Capítulo 17: Recuerdos
Itachi Uchiha
Me desperté bañado en sudor. Me costó un tiempo reaccionar hasta que me di cuenta de que seguía en el salón, tumbado en el sofá de mi casa tapado con una mísera manta. Odiaba tener pesadillas y más cuando se trataba de Deidara, porque me hacía recordar lo imbécil que había sido con él, lo mal que me había portado con el que era mi mejor amigo. No podía entender qué me pasó en aquel momento por la cabeza para decirle todas aquellas atrocidades y ahora que trataba de enmendar mi error... era él quien no quería saber nada de mí y lo entendía, lo había traicionado y le había hecho daño, era comprensible que estuviera muy enfadado conmigo, yo le había decepcionado como amigo, ya no podía aportarle nada excepto recuerdos dolorosos.
Moví el brazo buscando el teléfono móvil de la mesa para mirar la hora. Las cuatro de la mañana y yo seguía aquí sin poder dormir ¿Qué narices me pasaba? ¿Era la culpabilidad por lo que le hice a Deidara? Menudo crío estuve hecho para hacer algo así a Deidara y lo peor de todo... es que después de insultarle, después de decirle todo lo que le dije, de echarle de mi vida... me di cuenta de que no podía querer a nadie, de que nadie me importaba, sólo él, me di cuenta cuando le perdí que le amaba. Me levanté y me fui hacia el trabajo, sé que llegaría pronto pero me daba igual, prefería estar allí ya.
Mis compañeros se sorprendieron de verme tan pronto por aquí pero no dijeron nada. Sonó una de las alarmas y tuvieron que salir con el camión así que me quedé aquí sin tener alternativa alguna, mi turno empezaba a las seis. Me metí a la ducha de este desierto vestuario y es que todos estaban trabajando ya. Dejé que el agua caliente cayera sobre mí y traté de relajarme cerrando los ojos.
Flashback
Tenía apenas diecinueve años y acababa de romper con mi novia. Había acudido como siempre a la Universidad para ver a Deidara, estaba estudiando su segundo año de veterinaria y me encantaba ir a estudiar con él, pero hoy no tenía cabeza para estudiar, estaba cabreado y triste por la pérdida de mi novia. Supongo que tampoco me había molestado mucho en saber lo que sentía mi novia, no había estado atento a ella o no lo suficiente como ella deseaba, decía de mí que era un egoísta y al final... aquí estaba, entrando por la biblioteca de la universidad buscando a mi mejor amigo.
Lo encontré estudiando con Sasori y es que ambos eran muy amigos desde la guardería. Yo también había ido con ellos a la misma guardería y siempre habíamos estado muy unidos. Cuando me acerqué a ellos estaban estudiando en silencio, uno frente al otro y yo me fijé en Deidara que llevaba ese cabello rubio recogido en una coleta alta tan característica de él y escribía en su cuaderno las notas de un libro.
- Hola chicos – saludé sentándome al lado de Sasori y éste se sorprendió.
- Vaya, que alegría verte por aquí... te hacía con tu novia – me dijo Sasori y Deidara sonrió.
- Sí que es extraño, son muy empalagosos, siempre andan juntos para todo – dijo Deidara sonriendo.
- Hemos roto – les dije y los dos se pusieron serios al momento y se miraron.
- Lo siento – se apresuró a disculparse Dei – no lo sabía.
- No pasa nada Dei, es algo que tenía que pasar... me ha llamado egoísta ¿Creéis que soy egoísta?
- Un poco – dijeron los dos a la vez y aquello me sorprendió pero cuando miré a Deidara agachó la cabeza hacia sus apuntes de nuevo.
- Gracias por la poca confianza – les dije.
- Vale, venga iremos a tomarnos algo y te relajas, nos cuentas todo con tranquilidad, ahogamos las penas y mañana será otro día ¿Qué te parece? – preguntó Sasori.
- Está bien ¿Vienes Dei?
