⚓Extra ⚓
El viento soplaba con suavidad y los pájaros cantaban con parsimonia. Las hojas anaranjadas de los arboles se desprendían con el tenue viento, creando una danza en el aire antes de tocar el frío suelo y comenzar a ser parte del anaranjado y hermoso escenario otoñal.
En ese hermoso escenario se encontraba un joven de ahora 34 años, limpiándose las lagrimas y lamentándose tanto de haber cometido ciertos errores en el pasado, sintiendo que ya no podría descansar nunca mas en paz al ver ahí, enfrente de sus ojos la pulcra lapida de mármol, descansando en ella pequeñas velas derretidas y las hojas que de los arboles se desprendían.
"Jung Hoseok" "18/02/1994 — 15/03/2020"
Y lloró, lloró recordando cada momento a su lado, cada palabra, cada abrazo consolador que el hermoso pelirrojo le había dado en su caótica infancia...
—Nunca te lo dije...—habló en un murmuro hacia el aire, sintiendo su mirada borrosa por las amargas lagrimas que morian por salir de sus ojos a borbotones—pero tu eras mi ancla a la realidad. Eras mi soporte y mi dosis de contención cada vez que quería desaparecer de este mundo...—su voz se quebró, deformando su expresión, no pudiendo creer que las ultimas palabras que midió con el pelirrojo fueron gritos que realmente no eran de el, sino de su enferma mente sedienta de venganza—.
Apretó el ramo de flores blancas, sintiéndose tan arrepentido, tan dolido por haber sido el culpable de la muerte de su verdadero mejor amigo, de su verdadera alma gemela...
Ahora el hilo que ambos compartieron toda la vida estaba roto y muy lastimado, haciendo sentir miserable el alma y corazón de este, arrepintiéndose cada vez mas de no haberse contenido, de no haber medido sus acciones y sobre todo...no haber sido el el que murió ese día.
—Hoseok, hobi...—llamó con la voz completamente quebrada, deseando tanto poder escuchar su voz una ultima vez, poder abrazarlo o ver aquellos ojos llenos de brillo una ultima vez antes de asumir que nunca mas vería aquella sonrisa tan singular y perfecta—perdóname, perdóname por todo lo que he hecho.
Un silencio se escuchó, haciendo sonreír amargamente al pelinegro, quien dirigió su mirada al cielo y vio como como el sol salía de entre las pocas nubes grisáceas y alumbraba todo con su brillo, pudiendo sentir como los tenues rayos chocaban en sus mojadas mejillas y le brindaban una cálida sensación, haciendo sentir cálido a su corazón al creer que eso era alguna especie de señal de que su mejor amigo lo estaba escuchando.
—Taehyung...—Jungkook tocó su hombro, dandole apoyo en silencio, resintiendo el dolor de su amado chico—nunca logre conocerlo, pero apuesto que era alguien maravilloso y estoy seguro que en donde sea que este, el ya te perdono.
El mayor se volteo lentamente, viendo a los ojos del castaño más alto, sintiéndose por alguna razón malditamente mal "por conseguir" el perdón de su amigo. Se abalanzó con dolor a los brazos del menor, quien lo consolaba y lo entendía a pesar de toda la basura que aun recorría por su rencorosa mente.
Sintiéndose peor al comprobar que en su corazón aun seguían esos sentimientos amargos y sus destructivos pensamientos...
—¿De verdad quieres hacer eso?—preguntó con suavidad al oído del pelinegro, temiendo la respuesta—sea cual sea tu respuesta sabes que estaré ahí para ti...
—¿Por que lo haces?—preguntón esta vez el mayor, subiendo su mirada, chocándola con la del contrario—te hice tanto daño y aun así decidiste perdonarme...
—Por que sé que ese no era el verdadero Taehyung, por que sé perfectamente que aquella persona que cometió tantos errores en el pasado no era el Taehyung de ahora, no es el Taehyung del que estoy profundamente enamorado—explicó con sinceridad absoluta, apretando el cuerpo del mayor en un fuerte abrazo, haciéndole imposible no derramar unas cuantas pequeñas lagrimas—.
—Y por eso te amo...—contestó con un nudo muy grande en su garganta, pudiendo percibir como su corazón aumentaba sus latidos de manera desmesurada—por favor, si algún día cometo mas errores no sueltes mi mano, no dejes de ser el soporte que necesito para mantenerme en la realidad—lo miró fijamente para luego darle un corto beso, sintiéndose tan amargo para el al ver que el menor siempre era sincero y el no era capaz de siquiera decirle que todos esos años encerrado y en terapia no le sirvieron para superar aquel odio que amargaba cada vez mas a su débil corazón—.
