51) El desfile

El principal propósito de este capítulo es que se relajen un poco y despejen la mente.


«Narra Vanessa»

Desperté como a las diez de la mañana. En ese momento no me importaba mucho. Estaba muy cansada y sentía que lo poco que dormí no sirvió de nada. Me puse de pie después de estirarme, y dejando a un Jayden profundamente dormido a mi lado, fui al baño.

Tomé una ducha, me lavé los dientes, e intentando no hacer mucho ruido porque Jayden estaba agotado, busqué algo abrigador que ponerme para el frío que hacía afuera.

Pedí una aspirina y un vaso de agua a servicio a la habitación, después me senté en el tocador a peinarme el cabello, y sin poderlo evitar mi vista a través del espejo se dirigió hacia la cama, donde Jayden dormía con el cuerpo extendido por todo el lugar.

Sonreí de lado al verlo así.

Ahora estaba confundida, no lo iba a negar. Y por esa razón supe que debía dejarlo de una vez. Jayden y yo tenemos pasado, nos conocemos desde siempre, hemos pasado por muchas cosas juntos, pero estar como estábamos no era sano. Sí, lo de anoche fue impresionante, pero debía empezar a cuidar a mi corazón de una vez. Yo lo amaba, pero no podía seguir odiándolo y dudando de mis sentimientos después, no podía hacer todo lo que hacía y al final volver a él. Eso no era correcto.

Pero dudaba, todavía dudaba. Me había dicho que me amaba, en varias ocasiones, me había dicho lo especial que era para él, y se solo pensarlo se me aceleraba el corazón. Sabía que solo Jayden podría lograr algo así en mí.

Pero no estaba bien, me convencí, tomé una decisión y lo que pasó anoche no me haría cambiarla. Él y yo nos íbamos a separar, él mismo lo dijo, será mejor para mí si ya no estamos juntos.

La puerta comenzó a sonar y cuando hice una cola en mi cabello, la abrí. Agradecí al empleado con una sonrisa, y tomé el vaso y la pastilla. Al entrar nuevamente en la habitación vi a Jayden incorporarse en la cama, antes de bostezar.

Jayden: ¿Quién era?

Vane: Servicio a la habitación —contesté sin expresión alguna. Me tomé una de las patillas y me acerqué a él con precaución. Le tendí la otra sintiendo a mi cuerpo ansioso por su toque y me recriminé estar sintiendo eso—. Lo necesitarás.

Jayden: Gracias. —La tomó con el ceño fruncido en una mueca—. Tengo un terrible dolor de cabeza —se quejó.

Vane: Eso sucede cuando te embriagas, creo que se llama resaca —le reproché.

Me alejé con la excusa de pintarme los labios. No quería cerca su cuerpo y su calor, no podía quererlo.

Jayden: Después de esto no vuelvo a tomar en mi vida.

Negué con la cabeza porque ambos sabíamos que eso no iba a pasar. Esa era la palabra celebre después de beber, pero no sé si nos daba amnesia o qué, porque antes de beber ese "No vuelvo a beber" se nos olvida, y a nuestra mente viene un: "Una copa de vez en cuando no hace daño". Se levantó de la cama con los músculos agarrotados, lo supe porque cuando estuvo de pie se estiró y tuve que quitar la vista de su cuerpo y la forma en la que se flexionaban sus músculos.

Al terminar se miró el cuerpo con el ceño fruncido, me miró y después negó, como negando alguna idea o simplemente dejándolo pasar. En bóxer entró al baño. Al salir unos minutos después, sin haberse bañado todavía, me miró con el ceño fruncido, examinándome. Levanté las cejas para preguntar en silenció qué le pasaba, y él siguió mirándome como si de esa forma pudiese recordar todo lo que pasó después de embriagarse.

Terminó por negar otra vez y entrar al baño con una toalla.

Lo esperé para bajar a desayunar, aunque para esta hora se considerara más como almuerzo. Mientras esperaba comencé a organizar mis cosas en la maleta. También me arreglé un poco, maquillé mis ojeras, y le pedí a mi corazón no estar tan alterado por él.

