Capítulo 40: El Infierno (parte 3).
N/A: A muchos no llegó la notificación del capítulo que sería anterior del anterior a este, así que aviso porque Wattpad me anda jugando mal.
En fin, disfruten del capítulo :D
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Capítulo 40: El Infierno (parte 3).
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Anteriormente en el infierno, usted estaba luchando contra la Hidra de Lerna, y justo habías pensado en un plan para derrotarla gracias a un recuerdo recuperado.
Con al idea en tu mente de quemar las células y tejidos regenerativos, sólo era cuestión de ver si resultaba o no.
T/N: Confío en tu doctorado, patrón.
Y sin más, usted jaló el látigo para sacarlo del techo de piedra lonsdaleíta y comenzar una caída libre.
Lucy jadeó cuando te miró caer mientras que Belfegor sonreía. Usted tenía una mirada determinada, y la Hidra de Lerna una mirada ciegamente asesina. La Hidra de Lerna lanzó todas sus cabezas a por ti. Con eso, sonreíste.
T/N: ¡Ahora sentirás lo que sintió el Hombre Lagarto aquella ocasión!
Usted lanzó el látigo, y este se envolvió en el cuello de una de las cabezas. Usted se balanceó y llegaste, esquivando, hacia el cuello de la cabeza.
T/N: Bien, ¿estás listo, fuego azul?
El fuego azul no apareció... pero sí tu fuego natural que despertaste hace poco en la anterior batalla: el fuego rojo, un fuego que representa tu poder natural. Usted se sorprendió al ver ese fuego, nuevamente.
T/N: Otra vez este fuego... Yo esperaba al azul, pero algo es algo.
Aquel fuego se prendió en tu mano la cual tenía el machete. Ese fuego cubrió y prendió el machete y lo quemó rápidamente hasta dejarlo al rojo vivo en unos dos segundos.
T/N: ¡Listo! ¡Toma esto!
Usted cortó el cuello de la Hidra de Lerna, pero sólo uno de todos. Rápidamente pusiste tus manos en la parte amputada, usando el machete abajo, para quemar las células y tejido. La Hidra de Lerna, al contrario de las ocasiones anteriores, esta se sacudió por el ardor y te lanzó lejos de ella.
Usted rodó e intentaste recomponerte. Una vez estando en el suelo, buscaste, con la mirada, la parte recien cortada de la Hidra. Belfegor y Lucy estaban atentos, aunque este primero parecía aburrido, pues estaba bostezando.
Belfegor: Qué flojera mirar...
El demonio miró a Lucy.
Belfegor: ¿Puedes mirar por mí?
Lucy: -_- ...
Todas las cabezas de la Hidra de Lerna miraron el cuello cortado... y nada, no pasó nada. Usted abrió los ojos con sorpresa al igual que los dos espectadores. La Hidra de Lerna... no regeneró su cabeza cortada. Tu plan funcionó.
Belfegor: ¡¡Es imposible!!
Usted escuchó el grito del demonio y dijiste, celebrando:
T/N: ¡Ja! ¡Es totalmente posible!
La Hidra de Lerna se lanzó hacia ti para matarte, y tú fuiste hacia ella con la misma idea. Muchas cabezas salieron disparadas en tu dirección para morderte y tragarte, pero tú rodaste y saltaste por todos lados para evadirlas, pero teniendo sólo unos rozones con algunas. Y, finalmente, llegaste adonde estaban todos los cuellos reunidos. Haciendo juego y presumiendo elegancia con tu machete, usted saltó sobre la cabeza de una la cual se estrelló contra en suelo al intentar tragarte.
Seguiste saltando sobre cabeza a cabeza, y Belfegor no podía creer tu agilidad. Para él, no seas un simple humano. Había algo más en ti, creía él.
Llegaste al inicio del cuello de uno, y rápidamente lo cortaste el hiciste nuevamente la acción para quemar sus células y tejidos: poner tu machete al rojo vivo en él, y tus manos prendidas en fuego para rematar. Una cabeza se lanzó hacia ti, y usted, una vez terminado el trabajo en el último segundo, saltaste para otro cuello y lo cortaste. Belfegor y Lucy miraron cómo repetiste el proceso hasta dejar una última cabeza, la cual tú pensaste que era la principal.
Pateando la cara de la Hidra de Lerna, te alejaste para mirarla de cara a cara, con una sonrisa engreída.
T/N: ¿Listo para morir?... ¿O lista?
La Hidra de Lerna rigió de la ira y corrió hacia ti, haciendo temblar el suelo, para poder matarte de una vez por todas. Usted corrió hacia ella y, justo cuando ella lanzó su única cabeza hacia ti, usted saltó hacia ella... Y te tragó.
Belfegor: ¡Sí! ¡Ya era hora!
Lucy jadeó, pues no esperaba eso. Ni mucho menos ahora que tenías el control sobre la batalla.
