Capítulo 47

CAPITULO 47

Despierto con el suave sonido de un gorrión, abro los ojos y de inmediato enfoco al pajarillo sobre el marco de la ventana, ya extrañaba esto. Me remuevo un poco, pero... mierda, el pecho de Jack es bastante cómodo. De
inmediato, Jack despierta, talla sus ojos y mira en todas las direcciones.

-¿Qué hora es? -pregunta, vuelvo mi mirada al aparato sobre la mesa de noche y el reloj marca un poco más de las ocho.

-¿Las ocho? -Jack abre los ojos como platos y se levanta de la cama como un resorte, corre hacia el baño y lo miro con intriga perderse tras la puerta.

-¿Qué te pasa? -me pongo de pie y camino hacia él, está lavando sus dientes con prisa.

-El regulo de tu...

-¿Qué? -él escupe la pasta dental y encuentra mi mirada en el espejo.

-Nuestro regalo para tu padre ya debe estar aquí -continúa cepillando sus dientes ¿Nuestro regalo?

-¿Cómo que nuestro regalo? -Camino hacia él mientras me cruzo de brazos y me paro a su costado, él asiente y frunzo mi entrecejo -¿Qué le compraste?

-¿Qué ama tu padre aparte del vino? -suelta, luego que termina de lavar sus dientes; limpia sus manos en una toalla.

-¿Las vacas? -me imagino una vaca con un gran moño y no puedo evitar reír, lo que hace a Jack voltear a verme con intriga mientras se pone una polera
y luego un pantalón deportivo-lo siento -menciono, entre risas y él me mira con sus ojos entrecerrados.

-No es una vaca -menciona, con una sonrisa, dicho esto abre la puerta y sale, me pongo un short a toda prisa y salgo yo tras él.

Justo al bajar las escaleras mi madre y Elsa están ahí, ambas sostienen una taza de café y llevan su mirada a nosotros.

-Llegó algo para ti, Jack -menciona mi madre, encaminándose hacia la cocina, regresa a paso rápido con una enorme caja, que por su forma puedo jurar es una escoba.

Pero no me imagino a Jack regalándole una escoba a mi padre.

-Wow, si que son más que puntuales. Muchas gracias -manifiesta Jack, mientras mi madre le entrega una caja. Tengo que saber qué es. La curiosidad
me vuelve loca -¿Alejandro no lo vio, cierto? -pregunta, mirando a mi madrevy hermana. Ambas niegan con su cabeza.

¿Alejandro? ¿Ahora son amigos?

-Salió muy temprano hoy para terminar sus labores a tiempo para la cena que le tenemos preparada -dice mi madre, tomando su taza de café que había dejado sobre la mesita frente al sofá.

-Estupendo -Jack camina de regreso a la habitación pasando por mi lado, ellas me miran intrigadas.

-Rapunzel, ¿Qué es? -sisea mi madre, cuando Jack ya ha subido las escaleras.

Ni yo sé que es. Pero puedo jurar que es algo horriblemente caro.

-Es una sorpresa para papá, madre -arqueo mis cejas y camino detrás de Jack tratando de ocultar mi ignorancia, -por cierto -me detengo a la mitad
las escaleras -¿Qué es lo que Alejandro ama aparte del vino?

-A mí -mi madre no duda en responder, toma un sorbo de café y mueve sus hombros de manera graciosa, Elsa la mira con su entrecejo fruncido -¿Qué? Ustedes ni se imaginan cuál es mi regalo para él esta noche.

¡Por Dios!

-Mamá no me cuentes -digo, negando con mi cabeza, subo inmediatamente antes que a mi madre se le ocurra hablar demás. Mejor le ruego a Jack para que me diga que es. Tengo que averiguarlo.

Subo aquellas escaleras a toda la velocidad posible, hiperventilo cuando llego a la habitación y ahí está Jack, ha puesto la caja sobre la cama, e inmediatamente siento el enorme deseo de abrirla imprudencialmente como cuando me entregó el collar.

-¡No! -exclama Jack, como leyendo mis pensamientos, siempre hace eso y me hace verlo desconcertada.

-Entonces dime qué es porque si no te juro que esa cajita no llega intacta hasta la cena -Sonríe, yo no le veo la gracia.

-Entonces iré a esconderla -lee unos papeles que supongo son de la entrega.

-Jack...

-Piensa, Rapunzel... -me interrumpe -si almenos le atinas cerca te digo que es con más exactitud -declara, aun sin quitar la vista de los papeles.

Y pienso, pienso y pienso, mientras me siento en la orilla de la cama....Descarto un bate de béisbol porque él odia el béisbol, tomo la caja y la sacudo y nada se mueve dentro- ¡Mierda! -exclamo -Jack mira mi acto de desesperación divertido.