Salió con una toalla envuelta en la cintura y en ese momento supe que no resistiría estar en una misma habitación que él por mucho tiempo.

Vane: Te esperaré afuera —me apresuré a decir antes de tomar mi chaqueta e intentar salir de la habitación.

Jayden: Espera —llamó. Con el corazón en la boca me giré a verlo, en sus ojos encontré incomodidad. Lo que iba a decir a continuación no era su cosa favorita y eso puso alerta a mi cuerpo—. ¿Cometí alguna estupidez ayer?

Su pregunta me tomó por sorpresa.

Vane: ¿A qué te refieres?

Resopló.

Jayden: A que si hice o dije algo malo. —Me miró con aquellos ojos hipnotizantes, ojos en los que no podía volver a caer.

Vane: Ah, eso —traté de calmarme, pero no podía hacerlo, estaba muy nerviosa, y si no fuese porque me delataría, estaría cambiando de pie o retorciéndome las manos—. Bueno, depende.

Su ceño se frunció.

Jayden: ¿De qué?

Vane: De si decirme que me amas lo consideras como una estupidez. —Vi cómo su rostro palideció, y me causó gracia, no lo iba anegar, a pesar de todo me estaba divirtiendo.

Jayden: ¿Yo...yo... dije eso? —No lo podía creer.

Me prohibí sonreír, debía decir aquello con seriedad y si sonreía se daría cuenta de lo bien que sentía vengarse un poco de él.

Vane: Eso fue lo de manos, creo que fue lo más suave que dijiste.

Su rostro se contrajo con amargura. Le estaba doliendo haberse abierto tanto anoche y ni siquiera recordarlo.

Jayden: ¿Qué otras cosas dije?

Suspiré, como quien no tiene la culpa de algo y no sabe cómo solucionarlo, solo lo deja estar. Fue un suspiro inocente, uno que no me combinaba en ese momento.

Vane: Bueno, además de que me deseabas, que estabas dispuesto a fundirte en mí toda la vida si te lo permitiera.

Contrólate, contrólate, me dije cuando vi que casi se desmayaba frente a mí. Su cuerpo se puso rígido, y por un momento pensé que se había convertido en estatua, pues no movía ni la nariz al respirar.

¿Estaba respirando acaso?

Cuando sus ojos se enfocaron en los míos miré detrás de él. No resistía su mirada.

Jayden: ¿En... en serio dije eso?

Volví a suspirar.

Vane: No tienes que creerme si no quieres, tampoco te voy a obligar a hacerlo. Pero no hay razón para mentirte, ¿no crees? ¿Por qué mentiría al recordarte cuando dijiste que querías devorarme entera? —Chaqueé la lengua al ver cómo se quedaba de piedra otra vez—. Te espero afuera.

Salí de la habitación sin esperar respuesta.


( * )

Después del día de relajación en el hotel comenzaron los preparativos para el desfile de modas. Emily sabía lo que hacía, pero verla en acción fue algo impresionante, se movía con una seguridad enviable, y tenía un manejo del estrés de otro nivel. En dos semanas no se podía hacer un desfile, pero ella lo hizo. Por supuesto, recibió nuestra ayuda, pusimos en sus manos todo lo que necesitó de nosotros, y entre preparativo y preparativo, conocí a una chica bastante divertida, liberal, y con una forma de ser increíble.

Pero jamás la hagan enojar, eviten a toda cosas hacerla enojar.

Terminamos por firmar un contrato con ellos. Ahora nuestros hoteles eran socios de MCM.

Hoy por fin sería el desfile, cosa que agradecía, estaba un paso de arrancarme los pelos, así como las modelos para el desfile. Podría comprarme un poco con ellas, no comía, no dormía bien, y me mantenía en movimiento constantemente. En más de una ocasión Génesis, quien también ayudó a Emily con todo esto, me obligó a sentarme y comer algo.

