«Narra Vanessa»

Era mi primer día de clases y estaba muy emocionada.

Mis padres y yo estábamos en frente de la escuela.  Me dijeron que Jayden, el hijo de sus amigos, estaba en esta escuela también, pero él estaba un grado adelantado al mío. La idea no me agradó mucho, pero por lo menos agradecía que no estábamos en el mismos salón. Él era un niño muy malo, desde que nos conocimos me ha tratado mal y me hala el cabello cuando nadie lo ve.

Mis padres me dejaron en mi salón. Allí conocí a mi maestra, quien era muy agradable, tenía una linda sonrisa en la cara, y usaba lentes que la hacían ver divertida. También conocí a mis compañeros, con ellos bueno, no es que fuesen aburridos, pero no creía que me llevara en su compañía. Tenía una manera diferente de compartir y no creía que se adaptara a la suya. Eran muy pequeños todavía.

Así que sólo me senté en una silla, y comencé a mirar todo el salón y sus lindas decoraciones coloridas y brillantes.

( * )

Ya era hora del descanso. No veía el momento de conocer el lugar.

Caminé todo el plantel escolar, mirando asombrada cada uno de los espacios de esta escuela. Habían muchos arboles, muchos niños corriendo por todos lado, muchos pasillos y muchas aulas. Iba tan distraída mirando todo que sin querer choqué con una niña. Le pedí disculpas y después regañarme mucho, las aceptó y me sonrió, diciendo que no importaba ya. Así que después de sentarnos en la fuente que estaba en el centro del patio, comenzamos a hablar.

Hablamos durante casi todo el descanso; su nombre era Génesis, estaba un salón adelantado al mío, no tenía hermanos, así que sus padres la consentían mucho. Palabras suyas, no mías. Además, descubrimos que nacimos el mismo día. A mí me sorprendió mucho porque no conocía a nadie así, pero ella se emocionó más. Me abrazó con fuerza, besó mis dos mejillas y después me dijo que sería su mejor amiga para toda la vida. Que como era más pequeña siempre me iba a proteger y me iba a enseñar muchas cosas. A mí la idea me encantó. Nunca había tenido una mejor amiga, y ahora tenía una, ¡una más grande que yo!

Estaba tan concentrada hablando con mi nueva mejor amiga que no me di que alguien nos estaba observando, sólo hasta que se acercó y me di cuenta que era el idiota de Jayden. Había aprendido esa palabra con mi hermano. Una vez se le escapó decirle a Erick, su mejor amigo, así, y desde entonces yo también la usaba a escondidas de mis padres, porque Jeyson dijo que no podíamos decir esa palabra en voz alta, era mala.

—Jayden: hola, Génesis —saludo con entusiasmo y un gesto con la mano. Después se giró hacia mí e hizo una mueca de desagrado—. Vanessa.

—Vane: Jayden —saludo de igual forma, antes de girarme hacia mi nueva mejor amiga—. ¿Lo conoces?

—Génesis: sí, Jayden está en mi salón. ¿Y ustedes de dónde se conocen?

—Vane: nuestros padres son amigos —le respondí, al niño con el que tenía que compartir en cada una de las cenas con sus padres.

—Génesis: Entonces son amigos —afirmó con una sonrisa.

Mi cara se transformó por completo. Me giré a ver a ese desagradable ser, y por primera vez en la vida estuvimos de acuerdo en algo... En gritar una palabra.

—¡No!

Nunca en la vida sería amiga de ese molesto, y se lo haría saber.

—Vane: claro que no. No me cae bien, es muy malo, y siempre se porta mal.

Miré con desprecio al niño que hace algunos días atrás haló mi cabello sin que nuestros padres se diesen cuenta. Pero lo pateé, porque no me gustaba cuando me halaban el cabello, y él lo hacía por diversión.

—Jayden: y yo no quiero ser amigo de una niña tan tonta como ella —me sacó la lengua. No me caía bien por eso, porque era muy malo y muy grosero.

—Vane: tú eres un tonto, y quisiera que se perdiera tu juguete favorito por ser tan malo.

—Jayden: no se me van a perder porque los guardo muy bien. Pero a ti se te va a caer el cabello, porque las niñas como tú no tienen cabello.

Abrí la boca con indignación. Me había dicho que se me iba a caer el cabello, no se me iba a caer el cabello. Lo miré mal, y antes de que pudiese usar esa otra palabra que aprendí de Jeyson, el timbre sonó, haciéndolo sonreír.