- Tengo mucho que estudiar – nos dijo.
- Venga Dei – comentó Sasori – mírale... está mal ¿No es tu amigo? Está pasando por un mal momento, nos necesita.
- Esta bien – dijo al final – os acompaño, llamaré a los demás.
- Perfecto, allí les esperaremos.
Deidara llamó a todos los demás y nos fuimos a un bar cercano para que yo ahogase mis penas. Sasori, Deidara y yo fuimos los primeros en llegar y pedí unas cervezas para todos aunque Deidara comentó que no le apetecía beber, pero yo le pasé una directamente a la mano y no tuvo más remedio que aceptarla.
No sé cuánto bebió Deidara, creo que no mucho porque recuerdo que habló bastante conmigo tratando de consolarme por la pérdida de mi novia, el resto de compañeros sí bebieron bastante, aunque supongo que yo me pasé demasiado por mi depresión. Realmente tampoco estaba deprimido... me daba igual lo de la novia, lo peor era que me sentía irritado por todo lo que había dicho de mí, yo no me consideraba egoísta ¿Lo era?
Todos habíamos bebido mucho excepto Deidara que decía una y otra vez que tenía que volver a casa para ponerse a estudiar, tras mucha insistencia, todos acabamos decidiendo marcharnos. A Deidara le encargaron la tarea de llevarme a casa por la borrachera que llevaba y aunque él se negó, al ver como me dejaban todos allí mientras se iban hacia sus casas, resopló y acabó cogiendo mi brazo pasándolo por encima de su cuello para ayudarme a caminar hasta casa.
- Lo siento Dei – le dije.
- No pasa nada. Te dejaré en casa y me iré a la mía a estudiar.
- ¿A estas horas Dei? – le dije mirando el reloj – es muy tarde.
- Sí, tengo que estudiar Itachi. Tengo una beca, no puedo permitirme perder ninguna asignatura, tengo que sacármelo a curso por año, mis padres no se lo pueden permitir.
- Te agobias demasiado.
- Bueno... no he tenido tanta suerte como tu, mi familia no es rica Itachi, sólo somos clase media, tengo que aprovechar todas las oportunidades que me da la vida.
- Me encanta hablar contigo, siempre pareces tener los pies en el suelo.
- No te creas, tengo mis propios problemas – me dijo entristecido.
Llegamos a mi casa y al sacar las llaves se me cayeron al suelo, fue Deidara quien se agachó a coger las llaves y abrió la puerta. Me metió dentro de la casa y me acompañó hasta la cama tirándome en ella. Se despidió de mí pero yo no podía parar de reír en este momento.
- Ey Dei... no te vayas, no aún, ayúdame con el pijama.
- Itachi... tengo que irme, enserio.
- Por favor, sólo un último favor.
- Está bien – me dijo al final acercándose a la cama y buscando mi pijama bajo la almohada.
- Dei...
Agarré su mano justo cuando Deidara ya había cogido el pijama. Le hice mirarme fijamente y ahora empezaba a darme cuenta de algo, su mirada no era la de siempre.
- ¿Por qué nunca te veo salir con ninguna chica? – le pregunté de golpe y él se sorprendió
- Yo no... no sé Itachi – dijo como si me ocultase algo – supongo que no he encontrado a la persona adecuada.
- Pero... eres muy guapo, tendrían que hacer cola por ti.
- La persona que me gusta no me ve – me dijo claramente – venga Itachi, duérmete, necesitas descansar.
- Eres guapo, inteligente, un gran amigo, siempre haces lo que sea por los demás ¿Cómo no puede verte?
- Supongo que es porque ha salido con demasiada gente y no se ha parado a mirar lo que tiene al lado – me dijo con una triste sonrisa – no pasa nada Itachi... yo lo entiendo, tiene mejores opciones que yo, pero siempre le apoyaré, quiero verle feliz y si su felicidad es con otra persona todo está bien.
- No está bien ¿Qué pasa con la tuya?