Hacía frío, así que no pudiendo presumir de un hermoso vestido perlado que guardaba para una ocasión especial, me puse un vestido de mangas hasta debajo de las rodillas, con unos tacones de punta marrones claro. Me peiné el cabello detrás de las orejas, me maquillé las pronunciadas ojeras, y cuando consideré estar arreglada y un poco más delgada de lo normal, bajé, para encontrar a Brook esperándome abajo con un traje que le quedaba de maravilla. Todas se iban a caer de boca cuando vieran a ese hombre en su mayor esplendor. Se formó una sonrisa en mi rostro al saber que esa noche Brook era mi acompañante y podría presumir de él tanto como se me diese la gana.

Después de halagar su forma de vestir salimos rumbo al hotel. Una vez allí dejamos el auto con el valet, y entramos al lugar siendo cegados por los flashes prometidos por Emily. Aquí había prensa, y bastante.

Cuando pudimos entrar suspiré con alivio. Me dirigí a la habitación donde están las chicas que van a modelar para saludar Emily y para avisarle que ya estaba aquí. Pero cuando entré a la habitación encontré todo menos calma.

Y mucho ruido, personas caminando de un lado a otro, muchas telas y ropa por todos lados, había alguien gritando con un zapato en la mano, buscando el otro par. Y la pobre Emily no parecía tranquila, estaba sentada al fondo con las manos en la cara y seguramente susurrando improperios.

Sintiendo mi mirada puesta en ella levantó la vista, y tan rápido como me miró se puso de pie y se acercó, como si yo fuese capaz de darle el secreto de la vida. Me tomó por los hombros con brusquedad, y me miró con tal desesperación en los ojos que la comparé con una loca.

Emily: Ayúdame —imploró, a un paso de quitarse el cabello.

Vane: ¿En qué? 

Inquirí, tendiendo ganas de quitarle las manos de mis hombros con suavidad, darme la vuelta y salir corriendo tan rápido como me dieran los pies.

Emily: Faltan dos modelos para el desfile. A una de dio varicela ¡varicela! ¡Maldición! ¡¿A quién en este maldito mundo de mierda le da varicela a los veinte años?! —Movió sus manos frenéticamente en el aire—. Y a la otra, ¡Dios!, a la otra le atropellaron al perro anoche y no puede venir. No sé qué voy a hacer, el desfile comienza dentro de media hora y no hay nadie preparado para usar esa ropa o modelar. —Con toda la confianza que era capaz de tomar recostó la cabeza en mi pecho y comenzó a lloriquear.

Con algo de incomodidad y un poco de miedo, le palmeé el hombro, pensando en algo. Necesitaba dos modelos para un desfile. Me hubiese ofrecido, pero no. Entonces si yo estaba descartada, tal vez...

Vane: ¡Lo tengo! —exclamé, sobresaltándola. La pobre me miró como si fuese un pequeño perro en la calle y yo la amable mujer capaz de adoptarlo—. No te puedo ayudar, pero conozco a dos personas que sí.

Emily: ¿En serio? —Le brillaron los ojos.

Vane: Así es. —Le sonreí para animarla, ella también me sonrió, y como si hubiese recuperado la razón de su vida, se volvió hacia los demás y en menos de cinco minutos puso todo en orden. Incluso la chica del zapato encontró a su par.

Llamé a Génesis, le pedí que pasara por Eva y viniera aquí lo antes posible. Me iban a matar, pero ya estaba planeando mis próximas palabras.

Cuando llegaron me miraron con el ceño fruncido, intentaron acercarse, pero como si tuviese algo sensor, Emily las sintió llegar, le hizo dos señas a dos de sus esclavos (como ella los llamaba) y estos se acercaron a mis mejores amigas, y escuchándolas quejarse, las sentaron en unas sillas frente a los espejos y comenzaron a arreglar su cabello.

Mi estomago se retorció mientras me acercaba a ellas. La primera en verme fue Génesis. Y lo supo de inmediato.

Génesis: Más les vale a estos que me suelten en este instante, Vanessa —amenazó.

Vane: Hey, chicas, hola. ¿Qué tal todo? —Hice un gesto con la mano.

Génesis me fulminó con la mirada.

Génesis: ¿Qué está pasando?

—No te muevas, chiquita, se te va a correr el labial —le dijo uno de los esclavos, tomando su rostro con determinación y aplicando el producto.

Ella me lanzó dagas.