-Jayden: debemos irnos, Génesis —se giró a verme con burla—. Es una lástima que tú no estás en nuestro salón. Génesis es muy divertida y hacemos muchas cosas juntos, pero —se encogió de hombros, quitándole importancia—. Pero bueno, ya vete a tu clase de bebés

Tomó a Génesis del brazo y prácticamente la obligó a irse con él. Era un insoportable, pero tenía razón, mucha razón. Yo no quería estar en ese salón, todo eso me lo sabía porque Jeyson me lo enseñaba, no tenía nada que hacer ahí, y además, quería estar con mi mejor amiga y jugar con ello.

Mientras caminaba de regresa al salón con la cabeza baja y el corazón triste, se me ocurrió una idea que me hizo sonreír. Sabía que funcionaría, y más si Jeyson me ayudaba. Más animada entré en el salón y después de darle un abrazo a la linda maestra me senté en mi lugar y pensé en que ese tonto de Jayden se arrepentiría por burlarse de mí.

( * )

¡Por fin lo logré!

Después de todo un año de estudio mi plan por fin dio resultado. Sonreí y abracé a mis padres cuando me dijeron que me iban a saltar un grado por mis conocimientos y otras cosas que no entendí. No iba a cursar el año que cursaron Jayden y Génesis este, iba a estar con ellos y la idea me hacía tan feliz que llené a todos de besos. Incluso a Jeyson y a Erick, quienes veían entrando con el uniforme de la escuela. Ambos se rieron por mi entusiasmo y me abrazaron con cariño antes de irse a la habitación de mi hermano a jugar. Volví con mis padres y los abracé tra vez.

¡Iba a estar con mi mejor amiga! ¡Iba a estar con mi mejor amiga!

Papá se quejó porque le estaba dando más besos a mamá así que me lancé a sus brazos, lo llené de besos y le dije lo mucho que lo quería. Mamá aprovechó ese momento para decir lo dos cosas, una buena y una mala.

La buena... Iríamos de vacaciones al caribe.

La mala... Los Hernández irían con nosotros.

La idea de pasar todo un mes en compañía de ese insoportable no me gustaba en lo absoluto, pero no podía hacer nada para cambiarlo. Al parecer mis padres tenía negocios con los suyos y por eso siempre estaban juntos. Y como los señores Hernández no tenían más hijos, debía compartir mi tiempo con Jayden.

Nos encontramos en el aeropuerto. Estaba muy emocionada porque iba a viajar en avión y porque convencí a mis padres de no decirle nada a Jayden. Quería darle una sorpresa el primer día de clases y así se los hice saber.

Iríamos a Cancún, estaba en un lugar llamado México y era muy lindo estar ahí.

( * )

Después de las vacaciones de verano era hora de volver a la escuela. Mis padres me dejaron en la entrada de la primaria luego de muchos besos y abrazos que correspondí porque también estaba muy emocionada y me gustaba dar muchos besos y abrazos.

Es hora de comenzar, pensé con una sonrisa.

Ya quería ver la cara de Jayden cuando me viera entrar en el salón y cuando supiera que iba a estar en su clase.

Vi a Génesis en la entrada, y me lancé sobre ella para abrazarla. No nos vimos en todo el verano y la había extrañado mucho, era muy extrovertida y siempre me hacía reír mucho. También me peinaba en el receso y me decía que cuando fuésemos grandes ella me iba a maquillar a mí y yo la iba a maquillar a ella, y que nos tomaríamos muchas fotos.

Cuando llegaba a casa con mis trencitas mamá me miraba raro y me decía que no dejara a Génesis peinarme en la escuela. Tal vez era por eso que todos en mi salón me veían extraño cuando entraba después del receso con mis trenzas y mis cabello lleno de gomas de colores.

Le conté cómo me fue en mis vacaciones y de cómo me vengué de Jayden. Le comenté cómo le hice la vida imposible. Primero escondí toda su ropa dentro del carito de la mujer que iba a organizar las habitaciones, también me burlé de él, y siempre que veía la oportunidad lo tiraba a la piscina de la cabaña en la que pasamos las vacaciones. Además de acusarlo con sus padres por cualquier tontería.

Ella me contó que en sus vacaciones fue a Montana y se la pasó muy bien en sus allí. Visitó muchos lugares increíbles, de los cuales tiene muchas fotos. Dijo que cuando fuésemos grandes iríamos las dos juntas otra vez.