- Créeme Itachi cuando te digo que no tiene ojos para mí. No le des importancia.
- ¿Es alguien del grupo? – le pregunté con aquello de que quería verlo feliz.
- Sí – me dijo.
- Tienes que decírselo Dei ¿Quién es?
- Eres tú – me dijo sin rodeos – tengo que irme ya, mañana tengo clase.
- No te vayas – le cogí del brazo evitando que se marchase.
Deslicé mi mano de su brazo hasta su muñeca sintiendo su suave piel mientras él me miraba atónito, no entendía qué es lo que ocurría. Yo no paré de mirar mi mano deslizando por su brazo y cuando desvié mis ojos a los suyos, me perdí en aquel azul tan intenso que tenía. ¿Cómo podía ser que le siguiera gustando después de la cantidad de mujeres que habían pasado por mi vida? Le había utilizado siempre como un paño de lágrimas y no me había dado cuenta de que su sonrisa cuando le decía que me había enamorado de alguna era falsa, era una sonrisa que trataba de animarme cuando él se rompía por dentro, yo no me había dado cuenta de que siempre era él quien estaba a mi lado apoyándome en todas las situaciones, tanto las buenas como las malas.
Cogí con fuerza su muñeca y lo empujé tirándolo en la cama. Se quedó inmóvil sin saber qué hacer mirándome fijamente. ¿Cómo no podía haberle visto a él? ¿Tan ciego estaba? Le conocía desde la guardería, era el único que me aguantaba, era al único al que yo soportaba, era el único con quien siempre quería estar y a quien siempre le contaba todo, él era mi mayor apoyo y no me había dado cuenta de que posiblemente... era a él a quien amaba, era por él por quien habría hecho cualquier cosa.
- ¿I-Itachi? – me preguntó con algo de miedo – tengo que irme, por favor.
- Shh – le mandé callar acariciando el lateral de su cabello apartando su largo pelo rubio de la cara.
Me acerqué a él viendo como se sonrojaba, estaba algo asustado o quizá algo avergonzado de la confesión que acababa de hacerme, quizá él jamás creyó que yo pudiera sentir algo por él, por eso nunca me decía nada. Agaché mi rostro hasta el de él y rocé mis labios con los suyos hasta que se me apoderó las ansias por hacer mío a este chico, entonces no pude remediar besarle con pasión metiendo mi lengua para jugar con la suya. No sabía cuánto le deseaba hasta que le besé, no lo supe hasta que no sentí las tímidas manos de Deidara agarrarse a mi cuello y acariciar mi cabello soltándolo de la coleta.
Ahora mismo no era capaz de frenar, sólo tenía en la mente tener sexo con él pero no vi que él se quejase. Metí mi mano con rapidez bajo su camiseta quitándosela mientras acariciaba su abdomen y me centraba el lamer sus pezones haciéndole gemir mientras se agarraba a mi cabello con fuerza. La forma en que encorvaba su espalda hacia mí me encantaba, me excitaban sus jadeos, me excitaban sus caricias y me obligaban a continuar con lo que hacía. ¿Cómo podía desear tanto a este chico? Supongo que el alcohol que llevaba encima tampoco me hacía pensar mucho.
Le quité los pantalones con rapidez y cogí su mano llevándola hasta mi miembro empezando a jadear en su boca cuando sentí como lo agarraba con fuerza y lo movía. No dejé de besarle ni un segundo, creo que sólo me separé de él para tomar aire y dejar a Deidara respirar. No entendía cómo narices podía estar tan excitado. Metí mis dedos en la boca de Deidara para que los lubricase y los llevé hasta su entrada para dilatarle.
Se quejó cuando metí los dedos pero sus quejidos los ahogué en mi boca jugando con su lengua para tratar de que se olvidase del dolor. La cabeza me daba vueltas pero aún así... no podía parar, este chico me excitaba mucho o quizá era simplemente que me había dejado llevar por el momento, no lo sabía, pero me preparé para entrar y lo hice con cierta rapidez ahogando aún más el quejido de Deidara. Quizá había sido poco cuidadoso con él, pero no pensaba muy bien ahora mismo con tanto alcohol en mi cuerpo.No tardé mucho en correrme y creo que aprisioné de tal forma a Deidara que no le dejé moverse de debajo de mi cuerpo.