Eva intentaba quitarse las manos de esas personas de encima, pero mientras más intentaba quitar más manos aparecían.

Eva: No, déjenme. No toquen mi cabello, ¡No toquen mi cabello!

Génesis: ¡Vanessa!

Eva: ¡Mi cabello!

Emily: ¡Bueno ya! Se calman las dos. El desfile comienza en veinte minutos y dejarlas listas para será todo un reto, así que cooperen y no le hagan pasar un mal rato a mis esclavos. De lo contrario hasta el diablo se arrepentirá. —Les lanzó una mirada determinada a las dos antes de irse.

Se quedaron pasmadas, tratando comprender y levantarse, para matarme o irse, no lo tenía muy claro. Pero gracias al cielo los esclavos de Emily eran bastante rápidos y las detuvieran y las sentaron en su lugar.

Génesis: Escucha, chiquito, me pones una mano encima y te la voy a morder. Aléjate de mí —lo amenazó con los ojos en llamas.

—Lo siento, chiquita, pero son órdenes de la jefa y a ella le tengo más miedo que a ti. —Se atrevió a tocarle el cabello, mi amiga intentó morderlo en serio, pero gracias al cielo apartó la mano a tiempo, con una sonrisa divertida en la cara—. Eres toda una fiera. Esas son las que más me gustan. —Le guiño un ojo antes de hacerle ceña a una de la chicas de atrás para que sostuviera su cabeza y así comenzar a arreglarla.

Eva: No, por favor, dejen mi cabello en paz. No me lo toquen que no me gusta —medió, tratando de alejar las manos—. Pero bueno, ¿es que no entienden?

—Linda, tienes un lindo cabello, pero después de esto estarás a otro nivel.

Eva: No quiero otro nivel, quiero mi cabello tal y como está y sin manos sobre él, gracias. —Alguien a quien no vi llegar le sostuvo las manos.

Si las veías así parecían dos fieras a las que tenía que domar.

Dos fieras que repararon en mi presencia.

Génesis: Dile a este muñequito que me quite las manos de encima, Vanessa, o pagarás tú, y con creces. —Le centellearon los ojos.

Eva: ¿Por qué nos están maquillando tanto? Esto es incómodo.

Volvió a forcejear, así como Génesis, provocando que yo resoplara.

Vane: Chicas, por favor cooperen, ayuden a Emily con esto. Dos de sus modelos no pudieran asistir y ustedes pueden respaldarla. Háganlo, por su amiga.

Génesis: ¿Y por qué no lo haces tú, Vanessa Cristina Hernández? —Movió la cabeza cuando trataron de ponerle aplicador—. Cuando logre levantarme de aquí voy a matarte, tenlo por seguro.

Tragué con fuerza.

Eva: Vanessa —llamó, haciéndome verla. Sus ojos ahora se veían asustadizos—. ¿Por qué nos hiciste esto?

Volví a tragar. Mis amigas eran tan diferentes entre sí y aun así me hacían sentir mal. Por eso decidí hacer algo al respecto.

Vane: Las quiero, diviértanse, no olviden sonreír y gracias por hacer esto por Emily, adiós —y salí corriendo, escuchando mi nombre salir de sus bocas en un grito.

Fui a mi lugar en la primera fila, Brook se sentó a mi lado. Le tomé de la mano porque mi corazón comenzaba a latir con fuerza, y no sabía qué pasaría después de aquel desfile. Ni siquiera sabía si ellas volverían a hablarme, o si tendría que irme a San Petersburgo. Mi amigo me preguntó el motivo de mis nervios, y cuando se lo dije se le abrieron los ojos, a mí se me abrió un espacio en mi agenda para desaparecer.

Oh, Dios.

Y eso no fue todo, no, no, no, porque para mí nada era suficiente. Justo cuando iba a comenzar el evento alguien se sentó a mi lado... Jayden. Me mostró su invitación con indiferencia, y se quedó callado, sin darse cuenta de que en ese momento estaba a un paso de perderme el desfile para salir de ahí.

Una idea irracional cruzó por mi cabeza.

¿Y si Génesis se lanzaba desde el escenario para golpearme?

