Rey

En el imponente salón del trono, donde las paredes relucían con la luz filtrada a través de vitrales que narraban historias olvidadas, Asterion se encontraba sumido en sus pensamientos, con la mirada perdida en un punto distante. Su semblante apático y distante parecía tallado en piedra, pero sus ojos, siempre vigilantes, delataban que su mente navegaba entre recuerdos y reflexiones.

De repente, el eco de un portal psíquico interrumpió el silencio solemne. Una figura conocida emergió del aire, Negin, su leal Hatterene, quien lo observó con una mezcla de urgencia y respeto.

"Padre!" Exclamó Negin, flotando con su aparente sombrero agitándose levemente como si respondiera a su emoción.

Asterion alzó apenas la vista, sacudiendo ligeramente la cabeza como si espantara sus pensamientos.

"Qué sucede, Negin? No es habitual que entres sin anunciarte."

"Mis disculpas, pero la situación lo amerita." Respondió ella con su tono psíquico, directo pero melodioso. "Debemos ir a la plaza del reino de inmediato."

"Por qué?" Inquirió él con calma, aunque una chispa de curiosidad asomó en su voz.

Negin bajó su mirada un instante antes de fijarla nuevamente en él.

"Es un legendario, padre. Uno inesperado ha llegado al reino...y parece que está aquí para hablar contigo."

Por un breve instante, el trono pareció emitir un leve crujido cuando Asterion acomodo sus patas delanteras. Su mirada se afiló, y su voz resonó con un eco sutil en la vasta sala.

"Un legendario, dices? Qué peculiar. Crees que sea una amenaza?"

Negin negó con suavidad, aunque la duda permanecía en su rostro.

"No lo creo. No percibo hostilidad...aunque tampoco puedo leer sus intenciones del todo. Es...peculiar, incluso para alguien como yo."

Asterion se levantó, sus alas fluyeron tras de él como el viento mismo. Su semblante, aunque distante, se endureció con una leve muestra de interés.

"Entonces, no hagamos esperar a nuestro invitado. Vamos, Negin...veamos qué tiene para ofrecer este 'inesperado'."

La Hatterene asintió con determinación, y ambos desaparecieron del salón, envueltos en un portal que los dirigía a la plaza del reino flotante, donde los esperaba un encuentro que podría alterar el equilibrio del lugar.

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La plaza entera estaba llena de vida, con los ciudadanos del reino flotante, una mezcla de pokemon de diversas especies, agrupándose en un círculo alrededor de una figura que, incluso entre ellos, emanaba una presencia imponente. Cuando Asterion apareció junto a Negin, la multitud se separó instintivamente, abriendo un pasillo mientras sus voces psíquicas resonaban al unísono.

"El Rey Asterion!"
"El Santo Rey está aquí!"
"Nuestro protector ha llegado!"

Asterion, acostumbrado a estas muestras de fervor, avanzó con calma, ignorando las alabanzas. Sus cuatro patas golpeaban suavemente el suelo de mármol de la plaza, el eco resonando como un tambor solemne. Su hija, Negin, flotaba a su lado, manteniéndose silenciosa, pero observando con cuidado al invitado en el centro de la plaza.

Al aproximarse, Asterion notó una figura alta, de complexión atlética y porte estoico. La criatura, de piel grisácea y un aura púrpura apenas visible, se giró lentamente para enfrentar al rey dragón. Sus ojos, brillantes y penetrantes, se cruzaron con los de Asterion, estableciendo un vínculo silencioso de reconocimiento.

"Mewtwo..." murmuró Asterion de manera mental, más para sí mismo que para cualquiera de los presentes. En ese momento, entendió por qué Negin había tenido dificultades para leer los pensamientos de este visitante. La mente de Mewtwo estaba protegida como una fortaleza, reforzada por su dominio psíquico.

Mewtwo inclinó ligeramente la cabeza, una muestra de respeto, aunque no exenta de su acostumbrada arrogancia.

"Rey Asterion." Su voz mental resonó con un tono calmado pero firme, proyectándose tanto a través del aire como en las mentes de quienes lo escuchaban. "Finalmente nos encontramos."

