, de ordenar las facturas y además de eso estás trabajando en el ayuntamiento que no es nada sencillo. Ya sabes que me tienes para lo que necesites—comentó mientras apretaba con fuerza mi mano y me sonreía.

—Gracias—yo asentí feliz.

Tal vez era porque en las últimas noches había dormido muy poco, pero la sensación estaba muchas veces ahí, molestando. Pero en aquel momento decidí sacudir mis dudas y tener un rato con ella, la chica que tanto amor y apoyo me daba.

Bianca me estuvo contando del problema con su madre, era cierto que no se llevaban muy bien, pero era su familia y ella no quería dejarla tirada. Siempre que le preguntaba me acababa diciendo que no me preocupara, que eran temas de sirenas y que pronto lo tendría resuelto. Aunque por sus ojos yo sabía que algo no estaba yendo bien. La tomé de la mano y le dije lo mismo que ella me había dicho, que estaba ahí para lo que necesitase.


Punto de vista de Tn


Después de haber podido gastar una broma a Enid y charlar con Miércoles, miré la hora, todavía era muy temprano y no había clases ese día. Vi a Xavier caminar cargado con unos utensilios de pintura y unos cuantos trapos. Recordé que era artista, un pintor que se encargaba de hacer dibujos para la academia. Había podido ver algunos y la verdad, eran muy buenos. Así que me acerqué a saludar.

—Hola Xavier—dije captando su atención. El joven se giró y me saludó dándome la mano.

—¿Qué haces por aquí?—pregunté mirando los trastos que llevaba encima.

—Voy a mi estudio a practicar un rato y relajarme un poco—contestó—¿quieres venir?.

—Claro—tenía ganas de ver el estudio de un pintor.

La caseta quedaba un poco alejada, no hacia mucho que le habían dado una buena capa de pintura y su aspecto era bueno. Al entrar, pude ver que tenía todo lleno de cuadros hechos por él, de gente de Nevermore. Lo tenía todo muy bien ordenado, me dijo que la directora le había permitido tenerlo si lo mantenía. Al estar algo apartado de la academia, era perfecto para poder concentrarse sin tanto alumno de por medio. Tenía uno de Miércoles tocando el chelo, era muy bueno, no era el típico pintor de arte moderno que pintaba dos rayas en un fondo blanco. Me preguntaba si tenía muchos seguidores porque con ese tipo de arte, en redes seguramente mucha gente le daría like a sus dibujos. Podía hacer que sus dibujos cobrasen vida pero siempre y cuando fueran pequeños, por el momento.

—¿Y bien?, ¿qué te parece?—me preguntó un poco avergonzado.

—Es genial—dije alucinando—de verdad, se te da muy bien.

—Gracias, no suelo recibir muchos elogios—le notaba triste.

—Bueno, los comienzos son difíciles—comenté tratando de animarle.

El joven me dijo que si me atrevería a intentar pintar algo y yo acepté el reto. Al cabo de unos minutos estábamos los dos con ropas viejas y dibujando en los lienzos mientras de fondo teníamos música. Lo estaba pasando en grande cuando escuchamos la puerta abrirse, era Miércoles que al vernos, se preguntó qué hacia allí.

—¿Pintar?—alcé el pincel.

—Xavier debo preguntarte algo—se acercó y sacó unos dibujos—¿has visto algo así?—había una puerta con extraños símbolos.

—No, lo siento—ella guardó los dibujos en su mochila.

—De acuerdo, esto es todo—al darse media vuelta la llamé—¿qué quieres?.

—¿Quieres que te dibuje como a una chica francesa?—pregunté haciendo una postura de pintor y mirándola a través de mis manos como si de una cámara se tratase.

—Prefiero dibujar tu muerte—replicó de una forma fría como el hielo.

Xavier le preguntó si necesitaba algo más de él y ella negó con la cabeza.

—Ni siquiera ha dicho gracias—comenté haciendo que me mirase mal de nuevo—¿qué?.

—Me estoy empezando a hartar de tus provocaciones—se acercó a mí quedando a escasos centímetros.

—Aún te quedan por aguantarme—la tome de la barbilla haciendo que abriera los ojos—te considero una mujer muy fuerte para ser tan pequeña. Venga, que no te molesten mis bromas—dije mientras le daba palmaditas en la cabeza.

