Capítulo 58

CAPITULO 58

Me remuevo un poco entre las deliciosas sábanas de terciopelo, mierda...tengo ganas de hacer pis, me acomodo mejor porque mi cuerpo se niega a levantarse, pero no... es incómodo ¡Maldita sea! uno ni dormir en paz puede,
me levanto lentamente y me quedo sentada un rato hasta que las ganas de liberar líquidos me ganan, no vuelvo a tomarme un litro de jugo de naranja por la noche.

Camino en dirección al baño, mi cerebro aún piensa en cómo esas sábanas se sienten tan bien junto a mi piel... cuando un golpe en mi frente me despierta de golpe ¡PUTA! ¡Mi frente! Inmediatamente la lámpara se enciende y Jack me mira con su entrecejo fruncido.

-¿Rapunzel? ¿Qué... Estás bien? -cuestiona, miro alrededor y la puerta del baño está del otro lado.

¡Mierda!

-¡Sí! Sólo probaba que tan fuerte era esta pared -ironizo, con mi mano en mi frente, sólo escucho las carcajadas de Jack ¡Sí! ¡Qué divertido! Camino encabronada en la dirección contraria tirando todo lo que me encuentre al frente, pero no me encuentro nada que tirar lo que me encabrona aún más.

Hasta las ganas de hacer pis se fueron.

Al día siguiente, maquillo el jodido golpe lo más que puedo sentada en el escritorio de Jack mientras lo espero, maldita pared. Jack entra a la oficina y con él viene un hombre más a menos de la edad del señor Overland y bastante elegante.

-Ella es Rapunzel -el señor de cabello oscuro ya con algunas canas sonríe amablemente mientras me estrecha su mano.

-Es un placer -menciona, miro a Jack quién tiene su típico gesto de jefe con su mirada puesta en unos papeles.

-El placer es mío -contesto, tomando su mano y sacudiéndola.

-Él es el jefe de edición -habla Jack, mientras camina hacia un archivero -Wasabi, no tengas piedad.

-Por supuesto que no jefe -menciona, la verdad eso me causa gracia.

Porque creí por un momento que bromeaban... ¡Pero no! ¡Maldita sea! Ya hasta olvidé como se respira. Miles de documentos unos tras otros, no sé ni cómo aprendí a ser multifuncional. Fingiré un desmayo para que me saquen de aquí, o mejor no, si podía hacer mi trabajo de secretaria, puedo hacer esto.

Lo bueno de todo, es que no me tengo que quedar con Jack hasta que termine su trabajo, y puedo ir a casa una vez que mi jornada laboral termina.

Camino por el parqueo cuando un mensaje en mi WhatsApp de un número desconocido llama mi atención, a mí nadie me escribe a WhatsApp, ni siquiera sé por qué tengo WhatsApp.

"Niña Rapunzel, estoy haciendo una sopa, ¿Le dejo un poco?"

Y una selfie borrosa de Luna con su dedo pulgar levantado junto a la olla de sopa, no sé si es correcto o no reír por estas cosas pero yo sí lo hago.

Suficiente, ya Luna acaba de alegrar mi día.

Llego a casa y ahí está Luna tecleando con su celular y soltando risotas en la cocina. Algo me dice que su celular terminará en la olla de sopa.

-Enserio que te diviertes -digo, haciéndola que se estremezca y lleva su mano a su corazón, me mira atónita.

-Niña Rapunzel me asustó -suspira -y no tiene idea, quién sea que inventó waksak bendito sea y ojalá le hagan un altar -cuando tomo lugar en una banqueta, casi me deja ciega con el flash que ese jodido celular tiene.

-¡Luna! ¡No!

-Salió bien guapa, Rapunzel. Déjeme subirla a mi Feibu.

¿Feibu? Aplano mis labios para no reír, ya vi que con Luna nunca voy a estar aburrida. Suena el timbre y me levanto a abrir, me lo imaginé, es Anna

Logro reconocer su mechón blanco a través del vidrio de la puerta. Inmediatamente suelta un grito al verme, y bueno, yo igual.

