44) Planes y Grandes dolores
«Narra Vanessa»
Salí de esa empresa con el corazón en la boca y ganas inmensas de gritar hasta quedarme sin voz.
Pedí un taxi, recordando lo que le dije a Brook cuando llegamos aquí. Seguramente ahora debía estar de camino a casa de Eva, iba por ella y lucharía por lo que sentía. Me sentía bien por ellos, pero había algo en mí en ese momento que no me dejó disfrutarlo como debería. Había ira, había tristeza, decepción y humillación.
Jamás creí que Jayden haría algo así, de solo recordar las palabras de aquella mujer de servicio cuando llegamos a la habitación se me erizaba la piel. Íbamos a preguntarle a Jayden la hora de salida del vuelo, como me fui a comprar regalos para todos después de esa incómoda situación con Verónica, no pude preguntarle. Tampoco estaban en la playa cuando salimos una hora después de la tienda, y cuando llegamos a su habitación lo que me recibió fue un:
—Las personas que estaban en esta habitación dejaron el hotel hace alrededor de media hora.
Esas palabras calaron en lo más profundo de mi ser. Por un momento pensé que era mentira, incluso dudé de mi español, algo que tenía en las raíces. Pero no era mentira, y cuando lo comprendí casi caí al piso por la impresión sino hubiese sido por Brook que me tomó por los brazos.
En ese momento decidí que no podía más.
En ese momento lo odié con todo mi ser.
Quería acabar con él así como él estaba acabando conmigo.
Durante el vuelo de vuelta (vuelo comercial), estuve pensando a más detalle. Brook me dio mi espacio, sabía lo que pasaba por mi cabeza y me daba mi tiempo para tomar una decisión. Mi decisión... No esperaría más por él.
Cuando el taxi se detuvo frente a mí, entré, le di la dirección de un bar-restaurant del centro, y llamé a Génesis. Necesitaba hablar esto con alguien.
Ella llegó unos minutos después. Ya era de noche, las nueve. El vuelo llegó casi a las ocho y en lo único que pensé cuando aterricé fue dejarle algunas cosas en claro a ese maldito con el que me casé.
El mesero trajo unas copas y la mía me la tomé de un trago. Necesitaba ese líquido más que nada en el mundo. El gesto no le pasó desapercibido a Génesis.
—Génesis: ¿Qué te pasa? —preguntó, viendo como también tomaba su copa y la acercaba a mí.
De un trago me la bebí y después lo dije, sintiendo más ardientes las palabras que el vino.
—Vane: Le pedí el divorcio a Jayden.
Se quedó boquiabierta.
Si fuera otra situación me hubiese reído, pero en ese momento quería echarme a llorar y sufrir por lo que me quedaba de vida. Siempre decían que sufrir por un corazón roto dolía, pero nunca imaginé que tanto.
—Génesis: ¿Por qué? —preguntó cuando se recuperó.
—Vane: Me abandonó en Puerto Rico. El muy maldito fue capaz de dejarme tirada y venir sin cargo de conciencia. —Sus ojos se abrieron en sorpresa, pero yo apenas comenzaba, necesitaba sacarlo—. Ya no puedo más, Génesis. Él destruyó cada parte de mí, acabó con todo —Deseé tener más vino—. ¿Sabes?, pensé que después de divorciarnos podríamos ser amigos, aunque eso me doliera mucho, pensé que eso era mejor que nada y aun así podría verlo feliz, porque sería feliz por él aunque yo no fuese parte de su felicidad. Pero no. Él acabó conmigo. Y me duele, sobre todo porque lo amo, lo amo como nunca voy a amar a nadie, y él acaba de demostrarme que es cruel y le importa poco todo esto.
Cuando terminé pedí una botella completa. Necesitaba alcohol, mucho si era posible.
Ella me miró sin expresar absolutamente nada.
—Vane: ¿No vas a decir nada?
Reaccionó.
—Génesis: Es que no sé..., no sé qué decir. Ni siquiera creo que esto sea real. —Se pasó las manos por la cara.
—Vane: Lo es, es muy real. —Sonreí con tristeza por el pedazo de mi corazón que se estaba rompiendo en ese momento.
—Génesis: Es que no puedo creer que haya hecho algo así.
—Vane: Desde que está con Verónica es capaz de eso y más.
Mi bebida por fin fue dejada sobre la mesa. Después de despedir al mesero me serví la primera copa de la noche.
