Capítulo 8: Una charla amistosa y la familia.

Capítulo 8: Una charla amistosa y la familia.

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[Punto de vista de nadie]

El mexicano caminaba tranquilo por los pasillos vacíos de esta escuela, viendo todo a su alrededor impresionado, hasta que le llamó la atención una puerta, una gran puerta.

T/N: Guau...

Cerebro: A ver, éntrele.

T/N: Bueno.

El mexicano la empujó un poco para abrirla. Cuando entró, vio muchos estantes con muchísimos libros. Era nada más y nada menos que la biblioteca de la escuela.

Cerebro: Aburrido.

El mexicano se iba a ir, pero vio a alguien un tanto familiar sentada en una silla de las mesas del lugar.

Era Diana Cavendish quien estaba muy concentrada leyendo un libro que ni siquiera se dio cuenta de la presencia del mexicano.

Cerebro: Hijoles. ¿Qué hacemos?

T/N: 'sepa'

Dijiste, susurrando para que no te oyera la chica.

El mexicano se quedó unos segundos pensando.

Cerebro: pos vámonos.

T/N: 'Me parece bien'

El mexicano se iba a ir sigilosamente...

Crujir

Pero el crujir del suelo llamó la atención de la bruja e hizo que Diana levantará su vista del libro que estaba leyendo.

Diana: ¿Tú otra vez?

Preguntó, Diana, sonando un poco molesta.

Mente de T/N: (Mierda)

Usted volteó estando muy nervioso.

T/N: je, je... H-hola, otra vez. ¿C-Cómo estás?

Diana: Estaba bien hasta que llegaste tú.

Ante esa respuesta, te sentiste un poco incómodo.

T/N: Orales. Qué chido...

El ambiente se sentía incómodo, o al menos en tu caso.

T/N: Y... ¿Qué haces?

Diana: Estoy estudiando, y no quiero ninguna interrupción.

Respondió, Diana, de manera cortante.

T/N: Orales...

El mexicano se quedó callado unos segundos y Diana siguió leyendo.

T/N: ¿Y de qué es el libro?

Diana suspiro con cansancio y volvió a alzar la vista.

Diana: Es sobre astronomía mágica y del cómo las brujas usaban los astros para ver el inquebrantable futuro.

T/N: ._. Sobre astro- qué?

Diana suspiró.

Diana: No sé porqué te respondo y te explico esto. Es obvio que tú no entenderías cosas como esta. No eres más que un chico sin el conocimiento mínimo de la magia, y eso es un insulto para esta prestigiosa academia.

Diría, Diana, con un poco de odio en su voz. El mexicano estaría más que incómodo, pues él solo quería hacer un nuevo amigo. O en este caso, amiga.

T/N: . _. ... ¿Ya nos habíamos presentado?

Diana: ¿Es necesario?

T/N: Yo supongo.

El mexicano se acercaría a Diana y le extendería su mano.

T/N: M-me llamo México.

Dijiste, mientras daba una sonrisa nerviosa, pero Diana te miraría raro.

Diana: ¿No sería "yo soy de"?

T/N: Mmm, nel, no es eso. Así me llamo, "México Tenochtitlan".

El mexicano seguiría con el brazo extendido, Diana lo miraría y lo ignoraría.

Mente de T/N: (O que la...)

El mexicano bajó su brazo un poco apenado y con una sonrisa forzada.

México: Entonces... ¿tú cómo te llamas?

Diana: Diana.

Respondió, Diana, casi al instante.

Diana: Diana Cavendish.

México: ... ¿Cómo?

Diana: ¡Diana Cavendish! ¡Y es la última vez que te lo diré!

Respondió, Diana, esta vez alzando un poco la voz para imponer respeto, cosa que funcionó un poco para el mexicano.

México: ... Ta bueno pues...

Después de eso, Diana volvió su atención hacia su libro olvidando por completo tu existencia.