Luna sale de inmediato con un cuchillo en la mano y una escoba en la otra.

-¿Qué pasó? ¿A quién debo matar? -ambas la miramos con el ceño fruncido.

Y ella también nos mira.

¿Qué podría hacer con un cuchillo y una escoba?

-Lo siento -aclara su garganta y regresa a la cocina. A los pocos segundos regresa sin ambas cosas en sus manos -Es que hoy en día uno no sabe cómo reaccionar con tantos crímenes.

Creo que me tendré que acostumbrar a Luna; es como mi madre y mi abuela juntas.

-Bueno, Anna, ella es Luna; Luna, ella es Anna -ellas se miran, y se
abrazan, siempre los saludos de Anna son con gritos, Luna tiene que acostumbrarse.

Sentadas en el desayunador y Luna meneando su sopa comienzan a hablar y es que las dos son dos loras parlanchinas, ya vi que se van a llevar muy bien.

-Niña Anna ¿Tiene waksak? -y vuelve con su waksak. Anna me mira enarcando una ceja.

-¿Niña Anna? -gesticula. Me encojo de hombros -Si -contesta dudosa a ella.

-Por favor, escríbame su número aquí -Luna le entrega el celular a Anna y ella comienza a teclear su número, Luna se da la vuelta para servirnos la sopa y Anna
dirige su mirada a mí.

-¿Cómo es que Luna tiene mejor celular que yo? -murmura.

-Porque Jack se compró uno nuevo y le regaló ese -arqueo mis cejas, Luna no pudo encontrarse mejor empleo -también le regaló la casa de enfrente -susurro.

Anna abre los ojos como platos.

-Por favor, cuando Luna se vaya consígueme este empleo -suelto una risa, no me imaginaría a Anna de ama de llaves y con sus enormes tacones trapeando.

-¡Vamos Luna! ¡Golpea más fuerte! -una Anna eufórica enseña a Luna a golpear el saco de boxeo mientras llevo mi vista alrededor del gimnasio en la
casa de Jack yo no tenía ni idea de que Jack tenía su propio gimnasio, aunque me imaginaba que sólo por correr no iba a tener ese cuerpazo, no sé como terminamos aquí, se supone que tengo que arreglar mi ropa en el
armario súper ordenado de Jackson Overland.

-Niña Rapunzel ¿Me toma una foto golpeando esta cosa? -Luna me saca de mis pensamientos, volteo mi mirada a ella y frunzo el ceño, ella me mira con brillo en sus ojos y me extiende el celular que tomo de inmediato y lanza un patada en lo que el celular captura la foto, pero no le da al saco, se desliza y cae de espaldas ¡Auch! Eso duele.

Me quiero reír y para rematar las cosas, el celular capturó el preciso momento que Luna está cayendo. Haré lo de mi padre, me iré a encerrar a mi cuarto para reír tranquila. Luego de varios segundos observo que Luna no se mueve.

Sigue tendida en el piso y tiene los ojos cerrados.

Anna y yo nos alertamos y corremos hasta ella y es que ya está bastante mayor para este tipo de cosas. Anna se acerca primero y Luna no mueve ni un pelo ¡Mierda! Murió. Anna empieza a sacudirla y yo me inclino hacia ella. Ni siquiera respira.

-Rapunzel.... Luna... Está muerta -Anna me mira anonadada y yo abro mis ojos como inmensos platos. Comenzamos ambas a sacudirla con fuerza y no, nada. Llevo mis manos a mi cabeza, esto no puede estar pasando, comienzo a sudar y no está haciendo calor, hiperventilo, me va a dar un ataque de pánico.

Me voy a desmayar cuando una risa sonora sale de la boca de Luna y se sienta en el piso agarrándose el estómago.

