Capítulo 15: La Prueba de las Sombras.

Ricardo Orzaz me explicó en detalle en qué consistiría la prueba de lealtad, que debía superar para ganarme la confianza de la República de Orzaz y asegurar su apoyo en nuestra lucha contra el Rey Sebastián.

La prueba involucraba adentrarse en un lugar sagrado conocido como el Bosque de Lican. Este bosque era el corazón de la magia y la oscuridad de Orzaz, y solo los Kurhoshi y aquellos que habían ganado su confianza tenían permitido entrar.

Mi tarea sería enfrentar los peligros y desafíos del bosque  y regresar con un objeto de gran importancia. Este objeto, era conocido como el Colmillo de la Noche, tenía un valor simbólico y místico para su pueblo y se consideraba una muestra de lealtad y valentía. A raíz de esto me preparé, abastecí y aliste una espada pues no sabia que me esperaba en ese bosque.

Con el corazón lleno de determinación y respeto por la tarea que tenía por delante, me adentré en el bosque. La oscuridad era palpable, y las sombras parecían cobrar vida a mi alrededor. El silencio era total, interrumpido solo por el susurro del viento entre los árboles.

El ingreso fue un umbral oscuro y misterioso. Las sombras parecían observarme mientras avanzaba, y la oscuridad era casi total. El suelo estaba cubierto de hojas marchitas y el silencio era opresivo.

Mientras avanzaba más profundamente en el bosque, me encontré con bestias sombrías que acechaban entre los árboles. Eran criaturas de pesadilla, con ojos que brillaban en la oscuridad y garras afiladas. La tensión en el aire era palpable mientras me preparaba para enfrentar esta oscura amenaza.

De repente, un aullido escalofriante rompió el silencio del bosque. Las sombras tomaron forma y se materializaron en lobos oscuros de ojos centelleantes. Sus colmillos destellaban como dagas mientras se lanzaban hacia mí con ferocidad. Rápidamente, desenvainé mi espada y paré el primer ataque, sintiendo la fuerza de la embestida en mis brazos.

Las serpientes sombrías se deslizaron sigilosamente por el suelo, sus cuerpos serpentearon hacia mí en un baile siniestro. Esquivé sus mordiscos venenosos con movimientos ágiles y precisos, pero sabía que no podía subestimar su astucia. Mientras luchaba contra las serpientes, los lobos continuaron su asedio, tratando de rodearme y encontrar una apertura en mi defensa.

La batalla se convirtió en un frenesí de movimientos ágiles y golpes certeros. Mi espada brillaba con cada golpe, cortando el aire y golpeando a las criaturas sombrías con ferocidad. A medida que avanzaba, noté que las sombras se volvían más persistentes y más numerosas, como si el bosque mismo estuviera conspirando en su contra.

El combate fue largo y agotador, pero finalmente logré herir a varias de las criaturas lo suficiente como para hacerlas retroceder y esfumarse. Sin embargo, no salí del todo ilesa pues uno de los lobos logro rasguñarme en la espalda, al principio no lo tome en cuenta pero a los poco minutos sentí un fuerte mareo y un ardor insoportable en esa zona. 

Al parecer... las serpientes no eran las únicas con veneno, sabía que no podía esperar a que se volviera más grave, por lo que saque de mi inventario una poción y la cual vertí en el área para poco después sentir como el dolor se aliviaba poco a poco.

Respiré profundamente, sintiendo la adrenalina correr por mis venas, pero sabía que debía continuar.

Después de avanzar, me encontré atrapada en un laberinto formado por la densa vegetación. Las sombras parecían moverse a mi alrededor, como si tratarán de confundirme. La penumbra filtrándose entre las hojas de los árboles añadía un elemento adicional de intriga a la escena, haciendo que cada sombra se convirtiera en una potencial amenaza acechante.

El silencio del bosque se hizo aún más opresivo mientras me adentraba en el enmarañado intrincado de ramas entrelazadas y follaje tupido. El aire estaba cargado de humedad. Cada paso que daba resonaba en mi mente, un eco constante que me recordaba mi soledad en este oscuro y retorcido rincón del bosque.

La vegetación se cerraba a mi alrededor, convirtiéndose en un obstáculo impenetrable. Cada vez que intentaba avanzar en una dirección, las sombras parecían moverse, transformando el entorno y haciéndome cuestionar si estaba avanzando o retrocediendo. El laberinto se convertía en un desafío de orientación y paciencia, donde cada paso que daba podía llevarme más profundamente en su enigma o sacarme de él.