Mente de T/N: (No recordaba personas así en la escuela... Aunque no he estado en una escuela de manera legal).

Usted miraría los estantes donde había muchos libros ordenados. Te acercaste y viste lo grueso que estaban.

Mente de T/N: (Santo Dios...)

Usted tomó un libro y leíste la portada.

"Libro de magia para tarados"

Mente de T/N: (¡Este mero! ¡Diosito me lo puso en el camino del destino!)

El mexicano volteó a ver a Diana y vio que había un lugar vacío a su lado y se dirigió a él.

Sacó la silla y se sentó para leer su libro, pero...

Mente de T/N: (Mierda, está en inglés)

Cerebro: ¡¿Y porqué mierda el título estaba en español?!

Como él no sabía que hacer... fingió que estaba leyendo ese libro como si entendiera algo de lo que decía, pero miraba disimuladamente el libro que tenía Diana en sus manos y vio que estaba en un idioma aún más extraño.

Cerebro: Recórcholis, ¿qué son esos jeroglíficos?

Y volvió su vista a su libro.

~

Pasaron unos segundos y Diana cambió de página, el mexicano vio eso y también cambió de página.

Por la comezón, Diana se rascó una mejilla y el mexicano hizo lo mismo.

Diana se acomodó en su silla para estar mejor y el mexicano haría lo mismo.

Diana se aclararía la garganta y el mexicano hizo lo mismo.

Ante esto último, Diana miró de reojo al mexicano mientras entrecerraba los ojos con sospecha.

Diana: *tose en su puño*

Diana tosió en su puño pasa llamar la atención del mexicano y reclamarle algo, la molestia que le causaba; pero el mexicano, sin quitar su vista de su libro, solo dijo:

México: Salud.

Diana volvió a toser en su puño un poco más fuerte, pero solo obtuvo el mismo resultado.

México: salud.

Diana volvió a toser, pero esta vez dos veces para llamar la atención del mexicano, lo cual funcionó, pero no como ella esperaba.

Él mexicano se preocupó por eso y preguntó, bajando un poco su libro:

México: ¿Te sientes bien? ¿Te estás ahogando? ¿Quieres que te traiga un poco de agua?

Diana no esperaba eso, pero aprovechó la oportunidad.

Suavizó su voz y mirada mientras posicionaba su mano derecha en su pecho.

Diana: este... Sí. Por favor, ¿serías tan amable de traerme un poco de agua?

México: ¡Cámara, ya voy!

Dijo, el mexicano, dejando su libro en la mesa y parándose de su lugar para irse rápido de ahí.

Diana tampoco esperaba una reacción así de rápida de parte del mexicano.

Ella solo dio una sonrisa de satisfacción, pues por fin estaría sola y prosiguió a leer su libro, pero antes de eso, vio el libro que estaba leyendo el mexicano el cuál ahora estaba en la mesa.

"Libro de magia para tarados"

Viendo eso, solo se preguntó a ella misma una cosa.

Diana: ¿En verdad ese chico quiere saber y aprender sobre la magia?

Diana miró la puerta de donde salió el mexicano.

Diana: Si es así... supongo que lo puedo ayudar con algunas cosas. A lo mejor... No eres como dicen que eres.

Pasaron unos minutos y el mexicano iba por los pasillos con un paso apresurado para llegar a cierto lugar con algo en sus manos.

Cuando finalmente llegó a la biblioteca, él dijo, mientras abría la puerta:

México: Oye, niña que no me acuerdo de su nombre, no encontré agua... pero hallé esto en una sala vacía!

Exclamaste, mientras alzabas una poción con un líquido raro y peligrosamente sospechoso.

México: Creo que es una especie de poción... pero tal vez te ayude en algo. Lo que cuenta es que se pueda beber, que no?

