29) Mentiras
Asentí perdida en sus palabras. Era algo descabellado. ¿Un guardaespaldas? La consideraría una medida drástica. Pero dentro de mí lo agradecí profundamente. No me quería quedar sola. Estaba pensando pedirle a Jayden que me llevara al trabajo antes de esto.
Estaba tan ensimismada que olvidé por completo lo otro que dijo.
—Vane: Disculpen. —Mi voz apenas fue audible.
Salí de ahí y subí a la habitación casi huyendo de ellos.
Yo puedo con esto, puedo con esto. Debo olvidar lo que pasó, puedo hacerlo. No puedo permitir que ese hombre me afecte, no que me ponga la piel de gallina y mi corazón se asuste a tal punto de querer salir corriendo y esconderme en una cama.
Respiré algunos minutos y una vez más calmada, me cambié por un un pantalón de tela fina azul, una camisa hasta los codos beige, y encima de esta un saco del mismo azul oscuro. Me hice una coleta alta en el cabello, borré mis ojeras con maquillaje, adorné mis labios en un tono cereza, y cuando me vi menos asustadiza, ni con ganas expresar lo que sentía, bajé a la sala.
Los pensamientos no podían volver.
Al pararme en la entrada vi a Jayden sentada en uno de los sofás, con el señor, del cual aun no sabía nada, sentado frente a él, escuchando atentamente todo lo que mi esposo tenía para decir.
Al verlo mi corazón empezó a ralentizar su paso. Estaba a salvo, con Jayden estaba a salvo.
Mi atención se fue hacia su boca, la forma en la que se movía con rapidez, casi exigente. Sus labios ligeramente finos, siempre húmedos, su forma, la textura que tantas veces envolvieron mis labios. De repente quise que me arropara con sus brazos y me besara para saber que todo estaba bien y todo aquello era una pesadilla dejada en el pasado.
Me aclaré la garganta llamando su atención.
Jayden me extendió una de sus manos con una ligera sonrisa en los labios y ojos.
—Jayden: Hermosa, ven aquí un momento por favor.
Lo hice sin dudar. Tomé su mano y me senté junto a él. Quería sentir su calor sin que llegara a verse extraño.
—Vane: Estemm... Muchos gusto —le dije al hombre frente a nosotros—; Vanessa Hernández.
—Brook Anderson —respondió sin emoción alguna, mientras estrechaba mi mano.
Ay, no, uno que no vive, me lamenté. No hay cosa que me guste menos que tener a alguien al lado y que no exprese nada al hablar, como si estuviese muerto.
—Vane: Es un gusto, Brook.
—Brook: Lo mismo digo, señora.
Hice una mueca mientras lo soltaba y dejaba mis manos en mi regazo, incómoda.
—Vane: Nada de señora por favor, no me siento bien con la idea. —El ceño de Jayden se frunció en mi dirección, sin embargo, después negó y se giró ligeramente hacia mí.
—Jayden: Brook estará contigo todo el tiempo. Puede que sea una medida un tanto extremista, pero hasta que no detenga a ese sujeto no puedo dejarte sola, y yo no puedo estar contigo todo el tiempo ¿Bien? —Asentí. Él sonrió más relajado—. Bien.
—Vane: ¿Cómo encontrarás a ese... hombre?
—Jayden: No te preocupes por eso, yo me encargo. Tú solo haz lo que siempre harías. Brook no te estorbará, ¿No es así?
—Brook: En lo absoluto.
Hice otra mueca. No parecía vivo.
—Vane: ¿No podrías...? —Me quedé callada. No le podía decir que dejara de estar tan muerto, me abrumaba.
—Brook: ¿No podría qué? Si está en mis manos lo haré.
Jayden a mi lado rió ante mi agonía.
—Jayden: Quería saber si podrías no ser tan... profesional, y la respuesta es no —sentenció tras su tono divertido—, no puede, Vanessa, es su trabajo.
Pero es que parece zombie, me quise quejar.
Sin embargo suspiré.
—Vane: De acuerdo. Y si no hay más que decir... —me puse de pie— es mejor irnos, se nos hará tarde.