Cuando me desperté al día siguiente, tenía un dolor de cabeza que no me tenía en pie. Sinceramente... de algo me acordaba, pero cuando vi a mi lado un bulto de cabellera rubia, pensé que a saber a qué chica me había traído a casa, lo que no esperé, fue encontrarme a Deidara cuando se giró hacia mi lado totalmente dormido.
Me asusté tanto que me caí de la cama golpeándome en la cabeza contra la mesilla y despertando de golpe al rubio asustado por el ruido. Al verme a mí en el suelo desnudo se sonrojó al momento y se cubrió con las sábanas como pudo. ¿Qué narices había hecho yo por la noche? ¿Me había acostado con mi mejor amigo?
- ¿Qué narices haces en mi cama Deidara? – le pregunté.
- ¿Qué hago? Tú me metiste en ella – me dijo sonrojado a más no poder – pero deja de mirarme.
- Es que me parece irreal.
- ¿Qué? Yo sólo quería traerte a casa y tú me besaste.
- Deja de mentir – le dije sonriendo con prepotencia tal y como era yo – a mí me gustan las chicas... ¿No me digas que tú...?
- ¿Qué pasa? Ya te lo dije anoche.
- No... a mí no me eches la culpa – le dije levantándome – tú te aprovechaste de mí que estaba borracho.
- ¿Qué? – Se enfadó él – eres idiota, no sé cómo pude dejarte, no sé como pude enamorarme de ti, tenía razón tu exnovia, eres un maldito egoísta.
- Por favor Dei... sabías perfectamente que me excitan las chicas, tú sólo eres...
- ¿Qué? ¿Qué es lo que soy Itachi?
- Un gay reprimido – le dije por decir algo.
- Eres un capullo integral – me respondió levantándose de la cama y vi su cara de dolor cuando trató de ponerse en pie pero él no me dejó acercarme – quédate donde estás, no quiero que te acerques ni que me toques, vete a ligar con toda la que se te ponga en tu camino y olvídate de que esto ha ocurrido alguna vez.
Deidara se levantó caminando hacia el baño y le seguí enfadado cogiéndole del brazo mientras él se quejaba. Tenía que haberme contado hace tiempo que él era homosexual, si lo hubiera sabido quizá nada de esto habría ocurrido.
- Podías haber parado – me dijo.
- Podías haberte negado a tener sexo – me defendí yo.
- Quería tener sexo contigo Itachi, yo te quiero, al menos uno de los dos tiene sus sentimientos en orden, tú no sabes lo que quieres.
- ¿Qué quieres Dei? ¿Crees que yo soy Gay? ¿Crees que puedo enamorarme de ti así sin más? Sólo eres mi amigo, un error que hemos cometido, nada más, podías haberlo impedido, no eras tú el que estaba borracho – le dije.
- ¿Qué te ocurre conmigo? – me gritó desesperado y con lágrimas en sus ojos.
- ¿Por qué no me lo dijiste? – le pregunté yo enfadado – ¿somos amigos desde hace años y no se te había ocurrido decirme que eras gay?
- Te lo estoy diciendo ahora – me gritó - ¿Qué culpa tengo yo de que me gusten los hombres? No te lo dije antes porque no creí que le dieras importancia, confiaba en ti, eres mi mejor amigo Itachi.
- No Deidara... tú y yo no somos mejores amigos ¿Se lo has dicho a los demás? – le pregunté por lo de nuestro grupo de amigos.
- No – me dijo – no se lo he dicho a nadie ¿Vale? Lo siento Itachi, por favor mírame – me pedía mientras yo daba vueltas por el cuarto de baño y buscaba un albornoz para taparme.
