21) La adrenalina del momento

Llegué a una conclusión... Esto era producto del momento. Sí, eso era. Esto que empezaba a sentir por Jayden no era más que la adrenalina de saber que estábamos juntos y no podríamos ser más. Amo los dramas de amores imposibles, cómo ambos se enamoran pero saben que no pueden estar juntos, cómo luchan contra sus sentimientos hasta que es irremediable y tienen que reconocerlo. Amo cómo se enfrentan a sí mismos y terminan por confesarse sus sentimientos y de esa forma luchan contra el mundo por lo que sienten porque vale la pena. Me gusta verlo en todas las formas en las que pueda presentarse, pero eso no pasará con Jayden y conmigo. Lo que me atrae de él es eso, que sé que no podemos estar juntos por tantas cosas que no los impiden, y caer en algo así sería increíble.

Ahora era cuestión de hacer que esa locura desapareciera de mi cabeza y concentrarme en lo importante... La boda de mi mejor amiga.

Sí, Génesis, la revoltosa, la alocada y la mejor actriz que conozco, se iba a casar y yo no podía estar más feliz por ella. Quizás, durante la preparación de todo sí estuve un poco nostálgica. No era fácil ver cómo ella se emocionaba incluso al escoger los platos, los vasos, hasta las servilletas. A pesar del estrés se disfrutó su momento y esa pequeña estaca que tanto puja por punzar mi corazón, trató de hacerlo otra vez. Pero eso no me evitaba estar feliz por ella. 

Aunque para í fuese difícil olvidar con quién estaba casada y por qué, sabía que ella lo disfrutaría y para mí era suficiente.

Miré a mi mejor amiga dar vueltas por toda la habitación y no pude evitar sonreír. Estaba muy nerviosa, y las arrugas que empezaban a mostrarse en el vestido lo demostraban. Pero no podía decírselo porque hasta ahí llegaba mi vida.

La pobre ha pasado de todo hoy. Desde que despertó con un nudo en el cabello, hasta que el vestido no lo quiso subir por completo y entró en una crisis. Comenzó a hacer ejercicios con las brazos y a transpirar, pues no tenía un repuesto. Y al final encontramos el problema... Su sostén.

¿Adivinen quién se iba a casar sin él?

Génesis: ¿Y si se arrepiente? —preguntó por tercera vez en lo que llevábamos en la habitación de la iglesia, a la espera de entregarla al hombre que más la ama en el mundo—, ¿Y si ya no se quiere casar conmigo?

Vane: No lo culparía. —Me miré con desinterés, pero ella me dio una mala mirada y resoplé—. Ben no te dejará ahora. Si está contigo después de todo lo que le hiciste, y si te propuso matrimonio sabiendo que estás loca, ¿crees que te dejará ahora?

Génesis: Tienes razón. —Estuvo de acuerdo, pero poco después su rostro se contrajo con una nueva duda y volví a resoplar—. Porque él no puede vivir sin mí, ¿no?

Vane: no, no puede.

Génesis: Yo sé que no. Soy super genial, y si me deja en el altar se arrepentirá por el resto de su vida, ¿no? —Me miró, en busca de ayuda, y yo hice lo que me pareció más prudente, mirar a su madre de la misma forma.

La señora Carlington estaba sentaba en el sofá del fondo viendo el espectáculo que armaba su hija, quien desde hace un rato tiene los nervios a flor de piel, cosa que no entiendo. Bien, Génesis puede que no esté bien de la cabeza, pero es la mejor amiga que se puede tener en la vida. Es esa clase de personas que si consigues su amistad te querrá y te protegerá con todas sus fuerzas, lo mismo en el amor. Además era muy hermosa, y en ese vestido parecía un ángel.

Llevaba un vestido con escote de corazón, sin mangas. Se ajustaba hasta su cintura, y a partir de ahí tenía la falda ancha, todo con encaje. Se veía tan hermosa que me deba un poco de envidia. Su cabello iba recogido en un elaborado moño, con unas flores en el velo. Su maquillaje era sencillo, pero resaltaba a la perfección su rostro y sus facciones.

Yo sin embargo iba en un vestido de vuelo, rosa pálido hasta las rodillas. Las mangas eran hasta los codos, y de no ser por ese cinturón en la cintura, consideraría mi atuendo muy regular para un evento tan importante. Pero era decisión de Génesis que las damas de honor fuesen así. Y por supuesto, en mis pies no podían faltar unas zapatillas de tacón negras. Llevaban un pequeño moño a los lados que me encantaban. De vez en cuando inclinaba el pie solo para verlos.

