Capitulo 017;
Maratón 1/4
Cuando cayó la noche el corazón de Madison comenzó a latir.
•Espero que estés lista para esta noche•
Las gruesas, sexys y masculinas palabras de Jos seguían andando por su cabeza. No debería sentirse tan caliente tan solo por unas estúpidas palabras. Podían significar cualquier cosa como; charlar, salir a algún lado, comer algo. Una pícara sonrisa se asomó en sus labios a tomar otro significado a la palabra comer, definitivamente dejaría que Jos le comiera.
Sacudió su cabeza y permaneció sería. Estaba actuando como una adolescente con unas hormonas recién descubiertas, otra vez. Se suponía que odiaba a Jos, no tendría que estar fantaseando como solía hacerlo de adolescente. Diana se despidió de ella amablemente y salió de la casa quedando sola en la cocina, y probablemente en toda la casa, exceptuando a Jos. Recorrió la mirada por el lugares buscando algo que hacer mientras. Nada, se levantó y se dirigió hasta la biblioteca, había pasado la mayor parte del dia en aquel lugar, leyendo algo, tocando el piano o simplemente observando el jardín.
No era mucho lo que podía hacer en la mañana y esperaba que el resto del mes no se aburriera tanto.
Se sentó en el piano y tocó la hermosa madera, pintada de blanco. Puso un dedo en una tecla y lo toco, luego hizo lo mismo con las demás teclas. Tocandolas una por una....
Suspiro sin saber que hacer y se levantó encontrándose a Jos a menos de dos metros lejos de ella. Sonrío timida cuando el corto distancias.
--Hola.--dijo ella. Su corazón estaba a punto de explotar. Intento calmarse pero le era imposible, Jos puso su mano en su cintura y la atrajo hacia el.
--Hola.
En menos de que pudiera volver a parpadear. Jos ya había tomado su boca con la suya. Madison quedó de hielo ante su acción. Había tenido el impulso de separarlo pero el beso profundo, caliente y salvaje hizo que todo sentido o pensamiento en su cabeza desapareciera, haciendo que soltará un gemido ahogado. Paso sus delgados brazos por el cuello de Jos y enterró su mano en el suave cabello de él. Se separaron para tomar aire, Jos le sonrió.
--¿Estás lista?--el deseo en su mirada le decía que se refería. Pero ella prefería escucharlo de sus propios labios.
--¿Para que? --pregunto con un tono inocente. Jos gruño.
--Para que tengas la mejor noche de tu vida. Te juro que gritaras tanto que tu garganta te dolerá.
Luego, volvió a atacar su boca con la misma pasión de antes.
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