Pero el mexicano, al intentar buscar a Diana con la mirada, se dio cuenta que ella ya no estaba. Eso hizo que el mexicano se preocupe, pues no sabe que fue de ella... pero notó algo en el lugar donde estaba Diana y él minutos antes.

Había un libro diferente al que estaba leyendo el mexicano, pero no solo eso sino que había una nota ahí.

Usted se acercó, tomaste la nota y trataste de leerla..

Nota: Si es verdad que quieres aprender sobre la magia... te recomiendo este libro. Tiene todo lo básico sobre la magia para que puedas aprender y a ponerlo en práctica. Pero si ese no es el caso... solo déjalo donde pertenece.

Atte: Diana Cavendish.

T/N: ._. ...

Pero la nota estaba escrita en inglés, cosa que el mexicano no entendió.

Mente de T/N: (¿Qué dice aquí?)

Cerebro: No lo sé, ¿por qué no le preguntas a alguien que si sepa inglés?

Mente de T/N: (¡Ta bueno, pues! ¡Ya entendí!)

El mexicano miró a su alrededor mientras se rascaba la nuca. Luego miró el libro y pensó:

Mente de T/N: (Será mejor que lo guarde en su lugar...)

Tomó el libro y se dirigió a un estante para dejarlo donde pertenece. No fue difícil saber dónde iba, pues solo vio el único hueco que estaba entre los libros.

Mente de T/N: (Creo que sería mejor irme de aquí)

Y así fue. El mexicano salió de la biblioteca supuestamente vacía... pero el no sabía algo.

Diana estaba oculta ahí y vio lo que hizo el mexicano, cosa que la decepcionó un poco para no decir muchísimo.

Diana: Era de esperarse, no se porqué creí que alguien como tú le interesaría la magia...

Dijo, Diana, sumamente decepcionada.

{~minutos más tarde~}

Cerebro: No mames. ¿Cuándo se terminará este pasillo?

Mente de T/N: (No lo sé, ¿por qué no mejor le preguntas a alguien que sí sepa?)

El mexicano estaba caminando por los pasillos de Luna Nova, pero lo que él no sabía es que él estaba caminando en círculos, pues así es la estructura de la academia dando parecer un pasillo sin fin.

Él seguía caminando y caminando hasta que se detuvo, pues recordó algo muy importante.

T/N: Mi familia...

El mexicano miró al piso mientras pensaba.

Mente de T/N: (Este es el tercer día desde que me fui de casa. Mi plan era volver, pero... ahora voy a estudiar magia aquí... en otro país... otro continente... y mi familia no lo sabe. De seguro están muy preocupados por mí... ¿habrá una manera de contactarlos y decirles que... estoy bien?)

El mexicano permaneció pensante en medio del pasillo ignorando todo a su alrededor.

{~en otro lado~}

Ubicación: México.

Entidad federal: (No lo sé, tú dime xd)

En una casa de una familia mexicana estarían celebrando una fiesta como si no hubiese un mañana.

Una fiesta con piñata, brincolín y bolsitas de dulces con imagen de un personaje infantil incluido en él.

Todos estarían gritando y cantando de alegría, pues parece que se deshicieron de un problema muy grande.

De un gran estorbo.

De un don nadie.

Un imbécil que no sirve para nada.

Un vago.

Un inepto.

Un ingenuo.

Un PENDEJO!!!

...

Pero no estamos aquí para verlos felices, vayamos con lo importante. La familia del mexicano.

{~mientras tanto con la familia del joven mexicano (tú)~}

Todos estarían tristes.

Ellos estaban tristes, pues perdieron un hijo, un hermano, un integrante especial de la familia... Alguien muy valioso para ellos.

En el día que desapareciste y apareciste en Inglaterra, tu familia te estaría esperando para la comida.

Los más pequeños ya se habían hartado de esperar, pues tenían hambre. Algunos ya empezaron a comer, pero otros no.