Al levantar la vista comprendí por qué el repentino silencio... Génesis se había quedado estupefacta.
—Génesis: ¿Verónica también fue al viaje?
Con un suspiro le conté todo, desde cuando vi a la víbora en el aeropuerto, hasta cuando le pedí el divorcio a Jayden. No fue fácil, mucho menos al ver las expresiones en su rostro, pero era necesario contárselo, así me liberaba. Cuando terminé ella tenía otro semblante. No estaba triste ni decepcionada, parecía más pensante que otra cosa... Meticulosa.
—Génesis: ¿Sí te das cuenta de que esto cambia las cosas?
Mi ceño se frunció.
—Vane: ¿De qué hablas?
—Génesis: Me dijiste que dejaste a Verónica sola, y que Jayden no estaba. Tal vez y sólo tal vez, hay una pequeña posibilidad de que él no te haya abandonado.
Ahora sí que estaba perdida.
¿Qué quería decir con todo esto?
—Vane: No te entiendo.
—Génesis: ¡Agh! Tal vez Jayden no se enteró de que tú estaba en la tienda. —Gesticuló con las manos, para darle más énfasis a sus palabras.
Pero no sirvió de nada.
—Vane: No tiene sentido que haya vuelto sin decirle nada, ¿no crees?
—Génesis: Bueno, esa parte no la entiendo por completo. Pero el resto para mí sí tiene sentido. La bruja pudo haberle mentido. —Bebí de mi copa, asimilando el nivel de locura de mi mejor amiga—. Además, me dijiste que él se negó a darte el divorcio. Eso ya es otra prueba. Si tan poco le importaras te dijera que sí así como así, ¿no crees?
—Vane: Lo que creo es que no estás en tus cinco sentidos, y eso que soy yo la que está bebiendo.
Hizo una mueca con la boca.
—Génesis: Vanessa por Dios, ¿No ves que trato de resolver esto? Tómate las cosas en serio por favor. —Negué con la cabeza mientras le daba otro trago a mi bebida.
—Vane: No tiene sentido. ¿Qué vamos a ganar descubriendo si me dejó o no? De seguro ahora mismo debe estar con ella como si nada de lo que dije le hubiese importado. —Mis ojos se abrieron—. No, no. No como si no le hubiese importado, sino que no le importó.
Ella volvió a negar, como si estuviese hablando con el ser más testarudo del planeta. Pero yo ya había tomado mi decisión, no quería volver a lo mismo, donde las cosas se ponían bien entre nosotros y después Jayden hacía algo que lo arruinaba todo y yo terminaba perdonándolo. Me dolía hacerlo. Como dije aquella vez... Ya no más.
—Génesis: Bien, tal vez ya no estarán juntos, eso es lo más justo. ¿Pero no crees que por lo menos debemos saber la clase de persona con la que está? Es nuestro amigo antes de todo. Y si alguien lo está manipulando de alguna forma, debemos hacerlo entrar en razón. ¿No es eso lo que hacen los amigos? ¿Se apoyan incluso si están pensando por el peor momento? Jayden siempre estuvo para nosotras cuando lo necesitamos. Y si ahora es diferente, debe ser porque esa mujer está haciendo algo con él, ¿No crees? Debemos ayudarlo como estoy segura, él nos hubiese ayudado a nosotras.
En ese momento odié siempre dejarme llevar por los sentimientos. Mi corazón se había apretado de solo pensar en Jayden siendo manipulado de alguna forma. No sabía su situación, y con lo que me acaba de hacer estaba segura que jamás debía perdonarlo, ni siquiera hablarle. Pero ahí estaban mis sentimientos pidiéndome a gritos ayudarlo. Porque si en algo Génesis tenía razón, era que antes de ese viaje Jayden no era así, y siempre estuvo dispuesto a estar ayudarnos aunque estuviese enojado con nosotras.
Recuerdo aquella vez en la que me abuelo murió. Unos días antes discutimos porque él iba a salir con Mía, y aun así él llegó al velorio, se acercó a mí y me abrazó sin decir una palabra. Me rodeó y me dejó quedarme ahí. En ese momento ya no lloraba, tenía diecisiete. Recordaba ese momento con tanto cariño, porque él, siendo quién es, olvidó nuestra discusión y me consoló como solo un amigo de verdad era capaz de hacerlo.
Y me odié en ese momento por querer devolverle el favor.