Vi la cara de Xavier, era todo un poema y se le cayó el pincel al suelo al contemplar la escena. Enseguida me eché a un lado pues Miércoles trató de darme un puñetazo pero de nuevo fui salvado por mis reflejos. La abracé por la espalda para evitar que siguiera atacando, otra vez la tenía amarrada. Forcejeó intentando soltarse. Al final la solté, se ajustó el pelo y me miró de una forma tan fría que a cualquiera se le hubiera helado la sangre.

—Vamos dos a cero Miércoles—comenté con una sonrisa haciendo que se enoje todavía más conmigo, me encantaba esa cara que ponía, no sabría explicar el porqué, pero me hacia mucha gracia.

Ella intentó darme unos cuantos puñetazos pero los pude esquivar mientras Xavier se apartaba asustado y recogía los botes de pintura. También lanzaba fuertes patadas, estaba impresionado, era muy buena pero la suerte de que mi padre me enseñase y yo practicase me salvan de cada golpe.

—Odio admitirlo, pero eres bueno—dijo halagando mi defensa—pero está vez iré en serio.

Yo bajé la guardia un segundo y miré detrás suya.

—Directora Weems—ella volteó por completo, era mentira. Le di una pequeña patada en el culo haciendo que cayera al suelo de nuevo como en Jerichó—tres a cero Addams—recalqué en su apellido—ultitamente encuentras muchas monedas en el suelo eh.

Ella se levantó y pude ver en su cara la furia. Sacó el cuchillo de su bota y Xavier le dijo que parase, a lo que la gótica respondió que estaba muy molesta, que necesitaba al menos rajarme un poco el cuello para que aprendiese la lección.

—¿Siempre se toma tan a pecho las bromas?—pregunté a Xavier como si ella no existiera.

Corrió hacía mí con el cuchillo en alto, esquive por poco cada intento de apuñalarme hasta que Xavier la agarró del brazo y le pidió que parase. Ella dudó unos cuántos segundos hasta que finalmente aceptó y guardó el arma. Era muy rápida, pero los cobardes siempre lo somos más, o eso decía un amigo mío.

Ella abandonó la caseta con furia y dando un fuerte portazo. Xavier me miró y yo fui detrás de la gótica de Nevermore para tratar de calmar las cosas. Era increíble que tuviera tan mal genio además de las constantes amenazas.

—Addams—llamé mientras metía mis manos en los bolsillos.

—Has venido a morir por lo que parece—se había detenido y me miraba con ojos llenos de maldad.

—Se te da muy bien pelear, eres realmente muy buena—felicité, ella desconfiaba mucho de mí y quería que dejase de pensar que era una amenaza.

—No necesito de tus halagos.

Yo suspiré un poco, tan cabezota como siempre.

—Oye, Xavier y yo vamos a ir mañana a Jerichó, igual Enid viene—dije—¿te apuntas?.

—Puede, ya veremos.

A la mañana siguiente, después de clases, Eugene nos comentó que algo extraño sucedía con sus abejas. Las notaba nerviosas y decía que ellas mismas le habían dicho que algo malo rondaba Jerichó y los alrededores. Miércoles a esto le prestó mucha atención, le enseñó los símbolos y nada, él tampoco sabía nada.

—Los animales son buenos detectando catástrofes—dije—tendremos que estar alerta.

Todos los presentes en la mesa acordamos estar atentos por si veíamos algo sospechoso. Al levantarse Enid de la mesa e irse a hablar un momento con Yoko, Eugene le preguntó a Miércoles qué tal estaba la joven lobo. Resulta que hace dos días, ella se reunió con Ajax y le exigió que dejase las drogas de una buena vez. Este se enfadó ya que estaba algo indispuesto, discutieron muy fuerte y rompieron. Miércoles dijo que Enid por las noches lloraba y se desahogaba para poder mantener la sonrisa, pero que cierto idiota (yo) le había gastado una broma. Eso explicaba el enfado tan grande que tuvo conmigo.

Al regresar, cambiamos de tema. Ahora que me fijaba más detenidamente, su maquillaje esos días era un poco más torpe y mostraba algunas imperfecciones. El corazón se me encogía y sentía mucha pena porque ella rompiese con una persona que amaba. Para mí, la fuerza de Enid esos días habían residido en aparentar que no pasaba nada mientras continuaba con su vida frente a nosotros.