Asterion se detuvo a una distancia prudente, sus alas plegadas y su cola envolviéndose levemente alrededor de su cuerpo, como si evaluara a su oponente en un combate.

"Debo admitir, Mewtwo, que no esperaba verte aquí, en mi reino." Su tono era neutral, aunque cargado con la gravedad de un rey acostumbrado a recibir visitas importantes. "Dime...qué asuntos trae a un legendario de tu calibre hasta Vimoksha?"

Mewtwo mantuvo su mirada fija en Asterion, su expresión impasible.

"No vengo con intenciones hostiles, si es lo que temes." Aseguró, mientras sus ojos brillaban ligeramente, escaneando el entorno. "He viajado mucho, y he escuchado rumores sobre un reino entre las nubes, gobernado por un rey cuyo poder desafía lo común. Me intrigaba conocerlo...y ahora estoy aquí."

Negin, que permanecía a un lado de su padre, intervino, con su tono psíquico cargado de desconfianza.

"Si solo buscas satisfacer tu curiosidad, por qué traer la inquietud a este lugar? La mera mención de un legendario como tú puede alterar la calma del reino."

Mewtwo giró levemente su cabeza hacia ella, analizando sus palabras.

"No fue mi intención causar tal alboroto, Hatterene. Sin embargo, no puedo controlar cómo reaccionan otros ante mi presencia. Mi único propósito aquí es entender más sobre este...Asterion, y lo que representa."

Asterion levantó una garra, silenciando a su hija con un gesto suave. Luego, dirigió su mirada al legendario psíquico.

"Curiosidad, dices. Espero que sea genuina, porque si tus intenciones son otras, este encuentro no terminará como imaginas. Pero, por ahora, aceptaré tus palabras." Señaló el centro de la plaza, donde un pedestal rodeado de flores doradas se alzaba. "Ven. Hablaremos como corresponde, pero lejos de la mirada de mis ciudadanos."

Mewtwo asintió, dando un paso al frente. Ambos, rey y legendario, comenzaron a caminar hacia el pedestal, mientras los murmullos de los pokemon en la plaza crecían. Negin los siguió de cerca, sus ojos fijos en Mewtwo, preparada para cualquier cosa.

Mientras avanzaban hacia el pedestal, el sonido de las patas de Asterion resonaba suavemente, un contraste con el silencio casi solemne que se había formado entre ellos mientras las personas volvían a lo suyo. De repente, Asterion giró ligeramente su cabeza hacia Mewtwo, sus ojos brillando con un destello de introspección.

"Dime, Mewtwo..." su voz cortó el silencio, profunda pero serena "Por qué intentas aplicarme presión con tus poderes psíquicos?"

La pregunta cayó como un rayo en el aire tranquilo. Negin, que caminaba detrás, se detuvo abruptamente, sus ojos ensanchándose en sorpresa. Ella misma no había notado ninguna manipulación, y mucho menos esperó que su padre fuera el primero en percatarse.

Mewtwo, por su parte, mostró un ligero cambio en su expresión, apenas perceptible, pero suficiente para delatar su desconcierto. Su mirada se clavó en Asterion, evaluando rápidamente si el dragón estaba adivinando o si realmente había sentido su intento.

"Hmph..." Mewtwo soltó un pequeño bufido, cruzando sus brazos mientras mantenía el ritmo de su caminar. "Eres más perceptivo de lo que pareces, Rey Santo."

Asterion no respondió de inmediato, continuando su marcha con la misma calma imperturbable. Solo tras unos segundos añadió, sin girarse:

"No estoy molesto, si eso te preocupa. Carezco de emociones para responder con algo tan...ineficaz como la ira. Mi pregunta es puramente académica. Qué esperabas obtener con ese pequeño experimento?"

Mewtwo mantuvo su compostura, aunque por dentro sentía un ligero desconcierto. No era común encontrar a alguien que no solo resistiera su presión psíquica sino que además la detectara con esa facilidad. Decidió optar por la honestidad, al menos en parte.