-Yo... No... -balbucea entre sonoras carcajadas -So...lo quería... saber -continúa riendo y yo la miro perpleja -Soy buena actriz ¿Eh? -nos mira alternadamente y se pone en pies carcajeándose, hasta le cuesta por las risas. Anna también ha quedado pálida y ambas nos miramos y volvemos la mirada a Luna. Mi corazón bombea a mil por hora. Nosotras no reaccionamos y es que yo ya me imaginaba miles de escenarios rezando a la par del ataúd
de Luna. Cuando ya mi cerebro se ha percatado de la mala broma, reacciono.

-Maldita niña Luna. AGÁRRALA, ANNA -Anna se levanta y yo igual, Luna comienza a correr a gritos por todo el gimnasio y riendo sonoramente.

Yo no le encuentro la gracia, me lanzo en su espalda y Anna en sus pies.

Las tres caemos al piso mientras tomo la mano de Luna haciéndole una llave, y Anna dobla su pie, esta posición para Luna debe ser incómoda. Ella ríe y grita al mismo tiempo. La verdad no parece dolerle, debería doblarle el brazo con más fuerza.

La puerta del gimnasio se abre y aparece Jack con las manos en la cintura apartando el saco de su traje negro que lleva desabotonado. Las tres miramos en su dirección y él enarca una ceja. Kristoff entra justo detrás de él con la misma expresión. Y nos mira.

-¿Que le están haciendo a Luna? -Jack pregunta de lo más calmado posible y Luna comienza a reír a carcajadas.

-Por favor niño Jack, ayúdeme -continúa riendo y Jack frunce el
entrecejo. Tiene esa expresión en su cara que no sabe si molestarse o reír.

-Suelten a Luna que yo quiero brownies -dice Kristoff, Luna deja de reírse y levanta la cabeza para observarlo con descontento.

-¿Saben que muchachas? Mejor terminen de matarme -vuelve a acostarse y yo me suelto en risas, Anna igual; soltamos a Luna y ella comienza a carcajearse, Jack aprieta los labios para evitar reírse y mira a Kristoff quién
tiene la misma expresión.

Y sí, la convencieron para hacer los benditos brownies, y es que dicen que brownies como los de Luna no existen, ya quiero probarlos.

Estoy sentada sobre las piernas de Jack en el comedor mientras Luna prepara los brownies quejándose del dolor en su brazo, fue su culpa por casi provocarme un paro cardíaco.

-Anna, almenos envíame un mensaje cuando salgas -dice Kristoff, Anna está sentada al otro extremo de la mesa aún viendo a Luna con cara de pocos
amigos. Ella frunce el ceño, y dirige su mirada a Kristoff, ya sé que va a contestar.

-Yo salgo cuando a mí se me dé la gana -sí, ya la conozco.

-Bueno, ahora estás casada así que almenos me tienes que decir -Inmediatamente Luna vuelve a verlos, y los mira alternadamente.

-Bueno, tú también estás casado, no deberías ver las fotos en ropa interior que te envía aquella puta pelirroja -¿Ariel? Esto se va a poner bueno.

-¿Casado? -Luna se cruza de brazos y mira a Kristoff -¿Cómo que casado?

-Desgraciadamente -Kristoff mira a Anna con descontento y ella igual.

-¿Cómo? ¿Por qué todo mundo se casa y a mí nadie me dice nada? -Luna ha levantado la voz y esto no es bueno.

-Porque fue en Las Vegas y borracho -sigue sin despegar su mirada de Anna. Estos dos se van a matar y yo quiero ser testigo.

-Sabe qué -Luna tira el cucharón que tenía en manos en el tazón haciendo que todo salpique -hágase sus brownies usted solito Kristoff-comienza a quitarse el
delantal y lo tira contra el comedor -todos se casan y a mí nadie me dice nada, ni siquiera me invitan a una cerveza -Luna comienza a caminar y todos la miramos retirarse y perderse tras la puerta -luego, Luna quiero esto... luna quiero lo otro... pero nadie... nadie se digna a invitarme a... -continúa gritando
en la sala hasta que cierra la puerta principal de un portazo y puedo jurar que sigue gritando en la calle.

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