Keira: Ben no te dejará en altar, Génesis, te ama.

Génisis: ¿Y si ya no me quiere? —refutó ella—, ¿Y si se dio cuenta que esto es mucho para él? Quizás quiere una vida más calmada y sabe que conmigo no la tendrá. Yo no puedo hacer cosas normales todo el tiempo, me aburro mucho, y tal vez él quiera eso. A fin de cuentas me pidió matrimonio. ¿Qué tan tradicional suena eso?

Vane: Ahora la que parece que no se quiere casar eres tú —le espeté.

Génesis: ¡No! —gritó, exaltada—. Eso jamás. Yo lo amo mucho, con todo mi corazón, y que me haya pedido matrimonio es la cosa más hermosa que ha hecho por mí. Pero no sé... —Se desplomó en uno de los sillones y enterró la cara entre sus manos— ¿Qué tal si no soy buena para esto del matrimonio? ¿Si no cumplo con las expectativas?

Keira: ¿Qué expectativas? —se burló su madre, mirándola con diversión—. Me encantaría ver dónde están esas dichosas expectativas porque si es el caso tu padre y yo lo hemos estado haciendo todo mal.

Génesis: Claro que no. Ustedes lo hacen genial. Se quieren mucho, se complementan  y se comprenden. Llevan las cosas como mejor les parece y tienen los pies sobre la tierra... Yo no tengo los pies sobre la tierra —dijo cabizbaja esto último.

Keira: Y eso es lo que Ben más ama de ti —le contestó mientras se acercaba a ella y tomaba sus manos. Yo era una simple espectadora de ese momento, de esa sensación que jamás tuve, y dolió—. Ama que a pesar de saber tus defectos, no dejas que opaquen tus virtudes, ama que siempre estés dispuesta a probar cosas nuevas e ir por más. Ama que siempre digas tonterías y lo hagas reír. Incluso creo que ama que lo hagas enojar. Porque eso es el amor, linda. No es tener una casa, concebir hijos y pagar los impuestos. ¿Quién se enamora de esa forma? El amor es potenciar las virtudes de los demás, aceptar sus defectos y amar las cosas que son capaces de darte. El amor, hija mía, es estar para esa persona y sentir que sin ella no serías lo mismo, porque te ama como eres y te hace sentir especial contigo mismo. Es vivir cada etapa juntos, madurar a la vez, o en su defecto, hacerse más infantiles, pero juntos —Génesis se limpió una lagrima, yo apreté los puños—. Ahora tú dime, ¿Crees que Ben es esa persona para ti?

Génesis: Sí —contestó sin titubear.

Keira: Y tú debes ser esa persona para él, así que deja de decir tonterías y concéntrate en que el día de hoy al fin estarás con ese hombre que muere por ti, ¿De acuerdo?

Génesis asintió, con los ojos llenos de lágrimas.

Génesis: de acuerdo.

Keira se puso de pie y suspiró, como si su trabajo ahí estuviese hecho. Un segundo después se giró hacia mí y me sonrió afable.

Keira: ¿Qué tal lo hice?

Yo sonreí. Esa mujer era como una segunda mamá para mí. Siempre me recibió cuando iba a su casa, me daba de comer y jugaba con nosotras. Nos llevaba de compras y no hacía reír. Era una gran mujer y una gran amiga. No era la mujer más normal del mundo, pero nadie lo era. Ella solo tenía sus momentos en los que hablaba durante otras y otros en los que prefería quedarse en silencio por horas también.

Vane: Muy bien.

Keira: Me alegra. Esto de estar nerviosa es algo normal, solo espero que... —Miró a su hija— mis palabras te hayan servido de algo.

Su hija asintió como una pequeña, afirmando que sí lo hicieron.

Su mamá volvió a sentarse y yo me quedé pensando en sus palabras. Esto no estaba bien, no estaba bien. ¿Después cuando yo debía sentirme mal porque no tuvieron que darme un discurso como ese? ¿Porque no me dijeron que amar era todo eso y que a mí me amaban?