"Quería probar algo." admitió, su tono igual de neutro. "Quería medir hasta dónde llega tu voluntad...y ahora veo que subestimé tu capacidad para sentir incluso los más sutiles movimientos mentales."

Negin, todavía procesando la revelación, intervino, su voz mental cargada de incredulidad.

"Intentaste manipular a mi padre en su propio reino!? Qué audacia! Si él no tiene emociones, créeme que yo sí las tengo, y no toleraré que te burles de su hospitalidad..."

Asterion levantó una de sus garras, indicando a Negin que se calmara. Su mirada se mantuvo fija en Mewtwo.

"No fue manipulación, hija. Fue una prueba...aunque innecesaria." Miró al legendario psíquico con un destello en sus ojos que parecía casi burlón, si pudiera sentir tal emoción. "Mewtwo, si querías medir mi voluntad, podrías haberme preguntado directamente. Me habría permitido demostrártelo sin rodeos."

Mewtwo relajó sus brazos, exhalando suavemente.

"Tal vez...pero las palabras no siempre son suficientes para evaluar a alguien como tú, Asterion. Hay cosas que solo se perciben bajo presión."

Asterion inclinó levemente su cabeza, como si considerara la respuesta.

"Curioso enfoque, aunque poco efectivo en mi caso. Pero aprecio la aclaración." Hizo una pausa antes de añadir, casi como un recordatorio para sí mismo. "Recuerda, Mewtwo, este reino flota gracias a mi voluntad. Si me quisieras probar más a fondo, el único resultado sería tu caída junto con todo lo que ves aquí."

El comentario no sonaba como una amenaza, sino como un hecho inamovible, un recordatorio del poder absoluto que Asterion poseía. Mewtwo asintió ligeramente, aceptando la indirecta, y el grupo continuó su marcha en silencio, con una nueva tensión flotando en el aire.

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El pedestal era un lugar imponente, construido con una simetría impecable y materiales que brillaban bajo la luz del sol que atravesaba las nubes. Asterion, sin el menor indicio de pretensión, se acomodó sobre el frío mármol del pedestal, su cuerpo dracónico envolviendo parte de la estructura. Negin, con un gesto que denotaba una confianza absoluta, se recostó sobre su costado, acomodándose como si fuera la rutina más natural del mundo. Mewtwo, por su parte, optó por sentarse con las piernas cruzadas frente a ellos, observando con atención a los pokemon que paseaban tranquilamente por la plaza.

El silencio inicial fue roto por la voz grave y neutral de Mewtwo, quien giró la mirada hacia Asterion.

"Es impresionante lo que has logrado aquí...Un reino completo flotando en los cielos, lleno de armonía y estructura. Pero dime, Asterion, cómo conseguiste reunir a tantos pokemon bajo tu mando? Qué te convirtió en un rey?"

Asterion alzó levemente la cabeza, sus ojos enfocándose en Mewtwo. La pregunta no pareció incomodarlo, pero la pausa que siguió fue suficiente para que el legendario psíquico sintiera la profundidad de la reflexión que el rey estaba por compartir.

"Rey, dices..." su voz resonó, lenta y ponderada. "No buscaba ser uno. Simplemente ayudé. Día tras día, me crucé con pokemon que necesitaban algo: un refugio, comida, protección...y se las ofrecí. No porque quisiera algo a cambio, sino porque...era lo correcto."

Negin, aún recostada sobre su padre, abrió uno de sus ojos para añadir con un tono juguetón, aunque lleno de orgullo.

"Y poco a poco, se fueron quedando! Fue su decisión. Algunos vinieron por curiosidad, otros trajeron a sus amigos y familias. Y bueno...ya ves lo que tenemos ahora."

Asterion continuó, sin desviar su mirada de Mewtwo.

"Este reino no es mío, aunque me llamen Rey Santo. Es de ellos. Yo solo les proporcioné el espacio y los medios. Los pokemon de tipo roca y tierra construyeron estas estructuras; su talento y esfuerzo están en cada piedra que ves. Los tipo planta trajeron vida al lugar, cuidando de los jardines y asegurándose de que siempre haya alimento fresco."

