Un Monstruo del Pasado


El silencio que predominaba en aquella casa junto a la playa estaba poniendo bastante nervioso a Greg Universe. Había escuchado que la puerta de la entrada a los cuartos de las gemas se había abierto y había optado por acercarse con cautela hacía ella.

Para su sorpresa, la puerta se encontraba abierta y se dejaba ver parte del inmenso cuarto de la pequeña gema púrpura.

Greg se acercó a la entrada y se asomó – vaya que si tiene basura aquí, y de la buena – pensó el hombre mientras envidiaba varios de los muchos objetos que alcanzaba a ver en las interminables montañas de baratijas.

-Alguna vez le pediré permiso para curiosear su cuarto –seguía mientras  por un momento pensó en gritar el nombre de Amatista, pero era obvio que no había nadie.

-Esto no me da buena espina, ellas no dejan las puertas de este lugar abiertas así porque sí – pensó, así que retrocedió unos pasos sin dar la espalda a la entrada, una vez a cierta distancia, dio media vuelta y salió de la casa.

Se detuvo un momento pensativo en el pequeño balcón, era demasiado extraño que no hubiera nadie -Mejor vuelvo con Jasper y regreso más tarde – y procedió a bajar las escaleras para dirigirse rumbo donde había dejado a la gran gema naranja.

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No había avanzado mucho cuando los dolores latentes de los días pasados le recordaron que ya no era un jovencito

-He estado haciendo demasiada actividad física en estos días – dijo algo agitado por la pequeña carrera que llevaba.

 – Y eso sin contar que debo tener lesionados algunos huesos del cuerpo –pensó llevándose una mano al pecho- apenas termine esto iré al médico, lo prometo- se dijo a sí mismo tratando de convencerse, pues nunca jamás le gustó ir a hospitales.

Mientras se obligaba a avanzar miró de pronto al mar y al cielo y se dio cuenta de que había mucha calma; las nubes de tormenta que anteriormente notó se habían desvanecido. Frunció un poco el ceño y se obligó a ir más rápido.

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No llevaba mucho tiempo corriendo sobre la arena cuando diviso a lejos que alguien se acercaba.

-¿Pero quien...?- se preguntó aguzando la mirada.

No tardó en caer en cuenta que las pequeñas figuras que venía hacía a él eran nada menos que Amatista y Perla; pero algo no le gustó. 

Venían de la dirección donde había dejado a Jasper.

-Oh no- exclamo deteniéndose un segundo. Luego apresuró el paso.

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Sus grandes puños atraparon arena al cerrarse mientras sus rodillas resbalaban hacia adelante en un esfuerzo máximo por ponerse de pie. Sin embargo, solo consiguió quedar hincada sobre sus talones con la cabeza hacia abajo. Todo le zumbaba, la espalda le ardía, el cuerpo le provocaba dolor.

Jasper entre abrió los ojos y vio la arena, luego, a lo lejos, escuchó el mar.

-Te aseguro que si hablo con ellas lo entenderán-

Pareció escuchar nuevamente, en su cabeza, la voz de él llena de esperanza,

-Puede que creas que son malas personas pero una vez que las llegas a conocer, te darás cuenta de que no es así...-

-Gre-eg- dijo pesadamente Jasper mientras levantaba la cabeza hacía el cielo y sus brazos caían pesadamente – no...puedo...más-

-Perdóname- dijo y su cuerpo comenzó a titilar- Jasper sintió que dejaría su forma física en cualquier momento.

A lo lejos, como voces salidas de grutas le pareció volver a oir las palabras de aquella perla rebelde y la amatista defectuosa.

-Greg está en peligro...hay gemas corruptas sueltas...si lo encuentran, lo pueden matar...

Matar...

Matar...

Lo puede matar...

-¡NO!-

Y la gran gema volvió a cerrar sus poderosos puños en la arena apretando mientras esta escapaba por los lados.

-¡AÚN NO!-

Puso una mano en el suelo y coloco un pie firmemente,

-¡AAH!- gritó al levantarse consiguiendo erguirse totalmente.

Estuvo inmóvil un momento, luego sacudió su blanca melena. Sintió las gemas de Zafiro y Rubí en su pecho.

-Aún no- dijo y comenzó a caminar con cierta premura hacia donde se había ido Greg y las otras dos gemas. Debía encontrarlo, por lo menos verlo una vez más antes de que su agrietada gema de dividiera, y ella dejara de existir.