Keira: ¿Recordando tu boda, Vanessa? —Me sacó de mi ensoñación con los ojos fijos en los míos, y aquella mirada cariñosa antes dirigida a Génesis, ahora hacia mí.

Se me apretó el corazón

Vane: Yo... Sí. Un poco. Es que pasaron muchas cosas —Suspiré, tratando de calmarme—, pero al final todo salió mejor de lo que esperaba.

Ella asintió y se perdió en el exterior. Quizás era ella quien ahora recordaba su boda, y cuando una sonrisa se forma en sus labios, quise salir de ahí y no estar para mi mejor amiga. Nunca creí que verla me afectaría tanto como lo estaba haciendo.

Para mi suerte su padre no tardó mucho en llegar, y con eso salí de la habitación para ponerme en mi posición. En mal momento recordé quién estaría a mi lado... Jayden.

Al verlo en un traje azul, con camisa blanca y corbata, se me detuvo el corazón un segundo. Hablaba con unos de los amigos de Ben con confianza, y de vez en cuando sonreía. Su cabello estaba perfectamente peinado, y por cómo sus facciones estaban relajadas, supe que estaba feliz.

Es solo la adrenalina del momento, me recordé mientras me acercaba.

Sus ojos brillantes se dirigieron a los míos y mi corazón dijo que correr no le parecía mala idea en ese momento.

Desde aquel extraño momento en nuestra sala era como si nos evitáramos, o al menos Jayden lo hacía. A veces ni siquiera llegaba a dormir, y no negaré que la idea me hacía sentir ácido en el estómago. Pero era su vida, podía hacer con ella lo que quisiera, ¿no?

Él me sonrió y me extendió la mano para que la tomara. Lo hice conteniendo mis alocados latidos, y un segundo después la puso sobre su brazo. Así que hizo enfrentar la puerta delante de nosotros. Delante de nosotros habían dos parejas más, pero no quise pensar en ello, mucho menos en Jace llevando los anillos junto a la hermanita de Ben justo en frente. El niño tenía mucha experiencia en ello.

Jayden: ¿Lista? —preguntó en un susurro.

Vane: Ni un poco.

Poco después la puerta se abrió y comenzó todo. Jace pasó con los anillos sin miedo o vergüenza, y junto a él iba la hermanita deben, quien también llevó las flores en mi boda. Le seguimos nosotros, y sin poderlo evitar apreté con fuerza el brazo de Jayden. Sentía que se me vaciaría el estómago.

Pero agradecí a todas las fuerzas del universo que se pusieron de acuerdo para que ese camino no se hiciera tan largo, y una vez todos en su lugar, le tocó a una hermosa novia pararse delante de la puerta, con su padre del brazo y un Ben impresionado hasta la medula.


( * )


Esa sin duda alguna fue la boda más hermosa a la que he ido en mi vida. También la más divertida. Si no mal recuerdo, cuando Génesis se paró delante de la puerta apretó tanto el brazo de su papá que este hizo una mueca y la miró para que lo soltara.

Casi me reí.

A Ben se le escapó una exhalación de alivio. De seguro debía estar pensando que Génesis haría una de las suyas y se escaparía, pero nada más lejos de la realidad. Ella solo quería llegar hacia él y decirle todas las cosas que le dijo con sus votos. Unas lagrimas se le escaparon cuando Ben dijo los suyos, y me conmoví tanto por el momento, que me olvidé de mí y me concentré en lo feliz que estaba por mi mejor amiga.

Quise abrazarla y no soltarla más. Se estaba casando, mi mejor amiga se estaba cansando. Cuando dijimos que nos casaríamos nunca pensé que fuese tan pronto, no si miro hacia atrás cuando todo esto comenzó y éramos unos niños que no sabían qué era la vida.

Y así se unieron esas dos personas tan especiales para mí. No podían verse más felices, más realizados.

Después de besarse y ser aplaudidos por todos, los ahora Morgan salieron de la iglesia recibiendo todo tipo de vítores.

Yo me quedé en mi lugar un rato, viendo desaparecer a los invitados. Esto era... Impresionante. Cómo el tiempo cambiaba y evolucionaba. Cómo hacíamos planes sin estar seguros de que realmente se cumplirían, y al final estábamos ahí, después de ponerle esfuerzo y todo el corazón. Ellos le pusieron todo el corazón a su relación y terminaron así, juntos y felices.