- Joder Deidara, tenías que habérmelo dicho antes
- ¿Te arrepientes de ser mi amigo? – me preguntó llorando – por Dios Itachi, deja ese albornoz, ¿Piensas que voy a tratar de violarte o qué? Suéltalo, me estás haciendo daño, si llego a saber que te lo tomabas así jamás te lo habría dicho, no te habrías enterado de nada, creí que podías entenderme – dijo tratando de coger mi brazo pero yo me aparté.
- Ni se te ocurra tocarme Deidara – le dije por su nombre completo, ya ni siquiera me salía llamarle "Dei" como siempre hacía.
- Vale – me dijo Deidara – creo que todo esto ha sido un gran error, me voy a mi casa – me dijo – lamento haberte hecho pasar por esto.
Le vi volver a la habitación y vestirse aunque él trataba de hacerlo sin quitarse la sábana, no quería que le viera desnudo y claro que no quería verle desnudo, yo no era gay pero aún así, miraba de reojo a Deidara cambiándose y no podía dejar de sentirme mal al verle llorar. Terminó de cambiarse y dejó la sábana arrugada encima de la cama caminando con paso rápido hacia el salón cogiendo su chaqueta.
- Deidara – le llamé.
- Ni me llames ¿Te queda claro? ¿Qué te crees que soy? ¿Tú paño de lágrimas para cuando estás mal? ¿Crees que me gusta ver como te revuelcas con todas? ¿Qué tengo que estar aquí para cuando estés mal? ¿Y yo qué Itachi? ¿Te has preocupado alguna vez por mí? Tú no eres un amigo, sólo eres un maldito interesado, espero que disfrutases de tu noche de sexo porque conmigo es la última, te odio Itachi, no quiero volver a saber nada más de ti. Borra mi número de la memoria porque me largo, tú y yo ya no somos nada ¿Me has entendido bien? Nada – me repitió.
- Deidara – le dije cogiéndole del brazo.
- No me toques – me gritó enfadado – ya me ha quedado muy claro... soy un error Itachi nada más, siento no haberte detenido, siento haberte hecho tener que mantener sexo conmigo, con alguien de tu sexo, cálmate... no diré nada si es lo que te preocupa, puedes seguir diciendo que eres el gallito de corral que se liga a todas las chicas.
Deidara se marchó enfadado de allí y yo supe en aquel momento... que aquel chico no volvería su decisión atrás, estaba decidido a cumplirlo y es que era casi más cabezón que yo. Fui a mi habitación intentando recordar todo lo que había ocurrido esa noche cuando al sentarme, vi las sábanas echas un matojo frente a mí. Las cogí y me asusté cuando vi algo de sangre en ellas, era de Deidara... estaba seguro. Ahora no me cabía duda de que había tenido sexo con él y de que encima... era su primera vez y yo no había tenido cuidado, encima le había insultado. ¿Cómo iba a disculparme ahora por esto? sólo tenía que llamar... sólo tenía que decirle que me perdonase, él lo entendería, sabía que estaba en un mal momento, pero... no llamé. No tuve valor de hacerlo.
Fin Flashback
- Itachi – escuché que me llamaban – Ey, Itachi
- ¿Sí? – me giré para ver a uno de mis compañeros de trabajo que me llamaba.
- Tío... vas a arrugarte si sigues ahí, sale de una vez, entras al turno en unos minutos.
- Sí, lo siento – le dije saliendo de la ducha.
Habían pasado años desde aquello y seguía lamentándome de cómo le traté, sólo tuve que ser más comprensivo, sólo tuve que apoyarle, yo fui quien más daño le hizo, él no quiso acostarse conmigo... fui yo quien empezó y él sólo se había dejado llevar por lo que sentía por mí. ¿Cómo iba a arreglarlo? Ahora sabía que le amaba a él, me di cuenta poco después de perderle y es que creo... que no te das cuenta de lo que tenías hasta que lo perdías.
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