La Hidra de Lerna, de una manera contenta, pero siniestra, miró a Belfegor. Ella asintió como diciendo: "lo he hecho, maté al mexicano, señor". Belfegor sonrió, mostrando sus afilados y mal cuidados dientes.
Belfegor: Listo, ahora será mi subordinado, ¡y seré el príncipe del infierno más poderoso de todos!
Belfegor gritó, con extrema victoria... pero...
Lucy: ¿Eh?
Lucy notó algo en el cuello de la Hidra de Lerna. Una luz interna comenzó a intensificarse, y la Hidra lo notó al sentir ardor. Un filo salió y giró alrededor del cuello del monstruo... y separó su cuello de su cuerpo. Cuando cayó el cuello con la cabeza, los dos demonios espectadores vieron quien obviamente era...
Lucy: ¡Sí!
Belfegor: ¡¿Qué?! ¡¿Cómo?!
Tú saliste del cuello, y rápidamente quemaste la parte para evitar la regeneración. No sólo eso pasó, sino que el fuego fue hasta el corazón del monstruo, quemándolo hasta hacerlo cenizas.
Una vez hecho eso... el cuerpo de la Hidra de Lerna cayó, y sus ojos se apagaron.
Venciste a la Hidra de Lerna.
Saltando para ver mejor tu trabajo a la distancia, miraste a Belfegor.
T/N: ¿Eh? ¿Eh? ¿Cómo la viste, papi?
Y dicho esto, te fuiste acercando a Lucy.
T/N: ¿Cómo estuve? ¿Me tardé?
Lucy: Estuviste fantástico, cariño~
Usted sonrió. Miraste a Belfegor y, de la palma de tu mano, comenzaste a crear una bola de fuego. Usted miró a Lucy y le dijiste:
T/N: Agárrate bien, porque vas a ver algo bieeeeen cabrón.
Belfegor: ¡Oye, ¿cómo hiciste eso?! ¡¿Y cómo derrotaste a la Hidra de Lerna?! ¡Tú no eres normal, ¿lo sabes?!
T/N: -_- Cualquier persona de Latinoamérica que salga de ahí no es normal ante los ojos de los demás. O sea, el mundo.
Belfegor: ¡Pero estás en el infierno!
T/N: Igual que estar en México. Sobre todo, en estas épocas rojas, corruptas e injustas del PRIANRD.
Y dicho esto, usted lanzó la bola de fuego hacia él, desintegrándolo y así acabando con su existencia.
Belfegor fue asesinado.
• • • •
≈
T/N: ¡Agh!
Lucy: ¡Igh!
Usted y Lucy aterrizaron contra el suelo, se arrastraron y rodaron un poco mientras esperaban frenar.
Ahora se preguntarán: ¿qué pasó contigo y Lucy para estar así? Bueno, aquel ataque que usaste para matar a Belfegor era muy poderoso. Tanto así que hasta los mandó a volar por el infierno. "¡Necesito que alguien me ayude a controlar este nuevo poder!" pensabas.
Fueron varias revolcadas por el suelo, haciendo que se llenen de polvo toda la ropa, y estando abrazados hasta cierto punto en que chocaron. Después de unos segundos, tú y Lucy por fin frenaron... pero estando usted arriba de ella, cara a pecho. No era la gran cosa, pero tampoco era la menor cosa. Eran... "normalitas". Ni mucho ni poco.
Usted tenía los ojos cerrados durante todo el revolcón, pues era por si algo de tierra se te metía en los ojos. Cuando por fin frenaste, duraste un poco con los ojos cerrados, pues estabas descansando un rato por eso y por todas las peleas que has tenido todo este rato.
Las suaves "almohadas" te ayudaron a pensar. Antes, eras un niño feliz; después, a los 4 años de edad, un año antes de entrar al prescolar, tuviste que rechazar esa oportunidad para ayudar con la economía de la familia. Tuviste varios trabajos, pero ninguno ayudaba mucho, eso te obligó a tomar otro caminos... volviéndote lo que eres actualmente, o lo que fuiste: un asesino y peligro mundial, sin exagerar el título; ahora, cuando pensabas que tendrías la vida normal de alguien normal en México como deseabas, el destino... y una bruja, te mandó a Inglaterra, y entraste después a una academia de magia solamente para niñas. Pensaste que la pasarías bien... pero ahora surgió algo, y ahora te encontrabas en el mismo infierno luchando para salir, literalmente.
Usted se sentía confundido. Es decir, antes te habías enfrentado a cosas que nadie creería. Usted no recordaba eso, pero, después de lo del Charro Negro, obtuviste todos los recuerdos de tus aventuras... y de las personas inocentes que mataste... tus amigos. Cada aventura, cada experiencia, cada trauma, cada pérdida, cada víctima, cada lección aprendida y cada enemigo... los recordaste a todos... Bueno, casi todos.