—Es difícil de asimilar, ¿no? —dijo alguien a lado y me giré hacia Jayden.

No pensé que se quedaría ahí también y, aunque no quise reconocerlo, se me erizaron un poco los vellos al ver que éramos los únicos sobre el altar.

Vane: Sí. —Carraspeé para quitarme esa sensación molesta de querer llorar, de la garganta—. Si soy sincera, esto parece irreal. Es decir, mírala, casada... Es increíble.

Jayden: Ni que lo digas —Se puso a mi lado y miró el frente, por donde todos salían—. Pensé que moriría sola, con treinta y ocho gatos y gritándoles a los niños por hacer tanto ruido.

No pude evitar reír levemente por ello.

Vane: No creo que eso fuese a pasar jamás. Sí está loca, pero tiene el corazón más grande que he visto en mi vida.

Jayden: Uno de ellos —rectificó sin quitarme el ojo de encima. Mi corazón se sintió extraño—. Pero bueno, será mejor irnos, todavía debo recordar viejos tiempos.

Mi ceño se frunció, pero aun así lo seguí cuando empezó a caminar.

Vane: ¿Viejos tiempos?

Jayden: Ya sabes, cuando yo entraba en la cafetería y ella me gritaba tonterías.

Reí al recordarlo. No todo era culpa de Génesis, Jayden se creía el rey del mundo y según ella, solo quería ponerlo en su lugar.

Vane: No olvidarás eso jamás, ¿verdad?

Jayden: Me llamó intento barato de Brad Pitt, ¿Quién puede superar eso?

Vane: Tú la llamaste intento de Angelina Jolie, es casi lo mismo —Me quedé pensando un segundo en ello. No sabía si decir esto era correcto, pero bueno, el tiempo pasó, ya no estábamos en la escuela y Génesis se acababa de casar, ¿Qué perdía exteriorizando mis pensamientos?—. ¿Sabes? Cuando hiciste esa comparación incluso llegué a pensar que terminarían juntos. Ya sabes, por eso de que del amor al odio hay un paso y todo eso. No sé, me daba la impresión de que tanta molestia solo podía significar atracción, y vaya que Génesis y tú tenían mucha molestia.

Jayden soltó una carcajada, y me ofendió un poco que se burlaba de mí. Bien, fue una tontería que lo pensara, pero tampoco era para que me echara en cara que era muy romántica.

Cuando dejó de reír me miró de forma significativa, como si quisiese entrar en mi cabeza y descubrir lo que pasaba ahí, pero a la vez modificar ciertas cosas que no estaban bien.

Jayden: Eres sin duda alguna la persona más inocente que he conocido en mi vida. —Sonrió y se adelantó con indiferencia, como si todo ello no le importara nada y no hubiese despertado un huracán de pensamientos en mi mente.

Vane: ¿Qué quieres decir con eso?

Jayden: No es nada. Solo pienso que a veces te haces películas que no son, y no te concentras en las que sí son.

Mi ceño se frunció más.

Vane: ¿Y qué quieres decir con eso? —volví a preguntar mientras me acercaba a él con paso apresurado.

Vaya piernas largas que tenía.

Jayden: Qué jamás me gustaría Génesis, nunca fue mi tipo.

Vane: Ah. Nunca hablamos de tus tipos. ¿Cuáles son? —pregunté con curiosidad.

Jayden: Las que estuvieron conmigo en mi adolescencia, esas fueron mi tipo. —Esa respuesta no me gustó para nada.

Vane: A veces eres un imbécil ¿Sabes?

Jayden: Y eso que no has visto nada. —Me dio una mirada divertida desde su altura y después me pasó el brazo por el hombro con fraternidad... Con fraternidad—. Mejor no hablemos de eso, ¿bien?

Vane: ¿Te molesta?

Jayden: No creo que valga la pena para este punto. Mejor hablemos de lo linda que te ves con ese vestido. —Mi boca se abrió con impresión y él rió.

Fue como si hubiésemos resuelto un problema que no sabía, teníamos, pues cuando llegamos al salón donde se haría la recepción, Jayden se pasó la noche entera conmigo. Me habló en todo el rato, compartió algunas anécdotas de su tiempo en Reino Unido, me hizo reír y me abrazó por el hombro tantas veces que ya ni las recordaba. Me gustaba eso, pero como hace tiempo, no sentía de la forma que se debía.