Esa misma tarde, salvo Eugene, acudimos a Jerichó. Compramos los materiales que necesitaba Xavier, que no eran precisamente pocos. Entramos en algunas tiendas donde pude ver a Enid de mejor humor, con una sonrisa mientras Miércoles preguntaba cosas o decía frases que arruinaban un poco el momento. En una de esas tiendas, la joven loba se detuvo a observar un vestido precioso que había visto. Xavier y yo avanzamos un poco cuando al mirar al lateral, contemplé uno de los callejones y mis ojos se abrieron de par en par. No podía creerlo, golpeé a Xavier con el codo, haciendo que mirase.

Retrocedimos un poco y le pedimos a Miércoles que se llevase a Enid a alguna tienda, ella nos miró, preguntaba qué ocultamos. Al insistir, ella accedió a regañadientes, se la llevó a un sitio cercano y nos metimos al callejón.

—No puedo creerlo—susurró Xavier—Ajax...¿qué has hecho?.

El joven se encontraba ahí tirado, con jeringuillas por el suelo, algo de espuma en la boca y saliva goteando de esta. Llamamos a una ambulancia mientras veíamos si seguía teniendo pulso. Olía fatal, la ropa estaba sucia y tuvimos que tener cuidado con el gorro. El trozo era tan oscuro y fétido que quería salir de allí cuanto antes.

La ambulancia no tardaría mucho en llegar. El joven presentaba signos vitales pero se notaba que estaba muy débil. Lo subieron tras estabilizarlo un poco en el suelo, necesitaba atención médica urgente. Xavier se mostraba muy afectado pues era muy buen amigo suyo. Yo en el tiempo que llevaba también me había caído bien aunque apenas le había visto por clase, sobretodo desde que sus problemas aumentaron.

Miércoles vino al cabo de un rato acompañada de un policía, al parecer unos indeseables se habían metido con Enid. La joven estaba llorando, cubierta de una sustancia viscosa por su ropa y mirándonos con mucha vergüenza. Yo sentí una gran rabia en mi interior. El agente nos comentó que necesitaba llevarse a Miércoles para declarar, que Enid ya había contado todo pero que estaba con ese nivel de ansiedad que necesitaba descansar.

—Yo la llevaré a mi casa—dije—soy el hijo del agente Mike.

—Ah, cierto. ¿Te haces cargo?—preguntó algo inseguro.

—Sí, mi madre es enfermera y estará en casa, seguro que sabe que hacer en estos casos—respondí—Xavier, acompaña a Miércoles.

Para mi sorpresa, no pusieron ningún pero. Ella me miró y asintió, pidiendo con esos ojos que cuidase de ella. Al separarnos, marchamos a mi casa. La pobre chica no dijo nada en todo el camino, algunos la miraban y tuve que ponerle mi chaqueta para cubrir su ropa sucia. Enid aguantaba los lloros como podía, cada lágrima me dolía mucho y la tomé del brazo, tratando de hacerle saber que todo estaba bien. Unos malditos bastardos habían insultado llamando lobo, perra y más cosas horribles a la chica sin que ella pudiera hacer nada. Al parecer, no era la primera vez que recibía esa clase de insultos. Tenía el pelo algo despeinado, encima Miércoles no había podido estar con ella en ese momento ya que estaba viendo unas cosas de una tienda cuando sucedió y al regresar, vio todo pero estos echaron a correr en lugar de dar la cara los muy cobardes. Por fortuna mi casa no quedaba lejos, llegamos y abrí con las llaves que siempre llevaba a mano cuando visitaba Jerichó por si tenía que recoger alguna cosa.

—¡Mamá!—grité llamándola, sabía que estaba en casa.

No tardó en aparecer, al verme me dio dos besos y me abrazó con ganas. Le dije que no había tiempo para eso, fue en ese momento que vio a Enid.

—¡Cielos!—exclamó—¿qué te ha pasado?.

—Ahora te contaré—respondí mientras la sentaba en una de las mesas del comedor.

Mi madre no tardó en traer el botiquín y yo lo agarré.

—Prepara algún relajante, yo me hago cargo—mi madre que fue a decir algo, se calló al ver mis ojos.

Luego de curarle unas pocas heridas que le habían hecho esos bastardos, le tomé del mentón, ella me miró y agachó la mirada avergonzada. La limpié bien mientras mi madre buscaba algo de ropa limpia. Acaricie la mejilla con cuidado, estaba caliente por las lágrimas y le di un pequeño beso en la frente mientras le decía que todo estaba bien.

—No te preocupes, estás a salvo ahora—ella me dijo que sentía muchas ganas de llorar.