Suspirando, usted intentó levantarse del suelo después del descanso, pero Lucy tomó tu cabeza y la volvió a poner en "ese" lugar mientras decía:
Lucy: Shhh... Descansa un poco más, cariño~ Sé que lo necesitas~
Usted abrió un poco los ojos, y pudiste ver dónde estabas descansando todo ese rato. Ante eso, tus ojos se abrieron completamente mientras tenías un sonrojo en tu rostro.
T/N: 0_0 ...
Pensaste que era buena idea dormir un rato, así que la envolviste en un abrazo y volviste a cerrar los ojos mientras se acurrucabas.
T/N: -_- Me despiertas...
Ella sonrió más y también te abrazó y te comenzó a acariciar el cabello.
Lucy: Lo que tú digas, cariño~
≈
Unas horas después...
≈
Nuevamente comenzaron la caminata por el infierno para buscar al siguiente príncipe del infierno.
Esta vez te sentías lleno de energía, pues esa siesta te ayudó bastante a dormir. Eso deseabas mucho: descansar. Estabas esbozante de energía, y se notaba por tu andar saltante y alegre, cosa que le gustaba ver a Lucy con mucha ternura.
Si bien aún tenías hambre, al menos ya no te sentías pesado por el cansancio.
¿Qué hay de tus amigas brujas? Bueno, Lucy te tranquilizó diciendo que el tiempo del infierno es sumamente diferente al de la tierra. Un día aquí, en el infierno, es un minuto allá, en tu mundo. Gran diferencia, ¿no?
T/N: Ahora, ¿cuál príncipe sigue? Ya van unos... cuatro, creo.
Lucy: Si bien antes fue un ángel, también forma parte de los príncipes del infierno por su poder.
Esa información te interesó.
T/N: ¿Antes era un ángel?
Lucy: Así es. "Azazel" es su nombre, y fue un ángel como muchos otros, pero él destaca más por su poder divino. Él fue uno de los angeles que acompañó a Lucifer en su lucha contra Dios...
T/N: Es genial...
Lucy te miró cuando dijiste eso.
T/N: Todos estos años... creyendo y dudando al mismo tiempo, y ahora soy testigo de que Dios realmente existe y que mis seres queridos están allá esperando en el nuevo mundo.
Tú tenías una sonrisa al pensar en eso. Te hacía ilusión morir para ir a verlos, pero no en este momento. Aún eras joven, y querías tener descendencia para no dejar morir tu linaje. Pero... Lucy no parecía contenta.
Lucy: Debes de tener mucho respeto por el Dios creador, ¿verdad?
Usted notó el tono de voz de Lucy. La notaste un poco triste, cosa que te pareció extraño por parte de alguien del infierno.
T/N: ¿Y eso? ¿Por qué de repente estás así? Antes no eras así, y bien sé eso con el poco tiempo que te conozco.
Lucy: Después de derrotar a los príncipes del infierno, te irás de aquí para siempre, ¿estoy en lo correcto?
T/N: Pues... Sí, así es. Tengo asuntos allá arriba, y también debo de limpiar mi nombre para tener acceso al cielo después de vivir mi vida.
Lucy: ¿Y no vas a volver?
T/N: No creo...
Lucy: Ese es el punto.
Usted parpadeó mientras hacías un sonido por la confusión.
Lucy: Yo... deseo que te quedes aquí... conmigo... Hasta el fin de los tiempos, quiero estar contigo.
Usted por fin comprendió lo que ella quería decirte. Haciendo un sonido con la boca, dijiste:
T/N: Hijoles... Pues... tú también me caes bien y todo, pero hay personas allá arriba que aprecio mucho. No quiero abandonarlos... No aún.
Pero, en ese instante, a usted se le ocurrió una idea.
T/N: ¿No puedes ir al cielo o a la tierra? Ya sabes, allá arriba como visita.
Lucy: Las cosas no funcionan así, cariño...
Dijo Lucy, con el mismo tono triste.
Lucy: Yo fui un ángel caído... Ya no puedo hacer nada para recuperar la confianza de Dios. Aquí, en el infierno, los pecadores, los traidores y los que niegan a Dios vienen a arrepentirse hasta la eternidad, y ahora estoy sufriendo eso por traicionarlo.
Usted susurró un "chales" al oír eso. Sentías pena por eso. Recordaste el versículo de la biblia que decía: "Pero cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también lo negare delante de mi padre que está en los cielos".
Lucy: La única manera de que te quedes aquí conmigo es que mueras aquí o que sigas el camino hacia el mal, lo contrario a lo que dijo Dios: el pecado, y que niegues y rechaces a Dios de tu corazón.
T/N: Uy...
A usted no le pareció buena idea eso por varios aspectos.
T/N: No creo. Además, ya no estoy en esos tiempos de pecar. Eso era antes, y ahora quiero hacer el bien... por mi bien y el de todos.
Lucy: ¡Pero aquí estarás bien...! Yo te cuidaré de cualquiera. No te faltará nada conmigo...
Con una sonrisa, exclamaste:
T/N: ¡Ya sé!
Lucy pareció sorprendida por eso.