 A varios metros de allí...

-¡Greg estas bien!- exclamó una emocionada Perla una vez que estuvieron lo bastante cerca.

-Viejo estábamos preocupadas por ti, desapareciste por días. ¿A dónde fuiste que no invitaste?- complementó Amatista dándole una leve palmada en el brazo y guiñándole un ojo mientras sonreía.

-¿Vienes del templo?... ¿No viste... ninguna gema corrupta allá?- le pregunto Perla con cierta ansiedad.

Grege trataba de recuperar el aliento mientras buscaba responder de la manera más rápida posible.

-SI...uff... vengo del templo- agarró otro poco de aire – y no, no vi ningún monstruo, pero, más importante que eso- continuó el hombre esta vez viéndolas con seriedad- de casualidad... no encontraron a... vieron a...-

Y Greg no pudo terminar la pregunta, Perla lo empujó hacia atrás haciéndolo caer mientras invocaba su plateada lanza colocándose en guardia. Amatista de igual forma se colocó en posición de combate generando su látigo.

Greg iba a protestar pero al mirar hacia el mar se le fue la voz de súbito.

Del océano, un enorme monstruo con forma de gusano de unos 3 metros de ancho y unos 8 o quizá más metros de largo se dejaba ver enfrente de las gemas. Por la parte de abajo era color crema, por la coraza superior rojo carmín.

De los costados del ser, lentamente comenzaron a salir una serie de enormes patas bastante largas que le daban un aspecto amenazador. Se alzaba sobre sí misma como si fuese una cobra, pero su aspecto era más como de un insecto. Dos enormes ojos rojo brillante y un par de tenazas que se abrían horizontalmente en lo que debía ser la boca completaban su ancha cabeza.

Lanzó de pronto un chillido ensordecedor.

Instintivamente Greg retrocedió con temor pero sin dudar que las chicas podrían hacerse cargo. A pesar de lo imponente que se manifestaba la bestia, Greg sabía que un día sí y un día también sus amigas enfrentaban a este tipo de entidades, y siempre ganaban. No debía haber problemas.

¿Verdad?

El monstruo chillo nuevamente y lanzó un golpe con tres de las patas de su lado izquierdo apuntando a Perla y Amatista.

Perla brincó hacia atrás dando un golpe con su lanza que pegó en las patas de la bestia. Amatista brincó alto esquivando y lanzó su látigo para enrollarlo en una de las tenazas de la boca, tomar impulso y conectar una patada en medio de los ojos de la gema corrupta.

Está patada entró de lleno y Perla aprovecho el movimiento de Amatista para conectar una estocada al centro del monstruo en donde se dejaba ver una gema brillante y pequeña en el pecho.

Sin embargo, a pesar del golpe de la purpura el monstruo esquivo a la derecha lanzando un poderoso golpe con tres de sus patas abanicando violentamente hacía arriba.

Perla no esperaba que el monstruo fuera tan rápido y recibió el impacto de lleno provocándole heridas en ambas piernas y en el pecho, saliendo disparada playa adentro. Greg fue inmediatamente a ver como estaba la blanca.

Amatista había quedado en mala posición debido al rápido movimiento de la gema y trato de girar para recuperar el equilibrio.

Sin embargo, había quedado cerca de las fauces del monstruo después de la patada y la gema morada sintió de pronto el cuerpo pesado. ¡La bestia le había escupido una especia de masa negra que aprisionaba sus piernas y evitaba que se moviera con facilidad!

-¡Que diablos es esto!- exclamó la morada cayendo pesadamente en la arena.

El monstruo por primera vez se paró en todas sus patas dándole un aspecto de una asquerosa, alargada y gorda araña de patas largas.

Se acercó a Amatista (la cual como un gusano trataba de alejarse) dispuesta a cortarla a la mitad con sus fauces.

-No, no, ¡noo!- exclamó la purpura mientras trataba de liberarse.

De pronto desde el cielo, la morada alcanzó a divisar algo. Agarrando su lanza con las dos manos, Perla había dado un gran salto y se preparaba para dar una profunda estocada en la nuca del animal. Levantó su lanza con las dos manos y mientras caía dejó ir todo su peso en el golpe.

Amatista sentía el fétido aliento de la bestia en su cara, acercando sus tenazas cada vez más. Pero no se movió esperando el golpe de Perla.

