Capítulo 8: ¿Disculpas?

Sasuke Uchiha

No pude evitar sonrojarme levemente al escuchar la voz de ese Dobe y es que sé que no se había portado mal conmigo pero yo le había estado complicando su trabajo desde que llegó, no le había dejado tocarme, no le dejaba sacarme al jardín, le rebatía todos y cada uno de los ejercicios que me mandaba aunque yo no tenía ni idea de si estaban bien o mal y me guiaba por libros... era absurdo, me estaba comportando como un niño mimado como él había dicho y al final... me tocaba tragarme este inmenso orgullo para pedirle disculpas y hacer que regresase a ayudarme. Sé que habrían contratado otro médico, pero sería volver a empezar, otra persona nueva y al menos a Naruto ya lo conocía, le prefería a él.

- No me cuelgues – le dije cuando sentí que iba a colgarme – por favor no me cuelgues.

Sé que iba a colgar, pero se quedó unos segundos más la línea abierta, escuchaba su respiración aunque no me hablaba, estaba aún al otro lado y no me había colgado, ese chico era un trozo de pan en el fondo.

- Por favor, ¿Puedes volver? Quiero hacer la rehabilitación.

- Por si no te has enterado... me he despedido – me dijo – o bueno... si prefieres... me has despedido, no voy a volver Sasuke.

- Por favor, yo... yo... - traté de buscar la palabra y no quería decirla, así que al final decidí decirla lo más rápido posible – lo siento, vuelve por favor.

- ¿Qué has dicho?

- He dicho que lo siento ¿Vale? – le grité – necesito un médico.

- Pues busca uno que te caiga bien y al que le dejes hacer su trabajo – me dijo – yo no puedo ayudarte.

- Dejaré que me toques – le dije sonrojándome – por favor... no me traigas a otro médico, no quiero otro desconocido por favor – le supliqué – te necesito a ti Naruto – le dije a punto de llorar.

- Vale – me dijo al final – iré, pero hablaremos de algunos términos en cuanto llegue, llegaremos a un acuerdo que ambos deberemos cumplir, así que ve pensando tus condiciones, porque yo ya tengo las mías bien claras. Te veo en diez minutos – me dijo colgando el teléfono.

Colgué el teléfono y lo dejé encima de la mesa, por lo menos había conseguido que regresase pero a costa de mi orgullo, a costa de rebajarme para que volviera ese maldito Dobe, pero por otro lado... estaba contento, porque aunque hubiera tenido que bajar un poco de mi orgullo, había conseguido lo que quería, que volviera, seguía teniendo yo el control aunque me asustaba un poco las condiciones que tenía pensadas para que esta relación de trabajo funcionase.

Lo que aún no podía creerme es que le hubiera dicho que podía tocarme, yo no permitía que nadie me tocase desde que me dejaron embarazado, desde que un desgraciado me tomase a la fuerza en aquel maldito baño del instituto... si sólo supiera quien fue le haría pagar muy caro todo el daño que me había hecho, pero ya no había más opción, odiaba que desconocidos me tocasen y yo se lo había gritado a Naruto por teléfono, le había dado permiso y aún así... sentía que no estaba preparado para que nadie volviera a tocarme.

Cogí un libro de la estantería y traté de relajarme mientras esperaba a que Naruto llegase. No sabía exactamente qué pedirle, no tenía nada en su contra, era un chico que no me había causado desconfianzas ni nada parecido, un chico normal y corriente que sólo parecía querer ayudarme. Lo único que tenía claro, es que no era capaz de concentrarme en la lectura, sólo pensaba en él y ahora que lo pensaba detenidamente... ¿Cómo era Naruto? ¿Sería algo o bajito? ¿Musculoso o delgado? ¿Moreno o rubio? ¿De ojos claros u oscuros? Jamás lo había pensado hasta ahora y me sonrojaba levemente intentando imaginármelo, lo único que sabía de él, era su carácter, que era médico y que no había tratado de pasarse conmigo ni nada por el estilo.

El timbre de la casa sonó y me sobresalté, sentía mi corazón latir a mil por hora, estaba nervioso de lo que diría ese hombre y es que... yo jamás había pedido disculpas a nadie, no sé si él vendría muy enfadado o no, no sé cómo se tomaría mi comportamiento y para colmo... estaba demasiado nervioso por su presencia.

Escuché como desde abajo le decían que estaba donde siempre, en la azotea leyendo un libro y podía oír sus pasos por la escalera, subiendo uno a uno los peldaños con tranquilidad. Sé que era una estupidez, pero cuanta más calma se tomaba él, más nervioso me ponía yo ¿Por qué no llegaba de una maldita vez y me decía todo lo que tenía que decirme? Abrió la puerta tras golpear y ni siquiera me atreví a contestar, estaba demasiado nervioso.

- Sasuke Teme – me dijo acercándose hacia el sofá.

- Dobe – le dije yo respondiendo a su insulto y de repente le escuché hacer una mueca de sonrisa.

- ¿Estás listo para hacer nuestro contrato? – me preguntó.

- Sí ¿Qué quieres a cambio de hacerme la rehabilitación?

- Quiero que seas más educado, no me importa explicarte las cosas las veces que sea necesario pero siempre y cuando me preguntes con educación y no me vengas creyendo que sabes más de mi trabajo que yo.

- Vale, creo que eso puedo hacerlo – le dije.

- ¿Tu condición? – me preguntó y yo dudé.

- No quiero salir al jardín – le dije.

- Vale, no volveré a decírtelo, haremos la rehabilitación en este cuarto. Tocarte... - me dijo de golpe y me tensé – no lo haré si no quieres, pero tendrás que obedecerme en todo lo que te diga en cuanto a los ejercicios de rehabilitación, no te estoy obligando ni trato de dominarte Sasuke, sólo trato de ayudarte a mover ese brazo y sé lo que es mejor para él, así que me obedecerás sin rechistar, al menos solo en la rehabilitación, luego puedes volver a ser tan obstinado y terco como siempre.

