Capitulo 043;

La noche había transcurrido lenta y tortuosa para Madison. No logro dormir más de 3 horas seguidas, sus problemas de insomnio volvieron después de la tarde anterior. El culpable tenía nombre y apellido; Jos Canela. Si solamente ella no hubiese sido tan estúpida como para soltarle la bomba, tal vez nunca se hubieran peleado y nadie saldría herido. Logro ver la hora en el reloj de la pared que marcaba las 9:11. Suspiró y se obligo a sí misma a levantarse de la cama.

Tal vez Jos y ella volvieran a la normalidad y harían como si no hubiera pasado nada hasta que terminara el mes. Hasta podría convencerlo de que el también la amaba. Negó ante su testarudez, debía irse, lo sabía pero aún quiso quedarse. Tenía la esperanza de que solo habría sido un malentendido y Jos olvidará de que ella le confesó que lo amaba. Aquella idea le dolía aun más de lo que pensaba.

Cuando entro al baño se despojo la ropa y miro su rostro en el espejo. Sus ojos estaban hinchados y rojizos aún cuando no se había permitido llorar, tenía unas leves bolsas bajo ellos por su falta de sueño y sus labios estaban completamente pálidos y quebrados. Obviamente no parecía la misma Madison de unas noches atrás, en ese momento se recordaba como la adolescente que lloraba por la atención de su primer amor; irónico. Unos 10 años atrás se encontraba en la misma situación con Jos solo que el no estaba consiente de su presencia en aquel momento.

Se dió una ducha rápida y se cambió de ropa para encontrarse con Jos. Por intuición sabía que estaba en la cocina. Respiro unas cuantas veces y se paró en seco al escuchar una risa femenina.

¿Que mierda....?

Sintió la sangre abandonar su cuerpo y un nudo en su garganta al escuchar la suave voz de la mujer. Avanzo a la cocina y se quedó parada en el umbral para ver a Jos solo con unos vaqueros oscuros y una mujer rubia y hermosa usando su camisa.

Ambos intercambiaron miradas y en su interior lo que quedaba se había roto por completo. Seguia amándolo, pero su sangre hervía de rabia y sentía la necesidad de matarlo a golpes.

--Madison...--murmuro Jos.

Ella cerro sus ojos y quiso que la tierra se la tragara ahí mismo sin que dejara algún rastro de ella.

--Ella es Katheryne. Katheryne ella es Madison.

La rubia se levantó dejando ver sus kilometricas y bien torneadas piernas, su perfecta cabellera rubia caía en ondas por sus hombros y está esbozó una pequeña sonrisa. Por supuesto era lo contrario a ella. Cuando está estiró su mano Madison la ignoro, paso por su lado y se plantó frente a Jos.

--Puedo explicarlo....

--Tú, José Canela, eres el cabrón más grande del mundo. Mi papá siempre tuvo razón en ti, eres un jodido infeliz.--apreto sus labios hasta convertirlos. Una lágrima sin poder contenerla se escapó de sus ojos y resbaló por su mejilla.--No solo eres eso, eres patético. ¿En verdad crees que me trago eso de que te acostaste con ella? Sé que no eres capaz, teníamos un vínculo especial y lo sabes; si solamente querias que me fuera tenías que pedirlo, no tenías por que crear este estúpido escenario.--suspiro.--En estos momentos te odio como a nadie, ¿estas feliz con ello?

Bufo.

--Por supuesto que lo estás.--murmuro.--En realidad creí que podías amarme aunque sea un poco, lo creí.

Jos se quedó callado mientras Katheryne solo los miraba. La pelinegra esperó que Jos hablará y cuando no lo hizo se limitó a limpiarse las lágrimas y negar con su cabeza.

--Al menos conseguiste tu objetivo, fui tu juguete sexual. Iré a empacar mis cosas, au revoir.

"Adiós o hasta luego"

Madison dejo la habitación y Jos no parpadeo durante un minuto. Le había lastimado más de lo que pensaba . No había pensado en cómo se sentiría cuando había llamado a Katheryne.

La rubia se acercó y lo miro culpable.

--Es muy inteligente.

--Mas de lo que yo podría ser.

--Y eres un imbécil.

Asintió.

--Lo se, uno de primera.

--Eres peor que Jerry, en estos momentos lo prefiero a él antes que a ti. Pensé que la amabas.--el dejo salir un suspiro y miro a su amiga.

--Lo hago.

--¿Por qué lo hiciste?

El movió su cabeza.

--Te dije, es mejor para ambos. Además soy un bastardo egoista.--rio amargado.--Me preocupo más de mí mismo que de ella.

--¿No intentaras detenerla?--el negó.

--Es lo mejor....

Katheryne resopló.

--Espero que sigas pensando lo mismo en unos días, sabía que ayudarte en esto seria una idiotez y eso fue. Te daré máximo una semana hasta que te arrepientas.

--No lo haré, créeme.

O eso creía el que no haria, cuando Madison estuviera lejos de su casa volveria a tener su mente despejada, eso esperaba.


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