20. TAMARA
"Juzgar sin saber solo ocasiona confusión"
AÑOS ATRÁS
El tercer año de secundaria fue terrible porque después de un año preparándome en el instituto para personas ciegas retomé mis estudios.
Mis compañeros eran menores para mi con un año y sólo sabían de mi lo que los rumores y los profesores contaban, pero nada más.
Luego de reunirnos en el salón de actos y escuchar el discurso de bienvenida, ingresé a mi salón y me coloqué en la primera fila para escuchar mejor a los profesores; nos presentamos y comenzaron las burlas cuando llegó mi turno.
-- Buenos días con todos, mi nombre es Cárol
Escuché a alguien decir:
-- Sí, sí, ya sabemos eres la consentida de todos los profesores sólo porque tienes buenas calificaciones y jamás, jamás te has quedado en supletorios ¡presumida!
Todos rieron, pero mis compañeros no me conocían, pues yo dejé un año el colegio para ingresar a un instituto para personas ciegas, aprendí a movilizarme con el bastón y a usar la computadora con un programa lector de pantalla llamado JAWS.
La primera hora de clase tenía inglés, la profesora era nueva y no sabía cómo enseñar a una persona ciega.
Yo siempre me sentaba adelante para ver lo que escribían en la pizarra a pesar de que siempre me dictaban.
Esa mañana Tamara mi profesora de inglés me gritó
-- ¿Por qué no lee el párrafo??!!,¿¿acaso no sabe inglés?
"Nunca nadie me había gritado así por no leer"
Contuve las lágrimas, no deseaba que mis compañeros me vieran vulnerable y peor tamara que no me conocía. En ese momento no necesitaba proyectarme como una chica indefensa para que se burlaran de mí.
-- ¿Cárol, ¿estás bien?
me dijo Gabriel, un muchacho nuevo que se acercó en el salón de actos y luego de presentarse me ayudó a dirigirme a nuestro salón de clases.
Yo asentí, traté de olvidar el incidente con Tamara y presté atención.
Las horas pasaron, sonó el timbre para el recreo y todos salieron. Todos excepto yo, ese día no salí, permanecí en el salón de clases sola porque me molestaba el sol.
Mientras yo descansaba un poco del ruido en el salón de clases, Gabriel buscó a mi profesora Tamara y le reclamó por haberme gritado.
-- Señorita Tamara ¿tiene un momento por favor?
-- ¿Dígame Gabriel en que puedo ayudarlo?
-- No sé si recuerde a Cárol, es mi compañera de clase.
-- Sí, Gabriel, claro que la recuerdo, es la chica que no sabe leer en inglés.
-- Con el debido respeto que se merece Señorita Tamara yo no sé cómo hizo para obtener el trabajo en este colegio, pero, nadie puede usar su autoridad para ofender a sus alumnos y peor a Cárol porque ella tiene baja visión ¡Usted podrá enseñar bien inglés, pero, de calidad humana se nota que no tiene ni un poco de conciencia ni práctica!
Gabriel había conversado con el inspector antes de acercarse a tamara, se enteró de mi situación con detalles.
El inspector le informó todo lo que sabía de mí.
- Mira Gabriel, Cárol es una jovencita muy inteligente pero tiene problemas de visión, no puede mirar cuando está expuesta al sol, usa audífonos para escuchar y su problema no le permite distinguir colores ¿por qué la pregunta?
- Sólo quería conocerla más pero no quiero incomodarla.
Luego de conversar con Tamara, Gabriel se dirigió a secretaría y consiguió el número de mi mamá, la llamó para notificarle lo sucedido. Él nunca admitía una injusticia y no se mantuvo en silencio.
Mi mamá asistió al colegio para dialogar con mi profesora.
Entró y solicitó le informen dónde podía encontrar a mi profesora Tamara y me llamaron a mi también al salón de profesores; escuché que le dijo:
-- Buenos días, permítame presentarme yo soy María Fernanda la mamá de Cárol. Estoy aquí para saber ¿Cuál es el inconveniente con mi hija? No sé si esté informada, pero Cárol tiene problemas de visión y debe esforzarse mucho para leer,porque debe utilizar una lupa y se demora un poco al hacerlo; yo no sé cuál es su método de enseñanza, pero no estoy de acuerdo que le haya gritado a mi hija.
-- ¿Alguna vez ha trabajado con estudiantes con un problema de visión?
Tamara se notaba nerviosa.
-- No señora María Fernanda es la primera vez.
Mi mamá me rodeó con sus brazos para darme seguridad y continuó.
-- ¿Usted tiene hijos? ¿es mamá?
Miraba fijamente a tamara.
-- No señora no tengo hijos.
Tamara nos solicitó que nos ubicáramos frente al escritorio y tomó asiento; la noté bastante nerviosa porque al responder las interrogantes de mi mamá se le entrecortaba la vos.
Mi mamá entrelazó sus manos frente a Tamara y yo imité su gesto
-- Ahora comprendo, usted no sabe lo que se siente que una persona extraña le levante la voz a su hija. Por lo visto no se ha relacionado con personas con algún tipo de discapacidad para tomar una postura grosera ante Cárol y asumir que no sabe inglés sin antes investigar el motivo por el cuál mi hija no pudo leer. Por favor le recomiendo que se acerque a las autoridades máximas del colegio y solicite que le expliquen cómo trabajar con Cárol. No quiero volver a enterarme que mi hija ha sido humillada por alguna autoridad o tendré que tomar medidas más drásticas y dirigirme al Ministerio de Educación.
Luego de darle un gran discurso a Tamara, mi mamá me tomó de la mano y me dirigió hasta mi salón de clases.
Desde ese momento Tamara intentó buscar alternativas para trabajar conmigo.
No volví a tener algún inconveniente con otro profesor, pero siempre mis compañeros no entendían mi situación.
La burla y el acoso, son armas de opresión
La autoridad reprime, el pensamiento y la razón
Las limitaciones ayudan, a ser valientes y no sentir temor
Ante la duda, la respuesta que un conflicto evitó...
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