Vane: Brook prométeme que si ves algo extraño en la actitud de Génesis te vas a parar delante de mí. —Me miró con el ceño fruncido, como el hombre a mi otro lado.

Cuando Emily salió a presentar el evento casi vomité, y más lo hice cuando comenzaron a salir las chicas, una por una. Esperaba el momento en el que saliera ella, y cuando creía que lo haría, aparecía otra persona. Hasta que lo hizo, con una cara no muy linda, salió al escenario viéndose tan hermosa como estaba segura que se veía en ese conjunto. Y al parecer el mundo no me odiaba tanto, porque al escuchar los aplausos y los vítores hacia su persona se aminó y comenzó a caminar. No, comenzó a modelar.

Mi boca cayó al piso cuando la vi. Génesis era segura, decidida, tenía una impresionante aura a su alrededor, y en ese momento, bajo los reflectores, lo dejó salir todo en su máxima potencia. Se lo disfrutó mucho, lo pude ver en sus ojos. Y antes de voltearse para irse me guiñó un ojo con una sonrisa de suficiencia en la cara.

Yo jamás había dudado de mi sexualidad, pero debía admitir que en ese momento Génesis Morgan me hizo replantearme las cosas.

Suspiré con alivio cuando desapareció. Sobreviví y me enamoré, nada que no me esperara esa noche.

La siguiente en mi lista era Eva. No le tenía miedo, pero sí me preocupaba por ella, era tímida. Y por un momento me replanteé llamarla, pero todo eso se borró cuando la vi salir con esa ropa deportiva corta. ¡Pero qué piernas, señor!

Me gustaban las mujeres. No, me gustaban mis amigas.

Eva de complexión delgada, y jamás pensé que llamaría la atención como en ese momento. Sus piernas y brazos tenían algo, algo que las hacia brillar y cautivaban la atención de Brook como un imán. Si yo estaba perdida en ella, Brook estaba más allá.

Su forma de caminar no era como la de Génesis, quien en esa noche se robó la atención, pero su aura, esa tranquilidad, que en el momento pasó como seguridad, la hacían ver hermosa, segura de sí misma y con la capacidad de acabar con el mundo sin hacer un movimiento.

Era tan bella.

Después de ellas no me concentré en nadie más, no porque quisiera, sino porque me había quedado en mis mejores amigas sobre las pasarelas. Quería verlas otra vez, quería más de eso para poder aplaudir y gritar como una fan obsesionada.

( * )

Fue un éxito, todo el mundo adoró la colección, y los camarógrafos amaron a las modelos, pero principalmente a Génesis, esa chica alborotó a todo el mundo, y estaba segura que lo había disfrutado.

Después de que Emily despidiera el evento y agradeciera a nuestra empresa por apoyarlos, todos se retiraron a la recepción que organizamos en el salón adjunto. Salí seguida de Jayden y de Brook.

Cuando entramos al salón lo primero que vi fue a Génesis venir corriendo hacia mí. Pensé que me mataría por la mirada brillante en sus ojos, así que me agarré del brazo de Brook y susurré sin quitarle la vista a mi mejor amiga:

Vane: Si saca un cuchillo atacas.

Pestañeé, y cuando abrí los ojos estaba encima de mí. Casi grité por miedo, pero sentí sus brazos a mi alrededor apretándome con fuerza. Al separarse me sonrió ampliamente.

Génesis: ¡Wau! ¡Eso fue... Wau! ¡¿Me viste?! ¡¿Viste cómo todos me gritaron y me aplaudieron?! ¡Chica eso fue genial! —Volvió a abrazarme con fuerza—. Cuando se me pase la emoción voy a matarte. Ahora sonríe y que parezca real —susurró.

Se separó de mí, dándole paso a una emocionaba Eva. No estaba dando saltos por ahí, pero por lo menos sonreía y se veía satisfecha.

Vane: ¿Qué tal? —pregunté después de abrazarla.

Sonrió más.

Eva: No voy a decir que no tuve mucho miedo. Pero fue muy interesante. Hay cierta adrenalina en el ambiente cuando estás caminando por ahí que, como diría Génesis... Wau. —Me reí.