Dio una ultima mirada hacia aquella lapida, dando al aire una ultima disculpa a aquel bello ángel que ahora era parte del inmenso cielo, alumbrando con su luz a las personas que más pérdidas se sentían
Era hora de hacer su ultima parada...
Una canción infantil se podía escuchar ser reproducida en la gigantesca televisión, la sala estaba llena de juguetes de todo tipo y colores y habia mantas y almohadones de tonos amarillos pastel regados por el suelo, creando una pequeña camita llena de peluches de animalitos.
Un pequeño niño de cabello castaño, piel clara y ojitos curiosos veía de manera hipnotizada el programa infantil, cantando en voz bajita las canciones, esforzándose para aprender los números y letras y darle una sorpresa a sus amados padres enseñándoles que podía aprender solito.
Trató de no hacer mucho ruido, sabiendo perfectamente que sus padres estaban ocupados preparando el almuerzo luego de hacer mucho trabajo en la casa con papeles que el no entendía, pero que a el le encantaba ver, ya que su padres siempre compartían miradas y besos que hacían emocionarlo mucho y sentir bichitos en su pequeña pancita.
De pronto sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de la puerta siendo tocada...
El pequeño intentarlo su mirada entre la puerta de entrada y la de la cocina, preguntándose si sus padres habían escuchado como la puerta había sido tocada y sonrió teniendo algo en mente...
El le demostraría a sus padres que era un niño grande y abriría la puerta sin ayuda de nadie.
Se paró del revoltijo de mantas y peluches, dirigiéndose con velocidad hacia la puerta, sacando el seguro rápidamente y abriéndola por fin, mostrando la persona que se paraba ahí con una cara que no agrado para nada al pequeño al verse triste y enojado...
—¿Quien eres?—preguntó el pequeño con algo de miedo al no reconocer la persona que estaba ahí parada, sorprendiéndose como el mayor pasaba de una expresión triste y enojada a una completamente sorprendida—¿eres amigo de mis papis?
Preguntó nuevamente al no recibir contestación, sin embargo cuando iba a volver a preguntar la puerta de la cocina fue abierta, saliendo de ahí su papi sonriendo en grande con las mejillas completamente rojas, viéndose tan feliz...
—Minji...¿que te dijimos tu padre y yo de abrir la puerta solo?—habló el mayor de cabello ahora castaño, regañándolo con cariño para luego darle un pequeño besito en la frente con sus gorditos y rosados labios—.
El menor sonrió con cariño, amando tanto los besitos que le daba su papi, dirigiendo su mirada al hombre que aun seguía parado sin decir nada, extrañando al mayor quien de igual manera dirigió su mirada a la puerta semiabierta, reincorporándose lentamente para abrirla completamente, cruzando por fin miradas con el hombre mas alto y de cabello negro.
Lo siguiente que ocurrió el menor no lo comprendió y se asustó mucho cuando su padre lo tomo de la mano y lo alejo de la puerta, poniéndolo detrás de el, sintiendo como su mano templaba al sujetar su suya.
—¿Papi?—preguntó con completa inocencia y confusión el pequeño, viendo como su padre mantenía una expresión igual a la que ponía el cuando su padre lo obligaban a comer vegetales hervidos—.
—¡Yoongi!—gritó el mayor, asustando al menor al escuchar como llamaba a su otro padre, quien apareció en la sala en cuestión de segundos con un rostro asustado y confundido—!Yoongi, llama a la policía!
—¡No no!—habló por fin el pelinegro, parando la acción del rubio mayor, quien ya tenia el teléfono entre sus manos—¡solo vengo a hablar!
—¿¡Que podría hablar yo contigo!?—interrogó en un grito, empujando suavemente al pequeño niño a los brazos de Yoongi, tratando de ponerlo a salvo de cualquier movimiento extraño del pelinegro—¿¡De como me engañaste!? ¿¡De como manipulaste a la gente a tu antojo!? ¿¡O de como mataste a una persona inocente!?
El pelinegro retrocedió al ver como el mas bajo se acercaba a el peligrosamente, claramente dispuesto a propinarle un golpe si la situación lo ameritaba...
—¡O tal vez de pronto vienes a charlar de toda la mierda que le hiciste a Yoongi mientras me hacías pensar a mi que todo se trataba de su culpa y de la mía!—gritó nuevamente, esta vez empujando con fuerza al mas alto contra la pared—¡O tal vez te apetece hablar como estuviste a punto de matarme!