La blanca impacto la nuca del monstruo con efectividad, pero no se quedó allí mucho tiempo, aprovecho que en el chillido el monstruo hiciera por quitarse la lanza, para bajar y llevarse a amatista lo más lejos posible.

-¡Que haces P! ¡ Hay que acabarla ahora!-

-¡No es tan fácil- dijo Perla agitada – esta bestia es muy fuerte.

-Pero que dices P, si ya la has herido-

-No lo suficiente, la lanza no entró lo suficiente como para herirla seriamente.-

Amatista noto seriedad en el rostro de la blanca y comenzó apuradamente a quitarse la baba negra que le había tirado la gema insecto encima.

Greg se acercó a ellas corriendo.

-¿están bien chicas?-

No- respondió la blanca sin perder de vista a la gema corrupta que se sacudia a lo lejos – necesitamos a Garnet, y a Steven.

-Pero Perla, yo creo que podemos detenerla, formemos Ópalo y acabemos con esto- dijo Amatista sonriendo mientras se quitaba los últimos restos de la masa negra de sus medias.

-Es imposible- dijo Perla cerrando los ojos un momento para luego abrirlos súbitamente y mirar a Amatista- a esta bestia la derrotamos haca ya miles de años Garnet... Rose y yo.-

-La...la realidad es que quien la dominó fue Rose –dijo apretando un poco los labios – hubo muchos problemas para capturarle debido a que la subestimamos –

- ¿Qué quieres decir P?- preguntó Amatista con algo de preocupación en su voz.

-El chillido de esta bestia a ciertas intensidades, tiene la capacidad de deshacer fusiones. Peleamos separadas hasta que logramos agotarla. Rose la logró cortar con su espada-

A lo lejos, el monstruo trataba de quitarse la lanza plateada de la espalda. Al no poder hacerlo, comenzó a arquear la espalda con fuerza arqueándose una y otra vez, hasta que la expulsó.

Greg, Perla y Amatista se quedaron inmóviles.

El monstruo gruñó, les volteo a ver y lentamente se fue acercando caminando en todas sus patas.

Perla y Amatista se pusieron de pie.

-Aún así, tenemos que detenerla P-

Casa del templo...

Lejos de allí un joven de camiseta roja entraba por la puerta de la que había sido su casa desde hacía ya varios años.

-¡Perla! Amatista! Garnet!- gritó entrando rapidamente con cierto ánimo.

Sin embargo por respuesta, el silencio se dejó sentir.

El niño venia de casa de su amiga Connie con la que había pasado la noche en una pijamada (la última según sus padres pues ya estaban grandes para ese tipo de cosas).

Gracias a su carácter había ocultado la realidad de lo que sentía; estaba bastante preocupado por el paradero de su padre, y la ansiedad no lo había dejado aún.

Steven reviso la casa pero, al no encontrar a nadie, se volvió sobre sus pasos y salió al balcón, se apoyó en la baranda de madera viendo hacia el mar en donde estaba cayendo poco a poco la tarde.

-¿Dónde estás papa?-

Se cuestionó el pequeño para luego apoyarse sobre sus manos con un semblante de seria preocupación dejándose por un momento, perder en sus pensamientos cargados de ansiedad.

Pero ese día no había tiempo para muchas reflexiones. De pronto, se escuchó un fuerte estruendo que sacudió la tierra y lo sacó de todo ensimismamiento.

-¡Que diab...!- exclamó el joven, para luego voltear a ver a todos lados, bajar las escaleras y salir corriendo hacia la playa.

Una vez allí notó con preocupación que del lado izquierdo, bastante lejos una pequeña columna de humo se elevaba con premura hacía el cielo.

Sin pensarlo más y sinceramente asustado, se dirigió a toda velocidad hacia donde se elevaba la pequeña columna.

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Amatista, en su forma giratoria, se movía alrededor de la bestia para distraerla mientras Perla, con una lanza en cada mano, atacaba el costado que estuviese desprotegido con un elegante y certero giro. 

En más de una ocasión había logrado golpear con firmeza la acorazada piel del monstruo pero el daño no parecía afectar ni la velocidad ni la bravura de la gema corrupta. Era exactamente como lo recordaba miles de años atrás. Y eso le empezaba a despertar miedo.

Flash Back

-¡Perla cuidado!- gritó una Rubí que, con un puño cubierto con un guantelete rojo, se acercaba a una Perla que acababa de ser derribada por un monstruo terrible.