-¡Vamos! -intenta animarme, lo observo a los ojos, como si sus ojos fueran a decirme algo. -No lo puedo creer Rapunzel -exclama -a mi me bastó con
escucharlo una vez.

-¿Tiene que ver con vinos? -interrogo.

-No -contesta de inmediato y vuelven sus ojos a los papeles.

-¿Con mamá? -frunce el ceño y ríe, seguro escuchó lo del regalo de mi madre a papá.

-Tampoco-niega con su cabeza.

Mierda.

-¿La cabeza del otro hombre que fabrica vinos por aquí cerca? -Jack ríe a sonoras carcajadas. -¿El cadáver del perro de la panadería que le mordió el
tobillo hace unos años?

-No... -más carcajadas de parte de Jack.

-¿Una varita mágica? -Jack lleva sus manos a la cintura mientras me mira divertido.

-Enserio que no he conocido a nadie con mejor imaginación -continua riéndose.

Esto es demasiado estrés para mí. Estoy comenzando a quedarme sin uñas, me recuerda cuando jugábamos a las adivinanzas con mis primos. Sólo que a ellos si no me daban la respuesta los golpeaba y a Jack no puedo hacerle eso ¿Que ama Alejandro aparte del vino, y aparte de mamá? Que buen
acertijo ¿Por qué no lo ponen en los crucigramas?

Observo los papeles que Jack tiene en manos, en un ágil movimiento logro arrancárselos de las manos pero rápidamente me logra tumbar sobre la cama,
forcejeo para que no logre quitármelos y se postra sobre mí, entre sus piernas
me atrapa, sus carcajadas le restan fuerza pero aún así es más fuerte que yo,sujeta fuerte mis muñecas y cambio mi expresión por una mueca de dolor,

Jack me observa e inmediatamente se levanta y me observa.

-Lo siento mi amor, ¿Estás bien? -su entrecejo está fruncido y me mira con intriga.

Funcionó.

Me levanto de un salto y corro hasta el baño cerrando la puerta antes que el logre cruzar.

-¡Maldición! -exclama -Te juro que la próxima vez no me haces caer Rapunzel Corona-ríe a carcajadas mientras le da un golpe a la puerta con la palma de sus manos.

No me da tiempo de reír, comienzo a buscar en el bendito papel lo que pueda haber en esa bendita caja. Mis manos tiemblan de emoción.

Cliente Premium,  Jackson Overland, Fecha bla bla bla....

1 P D GLF Titl

¿Qué mierdas es esto?

Y así es como toda esperanza se esfuma. ¿Por qué no escriben las cosas completas?

Mi celular me saca de mis pensamientos ¡Mierda! Tengo que salir. Con mi cabeza agachada en señal de derrota salgo del baño mientras busco mi
celular. Siempre Jack se sale con las suyas, sip, ahí está con una sonrisa triunfante y extiende su mano para que le entregue los papeles, así lo hago mientras voy por mi celular que está sobre mi mesa de noche.

-Punzel... Emm... ¿Cómo te digo esto? -la voz de Anna invade mis oidos inmediatamente al descolgar, está bastante pacífica para haber descubierto esta mañana que se ha casado con un vestido de látex rojo y unas botas
blancas.

-¿Qué te casaste con Kristoff? ¿En Las Vegas? Creo que ya lo sé.

-¡No! -chilla y mis tímpanos se resienten -que tuve sexo dentro de un ascensor y es la cosa más loca cuando va bajando desde el piso número cincuenta -grita de emoción y yo no me puedo creer esto.

-¿Osea en público? -Jack sale de la habitación con los benditos papeles.

-No, Kristoff pagó para que no dejaran subir a nadie a ese ascensor ¿Puedes creerlo? -Lo que no puedo creer es en lo que se ha gastado el dinero.

-¡Wow! ¡Pero qué cosa más loca! -ironizo -Y bien, ¿no te arrepientes? Porque tus redes sociales están que explotan con todas esas fotografías.

Silencio del otro lado.

-¿Qué fotografías? -frunzo mi entrecejo, a estas alturas creí que ya lo sabría.

-Las que publicaste, con tu vestido de novia y tus botas blancas -más silencio del otro lado y un grito.

-No no no.... No lo puedo creer... No no no no no.... -la llamada se corta,supongo que no se lo ha tomado bien.

Desde que mi mirada se despega del celular lo primero que enfoco es la jodida caja esa, lo único que se me ocurre es buscar en google "P D GLF titl" inmediatamente me envía la auto-corrección "P D GOLF titl" ¿Golf? Ahora que lo recuerdo, mi padre jugaba golf y tengo entendido que era bueno
¡Bendito Google! Y ahora que todo tiene sentido Jack no solo regalaría un palo de golf, almenos que sea uno rodeado de diamantes y no le puede regalar
algo así a mi padre, lo vendería por eBay.

Jack regresa a la habitación luego de un par de minutos y yo estoy sentada en el borde de la cama junto a la caja con una enorme sonrisa.

