Capítulo 60

CAPITULO 60

-Rapunzel ¿Cuánto sacaste en tu examen de matemáticas?

-Nueve papá.

Él sonríe sarcásticamente, mostrando sus perfectos y alineados dientes como siempre lo hace mostrando superioridad.

-Yo a tu edad sacaba diez en todas las materias.

-Alejandro, déjala en paz. Sólo tiene diez años. Siempre sobresale en literatura y en las otras cosas que hace -mi abuelo siempre intentando defenderme de mi propio padre.

-¿Y qué papá? Yo sé que es más inteligente que un nueve. Un nueve es para mediocres ¿A quién le importan las cosas que escribes, dime Rapunzel ¿A quién?

-A mí, Alejandro.

-Es tu culpa que quiera hacer lo que se le antoje, Félix. Yo no voy a mantener a ninguna mujer miserable aquí. Además, en esta casa se hace lo que yo diga.

Lágrimas corren por mis mejillas.

-¿Y que te hace pensar que será miserable? Yo tengo fé en ella, y la apoyaré en lo que decida hacer, haz tú lo mismo. Ella crecerá y lo que decida hacer es
lo que tú apoyarás.

-Estudiará medicina, así que necesita las mejores calificaciones.

-No es lo que yo quiero -logro decir en un hilo de voz entre sollozos.

-MI CASA MIS REGLAS -da un golpe en la mesa que me hace
sobresaltarme.

Todo se disuelve, ahora estoy un predio vacío, hay flores por todos lados,miro a mi alrededor ¿Qué hago aquí?

-¿Rapunzel? -papá se viene acercando a mí, lleva una camisa blanca ¿Porqué lleva una camisa blanca?

El odia el color blanco, recuerdo las cosas que me acaba de decir y siento repulsión hacia él, intenta tomar mi mano pero retrocedo unos pasos.

-¿Qué sucede, Rapunzel?

Niego con mi cabeza.

-Aléjate.

-Necesito tu perdón, Rapunzel, Mi padre me espera.

-¿Qué? ¿El abuelo? ¿Por qué dices que te espera?

-Florecita cariño -es la voz del abuelo Billie, lo sé.

-Papá... ¿Por qué no te veo?

Lágrimas comienzan a correr por mis mejillas.

-Pronto no me verás a mí, Rapunzel. Por favor, perdóname.

-¿Qué? No, Alejandro.

Él comienza a alejarse, intento seguirlo pero no puedo. Estoy atada a algo y no puedo soltarme.

-Alejandro, regresa...

Más lágrimas brotan de mis ojos, siento algo instalarse en mi pecho cuando escucho un grito de Alejandro.

Despierto de golpe, la luz entra por la ventana, ya es de día, tomo mi teléfono y comienzo a marcar el número de Elsa, mi corazón late a mil por hora, tengo lágrimas y sudores por todo mi rostro, es muy temprano, lo sé, pero no me importa. Miro a mi alrededor y Jack ya no está, debe estar en el gimnasio, tengo un leve dolor de cabeza, llevo mi mano a mi sien, me percato
que hay lágrimas en mis ojos e intento limpiarlas de inmediato.

-¿Raps? -la voz de Elsa inunda mis oídos.

-Elsa ¿Todo bien? ¿Está Alejandro ahí? -mi voz suena preocupada y lo estoy.

-Sí, debe estar en el viñedo ¿Por qué Rapunzel? ¿Estás bien? -Asiento, pero sé que no puede verme.

-Sí, sólo quería saber, es que... -pienso por unos segundos si contarle o no, la abuela siempre dice que los sueños significaban algo, pero mi madre dice que
los sueños solo son sueños -no es nada, no te preocupes -intento sonar calmada.

-Biennn -sé que no la convencí, intento respirar con tranquilidad mientras me siento en el borde de la cama, no sé porqué estaré soñando esas cosas.