-¡No puedo! – Contestó Perla poniéndose de pie apoyada en una lanza – ¡es como si no le hiciera nada!

- Lo sé – contestó la pequeña roja – Mis golpes igual no parecen afectarle, si Garnet estuviera aquí haríamos polvo a ese monstruo, pero no podemos... –

De pronto la gema insecto salió de la tierra extendiendo sus largas patas sobre la blanca y la roja, quienes sorprendidas ya no alcanzaron a reaccionar.

-¡Perla! ¡Rubi! – gritó de pronto una voz que se dejaba caer desde el cielo –

-¡Dejen que yo me encargue!-

Fin del Flash Back

La bestia sacó de sus pensamientos a la blanca gema al pegar un chillido tan espantoso que paralizó a todos en la playa. De pronto comenzó a agitarse, a convulsionar y a moverse erráticamente.

-¿Qué...que es lo que pasa P?- pregunto Amatista alejándose un poco de la zona del insecto.

Perla, en realidad, no sabía a ciencia cierta que estaba ocurriendo.

-Quizá, quizá hemos logrado lastimarla, ¡ataquemos ahora que no tiene defensa! – dijo buscando aprovechar el desconcierto de la criatura.

¡De acuerdo!- devolvió la morada y con nuevos bríos se prepararon para atacar.

Amatista giró y cuando obtuvo cierta velocidad se frenó dando un certero y largo latigazo, la bestia se estremeció y lanzó un golpe fuerte pero errático con tres de sus largas patas contra Amatista, quien tuvo tiempo de esquivar. Eso le dio a Perla la abertura que necesitaba y,  dando giros y piruetas que le daban velocidad,  apuntó a una de las uniones de la coraza del animal logrando, increíblemente para ella, meter su lanza hasta la mitad en el costado de la bestia.

Amatista volvió a atacar enredando su látigo en una de las enormes patas para sostenerla

¡Ya la tenían!

¡Estalla maldita cosa! – dijo Perla esperanzada empujando aún más su lanza.

-¡Ya casi!- gritó la púrpura.

-Ya la tienen- Pensó el hombre de la barba quien a cierta distancia observaba la pelea. Greg, en el fondo, quería ir a ver como se encontraba la gran gema naranja pero no podía abandonar a las chicas a su suerte; si una de ellas volvía a su gema, él podría rescatarla.

-Jasper- pensó amargamente el hombre - si te quedaste con Garnet y no la convenciste de tus nuevas intenciones... no...no quiero pensar lo peor-

Mientras, en la batalla,  Perla logró enterrar su lanza entró hasta ¾ de su totalidaden la bestia. Justo en ese momento, sobrevino un brillo amarillo-dorado que partía de la gema corrupta y se fue expandiendo hasta cubrirlo todo.

-¡¿Qué está pasando?!- gritó Amatista.

-¡No sé!-contestó bastante preocupada la blanca.

Luego se sobrevino una fuerte explosión.

Una columna de humo se levantó.

Cuando el estruendo cesó, no se podía ver casi nada y la arena caía como fina lluvia.

Greg se puso de pie con algo de dificultad quitándose arena del cuerpo. Apenas se sintió centrado, empezó a buscar a las gemas entre el humo.

-¡Perla! ¡Amatista!- gritaba el hombre dando pasos poco seguros.

Caminando se topó casi por suerte con la morada que estaba en el suelo con moretones y rasguños por todo el cuerpo, estaba, de hecho, inconsciente. La tomó entre sus brazos y la alejó de la zona de explosión para luego regresar a buscar a la blanca.

El humo se empezaba a disipar, Greg notó que el impacto del estallido le había regresado el dolor en todo su esternón. Se llevó una mano al pecho y volvió a jurar ir a un hospital apenas esta aventura terminara. Si es que terminaba bien.

Sus pensamientos comenzaban a divagar entre el fuerte dolor, Jasper y una jeringa de hospital cuando detrás de una duna, logró ver entre la arena y el agua, a la delgada gema. Se acercó y la encontró en terrible estado, la tomó en sus brazos y corrió a alejarse pero cuando apenas llevaba unos pasos, una gran sombra se le puso enfrente.

-no puede ser- dijo el hombre sorprendido y un tanto resignado – tu deberías estar en tu gema...