- Intentaré tocarte – le dije – pero voy a necesitar tiempo.

- Te lo daré Sasuke, siempre que tú sigas mis normas yo cumpliré las tuyas.

- Vale... no quiero hablar de mi pasado – le dije claramente – nada de preguntas sobre él.

- De acuerdo, pero si alguna vez quieres hablar de algo, te escucharé. ¿Empezamos con la rehabilitación? – me preguntó.

- Sí – le dije intentando sonreír.

- Vale, venga, siéntate bien y estira el brazo.

Estiré el brazo y dolía horrores, aunque ya no era lo mismo que la primera vez. Ahora podía moverlo un poco mejor que las primeras veces, empezaba a doler menos y casi podía flexionarlo entero. Sonreí y sentí a Naruto sonreír también.

- Muy bien, vamos a probar algo nuevo – me dijo – a ver como te lo explico sin tocarte – me comentó.

- Hazlo – le dije – pero...

- Tranquilo, sólo lo necesario.

Sentí sus dedos tocando los míos con suavidad y estuve a punto de apartarlos por la sensación, pero me contuve, me quedé completamente quieto sintiendo como Naruto cogía mis dedos con suavidad y colocaba la otra mano en mi codo con mucho cuidado para no asustarme mientras lo giraba. Me quejé cuando hizo la rotación y es que me dolía.

- Lo siento – me dijo – pero este es el movimiento que tienes que hacer, sé que duele, pero verás como cada día dolerá menos.

- Vale – le dije – puedo hacerlo.

- De acuerdo – me dijo soltando mi brazo y volviendo a su lugar - ¿Estás bien? ¿Ha sido incómodo? – me preguntó.

- No, tranquilo, estoy bien.

Seguí yo solo y Naruto no volvió a tocarme tal y como prometió, sólo me tocó lo justo y necesario para enseñarme el nuevo ejercicio que tenía que hacer y a partir de ahí, él controlaba que lo hiciera correctamente. Dolía mucho hacer la rotación que él me había dicho que hiciera, pero sé que tenía que hacerlo, así que no me quedaba más remedio que seguir.

Mientras hacía el ejercicio, no podía dejar de pensar en cómo sería este chico y cómo no tenía otra forma de saciar mi curiosidad, decidí preguntarle mientras seguía con los ejercicios del brazo.

- Oye Naru... - le llamé.

- ¿Sí? – me preguntó.

- ¿Cómo eres? – pregunté – como verás... no puedo verte – le sonreí.

- Soy un chico normal de veintisiete años – me respondió sonriendo - ¿Qué quieres saber Sasuke?

- Tú color de cabello, tu estatura, no sé... todo.

- Mido uno ochenta actualmente, tengo el pelo rubio y liso, un poco rebelde – me dijo sonriendo – tengo los ojos azules.

- ¿Azules? – le pregunté – me gustan los ojos azules – le dije sonriendo.

- Entonces te habría gustado verlos, lamento que no puedas hacerlo.

- Me estoy acostumbrando ya.

- ¿Cuánto te quedaste ciego Sasuke? – me preguntó.

- Nada de hablar de mi pasado ¿Recuerdas? – le dije – pero por esta vez te contestaré. Llevo ciego desde los trece años, un accidente – le comenté – supongo que fue eso, todos dicen que era un accidente.

- ¿No crees que fuera un accidente?

- No – le dije – bueno puede que sí, pero no lo sé, la cuestión es que estoy ciego y no se puede evitar, me da igual si fue un accidente o no, ya no hay solución.

- Lo siento Sasuke – me dijo – me habría gustado que pudieras ver, tienes un ojos preciosos, en realidad, eres un chico muy guapo... aunque te falla un poco ese carácter – me dijo sonriendo.

- Sí, es posible, lo siento, he sido un poco borde.

- No te preocupes Sasuke, entiendo que no es fácil por lo que pasas, pero a veces... tienes que tratar de confiar en la gente, algunas personas te sorprenden.

- Gracias Naruto, por ayudarme con esto.

- Venga, acaba los ejercicios y te pondré las bolsas de hielo.

Acabé los ejercicios y mientras él iba a la cocina a buscar el hielo y un trapo, yo terminé los ejercicios pensando en cómo sería, un chico rubio de ojos azules, debía de ser guapo, quizá hasta tenía novia ya porque con veintisiete años... debía de tener a todas las chicas detrás. Jamás había conocido a un chico rubio.

La puerta se abrió y vino Naruto con el trapo. Me lo colocó en el brazo con cuidado de no tocarme se lo ató dejándolo unos diez minutos tratando de relajar el esfuerzo que había estado haciendo. No hablamos nada más en esos diez minutos pero por primera vez, me sentía cómodo estando con alguien a quien apenas conocía, parecía un chico agradable y me alegraba de haberme disculpado con él y que hubiera vuelto a trabajar conmigo.

- Yo ya me marcho Sasuke – me dijo – tengo cosas que hacer aún.

- ¿Trabajo? – le pregunté.

- Sí – me dijo – trabajo en el hospital, soy médico.

- Creí que eras fisioterapeuta.

- Y lo soy, hice un curso sobre ello y trabajé mucho tiempo como fisioterapeuta, pero ahora me he sacado la plaza fija en el hospital.

- Enhorabuena entonces.

- Gracias Sasuke... bueno mañana regresaré ¿Vale? Descansa hoy el brazo para mañana, si conseguimos que haga bien la rotación, empezaremos a trabajar en pocos días con el peso.

- Vale Naruto, te veo mañana.


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top