Tomo una ducha y cuando me he relajado un poco, me visto y bajo mientras espero a Jack, miro por lo ventana mientras el sueño se reproduce una y otra vez en mi cabeza, en parte me causa rabia esas cosas que hacía él conmigo, pero... tampoco quiero que deje de existir, hay mucho por arreglar.

El resto del dia no pude pensar nada con claridad. Hasta decidí volver temprano a casa, quería hablar con Jack pero estaba bastante ocupado y no quise molestar. No lo sé, estoy triste. Necesito a Anna. Comienzo a
escribirle un waksak. Río yo misma ante mi propio pensamiento, hasta a mí
se me pegó la palabra waksak.

Casi media hora después ya estaba conmigo en el gimnasio pateando el saco de boxeo.

-Sinceramente no sabría que decirte Punzel-Anna me observa, está comiendo la uña de su dedo índice, eso no es normal en ella.

-Dime tú -golpeo el saco de boxeo -si tu padre regresara luego de tanto tiempo ¿Lo perdonarías? -la observo por unos segundos y golpeo el saco nuevamente.

-Esto es diferente Raps, mi padre no ha querido saber nada de mí desde que tengo 4 años, al menos Alejandro no las dejó por una modelo brasileña y luego no quiso saber nada de ustedes.

-Pero tú sabes cómo ha sido Alejandro. Tú mejor que nadie -ella estuvo muchas veces presente cuando decía que yo era una hippie sin futuro.

-Lo sé, pero alguien arrepentido merece una segunda oportunidad, incluso si mi padre volviera arrepentido yo lo perdonaría, pero sé que no lo hará -ella también golpea el saco de boxeo -y a mi madre le valgo una mierda, pero sus otros dos hijos con su nuevo marido son sus consentidos. Yo estoy más
jodida que tú. Almenos tu madre se preocupa por ti, exageradamente pero lo hace.

-¿Tú crees en los sueños? -me cruzo de brazos mientras la observo desquitarse la ira que siente hacia sus padres en el saco de boxeo. Se detiene por unos segundos y me observa.

-Pues mi abuela decía que tenían su significado. Pero a mí nunca se me han cumplido los sueños, ya estuviera casada con un príncipe azul de los cuentos de Disney que sé que no existen -esta mujer me hace reír con sus
comentarios.

-Pero tú tienes tu príncipe azul, Anna, aunque pisotee tu jardín -río nuevamente y ella me mira con sus ojos furiosos. Se acerca a mí y me empuja.

-¿Qué te pasa? -suelto sonoras risas mientras ella me empuja de nuevo.

-Eres la única con la que puedo practicar, vamos atácame, pero no en la cara, porque culparán a Kristoff y me enviarán a charlas contra violencia doméstica.

-Cuando es a él a quién deberían mandar a charlas de violencia doméstica porque tú lo agarras a golpes -enarco una ceja y ella sonríe, me lanza un puñetazo que esquivo con mi antebrazo. En un ágil movimiento me lanzo sobre ella haciéndola que caiga al suelo y la muy maldita con sus
piernas toma mi brazo y lo dobla.

-Maldita hija de puta...

Y reímos a carcajadas cuando con mis piernas la aprisiono y me ubico sobre ella, con su brazo toma mi cuello y me intento soltar de su fuerte agarre.

Intenta ubicarse sobre mí pero no se lo permito aunque tenga mi cabeza debajo de su axila sudada, por lo menos huele a fragancia primaveral.

La puerta del gimnasio se abre, y ambas volteamos a ver en esa dirección. Un elegante Jack entra por ella, y nos mira con el ceño fruncido.

-¿Qué están haciendo ustedes dos? -nos observa alternadamente con intriga.

-¿Quieres probar? -cuestiono, enarcando una ceja mientras suelto a Anna

-¿En esa posición? Contigo, por supuesto -me guiña un ojo y esboza una pícara sonrisa.

Anna suelta una sonora carcajada. Sí, ella ama el doble sentido e imaginarse cosas eróticas.