El monstruo chillo despejando de golpe el humo que ya había logrado una columna sobre ellos.

Entonces, cuando el humo se disipó de esa manera tan súbita, Greg notó que la bestia había cambiado. Y mucho.

Las largas patas ya no estaban y la coraza que le cubría y que le daba aspecto de gusano o araña alargada había pasado a ser un cuerpo estilizado, como de una enorme felino o canino de color crema y parches cafés, con una melena rojo carmín, su rostro, que sobresalía de la melena, ya no parecía el de un insecto, tenía una enorme boca con dientes filosos, agudos y largos. Y un solo ojo de esclerótica roja con pupila blanca. Larga y vertical que lo miraba fijamente.

La bestia gruñó. Greg bajó a Perla lentamente y la puso tras de él. No podía hacer nada más realmente. La gema corrupta estaba a menos de un metro y medio de él.

A pesar de que desde hacía tiempo sentía su vida vacía y sin objetivos, en ese momento, viendo el rostro de la muerte tan cerca, pensó en que su hijo, aún pequeño, lo necesitaba. Sintió que su vida aún no debía terminar. Aún le quedaba mucho, mucho por vivir...con una gema de guerra hermosamente atigrada.

Un ser que cualquiera que los viera se reiría del hombre viejo que iba con ella...pero si ella era feliz, que importaba lo demás.

No quería morir, quería enseñarle el mundo como es ella realmente y enseñarle a ella que en el mundo había mucho más cosas que solo la guerra y la venganza.

Para verla degustar las comidas. Para hacerla reír y hacer que se olvidara del tortuoso mundo del que venía.

No quería morir por que en el centro de su pecho había brotado un sentimiento que él no podía aún nombrar.

La bestia, al ver que su presa no se movía y no mostraba temor dudo un poco moviendose levemente de un lado a otro.

Pero al final, la ferocidad ganó, lanzo un potente rugido que le movió a Greg el pelo.

-G..Greg...-se escuchó levemente a espaldas del rockero –hu...ye-

-No tiene caso Perla, no soy veloz y si me muevo me atacará...o a ti y luego a mí. Así que voy a gritar para llamar su atención y cuando me ataque, huye tú, que si eres rápida-

Perla quiso decir que no. Quiso levantarse, tomar a Greg y escapar por un lado pero, simplemente no podía; todo el cuerpo le dolía terriblemente. Ella, si pensaba de forma egoísta, podría salvarse nadando mar adentro. Pero, aunque le doliera aceptarlo, no podía salvar a Greg.

Y el hombre entendió que la blanca había comprendido la situación y extendió los brazos,  sonrió y dijo suavemente.

-Lo siento de verdad Steven, mi niño...

-...lo siento de verdad Jasper, por prometerte cosas que no pude cumplir.

El monstruo se acercó un poco más y fue cuando Greg gritó:

-¡¡Qué esperas, ven por mi bestia!!-

-¡¿Me hablabas?!- se oyó una potente voz de alguien del lado derecho.

Greg vio un enorme bólido blanco que zumbaba de tanta velocidad acercarse hacia él para luego girar hacia el cuerpo del monstruo y, antes de impactar, deshacer el bólido para mostrar a la enorme gema naranja con su casco invocado dispuesto a golpearel centro de la gema corrupta, ambos puños fuertemente cerrados, una rodilla adelante y la otra distendida con toda la intención deponer todo su peso en ese golpe. Era como un tigre emboscando a su presa.

-Jasper...- dijo Greg extendiendo su mano hacia ella. 

Lo que vio fue una fracción de segundo, pero fue suficiente para ver que estaba terriblemente lastimada. Era seguro que había peleado con Garnet.

Jasper impacto el costado de la bestia y ambas gemas salieron disparadas varias decenas de metros del impacto, la naranja puso toda la energía que le quedaba para enterrarla en la arena y cimbrar el cuerpo de la bestia. Simplemente sabía que no habría un segundo golpe. O la reventaba o morían. Moría él.

-¡¡No..va...a morir!!- y metió toda la presión de su cuerpo en el rombo que era la punta de su yelmo. Jasper brillaba.

El golpe fue brutal, el estruendo ensordecedor. La bestia fue arrastrada y enterrada en la arena con jasper clavada en su costado.