Le di un abrazo mientras ella rompía a llorar en mi pecho. El dolor de ver a una persona tan positiva y buena completamente hundida me dolía demasiado. Mi madre al verme me esbozó una sonrisa y poco después trajo un relajante. Pero primero ella se cambió de ropa que mi madre tenía de mí y le quedaba bien, y se lavó la cara.

—Muchas gracias, por cierto soy Enid, Enid Sinclair—dijo.

Yo le conté todo lo sucedido ocultando lo de Ajax. Pero fue ella quien habló a mi madre sobre su relación y el tema de las drogas. Ella preocupada, la abrazó como a una hija.

—Gracias por cuidar de mi hijo, andaba preocupada, es un normie y la relación del pueblo...bueno, ¿qué te voy a contar a ti?—mi madre no sabía cómo abordar el tema.

—No ha sido nada, su hijo es muy amable. A pesar de sus bromas—los tres nos echamos a reír.

Entonces recordé algo.

—Mamá, ¿papá tiene la escopeta aquí?—pregunté.

—Si, en ese armario—señaló ella.

—Bien—lo abrí y tomé el arma.

—¿Qué vas a hacer?—preguntaron ellas.

—Voy a matar a esos bastardos—contesté firme sosteniendo el arma.

—¡Ah, no, de eso nada. La violencia no es la solución!—me arrebató el arma y discutimos haciendo que Enid pudiera reír un poco.

Después de tomar un poco de la bebida caliente y relajante que preparó mi madre, hice que durmiera en mi habitación una hora y media o así. Hablé con Miércoles, ya habían terminado y regresaban a Nevermore, mi madre nos llevaría más tarde. Así que volvieron antes que nosotros. De paso, con Enid durmiendo, me puse al día con mi madre.

—Ya veo, ten cuidado con esa Miércoles—ella se reía.

—Lo tendré—reinó el silencio un poco—me da pena Enid, una chica tan maravillosa como ella, que ayuda a los demás, que nunca tiene una mala palabra y que desde el primer día me ha hecho sentirme como uno más en el grupo...—golpeé la mesa—¡esos bastardos, si tan sólo la conocieran se darían cuenta de lo buena chica que es!—dije enfadado.

—Mucha gente es así, solamente nos queda esperar que con el tiempo las cosas cambien—dijo mirando su bebida—parece una buena chica.

—Claro que lo és—repliqué.

Pasada la hora que le había dicho a Enid que durmiera, mi madre quiso despertarla pero le pedí que la dejase unos diez minutos más, que seguro estaba agotada. Ella asintió. Y al cabo de dos minutos ella apareció por la puerta, diciendo que se encontraba muy bien, mucho más relajada que antes.

—Tn ve a la tienda cercana a recogerme una cosa por favor—pidió mi madre mientras me daba una hoja con el pedido ya pagado.

—En todo el rato que he estado aquí no me has pedido nada y ahora...—dije a regañadientes aceptando y marchando de casa a por ello.


Punto de vista de Enid.

Tras el incidente, ahora que había dormido tras tomarme la infusión que había preparado la madre de Tn, me sentía mucho mejor. Su cama era muy cómoda y enseguida me quedé dormida, pero sobretodo me percaté de su olor. Por alguna razón, no me disgustaba, la almohada también tenía su fragancia. Lo poco que pude observar de su cuarto debido a mi estado era que estaba ordenado y tenía lo básico para pasar allí algún día.

Cuando desperté, me estiré todo lo que pude y me lave la cara en el baño cercano del segundo piso. El olor a Tn me vino, la persiana bajada para poder dormir y que no me molestase la luz que entraba por el pequeño hueco de la ventana. Me coloqué las zapatillas antes de reunirme con ellos. Me fije en las fotos que tenía sobre la mesa y para mi sorpresa había una que estaba junto a Miércoles y conmigo, era del tercer día en Nevermore. Y la mejor estaba al lado, todo el grupo estaba ahí sentados en una de las mesas en una comida. Miré la hora, ya era tarde y todavía teníamos que regresar a la academia.

Luego bajé las escaleras cuando escuché voces, fui pisando los escalones despacio, sin hacer ruido para poder escuchar, tal vez algún chisme. Pero lo que escuché fue a Tn hablando muy bien de mí, y enfadado con esa gente. Un sentimiento de calidez invadió mi pecho durante el rato que estuve allí. En el tiempo que llevaba en Nevermore, la faceta que había visto de este era la bromista, pero ahora pude comprobar que era un buen chico.