Mi mejor amiga se había alejado hace menos de un segundo para tomarse algunas fotos. Los camarógrafos la adoraban, algunos se enamoraron. Pero ella no los quería a ellos, quería los flashes.

Vane: ¡Que no se te suba a la cabeza! —le grité cuando la vi posar con total naturalidad. Ella me miró con una sonrisa en ese hermoso rostro.

Génesis: ¡Muy tarde!

Negué. Esa chica era todo un caso. Con más alivio por no ser destruida y que la emoción de algo nuevo estaba en ellas, me acerqué a una de las mesas.

De repente mis piernas no quisieron funcionar, y como si fuese automático, todo a mi alrededor comenzó a darme vueltas hasta el punto en el que sentí nauseas. Me sostuve de la persona a mi lado y me aferré a él o ella mientras cerraba los ojos.

Cuando sentí que pasaba poco a poco, le pedí a Brook, a quien tenía sujeto del brazo, que me ayudara a sentarme en una de las sillas. Las nauseas seguían ahí, y la cabeza todavía la sentía revuelta. Necesitaba tiempo para calmarme.

Ellos se sentaron cerca de mí, y de un momento a otro tuve a Génesis a mi lado, mirándome con el ceño fruncido. Respiré un par de veces, pedí un vaso de agua, y cuando este estuvo entre mis manos me lo bebí de a poco.

Una vez me sentí mejor miré a las cuatros personas cerca de mí.

Jayden: ¿Qué fue eso? —se adelantó a preguntar.

Vane: Un mareo.

Su entrecejo se hundió.

Jayden: ¿Qué comiste hoy? —dejé el vaso en la mesa a mi lado, pensando en su pregunta.

Vane: Un café —contesté cuando lo recordé.

Jayden: ¿Un café?

Sus cejas se alzaron, como si cuestionase la actitud de una niña y no una adulta.

Vane: Sí, no tuve tiempo para comer nada más.

Jayden: Maldición, Vanessa —regañó, enojado—. El doctor te dijo que debías empezar a regularizar la forma en la que comes, no que sólo bebas un café.

Génesis: Estoy de acuerdo con él, chica, ¿Cómo se te ocurre no comer? Ya lo habíamos hablado.

Vane: Lo siento, ¿bien? Prometo que a partir de ahora le haré caso al doctor —les dije a todo en general, con la cabeza baja.

Podía tener la edad que tuviera, pero odiaba que me reprendieran.

Jayden: Claro que lo harás. —sentenció.

Volví a verlo.

Vane: ¿A qué te refieres?

Se levantó de donde estaba, sin quitar esa expresión de enojo de su rostro.

Jayden: Ya te darás cuenta —y sin decir más se fue de ahí. 



Espero que les haya gustado el capítulo. Su principal función fue sacarles una sonrisa y despedir la historia como fue, algo divertido, bonito en su momento, y también dinámico, lleno de amistad, locuras, acciones extrañas de Jayden, pero con más personas. Como la familia que Vanessa consiguió en estos 51 capítulos.

Aun no es tiempo de despedirnos, pero solo queda un capítulo. El capítulo del viernes, y ahí despediremos la historia. Así que me reservaré mis palabras.

Pero ustedes pueden decirme qué piensan o sienten sin problema, me encanta mucho leerlos.

¿Y les cuento un pequeño dato? Que las dos canciones que puse hoy fueron porque las escuché mientras editaba. La del capítulo pasado empezó cuando terminaba de editarlo, y me pareció apropiada. Y la de este al principio, y también me pareció apropiada, aunque no tuviesen que ver con la historia.

Bueno, espero que hayan disfrutado estos dos capítulos. Ya nos veremos el viernes con el último y algunas cosas que quiero decirles, porque puede ser el final de la historia, pero no será mi final, ni el de ustedes, si así lo quieren. Aun tengo muchas historias por contar, y muchas por terminar, y me encantaría que me acompañaran.

Pero bueno, no me pongo sentimental.

¡Nos vemos el viernes, personitas del mundo! (no mando beso hoy porque mi esposita se pone celosa 😂).

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