Un momento
Un momento...
Necesito un momento
Un momento para respirar, para reír,
para pausar sin pensar, sin sentir,
sin ser más tú y yo, sin llorar, sin creer,
sin molestarme en recordar, en tocar sin querer, en besar.
Necesito un momento...
Un momento para no ahondar más
en lo profundo que has tocado dentro de mí.
Un momento para dejar que todo esto siga
tal cual está, o para ordenarlo según quisiese
que pasase todo...
Un momento para seguir viéndote, olvidando, queriendo, aceptando.
Mañana decido irme, ser más conmigo que contigo.
Cuando la luz ya no está más, decido quedarme,
ser contigo y punto.
Mi mente, tu hablar, entras, sales, te vas...
Pero regresas.
Qué complejo entenderte.
Pero si valientemente decido mirar dentro de mí,
notaré más brillante aquel resplandor.
Que por cierto encendiste tú.
Necesito un momento...
Un momento para agradecerte, un momento para decirte, un momento para verte.
Verte de frente, ver mucho más que solo tu mirada,
que seguramente brilla más que el resplandor en mí.
¿Comprenderás entonces por qué, cuando siento que se apaga,
reincido en mirarte para encenderme?
Un momento es suficiente.
Para ir rápido, o para ir lento.
Qué expresivo, o más bien, qué intenso.
No te pido perdón por perdonarme tanto.
Te pido perdón por quererte mientras tanto.
Te pido perdón porque lo complejo viene justamente
de aquel corazón en vano apodado de piedra.
Un momento...
Necesito mucho más que un momento.
Tal vez dos.
Perdámonos nuevamente dentro de un bosque
mucho más grande que el anterior.
Nadie más comprenderá por qué habríamos
de perdernos voluntariamente.
Y es que es una idea confusa,
que no es ni tuya,
ni mucho menos mía.
Viene desde el alma,
en sintonía con la mente.
Parece confuso que sean algo más de cincuenta días,
que en cincuenta días más serán cien,
cercano al número de veces que te imagino
encima de mí.
Luego iré contigo.
Solo espérame un momento.
Te quiero.
Te quiero como quiere un loco.
Y es que seguramente no lo entiendas todavía.
Aquel chocolate no fue más que un intento frustrado
de aparentar querer como una persona normal.
Porque quiero mucho más que eso.
Porque quiero mucho más que esos.
Estoy un peldaño por encima de todo aquel
de carne y hueso.
Un momento...
Un momento fue lo que me tomé para escribir un rato,
a mano suelta, a pecho descubierto,
con un ojo entrecerrado y otro semiabierto,
llorando por fuera, riendo por dentro.
La felicidad es la razón primera en ambos casos.
La felicidad eres tú, más que otra cosa.
Un momento fue lo que me tomé para pensarte un rato,
con la cabeza llena, con el corazón contento,
con un puño entrecerrado y otro semiabierto.
Porque es necesario que te dé las gracias
de la única forma en la que sé hacerlo,
tomándote la mano, besándola cien veces.
Si no fuese contigo, con nadie quisiese hacerlo.
Un momento es insuficiente.
Un momento no basta para terminar de conocerte.
Un momento me sería casi inexistente.
Si tengo la suerte de tomar tu mano mucho más de un año y veinte.
Eres un bonito momento,
de aquellos que se desean repetir siempre.
Eres por quien decido volver a escribir.
Eres por quien decido volver.
Eres por quien decido.
Eres tú, solo tú.
Con un nombre que de seguro recordaré
por más que un solo momento.
Un nombre que tal vez recuerde toda la vida.
Un nombre que tal vez olvide en seguida.
¿Olvidarlo?
¿Sería entonces valioso recordarlo?
Pues si cada momento decidiese borrarse,
¿Importaría entonces al otro aferrarse?
Puede que sí, puede que sí.
¿Y si repito dos veces lo mismo?
¿Entenderías lo que digo o te parecería más extraño aún?
Puede que sí, puede que sí.
Si el falso poeta existió en un momento,
el verdadero escrito surgió luego,
luego de conocerte, luego de entenderte.
Diez poemas no son suficientes,
ni tampoco me lo parecería si fuesen veinte.
Cuando pienso en tu boca,
cuando pienso en tu cuerpo,
cuando pienso en ti, todo parece ir más lento.
Cuando esto contigo, todo parece ir más rápido.
Es que de esto tratan los momentos,
pero no cualquier momento,
ni tan rápido, ni tan lento.
Hablo de aquellos momentos donde solo somos tú y yo,
donde solo existe el sentimiento.
Donde el corazón supera a la mente,
donde tú superas al corazón,
y no tan solo al mío, al de toda la gente.
Prometo entonces, empezar a quererte.
No porque no lo haya hecho ya antes,
ni porque lo haya hecho distinto ahora.
Lo digo porque al escribirlo, no quedará duda alguna
de que lo he jurado.
Y un juramento no se puede romper,
no importa el día, ni seguramente la hora.
Un momento...
Necesito tan solo un momento,
tal vez dos,
para apreciarte con calma,
para saber que eres quien me da aquella calma.
Espero que en este momento puedas sentir en tu corazón
lo que yo sentí al escribirte,
al escribirte durante solo un momento.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top