17. COMPLICIDAD
"La amistad es aquella complicidad que te impulsa a continuar y creer en ti"
Al medio día sonó el teléfono de mi departamento, me levanté de mi escritorio para contestar.
-- ¡Buenas tardes! ¿con quién desea hablar?
-- Buenas tardes para ti también Cárol cómo estás cuéntame princesa ¿estás ocupada?
-- No, Gabo, para ti nunca estoy ocupada ¿Por qué? ¿Qué sucedió?
-- Nada grave, Cárol sólo me preguntaba si podemos hacer juntos la tarea de física está un poco larga y creo que podrías ayudarme así terminamos más rápido.
-- Encantada de ayudarte, por mí no hay problema puedes venir a mi departamento para terminar más rápido.
-- Está bien princesa en media hora estoy allí.
Colgué la llamada y regresé a mi escritorio para revisar los ejercicios que debía resolver.
-- ¿Quién era al teléfono Cárol?
-- Era Gabriel Mamá.
-- ¿Y que necesitaba?
-- Me preguntó si podíamos hacer la tarea juntos, Y yo le dije que sí.
-- Pero, Cárol, nosotras tenemos visita en la tarde.
-- Lo sé mamá, pero mi tarea es para mañana; tu visita puede esperar todo el tiempo que quiera.
Media hora más tarde Gabriel llegó; traía su mochila, vestía unos pantalones jeans, una sudadera Y su chaqueta de deportista.
Él era más alto que yo pues medía 1,75 cm, tuvo que agacharse un poco para saludarme
-- Buenas tardes princesa ¡te ves muy hermosa hoy!
-- Pasa por favor. Gracias por el cumplido.
Lo tomé de la mano y lo dirigí a la cocina donde se encontraba mi mamá preparando un delicioso almuerzo para nosotros. Había decidido realizar un delicioso pollo a la naranja con papas al horno bañadas en orégano con mantequilla y ensalada de zanahoria con brócoli en vinagreta.
Se acercó a mi mamá y le estrechó la mano.
-- Buenas tardes señora Marifer, perdón por venir sin avisar antes.
-- Tranquilo Gabriel no te preocupes, Cárol ya me lo informó al mediodía.
Lo tomé de la mano y lo llevé hasta mi habitación.
-- Disculpa Mamá, pero tenemos que realizar la tarea de física.
-- Tranquila hija lleva a Gabriel a tu habitación y no se demoren mucho por favor; recuerda que tenemos visita en la tarde.
-- Sí mamá, perdón nos retiramos ya.
-- Por favor pasa Gabriel, puedes dejar tu mochila en el sofá. Permíteme retirar mis libros para que puedas colocar tus apuntes sobre el escritorio.
Gabriel miraba todo alrededor, era la primera vez que le permitía entrar a mi habitación.
-- Pensé que tu dormitorio era todo rosado como el de la mayoría de las adolescentes.
-- No Gabo para mí es más fácil darme cuenta de los objetos que hay en una habitación cuando los colores están entre claros y oscuros por eso mi dormitorio es café con blanco.
Asintió y colocó sus cuadernos sobre mi escritorio.
-- Parece que hoy no has tenido un buen día porque tienes una mirada triste. ¿Te ocurre algo?
-- No, Gabo, ¿por qué?
-- Porque tienes una cara como si fueses a asistir a un funeral.
Era difícil ocultar mi tristeza, ya nada era igual para mí; me habían defraudado, engañado y ocultado una verdad por dieciocho años. Era normal que mi semblante estuviese apagado.
--La verdad sí Gabo, no ha sido fácil estos días y aún me siento confundida, molesta y triste; no tolero la mentira y mis padres, aunque siempre me inculcaron ser honesta, fueron los primeros en ocultarme una realidad y eso duele porque ya no puedo confiar en nadie.
Gabriel escuchó con atención y tomó asiento frente a mi escritorio, guardó silencio unos instantes para continuar con la conversación.
-- Sé cuánto duele una mentira princesa, lamento que te sientas tan agobiada, me gustaría hacer algo para evitar que continúes con esa carita de tristeza.
Asentí y me coloqué a su lado en el escritorio.
