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—¿Qué es esto? —la mirada del pelirrojo sobre los ojos de la chica era intensa— Esas torres...son muchas y gigantescas...¿De dónde demonios vienes? 

—Son edificios Sr. Diluc, y es muy normal que los hagan tan altos...Mm...Mira ese árbol —señaló el árbol más grande a su vista. Diluc asintió— la mayoría son de altos mínimo lo de ese árbol tres veces, hacia arriba obvio. Y dentro de la mayoría vive gente. Familias enteras.

Diluc estaba más que impresionado. —¿Tienes más...fotografías en esta cosa? Necesito ver más el lugar de donde vienes... —cuestionó, aún le sorprendía que el dichoso celular pudiera tomar fotos, que al parecer pudiera guardarlas y encima todas a color.

La chica asintió. Ambos se sentaron en el pasto y comenzó a enseñarle más imágenes. La mayoría de paisajes (no necesariamente naturales) que le gustaban y por lo tanto tenía fotos de ellos.
Y otras varias selfies en las que se alcanzaban a ver claramente partes de la ciudad. Porque claro, para que se viera mejor hacía zoom —cosa que también sorprendió al pelirrojo—.

Luego de un rato, Diluc había sacado una conclusión.

—Pareciera que...vienes de otro mundo. —comentó. La chica se tensó— Dime, ¿Cómo llegaste aquí?

—...Te seré sincera por completo...lo último que recuerdo haber hecho fue salir de mi casa en medio de una tormenta para buscar velas, es que debido a la tormenta se cortó la electricidad. El punto es que...en medio de la calle recuerdo que oí un trueno y una luz se aproximó a mi, lo más lógico es que me haya caído un rayo...

—¡¿Un rayo?! Mm...

—Si, bueno...creí que lo del rayo fue un sueño, y pensé que esto también lo era...pero me estoy dando cuenta que no... —dijo viendo que una abeja la había picado en el pie. Le salía un poco de sangre, sentía dolor en la zona, más no despertó del supuesto sueño. Lo cual no tendría sentido si todo eso fuera un sueño...ya que si lo fuera no sentiría dolor en primer lugar.

—Entiendo... —se le veía pensativo— Y...¿Será que tienes una visión? —se preguntaba él.

—¿"Visión"? —repitió con duda ____.

Diluc comenzó a explicarle brevemente qué era una visión, además de que le contó un poco sobre cómo funciona Teyvan.

—Así que arcontes, que son dioses básicamente...Jaja que curioso, yo soy atea así que no creo en Dios, pero...es interesante. —mencionó ella rascando su nuca con pena— ¡Pero me llaman mucho la atención las mitologías! Ya sabes, las historias de dioses Griegos, Nórdicos, o también la Biblia...

Diluc con cada palabra parecía más confundido.

____ bufó. —Luego te explicaré, ahora cuéntame tú.

—Como sea, aquí es imposible no creer en ellos ya que se hacen presentes y gobiernan cada uno sobre su nación...excepto por Barbatos, aquí que es la nación del viento, es conocida por ser la nación sin Dios, o por ser libres...el punto es que todos saben que existen, aunque eso no significa que todos los acepten.

—Ya veo...Entonces sobre las visiones, ¿Tú tienes una? —ladeó la cabeza curiosa.

—Ah sí, mi visión es pyro. —mencionó mostrándola— te enseñaría ahora mis ataques con mi visión pero acabaría quemando el bosque, así que no.

—Woah que bonita —halago la chica— Ojalá yo también tuviera una, sería como una película de fantasía.

—Tonta. Puedes revisar si es que tienes una. —le dijo mientras se levantaba del suelo y extendía su mano para ayudar a la chica a pararse también.

—Si si —dijo ella, aunque en realidad no tenía expectativas, nunca ganaba nada y mucho menos creía que un Dios le regalaría algo.

Se quitó su abrigo azul y lo iba a dejar en el suelo, de no ser porque el pelirrojo volvió a extender sus brazos, ahora para sostener la prenda.

No hizo falta buscar, ya que en cuanto ____ hizo un leve movimiento Diluc alcanzó a ver su visión.

Estaba abrochada a su falda, en su costado izquierdo de su cintura. Aunque se cubría un poco con la sudadera holgada.

Enseguida él le avisó que si tenía una, cosa que que dejó más que impresionada a la chica.

—¡¿T-tengo una visión?! —la agarró en manos y la miró atenta— ¡Ahh que tan más bonita es! ¿De qué es Sr. Diluc?

—Anemo. —por la expresión de la joven pudo deducir que no recordaba cuál elemento era Anemo— Viento para que entiendas mejor.

—¡¡Oh genial!! —entonces soltó una leve risita— pensé que por el rayo que me cayó ese sería mi elemento...aunque en primer lugar ni siquiera pensé que conseguiría uno.

—Mm... —él puso su mano en su barbilla, pensativo— Ahora que lo pienso es extraño que hayas conseguido una...pero mejor no le demos tantas vueltas. Ahora quiero que me acompañes.

—¿Eh? ¿A dónde? —ladeó la cabeza.

—Te llevaré con ciertas personas para ver qué hacemos con tu caso, ¿O acaso planeas quedarte aquí para siempre?

—Hump, claro que no, solo me da curiosidad... —comenzaron a caminar rumbo a la ciudad de Mondstadt —aunque la chica aún no lo sabía— y ella ya se había vuelto a poner su abrigo.

Durante el camino estuvieron platicando, o más específicamente, Diluc le hablaba de Mondstadt e igual le decía lo poco que sabía de las otras naciones. Causando en ____ curiosidad y ganas de recorrer todo Teyvat.

En cuanto estuvieron más cerca, se alcanzaban a ver los molinos de viento.

«Todo esto es...tan increíble» pensaba ella.

Y entre más se acercaban a la ciudad la chica más se emocionaba.

Cuando por fin estuvieron frente al gran puente de piedra la joven ya no pudo contener su emoción.

—¡Esto parece como sacado de un cuento! —exclamó extendiendo sus brazos y sus ojos brillaban, parecía una niña pequeña— ¡Sr. Diluc no dijo que todo era tan genial!

Diluc solo arqueó una ceja con confusión, hasta que finalmente habló. —Supongo que para mí es muy normal, así como para ti esas to- edificios...

—Hump, tiene sentido. ¿Pero cómo entraré yo? ¿Seguro que ningún policía me detendrá?

—¿"Policía"? —puso su mano en su barbilla, pensativo— Será que te refieres a los caballeros ¿No?

—¿"Ca-caballeros"? —repitió con el ceño levemente fruncido, estuvo así unos segundos, hasta que su rostro se iluminó y parecía que había flores a su alrededor— ¡Todo es tan fantástico!

—Si claro, lo que tú digas. —se limitó a decir el pelirrojo— Como sea, no te preocupes por eso, después de todo vienes conmigo.

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