Con el apoyo del Dominio de Yure asegurado y nuestras fuerzas combinadas en preparación para la futura batalla contra los cazadores y el Reino Shuilong, me dirigí hacia la República de Orzaz.

Mi viaje me llevó a través de tierras nevadas y frías, donde la luz de la luna iluminaba el camino. La República de Orzaz tenía un aura de misterio y magia que se podía sentir en el aire. A medida que me acercaba a su capital, podía ver las sombras de los Kurhoshi deslizándose entre los árboles y las sombras de la noche.

Mi objetivo era conseguir una audiencia con el líder de la República de Orzaz, un individuo conocido como el Guardián de las Sombras. Este título resonaba con la naturaleza enigmática de los Kurhoshi, y sabía que persuadirlo sería un desafío.

Después de algunos días de viaje, llegué a la capital de Orzaz, una ciudad cubierta de nieve y sombras.

Me presenté ante los guardias de la ciudad y solicité una audiencia con el Guardián de las Sombras para discutir una cuestión urgente que afectaba a toda la región.

Mi solicitud fue recibida con escepticismo por parte de los guardias, que se mostraron reacios a permitirme la entrada a la capital. Sin embargo, antes de que pudieran rechazarme por completo, uno de los Kurhoshi, un individuo mayor con ojos sabios, se acercó a la escena. Parecía interesado en lo que tenía que decir.

Le expliqué mi misión y la amenaza que estábamos presidiando. También compartí información sobre nuestra ya establecida alianza con el Dominio de Yure y el Imperio Tora no Kiba, destacando la importancia de unir fuerzas para enfrentar al reino enemigo.

El Kurhoshi mayor, que resultó ser una bestia subordinada del Guardián de las Sombras, consideró mis palabras con seriedad. Después de una larga discusión con otros miembros de su raza, acordaron concederme una audiencia con el Guardián.

Me condujeron a través de pasillos oscuros y enigmáticos de el palacio hasta llegar a la presencia del líder de la República de Orzaz. El Guardián de las Sombras era un hombre con una apariencia de 30 años, era imponente con una presencia que transmitía sabiduría y autoridad, su nombre era Ricardo Orzaz. 

Me miró con ojos penetrantes mientras le explicaba la situación y mostraba las cartas como evidencia.

La sala estaba llena de sombras danzantes que parecían moverse al compás de su voluntad. Sabía que estaba tratando con alguien que tenía un profundo conocimiento de las sombras y la oscuridad.

Después de escuchar atentamente, Ricardo habló en un tono grave y resonante.

-Las sombras de Orzaz han sido testigos de la amenaza que plantea el Rey Sebastián Shuilong II y sus cazadores,- dijo sin apartar la mirada de mis ojos -Pero antes de comprometernos en esta lucha, debemos asegurarnos de que vuestras motivaciones sean sinceras y que podamos confiar en esta alianza.-

Comprendía su cautela y sabía que tendría que demostrar la veracidad de mis palabras. Le ofrecí información adicional y detalles sobre nuestras fuerzas combinadas y estrategias para enfrentar al enemigo. También compartí mi deseo de poner fin a la caza de los Kurhoshi y otras criaturas del continente.

El Guardián de las Sombras consideró mis palabras y luego asintió con la cabeza.

-Aceptaremos tu oferta de alianza, pero con una condición,- dijo con una mirada seria -Debes demostrar tu compromiso con nuestra causa y tu respeto por las sombras. Por ello deberás someterte a una prueba de lealtad.-

Sabia que no sería fácil pero estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para ganarme la confianza de los Orzaz y asegurar su apoyo en nuestra lucha contra los cazadores y el Rey Sebastián. A medida que el Guardián de las Sombras me explicaba en qué consistiría la prueba de lealtad, sabía que estaba más cerca que nunca de reunir a los aliados necesarios para enfrentar a la amenaza que acechaba en las sombras.