Prólogo;

Houston, Texas.
Diez años antes.

--¡Maldicion! --maldijo con furia.

Jos caminaba furioso por los pasillos de aquella casa que paso la mayor parte de su vida. La sangre de el corria desesperadamente por sus venas debido a la rabia que recorría por su cuerpo con una intensidad extrema. Nunca se había sentido así antes, nunca en sus veintidós años de vida. Sus puños estaban apretados y hacían que sus nudillos se blanqueran por completo. Su mandíbula estaba tensa y una vena sobresalía debido a la presión que ejercía.

Camino aún más rápido hasta llegar a la oficina de su tutor, Jonh Beer. La puerta se abrió de par en par de un solo golpe y Jos observó al hombre sentado detrás de su gran escritorio de caoba. La mirada fria y asesina de Jos se clavaba sobre el, mientras que esté le veía con una sonrisa de malicia en su cara.

Jos sentía la necesidad de lanzarse sobre el y quitarle aquella sonrisa del rostro con golpes, no lo soportaba. Simplemente ya no lo soportaba.

John Beer se levantó lentamente de su sillón de cuero y se movió hacia una bandeja de plata donde tenía algunas bebidas. Cogió un vaso y lo lleno de coñac para volverse hacia Jos y dedicarle una pequeña sonrisa.

--Hola, hijo.--saludo.

--¡Maldito infeliz!
--exclamo Jos con rabia mientras cerraba la puerta de golpe.

Beer negó con la cabeza y con un suspiro se sentó en el sillón. Miró al hombre enfurecido ante él y cruzó sus dedos sobre el escritorio.

--Esos no son los modales que te he enseñado, hijo.--dijo en un tono paterno John.

--No te atrevas a llamarme así. ¡Eres un hijo de puta!.--grito.

John exhaló aire y paso una mano por su cabello negro.

--No entiendo la razón por la cual has venido hasta acá para decirme semejantes cosas.

--La razón es que confíe en ti. Confíe en ti.
--lo miro dolido y luego golpeó su escritorio.
--¡Maldicion! Le entregué toda mi confianza, John y tú la desperdiciaste.

--No he desperdiciado nada, hijo. Aún no tengo claro la razón por la cual estás acá y creo que es muy malo de tu parte gritarle a un hombre de cuarenta años.

--Tu debes de saber que hiciste. Me traicionaste. ¡Robaste dinero del negocio de tu propia familia y me culpaste!

La mirada de John recorrió toda la habitación y miró divertido a Jos, esa era la verdad. Robo y culpo a Jos. El único que podía ser sospechoso en aquel momento. Siendo el hijo de uno padres que no se preocupaban por el, sería la mejor forma de manchar su apellido.

Le sonrió a Jos amargamente y le dio un trago a su bebida.

--¿Por qué lo hiciste? --pregunto esta vez Jos adolorido.--Eras como tutor, la única persona capaz de darme lo que necesitaba. Eras como mi padre...

--¡Basta de hablar estupideces, Canela!.--grito John y se levantó golpeando el escritorio.
--Necesitaba el dinero y ningún miembro de mi propia familia podía hacerme el jodido favor. Era más fácil robarlo y culpar a alguien...--lo miro y volvió a sonreír malicioso.--Y tu ganaste el puesto.

--¡Eres un infeliz! -murmuró Jos.--¡Eres un maldito infeliz!

Jos apretó aún más los puños para evitar la maldita necesidad de matarlo a golpes. Lo odiaba, pero no podía matarlo, no podía.

--¡Si mis padres se enteran me odiarán, John! No puedo creer que hayas hecho semejante cosa.

--Vamos, Jos. Tus padres no te pueden odiar...al menos no más de lo que lo hacen.--la mirada de Jos se encontró con la de John la cual tenía un cierto brillo de malicia en ellos.
--¿Por qué crees que vives en esta casa? Solo porque tus padres, tus propios padres no te toleran, se arrepienten de tenerte. Yo soy el único al cuál pudieron dejarte a cargo durante gran parte de tu vida. Por eso viajan por todo el mundo y no se detienen por preguntar por ti. No les eres importante.

El corazón de Jos se destrozó con esas palabras. Era cierto que nunca veía a sus padres. Pero no creía que le odiarán. Nunca hizo algo malo para que lo hicieran.

--Muérete.--espetó con furia.--Me iré de esta casa. Te arrepentirás de haberme traicionado, John Beer. Lo verás, me vengare.

John sonrió aún más y negó con la cabeza.

--Eres un muchacho ingenuo. Pero si crees que algún día podrás vengarte entonces estaré esperando ese día con ansias, chico.

Jos le dedicó una última mirada y se salió de la oficina rápidamente. Chocó con la hija de John, Madison Beer, la miró de reojo y salió rápidamente en busca de sus cosas para largarse de la casa.

Madison observó como Jos salió furioso de la oficina de su padre y su curiosidad creció para saber que pasaba. Tenía solo dieciséis años y tenía una gran obsesión por aquel hombre de ojos grises.

Ella era una simple colegiala y el un hombre de veintidós años. Era el típico amor adolescente donde ella estaba enamorada sola y el ni siquiera notaba su existencia. Suspiro al sentir su perfume varonil entrar en sus fosas nasales y entró en la oficina de su padre para saludarlo con una sonrisa.

--Hola.--le saludo Madison con una sonrisa en su rostro.

John estaba frotándose las sienes con dos dedos y levantó su mirada para ver a su hija parada en el umbral de la puerta. Con una mano le hizo una seña para que lo dejase sólo y ella asintió cerrando la puerta de la oficina de su padre. No era extraño que su padre ni siquiera la mirara.
Ella habían sido un error al nacer, no era raro que no le importará. Rápidamente ella puso su mirada en los pasillos de su hogar intentando ver si Jos seguía cerca. Suspiro y sé traslado hasta la cocina, pasando cerca de la puerta principal. Logro ver a Jos salir y le dedicó una última mirada y una sonrisa amarga.

Primer Capitulo el Viernes 🥀💥




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