06🛍🕶
-¿Quieres pasar la noche en mi casa?
Subi mi mirada y la crucé con la del rubio. Lo observé y no sabia si estaba hablando enserio o si simplemente se estaba burlando de mí.
Mantuve la mirada unos segundos más, no parecía estar jugando, su mirada se veía sincera y mantenia una expresión seria.
Baje la mirada instintivamente. Por alguna razón sus ojos s veían muy sinceros con sus palabras y no tuve otra opción que pensarlo.
¿Tenia otra opción?
Estaba cansado y mi pies me dolían como el infierno por tener que siempre portar zapatos finos y nuevos.
¿Saben lo doloroso que es desfilar por horas con zapatos de cuero nuevos y que encima son de un talle más pequeño que sus pies?
Dolia demaciado y sus pies terminaban siempre con marcas o ampollas que al siguiente día tenía que aguantar porque no se permitían tomar un maldito descanso cuando se trataba de las nuevas colecciones.
Además de sus pies también le dolía demaciado su espalda y caderas.
Con el pasar de los años el tener que mantener una postura perfecta e impecable le había pasado por fin factura. No se le permitía dormir de ninguna manera que no fuera recta. Tenia prohibido dormir de costado o en alguna rara posición porque disque su columna puede arruinarse y su postura ya no será la misma.
Pero había algo más doloroso. Algo que ardía más que un Infierno entero. El sabia perfectamente que su estabilidad emocional estaba mal y le dolía tanto.
Cada vez que regresaba a su lujoso departamento en la planta más alta del edificio más costoso y se daba cuenta que estaba solo se replanteaba el sentido del dinero, de las posesiones y de la vida...
¿De qué le servía tener todo si no tenia nadie con quien compartirlo?
Es algo que no lo dejaba descansar en paz en las noches y algo que lo volvía loco constantemente.
¿Ahora...?
La única amistad que consideraba verdadera era la que tenia con el pelinegro.
Pero todos esos años de modelaje juntos, todos aquellos secretos, momentos y sentimientos revelados parecieron no valer nada para el pelinegro cuando le hablo de manera tan fría enfrente de todos.
Ya no tenia nada más que perder. De pronto y si perdía todo su dinero y terminaba en la calle no le sorprendería para nada.
-¿Aceptas?
Escuche la voz lejana del rubio y tuve que reacionar antes sus palabras. Lo miré unos segundos y se me escapó una pequeña sonrisa al ver nuevamente esos lentes de pasta gruesa muy feos a mi parecer.
-Esta bien...supongo que no tengo opción.
Y así fue como ambos salieron del edificio y en completo silencio incómodo.
Como el mayor no tenia los suficientes ingresos al mes este no podía darse el lujo de comprarse algún auto o motocicleta. Así que sin opción y bajo la mirada atenta y desaprobatoria del modelo tuvo que pagar un taxi hasta su casa, la cual no quedaba nada cerca de la empresa y eso tuvo consecuencia en su bolsillo cuando el himbre le cobró lo que marcaba el taxímetro. El no estaba acostumbrado a pagar taxis porque estos siempre eran muy caros y la mayoría de las ocasiones cobraban más de lo debido,
Pero esta vez tuvo que ser la excepción al tener la compañía del peligris.
El taxi le salió más caro de lo que esperaba...ahora tendría que recortar algunas cosas de la lista de compras del supermercado porque estaba seguro que ya no le alcanzaría con su ajustado sueldo.
El auto se estacióno en la dirección dada por el mayor. Ambos se bajaron en silencio total y se acercaron a la puerta. Para ese momento el peligris ya estaba muy disconforme y se sentía algo paranoico al no conocer aquellas calles oscuras y para nada transitadas.
El rubio a su lado sacó del bolsillo de su pantalón de chándal muy pasado de moda unas llavero que tenia una cantidad exagerada de llaves. Estas tenían como llavero un gatito con una cara algo divertida, el peligris no pudo evitar sonreír un poco con burla al darse cuenta que el llavero se parecía al rubio.
Ambos entraron a la casa y el peligris no pudo evitar mirar para todos lados y terminar de comprobar que la casa del rubio se veía igual de anticuado que el.
Un olor hogareño golpeó la nariz del peligris y este no pudo evitar sonreír al tener recuerdos del pasado. Aquellos cuando sus padres aún estaban a su lado.
-¿Tienes hambre? -pregunto el mayor para romper el hielo y dejar de crear una atmósfera tan incómoda-
El peligris miró al mayor sin contestar, el rubio no dijo más y caminó más alfondo dentro de la modesta casa.