Se escuchó el timbre que indicaba la hora de entrada a clases. Génesis y yo entramos al salón tomadas de la mano como mejores amigas que éramos. Al llegar al salón no pude evitar que una sonrisa se formara en mi rostro... Jayden estaba ahí. Estaba tan feliz por eso. Ya quería ver su rostro cuando le arruinara el día.

Como lo esperaba, se levantó de su lugar para venir a burlarse de mí.

—Jayden: te confundiste, bebé, no vas aquí —sonrió burlón—. ¿Si recuerdas que estás un grado más abajo, verdad?

No había mostrado una sonrisa en el momento, quería hacerlo creer que sí estaba confundida, o al menos, no quise delatarme de una vez. Pero cuando no vio ninguna razón de su parte, sonreí ampliamente y me acerqué unos pasos a ese castaño odioso.

—Vane: ¿No sabes? —me llevé una mano al pecho, impresionada—. Me saltaron un grado por ser tan inteligente, y ahora estoy en este salón, con mi mejor amiga Génesis.

Vi que su sonrisa se iba borrando, y por eso la mía fue en aumento. Era mucho mejor de lo que esperaba. Su cara, la forma en la que parecía analizar mis palabras así como mi rostro, su estupefacción, todo me gustó mucho. Fue más divertido de lo que pensé.

Génesis, quien estaba presenciando la escena, mordió sus labios para no reír, mientras yo me preparaba para hacerlo con todas mis fuerzas, pero fui interrumpida por la entrada de la maestra al salón. Mi momento se vió ligeramente opacado, pero todavía quedaba la presentación. No me gustaba ser el centro de atención, sin embargo en esta ocasión me iba a divertir. 

—Buenos días, niños— saludó la maestra con una sonrisa.

—Buenos días, maestra —todos se levantaron de su lugar.

 Jayden me vio con el ceño fruncido, como si aún no creyera lo que le dije hace poco.

—Gracias, chicos, pueden sentarse —todos obedecieron y tomaron asiento. Ella me hizo señas para que me acercara, y dejando a Jayden de lado lo hice. Me paré junto a ella con una linda pero macabra sonrisa—. Este año tenemos una nueva compañera. Ella es Vanessa Méndez, y estará con nosotros a partir de ahora —hizo una pausa para mirarme con cariño. De inmediato me agradó—. Está adelanta un grado, por eso la ven un poco más pequeña. Pero aun así espero que todos se lleven bien con su nueva compañera —los miró a todos a la espera de algo.

—Hola, Vanessa – saludaron todos juntos.

Cierta persona casi se lanzó sobre la maestra por decir aquello, se veía realmente furioso en ese momento y no había nada que me hiciera más feliz. Eso le pasaba por meterse con mi cabello y mis muñecas.

—Vanessa puedes tomar asiento junto a Génesis. Escuché que son amigas, y creo que te servirá estar cerca de alguien a quien conoces —extendió su mano para señalar el lugar que estaba junto al de mi mejor amiga, quien también había tomado asiento como todos.

Sólo pude articular la palabra "ok", debido a mi intento de no reír con la cara de Jayden. Hice lo que me pidió la maestra y me encaminé hacia mi lugar. Pero antes de llegar una mano me tomó del brazo. Me giré hacia esa persona y antes de que pudiera decir una palabra, él habló:

—Jayden: no creas que te lo dejar a poner tan fácil —me susurró sin soltarme—. Me voy a divertir mucho contigo. 

Me miró con una sonrisa en su rostro, una muy extraña que me hizo fruncir el ceño por un segundo. Sólo hasta que la maestra me vio aun de pie junto a Jayden.

—¿Hay algún problema, Jayden? —lo mira amenazadora, como si supiera que él tramaba algo y le estuviese regañando por ello. 

Eso me hizo pensar en que tal vez Jayden no tenía un gran comportamiento tampoco aquí.

—Jayden: no, maestra, ninguno —soltó mi brazo, permitiéndome tomar asiento junto a mi mejor amiga.

—Génesis: ¿Qué pasó?

Una gran sonrisa se formó en mis labios ante su curiosidad y la nueva situación.

—Vane: que este va a ser un año muy interesante.

«Si crees que te la voy a dejar tan fácil, querido, te equivocas, y mucho. Si quieres jugar conmigo, yo estoy muy dispuesta a participar de ese juego.

Este año me iba a divertir mucho.