Lucy: ¿Qué sucede?
T/N: ¡Puedo pedirle a Dios, si es que lo llego a ver, que te de otra oportunidad! ¡Una segunda oportunidad! ¡Todos y todas necesitan una! Así, ¡tú estarás conmigo allá!
Lucy parecía consternada por tu idea, y su expresión no tenía descripción. Por dentro, ella estaba conmocionada de tus palabras y tu preocupación por ella, un demonio, un ángel caído que se reveló contra Dios.
Lucy: Yo...
Lucy se agarró su brazo.
Lucy: No sé qué decir por eso... Creo que lo pensaré con más cuidado.
T/N: No te preocupes. Mientras yo siga vivo, ¡ayudaré a quien sea! ¡Ahora esa es mi meta! ¡Y tú estás dentro de ella!
Apesar de que dijiste todo eso para hacerla sentir bien y quitarle toda su preocupación, ella seguía con la misma expresión. Usted hablaba con sinceridad, pero sabías que sería algo muy poco posible de hacer, pero jamás imposible.
Lucy: T/N, yo...
Pero en ese momento, una flecha de luz te atravesó el pecho. Usted escupió sangre mientras parecías desconcertado e ibas cayendo al suelo. El dolor no sabías describirlo, pero dolía divinamente un montón.
Usted cayó al suelo, alzando un poco el polvo.
Lucy: ¡T/N!
Lucy, preocupada, se agachó para agarrarte y ver si estabas bien. Por más que quería verte morir para estar contigo hasta la eternidad, ella no quería que sea de una forma así.
T/N: ¡M-mierda! ¡C-creo que... m-me atravesó el puto corazón!
Usted estaba asustado, y el fuego azul no aparecía para curarte. El pánico te invadió, y no sabías qué hacer en esta situación.
¿?: Miren quién se atrevió a venir...
Una voz divina se escuchó, no muy lejos de ahí.
¿?: El mayor pecador, y... tú...
Un ser, semejante a un humano por el cuerpo, llegó mientras tenía en sus manos unas flechas doradas de luz.
¿?: Jamás creí que traicionarías dos veces, exlíder.
Lucy miró a aquel sujeto, y era quien sabía que seguiría.
Lucy: Azazel...
Azazel, príncipe del infierno y ángel caído como otros más, llegó al saber que un humano buscaba derrotar a todos. Azazel, quien aún busca una manera de derrocar a Dios, está hallando una manera de ir al cielo, pero ¿qué mejor manera que matando al mayor pecador de la historia?
Azazel: Aún busco una manera de subir al cielo, y debo de matar a ese humano quien tanto odia Dios por lo que cometió.
Lucy te miró luchando por no morir mientras hacías presión en tu pecho para que no salga sangre.
T/N: D-Dios n-no me odia... ¡T-tú estás mintiendo!
Azazel: Hasta para mí me parece una gran falta de respeto que te atrevas a decir su nombre, mortal.
Para sorpresa de Lucy, y para desagrado de Azazel, usted se levantó del suelo mientras tirabas sangre.
T/N: Dios castiga a los que van en contra de él... Tú te revelaste ante él y por eso te castigó, ¡por traicionarlo! En cambio, yo jamás dejé de tenerle fe y siempre me he arrepentido por mis actos... después de cometerlos.
Azazel: Y para buscar el perdón, buscas hacer el bien.
T/N: Jamás es tarde para arrepentirse, ¡y lo verás!
Usted, en un intento de tapar el sangrado, te encajaste tu propio machete a tu herida. Eso te hizo gemir un poco del dolor. Lucy jadeó y Azazel miró que ibas en serio. Aquella técnica que hiciste funcionó un poco, pues dejó se sangrar, pero no mucho.
T/N: Pelear contra un ángel... En serio que mi vida perdió sentido desde que fui por malos caminos.
Pero las risas de parte del ángel caído te confundió. Aquel sujeto te miró e inclinó levemente su cabeza hacia un lado mientras te cuestionaba.
Azazel: ¿Pelear contra "un" ángel? ¿Quién dijo que sólo sería yo solo?
Azazel alzó su mano, al nivel de su cabeza, y, aproximadamente, doscientos ángeles caídos aparecieron. Todos los ángeles con los que Dios se enfrentó con su ejército estaban ahí. Usted temió por un momento.
Azazel: Lucharás... contra todos los ángeles. Debes sentirte honrado, mortal.
Usted aceptó el nuevo desafío. Suspirando, miraste a Lucy.
T/N: Si muero, te pido un favor.
Lucy no decía nada. Ella estaba un poco asustada por ti.
T/N: Por favor, no me dejes solo en el infierno.
Lucy se conmovió por tu pedido. Le enterneció eso... aunque ese no era tu propósito.
Lucy: T/N...
Y dicho esto, usted corrió hacia los ángeles. Azazel, al ver que que aproximabas, ordenó a todos los ángeles caídos ir al ataque, con una sonrisa engreída.