-¿Saben qué? Yo me voy -se pone de pie y va por su bolso, se acerca a mí y me da un abrazo -Seguimos en otra ocasión.

Por suerte, Jack no preguntó más.

Al día siguiente, unos labios se postran sobre los míos y siento un agradable aroma invadir mis fosas nasales, abro los ojos aún adormilada.

-Mi amor, tengo que irme temprano, ya sabes no llegues tarde -parpadeo varias veces para acomodarme a la luz y Jack deposita un último beso en
mis labios, se retira y aún mi cerebro dormido procesa lo que me acaba de decir, le resto importancia y vuelvo a dormir.

Despierto de golpe y miro a mi alrededor, lo primero que hago es ver el reloj ¡Joder! Falta media hora para mi jornada laboral ¡Noooo! Voy a ser despedida. O tal vez no, o tal vez sí, conociendo a Jack y su obsesión por los horarios.

Amarro mi cabello en una moña y me baño lo más rápido que puedo, medio bañada pero cuenta, al menos huelo a jabón y con mi loción se camufla. Me
visto rápidamente y salgo corriendo hacia la oficina, aquí recordando mis tiempos cuando inicié a trabajar en esta empresa. Por suerte llego faltando dos minutos.

-Bueno días señora Overland -un guarda de seguridad llama mi atención y sonrío.

-Buenos días señores de seguridad ¿Cómo están? -digo, en lo que me detengo, intentando recuperar la respiración.

-De maravilla -corro nuevamente hasta el ascensor y siento que respiro cuando aquellas puertas de metal se cierran frente a mi vista.

Comienzo a correr por los pasillos y llego justo tres segundos antes, eso sí es adrenalina. Acomodo mi cabello en el reflejo del ventanal de la oficina y aliso mi vestido Morado con las palmas de mis manos, no encontré otro mejor que este bastante suelto en la parte de la falda. Parezco un pudín.

Me siento un rato en mi silla giratoria y cruzo mis piernas mientras espero que mi supervisor se aparezca, el grupo de edición es espectacular aunque tenga más trabajo que cuando era la secretaria de Jackson Overland. Mi supervisor no aparece, ya ha pasado hora y media y yo sigo aquí esperándolo, al menos Luna me está divirtiendo con sus mensajes de Piolín en su grupo de WhatsApp.

-¡RAPUNZEL! -la voz de Kristoff me hace estremecer, suelto mi celular y cae al piso.

-Mierda, Kristoff ¿Estás loco? ¿Por qué no tocas antes de entrar? -lo miro a los ojos y él tiene ese porte serio que cualquiera creería que no está demente.

-Jack te necesita en su oficina, urgente.

Enarco una ceja, ese "urgente" suena a la vez que mi madre y Elsa vinieron de sorpresa ¡Ah! ¿Ahora quién será? ¿El vecino don Juancho con su lagarto? ¿Ex compañeros de séptimo grado? ¿Ex maestros de la universidad?

¡Joder! Odio las sorpresas.

Kristoff se retira sin decir una palabra y salgo de mi oficina, camino a paso firme hasta la suya, puede estar al frente pero en estas situaciones que mis
piernas tiemblan y mis manos se sudan siento que recorro kilómetros. Por suerte traje zapatos bajos, sino, lo más seguro es que ya estuviera en el suelo.

Tomo la perilla de la puerta y entro...Agárrenme que me desmayo.

No puedo creer esto, siento que mi cabeza da vueltas, todo se está
comenzando a poner oscuro, Jack está ahí, recostando sus caderas sobre el escritorio, cruzado de brazos, con un flameante traje negro, cualquiera diría que sólo ese tiene pero en realidad tiene 50 de diferentes diseñadores. Me tomé la delicadeza de contarlos, y esto que me aburrí contando los de otro color por eso no seguí.