—¡LO SIENTO!—gritó a todo pulmón, parando los movimientos del castaño de golpe—¡No era realmente yo cuando cometí todas esas cosas! ¡Juro por lo que mas quieras que jamas quise hacerte daño hasta este punto!—explicó con un tono tan sincero que le fue inevitable al castaño no sentir su corazón apretar con fuerza y su garganta ser cerrada en angustia—tu eras alguien importante para mi Jimin, y no mentira cuando decía que eras uno de mis mejores amigos, que eras mi alma gemela...
El mas alto acercó ambas manos con precaución hasta los hombros del contrarío, viendo enfrente de sus ojos como el mismo había bajado la guardia, perdido en sus pensamientos y a punto de romperse en llanto.
¿Nuevamente puedes sentir como se siente?
Necesitaba hacerlo, necesitaba conseguir su perdón a pesar de no sentir el arrepentimiento en su corazón, lo necesitaba para poder avanzar...
—discúlpame de corazón...—murmuró, haciendo un movimiento rápido para apretar el cuerpo del castaño contra su cuerpo en un gran abrazo, uno de aquellos que se sentían tan bien para el castaño a pesar de haber pasado años creyendo que no los necesitaba de vuelta—dame la oportunidad de volver a formar parte de tu vida.
El castaño se quedó pasmado unos largos segundos, teniendo una gran batalla en su interior, una en donde su racionalidad y su corazón peleaban por ver quien tenia la razón.
"Siempre amare a Taehyung y los momentos que vivimos juntos en el pasado"
"Nos hizo tanto daño, esta mintiendo, nunca fuimos algo para el"
Pero el siempre fue débil ante su menor...
"Todos merecemos una segunda oportunidad"
Pensó y correspondió el abrazo por fin, hundiendo su pequeña nariz en el cuello del pelinegro, sintiéndose por alguna razón tan bien, tal y como si le hubieran devuelto el pequeño pedacito de corazón que le faltaba para ser completa e inmensamente feliz.
El rubio mayor cargo al pequeño niño entre sus brazos, besando la pequeña mejilla de este para tranquilizarlo y indicarle que todo está bien y que no necesitaba asustarse, sintiéndose feliz de ver al amor de su vida descargar aquellos sentimientos que el sabía que tenia guardado en lo mas profundo de su bondadoso corazón.
—Pensé que estabas en la cárcel...—habló el castaño en lagrimas, viendo a los ojos del mas alto—.
—Me dieron libertad condicional por buen comportamiento—aclaró con una pequeña sonrisa apenada—me internaron cinco años en un psiquiátrico luego de diagnosticarme esquizofrenia y bipolaridad...—bajó la mirada, sintiendo como esas palabras quemaban en su boca, recordando toda la basura que tuvo que soportar con total de que pensaran que estaba completamente curado—yo no sabia que...tenia un niño.
El pequeño castaño se sintió intimidado a ver como el mayor de pelo rulado lo miraba con una mirada extraña, provocando que ocultara su cabecita en el cuello de su padre.
—Min Minji, así se llama...—recitó el nombre del pequeño con duda y temor—su madre era una conocida de Seokjin, ella tuvo un accidente y murió ese día...lo demás es historia y ahora es nuestro pequeño amor y orgullo.
—Estoy tan feliz de que tu si puedas tener una vida feliz...—habló con un tono de voz extraño pero que el castaño no percibió—mi hoja de vida esta manchada, jamas me dejarían adoptar a un niño por mas que lo deseara con todas mis fuerzas.
Un silencio algo incómodo se creo en la sala, siendo la televisión lo único que se lograba oír en el tenso ambiente...
—Taehyung...—llamó esta vez y hablo por fin el rubio mayor, viéndolo con aquellos ojos gatunos que alguna vez en el pasado lo habían vuelto loco, recordando que en algún punto de su vida se quiso convencer que todo lo que hacia lo hacia por la atención y el amor del mayor—si quieres que te perdonemos todo lo que hiciste, tendrás que explicarnos muchas cosas, sin interrupciones, sin vueltas y sin mentiras.
—Lo haré...lo juro—juró en vano otra vez, perdiendo la cuenta de cuantas veces ya lo había hecho—.
—Yoon, amor...—habló esta vez Jimin, acercándose a su esposo y acariciando la pequeña cabecita de su pequeño bebé —lleva a Minji a su habitación, se esta haciendo algo tarde y mañana tiene clases.