A medida que pasaban los minutos, mi corazón latía con una mezcla de ansiedad y determinación. Cada decisión que tomaba parecía vital y cada giro del laberinto se volvía un enigma sin solución aparente. Pero no podía permitir que las sombras me derrotaran.

Con cada paso, me adentré más profundamente en el corazón del laberinto, enfrentando la incertidumbre con valentía y esperanza de que, al final, encontraría la salida y escaparía de esta pesadilla de vegetación y sombras que se cernía sobre mí.

La prueba que le siguió no fue mejor. Al avanzar, me encontré en un área donde no había ninguna fuente de luz, ni siquiera la luz de la luna. La negrura que me rodeaba era absoluta, envolviéndome como un manto opresivo. Mis sentidos se agudizaron instantáneamente, mientras luchaba contra la sensación de claustrofobia que amenazaba con apoderarse de mí.

Las sombras eran tan densas que parecían palpables, como una sustancia viscosa que se aferraba a mi piel. Tuve que confiar en mis otros sentidos y habilidades para navegar en esta oscuridad implacable. Mis manos extendidas delante de mí encontraron árboles, arbustos y rocas que se habían convertido en obstáculos invisibles en medio de la negrura.

Cada paso que daba era incierto, y mis oídos se aguzaban para captar cualquier sonido que pudiera indicar la presencia de peligro. El silencio era casi absoluto, interrumpido solo por el sonido ocasional de una hoja crujiente bajo mis pies o el susurro lejano de una corriente de agua. Cada uno de mis movimientos se volvió deliberado y cauteloso, como si estuviera caminando sobre una cuerda floja en medio de la noche.

Mis pulmones se llenaban con el aroma de la tierra húmeda y la vegetación circundante, proporcionando pistas fugaces sobre mi entorno. Pero la incertidumbre persistía, y la oscuridad continuaba su opresiva presión sobre mí. Mis sentidos de equilibrio y orientación se convirtieron en mis aliados más confiables mientras trataba de sortear los obstáculos naturales que se escondían en la negrura.

En el rincón más profundo de mi mente, la preocupación de que criaturas desconocidas pudieran acechar en la oscuridad amenazaba con perturbar mi concentración. Mi espada permanecía en mi mano, lista para defenderme en caso de un ataque sorpresa. Cada paso era un desafío, cada segundo una lucha contra el miedo y la incertidumbre.

A medida que avanzaba, no podía evitar sentir que esta prueba estaba diseñada para poner a prueba no solo mis habilidades físicas, sino también mi valentía y determinación. Sabía que no podía ceder ante la oscuridad abrumadora que me rodeaba. Tenía que seguir adelante, confiando en mis instintos y en la esperanza de que la luz eventualmente rompería la noche, revelando el camino hacia la victoria.

La prueba fue ardua y probablemente llena de peligros, pero no me detuve.

Finalmente, después de varias horas, llegué al corazón del bosque, donde se encontraba el Santuario de las Sombras. Este era un lugar sagrado y misterioso, iluminado solo por la luz tenue de la luna. En el centro del santuario estaba el altar donde reposaba el Colmillo de la Noche, una joya de apariencia oscura y brillante.

Con ella en mi posesión, regresé al encuentro del Guardián de las Sombras y su consejo. Me recibieron con solemnidad y respeto, reconociendo mi valentía y dedicación para completar la prueba.

Lord Ricardo tomó el Colmillo de la Noche y lo colocó en una cadena ceremonial que luego colocó alrededor de mi cuello. Era un símbolo de mi compromiso y mi lealtad hacia los Kurhoshi y su causa.

-No te has dejado intimidar por las sombras y has superado la prueba de las sombras, joven aliada- dijo el Guardián de las Sombras con una mirada de aprobación -Ahora, estamos dispuestos a unirnos a tu lucha.- Después de una pequeña pausa, ordeno con voz firme a uno de sus subordinados. -Ordenad a todos mis súbditos que rompan conexión con el Reino Shuilong en este preciso momento.-

Con la República de Orzaz como nuestro último aliado, nuestras fuerzas combinadas estaban listas para enfrentar la amenaza. Mi misión en este mundo en constante cambio estaba llegando a su punto culminante, y estaba lista para el enfrentamiento final que se avecinaba en el horizonte.

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