Capitulo 014;


Ella hizo una mueca ante sus palabras.

El se acercó a ella y metió su mano debajo de su camisa. El tacto frío de su mano, hizo que su cuerpo se estremeciera. Ella alzó la vista para verlo con aquella sonrisa.

--Pero ahora sí que puedo hacerlo.
--volvio a acercar sus labios a los de ella y una vez más ella interrumpió. Ya comenzaba a molestarle aquello.

--¿Por qué haces esto? ¿Solo por venganza?

--¿Y por qué crees tú?

--Eres un infeliz.

--No más que tu padre, cher.--le guiño el ojo.--El fue el culpable que mi vida se fuera por el barranco, pero también el hizo que llegará al éxito.

Ese hombre le resultaba inquietante. Toda su vida había crecido rodeada de hombres cariñosos, leales y amables. Nunca nadie como Jos.

--No entiendo.--se paso una mano por la melena, que le cayó sobre los hombros, y en aquel preciso instante detecto como Jos le miraba con deseo en sus ojos.--¿Por qué yo?

--Por que ví algo en tí que me hizo sentir diferente, algo que me atraía mucho. Y simplemente, te quise y ahora te tengo.

--¿Acostumbras a tener todo lo que quieres? --le pregunto curiosa.

--¿Acostumbras a ser tan discutidora?

Antes de que pudiese responder, el la beso. Madison se quedó helada ante el suave tacto de sus labios sobre los suyos y dejo que un suspiro escapara de sus labios. Accedio al beso y se acercó más a el. Puso sus manos sobre sus anchos hombros y dejo que se embriagara de su sabor y olor. Sintió su mano tocando la piel de su espalda. Jos acarició su pecho por encima de la tela del sujetador. Cuando el se separó Madison seguía entre sus brazos y ambos jadeaban.

--Nueva regla, cuando yo esté cerca no usaras ropa interior.--ordeno el con el mismo tono fuerte.

--Pero....

--Nada de peros, mi juego, mis reglas y las tienes que cumplir, cher.

El se apartó de ella y camino hasta la puerta.

--¿A dónde vas?--pregunto Madison confundida.

--Haz tenido un viaje muy largo y un día muy dificil.--le dijo Jos.--Ya seguiremos con esto mañana.

Madison se le quedo mirando a través de una niebla de deseo, intentando asimilar sus palabras.

--No entiendo lo que quieres de mí.

--Todo.

Sonrió y abandonó la habitación.

¿Qué tipo de hombre podía convertir el fuego en hielo en un abrir y cerrar de ojos? Temblando, se dejó caer en la cama, cerró los ojos y aspiró profundamente varias veces. Esperaba no volverse loca durante ese mes.

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