El mayor asintió, besando fugazmente los labios de su esposo para luego besar la cabecita de igual forma del pequeño, pudiéndose escuchar una pequeña risita llena de cariño y amor por parte del pequeño castaño, haciendo cerrar un momento los ojos a Taehyung, quien sintió como algo se movía dentro suyo con desagrado y dolor, apretando su malintencionado corazón con fuerza al recordar como hubiera deseado que algo como esto le hubiera pasado en su infancia, preguntándose como seria su vida ahora si su madre y su padre lo hubieran amado como Yoongi y Jimin parecían amar al pequeño Minji.
Algo picó en su estomago con insistencia, abriendo los ojos, ya no pudiendo parar lo que sus labios morian por soltar...
—¿Puedo llevarlo yo?—preguntó de la nada, sorprendiendo a ambos mayores, quienes se miraron mutuamente—digo, quisiera vivir lo que sé siente arropar a un niño pequeño, con eso de que nunca tendré la oportunidad de tener un niño con la persona que amo...
Ambos mayores dudaron mucho pero accedieron al final, indicándole que la habitación del niño estaba al final del pasillo en la ultima puerta.
El niño fue entregado con cuidado en sus brazos, viendo como este tenia sus ojitos cristalinos por la confusión y sus pequeños labios gorditos, extrañamente muy parecidos a los de Jimin, los cuales estaban semi-abiertos, mostrando sus pequeñitos dientitos blancos, viéndose tan inocente, tan vivo por dentro, tan lleno de ingenuidad...
Lo cargo con cuidado, llevándolo hasta su habitación, notando que la mayoría de las cosas que conformaban la habitación del niño eran de color amarillo y otros tonos derivados de este.
Lo sentó en la cama, viendo como el pequeño se arropaba en su cama bajo sus mantitas amarillas, abrazando con fuerza un osito de peluche café tan idéntico al que alguna vez el tanto amo y terminó abandonado en aquella banca del parque hace mas de 25 años.
Un odio tan amargo apretó con fuerza en su interior, asfixiando su corazón y su alma...
Desvío la mirada, sintiendo como el pequeño lo miraba con duda y curiosidad, pero aun así se mantenía en silencio total, pareciéndose tanto a la personalidad callada y cohibida de Yoongi.
—¿Te gusta las cajas musicales?—preguntó el pelinegro, viendo apoyada con mucho cuidado una pequeña caja con forma de piano. Le dio cuerda varias veces y la abrió, haciendo sonar una tranquilizante música de piano, inundando la silenciosa habitación con dicha melodía, pudiendo ver como el pequeño bostezaba y sonreía mientras veía la pequeña caja—es muy bonita...
—Papi dijo que la trajo la cigüeña cuando yo nací, porque soy un niño bueno y especial—habló el pequeño con entusiasmo al hablar de sus padres—dijo que la música que suena simboliza el amor que ellos sienten por mi.
—Los quieres mucho ¿verdad?—preguntó, apretando la caja musical entre sus manos con algo de fuerza—.
—¡Si! Son los mejores padres del mundo—sonrió con tanta felicidad y inocencia que por un momento hizo sentir envidia al mayor—.
El pelinegro dejó la caja musical a un lado, enfocando su tétrica mirada en el menor, quien apretó sus labios con algo de miedo por lo oscuros que se veían los ojos de este...
—¿Harías cualquier cosa por ellos?—interrogó, colocando sus grandes manos a cada costado de la cabeza de menor y acariciando suavemente la mejillas de este—.
—Si...—respondió casi en un murmuro que no pudo continuar—.
Porque cuando quiso decir mas palabras el pelinegro tapo su boca con un poco de brusquedad, indicándole silencio para luego decirle algo en el oído, algo que lo dejo pasmado y sorprendido...
El mayor se levantó de la cama con una sonrisa completamente satisfactoria en sus labios, contemplando como la expresión del pequeño era de miedo y temor, viendo ademas como este apretaba el pequeño peluche con fuerza contra su pecho, sus ojos volviéndose cristalinos en cuestión de segundos.
El mayor abandonó la habitación, cerrando la puerta detrás de el, dejando al niño atrás en completa obscuridad y en compañía de la musiquita de piano que aun la caja musical entonaba...
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"No importa que escuches, si te levantas de esta cama, nunca mas volverás a ver a tus padres"
👀...
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¡¡Llegamos a los 1K!! ♥️♥️♥️
De verdad no tengo palabras para expresar todo el amor y agradecimiento que siento por ustedes ♥️
Somos una gran familia ♥️🌙
Las amo mucho~
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