Brook se puso de pie junto a Jayden, y no bien di varios pasos en dirección a la salida, la mano de Jayden me detuvo, tomándome del codo. Me giré a él un tanto confundida. Él sin embargo me haló hacia sí.
—Jayden: Lo siento —dijo—, pero es necesario. ¿Lo endientes verdad? —Asentí— No solo asientas, dime que sí, Vanessa, que entiendes por qué hago esto —espetó frustrado.
Miré hacia mi lado, pero Brook ya no estaba ahí, estaba a un lado de la puerta mirando hacia la salida. Me giré hacia Jayden, quien me miraba como si quisiese entrar en mi cabeza y modificarlo todo ahí. Lo único que pasaba por mi cabeza era que necesitaba un beso suyo.
—Vane: Lo entiendo.
Él resopló.
—Jayden: Por una vez en la vida que necesito que me digas lo que piensas no lo haces. Siento que estás molesta por esto, ¿Es eso?
Negué de inmediato.
—Vane: No, no es eso.
—Jayden: ¿Entonces?
—Vane: No es nada, ¿Bien? Me afecta un poco todo esto, que sea tan... real. Esta mañana quería creer que todo fue un sueño, que nada de eso sucedió, pero sucedió y no quiero pensar en ello. Ahora tengo a alguien a mi lado todo el día que me lo recordará. No es mi cosa favorita, pero es mejor a estar sola. Y gracias.
Sus ojos me estudiaron segundos eternos, su respiración ligeramente irregular.
—Jayden: No mientes. —Soltó un suspiró largo y sin esperar me arropó con sus brazos. Me derretí por dentro y por fuera. Dios, cómo lo necesitaba en ese momento—. Terminaré con esto, solo dame tiempo. Sé que no te agradan las medidas que estoy tomando, pero son necesarias. Trataré de acabar con esto lo antes posible.
—Vane: ¿Cómo? —quise saber.
—Jayden: Sigo pensando en ello, pero se me ocurrirá algo, tranquila.
Lo apreté con todas mis fuerzas, sintiendo que aquí estaba segura de todo el mundo, que esta casa podría derrumbarse y si los brazos de Jayden me arropaban nada me haría daño.
—Vane: Gracias por todo lo que estás haciendo por mí.
—Jayden: No tienes que agradecer por esto, es mi deber. —Salí de su pecho para mirarlo a los ojos. Estos me decían tantas cosas que mi corazón se aceleró como un auto—. No permitiré que nada te pase —prometió, antes de cumplir con la ilusión que tuve desde hace rato.
Sus labios cayeron sobre los míos con cariño, diciéndome de mil formas que estaba ahí para mí y que por nada del mundo dejarían que me hicieran daño. Sus manos se dirigieron a mis mejillas y por dentro se desató el caos. Pero poco después se separó, dejándome con ganas de un poco más
—Jayden: Ya es hora de que te vayas —susurró con la respiración alterada.
¿Por qué? Si apenas me besó.
Mi ceño se frunció.
—Vane: ¿No vienes?
Negó.
—Jayden: Aun tengo cosas que hacer aquí. Más tarde. —Me regaló una sonrisa, un último beso y me incitó a que fuera a trabajar.
Pasé junto a Brook sintiéndome extraña. Al salir de la casa no lo resistí más.
—Vane: ¿Siempre eres así? —solté un poco exasperada por todo esto, por él a mi lado erguido, mudo y tan taciturno.
—Brook: ¿Cómo?
—Vane: ¿Tan serio? ¿Tan... —y lo dije, claro que lo dije— muerto?
Esperé a que se quedara callado, me dijera que no era asunto mío y que era parte de su trabajo, pero lo que llegó a mis oídos fue una risita casi inaudible de su parte. Mis ojos se abrieron, sus ojos, por un momento, parecieron divertidos, pero rápidamente se recompuso.
—Brook: No estoy muerto...
—Vane: Vanessa, puedes decirme Vanessa.
—Brook: No estoy muerto, Vanessa, pero no se me permite entablar relaciones con los empleadores. Y su esposo dejó claro hace un momento que no debía establecer ningún tipo de relación con usted.