—Vane: ¿Y cómo piensas descubrirlo? —Una sonrisa se formó en sus labios cuando decidí dejar mi dolor de lado por ayudar a un amigo.
—Génesis: Primero, descubriremos si lo que siente por ti es verdad. Si en serio está tan enamorado de ella no debería haber lugar en su cabeza para ti. Y si es así, entonces la bruja está haciendo algo para que se quede con ella —analizó. Salvo que en su análisis no tomó algo en cuenta... Lo que yo sentiría cuando descubriera los sentimientos de Jayden.
—Vane: ¿Y por qué tenemos que poner sus sentimientos por mí? ¿Por qué no poner otra cosa?
—Génesis: Porque es más fácil, ya después procederemos de otra forma. Lo importante es descubrir la verdad.
Negué, dejando pasar eso. Yo podía resistir saber si Jayden me quería como yo a él, debía de.
—Vane: Está bien. ¿Pero cómo piensas descubrir lo que siente por mí?
Una sonrisa macabra se formó en sus labios.
—Génesis: Mintiéndole.
Y tan rápido como lo dijo mis alarmas se activaron.
—Vane: ¿Qué estás pensando hacer?
—Génesis: ¿No querrás decir: Qué tú vas a hacer?
—Vane: ¿Yo? —Me señalé, perdida.
—Génesis: Sí. Sólo pensar qué harás.
Se llevó una mano al mentón olvidando por completo lo que le dije hace unos minutos.
—Vane: ¿Si recuerdas que hace menos de una hora le pedí el divorcio? —cuestioné, pero ella no parecía muy atenta a mis palabras.
—Génesis: Podríamos... No, no, eso no funcionaría.
—Vane: No puedo llegar y decirle algo como si hace menos de una hora no me hubiese gustado introducirlo en una fosa de leones.
—Génesis: Tal vez podríamos... No, eso tampoco funcionaria.
Me está ignorando olímpicamente.
—Vane: Génesis —la llamé.
Ni siquiera volteó a verme.
—Génesis: ¡¿Qué tal sí?!... No, menos.
Como mi paciencia era muy limitada me desesperé rápido.
—Vane: ¡Génesis!
Por fin capté su atención. Digamos que no se veía muy feliz de ello.
—Génesis: ¿Qué? Dios, chica, no dejas que uno piense con claridad. —De repente se le iluminaron los ojos, como si hubiese tenido la mejor idea del mundo—. ¡Eso es!
—Vane: ¿Eso es qué?
—Génesis: Sí, es perfecto. No puedo creer cómo no se me ocurrió antes.
Mi paciencia otra vez no dio para más. Estaba en un momento horrible, olvidé mi dolor para ayudar a un amigo, y ella se hacía la mística. Me desesperaba.
—Vane: ¿De qué rayos me estás hablando?
—Génesis: De mi plan —contestó cantarina—. Es muy bueno. Vane, espero que seas una buena actriz —Al fin pareció comprender que no estaba tan actualizada como ella, por lo que sonrió—. A ver, para que no estés tan perdida te lo diré. Lo que vamos a hacer, o lo que tú vas a hacer, es que cuando yo me vaya llamarás a Jayden, pero no como normalmente lo harías..., fingirás que estás ebria, y como Brook no está, Jayden tendrá que venir por ti. Luego te llevará a casa y ahí lo bombardeas con las preguntas. Él creerá que no recordarás nada, así que te lo contestará todo —terminó con los brillantes—. ¡Vaya! Soy un todo genio del mal.
—Vane: Génesis —llamé amena—, no haré eso.
Y decirlo fue como acabar con su "brillante" plan.
—Génesis: ¿Cómo que no lo harás?
Me encogí de hombros.
—Vane: Eso, no pienso hacerlo. No puedo mentirle, y mucho menos actuar. Sabes que no soy buena mintiendo y él se dará cuenta. Además, no puedo fingir estar borracha.
Ella observó cómo me llevé la copa a la boca.
—Génesis: Si sigues así no tendrás que fingir. —Mis mejillas se sonrojaron.
—Vane: Lo siento. —Dejé la copa sobre la mesa—. Necesito alcohol.
Ella suspiró, se pasó las manos por la cara y después me miró, como si quisiera dejarme algo en claro pero con cariño.
—Génesis: Escucha, sé que no es lo mejor del mundo, pero debes hacerlo. Sé que estás enojada con él, yo más que nadie te entiendo y quiero que termines con todo esto. Pero Jayden puede necesitarnos en este momento y debemos ayudarlo.