-- ¿Te confieso algo?
Le dije mientras me acomodaba.
-- Claro Princesa sabes que puedes confiar en mí.
-- Me siento un poco confundida y triste por lo que te conté el otro día y porque mi prima Rosmery vendrá para conversar conmigo y aclararme lo que hizo ella.
Gabriel quiso levantarse de su asiento, pero le tomé del brazo.
-- ¿Qué pasa Gabo?
-- ¡Creo que llegué en mal momento!
-- No, Gabriel, tu presencia me hace sentir más tranquila...
-- Está bien Cárol, pero si te incomoda algo me lo informas.
Decidimos comenzar con la tarea y en una hora teníamos todos los ejercicios de física resueltos.
Nos estiramos un poco para dejar de lado la pereza mientras Gabriel preguntaba:
-- ¿Puedo invitarte a tomar un helado?
Creo que necesitas distraerte un poco para tener fuerzas y enfrentar todo lo que tengas que escuchar.
-- Yo también lo creo así, gracias Gabo por la sugerencia. Dame un minuto por favor, voy a informarle a mi mamá que saldremos un momento.
Salí de la habitación en busca de mi mamá.
-- Mamá voy a salir, sólo me demoraré una media hora.
Dejó de cortar las zanahorias y me miró.
-- Recuerda que tenemos un asunto pendiente por favor no te demores.
-- Si mamá está bien.
Luego de almorzar Gabriel ayudó a retirar los platos y los lavó, mi mamá no se negó, guardamos todo en su lugar y pasamos a mi habitación para recoger nuestras pertenencias y salir.
-- Cárol por favor llévate un abrigo parece que va a llover.
-- Gracias mamá por la recomendación, pero vamos en el auto de Gabriel; no nos mojaremos.
Tomamos nuestras chaquetas y salimos del departamento
Cuando abrí la puerta para salir, ahí estaba a Rosmery esperando que abran la puerta
-- ¡Buenas tardes señora! dijo Gabriel y me tomó la mano
-- Buenas tardes joven ¿Cómo está? ¿Supongo debe ser Rónal verdad?
Supuse que Alejandra le había comentado a su mamá que yo tenía novio y se llamaba Rónal.
-- No señora, mi nombre es Gabriel, soy el mejor amigo de Cárol.
Yo simplemente la miré.
-- Hola Cárol ¿Cómo estás? ¿No me vas a dar un abrazo?
Me quedé en silencio sin saber cómo actuar en realidad me sentía extraña
No hice nada, abrí más la puerta para que Rosmery ingrese y le dije a mi mamá que ya regresaba
Cerré la puerta y salí del departamento.
Al ver que mi semblante cambió de alegre a serio Gabriel preguntó:
-- ¿Te encuentras bien Cárol? ¿la señora era tu prima verdad?
Yo asentí y lo abracé
-- No te pongas triste Cárol, mejor vamos por el helado ¿de acuerdo?
Asentí y nos dirigimos hacia el estacionamiento para retirar su auto.
Llegamos en cinco minutos al centro comercial y me tomó de la mano, caminamos un poco hasta encontrar la fila para comprar los helados; yo pedí de chicle y Gabriel de chocolate.
Pasamos juntos un momento agradable y logré olvidar todos mis problemas
Cuando regresamos me dio un fuerte abrazo, Y acercándose a mí me dijo al oído
-- Recuerda que eres una mujer valiente, si puedes con el colegio y las burlas puedes con todo.
-- ¡Gracias Gabo por estar a mi lado cuando te necesito!
-- Para eso están los amigos, tú sabes que eres muy especial para mí y me gusta verte sonreír. Nos vemos mañana en el colegio princesa.
Lo abracé más fuerte y le sonreí.
-- Eso tenlo por seguro. Gracias Gabo por hacer de este día algo diferente.
Volvió a darme un abrazo y se fue.
"Yo conozco esa mirada, qué expresa tu pensar
Yo conozco ese abrazo, Y no necesitas hablar
Con fuerza tomaré tus manos, para transmitirte seguridad
Ven y piérdete en mis brazos, porque jamás te voy a dejar...
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