Muchos ángeles comenzaron a lanzar flechas de luz oscura mientras que otros fueron con espadas y armadura hacia ti.
Mientras corrías, pensaste: "Dios, sé que no he sido el mejor de todos... pero, por favor, no te pido que me ayudes, sino que no me abandones...".
Un ángel llegó hacia ti y se preparó para atravesarte con su espada. Usted gruñó mientras intentabas detenerlo con tus manos.
T/N: ¡¡Graaaarrgh!!
Pero, en un intento de detenerlo con tus manos, una arma oscura se manifestó y detuvo el ataque del ángel.
Ángel caído: ¡¿Qué hiciste?!
Usted no sabía responder, pero tampoco sabías desperdiciar una oportunidad.
T/N: ¡Hice... que murieras!
Y sin decir más, usted jaló al ángel del brazo y lo atravesaste con el arma oscura para después cortarlo por la mitad.
Azazel: Interesante...
El ángel que fue tu primera víctima cayó, y los demás pararon el ataque por unos instantes. En esos instantes, analizabas el arma que apareció. Al verla mejor, te diste cuenta de algo.
Mente de T/N: (¡No puede ser! ¡Pero si es...!)
El machete oscuro de tu versión oscura. Aquella arma jamás desapareció, sino que se guardó en tu alma, esperando el momento para ayudarte. Aquella arma representa tu maldad, y haz acumulado lo suficiente en toda tu vida como para hacerla poderosa y, sobre todo, indestructible.
Usted sonrió nuevamente.
T/N: ¡Vamos, ángeles! ¡Hagamos este enfrentamiento a algo más divino!
Ahora fueron los mismos ángeles caídos quienes aceptaron tu desafío. Lo hacían nada más para alcanzar nuevamente el cielo y derrotar a Dios para hacerse del reino sagrado.
Pero... sus planes no serán cumplidos.
Usted arrasó con los ángeles, uno por uno o en grupo. A los que atacaban cuerpo a cuerpo era fácil, pues eras bueno en ese terreno. Los que atacaban a distancia con las flechas de luz oscura era medio difícil, pero podías, para sorpresa de todos, tomar las flecha con tus manos y arrojárselas de vuelta. Azazel estaba viendo a su ejército creado siendo derrotado. Eso no le gustó y, cuando faltaba menos de veinte ángeles, fue contra ti, lleno de ira.
Por otro lado, Lucy te veía enfrentar ferozmente como una fiera a esos ángeles los cuales fueron una vez sus compañeros, pues, recalco, ella es un ángel caído. A ella le preocupó la idea de que salieras del infierno. Ella no quería, pero, si pasara eso, ella querría ir contigo. Ella querría volver allá arriba y tener la segunda oportunidad que le prometiste.
Tú y Azazel, volviendo con ustedes, estaban chocando sus armas las cuales sacaban chispas divinas y oscuras. Azazel, con un arma de luz; y T/N, con un arma de la oscuridad.
Azazel: ¡Dime, ¿qué harás cuando vuelvas?! ¡¿Serás el mismo pecador de antes?!
T/N: ¡No! ¡Mi plan es ayudar a todos! ¡Si bien, ese no era mi plan desde un principio, ahora lo es por todo lo que pasé aquí, y pude reflexionar nuevamente! Cambiar y ser alguien mejor... ¡es una meta que casi nadie puede lograr!
Azazel: Alguna vez fui un ángel... Tú no eres nada ante mí. ¡Eres un sucio mortal!
T/N: ¡Pues este sucio mortal te partirá la Santa madre con unos putazos divinos!
Azazel: Eres un pecador, pero crees ciegamente que no lo eres... Un hombre que se corrompió por el mundo y su sociedad. Me recuerdas a él... Me recuerdas a...
Azazel/Lucy: Astaroth...
Azazel te pateó para mantener distancia. Usted se cubrió por el ataque. Usted no lo quitaba los ojos de encima. Tenías una expresión sería.
Azazel: Tu lugar está aquí, Astaroth. Aún no puedes verlo, pero así es. Eres... un príncipe del infierno perdido.
T/N: A mí no me vengas con esas jaladas. Yo soy un mexicano y nada más.
Tú y el ángel caído comenzaron a acercarse.
T/N: Ya no eres un ángel, así que no tienes derecho alguno para decirme qué hacer.
Azazel: Por ahora no lo soy, pero, después de hacerme de tu alma, subiré allá arriba y gobernaré sobre todos...
T/N: Subir allá arriba... Ni modo que subir pa'abajo, pendejo.
Azazel se abalanzó sobre ti, chocando su puño contra tu mejilla, haciendo que un estruendo se escuche por todo el infierno, un cráter donde ustedes estaban parados y una onda expansiva que sacudió todo a su alrededor. Lucy hacía lo posible para no salir volando.
Azazel: ¡Tú gran falta de respeto es irritante! ¡Debes ser castigado por tu desacato!
T/N: ...