—Vane: ¿Por qué debemos ayudarlo? ¿Por qué no se da cuenta que esa mujer lo manipula?
—Génesis: ¿En serio crees que se va a dar cuenta? Por eso se llama manipulación, chica. Esa mujer puede estar usando alguna artimaña con él y de seguro se la cree. Tal vez piensa que es lo que merece o que es lo mejor, qué se yo. Esas cosas pasan siempre, ¿y tú por qué crees que siempre se ven? Porque las personas no se dan cuenta de que los están manipulando. Ella tuvo siete años para hacer lo que quiso con él, y mira cómo está.
Suspiré con desanimo.
—Vane: Pero no quiero mentir. No quiero hacer eso. —Ella me miró con cariño.
—Génesis: Solo será una vez, te lo prometo. Después de esto no mentirás más, y si en verdad ella no lo está manipulando y él quiere estar con ella, entonces yo misma me encargaré de los papeles del divorcio, ¿De acuerdo?
Terminé por asentir.
Tenía un punto. Lo haría, no mentiría más, y si Jayden no me quería me iría sin cargo de conciencia y sin llegar a pensar en algún momento qué hubiese pasado si hubiese pedido una explicación, si hubiese buscado alguna respuesta.
Lo que restó de la hora me quedé con ella. Como le dije y sabía, era pésima mintiendo, pero tenía una amiga que era un genio en ese arte y me ayudó mucho a perfeccionar mi voz de borracha, mis movimientos, las palabras que saldrían de mi boca. Me dio toda una charla al respecto. También me dijo las preguntas que debía hacerle y en qué orden.
Una vez dieron las diez y quince Génesis se fue a su casa, prometiendo que llamaría mañana para saber los detalles. Esperé unos diez minutos antes de animarme a hacerlo. Antes me animaba un poco más, pero ahora que estaba sucediendo me sentía muy nerviosa, y aunque traté de ocultarlo, también estaba enojada por hablar con él. No quería escuchar su voz durante bastante tiempo.
Al tercer tono contestó con un:
—Jayden: Tenemos que hablar. —Su voz fue firme, sin derecho a réplica. Eso me molestó. Él no tenía por qué estar exigiendo nada—.¿Dónde estás?, ¿Estás en casa?
Su pregunta me descolocó. ¿Él no estaba ahí? Se suponía que a esta hora ya debería estar ahí. Me prohibí pensar, no quería herirme más de lo que lo estaba haciendo.
—Vane: ¿crees que si... que si lo estuviera te... llamaría paaaara que vinieras a recogerme? —Traté de sonar convincente, y según la mirada de algunos que iban pasando por mi frente, funcionó.
—Jayden: ¿Estás ebria? —cuestionó como si fuese un delito.
—Vane: Tal vez un poco, ¿podrías venir a buscarme? Brook —Hipé para darle credibilidad a mi actuación— no está y ya quiero irme a casa. Ya no quieroooo estar en la calle. ¿Tú quieres que... que esté en la calle, Jayden?
—Jayden: ¿Estás en la calle? —Su tono cambió, ahora estaba furioso— ¿Qué demonios estás haciendo en la calle sola? Maldición, Vanessa, dime dónde estás. Ahora.
Su desesperación, porque era desesperación, no me pasó desapercibido.
—Vane: No sé cómo se llama el restaurante, pero creo que es uno que está cerca del restaurante Ozumo. Síííííí, están... Están en la misma calle. —Desde aquí podía ver el letrero al final de la calle.
Del otro lado de la línea escuché un gruñido.
—Jayden: Está bien. Escucha lo que harás. Vas alejarte de donde estás. Quiero que vayas a un lugar donde hayan personas. Estás en un lugar público, seguro que encuentras algo. Vanessa, debes prestarle mucha atención a lo que te voy a decir —Mi pecho se apretó en su lugar. ¿Qué era todo eso?—. Si vez algo extraño no dudes en gritar y luchar, ¿de acuerdo? —Mi pecho se apretó mucho más. Sentía que algo extraño estaba pasando. Solo fui capaz de afirmarle, abrumada por el miedo que comenzó a cruzarme el cuerpo—. Está bien... Mataré a Brook en cuanto lo vea. —Como si recordara que estaba aquí y que tenía miedo, lo siguiente lo dijo con voz conciliadora, casi cariñosa—. Todo va a estar bien, ya voy por ti —y colgó, dejándome ahí.