Mi corazón saldrá de mi pecho, mis piernas se tambalean, no puedo creerlo,miro alrededor, lágrimas comienzan a salir de mis ojos y corren por mis mejillas una tras otra. Hay globos, globos que quieren atravesar el techo y listones que cuelgan de estos, hay rosas por todos lados y el aroma es exquisito, mi corazón bombea fuerte,mis manos están frías y las llevo a mi boca para tapar mi gesto de asombro y el enorme cartel "¿Te casarías conmigo?"

No sé si reír o llorar o gritar o tirarlo por ese ventanal. No lo sé. Esto es demasiado. Jack camina hacia mí, acomodando ese perfecto saco negro, tiene una cajita de terciopelo verde en manos.

No puedo creerlo.

Me voy a desmayar.

Muero.

Llevo mis manos a mi pecho e intento tragar el nudo en mi garganta, aunque las lágrimas comiencen a salir más y más. Nunca había llorado de emoción, y esto es lo que se siente. Mi corazón dá mil vuelcos y mi cerebro se niega a responder.

-Sé que ya estamos casados -comienza a hablar -y en serio han sido los mejores días de mi vida -sonríe, un tierna sonrisa mientras se postra sobre una rodilla -pasé semanas enteras pensando cómo hacer esto de una manera no tan tradicional, porque quiero hacerlo formal, no algo que sea parte de un contrato -Oh por Dios -luego recordé lo que le dijiste a mi madre la noche de la primer cena -toma mi mano izquierda y comienza a quitar los anillos ficticios de mi dedo anular -así que... es prácticamente tu idea y si venía de ti es porque así te gustaría muñeca -las lágrimas salen de mi rostro, no, no puedo detenerlas -eres la primer mujer que me haría pedir algo así -este es el
mejor día de mi vida y yo me tuve que poner el vestido de pudín - así que... -aclara su garganta -Rapunzel Corona¿Te casarías conmigo?

Y abre la cajita, es un anillo muy diferente al anterior, tiene una enorme esmeralda en el centro,
es bello, me encanta, o será porque este si lleva sentimientos consigo.

-Elegí una esmeralda, porque enserio que me gustan tus ojos, y este si lo elegí yo, no la amiga de Kristoff-preguntaría quién es esa amiga, pero las lágrimas hasta mi cerebro están empañando - ¿Y bien? -él me mira a los ojos y sonríe, ahí me percato que no he dicho una palabra, además no puedo articular ni un monosílabo en estos instantes.

Lo único que hago es asentir y llorar. En mi mente pasan un montón de escenas donde corro de su mano por un campo lleno de jazmines en un atardecer, Rapunzel ¡Basta!. Él se levanta y me abraza, junta sus labios con los míos y rodea mi cintura con sus brazos. ¿Dónde está la lluvia? ¿Dónde está Nicholas Spark para que se inspire en este momento? Tengo que llamar a Anna y contarle.

Me siento en las nubes, esto debe ser un sueño, me siento tan cursi, ya no son mariposas las que revolotean en mi estómago, son cuervos y muy grandes, también puede ser hambre, no lo sé, pero este día jamás lo olvidaré.

Él me abraza, por un buen rato y pasamos en esta posición por más de veinte minutos. Fotografié todo por si en algún momento pierdo la memoria quiero que me muestren esto, tuve que llevar varios de estos globos a casa y de estas rosas. El maldito vestido de pudín se va a convertir en mi vestido favorito.

Tengo que usar mi anillo de matrimonio aún hasta que se cambie por uno de verdad, bueno este es de verdad pero me refiero a uno elegido por ambos.
Puedo decir que este es el mejor día de mi vida, de hecho, todos y cada uno de nuestros días juntos son los mejores ¿Se puede morir de felicidad? Creo que sí, porque siento que muero y vuelvo a resucitar en los brazos de este
hombre todos los días.

Al fin nuestro hermoso Jackunzel harán oficial, lo que se dice oficial su matrimonio!!!! Que emoción!!

Ahora si...pregunta!!

¿Qué canción les recuerda el Jackunzel?

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