Usted estaba en silencio. Parecías sorprendido. Azazel pensó, por un momento, que venció por ese ataque...
T/N: ... ¿Tú crees?
Pero no era así. Usted giró un poco para verlo por el rabillo del ojo.
Azazel: ¡¿Q-qué?!
T/N: ¡Entonces tú debes ser castigado por traicionar a tu Dios!
Usted soltó un manotazo al puño del ángel y, finalmente, golpeaste a Azazel en la barbilla para mandarlo al cielo mientras un fuego rojo lo envolvió, pero un fuego azul te cubrió. Usted abrió la mano en su dirección.
Azazel: ¡¡¡¡Maldito sucio mortal pecadoooooor!!!!
Y una vez que él llegó muy arriba, tú cerraste el puño, ocasionando que Azazel volara en mil pedazos los cuales se reducieron hasta hacerse nada y desaparecer.
Usted suspiró y notaste el fuego azul cubrirte.
T/N: Hmf, ya era hora.
Usted sacó el machete de tu pecho, con un poco de dolor, y el fuego azul se encargó de cerrar tu herida.
Miraste nuevamente hacia arriba, pensando en aquel ángel caído.
T/N: Quien encubre su pecado jamás prospera; quien lo confiesa y lo deja halla perdón...
Usted dijo ese versículo de la biblia, un poco reflexivo.
T/N: Dios me perdonará... pero ¿qué hay de los demás? ¿Qué hay de... mis amigas? ¿Me aceptarán? ¿Perdonarán mis crueldades?
Usted rio ante lo absurdo que se escuchó eso.
T/N: No... claro que no. Nadie perdona a alguien así... Ni siquiera Akko. Por eso... seguiré ocultándolo hasta irme de Luna Nova y regresar a casa. Crearé otra muerte mía, e iniciaré otra vida.
Suspiraste una última vez antes de ir con Lucy quien escuchó todo eso. Lucy no sabía qué hacer, y aún pensaba sobre qué hacer contigo para no apartarte de ti.
En fin...
Azazel y los ángeles caídos fueron asesinados.
• • • • •
≈
Tú y Lucy seguían caminando nuevamente por el infierno. Los dos estaban en silencio, nadie decía nada. Lucy pensaba en sus problemas y tú en los tuyos.
Así hasta que llegaron a la orilla de un acantilado donde al final había un infinito mar de lava.
T/N: ¿Este es el final?
Lucy: No... allá abajo se encuentra el príncipe del infierno. Uno de los más poderosos...
Usted notó la voz decaída de Lucy. Pensabas que era sobre lo que hablaron hace rato.
Lucy: Su nombre es Leviatán, y es una criatura sumamente poderosa. Antes, ella vivía en la profundidad de tu planeta, en el mar, pero fue el mismo Dios quien se encargó de derrotarla. De hecho, nadie puede derrotarla, pues, al verla a los ojos, causa gran temor al hombre.
T/N: Sigues mal porque me iré de aquí, ¿no?
Lucy no dijo nada. Usted había acertado.
T/N: Escucha, intentaré de sacarte de aquí también. No pienso dejarte sola.
"Es imposible" pensó Lucy. "Tú no sabes la verdad...".
T/N: Por favor, no te sientas mal. Mírame.
Usted la tomó de los hombros para hacer que te mire. Ella evitaba tus ojos de todos modos.
T/N: Mírame.
Usted ordenó, haciéndola dudar si de hacerlo o no.
T/N: Lucy, mírame.
Por primera vez, usted la nombró por su nombre. Ella comenzó a respirar agitadamente mientras temblaba.
Poco a poco, ella fue moviendo sus ojos para mirarte.
T/N: Lucy, me comprometo a sacarte de aquí y hacer que tengas una nueva oportunidad allá arriba. Tendrás una vida feliz, y Dios te perdonará tus pecados y tú y yo seremos felices.
En tus ojos se veía tu determinación y deseo de eso. Lucy, en ese momento, se dejó llevar... Y... para tu sorpresa... conectó sus labios... con los tuyos.
Tus ojos se abrieron completamente mientras que Lucy los cerró con pasión.
Tus manos estaban completamente quietas, con un pequeño tic de vez en cuando. Dejaste de respirar por un momento.
Lucy se fue pegando más a ti, y usted se fue inclinando hacia atrás por el peso, pues un paso más hacia atrás y caían los dos del barranco hacia la lava.
Usted se fue inclinando más y más y, como recurso final para no caerse, pateaste el barranco para encajar tu pie en el muro y que se quede ahí como soporte mientras otro seguía arriba.
Por la falta de aire, usted comenzó a darle señales, en forma de palmadas, a Lucy. Ella entendió y se separó dejando un hilo de saliva que conectaba sus bocas.
Lucy, con una sonrisa, dijo:
Lucy: Tú eres mi nueva meta, T/N~
Tú hiciste fuerza para estar los dos de pie. Una vez estando normal, dijiste, con un fuerte sonrojo:
T/N: B-bueno... A-ahora hay otra razón para sacarte d-de aquí, ¿n-no?