El miedo que no sentía desde aquella vez que casi me violaron volvió. De repente comencé a mirar a todos lados, buscando aquello extraño, esperando ver a ese hombre aparecer para terminar lo que no pudo. Se me llenó la piel de un miedo y un sentimiento escalofriante que no había sentido antes. Hice lo que me pidió a un paso de hiperventilar.
No quería pensar en eso, no quería. No, no quería. No quería pensar en cosas malas. Casi me llevo las manos a los oídos para callar a los pensamientos. No quería recordar aquello, no quería recordar cosas malas. Ya no, ya no.
Suspiré con alivio cuando vi su auto estacionarse en la esquina. Me alejé de esas personas que muy amigablemente me habían permitido quedarme con ellos.
Ya no quería seguir con la mentira de la ebriedad, pero no podía parar en ese momento. Aunque sintiese mi corazón latir nerviosamente dentro de mí no podía parar. Así que sintiendo un poco de vergüenza comencé a tambalearme al caminar.
Salió del auto de inmediato, en sus ojos había un alivio que me desalmó. Se acercó a mí casi corriendo, y en contra de lo que esperé, lo tuve poniendo sus manos en mi rostro e inspeccionándome.
—Jayden: ¿Estás bien? ¿No te pasó nada? —Negué, mirando su camisa para no ver sus ojos. Me sorprendió más cuando me arropó con sus brazos y escuché lo rápido que latía su corazón—. Dios, que susto me diste.
Me quedé quieta en mi lugar. Por muy mal que estuviese, ahí me sentía segura, ahí sabía que nada malo pasaría porque él me protegería con uñas y dientes, y pensarlo aumentó mis ganas de llorar. Podía sentir mis ojos aguarse al saber que esto era incorrecto, que mis sentimientos eran incorrectos y por más que los sintiera, no debía quedarme con él porque me haría daño, porque debía darme el valor que él no me estaba dando y debía seguir adelante.
Cuando se separó de mí las lagrimas ya no estaba en mis ojos, pero sí estaba la preocupación en los suyos.
—Jayden: ¿Segura que estás bien? —Negué, sin ser capaz de verlo a los ojos.
—Vane: Lo que me dijiste me asustó —dije con la voz chiquita.
Levantó mi rostro con las manos y me hizo verlo. En sus ojos no había tranquilidad, de hecho, era la primera vez que notaba lo que había ahí. Habían tantas cosas, pero no tranquilidad. Él ocultaba algo.
—Jayden: Lo siento, me alteré un poco. Debes recordar lo que te pasó y yo... —Suspiró—, no quiero que vuelva a pasar, ¿de acuerdo? No quiero volver a verte en esa situación y no ser capaz de defenderte. No tienes idea de lo miserable que me sentiría de que te pasara algo. —Volvió a abrazarme, haciendo el nudo en mi garganta más punzante.
¿Cómo hablaría con él si seguía así? ¿Cómo hablaría así con él si terminaba llorando? Porque él sabía que no lloraba, no sabía el motivo porque ese era un secreto mío, pero sí sabía que no lloraba y hacerlo.
Se alejó de mí unos segundos, me rodeó con su brazo y me ayudó a caminar a su lado hasta llevarme a su auto. Pensé que me dejaría en la puerta del copiloto, pero siguió hasta la parte trasera del auto.
Una vez ahí me abrió y la puerta y me ayudó a entrar. Todo miedo, terror o ganas de borrar pensamientos se fue de mi mente. Porque lo hizo otra vez.
—Vane: Buenas noches, Verónica. —Traté de no sonar muy cuerda, pero no lo suficientemente borracha. No quería humillarme más con ella.
—Vero: Buenas noches —saludó con una sonrisa ladeada desde el espejo retrovisor.
Jayden entró al auto, me dio una mirada, después una a ella, y antes de arrancar volvió a mirarme. Sin decir una palabra me recosté del asiento y cerré los ojos tratando de no pensar en ello.
Había suficiente por un día, había sido suficiente por una vida.
—Vero: Pensé que ahora podríamos hablar —la escuché decir después de algunos minutos en los que entendieron que yo estaba dormida.
—Jayden: Debo llevarla a casa, después hablaremos del embarazo.
Mi corazón se detuvo.