El monstruo chillaba de dolor. Jasper comenzó a parpadear y por ende a perder fuerza. Poco a poco ambas se detuvieron. Jasper cayó en vuelta de campana, a tierra. Los parpadeos de su cuerpo eran cada vez más fuertes y frecuentes.

¡¡JASPER!! – Grito Greg al ver a la gema atigrada caer pesadamente mientras su cuerpo fallaba. Inmediatamente corrió hasta donde estaba la gema mientras colocaba una mano en su adolorido pecho. La costilla lesionada le estaba generando fuertes punzadas. Pero hoy no se detendría por eso.

Cuando llegó al lugar donde finalizó el impacto se acercó con cautela a la gran gema, la cual estaba boca abajo.

-¿Ja...Jasper estas bien?- pregunto mientras lentamente la tomaba del hombro. Ella estaba ardiendo, su cuerpo estaba demasiado caliente.

-Le ha ejercido mucha presión a su gema- pensó el hombre

Lentamente y con mucho cuidado la giro para colocarla boca arriba y alarmado noto que la gema en su nariz tenía poca cinta pegada y que la parte de en medio comenzaba ya a salirse de su lugar.

-No-

Ella abrió los ojos dejando ver el dorado de su pupila y sonrió muy levemente

-i...idiota...por...poc..poco...te... matan-dijo con dificultad-

-No pasó gracias a ti, me salvaste- le sonrió- eres un héroe ¿ya ves?-

-je- repuso ella con más intento que energía–tú también... me has salvado a mi-

 Jasper sintió un fuerte dolor en el pecho y cerro los ojos mientras apretaba los dientes.

-¡Jasper!- exclamó el hombre del cabello largo mientras tomaba el rostro de la gema naranja, ahora calmado, las facciones diferenciaban tanto de la gema de guerra, que Greg no podía creer que fuesen la misma.

Acarició su mejilla.

Ella respiro un par de veces, y trato de tranquilizarse.

-Prométeme –dijo ella pausadamente-...pero prométeme...que iremos... a acampar o...otra vez-

Luego, la voz de ella se quebró.

-Nunca...nunca hice nada más hermoso en mi vida que acampar- y grandes lágrimas salieron de aquellos ojos almendrados, de aquella gema de lucha a punto de desaparecer.

-Quiero volver a hacerlo –dijo entre sollozos mientras cerraba los ojos, su voz quebrada denotaba tanta tristeza como frustración y quizá, algo de ira por desear cosas para sí misma, demasiado tarde.

-¡Tenias razón!, no tenía... ni idea de lo que era ser realmente feliz – las lágrimas no pararon en ningún momento.

Greg acarició su rostro nuevamente.

-Y aún hay muchas cosas que podremos hacer. No te rindas. Iremos a acampar, es una promesa-

Eso era lo que Greg deseó responderle a la gema naranja, pero no pudo. Antes de poder hacerlo, detrás de ellos, la enorme bestia en forma de pantera se había puesto de pie. En todo ese momento Greg no había reparado en que el monstruo no había explotado.

Fue una estupidez de su parte.

-¿Qué... pasa Greg? –pregunto Jasper, quien de inmediato notó la figura detrás de ella. Su rostro cambio de semblante volviendo a mostrar esa fiereza tan propia en su naturaleza. Sus grandes colmillos, sus ojos acechantes. Ya no le importaba morir, debía salvar a Greg a costa delo que fuera.

Y con esto en mente se giró dejando a Greg a sus espaldas, sosteniéndose en una rodilla y una mano en la arena.

El monstruo preparó su enorme zarpa llena de garras para dar un golpe mortal.

Greg, sabiendo que podría ser el final abrazó a Jasper por la espalda colocando sus brazos en el cuello de la gema, quien con una rodilla en el suelo le quedaba a su altura.

Ella sintió un calor en su pecho pero igual un espantoso temor.

-¡Vete!-

-¡No sin ti!

-¡Nos va a matar a los dos!

Y Greg, sopesando su pasado, presente y futuro, no tuvo pizca de duda cuando le gritó

-¡Que así sea!

Y el tiempo se sumergió en agua cuando esas palabras tocaron el aire. Vio el rostro de él pegado a su hombro. Vio a la bestia preparando el golpe mortal y vio también que si hacía por atacar o esquivar, su gema se haría trizas y Greg quedaría al descubierto.