Hizo una pausa, levantando su mirada hacia el cielo despejado antes de añadir:

"Mi única contribución tangible es mantener este lugar en el aire con mi poder...y la barrera psíquica que mi hija estableció para que todos puedan comunicarse como si hablaran un idioma común. No se trata solo de palabras; es entenderse, conectar a un nivel más profundo."

Mewtwo escuchó con atención, sus ojos mostrando una mezcla de admiración y contemplación. Finalmente, asintió, sus pensamientos aún procesando la magnitud de lo que escuchaba.

"Es fascinante...tu reino no se sostiene en fuerza o temor, sino en confianza y cooperación. Es raro encontrar algo así."

Negin sonrió levemente, mirando felizmente a su padre como si reafirmará su orgullo hacía el.

"Así es como debe ser, no crees? Nadie quiere seguir a alguien que solo sabe imponer su poder. Mi padre...es diferente."

Asterion cerró los ojos brevemente, como si quisiera desviar el reconocimiento.

"No soy diferente, solo soy un engranaje más. Si me quitas de la ecuación, este lugar seguiría existiendo gracias a ellos. Yo soy...prescindible."

Las palabras dejaron un aire de solemnidad en el ambiente, pero Mewtwo, sorprendentemente, soltó una ligera risa.

"Prescindible, dices. Qué interesante forma de verlo. Pero dudo que tus ciudadanos opinen lo mismo, Asterion. Ellos no solo ven al Rey Santo, ven al que los ayudó, al que los aceptó...eso no se reemplaza."

El dragón no respondió de inmediato, dejando que el silencio se asentara mientras el viento movía suavemente las hojas de los jardines colgantes. En su mente, Asterion reflexionó sobre esas palabras, aunque su rostro permaneció tan sereno como siempre.

Mewtwo, tras un breve silencio, giró nuevamente su atención hacia Asterion, su voz adoptando un tono más inquisitivo.

"Asterion, con todo lo que has visto y hecho, qué sabes sobre las organizaciones malvadas que operan en este mundo? Y, por supuesto, sobre los campeones...tienes conocimiento de ellos?"

Asterion abrió los ojos lentamente, su mirada cargada con un matiz de reconocimiento. Su voz resonó como un eco grave en la plaza.

"Sí, sé de ellos. Las organizaciones...Rocket, Plasma, Aqua, Magma, entre otras. La oscuridad que traen no es desconocida para mí. Sin embargo, no interfiero. Mi reino está lejos de sus manos, y mientras no representen una amenaza directa para mis ciudadanos, no veo la necesidad de involucrarme."

Mewtwo inclinó ligeramente la cabeza, como si considerara las palabras del dragón.

"Y los campeones?"

Asterion asintió lentamente, mostrando un interés más evidente.

"Ellos son diferentes. Individuos únicos con corazones que resplandecen con una fuerza que pocos pueden comprender. He oído hablar de sus hazañas. Lance, Steven, Leon...todos excepcionales en su propia forma. Sin embargo, hay uno que destaca entre ellos, al menos para mí: Cynthia, la campeona de Sinnoh."

El nombre pareció resonar en la plaza, y antes de que Mewtwo pudiera comentar, Negin, aún recostada sobre su padre, soltó una risa suave pero cargada de picardía.

"Cynthia, eh? Padre, parece que es la única en todo este mundo que te llama la atención además de mí. No es curioso?"

Asterion inclinó su cabeza hacia su hija con una expresión apenas perceptible de exasperación.

"Negin, no es lo que piensas."

Pero la Hatterene, divertida, continuó con su burla.

"Oh, claro que no. Pero es interesante cómo mencionas su nombre con más entusiasmo que cualquier otro tema. Será que el Santo Rey siente algo más que simple admiración? Quizá curiosidad...o, acaso es algo más profundo?"

Mewtwo observó la interacción, una ligera sonrisa cruzando su rostro.