-Jack ¿es un palo de golf? -él se detiene en seco y me mira.

-Dime que no lo abriste.

-No. ¿Qué te costó?

-Poco. -dicho esto toma una toalla y se encamina al baño.

-¿Cuánto es poco para ti? -me pongo de pie y camino tras él mientras se quita la polera.

La curiosidad mató al gato -sonríe. Sé que no me va a decir. Mierda -Tomaré una ducha, tu padre me mostrará el viñedo ¿Vamos?

-No, gracias. Diviértete -la verdad no quiero pasar tiempo con mi padre.

Bajo las escaleras y me dirijo a la cocina mientras Jack toma un baño, mi estómago ruge, a estas horas ya debe haber desayuno. Al entrar a la cocina, para mi sorpresa, Alejandro está ahí parado a la par de la mesa del comedor, con una mano se sostiene de la orilla de la mesa y mira hacia el suelo con los ojos cerrados, esto no es normal. Y recuerdo que mi madre dijo que estaba enfermo.

-Alejandro, ¿Estás bien? -levanta su cabeza inmediatamente y me mira, tiene el rostro pálido y unas ojeras que casi le llegan al suelo.

-Sí Rapunzel. No te preocupes, sólo estoy bajo de azúcar y no he tomado las medicinas.

-¿Y qué esperas para tomarlas? -trago saliva, mientras estudio cada una de sus facciones.

Me mira nuevamente. Y cuando va a decirme algo Elsa se abalanza sobre él, si no es por la mesa a la que estaba apoyado creo que lo hubiese hecho caer de espaldas. ¿Porqué yo nunca he podido ser así con él? Talvez porque cuando quise abrazarlo me decía que odia esas cosas

-Feliz Cumpleaños papá -él ríe, pero una risa desganada, no sus típicas risas efusivas, algo en mi interior despierta una alarma y no sé porqué me preocupa.

-Gracias mi niña -recuerdo que también tengo que felicitarlo.

-Feliz cumpleaños, Alejandro -arqueo mis labios en una media sonrisa y él me mira, esboza una sonrisa, desde hace mucho lo llamo Alejandro y nunca pareció afectado. Extiende su mano hacia mí.

-Ven acá -exclama, observo su mano extendida hacia mí y por unos instantes no sé cómo reaccionar, la tomo mientras me acerco a él. Sus manos están frías, por un momento creo que está nervioso y me abraza, mi mente se queda en blanco, no recuerdo cuando fue la última vez que me dio un abrazo. Creo que nunca desde que tengo memoria me ha dado un abrazo.

Por unos segundos no sé qué hacer, mis brazos están a cada lado de mi cuerpo y con dificultad los levanto para rodearlo, siento algo posesionarse en mi pecho y mis ojos se cristalizan, y recuerdo, que hace esto porque estoy
casada con Jackson Overland y estoy segura que es Jack quién le ha dicho que haga estas cosas, me separo de él con una forzada sonrisa en mi rostro, aclaro mi garganta.

-I.. Iré a bus... buscar a Jack -balbuceo, maldito nudo en mi garganta. Él simplemente asiente.

-Por favor dile que lo estoy esperando aquí abajo -asiento con mi cabeza, mientras los pierdo de vista al salir por la puerta de la cocina.

Subo las escaleras a toda prisa, al llegar a la segunda planta siento mis piernas como gelatina y mi corazón late con fuerza, me sostengo del agarre del último escalón y llevo mi mano a mi pecho, intento controlarme, él sólo está actuando. Pero la idea de que está haciendo esto porque está bastante enfermo también ronda mi cabeza, ese arrepentimiento sólo se ve en personas en su lecho de muerte, prefiero pensar que es por Jack, él es un hombre fuerte que no conoce las enfermedades, lo conozco y sé que es tan terco como para no buscar ayuda médica si es algo grave.

-Rapunzel... -una voz que conozco me saca de mis pensamientos -¿Estás bien? -no me di cuenta a la hora que me senté en el último escalón, hundo mis dedosentre mi cabello con mis codos sobre mis rodillas, me volteo rápidamente y forzo una sonrisa.

-Si, es sólo que... -Jack se sienta a la par mía, se ve guapo con una camiseta blanca con figuras negras que no logro distinguir.

-¿Es tu padre? ¿Te ha dicho algo?

Ojalá fuera eso, niego con mi cabeza.

-Está en la cocina esperándote -intento ágilmente cambiar de ánimo, tal vez estoy exagerando.

-¿Segura que no quieres venir? -vuelvo a negar con mi cabeza.

-Mejor me quedaré a ayudar por acá -él sonríe y besa tiernamente mis labios.

-Cualquier cosa me llamas ¿De acuerdo? -esbozo una sonrisa mientras asiento, baja las escaleras y lo pierdo de vista al doblar hacia la cocina.

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