Fue entonces que, encerrada en tan pocas posibilidades, reunió el coraje que siempre la determinó, mirando a la bestia directamente a su único ojo, le lanzó una amenaza:

-¡Hazlo! ¡Pero mátame maldita bestia, porque si me dejas con vida, te pulverizare!-

Y no quitó la vista de su enemigo, mientras protegía a Greg con su cuerpo.

La bestia lanzo el mortal golpe, Jasper puso posición de defensa cubriéndolos con sus brazos a forma de escudo para ambos.

Antes de que el golpe llegara, la gema atigrada de pronto sintió algo que no esperaba; sobre su rostro sintió las dos manos de Greg, tomando su gema y sosteniéndola firmemente con ambas manos. Quiso quitarlo, pero ya no había tiempo para más.

El golpe de la fiera fue contundente. Rasgo el brazo izquierdo de Jasper moviéndolo y haciendo que el golpe entrara de lleno en sus costillas, pecho y parte de su cara. Lanzando a ambos a varios metros de distancia.

Cayeron pesadamente.

Jasper, quien creía que desaparecería con el impacto, con cierto terror notó que todo el golpe de la caída, había sido absorbido por Greg. Pues jamás le soltó su gema y se había mantenido en su espalda al caer.

En pocas palabras, amortiguo su caída. Se separó y se giró quedando encima de él.

-Greg- dijo Jasper con preocupación- ¡GREG!-

-¡Aaah! Definitivamente... iré a un hospital...- exclamó el hombre abriendo los ojos y respirando con dificultad.

-Idiota, por qué haces esto, huye mientras...-

Entonces la gema de guerra Jasper, en ese instinto latente que la define, sintió que una enorme fuerza se disponía a dejarse caer con todo su peso sobre ellos.

También se dio cuenta que ya no se podía levantar ni mover. Ahora sí, ya no había nada que hacer.

Entonces miró nuevamente al humano que le había enseñado un mundo nuevo a través de un mundo de diferencias, y decidió que lo protegería hasta el final. Y realmente sintió que no habría mejor final que morir por alguien por que quieres, y no por que se te ordena.

Cubrió a Greg con su cuerpo quedando totalmente encima de él. Sus rostros quedaron a la misma altura. Su blanco cabello caía en ambos lados y se convertía en una cortina que les otorgaba una increíble sensación de intimidad. Ese era su pequeño y último espacio.

Él abrió los ojos y se encontró con aquel rostro felino, esta vez suave, sin rastro de ira. Que lo veía como la primera vez. Con una inmensa curiosidad.

¿Como es que un hombre así, le hacía sentir tanto calor en el pecho?

Ya no le importaba responder eso, solo sentirlo. Hasta el fin de sus días.

-Voy a morir- le dijo ella y luego lo besó.

 Greg, al sentir sus suaves pero lastimados labios, profundizó el beso y acarició su espalda, aún con el dolor en el pecho se entrego totalmente y su lengua sintió el sabor de la gran gema. Le agradeció el haberlo protegido mientras se separaban para volver a unirse en un beso aún mas profundo. La pasión se dejaba llevar, en esa lugar tan suyo hecho por los cabellos de Jasper.

Un beso con sabor a naranja y fruta. Un beso con sabor a fogata y a aventuras. Ella cerró sus brazos suavemente sobre el y lo pegó a su cuerpo.

El beso terminó súbitamente,  cuando ella sintió al enemigo demasiado cerca. Se separó, y le dijo:

"Gracias por todo animalito molesto"

Y le sonrió.

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El golpe fue brutal. El impacto sobrecogió la playa y el sonido de campana rota se escuchó a muchas decenas de metros.

La gema corrupta golpeó con fiereza nuevamente y otra y otra vez llena de furia y rabia ciega. Luego, con ambas garras se afianzó a su objetivo empujando con toda su fuerza. 

Bramaba de rabia, rugía al cielo de odio y coraje pues, detrás de aquel molesto círculo rosa que no lo dejaba pasar y que había aparecido de pronto, se encontraban sus presas; un muy sorprendido niño que generaba el escudo, una incrédula gema naranja y un atónito adulto barbado. 

Con muchas cosas que decirse, y casi nada de tiempo para hablar.

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Cuando el joven llegó a donde había visto la columna de humo, sintió de verdad que el alma se le encogía.

Encontró a una Amatista inconsciente por un lado y una Perla bastante golpeada por el otro.