"Una campeona con el respeto de Asterion...eso dice mucho. Pero dime, por qué ella? Qué tiene Cynthia que la hace destacar para ti?"

Asterion, sin dejarse perturbar por la insinuación de su hija, respondió con serenidad.

"Cynthia es más que fuerza. Es sabiduría, carisma...una líder en todos los sentidos. Su conexión con la historia, con los pokemon, y su voluntad de proteger tanto como yo lo hago, me parece admirable. Su espíritu es una chispa rara en este mundo. No hay más que eso."

Negin, sonriendo ampliamente, murmuró en voz baja, lo suficiente para que Mewtwo pudiera escuchar.

"Sí, claro, 'no hay más que eso'...como si no lo conociera mejor."

Asterion optó por ignorar la burla, enfocando su atención en Mewtwo.

"Por qué preguntas? Es por algo en particular? Tu interés parece...dirigido."

Ante la cuestión de Asterion, Mewtwo respondió rápidamente, con un tono calmado pero cargado de intriga:

"No es más que curiosidad, Asterion. Me interesa saber cuánto puedes observar desde aquí, tan lejos de la tierra y tan cerca de las nubes. Todo lo que sucede abajo...y aquellos que caminan entre las sombras y la luz."

Mewtwo se inclinó ligeramente hacia adelante, sus ojos brillando con intensidad.

"Pero, si me permites preguntar otra cosa, conoces algo más sobre Cynthia? Tal vez algo más...personal."

La pregunta quedó flotando en el aire por un momento, mientras Asterion, recostado en el pedestal, entrecerraba los ojos. No respondió de inmediato. En su mente, una imagen lejana comenzó a formarse: el sonido suave pero inquietante de un piano resonaba en su memoria, aunque no podía recordar de dónde venía. Algo en esa melodía le hacía sentir una sensación de opresión, casi instintiva, que iba más allá de cualquier emoción que aún poseyera.

Asterion sacudió la cabeza levemente, como si quisiera ahuyentar ese pensamiento, y finalmente habló.

"Sí, la conocí...en un pasado distante. Aunque nuestras palabras nunca se cruzaron, había algo en su presencia que hablaba por sí mismo. Era casi como si compartiéramos un entendimiento silencioso. Una relación agradable, podrías decir, a pesar de la falta de comunicación directa."

Negin, quien observaba desde su posición sobre su padre, levantó una ceja, interesada por la revelación.

"Así que de verdad la conociste? Qué interesante, padre. Aunque..." hizo una pausa, con una sonrisa juguetona. "Parece que no fue tan simple, verdad? El hecho de que aún la recuerdes dice más de lo que crees."

Asterion lanzó una breve mirada a su hija, sin molestarse en responder a sus insinuaciones.

Mewtwo, sin embargo, pareció intrigado por la mención de un pasado compartido.

"Un entendimiento silencioso? A qué te refieres exactamente? Qué clase de vínculo podía formarse sin palabras?"

Asterion cerró los ojos un momento, dejando que los recuerdos difusos le guiaran.

"Había algo en su forma de ser...su fuerza y su calma resonaban con mi propia esencia en ese tiempo. No necesitábamos palabras para comprender que, en ese breve cruce de caminos, no éramos enemigos ni extraños. Solo dos seres coexistiendo. No sé por qué, pero eso dejó una impresión duradera...incluso ahora."

Negin rió suavemente, apoyando la cabeza sobre su padre.

"Qué misterioso, padre. Quizá algún día deberías buscarla. Tal vez recuerdes algo más al verla de nuevo. No sería interesante?"

Asterion solo dejó escapar un leve suspiro, el sonido resonando en la plaza como un eco, mientras desviaba la mirada hacia el horizonte.

"No es necesario. Los caminos se cruzan o no, según el destino. Y mi destino está aquí, Negin. Mi reino, mi gente. Eso es lo único que importa ahora."

Mewtwo se quedó en silencio por un momento, evaluando las palabras de Asterion, mientras la conversación parecía desvanecerse en la quietud del castillo flotante.



FIN.

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