—Vero: Eso me dijiste esta tarde. Entiendo que debas llevarla a casa, se nota que no está en condiciones y no es seguro dejarla ir en un taxi así y mucho menos a esta hora, pero, Jayden, no podemos atrasar esto, es nuestro futuro —y en ese momento lo comprendí.
Traté de callar mis sentimientos, de no abrir los ojos y ver con mis propios ojos lo que salía de la boca de esa mujer.
Él suspiró.
—Jayden: Ya lo sé. Pero entiende que no es fácil. Las cosas de por sí estaban complicadas, ¿en serio crees que podemos lidiar con esto? No te voy a decir que no lo quiero porque es parte de mí y no podría odiar a un hijo, pero eso complicará las cosas. ¿Sabes lo que va a pasar si esto sale a la luz?
Que todos sepan de su engaño, eso pasará.
—Vero: Todos podríamos terminar mal. Lo sé.
—Jayden: No, no lo sabes. Tú no vas a terminar mal y lo sabes. La que puede terminar mal es ella, y también yo... Sobre todo yo. ¿No lo entiendes? —Ahora se escuchaba impotente.
—Vero: Lo sé, de verdad lo sé. Pienso en eso todos los días, todo el día. Tratamos de llevarlo bien pero no se puede, y que ahora esté embarazada no es mi culpa, tampoco tuya, es algo que pasó y debemos enfrentarlo. Y sobre todo, debemos protegerlo.
—Jayden: Hablaremos de eso cuando la deje en casa, hay muchas cosas que aclarar.
Después de esa extraña conversación guardaron silencio.
Al llegar a casa Jayden me llamó. Traté de hacerme la desorientado y no alejarlo de mí cuando me tocó. Me despedí de Verónica, ella se despidió de mí, y después de salir del auto. Me llevó a la puerta de la casa, una que se abrió antes de que Jayden pudiese sacar sus llaves del bolsillo de su pantalón.
Esmeralda apareció. Se veía preocupada.
—Esmeralda: ¡Dios mío! La próxima vez que vayan a llegar tan tarde avisen. Una ya no es joven y los nervios la traicionan —Al notar mi presencia su expresión cambió por completo—. Oh, vaya. Permita, yo la ayudo.
—Jayden: Gracias —dijo cuando estuve en los brazos de Esmeralda—. Asegúrese de que tome un baño, beba café, y no la deje sola hasta que no esté acostada por favor. —Ella asintió—. Yo debo irme, pero llegaré mañana temprano. —Se giró a verme. Quise escupirle, gritarle lo imbécil que era, quise odiarlo con todo mi corazón. Pero me limité a mirar su camisa—. Ya me voy. Haz lo que Esmeralda te diga y ve a dormir, ¿de acuerdo?
Asentí deseando dejar de verlo.
Y mi deseó se cumplió. No esperó mucho para irse con ella y dejarme ahí sin saber si me pasaría algo, si escapaba para ponerme debajo de un camión, sin preocuparse por mí.
Una vez dentro de la casa Esmeralda me llevó a la cocina, hizo que me sentara en uno de los taburete, y sin obligarme a verla a los ojos, lo que evitaba desde que Jayden se fue, habló:
—Esmeralda: Iré a prepararte un baño.
Simplemente asentí.
Cuando estuve sola todo cayó sobre mis hombros. Mis sentimientos por Jayden, lo que casi pasó, Verónica, y ahora su hijo. Fueron tantos golpes que hice lo que evité tanto tiempo... Dejé caer aquellas barreras, y dejé salir lo que mi cuerpo me pedía a gritos y mi corazón rogaba por que sucediera.
Las cosas siguen complicándose más.
Quedan ocho capítulos y la historia se está poniendo fea.
¿Ustedes qué creen que pasará ahora?
¿Cómo se sienten en este punto?
Antes les había dicho que haría un maratón pronto, ¿Y qué creen? El viernes será ese maratón. Como dije serán tres capítulos, y trataré de subirlos más temprano, ya que estos capítulos más que edición lo que necesitan es que les quite muchas palabras y párrafos innecesarios.
Espero que estén disfrutando el desenlace de la historia, y que me acompañen hasta el final, que ya no falta mucho 😐
Sin más que decir, y agradeciendo que siempre comenten y me digan lo que sienten, se despide su escritora, editora, y publicadora.
Hasta el viernes, personitas del mundo.
PD: Si no ven emoción en mis palabras es por respeto al capítulo, y al que viene 😔
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