—Claro que lo es—respondió firme cuando su madre dijo que yo era una buena chica.

Sentí como un rubor aparecía en mi cara y tuve que masajear mis mejillas para calmarme. Y al cabo de unos minutos salí a saludar. Luego Tn fue enviado a una tienda. Su madre había lavado mi ropa sucia y agradecí enormemente su amabilidad.

—Por cierto Enid, ahora que estamos ambas solas, no está bien escuchar conversaciones—dijo haciendo que abriera los ojos.

—¿Qué?

—Oh vamos, tengo un buen oído. Pero tranquila, no estoy enfadada. Quiero darte las gracias por ayudar a mi hijo—dijo ella—temía mucho que no se adaptase, ha pasado por mucho en su otro colegio y...bueno, como madre estaba preocupada.

—No es nada, de verdad—comenté sonriente.

Ella me dio su número de teléfono por si necesitaba algo. Entre lo de Ajax y las drogas y lo sucedido, la mujer de nombre Evelyn, tenía conocimientos de psicología. Me ayudaría cuando fuera necesario, me dio un abrazo, lloré un poquito antes de que Tn regresase.

—¿Sabes?, Tn me habla mucho de ti—yo trague saliva. La mujer me contó que hablaba mucho sobre mí y Miércoles.

—Ella es un poco difícil, y tu hijo no para de molestarla—dije seria—¿usted cree que le gusta?—debía aprovechar mi momento de reina de los chismes para saber más sobre él.

—No lo sé, mi hijo tuvo una mala experiencia con el amor en el anterior colegio así que difícil saber si lo ha superado o...¿estás tomando notas?—yo reí un poco nerviosa.

—¿Cómo era Tn?, en el anterior colegio.

No obstante, ella dijo que era un tema que prefería que Tn me contase, aunque por el momento era mejor no tocar pues creía que su hijo aún no lo había superado. Tal vez por eso muestra una faceta suya más bromista y queriendo caer bien a todos.

—Él siempre ha sido así—dijo ella—por favor, proteger a mi hijo. Él no tiene tanta fuerza ni poderes como vosotros.

—Se lo prometo, cuidaré de él—asentí firme.

Tn regresó al cabo de poco con unas cajas, las dejó encima de la mesa, eran unas cosas de Amazon que había encargado ella. Subimos en el coche y tomamos el camino de regreso a Nevermore. Nos despedimos de la mujer al poco de llegar, nos dio dos besos a cada uno y un pequeño abrazo. Se notaba que era muy cariñosa pues me había tratado genial en apenas una tarde que casi me emociono.

—Nos vemos, y ya sabes, cualquier cosa me dices—dijo antes de marcharse.

Tn me acompañó hasta la habitación.

—Tu madre es muy buena—comenté—tienes mucha suerte de tenerla.

—Si, lo sé—respondió.

Recorrimos el resto del camino en silencio. Al llegar, nos quedamos un poco en la puerta y me di cuenta que el cuerpo me pesaba, estaba agotada por lo sucedido esos días. Tn me abrazó, diciendo que cualquier cosa se lo dijera.

—Tn—comencé, tenía que decirlo.

—¿Si?

—Se porque Miércoles me ha llevado a otro lado. Ajax estaba en ese callejón, ¿cierto?—le había calado, lo sabía por su cara—pude olerle y también las sustancias químicas. No quería aceptarlo pero me ha escrito la directora en el coche. Lo van a llevar a una clínica, ha sido expulsado por el bien del resto de estudiantes—sentí mis ojos vidriosos, luego él me abrazó.

—Lo siento, no quería que lo vieras—susurró. Su voz en mi oído me erizó la piel.

Al masajear mi espalda, una sensación de confort recorrió mi cuerpo. Después nos separamos un poco y nos miramos, él sonreía y me miraba con ternura, haciendo que algo dentro de mí diera un pequeño vuelco.

Me dijo que fuera adentro para poder descansar y cambiarme. Asentí y me dio dos besos antes de marcharse. Sus labios eran suaves y cálidos. Lo vi alejarse para ir a su dormitorio, él también necesitaba descansar hasta la hora de la cena.

Cuando entré en mi dormitorio Miércoles estaba con cosa examinando unos libros en busca de algo de información sobre lo que había encontrado, o más bien lo poco que había encontrado, que eran unos símbolos.

—¿Dónde has estado?—preguntó sin mirarme—¿o solamente has estado en casa de Tn?.