Le resté importancia con las manos mientras caminábamos hacia mi auto.
—Vane: ¿Jayden? No, él solo bromeaba.
—Brook: No lo hacía —dijo sin importancia, buscando mi auto con la mirada hasta dar con él y dirigir sus pasos hacia allí.
—Vane: Claro que lo hacía —renegué—. Si soy sincera, no me gustó eso de hace un momento. Cuando hablabas parecías no tener alma, no me gusta eso. Este Brook me agrada más.
—Brook: Este Brook no debería hablar con usted —puntualizó mientras me abría la puerta del copiloto para que entrara.
Me crucé de brazos a su lado.
—Vane: ¿Hace cuánto haces esto? Porque déjame decirte que lo haces muy mal.
Vi cómo su labio interior tembló, intentó sonreír. Por favor, se notaba que ser tan serio le costaba horrores.
—Brook: No mucho, es la segunda persona con la que trabajo.
Eso me confundió.
—Vane: ¿Y la primera?
Él me miró de forma más intensa, infundiéndome miedo. Mis hombros se tensaron y por instinto di un paso atrás.
—Brook: Murió por entablar una relación conmigo. Ahora, si no es mucho pedir, entre al auto.
Sin poder evitar me reí y solté el aire que no sabía, estaba conteniendo. Él otra vez se retuvo de sonreír.
—Vane: Dios, casi te creo. ¿Ves? Me agrada más este. No tenemos ni media hora juntos y ya haces bromas. Esto será divertido.
Y sin más entré en el auto y él cerró la puerta. Con una sonrisita ganadora vi cómo le dio la vuelta al auto, entró en el lado del piloto y se puso el cinturón, con una mirada indicó que hiciera lo mismo y así lo hice. Me sentía más ligera con este Brook no tan muerto, seguía serio, y ese aura madura no se alejaba de él, pero ahora sus hombros no estaban tan tensos. Al parecer a los dos nos hacía falta que no estuviese muerto.
—Vane: ¿Por qué solo has trabajo con una persona además de mí? ¿Tan mal haces tu trabajo? —bromeé.
Él soltó una carcajada, así como lo leen, soltó una carcajada y puso el auto en marcha.
—Brook: Vanessa, conmigo estará más segura que con quince de los mejores guardaespaldas de la agencia.
—Vane: ¿Entonces por qué solo dos?
—Brook: Soy nuevo en el trabajo.
Mi ceño se frunció.
—Vane: ¿Y cómo puedes ser tan bueno si eres nuevo?
Él negó con diversión.
—Brook: Hace mucha preguntas, ¿sabe?
—Vane: Claro. Y lo que más me gusta de las preguntas son las respuestas. —Lo miré de forma indicativa.
Él sonrió levemente.
—Brook: En mi anterior trabajo se hacían cosas parecidas, en él fui uno de los mejores. Y no me pregunté cuál era mi trabajo, ya he hablado suficiente con usted hoy.
Sin poderlo evitar me reí.
—Vane: ¿Por qué no me tuteas? Ya estamos en confianza.
—Brook: No estamos en confianza, y estaría mal de tutearla. Su esposo ya dejó claro que no puedo acercarme demás a usted.
Rodé los ojos con fastidio.
—Vane: Y otra vez con Jayden. Qué solo bromeaba.
—Brook: Como usted diga. —Fue todo lo que dijo, antes de sucumbirnos en un silencio bastante relajado considerando que lo acababa de conocer.
Él parecía cómodo con el silencio, yo no, es por ello que encendí la radio para distraer mi mente.
Al llegar a la empresa fuimos punto de mira de muchos, entre ellos de Lana, la recepcionista. No lo negaría, Brook era muy fuerte, y atractivo. No más que Jayden... ¿Pero qué? No, claro que no. Jayden no tiene por qué parecerme tan lindo. Digo, lo es, pero no tiene por qué parecerme taaaan lindo.
Antes de empezar una discusión conmigo misma, las puertas del ascensor se abrieron en nuestro piso, dejándonos ante la vista de Eva. Lo primero que hizo fue mirarnos con el ceño fruncido, después sus ojos se abrieron ampliamente y casi al instante sus mejillas se sonrojaron. Mi ceño se frunció, y cuando analicé la trayectoria de sus ojos, vi que estaba mirando los brazos de Brook. ¡Eva estaba mirando sus brazos!