Pero no le presté atención a eso, a fin de cuentas solo éramos amigos y es normal confundirse con los amigos. Ya después se me pasaría.

Mientras me concentré en mi mejor amiga, la boda tan hermosa que tuvo, y lo feliz que estaba de por fin estar casada. Al bailar con su esposo parecía flotar en una nube, lo miraba a las ojos y era como si el resto del mundo desapareciera. Comprendí su sentimiento cuando Jayden me invitó a bailar.

Vane: Sigo teniendo curiosidad por el tipo de chicas que te gustan —dije mientras nos movíamos por la pista con una balada suave.

Él resopló.

Jayden: No hablaremos de eso.

Vane: ¿Por qué?

Jayden: Porque no vale la pena.

Vane: Solo dime, me da curiosidad. —Sus ojos viajaron a los míos al instante. Me estudió un rato con ellos y después suspiró con resignación.

Pensé que hablaría, pero en su lugar preguntó:

Jayden: ¿Por qué el interés?

Me encogí de hombros. Ni yo lo sabía. Solo quería conocer qué clase de mujeres le gustaban y por qué estuvo con algunas de ellas en su juventud. Tampoco quise pararme a pensar en ello. Era malo para mi salud mental.

—Vane: Solo quiero saber.

Él volvió a suspirar y negó como si discutir conmigo fuese irremediable. El problema era que no estábamos discutiendo, ya quería verlo cuando eso pasara. Pero mientras, él siguió moviéndose, con uno de sus brazos alrededor de mi cintura infundiéndome calor, y el otro en la mía, con nuestros dedos entrelazados. No lo reconocería jamás, pero su fragancia me mareó los sentidos unos segundos, y terminaron de hacerlo sus ojos cuando me miró.

Jayden: No lo tengo muy claro, ¿bien? Tampoco es como si buscara entre un grupo seleccionado de mujeres una con la que quiera estar. Es algo que se siente y ya. Ya sabes, como una atracción que te dice: "Acércate a ella". Me pasó con unas cuentas. Y no te lo negaré, con otras fue más lo físico que otra cosa, porque tampoco fui muy Santo.

Mi estomago se revolvió un poco. No quería pensar qué significaban esas palabras.

Vane: ¿Entonces no tienes ningún tipo de chica?

Jayden: No. 

Vane: Qué decepción —me lamenté mientras él me daba una vuelta. Conseguí con ello que me mirara con diversión.

Jayden: Aunque sí hay que tengo claro. —Sin esperar a que preguntara que era, se acercó a mi oído y mi corazón se disparó como un flecha. Lo tenía muy cerca. No creí que me sentiría tan vulnerable cerca suyo hasta que habló—: Me vuelven loco los ojos azules.

 En ese momento dejé de respirar.

Pero él no le dio mucha importancia, me dio vueltas alrededor de la pista y en tanto la canción terminó me llevó por algo de beber hasta que la fiesta terminó y mi mejor amiga se fue con su esposo durante dos semanas a su luna de miel. La extrañaría mucho en el trabajo, sus locuras, sus interrupciones a destiempo. Su forma tan revoltosa de ser. Sí, Ben tenía suerte de tenerla, y ella también tenía suerte de tenerlo a él. Para mí ellos eran ese ejemplo de que el amor real existe, y que si se sobreponen a los problemas, el resultado sería maravilloso.

Durante esas dos semanas estuve analizando mi situación con Jayden, y al final no llegué a nada. Sí, dijo que lo vuelven loco los ojos azules, yo tenía ojos azules, pero eso no quería decir que los míos lo atrajeran. Dijo que debía haber atracción, y sé que conmigo no la siente, la siente por Verónica, su novia y mujer que tiene unos ojos azules preciosos, por mucho que me costara reconocerlo. Así que debía dejar el tema de una buena vez, aunque en el momento se me hubiesen crispado los vellos a tal punto que pensé, lo notaría.

Además, él tampoco parecía muy interesado después de decirme aquello. Quizás solo fue una broma y lo estaba pensando demás.



Tomé el teléfono cuando empezó a sonar. Ya sentía que me iba a explotar la cabeza.

Dos semanas sin Génesis eran como dos semanas de puro sufrimiento y nada de diversión.

Vane: ¿Sí? —contesté.

—Chica —saludó Génesis jovial, casi gritando—, ¿A qué no sabes?