Eso último lo dijiste soltando una risa nerviosa.
Lucy: O es otra razón para que te quedes aquí~
T/N: E-eso habrá que verlo dependiendo de m-mi lucha c-con los príncipes d-del infierno, ¿no?
Lucy: Ah, es verdad. Te iba a contar sobre Leviatán.
Estando más relajado, usted puso atención a ella. Al menos, para tu gusto, ella ya no estaba decaída, sino sonriendo.
Lucy: Leviatán es un monstruo marino creado por Dios y derrotado por Dios. Sus escamas son escudos impenetrables y muy unidos que ni el aire ni el agua pueden pasar entre ellos. Al nadar, provoca grandes olas y puede escupir un fuego insoportable. Tiene la apariencia de un dragón marino, así que, teniendo todo lo anterior en cuenta, te será más difícil de vencer.
T/N: ¿Tú crees?
Lucy: Te dije que Dios fue el único quien la derrotó con su espada, así que no sé qué esperas de ti y tu machete...
Usted soltó una risa.
T/N: Entonces me iré preparando para poner mi nombre en el libro de los Guiness.
Y dicho esto, usted se dejó caer de espalda hacia el vacío donde había un infinito mar de lava abajo.
Lucy: ¡Ten mucho cuidado, amor!
Exclamó Lucy, un poquito preocupada.
Mente de T/N: (¡¿M-me dijo "amor"?!)
Usted iba mirando hacia la lava y cómo te ibas acercando poco a poco. Usted cerró los ojos y pensaste: "Fuego azul, requiero de tu protección... Fuego rojo, requiero de tu poder. De lo demás me hago cargo yo...".
Los dos fuegos, el independiente y tú propio poder, hicieron caso y aparecieron. Uno te rodeó como protección y el otro alimentó tu ser, la fuerza y fiereza.
Mirando hacia la lava, gritaste, a todo pulmón:
T/N: ¡¡¡Leviatán, despierta y enfréntame!!!
Aún faltaba mucho para caer, pues, recalco, era muy profunda la caída.
La lava comenzó a revolverse y salieron pequeñas erupciones de ahí, pasando cercas de ti.
Mente de T/N: (Ya despertó... El ser que solamente Dios eliminó...)
Un rugido resonó, y una montaña de lava salió, cubriendo al ser monstruoso.
La lava lo dejó de cubrir poco a poco y reveló sus ojos los cuales se clavaron a los tuyos. En ese momento, el terror que jamás haya existido te cubrió y encadenó. Te quedaste sin aliento. No era mentira lo que dijo Lucy. Al verle los ojos, hace a cualquier hombre llenarse de miedo.
Aunque... eso despertó algo en ti.
Leviatán, enfurecida por despertarla, lanzó una gran llamarada hacia ti, la cual te cubrió.
Lucy se mostró un poco asustada, pero algo la hizo temblar.
Leviatán dejó de escupir fuego y miró que ya no estabas frente a ella... Sino volando alrededor de ella.
T/N: ¡¿Q-qué?!
Unas alas negras espectrales y un poco transparentes salieron de tu espalda, y ahora estabas volando por encima de la lava, casi tocándola.
T/N: ¡¿Q-qué es esto?! ¡¿Una especie de efecto secundario por besar a una demonio?!
No era eso, sino que son las alas de Belcebú. Usted, sin saberlo, estabas haciendo uso de los poderes de los demonios derrotados. Por ahora, el del señor de las moscas.
Lucy: ¿Cómo es que...?
Usted volaba torpemente, pero podías hacer lo posible para al menos no caer. Leviatán te miró, y un apetito enorme apareció en ella.
Sumergiéndose en la lava, ella nadó rápidamente hacia ti, creando grandes olas que casi te atrapaban.
Mente de T/N: (Tengo que aprovechar esta cosa nueva para derrotarla... ¡Es mi única oportunidad...!)
Leviatán salió nuevamente de la lava y abrió la boda para atraparte, pero usted fue hacia ella para atacarla en el estómago, con tu machete.
T/N: ¡¡Hora del sushi!!
Usted la golpeó... y no paso nada.
T/N: ¿Eh?
La piel de Leviatán no le pasó nada, y tu machete solamente rebotó haciendo un sonido un poco gracioso.
T/N: 0_0 Oh-oh...
Leviatán cayó en la lava, pero aplastándote y sumergiéndote con ella. Usted se agarró de una aleta y fuiste arrastrado por ella... en la lava. Usted mantenía la respiración, y casi te soltabas, pues iba demasiado rápido.
Leviatán chocaba con piedras que estaban ahí y, como estaban bajo la lava, era muy, pero MUUUY duras, y eso lo supiste al impactar.
T/N: ¡¡¡Jmmmmmmm!!!
Fueron tres piedras para que te hiciera soltarte de ella, y ahora la habías perdido.