Me aclaré la garganta mientras salíamos del ascensor y nos acercábamos a ella. Su vista se fijó en el monitor a su frente.
—Vane: Buenos días, Eva —saludé cantarina.
—Eva: Buenos días —susurró.
Mordí mi labio para no sonreír. Me acerqué a ella y en tanto Brook miraba su alrededor, le susurré.
—Vane: Deberías limpiarte la baba, se te está cayendo —y sin poderlo evitar me reí. A ella se le encendieron las mejillas—. Brook —llamé, en tanto me incorporaba—. ¿Te molesta quedarte aquí afuera? Necesito mi espacio en la oficina.
Escuché la exhalación susurrada de Eva a mi lado. La pobre no parecía poder hablar más alto, y me daba mucha gracia.
—Brook: Como diga.
Negué con la cabeza y entré a la oficina, disfrutando de poner en una situación comprometedora a Eva. Está mal, lo sé, pero me divierte, ella no es de las que se deja intimidar por nadie, y Brook ni siquiera le dirigió la palabra cuando se quedó muda.
( * )
Génesis entró en mi oficina unos minutos después, no sin antes darle otra repasada a Brook. Cuando cerró la puerta se mordió el labio.
—Génesis: ¿Quién es ese Tom Cruise que está allá afuera? ¿Está soltero? ¿Qué edad tienes?
—Vane: Estás casada, Génesis —le recordé con una exhalación cansada y me llevé la mano al rostro.
—Génesis: ¿Y?
Resoplé.
—Vane: ¿Qué haces aquí? —pregunté en cambio, no queriendo entrar en aguas turbulentas ni disputas.
—Génesis: Venía a desearte los buenos días. Pero me encontré con ese bombón de allá afuera. ¿Quién es?
¿Ven esos momentos de mejores amigas, cuando le dices las cosas de frente porque no resistes la presión no impuesta? Eso me pasó.
—Vane: Es mi guardaespaldas.
No bien lo solté sus ojos se abrieron grandemente.
—Génesis: ¡¿Qué?!
—Vane: Que es mi guardaespaldas. —De repente ya no me sentía tan valiente.
Ella se acomodó mejor en la silla y me miró, sorprendida.
—Génesis: Sí te escuché, ¿Pero cómo? ¿Por qué?
Se lo conté todo con pelos y señales, fue horrible revivir el recuerdo, pero Génesis era mi mejor amiga y poder desahogarme con ella me aliviaba de alguna forma. Le dije cosas que a Jayden no. Y ella me escuchó atentamente para mi sorpresa, no me interrumpió o hizo algún comentario de los suyos, me escuchó con los ojos llenos de lágrimas y al terminar se acercó a mí y me abrazó con todas sus fuerzas. Lo que se retuvo de decir antes lo soltó ahí.
Dijo que encontraría a quien sea que haya hecho esto y lo mataría con sus propias manos.
Le agradecí la preocupación y el abrazo, me hacían falta muchos ese día.
En la tarde con Brook fuimos a la tienda por el regalo de Jayden. Su cumpleaños era dentro de cuatro días, casi imposible organizar una fiesta de no ser porque no estaba sola y habían muchas personas dispuestas a ayudarme.
( * )
Todo estaba listo: los invitados, la música, el catering, la decoración, absolutamente todo. No fue sencillo organizar todo sin que Jayden se diera cuenta porque prácticamente se la pasaba encima de mí, preguntándome si estoy bien, si necesito algo, si me siento cómoda con Brook. Se preocupó tanto por mí que me dio ternura y me fastidió a la vez. Entorpecía nuestra sorpresa con su preocupación, así que Juan Carlos, su mejor amigo, hizo algo al respecto... Empezó a llenarlo de trabajo.
El pobre apenas sí tenía tiempo para comer.
Pero eso nos dio tiempo a terminar con todo. Sin embargo, había un pequeño, un pequeñísimo e insignificante problema.