Vane: Por favor dime que no te quedarás una semana más —le supliqué mientras hacía una mueca. No lo resistiría.

Escuché su risa del otro lado.

Génesis: No, claro que no. Pero no creas que es porque no quiero. Aunque también te extraño y quiero verte —La imaginé haciendo un puchero y se me llenó el corazón. Yo también la extrañaba, y en días tan largos como estos mucho más. Gracias al cielo que volvería esta noche y por fin la tendría de vuelta—. Pero bueno... —siguió— Se me olvidó algo. Nada importante. Un detallito por ahí que se me pasó.

Su tono me puso en alerta.

Vane: ¿Qué pasó? —Ella guardó silencio un segundo, cosa que me desesperó. Algo malo hizo, ya lo sabía—. Génesis —insistí.

Génesis: Es que se me olvidó la junta que teníamos hoy con un proveedor y se supone que ya debe estar esperándote.

Mis ojos se abrieron solos.

Vane: ¡¿Qué?!

Génesis: Lo siento, lo siento. Lo olvidé, lo siento mucho. Pero ya lo compensé. Lo llamé y me dijo que todo estaba bien. Solo tienes que ir a la dirección que te mandaré y asistir a la reunión, te prometo que todo saldrá bien. —En su tono había algo extraño, pero no me tomé la molestia de descifrarlo.

¡Tenía una reunión ahora mismo y no estaba lista!

Los siguientes minutos me la pasé pidiendo información sobre lo que haría con el proveedor y regañándola por ser tan cruel conmigo. Debió llamarme esta mañana para darme tiempo a prepararme, no ahora cuando el señor me estaba esperando.

Otra vez noté cierto tono extraño en su voz, pero como la vez pasada, no le di importancia. Qué gran error fue ese.

Salí de la empresa quince minutos después, y bajé por mi auto. Una vez ahí arranqué hacia el bar-restaurant que Génesis me mandó por mensaje, diciéndome a mí misma que podía con esto. No soy la mejor hablando con desconocidos, pero si quiero demostrar que soy suficiente para esa empresa, debo hacer esto. Es mi obligación.

Una vez en el lugar estacioné en una plaza libre y entré en el lugar.

La pregunta más importante me llegó en ese momento... ¿Cómo lo reconocería?

Me llevé una mano a la frente y volví a recriminarle a Génesis por olvidarse de algo como esto.

Sin más que hacer empecé a buscar por el lugar alguien que se pareciera a un proveedor, con traje, un bolígrafo, calvo, algo. Pero solo habían personas sentadas en las mesas, ya fuesen parejas o grupos de amigos, hablando o riendo. Mi vista barrió todo el lugar y se quedó en la barra del fondo. Estuve tratando de localizarlo, busqué silla por silla la posible persona con la que me reuniría... Hasta que unos ojos grises se fijaron en los míos, y se me detuvo el corazón.

Esto no era cierto, esto no podía ser cierto...

Vane: Erick —exhalé.


Ayayai, la cosa comienza a ponerse buena.

¡¡Hola a todos!! Sí, ya sé que es super super tarde, pero bueno, no me quería ir sin darles por lo menos un capítulo.

Gracias por seguir aquí y por todos los comentarios que me dejaron en el capítulo pasado. Los amé a todos y les prometo que pronto iré a responderle porque algo tan lindo como lo que hicieron no se puede quedar sin respuesta. Me alegraron el día en aquella ocasión y me gustaría retribuírselo de alguna forma, pero más adelante... Ya me lo agradecerán, lo verán.

Pero bueno, al parecer Erick volvió... ¿O será solo una aparición de Vanessa? Eso ya lo veremos en el siguiente capítulo. Trataré de traerlo esta semana, pues sigo desocupándome.

Gracias por el apoyo que me están dado, lo aprecio mucho y es lindo saber que esta historia que escribí por gusto le gusta a alguien.

Y bueno, ¿Qué el capítulo?

¿Algún momento que les haya gustado? Yo espero que sí, porque a mí me gustó este capítulo mucho, y digamos que es como un puente para lo que se viene a continuación, jejeje.

Pero ya no los hago perder más su tiempo. Buenas noches a todos, y ya vayan a dormir si es el caso, sino pues, buenos días, buenas tardes o buenas noches (en caso de que lo lean mañana en la noche)😉

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