Capitulo 025;


Cinco días más tarde, Madison paseaba por el jardín trasero de Jos. Cómo le encantaban los jardines, siempre habían sido tan relajantes y calmados todo el tiempo, la mayoría de sus canciones las había compuesto sentada en el jardin de la casa que a veces compartía con su padre.

Bufo ante el pensamiento.

Podía comprarse cualquier casa de Houston, podía vivir con Deke, o con cualquier otra persona pero cada vez que volvía de un concierto se quedaba  en la casa de su padre. Una casa donde su infancia fue triste y egoísta adolescente. Sin duda que estaba loca.

Una brisa paso por su cuerpo, estremeciendola. Ya estaba en los comienzos de diciembre y el invierno estaba llegando a Nueva Orleans, a pesar de ser conocida por su calidez y comodidad, el invierno podía ser un poco frio para aquellos que no estaban acostumbrados.

Por suerte ella había pasado suficientemente el tiempo afuera para acostumbrarse al cambio de temperaturas en los diferentes lugares del mundo. Se sentó en el verde cesped y paso su mano por la hierba fresca y húmeda, una sonrisa se asomó en sus labios al sentirse como una niña de nuevo.

La humedad de la hierba le hacía tan bien entre sus dedos, suspiro y se limitó a escuchar el piar de los pájaros y que la luz del sol en la tarde se reflejara sobre ella. Duró unos minutos así y luego se levantó para seguir recorriendo el jardín.

Se acercó a un lugar donde había un montón de rosas rojas y acarició los pétalos de una de ellas. La textura era tan suave, escucho un ruido y se volvió al sonido. No vio nada o a nadie, se alejó un poco hasta volver a escuchar el ruido, esta vez pudo distinguirlo mejor, un gato. Frunció el ceño al ver como un arbusto se movía, se acercó y apartó algunas hojas para ver a un gato blanco con manchas enredado en un arbusto.

Le sonrió al animal.

--Hola amiguito creo que necesitas ayuda.--estiro una mano para tocarlo pero este siseo.--Eh, solo puedo ayudarte si no me muerdes. Solo quiero ayudarte, no te lastimare.

Volvió a estirar su mano hacia el gato y como si le hubiese entendido este se dejó tocar. Quito algunas de las ramas que impedían que se moviera y al final el animal salió. Madison pensó que huiria al instante pero en cambio se froto contra su pierna y ronroneo, sonrió y se arrodilló para acariciar su pelaje.

--¿Qué haces por acá? No creo que Jos tenga tiempo para tí.

El gato maullo y se froto de nuevo contra su pierna. Ella lo cogió entre sus brazos y camino hasta la casa.

--Te daré de comer, debe de haber algo para ti.

Entro a la cocina y verifico que Diana no estuviera. Lo último que necesitaba era que la mujer le chillara por colar un gato en su cocina, era sumamente estricta con la higiene dentro de ella.

Abrió la nevera y cogió el cartón de leche fría que estaba a medias, luego busco un plato hondo y se fue hasta su habitación con el animal. Una vez adentro puso el gato sobre el suelo y coloco la leche en el plato para dársela, se acercó hasta el plato cautelosamente y luego lamió la leche para tomarla con gusto.

Sonrió y acarició el lomo manchado del gato.

--Eres muy bonito....o creo que debo decir bonita.--rio al darse cuenta que era hembra.--Me encantaría quedarme contigo, nunca tuve una mascota.

Paso minutos esperando a que la gata terminará de comer. Madison se levantó de la cama y salió de su habitación. La gata la siguió, sigilosa, sin que Madison se diera cuenta. Camino por el pasillo hasta escuchar una maldición, se volvió y vio a Mark coger el gato entre brazos para sacarlo.

--¡No! --ella exclamó y se acercó a Mark para agarrar el animal.

--A Jos no le gustan los animales, en especial los gatos.--barrio con la mirada al felino y clavo sus ojos en ella.--Para ser la amante de él no sabes mucho, ¿eh?

Madison se quedó boquiabierta ante su comentario. ¿Cómo demonios...?

--No soy idiota, no hay que ser un genio para saber que te acuestas con el todas las noches.--bufo.--Se que eres cantante, no necesitas  trabajo y estás en la casa del enemigo de tu padre. Se toda la historia, amor.

Ella se quedó sin palabras, no sabía en verdad que decir. Mark se pasó una mano por su joven cara y suspiro.

--Solo te pido que no lastimes a Jos, ya una vez una zorra le fastidio la vida no creo que necesite otra.

Instintivamente, Madison le dió una bofetada. Le había llamado zorra, el hombre se toco la mejilla roja y la miró.

--Vale, la merecía.

Paso por su lado y se fue.



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