—Vane: Esmeralda por favor —rogué mientras la perseguía por la cocina con mis manos juntas al frente y mis ojos más inocentes.
—Esmeralda: No —y se dio la vuelta para cruzar la barra, alejándose de mí.
Esmeralda no quería mentir. Si queríamos que Jayden viniera sin sospechar nada, debíamos buscarle una excusa, la excusa ya estaba lista, lo único que faltaba era quien la dijera. Tara, una de las empleadas, aceptó feliz de participar en todo esto, pero Esmeralda no quiere y es la pieza principal, la más importante.
Pero ella odia mentir más que yo.
—Vane: Por favor, será la primera y última vez que te pido algo así.
Negó.
—Esmeralda: Lo siento, sé que tienen buenas intenciones con todo esto, pero no. ¿Acaso pensaste lo que le dirán?
Más o menos.
—Vane: Sí. —Miré hacia otra parte cuando sus ojos se volvieron a mí con severidad.
—Esmeralda: Es una mentira muy mala, deberían comportarse mejor.
Bueno, mala mala, no creo que fuera, pero ella cree que sí. ¿Será que tiene razón? Antes de pensarlo la miré con ojos de súplica. Si esto no funcionaba tendría que irme por la artillería pesada.
—Vane: Por favor, es por un bien mayor. Sé que a Jayden no le molestará al final, es su fiesta, la primera en la que está con su familia y amigos en casi ocho años, debe salir todo perfecto.
—Esmeralda: No lo hará si le mienten así. —Se cruzó de brazos, dando a entender que de ninguna forma aceptaría esto.
Bueno, ella se lo buscó.
—Vane: ¿Me arrodillo? ¿Eso quiere? Porque lo haré. Es más... —Intenté arrodillarme, pero ni siquiera llegué a medio camino cuando sus manos me tomaron de los codos y me pusieron de pie.
Ella soltó un suspiro largo.
—Esmeralda: No haga eso. No lo haré, dígale a alguien más.
—Vane: Pero Jayden solo te creerá a ti. Te lo pido de rodillas, Esmeralda, por favor hazlo. —Intenté arrodillarme otra vez pero me lo impidió con otro suspiro largo. Debía tenerla cansada.
—Esmeralda: De acuerdo.
Mi corazón se entusiasmó, una sonrisa gigante se formó en mis labios.
—Vane: ¿En serio?
—Esmeralda: Sí —dijo como si fuese un castigo.
Sin esperar nada me arrojé a sus brazos y le llené la cara de besos.
—Vane: Gracias, gracias, gracias. No tienes idea de lo mucho que te lo agradezco. —La abracé con todas mis fuerzas y le di un último beso en la mejilla.
—Esmeralda: No me agradezca por hacer cosas malas. Pero bueno, ¿Qué debo decir exactamente?
Los próximos minutos le expliqué las cosas, Tara solo tendría una pequeña pero importante participación en todo esto, y cuando Esmeralda estuvo lista, volvimos a la sala donde ya estaban todos los invitados hablando entre sí y algunos bebiendo, y le pedimos silencio. Su atención se fue hacia una arrepentida Esmeralda.
Negó con la cabeza, tomó mi celular, el cual le tendí, y llamó a Jayden. Cuando este contestó puso el celular en alta voz.
—Jayden: ¿Hola? Hermosa, ¿estás bien? ¿Necesitas algo?
Vi como muchos hacían caras tiernas y me miraban con ternura. Me sentí incómoda por diversas razones.
Esmeralda me dio una mirada antes de empezar a mentir.
—Esmeralda: Señor, soy yo, Esmeralda. Le llamaba porque tenemos una emergencia.
De otro lado se escuchó un poco de ruido.
—Jayden: ¿Qué sucede? —Algo me dijo que se acomodó en la silla de su escritorio, lo hace cuando está nervioso o preocupado. Eso nos llevó al día de hoy, viernes. Eran alrededor de las cuatro y media de la tarde, y se supone que debo estar trabajando, pero no, aquí me encuentro mintiéndole a mi esposo.