Un ejemplo era tus padres, pues se les hacía raro que no hayas regresado de la tiendita sabiendo que estaba muy cercas de casa. Y sobre todo que nomás fuiste por unas simples tortillas y nada más.

Algunos ya habían terminado de comer y se levantaron de la mesa para irse a hacer lo suyo o a perder el tiempo viendo la televisión.

Esperaron unas horas más y tus padres ahora sí harían algo.

Madre: Ya se tardó mucho este cabrón...

Dijo, tu madre, con mucha preocupación por lo que le haya pasado a su hijo, a ti.

Tu padre pensaría en posibles resultados positivos, pero ninguno cuadraría, pues ya te habías tardado muchísimo.

Tu padre habló y dijo una de sus teorías.

Padre: ¿No se habrá ido a la casa de un amigo? Él es muy distraído y de seguro se desvío del camino.

Dijo, tu padre, con un poco de esperanza en su voz.

Madre: ¡Tienes razón, llámale!

Dijo, tu madre, con las esperanzas en el cielo. Tu padre agarró su teléfono y llamó al teléfono del mexicano...

Pero no respondió nadie...

Eso preocupó muchísimo a tu padre y, después de muchos intentos, tu madre dijo:

Madre: D-de seguro no tiene pila, o-o-o se le acabó el saldo!

Dijo, para no pensar en otro posible resultado.

Padre: ¿Te sabes el número de sus amigos?

Preguntó, tu padre. Tu madre negó con la cabeza en contestación, pero ella dijo:

Madre: Tal vez Juan y los demás sepan.

Los dos fueron con sus demás hijos para preguntarles. Por suerte, la segunda hermana mayor tenía el número de sus amigos.

Marcó a sus teléfonos y les preguntó uno por uno sobre su hermano... Pero todos dijeron que no sabían nada de él y que no lo habían visto.

Eso fue suficiente para ahora sí sentir mal a tu madre

Madre: Ay no... Mijito...

Dijo, ella, con la voz quebrantada.

Padre: Iré a buscarlo.

Dijo, tu padre, determinado, pues no soporta ver a su esposa triste.

Juan: Yo voy contigo, pa.

Dijo, Juan, su segundo hijo mayor

Padre: De acuerdo, pero primero ponte una chamarra, hace frío.

Juan: ¡Sí!

Contestó, para irse a ir a ponerse un suéter como se lo ordenó tu padre.

Ya estando listo, los dos salieron de casa para buscar y preguntarle a los vecinos.

~

Después de un rato, mientras iban de camino a la tienda donde se supone que estarías tú, Juan vio algo.

Juan: ¡Mira! Creo que es...

Era nada más y nada menos que una cartera, un teléfono y un collar de plata con una cruz.

Juan: ¡Es de T/N!

Exclamó, Juan, para ir corriendo hacia las cosas y tomarlas.

Juan: ¿Qué hacen aquí tiradas?...

Preguntó, con algo de preocupación en su voz.

Luego lentamente miró a su padre.

Juan: C-crees que él...

Juan miró con mucha preocupación a su padre, pues pensó en un resultado terrible.

Padre: Vamos con tu madre.

Dijo, tu padre, con una voz sería que imponía respeto, pero por dentro, él estaría preocupado y triste.

Ya estando en casa, tu madre se acercó con mucha esperanza de que su hijo esté con ellos...

Pero la realidad con frecuencia es decepcionante...

Madre: ¿Y T/N?

Preguntó, tu madre, preocupada y temiendo que te haya sucedido algo terrible.

Pero tu padre solo agachó la cabeza y se hizo a un lado dejando ver a Juan que tenía las cosas de su hermano, T/N.

Tu madre vio las cosas y sintió como su corazón se estrujaba, como si alguien le hubiera aventado un balde de agua fría y esta recorrería todo su cuerpo, como si un cuchillo hubiera apuñalado su corazón... Empezó a ver todo de color gris.

Juan: Encontramos sus cosas en la calle... Pero no a él...