—Sí, solamente en su casa, su madre me ha ayudado y es muy amable. Te caería bien—respondí tumbándome en mi cama.

—Ya veo.

En ese momento recordé un chisme.

—Alguien me ha dicho que estuvo en tu regazo un buen rato sin que hicieras nada—ella me miró—¿acaso hay algo qué quieras decirme?.

—Nada, estaba cansada y sin ganas de matar.

Yo para picarla le dije que me recordaba a Tyler.

—No se parecen en nada—dijo.

—Normies, no les pareces espeluznantes...se parecen más de lo que crees—ella me miró con el ceño fruncido.

—Duerme, es bueno para el cerebro—comentó—y por lo que he visto yo parece que te gusta.

—Me parece un buen chico, creo que deberías dejar de desconfiar de él.

Estuvimos así un buen rato hasta que finalmente lo dejamos en un empate. Sabía que él único que podía cambiar las cosas era Tn, aunque estaba muy agradecida con él por todo lo que había hecho en el poco tiempo que llevaba allí y a su madre, quien me estuvo escribiendo durante un rato para saber como me encontraba.

A la mañana siguiente, mientras desayunaba algo más animada, Tn me pidió que fuera con él a la heladería esa que tanto me gustaba.

—Pero tendremos que esperar hasta mañana—dijo mirando la reserva—en serio, ¿qué tiene esa heladería?—preguntó viendo la cantidad de reservas.

—¡Los mejores helados del mundo!—exclame feliz.

Estuvimos viendo fotos de los tipos de helados hasta las clases. Resultaron tan aburridas que el pobre Tn se dormía a ratos sueltos, se ve que apenas había dormido un poco después del día de ayer. Xavier me contó que estaba muy cabreado por el tema de esos, cosa que me hizo sonreír al saber que se preocupaba mucho por mí y no sólo cuando estaba yo delante. Me gustaría conocer qué le pasó en el colegio y sobre ese amor, no por chismosa, sino por amiga, o puede que fuera por ambas cosas.

Esa misma tarde en el patio, él llegó y sin decir nada se tumbó sobre mi regazo alegando que estaba muy cansado. Miércoles no estaba allí, esa era su excusa.

—¿Quién ha dicho que puedas hacer eso?—pregunté fingiendo enfado.

—Nadie, pero dormiste en mi cama, pues yo duermo aquí—con todo su morro se acomodó en mi regazo y me puse algo roja.

Cuando quise decirle algo tras pensarlo un poco, me fije que estaba completamente dormido, se había quedado sopa. Le acaricie un poco el cabello para ajustarlo cuando abrió los ojos un poco, se notaba que tenía sueño. Alzó la mano y tocó mi rostro.

—Me alegra poder ver de nuevo tu sonrisa—susurró haciendo que me pusiera aún más roja—no quiero verte mal—otra vez dormido.

Miércoles vino al cabo de un rato con Xavier y Eugene, al vernos, me preguntaron en voz baja que pasaba y yo les indiqué que estaba dormido. Miércoles que normalmente aprovecharía la ocasión, dijo que le dejase dormir. Yo sabía que en el fondo se llevaban bien, mucho mejor de lo que mostraban.

Despertó al cabo de un rato y me pidió perdón por eso, yo le dije que estaba bien. Miércoles interrumpió el momento.

—Me prometiste una tarde con el forense—dijo fría—¿vamos a ir o no?.

—Claro, dame unos minutos que me quite el sueño y podemos ir a Jerichó. De paso me cuentas la historia de Crackstone y la batalla contra él—ella asintió, pero sabía que era porque le producía cierta alegría contar como mató a ese asesino.

Nos despedimos de ellos en la entrada cuando subieron al autobús. Al irse, Xavier me preguntó algo que me pilló de sorpresa.

—¿Te gusta Tn?—yo le dije que era un buen amigo—¿pero te gusta?.

—No, ahora mismo necesito desconectar del amor. Después de lo de Ajax...pero quién sabe en un futuro, quizás acabe junto a él. Ya conozco a su madre—contesté guiñando un ojo.

Después de esa pequeña conversación donde Xavier quería sacarme los colores, regresamos al interior de la academia y me fui con Yoko a hablar de unos chismes que había escuchado, era una de mis fuentes más fiables.


Continuará...

Bueno gente, sin duda es el capítulo más largo que he escrito hasta la fecha. Espero que les haya gustado mucho :D

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