Capítulo único

Una noche nevada, a vísperas de Navidad, Sara volaba de manera desesperada sobre los altos pinos del Gran Bosque de Hybrid Town.

¿Cómo podría quedarse de brazos cruzados, cuando su consciencia le recordaba todo el tiempo el terrible vaticinio de los mitad ángeles para las fiestas navideñas?

«La misma oscuridad que está matando al Gran Bosque y sus habitantes llegará a las calles de Hybrid Town para arruinar el gran evento que se ha organizado por Navidad.»

La imagen mental de su familia, sus amigos, su novia...muriendo en plenas fiestas al ser contaminados por esa extraña negrura propició que sus ojos se cristalizaran por las lágrimas. Su vuelo entonces se volvió torpe. El impacto de un cúmulo de nieve contra sus amplias alas, la llevó finalmente a accidentarse en las copas de los árboles.

Su caída fue silenciosa y en cámara lenta, pero al menos el sonido de su dificultosa respiración llegó a los oídos de un engreído guardián de la naturaleza.

Ella sintió el cuerpo destrozado una vez que estuvo en el suelo. No quiso abrir los ojos. Temía ver alguna de sus partes mutiladas y sangrantes, pero Sara se aferró a la esperanza de que su poder de autocuración sanara sus heridas en el menor tiempo posible. Luego perdió la noción del tiempo y la consciencia.

...

Cuando la mitad ángel abrió los ojos, visualizó a un chico de orejas puntiagudas sentado en un tronco, que tallaba con una pequeña navaja lo que parecía ser una fecha.

Ella se incorporó de inmediato y dejó caer la manta con la que había sido arropada.

El desconocido le sonrío de manera burlesca y sin darle tiempo a la pelirroja a hacer las preguntas, soltó toda la información que ella podría querer obtener.

Le confesó que al haberla encontrado inconsciente, decidió ubicarla cerca a la fogata que él había armado. Iván se había dedicado a esperar que ella se recuperara por sí misma.

Sara le agradeció a regañadientes. La socarronería del chico la molestaba. Entonces recordó el motivo por el cual estuvo volando tres días por el Gran Bosque: Quería descubrir qué era aquella oscuridad que mataba todo a su paso. Optó como estrategia, sacarle información sobre la situación a su nuevo...¿Compañero?

Iván empezó a explicarle con esos aires de petulancia todo lo que sabía. Los mitad elfo como él tampoco entendían qué era esa oscuridad que mataba a los animales y otros híbridos del Gran Bosque. Los mitad gnomos y los mitad duendes podían revivir a algunos árboles y animales a través de rituales mágicos, sin embargo, el número de muertes seguía siendo muchísimo más alto que el de seres salvados. 

Él admitió que también se sentía determinado a descubrir cuál era la causa del problema, por eso se encontraba explorando las entrañas de la gran área verde. Sus únicas armas eran su viejo arco y sus flechas talladas a mano, y eso en realidad le bastaba y le sobraba.  

Sara esbozó una sonrisa genuina, lo cual descolocó al elfo de tez bronceada. La mandíbula de Iván casi llegó al piso cuando ella le propuso de repente unir fuerzas, después de todo...ambos perseguían el mismo objetivo. ¿No?

No crean que fue fácil para Sara convencer a ese chico con pinta de fuckboy de acompañarla. Entre ambos se tuvo que desatar una batalla de comentarios irónicos y burlas antes de que Iván se resigne a obedecer a la mitad ángel. 

...

Menuda pareja conformaron la mitad ángel y el elfo. 

Iván tenía un pésimo sentido de orientación y repetidas veces se distraía con alguna ninfa del pantano o algún guapo silfo. 

Sara se reía escandalosamente por todo lo que veía y por eso, se ganaba el odio de muchos habitantes del Gran Bosque; su elfo acompañante no era la excepción. Incluso, Iván tuvo que propinarle un manotazo en la nuca para que dejara de reírse de la fila de adorables mitad gnomos con los que se toparon. Estos fueron los que les alertaron de un reciente daño, causado por la oscuridad, metros más allá.  

Después de una acelerada caminata, ambas criaturas se encontraron con la inesperada causa del problema...

Antes sus ojos estaba Julio, un mitad ángel caído que había recibido la maldición de una bruja. Ella lo había condenado a matar con su toque lo que se le cruzara.

Nadie podría haber imaginado que él se encontraba en conflicto al no recordar por qué la bruja lo maldijo y por qué Dios lo desterró del cielo. Julio estaba desesperado por hallar una forma de romper la maldición, por eso deambulaba por el Gran Bosque. Lamentablemente su búsqueda había causado la muerte de muchos árboles y habitantes del lugar.