Dijo, Juan, un poco triste. Su madre empezó a llorar mientras hacia corajes.

Madre: ¡Y bien que le dije a ese cabrón que ya no siguiera con esas pendejadas con esos pendejos! ¡Le dije que si seguía con eso, iba a terminar muy mal como su tío! ¡Ahora de seguro se lo llevaron para torturarlo hasta...! ¡H-hasta...!

Su madre dejó de gritar, pues pensó que matarían a su hijo el mayor por andar en cosas que no debía de estar.

El padre la abrazó para consolarla, ella también lo abrazó mientras seguía llorando en su pecho.

Padre: Aún no se sabe. Quizás fue por otra razón y él estará bien dónde quiera que esté en este momento...

Dijo, el señor, para tranquilizar a su querida esposa. Mientras tanto, en los cuartos de sus hijos, todos y todas estarían llorando en silencio, pues escucharon todo desde sus cuartos y solo esperaban que su querido hermano no estuviese muerto.

~

Y desde ese día, todos los que podían salían con tus padres para buscar y preguntar a los vecinos o a personas desconocidas si habían visto al mexicano, a ti, pero todos no sabían de tu paradero.

Fueron a levantar una demanda para que la guardia nacional del país lo busque, pero después de unas semanas y meses no encontrarían nada de nada sobre el mexicano... pero ellos no estarían cruzados de brazos esperando a que ellos lo busquen.

Todos los días siempre salían de casa con mucha esperanza de hallarlo, pero regresaban con una gran decepción.

Los amigos y conocidos del mexicano también ayudarían... Pero sería el mismo resultado de siempre.

La noticia fue conocida a nivel nacional llegando a los oídos de sus excompañeros narcotraficantes y sicarios, a tal punto que, sin que la familia del mexicano lo supiera, ellos también ayudarían a buscarlo... Pero de una manera un tanto peculiar.

Patrón: ¡¡A ver, hijo de tu puta madre, me vas a decir dónde está el niño o te volaré los pinches huevos, pendejo!!

Exclamó, mientras apuntaba a los gemelos de un señor que estaría temblando y llorando del miedo en el suelo.

Tipo desconocido: ¡Y-yo no sé nada, lo juro! ¡N-ni siquiera lo conozco!

Patrón: Hmf, marica.

Dijo, guardando su arma para irse de ahí y dejando al señor en el suelo llorando.

Y así fue todos los días, buscando y buscando... Pero sin ningún resultado.

Cada que avanzaba más el tiempo, pocos iban perdiendo la esperanza... A tal punto que solo era la madre y el padre los que buscaban... Sus hijos aún tenían un poco de esperanza por el que su hermano mayor esté bien... Pero dejaron de buscarlo después de un tiempo...

Hasta que una nueva desgracia sucedió en esos días.

Hermana menor: desearía que T/N estuviera aquí... Con nosotros.

Deseó, la hermana más pequeña, en la hora de la cena donde todos estarían tristes y cabizbajos, pues ya habían sufrido tres pérdidas entre su familia, pero el que más han estado pensando es en el integrante de la familia que desapareció de la nada sin dejar ningún rastro... Su hermano/hijo mayor, T/N T/A.

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En fin, regresemos al presente y con el mexicano.



Ubicación: pasillos de Luna Nova.

¿?: Holaaa~ tierra llamando a desconocido~

T/N: ¿eh?

El mexicano estaría tan distraído en sus pensamientos que no sé percataba de lo que sucedía a su alrededor.

Vio confundido hacia donde sonaba la voz y vio a una chica de cabello color salmón.

¿?: Vaya, hasta que por fin sales de tu trance, viejo.
























Fin del capitulo 8

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Y hasta aquí el capítulo de hoy, un poco corto, pero es mejor algo que nada.

Si les gustó, que bueno.

Y si no, que bueno.

Adiós y que Dios los bendiga.

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