Usted estaba bajo la lava, pero siendo protegido por aquel fuego azul. Intentabas buscarla con la mirada, pero sólo podías ver lo rojo-anaranjado de la lava y nada más... Hasta que...
T/N: ¡¡Jmmm!!
Viste frente tuyo la gran boca de Leviatán, lista para devorarte. Usted, en un instinto involuntario, levantaste la mano y le lanzaste una bola de fuego la cual impactó en ella y la hizo retroceder. Pero no solo eso, sino que el mar de lava se volvió loco por el poderoso ataque, y tú te perdiste nuevamente en el mar. Eras como un pequeño camarón en medio de un gran remolino marino.
Algo te hizo preocupar, y es que tocaste el fondo del mar.
Mente de T/N: (¡¿Dónde fregados estoy?!)
Por arriba, Lucy miraba la pelea, aunque ya no podía ver nada más que el mar siendo revuelto por un estruendo que salió de ahí.
Lucy: Rayos... ¿dónde estará él...?
Se preguntaba Lucy, ansiosa mientras pisaba levemente el suelo repetidas veces.
De pronto, ella miró al Leviatán salir del mar, y a ti agarrado de su cola.
T/N: ¡Espera! ¡No vayas tan recio! ¡Aaaaah!
Leviatán movió su cola y te lanzó, pero usted volvió a convocar las alas de Belcebú, sin querer queriendo.
T/N: Mejor no le pienso tanto...
En un rápido vuelo, fuiste hacia Leviatán e intentaste darle un golpe en el rostro, lo cual funcionó.
T/N: ¡Toma!
Y, de pasó, le arrojaste otra bola de fuego en la cara la cual la daño gravemente.
Leviatán: ¡¡¡¡T/NNNNGRRAAAAAAAARRRGGHH!!!!
T/N: ._. ... ·-· ¿Mm?
Leviatán desprendió varias de sus escamas y todas fueron hacia ti. Usted no pudo desviar alguna, pues eran tan duras que dudaste si se podían romper o algo. Usted pudiste atrapar a sola una a duras penas y...
Leviatán cometió un error...
Una parte suya ya no tenía ese escudo, y tú podías aprovechar para acabarla por ahí. La parte desprotegida era su estómago, lugar donde la atacaste primero.
T/N: Jaque mate, Magnus...
La cuestión ahora era... hacer que deje a la luz ese punto.
Leviatán, dándose cuenta de su error y estado crítico, intentó huir por la lava. Usted miró eso y, guardando la escama en sepa dónde, usted exclamó:
T/N: ¡No te irás, engendro del mal...!
Usted, por un segundo, pudiste agarrarla de la cola. Leviatán intentó safarse, pero usted la sujetó bien, y tu poder y fuerza aumentó más que antes por el poderoso enemigo. Si bien no te podías comparar a ella, en tu mente cruzó la idea de enfrentarte a Dios.
Usted sacudió la cabeza por la sacrilégica idea.
Usted comenzó a darle vueltas a Leviatán y pudiste sacarla completamente de la lava. Aquella bestia era grande, pero más grande era tu fe en Cristo.
T/N: ¡¡¡Vas que vuelas!!!
Y finalmente, después de darle muchas vueltas y agarrar vuelo, usted la lanzó hacia arriba. Fue tan arriba que llegó al nivel de Lucy.
Lucy: ._. ...
Usted hizo uso de las alas y fuiste con Leviatán para estar encima de ella. Estando listo para darle el golpe de gracia, miraste a Lucy.
T/N: Hola, Lucy.
Lucy: ._. Hola, cariño...
Y sin más, usted se lanzó hacia la parte desprotegida de Leviatán, golpeándola con tu cabeza y llevándola nuevamente hacia abajo para estrellarse contra la lava... y la atravesaste.
Usted atravesó a Leviatán, ocasionándole una herida muy grave la cual terminó con su vida. La atravesaste de pecho, corazón y del otro lado... Te dolió cuando impactaste con la otra escama y la quitaste. Con eso, ya sería dos récords Guiness en un mismo momento y movimiento.
En fin...
Leviatán fue asesinada.
• • • • • •
Fin del capítulo 40.
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Bueno, eso sería todo.
Espero que les haya gustado este capítulo.
Si es así, qué bien.
Y si no, también xd.
Este capítulo lo dividí en dos, así que sacaré el otro un día después de este xd (o dos :v).
En fin, me despido.
Adiós y que Dios los cuide y proteja a ustedes y sus seres queridos, sean creyentes o no.
¡¡Nos vemos!!
¡¡¡¡TIMOITASE!!!!
PD: Perdón si me alargué demasiado con este mini arco, pero yo pregunté antes si querían sólo el anime o lo que tenía planeado para la historia, así que no se quejen xdn't.
Es más, otra vez les pregunto lo mismo: para cuando termine esto, ¿quieren sólo el anime o lo que tengo planeado para la historia?
De todos modos, falta poco para este mini arco...
Ora sí, adiós xd.
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