Ajenos a las causas de la actitud de Julio, la mitad ángel y el mitad elfo se coordinaron para atacarlo.

Iván tensó su arco y gracias a la puntería característica de su especie, su flecha atravesó una de las alas de Julio para evitar que escapara.

Las patadas contundentes de Sara fueron lo que terminaron de dejar a Julio magullado sobre el césped.

El mitad elfo se propuso dar el disparo mortal y final, mas cuando vio los ojos dorados de Julio llenos de lágrimas, se maldijo por ser tan compasivo al ver una cara bonita. Su flecha nunca llegó al ángel negro.

Ver indecisión en Iván dejó a Sara en shock.

Entonces, con un hilo de voz, Julio reunió el coraje de explicarle todo a sus atacantes.

El dúo inusual se mostró desconfiado, pero finalmente, entraron en razón. Decidieron ayudar al mitad ángel caído.

Iván sugirió llevar a «Doradito» con los gnomos más sabios del Gran Bosque tanto para sanar sus heridas como para buscar una solución a su problema.

A Sara e Iván les costó evitar que Julio no mate algo, por accidente, durante el camino. Y eso los incluyó a ellos.

El cruzarse con la fila de gnomos de antes les ayudó a llegar a la cabaña de los gnomos más ancianos. Una vez allí, algunos de ellos atendieron las heridas y moretones del mitad ángel negro, aunque con trajes mágicos para no tocarlo directamente.

Los tres líderes de la cabaña hablaron con Sara e Iván acerca de la posibilidad de contener el poder de Julio por medio de un amuleto encantado. No obstante, les adviertieron que ello tendría efecto por unos cuantos días.

Sara sugirió entonces regresar con Julio a Hybrid Town. Creía que podrían encontrar a una mitad bruja que los ayudara a encontrar la manera de romper la maldición.

Iván la acusó de demente.

Julio se mostró muy suspicaz al respecto.

La terquedad de Sara y la aprobación de los viejos gnomos fue lo que determinó que realizaran esa caminata de un día entero hacia la ciudad.

Otro día más les tomó encontrar una bruja dispuesta a apoyarlos.

Para la llegada del gran evento de Hybrid Town por Navidad, todo ya estaba preparado. Al final de la fiesta, Sara, Iván y Julio se reunirían con la bruja que contrataron para ayudarlos.

Mientras tanto, los tres se dieron el lujo de disfrutar por unas horas del evento. Esa caminata por el Gran Bosque definitivamente los había acercado, por lo que la idea de divertirse juntos no les molestó.

Julio, por primera vez en mucho tiempo, sonrió. Sara le había obligado a comer muchas galletas de jengibre, chocolate caliente y panetón. Iván...había usado todos sus trucos de galán en él y eso no le molestó para nada. Hasta sintió ternura cuando el avergonzado mitad elfo lo invitó a bailar junto a otras parejas en el centro de la plaza.

A Iván y a Sara les pareció una buena idea comprarle a Julio una bola de cristal con nieve como recuerdo, después de todo, este parecía tener una gran fascinación por ellas. Los dos se fugaron, aprovechando que el ángel negro se detuvo para escuchar el coro angelical de unos niños.

Julio bajó la mirada por un instante y grande fue su terror al encontrar bajo sus pies el grass oscurecido. El amuleto había dejado de funcionar demasiado pronto.

Tenía que abandonar Hybrid Town.

Él corrió mientras lloraba con fuerza.

Intentó ignorar todo aquello que pudiera detenerlo; sin embargo, cuando vio a un niño haciendo una travesura, sus pies detuvieron. El pequeño decoraba torpemente con la manga pastelera las galletas de jengibre de una bandeja. Sus padres panaderos lo reprendieron apenas se dieron cuenta.

Entonces el recuerdo del porqué fue echado del cielo se manifestó en la mente de Julio.

Julio había escrito un final feliz para una persona desdichada en el libro de la vida, y aquello, causó su muerte. Cuando Dios quiso poner a prueba su sinceridad, él le echó la culpa a otro mitad ángel.

Otro recuerdo llega a su cabeza.

La bruja lo había maldito en la Tierra por ser reacio a aceptar sus errores.

Iván y Sara detienen la búsqueda de su amigo al encontrarlo arrodillado y llorando en el suelo. Un extraño haz de luz estaba emergiendo de su pecho...

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