El peligris no tuvo mas opción que seguirlo por detrás a pasos lentos que aprovechaba para curiosear más la casa del rubio.
Vio las paredes color moca algo desgastadas, estas estaban casi llenas de cuadros raros con algún tipo de arte abstracto que para nada combinaba con la pinta que daba la demás decoración.
Miro lo que el peligris calculaba que era el "living" y pudo ver una chimenea de ladrillos rojos pulidos. Eso era algo que al peligris sí le había gustado pero nunca iba a admitir en voz alta. El siempre había querido tener una pero en los departamentos esto no se permite y el era realmente descuidado y no dudaba que podría provocar un incendio.
Dirigió su mirada arriba de la chimenea y en esta había un cuadro grande colgando. Ahí posaba la imagen de dos mujeres con un pequeño niño muy sonriente.
El peligri no dudó en que el niño de la foto era el rubio, sonrió al darse cuenta que le había causado ternura la manera en como sonreía en la foto.
De pronto un pitido repetitivo lo sacó de su pensamientos y volteó hacia adelante para darse cuenta que el rubio sacaba del microondas una pizza de pepperoni.
El menor olfateó disimuladamente el aroma que desprendía el alimento y no pudo evitar que su boca se llene de saliva al olfatear y darse cuenta que olía delicioso.
Su estómago rugió. El peligris no sabía cuando tiempo había pasado desde la ultima vez que se permitió comer una rebanada de pizza o de cualquier alimento pecaminoso para su estricta dieta.
-¿Quieres? -ofrecio el mayor al ver que el peligris no quitaba su mirada de encima de la pizza-.
-N-no...-tartamudeo al contestar, Estaba teniendo una seria pelea interna-.
-Oh vamos, no tengas pena. Es simple pizza de microondas. -insistio el rubio con una pequeña sonrisa mientras tomaba dos copas y un vino del refrigerador-.
El mayor se sentó en el sofá y colocó una de esas pequeñas mesas que sirven para adaptarse todos lados.
Coloco la humeante pizza y las dos copas junto al vino.
Sirvió el vino en ambas copas y sin mucho rodeo comenzó a comer una rebanada de pizza mientras miraba al peligris invitándolo con la mirada a que se sentara a su lado.
El manor entendió y se sentó sintiéndose algo cohibido con la situación.
¿Vino...?
¿Acaso quería enborracharlo?
De pronto un tintineo se escucho y se exaltó cuando un pequeño gato se subió encima de sus piernas buscando algo de cariño mientras hacía sonar el pequeño cascabel que tenía atado a su collar.
-Oh el es Blaky. Mi gatito y mi acompañante de vida -sonrio el mayor al ver como el pequeño gatito buscaba cariño en el menor-.
El peligris se relajó y admiró al gatito de pelaje tan oscuro y ojos asombrosamente grisáceo.
Es muy lindo y demasiado tierno penso el peligris mientras acariciaba por fin al gatito que solo ronroneo al tacto del menor.
-Parece que le agrado. -dijo el menor con una sonrisa que el mayor no dudo de que era tan hermosa como el-.
-Al parecer si, aunque le agreda mas las personas que aceptan la comida de los demás. -dijo con un tono entre serio y divertido-.
El menor vio al mayor a los ojos y luego a la pizza que seguía igual de humeante que hace unos minutos atrás. Su estómago volvió a gruñir y esta vez dio una disculpa al aire por romper la dieta que llevaba más de 3 años.
Agarro la rebanada y olfateó deliberadamente, anticipándose de como sabría después de no haberla comido durante años.
Sin más rodeos se llevó la rebanada a la boca y dudo un poco antes de comenzar a masticar.
Sabia tan bien...
No recordaba que la pizza de microondas supiera tan malditamente deliciosa. Se relamio los labios al tragar y no tardo mucho en volver a morder aquella exquisitez.
-Sabe muy bien...-se le escapó al menor mientras tenia los ojos cerrados y disfrutaba como el queso se fundía en su boca-.
-¿Así?...pues si esta buena pero es simple pizza de microondas. -hablo el mayor con sonrisa en sus labios al escuchar el comentario tal vez algo exagerado se peligris-.
El menor abrió los ojos y se sintió sonrojar al darse cuenta de que había hablado en voz alta.
Era la segunda vez en el día que se sonrojaba por el rubio...
El mayor sonrio al ver la expresión del menor e ignoró el hecho de que sus lindas mejillas estaban encendidas en un lindo color salmón.
◇♡◇
(Uy bebés se me extendió mucho el capitulo jaja)
Sigue abajo para leer la siguiente parte UwU♡)
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