Capitulo 041;
La multitud de la gente en el barrio Francés de Nueva Orleans era sorprendentemente espesa, las calles estaban transitadas por diferentes coches y las aceras llenas de personas por doquier.
A Madison no le hubiese sorprendido si alguien se desmayaba entre las personas. Jos paso su brazo por los hombros de Madison, y la acerco más a su cuerpo. Se sentía tan genial poder caminar con él y reír como si en verdad fueran una pareja.
Ojalá.
Ella suspiró y le sonrió cuando él le dijo algo, cerro un poco su chaqueta por el frío que empezaba a colarse por su piel dándole escalofríos.
--Hace frío.--murmuro ella.
--Ni que lo digas, ¿quién diría que Nueva Orleans estaría tan frio? Siempre pensé que era más un lugar cálido que frío.
Ella asintió y señaló con su dedo un local.
--¡Mira, Starbucks!--dijo la pelinegra sonriente.
Jos pellizco su mejilla y la llevo hasta el local.
--Pareces una niña pequeña emocionada por su muñeca.--le dijo divertido.
--Te digo, nunca creí emocionarme tanto por encontrar un Starbucks acá. Siempre ha sido mi delirio y sin ofender, pero estas dos semanas encerrada en tu casa no me ayudaban en nada.
--Pero no pones resistencia alguna, sabes que te gusta cher.--guiño su ojo y pidió un Moccacino y un café solo, junto a una magdalena de chocolate.
Le dió un mordisco a la magdalena y disgusto su sabor.
--Hhh, no es tan buena como las de Diana pero es algo.
--Nadie mejor que Diana.
--Claro que si, cocinas como profesional.--señalo.--Seria genial que pudiera llevarte a ti o a Diana hasta Houston.--dejo escapar un suspiro y su sonrisa se torno a una mueca.
Jos solo la escucho, sin responder, acarició su mejilla y llevo un mechón de cabello detrás de su oreja.
El también deseaba poder irse con ella.
--¿Te gustan los caballos?--ella lo miro con un brillo en los ojos, eso le respondía a todo.
--Me encantan.
--Vamos, te mostraré algo.--sonrio y sostuvo su mano.
Caminaron unos cuantos minutos hasta llegar a un lugar donde había unos cuantos puestos donde había mujeres con sus tarjetas de tarot y pinturas de artes, algunas tiendas de tatuajes y piercings y por último paseos en caballos.
La cara de Madison se iluminó al ver los caballos atados a un carruaje, siempre le habían encantado los carruajes. Apretó la mano de Jos en la suya y luego de haber pagado ambos se montaron en el carruaje. Cuando el caballo comenzó a andar ella miraba fascinada el paisaje. Aunque estaba todo un poco oscuro lograba ver gran parte. Sonrió, Jos era tan considerado con ella, generoso, amable y además era un amor.
--Gracias.--susurro y apoyo su cabeza en su hombro.
--No tienes porque agradecerlo, cher.--sonrio.
Estaba completamente enamorada de el, en su interior aquella declaración la hacía sentir tan cálida y agusto con ella misma.
"Cuando se ama, el corazón es el que juzga" --le había dicho una vez su profesora de literatura. Se aseguraba que Jos sentiría lo mismo y decidió dar el primer paso, se lo diría. Así tal vez ambos podrían comenzar una vida...juntos.
Cuando el caballo se detuvo, Jos la ayudó a bajarse. Madison se le abalanzó encima y le dió un beso. El casi cae ante la sorpresa y respondió el beso pasando sus manos por su cintura.
--Deberia darte un paseo en caballo más a menudo.--dijo divertido.
--Jos....
--¿Si?
Ella tomó aliento y de dió fuerzas para decir esas dos simples palabras. Todo cambiaría, de eso estaba segura pero esperaba que fuera para bien.
--Te amo.
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