—Esmeralda: Es Vanessa —La convencí de decirme así—. Llegó hace un rato, dijo que le dolía la cabeza, pero hasta ahora no mejora. Le pidió a Brook que le comprara algunas cosas en la farmacia y él no vuelve. Ella está sudando, está pálida, delira. No sabemos qué hacer. —Mis ojos se abrieron grandemente.
¡Jesús! Algo me decía que si lo tuviera en frente hasta hubiese llorado.
Jayden guardó silencio unos segundos.
—Jayden: ¿Cómo que no sabe qué hacer? —dijo al final— Usted siempre sabe qué hacer.
Muchos se mordieron los labios para no reír, yo también. Era tan tierno cuando se preocupaba.
—Esmeralda: Esto no es solo fiebre, señor, ella está delirando. Dice muchas tonterías y suda mucho. Ya le di un baño pero la temperatura no baja, estoy muy preocupada, por eso lo llamé. Antes llamé a Brook pero no toma el teléfono. —Se mordió el labio, se le notaba que odiaba mentir.
—Jayden: Lo despediré. —Los ojos de Brook se abrieron, los invitados no sabían cómo contener la risa, en especial Juan Carlos—. No se preocupe, iré enseguida. Si pasa algo me llama.
—Esmeralda: De acuer... —y no terminó de decirlo. Tara, quien estaba en la puerta de la cocina para que se su voz se escuchara lejana, gritó su parte de la mentira.
—Tara: ¡Esmeralda, venga rápido, la señora se acaba de desmayar!
El peso de la mentira cayó sobre mí.
Esmeralda con lamento y mirándome de forma recriminatorio, terminó con la mentira.
—Esmeralda: Señor, debe venir de inmediato. Esto no está bien. —Jayden se quedó callado— ¿Señor?
Jayden carraspeó.
—Jayden: Llego en diez minutos —y tras eso colgó.
Todos parecían divertidos y enternecidos por la evidente preocupación de Jayden, yo estaba pasmada en mi lugar. ¿En serio me atreví a hacerle eso? No tuve tiempo de pensar en ello.
—Juanca: Será mejor que nos escondamos, conociéndolo llegará aquí en cinco. —Todo rieron y empezaron a buscar dónde meterse.
Mi mirada se fue hacia la de Esmeralda, ella tenía razón, esto fue mala idea. Antes de mentir no parecía tan malo, ¿pero después? ¿Cuándo él lo supo? Debe pensar que en su cumpleaños además de recibir pocas felicitaciones y regalos, también llevaría a su esposa al hospital. Me dio tanta pena que mi pecho dolió.
Apenas sí pensé en algo cuando la puerta de la casa se abrió. Todo estaba a oscuras salvo la puerta por la que él paso, no vi su reacción, él no nos no vio a nosotros, por lo que solo le restó decir:
—Jayden: ¿Esmeralda?
¿Puedo venir? ¿Es seguro? *Sale del muro en el que se escondía, con inseguridad de que a apedreen*
Holaaaaaaaaa.
Me perdí otra vez ¿eh? jejeje. Lo siento, es que tenía mucho conflicto con este capítulo. No saben cómo me frustraba, pero ya lo solucioné. Muchas gracias a todxs por los hermosos mensajes que siempre me dejan, por la paciencia y la constancia con la historia. Les prometo que les haré uno o dos maratones, pero yo les aviso cuándo, me lo agradecerán, así como yo le agradezco a ustedes.
¿Qué tal el capítulo?
¿Quieren leer el siguiente?
Trataré de traerlo rápido. Y si están un poco desconcertados por el orden de los capítulos, no se preocupen, solo estoy reestructurando un poco porque algunas cosas estaban mal y el capítulo que viene lo dividiré en dos, es muy largo y hay muchas cosas que quiero poner. Quizá me lo agradezcan, quizá. La historia sigue como hasta ahora, no he borrado nada.
En fin.
¿Cómo va la historia hasta ahora?
¿Les agrada Brook? A mí sí, es tierno cómo trata de ser serio y no lo consigue, y como Vanessa lo persuade, jeje.
Espero que no se molesten con mi ausencia, y nos vemos pronto, personas del mundo. Adiós.
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