Pero por sobre todo, vio a Jasper. Encima de su padre, amenazante. Su albino cabello le cubría la cara que debería tener una enorme sonrisa y una mirada asesina.

Ella lo había causado todo. Estaba encima de su padre ahora.

-¡lo va a matar!- Steven estuvo a punto de lanzar un grito cuando se dio cuenta que una gigantesca gema corrupta (que no había notado) estaba por caer sobre su padre y sobre Jasper.

Fue cuando no tuvo elección y ese fue el móvil de la incómoda situación en la que se encontraban.

Vio al monstruo saltar e hizo lo que mejor sabe hacer, invocar el escudo de su madre y protegerlos a todos.

Y había sido efectivo, pero el monstruo era enorme y su fuerza estaba mermando su capacidad de sostener el gran escudo en el cual protegía a su padre, a él y...a Jasper...

-¡Jasper, si me atacas este monstruo te matará!- sentenció Steven.

La gema atigrada no salía de su atónita sorpresa, hacía menos de un segundo estaba lista para morir y de pronto...estaba el pequeño de Rose...

-¿Papá que está pasando? ¿Estás bien?- preguntó agitado Steven- Te ves muy mal...-

Golpe de la bestia. El escudo se cuartea.

-Steven...no hay tiempo, sé que me veo mal y esto se va a escuchar raro pero tienes que curar la gema de Jasper ¡Ahora!- exclamó Greg.

A Jasper las palabras del rockero le cayeron como balde de agua fría.

-¿Tu hijo es la cura?- preguntó la naranja viendo a Greg y luego a Steven.

Steven no podía creer lo que pasaba. Pero no había tiempo. Las preguntas se arremolinaron en su cabeza y como una tormenta el niño comenzó a bloquearse.

"¿La gema corrupta estaba con Jasper?

¿Y si su padre estaba siendo controlado de alguna forma? Digo, había desaparecido 3 días.

¿No era obvio que lo estaba atacando? Estaba encima de él como queriendo morderlo para arrancarle la cara."

Y el segundo Golpe de la bestia cayó dejando el escudo de Steven en muy mal estado.

Fracciones unidas solo por el aire y la férrea voluntad de su portador.

Un escudo que no soportaría otro golpe.

-¡Steven! – grito Greg –

Steven salió de su lucha mental y observó a su padre. Estaba serio como pocas veces.

Fue cuando Greg, con voz firme le dijo.

-Cúrala hijo-

Jasper (quien en realidad ya no podía mover su cuerpo debido al mal estado en que se encontraba) se sorprendió cuando después de las palabras del viejo rockero, sintió que este la tomaba suavemente por la cabeza entretejiendo sus dedos en la blanca melena de la gema naranja, proporcionándole una caricia instantánea en la parte de atrás de su cabeza.

Y la llevo hacía sí. Él se levantó un poco.

Le dio un dulce beso en los labios. La naranja se sorprendió y sintió la cara roja; era su primer beso frente a alguien.

Cabe mencionar que los ojos de Steven se hicieron como platos al ver la escena entre su padre y Jasper, sin mencionar que se le secó la boca de la impresión. A ver con que saliva curaba ahora.

Greg y Jasper se separaron bastante sonrojados. Greg miro a su hijo y le sonrió un poco traviesamente.

Jasper miró la acción de Greg para luego voltear a ver a Steven y le dio...bueno...lo más cercano a una sonrisa que pudo.

Steven vio los colmillos de Jasper en aquella que debía ser una sonrisa y su cerebro estalló, pero ante la terrible circunstancia, optó simplemente por obedecer a su padre. Las preguntas vendrían después. Oh si que vendrían después.

Steven lamió su mano,

y la puso en la maltrecha gema de Jasper.

Luego, vino brillo que cegó a todos.


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Peeeeeeenúltimo capitulo de esta sagaaaaaa!!! La verdad es que me he estado imaginando haciendo algunas extensiones de la historia pero eso se vera luego.

El capítulo no es de mi total satisfacción si quieren que sea sincero, pero debe mejorar en el próximo.

Le metí algo de humor por que estábamos muy serios pero, no se fíen, en el que viene se me ocurre drama. A ver como sale.

Gracias por los que esperan y saludan y comentan. Sin ustedes no valdría la pena. Lo hacen sentir a uno querido. No como fanfiction.com que no te hablan nunca.

Pronto el final y extensiones. 

Desde Tabasco se despide...

Gendou Uribe

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